Beatriz y Aitziber, unas encuestadoras...
Dos chicas que vienen a hacer una encuesta sobre libros y acabamos haciendo un orgia entre los tres.
Beatriz y Aitziber, unas encuestadoras muy responsables.
El sábado, cuando sonó el timbre aún estaba en la cama aunque eran más de las once, estaba viendo una película porno. Creí que sería mi amigo Carlos y salí a abrir en ropa interior, ya que me gusta estar fresco, por casa, dispuesto a reprocharle su intempestiva visita. En el umbral aparecieron dos jovencitas con carpetas que al parecer iban haciendo encuestas. Adormilado y sorprendido no acerté a inventar una excusa con que negarme y las hice pasar al salón para contestarles la maldita encuesta. Me despabilé un poco y las observé mejor: un par de mujeres de unos 22 años que quitarían el hipo a cualquiera con un poco de buen gusto, esperando en el salón de mi casa, debían ser universitarias que se ganaban algo de dinero con ese trabajo los fines de semana.
La primera de las chicas era una chica de 1.68 con el pelo teñido de rubio y ondulado, que tenia un par de tetas que más de una querría para sí misma y un culito mas que adorable y vestía una blusa un tanto transparente que dejaba ver el encaje del sostén, debajo una minifalda ajustada, que permitía distinguir su tanga debajo y cómo se metía entre sus nalgas, estaba muy sexy y atractiva, su amiga es algo más rotunda, una pedazo de mujer de 1.80, pelo negro, su pantalón ajustado realzaba su belleza. Un top escotado dejaba ver su ombligo tostado por el sol y sus grandes pechos orgullosamente erguidos. Su boca, levemente fruncida en un mohín, era una promesa de placeres futuros. Iniciaron las preguntas del cuestionario desplegando sobre la mesita un montón de tarjetas y fotos de libros y enciclopedias. No soy nada fanático de la lectura pero empecé a responder lo mejor que pude a sus exhaustivas preguntas sobre mis gustos sobre lectura y que libros había leído.
En el capítulo de los libros sobre sexo me pareció que me miraban de una forma extraña, con insólito interés. Enseguida reparé en que sólo llevaba encima las zapatillas y un calzoncillo de color negro que a duras penas aguantaba el calentón tan grande que no se me había bajado ni al corredme después de masturbarme viendo la película porno. La situación me divertía y me halagaba profundamente. Aunque estaban bastante cortadas demostraban una gran educación intentando no mirarme con descaro, sobre todo Beatriz, la más bajita. Pero la tentación era demasiado fuerte y cada vez que levantaban la vista del papel me lanzaban unas breves pero intensas miradas furtivas. Yo sabía que no podían evitarlo y cada poco les facilitaba la maniobra desviando la vista al techo como si pensara la respuesta unos instantes que ellas aprovechaban para clavar con ansia sus ojos en mi polla que se insinuaba. No podían ocultar su azoramiento y nerviosismo. Intentaban desviar la mirada y pretendían simular que no se daban cuenta. Yo estaba disfrutando tanto de la situación que decidí llevar aún más lejos mi maquinación. Me senté en el sofá frente a ellas y, fingiendo distracción, dejé las piernas ligeramente abiertas.
Su turbación se convirtió en verdadero desasosiego. Aitziber en ese me pregunto por el cuarto de baño, cuando volvió siguieron con el cuestionario, no conseguían leer una pregunta completa sin que sus ojos se evadieran del cuestionario para concentrarse unos segundos en mi entrepierna La escena me enardecía por momentos y el cosquilleo que sentía en el vientre se hizo más intenso y profundo. No podía dominar el extraño deseo de exhibirme ante ellas que me invadía. Ya que las oportunidades cómo esta no se dan a menudo, decidí que si no la aprovechaba para masturbarme me arrepentiría durante el resto de mi vida, así que totalmente decidido saqué mi polla, que ya tenia una considerable dureza y empecé a frotarla de arriba a abajo.
Ellas lejos de asustarse, se miraron y con una sonrisa picara me dijeron: Bueno, la verdad es que si nos hubiésemos enterado antes de que nos quisieras follar, hubiéramos ido al grano antes, por cierto me llamo Aitiziber.
Umm, creo que Beatriz y yo no hemos tenido suficiente con lo que hemos visto intervino Aitziber-, de hecho habíamos pensado que nos apetece mucho probar un trío con un machote como tú, al fin y al cabo ya hemos visto como calzas... dijo con una sonrisa en los labios y señalando el bulto que estaba formado en mi entrepierna.
Así que asentí con la cabeza y nos fuimos directos a mi habitación. Ellas empezaron a acariciarme y cuando me di cuenta (y sinceramente, aún no sé cómo) me encontré totalmente desnudo sentado en una silla de mi habitación con dos mujeres de ensueño alrededor de mí, acariciando todas las partes de mi cuerpo, Aitziber empezó saboreando con su lengua mi polla que ya estaba totalmente dura gracias a las atenciones de mis nuevas amigas, mientras Beatriz se sentaba encima de la cama contemplando el espectáculo. Aitziber siguió pajeándome, con extremo cuidado de no acelerar el ritmo para que no me corriera. Le miró un instante, dio una palmada en el sofá, y le dijo a Beatriz "ven aquí". Como una autómata, se levanto y se sentó a su lado (Aitziber en el centro, yo a la derecha, y Beatriz a la izquierda). Le pasó el brazo por el cuello, y le hizo recostar la cabeza sobre su pequeño hombro. Tenía la mano derecha ya pringosa del líquido de mi polla. Se la acercó a la boca y se la lamió: le miró, se la enseñó, y le preguntó si quería. Beatriz dijo que sí, con la cabeza, y le lamió la palma de la mano. Aitziber le miró, besó su palma, humedecida por el flujo, le tomó la cabeza por la nuca y le dio un pequeño beso en los labios, dejándole todo el sabor de la polla. La miro a los ojos, sin poder reaccionar, pero Aitziber (que, la verdad, me estaba demostrando ser muy, pero que muy puta) empezó a sonreír. "Bueno, chico, mi amiga y yo tenemos que hablar. Tú quédate aquí, y disfruta del espectáculo". Se reclinó sobre mi polla, le dio un lametón con la lengua, rodeándome todo el capullo y se puso en pie.
Le cogió de la mano y fueron hasta la cama. Le dio la vuelta mientras me hablaba, y le desabrochó la minifalda y la blusa, tirándolas al suelo. Se quedo en sujetador y tanga, del mismo color, rojo ambas prendas. Ella siguió como jugando: se subió de pie a la cama ("!mira, ahora soy más alta!), le rodeó el cuello desde la espalda con sus brazos y empezó a chuparle el lóbulo de la oreja, y a darle pequeños mordisquitos y besitos, y a hablarle al oído. Mientras le hablaba, le desabrochó el sostén, que cayó al suelo, y sus manos pasaron de su cuello a sus tetas. Beatriz tenía los pezones como un dedal de tiesos: el contraste entre las manitas pequeñas y pálidas de Aitziber y sus pechos, oscuros, con una areola más marrón todavía, y grandes daba la impresión de que estaba abusando de una menor, o acostándose con una alumna del colegio. Pero si alguna de las dos sabía lo que estaba haciendo, sin duda esa era Aitziber. Le pidió que se diera la vuelta. Ella bajó de la cama, y se puesto enfrente mio y se quito el pantalón ajustado que llevaba delante mío, quedanose solo con el top, las braguitas se las había quitado antes, cuando fue al baño, se dio la vuelta dejándome ver su precioso culo, Beatriz le quito el top y sus grandes pechos saltaron como si les hubieran tocado un resorte. Aitziber se sentó en la cama, frente a mi, y le bajó las bragas, deslizándoselas por las piernas hasta los pies, sin soltarla de la mano, arrastrándola tras ella. Se arrodilló frente a Beatriz . Se abrazaron, frotándose con sus pechos, besándose en el escote y en el cuello, y luego sacando la punta de su lengua y lamiéndole brevemente las mejillas.
"Ven", dijo, y le hizo tumbarse boca arriba. Aitziber se tumbó sobre ella, y hundió su cabeza entre sus tetas. Empezó a depositar besitos en su cuello, en sus tetas, en su estómago, bajando, bajando, hasta que llegó donde me temía que iba a llegar, donde esperaba que llegara.
Primero depositó otro besito en su raja. Le agarró las caderas, como pidiéndole que no se moviera y se tranquilizara, y volvió a besarla, pero esta vez recreándose más, casi chupándola. Fue como un beso de boca, pero en su coño. Empezó a pasear su lengua por su raja, sin apenas abrirla, hasta que deslizó su mano entre sus piernas, separó los labios de su vulva y empezó a lamer más adentro. Notaba que estaba empezando a formarse un orgasmo dentro de Beatriz, que quería correrse, Ella se aplicó, a más velocidad, pero por sus gemidos nerviosos creo que se daba cuenta de que no conseguía llegar. Bajo la vista, y vi cómo ella levantaba la mirada, para ver cómo reaccionaba. con sus dedos abrió la capuchita que cubre su clítoris, pasando primero su pulgar por su pepita húmeda, y luego lamiéndola. Esto supuso otro acelerón, pero seguía sin correrse, y empezaba a desesperarse, a gemir como si fuera a empezar a llorar. Entonces Aitziber, acelerando aún más el ritmo, introdujo dos de sus dedos en su coño, empezó a hurgar por la pared frontal de mi interior, y empezó a imprimir un ritmo de mete y saca que acompañaba sus lametones y sus succiones en su clítoris.
En ese momento Beatriz se corrío, tomo a Aitziber de la cabeza y la beso, en la boca, profundamente. Aitziber se tumbó, despatarrada, con las piernas abiertas. Se quedo mirándola, y ella me hizo una señal con el dedo en dirección a su sexo: "Abajo". Torpemente, metío la cabeza entre sus piernas. Empeco a besar sus muslos, a ir acercándose a su coño beso a beso, lametón a lametón. A ella parecía gustarle. Así que empezo a lamerla, a separar sus labios con los pulgares y a intentar introducir mi lengua lo más hondo que me fuera posible. Le puso la mano en la cabeza y le obligó a que siguiera chupándola: pude ver que estaba a punto de correrse y que quería hacerlo con la lengua de su amiga en su raja. Aumento el ritmo hasta que empezó a agitar el culo, exhaló un gemido de placer, y relajó su cuerpo. Se había corrido. Seguio lamiéndola, ahora más lentamente y sacándole los dedos de dentro, y ella ronroneó como una gata..
Al cabo de un par de segundos, me dijo que fuera hacia ellas. Aitziber me hizo señas para que metiera mi mano en su entrepierna, abri sus labios y, sin mayores preámbulos, pero sin violencia ni obstáculos (estábamos los dos totalmente lubricados), la penetre, empeco a sufrir otra pequeña crisis, y note que se iba a correr. Me lo dijo, y pase mis dedos a su clítoris, masturbándole al tiempo que le follaba. Pero Aitziber le paró: "!no! !déjame a mí!". En un instante, se volteó, cambió su posición, reptó boca arriba hasta debajo del coño de su amiga y empezó a lamerme mientras le volvía a encajar el suyo en su boca. Mientras ellas practicaban un 69 con un apasionamiento que nunca he visto superado en todas las películas de lesbianas que he tenido oportunidad de degustar yo no dejaba de empujar.
Aitziber me estaba estrujando los testículos: "cuando se vaya a correr, cuando se vaya a correr, apriétaselos un poquito, a mi novio le encanta que se lo hagan, dijo Beatriz. "Vale, pero que cuando vaya a correrse, que lo diga, que lo quiero en mi boca ¿Me vas a dejar que me tome la leche de nuestro nuevo amigo, para mí?". Era una auténtica puta: sabía tocar la fibra especial de cada uno para sentirse aún más excitado. "De acuerdo. Pero avísame. Quiero verlo". Aitziber con una mano estrujaba mis huevos y con la otra rodeó mi polla, haciéndome una paja a cada embestida que le daba), todo, debió resultar excesivo para mi pobre polla. Y les avise que no podía más, cambiaron de posiciones. Aitziber se puso frente a mi, me tomó la polla en la boca y empezó a chupármela a un ritmo fuerte, mientras me pajeaba, para acabarle. Beatriz se sentó a su lado, le paso un brazo alrededor a Aitziber, abrazándola y pellizcándola un pezón, mientras con la otra mano me apretaba los huevos, y sabía exactamente dónde y cómo apretárselos, suspire de placer cuando lo hizo. Sabían que ya me quedaba poco tiempo. Al oído, Beatriz le murmuro a Aitziber que no se lo tragara. Ella le miró, con la polla en su boca, y por sus ojos supe que sonreía, y que entendía lo que le pedía. Aceleró su ritmo, empecé a decir barbaridades, y solté la leche mientras Beatriz me atenazaba los testículos, y se los soltaba poco a poco. El primer chorro debió de sorprender a Aitziber ( suelo acumular mucho semen, no sé por qué), pero ya después pudo ir "gestionándolo" en su boca hasta que empezó a escurrírsele por la comisura de los labios. En ese momento Beatriz se acerco a su cara, y empeco a lamer mi leche en sus mejillas. Aitziber, automáticamente, liberó la polla y acercó su boca a la de Beatriz : le tomó con su mano libre la cabeza, le inclinó un poco, aplicó sus labios en los suyos, y empezó a trasvasarle la leche de su boca a la suya, ayudándose con la lengua, que de vez en vez se enlazaban . Beatriz se tragaba la leche, mientras respondía a sus besos, y me daba las últimas sacudidas al miembro para que se vaciara del todo. Cuando estoy muy excitado (y esta vez lo estaba) suelo poder llegar dos veces seguidas. La segunda, sólo con la mano, sólo sabiendo el ritmo preciso, y soltando mucho menos leche y mucho más líquida, menos densa. Pero lo suelto. Beatriz le dijo que mirara, y me masturbo a todo ritmo. Mientras ella me toqueteaba con las yemas de sus dedos en la base del escroto, y a los diez segundos solte esos dos o tres chorros que se fueron a parar directamente contra los grandes pechos de Aitziber.
Nos relajamos un rato, hablando de cosas, de lo que nos gustaba hacernos en la cama. Las dos parecían estar muy pendientes de mí, de mis reacciones:. Al cabo de un rato, reparé en que, con una mano Aitziber estaba reanimando mi polla. Cuando ésta alcanzó un tamaño respetable (le costó casi una media hora), Aitziber dijo que había que aprovechar la mañana, y que si teníamos alguna idea en particular. Beatriz me miro y me pregunto que si estaba lo suficientemente excitado. "Lo suficientemente excitado, ?para qué?", preguntó Aitziber, yo no tenia ni idea a lo que se referia. Beatriz, le explico a Aitziber que a su novio, sólo si está muy, muy excitado, le gustaba que le penetrasen por detrás, que le taladren el culo. Esto le hizo mucha gracia a la chica: "?con qué? ?tenéis consoladores?" No, usamos los dedos o el mango de un cepillo para el pelo. Se tumbó boca arriba, y nos hizo señas para que nos acostáramos a su lado, uno a cada lado. "!Arriba!", dijo Aitziber, y se levantó. Nos quedamos mirándola, sin saber qué iba a hacer. Pero no tardó en explicarlo: "a cuatro patas los dos, uno al lado del otro, que me queden vuestros culos a mano". Nos pusimos los dos como ella nos había dicho, casi hombro con hombro, sobre la cama, levantando las grupas lo más posible.
Aitziber se acercó a por su bolso. Creí que iba a sacar un consolador, pero no: sacó también del bolso un tubo que me sonaba conocido: un lubricante, algo más líquido que la vaselina, que yo utilizába cuando quería trabajarme los culos de mis conquistas. Soltó un chorro más que generoso de la crema en sus manos, y se las frotó, concentrándose sobre todo en los dedos. Cuando lo hizo, se acercó a nosotros por detrás, aplicó una mano a cada uno de nuestros ojetes y empezó a deslizar un dedo en casa trasera. Entraban fácil, así que empezó a jugar con ellos, los sacó, y metió uno más. Teníamos el cuerpo muy relajado, y ella estaba muy lubricada, así que no le costó ningún trabajo meter y sacar los dedos. En un empujón, casi me metió la mano entera dentro del ano. Beatriz se giro y nos quitaba ojo. Nunca habia podío meterle más de dos dedos a su novio, pero pudo ver cómo Aitziber me metia el cuarto. Yo estaba rojo, resoplaba y metía la cabeza entre los brazos: Beatriz sabía que esa era la excitación que mostraba su novio cuando le daba por culo.
Aitziber, mientras, empezó a hablar con Beatriz. Que cómo se lo hacía a su novio, que si le gustaba, que si le gustaría follárme con un consolador de arneses, como si ella fuera un hombre. Ella le contestaba que se los metía con él a cuatro patas, mientras le ordeñaba la polla, o con él de espaldas, recogiéndose las piernas y empinando el culo, para verle la cara a la vez, o que cuando le metía el mango se la chupaba a la vez, y parecía tenerla más grande todavía. Su conversación se iba entrecortando por su excitación. Aitziber sacó sus dedos de sus culo, y empezó a repartirlos entre el culo y el coño de su amiga, metiéndolos y sacándolos, o acariciando su clítoris. Sentía que se iba a correr, pero intentaba aguantar la conversación, seguir hablando. De repente, empecé a soltar un "oohh" que me salió de dentro. Vi cómo de mi polla caía a la cama un hilillo de líquido preseminal, transparente. Beatriz alarguo la mano, tomo algo de ese líquido y se lo llevo a la boca. "!Quieta!", le avisó Aitziber. Empezó a explicarle (como si yo no estuviera oyéndola) que a mi me excitaba tanto eso porque me estaba masajeando la próstata, y que aunque a muchos hombres el hecho de ser penetrados les repelía, ese toque era uno de los más exquisitos que se les podía proporcionar.
Aitziber me dejó a un lado, se puso sobre ella, como si fuera un toro follándose a una vaca, y apoyó su cuerpo, sus tetas, sobre su espalda. Bajó sus manos a su coño, y con una empezó a masturbarle mientras con la otra siguió trabajándole el culo. Le besaba la nuca, le magreaba las tetas, hasta que se corrío. Se desplomo sobre la cama. Ella bajó hasta su coño, concediéndoe un orgasmo más
Aitziber me miro y me dijo. " hasta ahora te hemos tenido muy abandonado ?quieres follarnos?" Les mire a las dos, y dije que sí. "Espera", dijo Aitziber acto seguido Aitziber se ponia de pie delante de la cama mientras Beatriz, sentada a mi lado, me besaba jugando con nuestras dos lenguas y pasaba su lengua por toda mi cara, me mordía el cuello mientras no paraba de decirle a Aitziber que me la chupara.
Aitziber, obediente, empezó a echar saliva sobre la punta de mi polla. Luego la extendía por toda mi polla. ¡Dios mio!, que forma de chuparla tenía Aitziber. Pasaba su lengua por todo el tronco de mi polla a la vez que de vez en cuando se metía mis huevos en la boca. Beatriz se arrodilló al lado de Aitziber y mientras la besaba le decía "te gusta su polla eh, zorra". La agarro del pelo e hizo que Aitziber se tragara toda mi polla entera hasta la garganta mientras me preguntaba si me gustaba cómo me la chupaba su puta.
Yo le dije que sí y acto seguido Beatriz apartó a Aitziber tirándola del pelo mientras le decía: "apártate puta, esta vez quiero probar la polla del cabrón éste". Empezó a chupármela violentamente mientras sus dedos acariciaban mi raja del culo.
Aitziber se tumbo a nuestro lado y, llevó su mano izquierda hacia su coño mientras con la otra acariciaba sus tetas. Beatriz me obligó a darme la vuelta diciéndome "quiero meter mi lengua en tu culo, hijo de puta". Quedé con el cuerpo encima de la cama y de rodillas mientras Beatriz empezaba a chuparme con su lengua el culo y sus manos lo azotaban de vez en cuando. Abriendo mi culo metió su lengua en mi culo. Aitziber dejó de masturbarse y se acercó a donde estaba yo con Beatriz diciéndola "quiero meterme su polla en el coño, no aguanto más". Aitziber me dio la vuelta quedando yo boca arriba y tumbado. Lo más excitante de Aitziber era ver cómo se introdujo mi polla en su coño y empezó a cabalgarme violentamente, furiosamente, poniéndo sus manos en mi pecho. Mientras Beatriz no dejaba de tocarse el coño y animaba a Aitziber con frases como: "fóllatelo zorra", "¿te gusta su polla eh, puta?".
Beatriz se colocó encima de mi cara diciéndome: "quiero que me comas el coño, cabrón". Yo estaba extasiado con mis dos putas y empecé a comerle el coño a Beatriz mientras Aitziber seguía cabalgándome. Ellas dos empezaron a besarse y Beatriz me decía "mas fuerte hijo de puta, quiero toda tu lengua en mi coño, siiiiiiiiiiiii, assssiiiiiiiii cabrón". Eso me excitaba cada vez más, decidí repasar su culo con mi lengua mientras Aitziber parecía estar a punto de correrse.
En ese momento, Aitziber y Beatriz se pusieron a cuatro patas enseñándome sus culos, y me dijeron "queremos que nos rompas el culo a las dos", empezó a jugar con mi lengua sobre el agujerito de mis nuevas amigas y las tome por el pelo y tirando de él, les pregunte sí la querían, sí querían que metiera mi verga en sus culos, dijeron que sí, que lo deseaban, empeze penetrando a Aitziber, despacio, su culo estaba excitado y lubricado con sus jugos, así que se abrió a medida que mi verga entraba, al penetrar más profundo, me detuve un momento, para penetrar a Beatriz empece igual que con Aitziber despacio sin causarle dolor, mi verga entraba fácilmente ya que su culo estaba completamente lubricado por sus jugos, sentia como al meter mi verga su culo, se dilataba mas, y segui penetrándole, y no pare hasta tenerla toda adentro, Beatriz ya daba gritos de placer y dolor, pero por cada vez más placer, sentía como mis huevos chocaron contra sus nalgas y empeze a moverme entrando y saliendo de su culo muy fuerte, mi verga le destrozaba el culo pero lo estaba gozando , no podía parar de gritar, mientras Aitziber se puso debajo de su amiga y empezo a comerle el coño, hasta que otra vez acabo en un orgasmo espectacular. Así estuvimos un rato hasta que Aitziber le dijo a Beatriz: "hoy vas a ver cumplido tu sueño, voy a hacer que este cabrón se corra en tu cara". Aitziber hizo que Beatriz se arrrodillara y mientras Aitziber me chupaba la polla y metía uno de sus dedos por mi culo a la vez que me insultaba. Esto me excitó tanto que les dije que estaba a punto de correrme. Aitziber entonces hizo que Beatriz me chupara la polla con mucha violencia mientras le decía: "¡vamos puta haz que se corra! ¿no querías que se corriera en tu cara que no sabías a qué sabía la leche?, pues ahora, zorra, quiero que te lo trages todo". Acto seguido me corrí y Beatriz se lleno la boca con mi leche, pero no se la tragó. Aitziber recorrió con su lengua toda su boca, lamiendo la leche que yo había depositado en ella.
Aitziber que ya se había corrido 3 veces esa noche, me suplicaba que la penetrase, y yo nunca he sabido decir que no a una mujer bonita, y ésta es de las más bonitas que he visto en mi vida, así que me apliqué a la tarea de darle placer en la posición del perrito, para que mientras, ella, pudiese darle placer oral a su querida amiga, con lo que, después de un rato metiendo y sacando, todos llegamos a un enorme orgasmo que debieron oír el resto de vecinos, ya que lo adornamos con unos sonoros gemidos. Después, simplemente me besaron dulcemente en la frente, y se fueron al salón y después de recoger su rop su casa prometiéndome repetir la experiencia el día menos pensado, y la verdad es que de esto hace 3 meses y aún no han dado señales de vida.