Bendito destino-7

Las dudas se despejan, los sentimientos afloran y las reacciones son inesperadas.

Con la oportunidad que se nos había presentado, ni Carla ni yo perdimos detalle de cada movimiento, de cada gesto que María realizaba en las más de 2 horas que duró su entrenamiento.

Por momentos, aunque no perdía detalle de los ejercicios, mi mente estaba en otro lugar, estaba inmersa en las inmensas ganas que tenía de seguir compartiendo mis horas con esa persona, mi mayor rival en las pistas, una gran compañía fuera de ellas. Llevaba exactamente desde las 11:30 de la mañana con ella, día en el que había tenido de todo, enfado tras el golpe, miedo al ver mi dedo y alegría al sentirme tan acompañada en el hospital, además de felicidad en mi casa junto a mi gente y además Maria,  y estaba completamente decidida a invitarla a tomar algo después de finalizar su entrenamiento porque quería seguir compartiendo mis horas con ella.

No sabía muy bien como había llegado a esa situación, pero después de que me “salvara” de algo peor en la noche del jueves, me sentía muy a gusto con ella, cómoda, protegida, y feliz. Como puede hacerme sentir todo eso mi mayor rival? La persona a la que había odiado hasta una semana antes?… Pues creo que es probable que estuviese experimentando eso que dicen que del odio al amor hay un paso, así que estaba dispuesta a comprobar si eso era así y me armé de valor en cuanto terminó de hablar con Marcos dispuesta a hablar con ella y hacerle la proposición, pero ella tomó la iniciativa.

  • Después de dejarte estar en mi entrenamiento, cosa que es de valor importancia, al menos me invitarás a tomar algo en cuanto me duche, no?

  • Bueno … pues si, debería darte las gracias por bastantes cosas hoy. Acompañarme al hospital, dejarme estar en tu entrenamiento… pero no se yo si querrás estar más tiempo ya conmigo. - añadí haciéndome la interesante, aunque me moría de ganas de que pronunciase un si.

  • Entonces espérame 15 minutos que me duche, después sólo porque hoy me das pena con esa mano así, te invito yo a tomar algo.

  • Ja ja, que graciosa que eres… o eres borde sin más y es verdad que doy pena?

  • No das ninguna pena, y lo más importante de todo yo no soy borde.

María se marcho a la ducha y volvió imponente aunque llevaba el mismo atuendo informal que por la mañana, dios mío que bien le quedaban unos simples pantalones vaqueros y una camiseta.

  • Estoy lista. Donde quieres ir?

  • Oye, borde no sé si eres, pero muy engreída y prepotente si, no?

  • Porque? yo sólo he preguntado donde quieres ir.

  • No, no es por eso, pero tu camiseta … THE BEST. Eso es de ser muy prepotente.

  • Mira bonita, si lo pone la camiseta será por algo, además hay una cosa llamada WTA que no sé si sabrás que dice que soy hasta fecha de hoy la número 1, así que algo de que soy la mejor es cierto, y ahora déjate de chorradas y dime donde quieres ir, seguro que con la fama que tienes conoces buenos sitios para ir a tomar algo.

  • Que fama tengo? - Dije haciéndome la indignada, pero ella me desenmascaró en un minuto.

  • No te hagas la ofendida, creo que tu fama de fiestera, y gustarte una juerga te precede, y la verdad que yo lo pude comprobar el jueves, así que no disimules conmigo.

  • Bueno, quizá era así, pero ya desde el jueves he cambiado.

  • Uyyy, tres días para decir que has cambiado, debe ser todo un reto para ti.

  • No es un reto, pero me he propuesto ser la número 1, así que ahora que se como entrena la número 1 debo hacer todo a la perfección para poder arrebatárselo.

  • Ahhhh siii …?? Entonces quizá me arrepiento de lo dicho, si quieres arrebatarme mi puesto tu invitas hoy.

Nos fuimos a un sitio muy chill-out que me gusta mucho y que al parecer a María también le gustó mucho, estuvimos tranquilas, charlando animadamente, y ya cerca de las 21 de la noche, muy a nuestro pesar porque las dos se notaba que estábamos encantadas con la presencia de la otra, decidimos despedirnos e irnos cada una a nuestras respectivas casas.

Ya de camino a casa, le daba vueltas y pensaba como había sido tan tonta de no haberle pedido su número de teléfono, pero también pensaba que si yo no se lo había pedido y ella no me lo había dado directamente era porque no quería que lo tuviese, así que intenté olvidarme de aquello y seguir.

Cuando llegué a casa estaba mi madre esperando para lanzar el típico interrogatorio de madre, primero preocupándose por el estado de mi dedo, y ya más tarde intentando cotillear de como había llegado a hacerme “amiga” de mi mayor rival. A mi madre le gusta mucho un cotilleo, así que de momento no le iba a dar más información, pero como todas las madres tiene un sexto sentido, y después de lo ocurrido en su casa al medio día creo que sabía que yo sentía algo más que una simple amistad por María.

Esa semana transcurrió rápidamente y aunque yo hacía todo lo posible por encontrarme con María, no hubo forma, yo cambiaba mis horarios creyendo que así la vería, readapte entrenamientos ya que tampoco podía coger la raqueta, pasé más tiempo del normal en la cafetería, pero no se produjo el tan ansiado encuentro.

Mi mente cada vez asimilaba más la situación, había pasado del odio al amor, ya no me servía con saber que la vería, sabía que no era una amistad, necesitaba verla, si, si, necesitaba sentirla cerca.

La semana había transcurrido y por fin viernes tenía cita con el Dr. Ramírez, así que me dispuse a arreglarme y llamar a Carla para que me acompañase a la consulta, en todas estas cosas era muy cobarde, y mi familia prefería que viniese Carla conmigo, porque en caso de tener que ponerme las pilas, ella sabía mejor que nadie como hacerlo.

Una vez llegamos al hospital nos dirigimos hacía nuestra consulta, y a los pocos minutos nos atendió maravillosamente el Dr. dándome una no muy buena noticia, el dedo mejoraba, pero no tan rápido como él pensaba, así que tendría para dos semana más. Esta noticia me derrumbó un poco, yo estaba dispuesta a aguantar, y hacer las cosas bien, pero las lesiones son la lesiones.

Cuando salimos de la consulta y de camino a los entrenamientos, Carla notó mi preocupación y trató de tranquilizarme y darme ánimos.

  • Laurita no va a venir mal esta lesión, verás que mejoraremos mucho la parte física, vas a ser más fuerte, y tu tienes una muñeca privilegiada, en el estado que vas a estar después de estas dos semanas vas a ser invencible.

  • Ya Carla, esto me lo dices porque tu me quieres, pero mis rivales están entrenando, y yo voy a estar sin poder coger una raqueta dos semanas más, no se ganan los partidos sin raqueta.

  • Laura jamás te he dicho esto, pero te prometo que vas a ganar Wimbledon.

  • Ojalá tengas razón, si gano será gracias a ti.

  • No será gracias a mí, será porque tu eres la mejor.

Llegamos a la escuela y me dispuse a entrar al vestuario, del que en ese momento salía para mi sorpresa María.

  • Hola desaparecida, que tal está tu mano?

  • Hola María, pues si quieres que te mienta porque eres mi mayor rival, está perfectamente. Si quieres que te conteste como amiga está mal. El Dr. Ramírez me acaba de decir que tengo para dos semanas más.

  • Prefiero la segunda opción, no porque esté mal, sino porque me consideres tu amiga.

  • Entonces tienes la respuesta. Estamos a dos meses de Wimbledon y yo estoy sin poder coger una raqueta.

  • No te preocupes por eso, seguro que Carla sabe como hacer que esto no sea un factor determinante, aunque por mi bien, espero que no lo consiga.

  • Ja ja ja, sabes que te voy a ganar Wimbledon aunque tenga que jugar con los pies.

  • Bueno… pues ya lo veremos, pero voy a intentar que eso no pase, tengo que seguir siendo mejor que tu.

  • Seguir siendo…? Será empezar a ser mejor que yo, sabes que por mucho número 1 que seas, no eres mejor que yo.

  • Si tu lo dices…. - Después de esto me lanzó una sonrisa y una mirada tierna que me desmontó por completo.

  • mmmmmm, si lo digo!! Y ahora me marcho que si llego tarde ya sabes como se pone Carla.

  • Si si, márchate sino te tocará correr 1h. - Le di un golpe en su brazo y con una sonrisa me marche al vestuario.

  • Por cierto, a las 14 cuando termine mi entrenamiento si estás aún por aquí y te apetece te invito a comer, mi madre no hace más que insistir en que vuelvas a casa.

  • Ok, una oferta así es irrechazable, tu madre cocina muy bien.

A las 14 cuando terminó mi entrenamiento fui ansiosa hacía los vestuarios, me di una ducha y busqué a María a ver por donde estaba, no la vi por los pasillos, en el gym no estaba porque yo venía de allí, busqué en las pistas, y tampoco la encontré, así que cuando ya me disponía a marcharme a casa un poco decepcionada, veo que sale extremadamente guapa de la cafetería.

  • Ya me marchaba a mi casa, pensaba que te habías marchado sin mi.

  • No, llevo más de media hora buscándote, si me voy sin ti mi madre no me dejará entrar en casa, ya le he avisado que venías. Y por cierto, tienes que darme tu número de móvil, sino me paso el tiempo intentando encontrarte.

  • Que te pasas el tiempo intentando encontrarme??

  • Bueno… en situaciones como esta me refiero. - No sabía como salir de aquella situación y me dio un poco de vergüenza delatarme ante ella.

  • Ok ok, pero ahora que ya me has encontrado vámonos que me muero de hambre sólo de pensar en el manjar que habrá preparado tu madre.

Nos fuimos a mi casa, comimos, charlamos, reímos y por la tarde la pasamos en el jardín tomando el sol y contándonos anécdotas la una de la otra. Después de un buen rato, y cuando ella ya había dicho que se marchaba, le dije:

  • Oye, yo no quiero ser pesada con el tema y si no quieres dármelo lo entiendo, pero te he pedido el número de tu móvil y no me lo has dado.

  • Es que no te lo he dado porque ya lo tienes.

  • Que ya lo tengo? Si lo tuviese no te lo hubiese pedido.

  • Entonces voy a hacerte una confesión y verás como tengo razón. Recuerdas que te dije que la culpa de que fueses tan rápido el día de tu caída era mía?

  • Si, y te dije que era una tontería?

  • Pues a lo mejor no lo era. Recuerdas que tenías una cita, encuentro o como quieras llamarlo?

  • Si, claro que me acuerdo, tampoco hace tanto tiempo.

  • Y has vuelto a quedar con esa persona, te ha escrito o le has escrito?

  • No, porque lo preguntas?

  • Y te gustaría saber quien es?

  • La verdad, es que si. Tengo cierta intriga por saber quien es, y saber que pasó.

  • Pues averígualo, escribele .

  • Tu manda un whatsapp y a ver que pasa.

  • No entiendo nada, pero ok.

Me dispuse a agarrar mi móvil que lo tenia en el bolsillo trasero de mi pantalón, escribí algo simple y escueto.

  • Quien eres? - En ese mismo instante sonó su móvil, yo empecé a atar muchos cabos sueltos, pero en un instante pasaron un millón de emociones por mi mente. Sentía alegría, esperanza de que sintiese algo parecido a lo que sentía yo, incertidumbre y duda, muchas dudas.

  • Quieres que te conteste? Todavía tienes dudas de quien era la persona misteriosa? Todavía quieres mi número de móvil..?

Mi mente se quedó completamente en blanco, quería decir mil palabras, pero estas no eran capaces de salir por mi boca, mi cara debía ser un poema, porque en un momento me quedé mirando a María y ella entristeció en un instante, así que me apresuré a sonreír, a acercarme peligrosamente a ella, la miré fijamente a los ojos y con una voz divertida pronuncié:

  • Eres muy cruel, has sido la peor de las personas, y esta me la vas a pagar. Me hiciste creer que me había liado con alguien, y yo no recordaba nada. - Me abalancé sobre ella cayendo justo encima, nuestros labios quedaron a escasos centímetros pero en ese mismo momento escuché a mi madre a lo lejos que gritaba mi nombre, maldita sea mamá, vaya que inoportuna eres pensé.

  • Laura necesitó que me ayudes un momento!!

Nos levantamos, la miré fijamente dando a entender el deseo por ese beso frustrado, pero me dirigí donde estaba mi madre después de acompañar a María a que se despidiese de mi madre y más tarde a la puerta de la entrada, le di un beso en cada lado, pero muy muy cerca de la comisura de sus labios y me dispuse a ayudar a mi madre.

  • Mañana te veo, guapa.

  • Ahhh se me olvidaba decirte, mañana salgo a un torneo promocional a Italia, pero ahora que ya tienes mi número puedes llamarme, escribirme o lo que tu quieras. Nos vemos tan pronto como vuelva.

Me lanzó un beso al aire, salío deslumbrante por la puerta de mi casa y me quedé allí observándola con admiración.

No se impacienten lectores/as pronto llega la parte tan ansiada y que están esperando.