Bego la Vergas - Un sábado cualquiera

Una historia de juventud del protagonista en la que descubrimos como su relación con su amiga Bego empieza a cambiar

[Este relato es puramente ficticio]

Ah, Bego la Vergas... Aún recuerdo aquellos tiempos como si fuera ayer. De hecho, ayer me la encontré por la calle de casualidad. La edad le ha respetado mucho, se conserva muy bien. Es curioso como dos personas que hace tanto tiempo que perdieron el contacto vuelven a encontrarse

Conocí a Bego hace bastantes años estando de fiesta, cuando era simplemente "Bego". Aquello de "Bego la Vergas" le vendría un tiempo más tarde. Si nos preguntas a cualquiera de los dos te diremos que no recordamos cómo nos conocimos, que de repente estábamos ahí. Eran unos años un poco locos, cada sábado bebíamos hasta casi perder el control y hay muchas lagunas. Un sábado dio la casualidad de que no salía nadie más, ni siquiera su novio, así que fuimos de fiesta los dos mano a mano.

Yo iba con vaqueros y camiseta mientras ella llevaba una minifalda y un top bastante escotado. Cada vez que había una diferencia significativa de altura tenía una vista perfecta de su canalillo. Porque vaya tetas, amigo, vaya tetas. Piensa en unas tetas perfectas y pónselas a una mujer. Su culo no tenía nada que envidiar, pero eran claramente las joyas de la corona.

Fuimos a nuestro garito de confianza, aquél en el que solíamos empezar. Empezamos con un litro cada uno y, como yo solía beber bastante, pronto pedí el segundo. Me sorprendió que Bego pidiese su segundo también ya que todavía le quedaba la mitad del primero. Cuando se lo hice notar me despachó con un simple "Sí, pero esto me lo acabo en un momento" y de un par de tragos largos se lo acabó. Mientras echaba una mirada rápida a su escote, admití con deportividad que tenía razón y le compré su litro.

Seguimos hablando de nuestras cosas pero, como he dicho, yo bebía bastante rápido. Apenas se había bebido un tercio de su litrona cuando yo ya me levantaba a por otra

  • Oye, vuelvo enseguida que voy a por un litro

  • Me traes otro para mí? Te lo pago cuando vuelvas

  • No es por no querer traértelo, pero aún te queda bastante. Se te va a aguar

  • No te preocupes. Cuando vuelvas esto ya me lo he acabado

"Esta chica no tiene cabeza", pensé. Apenas llevamos aquí una hora y ya quiere el tercero. Pensé que simplemente quería hacerse la guay y ya. Si seguía por ese camino no iba a acabar bien, así que se lo dije.

  • Escucha, que no tienes que seguirme el ritmo, eh? Que no pasa nada

  • Cómo que seguirte el ritmo?

  • Pues eso, que no pasa nada porque yo pida más y tú no te hayas acabado el litro

  • Perdona? Quién te ha dicho a ti que yo te esté siguiendo el ritmo?

Mierda. Se había cabreado. Y si había una cosa que tuviera Bego era una mala hostia que daba miedo. No querías que se enfadase contigo bajo ninguna circunstancia

  • No, nadie, me había parecido. Como cada vez que he dicho que iba a por otra te acababas la litro de trago me había parecido

  • Y qué pasa? Que una mujer no puede beber al mismo ritmo que tú o qué?

  • Yo no he dicho eso

  • Pues un poco machista sí que ha sido el comentario

  • Machista por qué? Si yo no he dicho nada!

  • Hombre, has dado a entender que no puedo beber como tú

  • Escucha, que me da igual. De hecho, si consideras que puedes empezarte la tercera litrona te la traigo ahora mismo. Esta ronda pago yo. La siguiente si quieres te toca a ti

  • Va, la siguiente pago yo

Uf. UF. De la que me había librado. No sabía ni cómo me había metido en esa situación y no podía ni creerme que al final hubiese salido la cosa bien. Simplemente yo invitada a esta ronda y ya.

Efectivamente, cuando volví vi que había conseguido beberse una cantidad significativa, pero aún quedaba bastante. Tomó aire y empezó a dar tragos poco a poco. Pude notar una pequeña descarga en la polla cuando una gotita de agua del vaso le cayó en el escote. Se acabó el litro con dificultad y aguantando el tipo como pudo me pasó el vaso de plástico

  • Puedes tirar esto a la basura?

  • Claro, estás bien?

  • Sí, sí, sin problema. Vete tranquilo

  • Vale, ahora vuelvo

Consideré que en ese momento lo mejor que podía hacer era darle unos segundos. No tenía pinta de estar pasándolo bien pero estaba claro que no quería mi ayuda. Me di un paseíto tranquilo hasta la papelera más cercana y cuando volví vi que le había dado un buen trago a su litro. Parecía que aún estaba cabreada y sus palabras me lo confirmaron

  • Joder, sí que has tardado, no?

  • Perdona, me he encontrado con un amigo y hemos charlado un poco

Lo último que quería era que se enfadase más, no podía decirle que había andado más despacio para darle tiempo para recuperarse

Seguimos hablando de tonterías, como cualquier otra noche. Pero a ella se le notaba bastante perjudicada. Pensaba que íbamos a seguir ahí durante un rato más, así que me sorprendió bastante su intención de moverse

  • Vámonos a por unos chupitos

  • Ahora? Es pronto, chica. Vamos a seguir aquí un rato más. Además, acuérdate de que la siguiente ronda la pagas tú

  • Litros ahora no me apetecen. Vamos a por chupitos y al llegar te invito a tres

Nunca he dicho que no a una ronda de chupitos y esa noche no fue distinta. Yo empezaba a notarme ya un poco perjudicado, no podía ni imaginarme cómo iría ella que pesaba bastante menos. Bueno, pedimos unos chupitos suaves y ya está

Obviamente, estaba equivocado. Nada más cruzar la puerta se dirigió al camarero y le pidió cuatro tequilas

  • Pero Bego, tía, que somos dos. Dónde vas?

  • Tú que te reías de mí por no beber y ahora te estás echando atrás

  • No tengo problema con el tequila, ya lo sabes. Pero vamos con un chupito ahora y el resto ya más adelante

  • Yo pido cuatro. Y nos vamos a beber los cuatro. Si no los quieres tú me los bebo yo, pero luego no vengas a decir que te tengo que invitar

  • Vale, vale. Dos para cada uno

Madre mía. Estaba chica estaba loca. Sutilmente le dije al camarero que no le sirviera, que ya estaba muy borracha. Pero no solo no me hizo caso sino que encima Bego se dio cuenta. No sabría decir si estaba muy enfadada o sólo enfadada pero terminó pidiendo 6 tequilas. En ese momento lo mejor que podía hacer era beberme mi parte e intentar evitar que ella siguiera bebiendo. Podía simplemente dejar que hiciera lo que quisiese pero al fin y al cabo era mi amiga y ésa era la única ayuda que le iba a poder dar

Para sorpresa de nadie (tal vez suya), a Bego no le sentó nada bien tanto alcohol. No eran ni las dos de la mañana y ya no podía ni tenerse en pie. Como pude me la llevé a un parquecito cercano a que bebiese agua de la fuente y le diera un poco el aire. Bego no ponía de su parte pero por lo menos no molestaba y no se oponía a que la llevase.

  • Venga, Bego, que nos vamos al parque a que nos dé el aire

  • Tío... Al parque no... Vamos a por más chupitos

  • No, Bego. Vamos al parque que no me encuentro bien, me haces ese favor?

  • Bueno... Pero un ratito y luego volvemos

  • No te preocupes, se me pasa enseguida. Vamos a por chupitos dentro de nada

Por supuesto, eso era una vil mentira. La fiesta había acabado esa noche, por lo menos para nosotros. Ahora sólo quedaba que recuperase un poco de control y meterla en un taxi hacia su casa. Pero poco a poco, paso a paso. Primero, agua en el parque

Tuvimos que parar a mitad de camino para que vomitase. Y por supuesto, al llegar al parque cometí un tremendo error. Yo no estaba lo que puede decirse sobrio así que nos senté a los dos un momento en un banco para descansar un poco y mentalizarme de mis siguientes pasos. Craso error. Ahora Bego no quería levantarse. No dejaba de decir que no, que solo quería dormir y que la dejase en paz. Yo seguía insistiendo en que tenía que beber agua. Medio forcejeamos un poco a ver si conseguía levantarla y al final consiguió apoyar la cabeza en mi paquete y se me abrazó a la cintura. Era increíble lo difícil que estaba siendo y lo malo es que con la posición actual estaba empezando a empinarme. Al final conseguí aprovechar un momento en el que se aflojó, conseguí levantarla y ponerme por detrás sujetándola. Ahora que tenía más movilidad podría llevarla a la fuente a beber

Para variar, esto tampoco fue fácil. No conseguía una postura en la cual no nos cayésemos ninguno. Encima, durante los múltiples intentos se le había subido la minifalda e iba prácticamente en bragas. Durante los múltiples intentos también había habido momentos en los que directamente le había sujetado de las tetas porque se me caía. Al final conseguí que encorvase un poco la espalda y, sujetándola por los hombros hacia mí, conseguí que tuviese la cabeza en una posición en la que podía beber. No era una posición cómoda, estaba haciendo equilibrios con su culo contra mi paquete. Empezó a hacer vaivenes con el culo pero lo achaqué a lo incómoda de la posición. En este punto, mi erección ya era completa. Estuvimos un rato así, ella bebiendo cada poco rato y yo aguantando como podía. Esto estaba empezando a ser insostenible, así que opté por llamar a su novio pidiendo ayuda. Vivían juntos, por lo menos llegaría a casa acompañada. Es una llamada que no quieres ni hacer ni recibir, pero yo no podía más. Todavía recuerdo el sentimiento de "Perdona por despertarte a estas horas para decirte que tu novia está muy borracha. Por favor, ven a buscarla"

La dejé sentada en el bancó y marqué su número. En cuanto descolgó el teléfono supe que algo no cuadraba.

  • Sí?

  • Eh... Tú no eres Víctor

  • No, soy un amigo. Víctor está ahora mismo... Algo indispuesto

  • Cómo que está indispuesto? No está en casa?

  • Qué va! Se ha venido de fiesta con nosotros

Qué hijo de puta! Nos había dicho que hoy no salía pero en realidad se había ido con otros amigos!

  • Bueno, así por lo menos está despierto. Puedes decirle que se ponga?

  • Qué va, tío. Está que ni se tiene en pie. Se ha pasado con los chupitos, ya le decíamos que no sabe beber

  • Joder. Pues nada, haced lo que podáis con él. Yo estoy parecido con su novia y llamaba para que viniera a buscarla

  • Jajaja. Nosotros precisamente estábamos diciendo que íbamos a llamar a Bego para que viniese a buscarlo a él!

  • Vaya pringados somos. En fin, los metemos a un taxi y para casa. Haremos lo que podamos, mucha suerte!

Parece que estaba solo. Cuando me volvía a ver qué tal estaba Bego la vi sentada en el banco, enseñando el sujetador y bragas a juego y con media teta fuera. Me tuve que mantener fuerte para resistir la tentación. Le recompuse la ropa como pude, la levanté y fui a buscar un taxi para llevarla a su casa. Parecía que empezaba a recobrar el sentido, era un buen momento. De todos modos, su casa no quedaba demasiado lejos de la mía así que la acompañaría hasta la puerta y luego me iría a mi casa.

Un par de taxis no quisieron parar, pero el tercero nos dejó subir no sin prometerle que no iba a vomitar. Durante el trayecto apoyó la cabeza en mi hombro y me iba dando las gracias. Cuando por fin llegamos a su casa, pagué al taxista y la dejé en la puerta

  • Bueno, ha sido una noche... Peculiar. Pero ya está, vete a dormir y descansa. Mañana será otro día

  • Tío... No puedes dejarme aquí... Ayúdame a llegar a casa... Por favor, yo sola no puedo y no quiero despertar a mi novio

Joder, estaba tan ciega que ni se había enterado de mi conversación telefónica con los amigos de su novio. En ese momento consideré que era más sencillo meterla a la cama que decirle que su novio había mentido un poquito

  • Vale, va. Te acompaño y te ayudo

  • Gracias... Gracias... Te debo una... Cómo puedo agradecértelo?

  • No te preocupes, nos pasa a todos

  • No... De verdad... Qué puedo hacer por ti?

  • Hoy por ti, mañana por mí. La semana que viene me emborracho yo y tú me cuidas

En esas estábamos cuando nos metimos al ascensor. Bego todavía no tenía equilibrio, así que durante la subida se apoyó en mí de espaldas y de cara al espejo

  • Ya sé lo que puedo hacer

  • De verdad, no pasa nada

  • Quieres tocarme las tetas?

En ese momento me quedé sin palabras. Teníamos una buena amistad pero nunca había habido nada sexual

  • He visto cómo me las miras. Quieres tocarme las tetas sí o no?

  • Eh... Sí, sí quiero, claro. Pero me parece un poco violento

Y cogiendo mis manos con las suyas y llevándolas torpemente a sus tetas sentenció con un

  • Hasta que salgamos del ascensor son tuyas

No me lo tuvo que decir dos veces. Tenía vía libre pero muy poco tiempo. Empecé a tocarle las tetas primero suave, como buscando aprobación o que no fuese una broma. Ella simplemente se echó hacia mí y cerró los ojos, lo que yo entendí como una respuesta afirmativa. Empecé a magrearle las tetas con más energía, buscando sus pezones.

  • No sabía que llevabas un piercing en el pezón

  • mmmm sí, con algún sujetador me molesta un poco más. Quieres verlo?

  • Claro

Menos mal que vivía en el último piso, estaban siendo unos segundos maravillosos. Vaya tetas!

  • Sácame la teta

No me esperaba esa respuesta, pero no estaba dispuesto a cuestionarla. Se la saqué y vi en el reflejo del espejo que llevaba una barrita. En ese mismo momento llegó lo inevitable. Llegamos a su piso. Sonó la campanita del ascensor y se abrieron las puertas

No tuve dudas y seguí magreándole las tetas como si nada

  • Va, para ya. Hemos dicho que hasta que llegásemos

  • Hemos dicho hasta que salgamos del ascensor. Y seguimos en el ascensor

Se remoloneó un poco y pareció sacar algo de genio

  • No, vámonos ya. Estoy cansada

  • Vale, vale. Vamos

A desgana le solté las tetas. Madre mía, qué tetas. No puedo dejar de hacer énfasis en ello. Ella parecía no darse cuenta pero todavía llevaba la teta del piercing fuera

A duras penas conseguimos llegar hasta su puerta. Justo antes de que girase la llave me hizo un gesto para que guardase silencio y entramos. Al llegar, fuimos directos al salón y allí me pidió que fuese a por su pijama a su dormitorio, que si iba ella despertaría a su novio. Se cambiaría en el salón y luego la metería a la cama a oscuras. Yo sabía que no había novio al que despertar así que accedí sin problema. Me dijo que estaría en el segundo cajón y ahí, al lado de su lencería, tenía los pijamitas. Tenía unos conjuntos bastante provocativos, un par de ellos incluso estaban abiertos por la parte del coño. Le cogí unos pantaloncitos cortos y un camisón holgado y se lo llevé al salón. El tiempo que estuve sin interactuar con ella fue suficiente para que se quedase medio KO en el sofá. Intenté despertarla sin demasiado éxito, sólo pedía que la dejara tranquila. Decidí ponerle el pijama, meterla en la cama y largarme de allí

  • Bego, voy a ponerte el pijama para que duermas mejor, vale?

  • mmmmm

  • No puedes meterte así vestida a la cama. Venga

  • mmmm no... Déjame...

  • Tranquila, Bego. 5 minutitos y estás ya durmiendo en la cama

  • No... Me vas a ver desnuda...

  • Tranquila, sólo te voy a cambiar

  • Desnúdate tú también

  • Si me desnudo yo pondrás de tu parte?

  • Venga, vale

En ese punto a mí ya me daba igual. Yo sólo quería meterla a dormir y largarme de allí. No fue fácil (recordemos que yo también había bebido bastante) pero con unos movimientos torpes me quedé en gayumbos

  • Ves, ya estamos iguales. Me has visto en gayumbos y ahora te veré en bragas

  • Vale...

Aunque ese "Vale" no significaba "Vale, pongo de mi parte". Era un "Vale, consiento y me dejo hacer pero no pongo de mi parte". Además, ella seguía con la teta fuera y la minifalda se le había subido hasta la cintura así que se le veía todo. Antes de empezar a quitarle el top yo ya estaba empalmado. El nivel de alcohol de ambos hacía que hubiese bastante roce y yo ya no podía más. Después de quitarle el top y la minifalda se medio cayó al sofá con el culo en pompa. Me quedé un rato admirando dicha obra y, cuando volví a intentar ponerle el pijama, volvió a revolverse un poco

  • No... Déjame...

  • Vamos, Bego. Te pongo el pijama y ya para la cama

  • Déjame... Víctor, no tengo ganas de follar...

Ahora se pensaba que yo era el novio. A mí ya se me acabó la paciencia y decidí ir a lo fácil. La agarré de las tetas para poder levantarla bien y ponerle el camisón (y así aprovechaba para una segunda ronda). En cuanto la levanté, le quité el sujetador y me quedé un rato magreando (madre mía, QUÉ TETAS!) y restregando mi paquete por su culo. Poco después, Bego añadió

  • Que no.. Víctor... Por el culo no tengo ganas...

  • Qué?

  • Tetas lo que quieras. Te la chupo si quieres, pero culo no

La cosa mejoró de repente.

  • Dices que me la chupas?

  • Lo que quieras. Pero por el culo no

Nunca he tenido la polla más dura. Bego se pensaba que era su novio y tenía que estar notando cómo se la estaba clavando contra las braguitas

  • Vale, chúpamela

  • Estoy cansada. Tendrás que poner de tu parte, yo me dejo hacer

No hay problema. La senté en el sofá y vi como tenía la mirada perdida. Sin pensarlo dos veces, me saqué la polla y se la metí en la boca. Me emocioné demasiado y le dió una pequeña arcada, pero supo recomponerse

  • mmm ah... No seas burro, Víctor...

  • Vale, perdón

Poco a poco empecé a follarle la boquita. De vez en cuando lo acompañaba de magreos en las tetas hasta que pasé a ponerle la polla entre las mismas y que me hiciese una buena cubana. Era una sensación maravillosa, las tetazas que tenía me rodeaban la polla entera y la puntita sobresalía lo suficiente como para poder metérsela en la boca. Me estaba haciendo la cubana de mi vida y eso que ni siquiera le ponía ganas

Después de un rato, volví a follarle la boca. No me quedaba mucho para correrme y quería terminar por todo lo alto. Comprobé como, efectivamente, Bego seguía como ida. Empecé a follarle la boca con más intensidad pero me pasé. De repente se apartó y vomitó hacia un lado

  • Joder, Bego, estás bien?

  • Sí... Estoy bien, sí...

  • Puedes seguir?

  • No

Mierda. Mierda, mierda, mierda. Me había venido arriba y me había quedado sin el gran final. Ahora tendría que acabar por mi cuenta

  • Pero si quieres puedes follarme y terminas

Ésa sí que no me la esperaba! La apoyé en el brazo del sofá, le abrí un poco las piernas y ni siquiera le quité las bragas. Las retiré un poco y empecé a follármela directamente. Estaba a punto de correrme, pero quería aguantar lo máximo posible para aprovechar la situación. Poco a poco Bego iba soltando gimiditos

  • Ah... Oh... Joder... Víctor, esto es nuevo... Uf...

Yo le agarré del pelo y tiré mientras metía el turbo, listo para correrme en breves segundos. Estaba bombeando como nunca antes hasta que dijo las palabras mágicas

  • Joder... Cabrón... Rómpeme el culo... Rómpeme el culo, hijo de puta

Le di una última embestida y me quedé ahí un momento. Bendita mi suerte, pero estaba en las últimas. Poco a poco la saqué, estaba a puntísimo y no quería jugármela. Empecé a masturbarla poco a poco para ir ganando algo de tiempo y cuando ya veía que podía aguantar de nuevo apunté y embestí sin dudas

  • Ahhh.... Víctor, cabrón... Jódeme... Jódeme entera...

Parecía que la buena Bego tenía experiencia en esas prácticas. La polla le entró sin problemas. Empecé a follar sin piedad, me había hecho suficientes pajas a la salud de Bego como para ahora desaprovechar la situación. Mientras le rompía el culo no podía dejar de pensar en la cara que ponía cuando se cabreaba y cómo mañana no iba a poder sentarse. No me avergüenza decir que con la mamada y follada anterior aguanté poco. Ese culito ya de por sí era criminal, nadie podía aguantarlo mucho tiempo, así que anuncié lo inminente

  • Joder, Bego, me corro, me corro!

  • Cabrón, rómpeme! Rómpeme!

La levanté, la puse contra la ventana y ahí aplastándole la cara contra el cristal le rompí el culo como sabía que nadie más se lo iba a romper.

  • Me corro!!! ME CORRO!!!! AAAAAAH

  • Ah... AH... CABRÓN! AAAH

Contra esa ventana le llené el culo. Vaya follada, nunca antes había echado un polvo así. Cualquiera que estuviese mirando hacia la venta podía verla con las tetas pegadas al cristal. Nos quedamos ahí unos segundos, recuperando la respiración. Bego poco a poco volvía a estar medio ida, así que seguía sujetándola

Todavía no le había sacado la polla cuando vi en la calle como paraba un taxi y se bajaba su novio. MIERDA. Estaba en casa de su novia, todavía empalada, medio en bolas y con una pota en el salón. Tenía que pensar rápido

No sé muy bien cómo pero en ese momento se me pasó toda la borrachera. Le puse a Bego el pantalón de pijama y el camisón, le di un último magreo rápido de despedida y la tumbé en el sofá. Yo cogí mis cosas sin vestirme, eché un ojo por la mirilla y al no ver a nadie salí de casa de Bego y me escondí en las escaleras dejando la puerta entrecerrada para vigilar. Desde mi posición pude ver como Víctor salía del ascensor a duras penas, iba borrachísimo. Apoyándose como podía en la pared llegó hasta su puerta, abrió, entró y la cerró con todo el cuidado que una persona muy borracha puede poner. Me había librado de milagro, aunque al día siguiente iba a tener una conversación difícil. Todo a su debido tiempo, me vestí y me fui a mi casa a dormir

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Me desperté con una mezcla de sensaciones. Por una parte, el polvo de la noche anterior había sido magnífico. Por otra parte, la resaca y el lío en el que me podía meter no me habían dejado descansar en condiciones

Me levanté a media mañana a beber agua y vi un mensaje de Bego en mi móvil

  • Ey, siento lo de anoche. Tenías razón, no puedo aguantar tu ritmo. Espero no haberte dado demasiado mal, el próximo día invito yo a la primera ronda :)

Vale. Creo que eso es bueno. Tanteé un poco la situación y empezamos a hablar

  • No te preocupes, tonta. Anoche te tocó a ti y otro día yo estaré por los suelos ;)

  • Y entonces estaré ahí para asegurarme de que llegas a casa sano y salvo!

  • Claro, no le des más vueltas. Tienes mucha resaca?

  • Mogollón. Pero lo peor no es eso

  • Entonces?

  • Me acuerdo de muy poca cosa de anoche, me puedes hacer un resumen?

Momento crítico. Tenía que elegir muy bien mis palabras

  • Te pasaste bebiendo, te llevé a beber agua a un parque y de ahí te llevé en taxi a tu casa. A partir de ahí empezabas a ir medio decente así que te dejé subir sola a casa

  • Sí, tengo flashazos de pedirte perdón en el taxi y poco más. A qué hora llegamos a casa?

  • Sobre las 3 o así, por?

Mentira, habíamos llegado más tarde. Pero sabiendo que no se acordaba de nada tenía que jugar mis cartas con cuidado

  • No te vas a creer lo que me pasó en casa

  • El qué? Cuenta

  • Víctor no estaba en casa estudiando. Se había ido de fiesta y volvió borrachísimo a las 4 de la mañana

  • Qué cabrón! Nos dijo que no salía

  • Yo me debí quedar dormida en el sofá. Eso sí, llegué a ponerme el pijama ;)

Esto que te cuento queda en confianza, pero cuando llegó Víctor empezó a intentar tener sexo conmigo

  • Qué dices? Pero si estarías en la mierda!

  • No pareció importarle. En ese momento me desperté y lo mandé a la mierda. Dice que no llegó a hacer nada, que justo se acababa de sacar la polla. Pero ya te digo yo que algo sí que hizo. Como mujer, te puedo decir que soy muy consciente de que no se acababa de sacar la polla y ya. Te aseguro que se quedó bastante a gusto

  • No jodas

  • Hemos tenido una discusión bastante gorda al respecto. Ahora mismo no descarto nada, pero es posible que terminemos rompiendo. No me gusta pedirte esto pero eres mi mejor amigo. Si esto acaba como creo que acabará, podría quedarme en tu casa unos días? Voy a darle un tiempo pero es muy posible que no quiera seguir viviendo con él. Necesito otro sitio, aunque sea temporal

  • Claro, Bego, no te preocupes. Ya sabes que tienes mi puerta abierta, ya nos apañaremos

  • Gracías, tío. Tú sí que eres un buen amigo :)

A partir de ahí ya volvimos a nuestras chorradas habituales. No me podía creer mi suerte. Bego no se acordaba de nada de lo que habíamos hecho y le echaba las culpas a su novio. Y además iban a cortar y se iba a venir a mi casa. Ahí pueden pasar muuuuchas cosas, la historia de Bego sólo acaba de empezar...