Bella (4)

A peticion de mis lectores...en la continuacion de sus vacaciones, Bella nos ayuda a disfrutar del viaje a San Francisco.

Despertamos mi esposa y yo, solo para notar que Bella ya no estaba en la cama. Eran las 7:30 de la mañana. Nos preguntábamos si estuviera en el baño o si se había retirado a su recamara.

Nos levantamos y nos dimos un buen baño, listos para emprender el viaje que haríamos a San Francisco para mostrar a Bella esa hermosa ciudad. Mi esposa bajo a hacer el desayuno y yo empecé a meter las maletas a la camioneta. Estaba por meter la última cuando apareció Bella. Estaba sudada. Me entere que había ido a correr. Lo hacia a diario. Note como sus tetas estaban apretaditas por un sostén deportivo. Llevaba un pants de lycra que se amoldaba a sus piernas como segunda piel. Su panocha se veía muy bien bajo la tela del pants, notándose sus labios mayores y su deliciosa raja. Estaba un poco mojada por el sudor y se me hizo muy sexy. Se acerco a mí y me dio un beso de buenos días.

Hola comadre. Te hacia dormida en tu recamara.

No compadrito, yo a diario corro para estar en forma. Mire, que cree?

Se dio una vuelta completa dejándome verla por completo.

De que esta en forma, eso que ni que…Tiene un cuerpo que todos los hombres deben desear. Al menos, yo si.

Me dio otro beso y me dijo que se iba a bañar. Estaba emocionada por nuestro viaje por la ciudad y se alejo dando brinquitos, cual una niña. Termine de cerrar la cajuela de la camioneta y me dirigí donde mi esposa. Estaba cocinando unos hot cakes, tocino y jamón. La cocina olía espectacular. Me le acerque por detrás y la abrace, apretando sus tetas con mis manos. Besaba su nuca al mismo tiempo.

Ay papi. Déjame acabar de hacer el desayuno y mejor ve a ver si la comadre encontró toallas para su baño.

Me dirigí hacia el baño de Bella y toque la puerta. Oía ya el agua de la regadera corriendo.

Adelante, dijo ella.

Abrí la puerta y me deleite al ver que estaba ya desnuda frente al espejo. Se rasuraba sus axilas y podía ver el reflejo de sus tetas y su panocha frente a mí.

Encontró toallas, comadre?

Si compadre, muchas gracias. Ahora que me ve de día, que le parece mi cuerpo?

Muy bien comadre. El ejercicio le hace bien. Si acaso

Que compadre? Dígamelo, no importa lo que sea

Bueno, es que desde anoche note…Para mi lo único que cambiaria seria su Monte Venus…tiene un poco mas de pelo que creo no sirve para nada.

Usted cree? Y como me sugiere que lo arregle?

Le explique que se vería mucho mejor si se hiciera un diseño como las modelos de hoy. Tal vez una triangulo invertido, o una rajita vertical de su clítoris hacia su ombligo

Ay compadre, es que es difícil hacerlo yo misma. Podría ayudarme?

Bueno, tenemos unos minutos antes del almuerzo.

Tome una navaja de afeitar, y le frote crema para rasurar en toda el área. Poco a poco fui removiendo el pelo no necesario mientras ella, sentada en el borde de la bañera, abría sus piernas para darme la mejor vista de su panocha. Con cada movimiento de la navaja, ella sentía más excitación. Arqueaba su cuerpo hacia atrás y mas me exponía su panochita que ya empezaba a brillar – por la carencia de pelo en sus labios, y pos los jugos que empezaban a emanar de allí.

Para asegurarme de no lastimarla, separaba sus labios exteriores con mis dedos mientras le pasaba la navaja. De vez en cuando, le pasaba una toallita mojada para revisar que estuviera quedando bien. El frio del agua en la toalla hacia que diera pequeños gemidos con cada contacto con su piel.

Compadre, que bien rasura usted. Ya esta por terminar?

Ya casi termino comadre. Ya casi.

Pase la navaja por su monte Venus y revise que su corte de pelo fuera un triangulo invertido pequeño. Se veía de maravilla. Recorrí su raja con la toalla para quitar los últimos rasgos de la crema de afeitar. Limpie su clítoris también. Al tocarle ahí, su cuerpo se retorció y casi alcanzaba ya un orgasmo.

Al notar su rápida respiración, acerque mi lengua a su raja y empecé a lengüetear su piel ya lisa. Paraba por su clítoris y se la chupaba. Ella estaba loca de placer.

No pares compadre, no pares!

Enterré mi lengua en su agujero lo más que pude y ella tembló en todo su cuerpo. Seguí un mete y saca con mi lengua mientras ella se acariciaba su clítoris con sus dedos y su nuevo y estilado monte Venus con la palma de su mano. No tardo mucho más. Su cuerpo no podía aguantar las sensaciones nuevas de su piel y mi lengua en su raja. Exploto como fuegos artificiales

Me vengo compadre! Me corro! Que rico. No pare. Chúpeme mi panocha que es suya también. Ahhhhh! Me corro!

Arqueo su cuerpo una vez más. Con sus piernas atrapo mi cabeza como queriendo enterrar mi lengua en su agujero de la forma mas profunda. Ya sus jugos invadían mi boca. Que delicia de panocha. Su sabor era diferente al de mi esposa pero igualmente me deleitaba con el.

La deje para que terminara de bañarse y baje a ayudar a mi esposa otra vez. Conté a mi espósalo que había pasado y me comento que Bella regresaría a su casa con buena impresión de mi amabilidad. Dentro de unos minutos bajo bella vestida con una blusa flojita. Sus tetas sin sostén, se miraban de maravilla. Los pezones duros hacían que la tela de su blusa los mostrara cual como eran. También vestía una mini-falda de mezclilla que relucía sus bien torneados muslos y su culo que anoche había sido mío.

Comimos nuestro almuerzo y nos subimos a la camioneta. Las dos mujeres se sentaron en el asiento de atrás y yo me dedique a manejar. Serian tres horas de camino. Era sábado por la mañana y la carretera estaba virtualmente vacía. Con música en el radio, me dedique a ver a Bella y a mi esposa por el retrovisor.

Después de un rato, Bella comentaba a mi esposa que la había extrañado mucho y que estaba mas que feliz por estar aquí. Se dieron un abrazo y sus tetas rozaron entre si. Bella inicio lo que había de pasar.

Comadre, anoche nos ayudamos mutuamente, no es así?

Se refería a la sobadita que le proporciono a mi esposa mientras ella recibía un masajito en las tetas y le besaba mientras yo le rompía el culo por primera vez.

Si comadre. Cuantos anos han pasado desde la última vez que lo hicimos?

Hay comadre, mas de quince. Estábamos chiquillas y en el colegio aun.

Si, lo recuerdo bien. Juntas descubríamos lo que es el placer, no?

Vaya que lo descubrimos. Nuestros primeros orgasmos los conocimos entre si – antes de que aparecieran muchachos en nuestras vidas románticas. Y ahora, cuanto hemos aprendido, no?

Bella tomo su mano izquierda y la poso sobre la blusa de mi esposa. De forma instantánea sus pezones se endurecían. Se besaron por varios minutos mientras se atendían mutuamente sus tetas. Por el retrovisor vi como Bella abría sus piernas y note como no vestia un panty. Su recién depilada panochita se veía bajo la faldita que, con la emoción del beso y del masaje que recibía, comenzaba a subirse por sus muslos.

Mi esposa introdujo una mano bajo la falda de Bella y empezó a frotar su clítoris, su s labios externos. Bella abría más las piernas para dar libertad de paso a su mano. Comenzaba a gemir.

Mmmmmm. Mmmmmm. Ahhhhh!

Comadre, recuéstate. Quiero comerte toda – decía mi esposa.

Bella se acomodo como pudo. Se levanto su diminuta falda dando paso libre a la lengua de mi esposa que ya empezaba a lamer la raja de Bella. Mientras esto sucedía, Mi verga comenzaba a endurecerse. Me la sobaba sobre el pantalón que vestía. Mi concentración en el camino se veía un poco difícil, pero hice un mayor esfuerzo por mantenernos seguros en la carretera.

Comadre, yo también quiero probarte. Dame tu panocha. Hazlo antes que me venga. Ahhhhh! Que delicioso sentir tu lengua en mi!

Mi esposa se levanto su falda larga de algodón hasta la cintura. Tampoco vestía panty. Esto no era raro en ella. A menudo vestía faldas o vestidos sin ropa interior, para estar lista a disfrutar cuando yo la incitara a hacer el amor. Se acomodo sobre la cara de Bella y retorno su lengua al trabajo que no había terminado aun. Sus caras se perdían en la panocha de la otra. Uffff. Que película veía por el retrovisor!

Pasaron unos minutos y las dos mujeres no dejaban de gemir y hasta gritar. Se decían lo mucho que disfrutaban de sus lenguas lamiendo sus clítoris, sus rajas y hasta su culo. Ambas se hacían complementos sobre el sabor de sus jugos. Hasta gritaban que los hombres servían por una sola razón – su verga! Aun sin una que les penetrara, las dos comadres alcanzaban ya un orgasmo simultáneo y sus cuerpos quedaron fundidos y tiesos por un buen rato.

Al recuperarse de su orgasmo, se sentaron de nuevo. Bella pregunto y si algún camionero se habría dado cuenta de lo que paso. Le asegure que ni carros había por esta carretera y además le recordé que las ventanas de la camioneta estaban oscuras.

Les hice un comentario de chiste:

Muy bonitas, ya almorzaron. Ya se comieron el postre y yo, aquí adelante, con un palo duro!

Mi esposa se movió hacia el asiento de adelante y, mirando a Bella le dijo:

Comadre, prepárate para una aventura en carretera.

Se acerco a mí y me desabrocho el cinturón. Me abrió los pantalones y expuso my verga y mis huevos. Empezó a mover su mano sobre el palo endurecido.

Ay papi, pobrecito. Mira como estas y ni modo de que te unieras a nosotras.

Bajo su cabeza para mamar mi verga. Me acomode lo mejor que pude para darle lugar a su cabeza, sus labios y su lengua. Empezó una mamada tan rica y excitante como no lo había hecho en mucho tiempo. Con una mano me masajeaba los huevos mientras su lengua, ya experta por los años, hacia de mi un loco que estaba a punto de perder control.

Mami, hace cuanto que no hacías esto. Sigue así que me haces muy feliz! Cométela toda tal como tú sabes. Sus lengüetazos sobre mi falo mandaban shocks eléctricos por todo mi cuerpo.

Mire el retrovisor y note que Bella se masturbaba al tiempo que veía el trabajo que hacia su comadre. Note que no venia ningún carro detrás de nosotros. Puse mi vista al frente y busque un lugar donde salirme de la carretera porque estaba por correrme en la boca de mi esposa.

Con cuidado tome la siguiente salida y orille la camioneta a la orilla de la carretera. Ya fuera de peligro de algún accidente, me recosté el asiento dando amplio espacio para que mi esposa terminara lo que había empezado. Ella seguía comiéndome como si fuese la última vez que lo haría. Dos minutos más tarde estallaba dentro de su boca. El primer chorro se estrello en su garganta y ella se lo trago todito! Salieron tres o cuatro chorros más, los cuales también le sirvieron de deleite. No dejo ni una gota caer en mi pantalón.

Al ver lo que hacían conmigo, le dio alas a Bella. Se frotaba su raja con fuerza y se metía dos dedos en su agujero. Estaba tan emocionada por lo que veía que también no tardo en venirse. Su cuerpo vibro, se estremeció, se arqueo al llegar otro orgasmo. Por unos minutos, no hubo ruido que se oyera dentro de la camioneta.

Wow, creo que todos hemos quedado satisfechos. No? – dije yo.

Por mi cuenta, mas que satisfecha, contesto mi esposa

Yo también, dijo Bella. Yo también.

De nuevo emprendimos el viaje y en un rato llegábamos a la península de San Francisco. Nuestro plan era visitar el puente Golden Gate, Los bosques Muir, ir de compras al centro de la ciudad, atender un juego de beisbol con Los Gigantes, y cosas por el estilo.

Al llegar al hotel que habíamos reservado, nos informaron que recamaras de dos camas se habían agotado pero, nos darían un suite con cama tamaño King y una salita separada con un sofá-cama por el mismo precio. De pícaro pregunte:

Como la ven, chicas? Una cama King?

Reímos entre los tres. El mozo nos miro con cara de perversidad.

Nos instalamos en nuestra pieza. El cuarto era bonito; una vista tremenda donde podíamos apreciar el puente que conecta a Oakland. Había varios veleros y uno que otro barco comercial en la bahía. Una sala con sofá-cama tamaño queen, televisión de 42 pulgadas, refrigerador pequeño bien equipado con varios licores y vinos. La recamara era impresionante. Una cama California King que era la más grande que se fabricaba. Ventanales de piso a techo con la misma vista del puente y la bahía.

Acomodamos nuestras cosas y me empecé a desnudar para darme un buen regaderazo. Mi esposa pidió hacerlo conmigo. Bella se recostó en la cama para estrenarla. Mi esposa y yo nos dirigimos al baño que era también impresionante. Mármol por todos lados, una tina de baño gigante con jets de jacuzzi, espejo en dos paredes, cafetera, secadora de pelo, y más.

Esto cambio nuestros planes.

Bella, ven aquí, dijo mi esposa

Bella llego y se quedo asombrada ante lo grande del baño.

Wow. Que lindo el baño.

Mira la bañera. Creo que allí cabemos los tres…dijo mi esposa.

Entonces, no estorbo?

Como crees. Mi esposa se acerco y le dio un beso en la boca.

Me dedique a llenar la bañera y a echarle una buena dosis de jabón para hacer burbujas. Ya se llenaría en unos minutos. Nos metimos los tres a la bañera. Mi esposa entre mis piernas, de forma que podía abrazarla por detrás y agarrar sus tetas. Bella se sentó en la cabecera opuesta, con sus piernas entrelazadas con las de nosotros.

Que rica el agua, no?

Esta buenísima, apenas para relajarse

Yo se de otra forma de relajarse…un masaje a tus pies, Dijo Bella

Tomo el pie izquierdo de mi esposa y, sacándolo del agua, comenzó a darle masajes. Mi esposa inmediatamente soltó su cuerpo y se relajo. Mientras, yo seguía amasando sus tetas con mis manos. De vez en cuando le pellizcaba sus pezones, haciéndola gemir.

Bella tomo su pie y acerco su cara a el. Comenzó a lamer los dedos, luego chupando cada uno en turno. Esto hacia que mi esposa siguiera gimiendo y ya empezaba a arquear su espalda.

Mmmmm, que rico. No paren. Me encanta!

Déjate ir, relájate; susurre en el oído de mi esposa mientras recorría mi lengua en su nuca.

Mmmmm. Mmmmm. Decía.

Mientras la sobada del pie, los chupetones de sus dedos y mis masajes a sus tetas, mi esposa también se preocupo por nuestra alegría. Por debajo del agua agarro mi verga y comenzó una paja lenta. Con su pie derecho, empezó a masajear la panocha de Bella, refregando la planta de su pie a lo largo de la raja y, con mucho esmero, masajeando el clítoris ya esponjado de Bella.

Que rico haces eso comadre, dijo Bella, que rico se siente. Mas, mas, mas

Papi, cógeme mi panocha. Ayúdame a venirme que ya estoy cerca

Con mi mano derecha alcance su clítoris y empecé a sobarlo. Luego recorría mi dedo por su raja y lo ensartaba en su agujero. El agua enjabonada, en combinación con sus jugos que ya salían en cantidad, hacían que mis dedos se deslizaran por todo su premio. No pasaron mas de dos minutos cuando ya se venia.

Me corro! Me corro! Alguien, Chúpenme mi panocha!

La levante por las axilas y, en un solo movimiento, la voltee hacia mí. Enterré mi cara entre sus piernas y empecé a chupar su clítoris. Mi lengua recorría también su raja y de nuevo chupaba su clítoris. Que delicioso sabía mi mujer. El néctar más dulce que había probado en ya mucho tiempo.

Simultáneamente, Bella se coloco tras de mi esposa y empezó a besarle las nalgas. Una mano se introducía entre ellas y acariciaba la entrada de su culo. Con la otra mano, Bella me agarraba mi palo y sustituía a mi esposa en la paja bajo del agua. Mientras todo esto sucedía, levante mi pierna hasta tocar la panochita de Bella y ella empezó a frotarse contra de ella. Todos teníamos nuestra diversión.

Me corro. Par de cabrones. Como me hacen pedazos! Ayyyy! Me vengo! Me corro.

Su cuerpo tembló, vibro y se estremeció. Luego de unos segundos quedo paralizada. Ya satisfecha, se hizo a un lado y se sumergió en el otro lado de la tina para disfrutar de su estado completamente relajado. Bella aprovecho para acercarse a mi Se levanto sobre la orilla de la tina y se monto en mi cabeza que descansaba en la orilla. Mi lengua comenzó a explorar su panocha y penetraba su agujero lo más posible. Se había convertido en una verga en miniatura. Entraba y salía una y otra vez brindando un placer tremendo a Bella que ya comenzaba a gritar.

Compadre, que gacho. Como me hace sufrir. Cómase mi clítoris que me quiero venir en su cara!

Accedí. Mi lengua dejo el agujero por donde salía ya una buena cantidad de sus jugos. Me dedique a chupar y a morder su clítoris, botón que ya estaba hinchado y pedía que lo sacara de su sufrir.

Mientras esto hacia, ni notamos que mi esposa había dejado que el agua saliera de la bañera. Lo hizo con buena intención. Al desaguarse la tina, dejaba que mi verga saliera del agua también. Estaba más dura que un tronco. Mi esposa agacho su cabeza y comenzó a besar mi miembro. Con una mano lo masajeaba a lo largo. Con su lengua lamio el palo desde la cabeza hasta los huevos. Luego de repetir esta hazaña varias veces, se lo comió todo! Hasta la base. No se como, pero su boca lo devoraba. A la vez, su lengua hacia piruetas circulares alrededor de mi cabeza. Así, no duraría mucho.

Yo, mientras tanto, seguía comiendo la panocha de Bella mientras le masajeaba sus tetas y pezones.

Ay Miguelito, me corro! Ayyyyy! Mmmmmm! Me vengo. Comete todos mis jugos! No dejes que escape nada. Me haces feliz, cabron!

Yo, usando su clímax como motivación, comí todos sus jugos. Quedo como estatua sentada sobre mi cara. Su cuerpo caliente estaba electrizado! Retire mi lengua de su clítoris para dejarla relajarse después de su orgasmo para dedicarme al mío mismo.

Mami, que buena mamada me has dado. Me corro! Tomate mi leche, tómatela toda. Aghhhh!Ufffff!Ayyyy! Me corro!

Y deje que mi leche brotara en chorros de fuerza. El primero se lo trago enterito como solo ella sabia hacerlo. Los siguientes los chupo pero guardo en su boca. Dejo salir mi miembro brilloso por la leche que se adhería a ella. Acerco su cara a la de Bella y abrió su boca. Mi leche empezó a salir por la comisura de sus labios.

Comadre, no desperdicies. Dijo Bella.

Acercando su propia cara a la de mi esposa, Bella le lamia la leche y quedaron fundidas en un beso. Me acerque a ellas y también las bese. Los tres probamos los jugos que acabábamos de recoger, el uno del otro. Las dos mujeres miraron hacia abajo. Mi verga, que aun brillaba, las invitaba a que la limpiaran. Entre las dos se dedicaron a chupar y lamer todo el palo y los huevos también hasta no dejar rastro de lo que había sido mi leche sobre mi verga. Quedo limpiecita! Que manera de terminar. Así quedábamos los tres complacidos.

Nos dimos un regaderazo y dormimos en la cama, abrazados entre si, nuestros cuerpos desnudos mezclándose como si fuese uno solo. No despertamos pos varias horas. Al hacerlo, me pregunte que más podría pasar en las vacaciones de Bella? Lo que fuera, concluí, seria excitante. Bella había traído la aventura, la novedad y estaba haciendo que el sexo dominara de nuevo la vida de casados entre mi esposa y yo. Ya teníamos mucho que agradecerle a esta escultural mujer. Y claro, tendríamos que pagarle con la mayor atención posible…a todos sus deseos!