Belinda me da la mano. Primera Parte.
Todo comenzó una calurosa tarde de Agosto en las fiestas de agosto. Carla la coneja, la guarra del pueblo invitaría a sus primas a acompañarla en las fiestas. No sin antes hacerle una felación a mi primo. Viviría un romance con Belinda mientras su hermana Diana me provocaba con su culazo de diez.
Recuerdo el día que conocí a Belinda en las fiestas de Agosto. Era la prima de la guarra del pueblo Carla la coneja. Carla la coneja era bastante feílla, constitución jamona, 170 centímetros de estatura, color de ojos miel y pelo castaño. Ya se la había chupado a medio pueblo. Y le agradaba sentirse en compañía mientras realizaba felaciones a diestro y siniestro. No suelo hacer caso de habladurías pero pronto pude confirmas sin ápice de dudas la veracidad de los hechos.
Nos encontrábamos mi primo y yo fumándonos un piti tranquilamente en el parque cuando Carla apareció en escena. Mi primo que siempre ha sido muy guarrete y descarado no tardo en exclamar Carla chúpamela! La respueta fué rápida y desafiante, pués sácala!
Mi primo me miraba sonriendo. Siempre nos entendimos sin necesidad de gesticular o de emitir ningún tipo de sonido. De su mirada interpretaba un: "Esta nos la come seguro". A mi no me excitaba nada la situación, no es el perfil que me atrae en absoluto. Pero no sé ni como acabé encima de ella comíendole oas tetas y tocándole el culo. Recuerdo su piel de gallina, y el culo más caliente que jamás é tocado. Era obvio que se moría de ganas de seguir.
Justo en ese momento se aproximaba una pareja de señores interrumpiéndonos. Nos fuimos andando como medio kilómetro hasta un lugar más tranquilo, mi primo se bajo los calzonillos de cuadros y ella no tardó ni 2 segundos en dar 3 pasos al frente y arrodillarse para proceder a la felación.
Me esperaba algo completamente distinto. Que se desatara, que moviese la cabeza, las manos, y gimiese como una loca, pero se limito a metérsela en la boca como quien se come un filete. No me interesaba demasiado que me la comiesen como a quien le repostan diesel, asique decidí abandonar la escena, que no iba a dar mucho más de sí.
Retomando el primer encuentro con Belinda, me quedé muy intrigado y sorprendido. Belinda era una chica tímida, bajita, de pueblo pero delicada. Su piel de tez más blanca que morena y con curvas. Era la prima de Carla la guarra del pueblo, pero Belinda era todo lo contrario. Muy reservada, apenas conocía mundo, asique no tardé en presentarme.
Siempre he sido muy sociable, asique no creo que ninguna chica piense que le estoy tirando la caña, si no más bien tratando de integrar nuevos miembros al grupo de amigos. Apenas charlamos todos en aquella calurosa tarde de Agosto y quedamos a la noche tras cenar en casa para juntarnos para la fiesta.
Uno de los integrantes del grupo de amigos, Arturo, era mi vecino. Alto, rubio, ojos azules, y muy lanzado. Eramos rivales en absolutmente todo desde pequeños. Teníamos una relación amistad odio. En aquella época el medía 182cm y yo 171cm. Su peso era de unos 85 kilos y el mío de unos 57 kilos. Ni el estaba fofo, ni yo era un palo. Los dos teníamos cuerpos atléticos, practicábamos deportes de contacto, atletismo, etc. Con esas diferencias, prácticamente siempre me ganaba en todo. En parte por mi carecia de esfuerzo, sus dotes natas, metabolismo e intuición sobrenatural. El siempre fué el niño prodigio que rompía records a la primera, popular, fuerte, con carisma...
Y yo el negado cabezón que se peleaba con los más fuertes (literalemente) en afán de autosuperación, busqueda de popularidad y crecer mi ego.
De camino a casa íbamos charlando, picándonos y empujándos cuando saqué el tema de Belinda:
-Sabes? La chica esa me mola.
-La prima de la coneja? Pero si es feísima. Te apuesto a que pasa de ti. Jajajajajaja.
-Qué va a pasar! Y a mi me da mucho morbo.
-No mojas el churro ni que la emborraches.
-Va a hablar el Don Juan.
-Te apuesto a que me enrollo con ella antes que tú.
-A dónde vas flipado! Quien te diera.
Ahí nos separamos. Mientras se alejaba hacia su casa que se encontraba a tan solo 200 metros me gritaba sandeces acerca de Belinda.
Tras cenar tranquilamente en casa mientras miraba el relój de pared, pronto dieron las 22:00. El reloj era inútil porque ya escuchaba a mi vecino gritando mientras se acercaba: Baja Manolo que vas a llegar tarde y me vas a interrumpir el polvo. Bajé y nos encaminamos rumbo a al parque donde se celebraba la fiesta.
Bajábamos tranquilamente por la carretera, coches a ambos lados y el tráfico circulaba lento. Las luces adornaban los recien estrenados edificios del pueblo. Se escuchaba el jolgorio, los fuegos artificiales y las primeras notas de la banda. Se respiraba ambiente festivo a cada paso.
Tras 10 minutos andando llegamos al parque. Mi vecino andaba observando tranquilamente el panorama, mientras yo intentaba dirigirlo en búsqueda de Belinda.
No tardé ni 2 minutos en divisarla, estaba sola de pie, algo apartada del jolgorio.
Le dije a mi vecino señalado. Mira, allí está Belinda. El rápidamente se me adelanto y empezó a tirarle los trastos si que me diese ni tiempo acercarme a decir hola.
En seguida vi la negativa por parte de ella. El se retiro en mi dirección con la cabeza baja: Tiene novio. Vámonos.
Entonces yo me acerque a ella e inicié una conversación:
- Hola!
Ella replicó: - Hola!
A mi me estrañó verla sola allí asique le pregunté:
Qué haces aquí sola?
Esperando a mi prima.
Ahhh. Qué te dijo el otro?
Me preguntó si me quería enrollar con él por 20 euros sin que nadie lo supiese.
JAJAJAJA. No puede ser verdad.
Te lo digo en serio...
La conversación continuo un rato y le dije si le apetecía que nos sentáramos allí. -Señalándole unos bancos de piedra en una zona tranquila casi en penumbra. No sé por qué pero la agarré de la mano.
Yo siempre fuí muy cortado y jamás haría algo así, y menos con alguien con quien no he hablado en mi vida más de 10 minutos. Con ella sentí algo especial, como que podía confiar totalmente en ella. Como si ya no conociésemos. Su belleza no me intimidaba, me reconfortaba, me agradaba.
Tras hablar unos 5 minutos sentados mirando al horizonte y hablando casi sin mirarnos, nos dimos las manos y nos sentamos mirando el uno hacia el otro con cada pierna a un lado del banco. Suavemente la agarre por debajo de la cintura y la acerque casi como una invitación. Nos besamos muy delicadamente. La sensación fué increhíble. Se nos aceleraba la respiración al mirarnos. Fué un momento mágico, sensual, de una complicidad indescriptible. Ambos nos sentíamos seguros como nunca lo habíamos estado con nadie. Yo nunca disfrutaba de estos momentos porque siempre era un manojo de nervios. Pero estaba vez todo era distinto. Tras 30 segundos más besándonos yo subí mi mano para acariciarle la cara.
- Fiu fiu, parejita! -Nos interrumpieron Carla, su hermana, la hermana de Belinda y algunos de los amigos de nuestro grupo.
Mi primo exclamaba: Mira el Manolo! Jajajajajaja -se reía por la interrupción-
En seguida el grupo se incorporó y empezamos todo a hablar de la fiesta.
La hermana mayor de Belinda, Diana, no paraba de mirarme y sonreir. Se sentó en medio separándonos y solo se levantaba lo justo para arrimarse hacia mi todo lo que podía. Poníendome el culazo encima de la pierna. Ya estábamos todos agrupados cuando Diana, un hembrón mucho mayor que nosotros, pelirroja, piercing en el labio, cuerpazo de escándolo se agachaba delante mía luciendo su tanga verde y su culazo desproporcionado a la delgadez de su cuerpo. Era realmente sexy.
Todos mis amigos estaban tan embobados que no se dieron cuenta de las intencionadas provocaciones. Creo que ni Belinda se daba cuenta, ya que dentro de toda la provocativa que estaba siendo, parecía que solo ella y yo nos dábamos cuenta.
Mi grupo de amigos no paraban de tirarle los trastos, pero por alguna razón ella no me quitaba los ojos de encima. Nunca había vivido nada tan exagerado.
En el transcurso de los acontecimientos Belinda me dio la mano disimuladamente. No era por celos, no era por sentir poca autoestima, era simple complicidad. Me parecio super mona, y aunque se me salía los ojos por el tremendo culazo de Diana que me lo comería allí mismo delante de todos, lo que había entre Belinda era especial.
La noche continuó con el tonteo de Diana provocándome a cada instante, y dando paseos por los caminos del parque más alejados de la fiesta mientras hacíamos el imbécil. Belinda era tímida asique la noche se resumió en pasear de la mano y solo soltarnos para yo bromear con mis amigos, empujarnos haciendo e animal, etc.
A las 2 de la mañana los padres de Belinda le llamaron para irse. Nos separamos del grupo y nos despedimos besándonos. Yo empecé a magrearle el culo y ella me tiro del pelo. Se fué.
La fiesta continuaba, muchos de mis amigos se fueron quedando en la fiesta mi vecino, mi primo, Carla, su hermana, la hermana de Belinda y yo.
Nos sentmos a charlar y al rato decidieron acercarse a la fiesta. Diana me interrumpió cuando me disponía a levantarme para seguir al grupo. Ellos ni cuenta se dieron. Diana y yo nos quedamos sentados.
No pasaron ni 2 minutos y Diana ya me estaba poniendo el culo en la cara preguntándome si su tanga nuevo le quedaba bien. Yo le dije intentando ser frío y denotando falta de interés. Sí. Me miro girando la cabeza y puso su culazo encima de mi paquete. Yo dejé mis manos encima del banco, sin moverme para que viese que no tenía interés. Entonces ella como una fiera puso sus manos sobre las mías, las apretó con todas sus fuerzas y me la puso encima de sus tetas. Su culo no paraba de hipnotizarme con los meneos.
Tenía mis manos en sus tetas sin hacer nada. Se levantó y suspiré aliviado. Entonces se dio la vuelta mirándome, hechó sus manos a mi espalda y se sentó encima mía. Yo instintivamente la agarré del culo para que no se callese. Ella empezó a comerme el cuello, a morderme, y cuanto más se abalanzaba hacia mi, mas le agarraba el culo para no caerme del banco.
Era imposible que pensara que yo tenía falta de interés mostrándole pasividad al tener yo semejante empalme tras amarrarle ese culazo. Hasta el tacto era increhíble.
Ella se calentaba más y más, y lo que antes eran movimientos circulares suaves ahora ya eran saltos que acertaban de pleno con su coñito en mi empalme. Me estaba follando con ropa, literalmente. Era una loca desquiciada, por las cuales yo tenía debilidad.
En la zona en la que estábamos había un casa abandonada al lado de la iglesia que pertenecía al cura de la parroquia. La llevé de la mano y fuimos explorándola. Ella iba agarrada con el brazo extendido muy asustada por la oscuridad. Y yo la encamiba buscando el primer sitio limpio donde bajarle los leggins y sentarle su culazo.
Tras recorrer un par de hsbitaciones y bajar una escalera encontre por fin un mueble limpio. Estaba brillante. Asique le pasé la mano por encima para asegurarme y al fijarme detenidamente, era un ataúd.
A ella le daba un poquito de cosa pero si de algo no carezco es de convencer a los demás. Nos empezamos a enrollar de nuevo, esta vez de pie. Ahora si que iba a lo que iba, ya me había calentado lo suficiente y ahora me tocaba a mi devolvérsela. Empecé a magrearle el culo por dentro de los leggins mientras ella me pasaba por la boca su más profundo aliento.
Ahora mis intenciones eran vengarme por lo que me había hecho sufrir, asique le quite la parte de arriba dejándola en sujetador y cuando me intentó abrazar me separé hacia atrás. A pesar de aa calentura que tenía sabía que iba a tener verguenza. Yo extendía mi brazo para no dejarla acercarse y ella me suplicaba que la dejase acercarse. Le dije enséñame las tetas. Quítate el sujetador.
Ella miraba al suelo muerta de verguenza mientras se lo quitaba muy lentamente. Nada más sono el click, el sujetador calló hacia la cintura y sus tetas dieron un bote a causa de la gravedad.
-Anda mira que tetitas tienes.
-Venga, ahora ven. -Se mordía el labio mientras me miraba aún sonrojada.
-Quítate los leggins.
Me quité la camiseta sin quitarle los ojos de encima.
Mientras se acababa de quitar los leggins yo me hechaba la mano al paquete por fuera del pantalón mientras me la apretaba y la miraba.
-Ven.
Se lanzo sobre mi de un salto que casi nos tropezamos en medio de los muebles que había por la habitación. Mientras estaba suspendida en el aire agarrada a mi comíendome el cuello, le baje el tanga le agarré fuerte el culo. No podía para de apretar los dientes. La agarre bien por el centro del culo y le metí la mitad del dedo índice por el culo. Ella gimió y hecho aire por la nariz mientras me mordía el cuello.
Así como la tenía agarrada a mi, la tumbe con cuidado encima del ataúd, la abrí de piernas y le empecé a lamer el clítoris de abajo a arriba. Estaba mojada desde el clítoris hasta el culo. Su tanga me tocaba en la nuca y lo notaba empapado y ardiendo.
Tras unos 10 segundos lambiéndola me empotró la cabeza y empezo a estremecerse y a gritar Ahhh! Ummmm y se corrió mojándome aún mas de lo que ya estaba de tan solo rozarla.
Acto seguido y mientras se corría se lanzo a comerme la boca mientras aún gemía de gusto. Yo la agarré del pelo tirándo hacia abajo y le comí el cuello. Entonces cambió el tono de su voz a uno serio y me dijo, fóllame. Y se recostó del todo en el ataud.
Se la metí y casi se corre otra vez mientras entraba. Los dos estábamos super calientes. Muy lentamente se la metí. Tenía el coño muy abierto y profundo, nos moríamos del gusto follando, pero a mi se me estaban llendo los ojos con esas tetas y ese escote, no pensaba desaprovecharlas. Se la saque de golpe y me puse encima de ella. En ese momento estaba convencida de que se la iba meter la boca, por lo que levantó la cabeza como pudo. Pero antes de que la acabase de levantar ya tenía mi polla rodeada por esas tetas talla 100 mientras se las apretaba y le follaba el pecho.
Debió ser en parte por la sorpresa y en parte porque nunca le habían follado las tetas, que los ojos se le quedaban en blanco por momentos. Vi que estaba muy cachonda (y yo también) y le dije, ponte a cuatro perra.
Se dio la vuelta casi de un brinco y me dejo ese culazo en pompa en ofrecimiento. Ni tiempo le dio a posicionarse que ya me abalancé a lamerla por todos lados. La lengua entera por los gluteos y le lamía desde el coño hasta la espalda parándome en su agujerazo.
Ella me daba la mano para que se la agarrase y apretármela mientras le comía todo el culo.
Entonces empecé a subir y chuparle la nuca y a morderla quedando mi polla tiesa encima de su culo. Acto seguido me puse de rodillas y le clavé la punta de mi pene en su ano.
Ella agacho la cabeza y se puso las dos mando cruzadas tocando su nuca mientras yo se la iba clavando poco a poco. Ella echaba el culo hacia mi polla mientras hacía pequeños gemidos poníendomela aún más tiesa si eso era posible.
Ante tal provocación la agarré del pelo con el puño y se la clavé de golpe empujando con todas mis fuerzas. Dió un grito de dolor e inspiró profundamente mientras la piernas le temblaban.
Yo le exclamé: "Te gusta eh perra!".
Y empecé a follármela a buen ritmo mientras le tiraba del pelo. Sus gemidos cambiaron y empezó a dar gritos intercalados y a decirme: Follame, follame joder.
Yo aceleré el ritmo. Me acercaba a correrme y cuando más cerca estaba más rápido me la follaba.
La agarré de las caderas y lo que hasta ahora eran gemidos y ruidos se enmudeció ante todo tipo de improperios de ambas partes subiendo el tono progresivamente.
-Como me pones, vaya culazo tienes zorra.
-Es tuyo cabrón, rómpemelo.
-Te lo reviento perra!
-Buf, dame, dame...
-Me voy a correr!
-Dios sí, córrete.
Mientras me lo decía su culo empezaba a dilatarse y contraerse mientras le follaba ese culazo. Empezó a gritar eufórica y antes tales contracciones la embestí como un animal cada vez más fuerte mientras la volví a agarrar del pelo con fuerza y le llenaba el culo de leche.
Me tumbé encima de ella con la polla encima de su culo mientras le besaba la cara.
Tras unos 8 o 9 minutos nos levantamos, vestimos y anduvimos por el parque. Se hacían casi las 5 de la mañana, la fiesta estaba casi vacía y las luces de la orquesta nos cegaba. Estábamos como perdidos en una fiesta del tamaño de medio campo de fútbol. Nos despedimos en el mismo banco de piedra en el que empezó todo. Casi nos calentamos de nuevo besándonos durante 15 minutos y decidimos ambos irnos para no volver a liarla parda.
Llegué a casa cansado, me tumbé en la cama por encima de la colcha con la mitad de las piernas sobresaliendo de la cama y los brazos tocando la cabecera.
No despertaría hasta 3 horas más tarde con una llamada de Belinda...