Bendito destino-5

No todos los días que mal empiezan acaban igual, a cada día le puede surgir algo bueno.

El día amaneció y las horas pasaron, todavía no había podido abrir mis ojos pero ya intuía que el dolor de cabeza de hoy iba a ser inmensamente grande. Después de un rato fui abriendo los ojos y buscando mi teléfono móvil, mas que para llamar a nadie, para poder ver que hora era.

Eran las 14:00 , tenía llamadas de Carla y de un número que no conocía, por lo que no presté mucha atención a ninguno de los dos. Carla se que quería echarme la bronca y el otro número si era muy urgente ya volvería a llamar, pero no creo que hoy atendiese a nadie si no era imprescindible. Al seguir revisando también había whatsapp y por supuesto uno de Carla en el que decía:

  • Has incumplido las normas, sabes que no puedes llegar después de la 1 a tu casa y no sólo has llegado más tarde sino que me ha tocado ir a buscarte a las 4:00. Tus vacaciones si quieres que continue siendo tu entrenadora han terminad0, te espero en las escuela a las 15:30.

A las 15:30?? Me retumbaba la cabeza, me tenía que duchar, y si iba a entrenar debía de comer algo, tome un analgésico para mi dolor de cabeza, y lo que es más importante debía llegar puntual sino Carla acabaría conmigo. Esto hizo que no le prestase atención al resto de mensajes porque estaba muerta si no atendía la petición o exigencia de Carla.

A pesar de mi mal cuerpo y de mi dolor de cabeza, me di cuenta al salir a la calle que hacía un día espléndido, el sol brillaba, había una ligera brisa que hacía apreciar el olor a mar que rodea la ciudad a pesar de la contaminación, si no hubiese sido por mis prisas hubiese dado un bonito paseo por la playa. De camino a la escuela, ya en el taxi volví a buscar mi móvil y abrir los mensajes que me había dejado anteriormente sin observar por las exigencias de Carla.

Había varios de mis amigos preguntando por mi estado después de la noche anterior, y uno del número desconocido del cual tenía una llamada. Era inquietante e intrigante.

  • Buenos días, que tal está tu cabeza? Me gustó conocerte a pesar de que las condiciones no fuesen las mejores, pero todo lo que vivimos estuvo bien.

  • Quien eres? Que vivimos anoche? - Está claro que en un segundo empecé a arrepentirme de haber bebido tantísimo como para no saber lo que hice anoche.

  • Como que quien soy? Con cuanta gente más disfrutaste tanto como conmigo?

Ahora después si que estaba arrepentida totalmente y me dije a mi misma, - Laura la has cagado bien, y además parece que de forma estrepitosa.

  • De verdad que no se quien eres porque no hice nada tan maravilloso como para ser recordado.

  • Entonces si no hiciste nada tan bueno como para ser recordado, da igual quien sea.

La duda, la incertidumbre y la sensación de haberla cagado entraron en mi cuerpo de forma súbita.

Eran las 15:20 cuando llegué a la puerta de la escuela, pagué al taxista y baje a toda prisa para dirigirme corriendo a la cafetería donde me había citado Carla, lo peor que me podía pasar era llegar tarde. Entré y allí estaba Carla esperándome en la terraza tomando un té frío, pero mi mirada se dirigió hacía la otra esquina de la cafetería donde en un mesa se encontraba María con sus entrenadores, ella no me vio a mi, por lo que sin decir nada más fui donde estaba Carla, aunque en realidad me moría de ganas por ir a saludar a María.

No entendía muy bien lo que me pasaba, como podía haber pasado de no querer tenerla ni tan siquiera en las mismas instalaciones a morirme por ir a saludarla, como había cambiado tanto la situación? Agité la cabeza moviéndola de lado a lado tratando de salir de estos pensamientos y me senté en una silla justo frente a Carla. Ella me miró justo antes de dar un sorbo a su bebida y se dirigió a mí de forma sería.

  • Sabes las normas, las has incumplido, y tu sabes cuales son las consecuencias.

  • Si Carla, tienes razón, pero por favor, te juro por lo más importante de mi vida que no volverá a pasar nunca más. Necesito tenerte cerca, eres la única persona que sabe sacar lo mejor de mi, haré todo lo que tu me pidas.

  • Laura, no puedes huir y esconderte en tu mundo cada vez que pierdas una final, y mucho menos refugiarte en el alcohol y que una de tus mayores rivales tenga que reclamarme para que vaya a por ti.

  • Lo sé, lo sé. Sé que tienes razón en todo lo que me estás diciendo. Acataré todo porque sé que está vez me he superado y la he cagado mucho. No tengo ninguna justificación.

Carla debió entender que mis palabras esta vez eran sinceras, mi cara debía expresar mi arrepentimiento por lo que no continuo insistiendo, incluso para mi sorpresa cesaron los reproches y ni tan siquiera hizo acto de presencia la monumental bronca que yo esperaba.

  • Ok, por esta vez, y sólo esta vez lo voy a dejar pasar, pero como te he dicho en el mensaje han acabado tus vacaciones antes del domingo, hay que quemar todo el alcohol que te bebiste ayer, ve y cambiate de ropa, te espero en la pista.

  • Ok, ya te he dicho que acepto todo lo que tu mandes. - Me levanté de la silla y me dispuse a salir de la cafetería para ir al vestuario a cambiarme, pero antes lancé una última mirada donde se encontraba María con los suyos, y esta vez si hubo un cruce de miradas fugaz y una leve sonrisa por parte de ambas.

A los pocos minutos aparecí donde me esperaba Carla dispuesta a no darme ni un segundo más de tregua. Ella se encontraba en la mitad de la pista con un cubo de pelotas y su raqueta en la mano cuando yo me disponía a coger la mía de dentro de mi mochila cuando me dijo:

  • Tranquila Laurita, hoy no vas a necesitar tu raqueta, empieza a dar vueltas a la pista, necesitas quemar todo el alcohol de ayer.

  • Como, sólo voy a correr?

  • Si, de momento sólo se me ha ocurrido eso.

Empecé a dar vueltas y cada vez que pasaba por el otro extremo de la pista donde se encontraba Carla ella me lanzaba pelotazos para que corriese más rápido. Cuando ya llevaba 1h vi que aparecía en la pista de al lado María con sus entrenadores y se instalaron en esta. Yo aunque estaba molida aumenté mi ritmo, no quería que viesen mi derrota ante Carla, pero Ilynick hizo un comentario desde el otro lado de la valla que pude escuchar perfectamente y me molestó en exceso.

  • Vaya Marcos (su entrenador) parece que a las aspirantes las castigan cuando pierden contra mi.

Este fue el momento clave para que explotase, en ese momento volvió a aparecer mi ira contra  Ilynick e hizo que le gritase a Carla:

  • Carla hasta aquí he llegado, llevo 1h10’ corriendo y no creo que sirva para mucho.

  • Sirve para mucho más de lo que tu te crees, has quemado todo el alcohol, has sufrido más que nunca en un entrenamiento y esto te va a hacer ganar a tus rivales más directas.

La última parte del comentario de Carla no me la esperaba, pero fue un apoyo hacía mí y un “ataque” hacía Ilynick, porque el tono de Carla había sido lo suficiente elevado como para que esta lo escuchará. Yo agradecí a Carla ese detalle, pero también me fijé que entre Carla e Ilynick había habido un cruce de miradas y una sonrisa que no acabé de entender.

Una vez finalizado el entrenamiento me dirigí hacia los vestuarios a darme una más que merecida ducha y quitarme toda la tensión acumulada, y cuando me disponía a salir del vestuario vi que aparecía María hacía la misma zona de la que yo salía. Me entró una mezcla de ganas de abrazarla y ganas de matarla por el comentario que había hecho en la pista, por lo que tan solo me limite a pararte frente a ella y darle las gracias por lo que había hecho la noche anterior por mi (aunque no recordase con total nitidez, si recordaba que había estado a a mi lado acompañándome y fue ella quien avisó a Carla).

  • No tienes que darme las gracias, no hice nada tan bueno, como para que me las des. - No entendía muy bien a que se refería, pero si que notaba que sus palabras tenía un sentido especial.

  • De todas formas quiero darte las gracias, para mi si que es importante que alguien que puede hacerme daño con eso deje por un momento la rivalidad y sea capaz de darme ayuda.

  • Pero si tampoco estabas tan mal …. Si según tu no precisabas ayuda de nadie…

  • Ya María, no quiero empezar una nueva guerra contigo, simplemente quería darte las gracias y nada más. - Mis palabras eran sinceras y así creo que las entendió porque su sonrisa se dibujo en su cara.

  • Gracias aceptadas, pero no se merecen, lo volvería a hacer si fuese necesario, pero … no creo que Carla te perdone la vida si vueles a estar en ese estado. - Ambas empezamos a reír airosamente.

  • Tienes toda la razón del mundo, mejor que no se repita. - Le extendí mi mano en señal de paz o tregua, a la cual ella accedió pero para mí sorpresa cuando nuestras manos estaban en contacto tiró hacía ella acercándome inesperadamente y dándome dos besos, uno en cada lado muy cerca de la comisura de mis labios como yo había hecho la noche anterior con ella. Este hecho me dejo sin respiración por un instante y una sonrisa tonta dibujada en mi cara. Pasado no sé cuanto tiempo soltamos nuestras manos y cada una prosiguió su camino despidiéndonos al unísono con un:

  • Hasta pronto.

Me fui con una sonrisa imborrable en mi cara, una sensación agradable, y sin saber muy bien porque, pero con ganas de volver a ver pronto a mi mayor rival. Era esto posible…? Ganas de estar con mi mayor rival? No entendía muy bien la situación pero creo que es más que evidente lo que me pasaba.

De camino a casa cogí mi móvil para chequear el whatsapp, y de nuevo me apareció esa conversación de número misterioso que mi cabeza no era capaz de descifrar lo que había pasado, me he liado con alguien? ha pasado algo más? a sido simplemente unas conversaciones agradables? no sabía muy bien que pensar, pero la duda podía conmigo, así que volví a abrir esta conversación y me puse a teclear letras:

  • Me vas a decir quien eres o que pasó realmente? - Pasados unos 20’ cuando yo me disponía a entrar por la puerta de mi casa me sonó un mensaje intrigante con una respuesta.

  • Por que quieres saber quien soy y saber que pasó si tu misma has dicho que no fue nada importante?

  • Porque aunque no haya sido nada importante si que me gusta conocer a gente y saber con quien me relaciono.

  • Entonces si quieres saber quien soy nos vemos mañana a las 11:00 en el Café Milán, está en el puerto, junto al mar, cerca de la escuela de tenis.

  • Sé donde está el Café Milán, pero a esa hora me es imposible, tengo entrenamiento.

  • Tienes entrenamiento?? no será tan importante como para que te lo saltes un día.

  • Créeme, es mucho más importante de lo que piensas, esta semana no puedo ni tan siquiera llegar tarde 1’, acabarían con mi vida.

  • Jajaja, entonces creo que no nos podremos reencontrar.

  • De verdad, podemos atrasarlo medía hora?

  • Me es imposible, tengo cosas que hacer a partir de las 12.

  • Intento estar a las 11:30, pero no te lo puedo prometer.

  • Ok, te esperaré hasta esa hora, pero ni un minuto más. - Mi vida parece que se había convertido en una contrarreloj, me pedía puntualidad todo el mundo, y nadie me daba ni un minuto más de margen, pero la curiosidad en todo esto había crecido y aquí mis ansias por llegar puntual aumentaban por segundos.

Transcurrió el resto de mi día con total tranquilidad y calma, aunque por momentos me ponía a pensar como poder llegar a tiempo a aquella “cita”.