Beatriz 06
Me estaba volviendo loca, por la mañana desperté en brazos de Gisel y pasé todo el día recordando lo que había hecho con ella, y el sueño erótico recurrente que me atormentaba. (sexo lésbico, orgías).
Beatriz
Capítulo VI
Desnudas, respirando tranquilamente, relajadas, serenas, 2 hermosas mujeres compartían el lecho. De senos pronunciados y caderas anchas una, delgadísima y delicada la otra, de 50 y 18. Ni siquiera se imaginaban lo que habían hecho durante la noche.
Gisel empezó a abrir los ojos, se los restregó con las manos, se estiró, pero en lugar de despertar se acomoda de nuevo y se voltea hacia su compañera a la que abraza, siendo correspondida, y 2 pares de senos se estrujan unos contra otros. Los de Gisel, blancos, pequeños y firmes, con el pezón claro y la aureola estrecha. Los míos blancos, rosados, exageradamente grandes, con el pezón puntiagudo y la aureola amplia. Las 2 continuamos durmiendo, ajenas a todo lo exterior.
El sol todavía no había salido, eran apenas las 4 de la mañana, y las 5 todavía quedaban lejos. A las 6 los gallos más huevones comenzaron a cantar. Bueno, la verdad es que los hay más huevones todavía, pues algunos no se percatan de la llegada del nuevo día sino hasta casi las 10 de la mañana. Pero fue suficiente para que las 2 amantes despertáramos.
¡Gisel!
¡Doña Beatriz! gritamos al despertar y vernos una frente a la otra, desnudas y con nuestros pechos pegados uno con el otro.
¡Dios mío!
¡¿Qué es lo que ocurrió?!
¡Dios mío, ¿qué hice?!
¡Señora, ¿qué pasó?!
Me quité de su lado y me senté en la cabecera abrazando mis rodillas y llorando amargamente. Gisel se quedó donde estaba, sentada, trataba de cubrirse los senos. Ninguna sabía qué decir ni qué hacer, imagínense lo incómodo de esa situación, 2 mujeres que terminan teniendo sexo como unas salvajes durante la noche, amanecen y no saben ni por qué fue que pasó. Ella se puso de nuevo su camisón y se quedó sentada sobre la cama, yo continuaba sollozando, desnuda aun. Se puso pensativa, ¿qué fue lo que pasó? Entonces se dio cuenta de que el supuesto sueño erótico que recordaba haber tenido en la noche, en realidad había sido verdad.
Señora, por favor dígame qué fue lo que pasó anoche
Snif, snif buaaaaaa
Por favor, deje de llorar dígame qué pasó yo recuerdo haber tenido un sueño extraño, en donde estoy haciendo cosas con una mujer de mucho busto ¿era usted?
Buaaa snif, snif buaaaaaa
¡Si!, ¡si era usted! ¡Mierda, ¿por qué me pasan estas cosas siempre a mi?!
Gisel se colocó en la misma posición en la que estaba yo y e tapó la cara con las manos, empezó a llorar. ¿A qué se refería con eso de que "por qué me pasan estas cosas siempre a mi"? Pero no podía pensar en ese momento, me sentía muy mal, sucia y terrible. Luego un silencio muy tenso apareció entre las 2, ninguna se atrevía a romperlo.
Yo snif, snif yo no sé que me pasó perdoname nena, pero no pude parar cuando tu me comenzaste a tocar perdón, perdón dije yo al fin.
Señora, todo fue culpa mía es que yo yo no puedo controlar esas cosas no es su culpa.
No no snif, snif, no nena snif, snif yo te debí parar fue toda mi culpa ¡buaaaaa! snif, snif ¡buaaaa!
No señora fue mi culpa ¡buaaaaaaaaa! y las 2 empezamos a llorar inconsolablemente.
Nos abrazamos y nos quedamos así por un rato hasta que nos tranquilizamos un poco. Luego nos separamos y nos pusimos nuestros camisones y salimos del cuarto, antes pasé frente a mi espejo. De nuevo me vi sucia, traidora, una mala mujer. Yo es que nunca hubiese hecho cosas indebidas en mi vida, pero eso había quedado muy en mi pasado, antes de la llegada de mi primer marido. Y desde entonces había sido un ejemplo de decencia y dignidad.
¿Cómo le podía hacer eso a Fernando, manchar su recuerdo de esa manera? ¿Cómo era posible que yo hubiese abusado de esa niña tan tierna y linda?, es que no me cabía en la cabeza. Ya no era la esposa ejemplar que siempre traté de ser para él, ahora era una puta. ¿Y qué fue eso de verlo a el mientras restregaba en la carita de la nena mi sucio sexo? Eso me dio mucho en qué pensar y me mortificaba más, pues era como si mi difunto marido me hubiese sorprendido en la traición. Rompí en llanto nuevamente, estaba muy mal, muy triste.
Entonces vi el reloj y me di cuenta que ya era tarde, salí para hacer el desayuno, este transcurrió en silencio, yo no dije ni una palabra, Gisel menos, solo Ixcamil le preguntó que cómo estaba, ella le dijo que mejor, luego silencio otra vez, mi ama de llaves no lo comprendía. Yo estaba en otro mundo, tenía el corazón roto y sentía que mi mundo se me había caído a pedazos.
Luego, poco a poco todos se iban yendo de la casa, sus jornadas iniciaban temprano y la mayoría de ellos no volverían sino hasta la tarde, casi siempre nos quedábamos Gisel, Ixcamil y yo solas metidas en los quehaceres. Pero ese día yo parecía más un alma en pena que la Beatriz dinámica de siempre, los recuerdos de esa noche me atormentaban, no me dejaban sola. No me podía sacar de la mente las imágenes de la nena desnuda, su vulva virginalmente cerrada, de un rosado intenso, y luego cuando la abrió, su botoncito del amor, un clítoris precioso; su trasero redondo y chiquito, suave y durito, con un ano precioso; sus tetas pequeñas, blancas, tersas y suaves, pero firmes y viendo al frente, con una pequeña desviación hacia los lados. Sus pezones rosados y paraditos. Si, Gisel era una obra de arte de la naturaleza.
Pero además, ese sueño, nuevamente el mismo sueño, el de siempre, el que me atormentaba. Luego de caer rendida junto al cuerpo inerte de la niña, volví a soñar de nuevo, otra vez caminando por el mismo pasillo, otra vez parada frente a la misma puerta, con esos extraños retratos a mi alrededor que no lograba distinguir por lo distorsionados que estaban. Aunque ahora había más claridad, las cosas ya no estaban negras, ahora era un gris oscuro lo que cubría todo.
"El ambiente estaba caldeado, húmedo, denso. El aire abrasaba a pesar de estar mojado, era pesado de respirar de todas maneras la agitación reinante en la sala no permitía respirar bien. De nuevo estaba en las manos de esos salvajes que me cogían brutalmente, como en mi primer sueño erótico.
¡¡¡¡PUUUUUTAAAAAAGGGGGHHHHHH!!!! exclamé cuando sentí que uno más metía su verga dentro de mi ano mientras el líder, ese enorme y poderoso semental, continuaba ensartándome el sexo con saña.
Uno a uno, me fueron sodomizando durísimo, como animales, eyaculando finalmente sobre mi cuerpo empapado de sudor. El final llegó como una hora después, cuando recibí el semen del líder de la orgía que acabó a manantiales sobre mi cuerpo inerte dejándome como la perra más sucia del mundo, que tirada sobre el suelo, empapada en sudor y semen, trataba de recibir en la boca los últimos, pero abundantes, chorros de esperma.
Muy bien hecho perra, muy bien hecho me dijo el líder, cuya voz familiar me recordaba a alguien, pero en ese momento, con la mente obnubilada por tanto sexo, no logré ubicar Sos la puta más sucia que he conocido, como era de esperarse considerando quien sos en realidad no comprendía nada de lo que me estaba diciendo ahora vamos que no los debemos hacer esperar más es tu aquelarre "
Seño la voz de Ixcamil me sacó de mi ensoñación voy a ir a la tienda, se nos acabó el vinagre. la muchacha me veía extrañada.
¡Ah, si, si tenés cuidado niña!
¿Se siente bien seño?
¡Si! si si, si niña es que no dormí bien
Por Gisel ¿verdad?
Si, si por ella me puse roja como un tomate, creo que Ixcamil se dio cuenta.
Miré me dijo con aire pensativo y misterioso ¿No será que Gisel está embarazada?
¡No creo Ixcamil ¿cómo vas a creer?! ¿Será? pero Ixca solo se encogió de hombros.
No sé pero a mi me da la impresión
Dejamos de platicar y se fue, yo volví nuevamente a mi abstracción, volví a meterme dentro de los recuerdos de ese sueño tan extraño
"El líder de la orgía me puso un grueso collar de perra con su cadena, y así, en 4 comenzó a llevarme quién sabe a donde. Me condujo por el salón en donde fui cogida hasta llegar a una puerta gigante. En ese momento, viéndolo caminar frente a mi, me recordó a alguien, pero otra vez no pude identificar a quién, abrió la puerta y me condujo adentro antes de poder hacerlo..
¡¡¡¡AAAAAAAHHHHHH!!!! gemían todos, en una maraña de cuerpos ardientes, manos, brazos y piernas, humedad y saliva.
En el centro estaba ella nuevamente, esa mujer madura, de trasero redondo y enorme, firme y duro, coronado con 2 soberbias nalgas; dueña de 2 generosísimas glándulas mamarias, que liberaban torrentes de leche materna que 2 hombres bebían como si la vida se les fuera en ello, apretándolas, mordiendo los pezones, jaloneándolos, tratando de tragarse entera a esa soberbia y madura mujer. Tenía su abundante cabellera castaña desordenada y revuelta, mojada en sudor y pegada a su piel. Sus caderas se meneaban en círculos sintiendo la dura y gruesa verga del hombre que la manoseaba desde atrás y que trataba de alojarla en medio de esas 2 carnosidades. Pero extrañamente no era a ella a quien me interesaba ver, no "
Me puse de pié y me dirigí a la cocina por un vaso con agua, necesitaba que ese frío líquido refrescara mi garganta ojalá pudiera hacer lo mismo con mi alma
"El semental que me llevaba en calidad de perra desapareció, por lo que me puse de pié y me moví hacia el rincón en donde una muchacha gemía enloquecidamente. Arrodillada sobre uno de sus amantes, cabalgaba con ímpetu sobre su pene, sintiéndolo entrar y salir de su sexo chorreante mientras, desde atrás, otra mujer le metía por el ano un largo dildo plástico, rojo, con venas que lo surcaban. Esta, a su vez, era penetrada desde atrás por otro comensal que parecía querer reventarle la vulva por el ímpetu de sus acometidas. Lo vi bien, con claridad, era un hombre maduro, moreno, alto, robusto y fuerte ¡era Fernando, mi marido! ¡Mi esposo estaba cogiéndose a esa mujerzuela como una bestia desbocada!"
¡Qué horrible visión ver a mi amado esposo dándole duro a otra, con violencia! ¡Ese no era el, no era el! Pero en mi sueño fue tan real, casi podía hablarle. Me sentí traicionada, como que toda mi vida no había sido más una mentira, una vil y vulgar mentira. Sin embargo aquella visión de mi esposo con otra me calentó, no solo en mi sueño, cuando lo estaba recordando aquella mañana también. Mi vagina empezó a palpitar y sentí como comenzaba a mojarse más de lo que ya estaba. Cerré los ojos y volví a aquel momento
"Veía el enorme pene de Fer horadar con furia el sexo de esa mujer y deseé estar en su lugar. El calor de la sala me estaba sofocando, sentía mis senos querer estallar, hinchándose cada vez más. El calor en mi sexo me estaba volviendo loca, lo sentía chorrear, derretirse en grandes goterones, con mi clítoris palpitando con fuerza. Incluso sentía el duro mástil de mi amado separar los pliegues de mi sexo, casi con violencia, estremeciéndome entera, entrando y saliendo de mi como una tromba. Sentía mis senos gigantes mecerse con frenes de un lugar a otro, el sudor corriendo por mi frente y mi espalda, por mis nalgas y culo. Llevé mi mano a mi sexo, lo sentí chorreante, mojado no, un momento, no era mi sexo, y y tenía en mi mano un consolador rojo que estaba ensartándoselo entre la vulva a la joven que gemía y suspiraba, sintiéndose perforada por ambos lados, con sus pequeños senos meciéndose violentamente ante cada subida y bajada de su cuerpo. Veía con total claridad como su cabello dorado se enredaba alrededor de su boca, por donde entraba y salía otro pene, que ella mamaba con maestría y placer."
Pero entonces ¡entonces la mujer que estaba cogiendo con Fer era yo, esa mujerzuela era yo! ¡No podía ser, esa mujer que gemía y se estrellaba con furia sobre las caderas de mi esposo, arrodillado detrás de ella era yo! ¡No lo podía creer! No lo noté en mi sueño, apenas si lograba darme cuenta claramente de algo en medio de ese caos de cuerpos desnudos, gritos y gemidos, y orgasmos. Pero ahora que me hallaba despierta, podía revivir el sueño con total claridad.
"Allí estaba, en 4 patas, cogida violentamente por mi difunto esposo y metiendo dentro del ano de una primorosa jovencita un grueso falo plástico rojo mientras ella se endilgaba en las profundidades de su sexo el pene de otro hombre, sobre el que saltaba como una loca. Ella cogía y mamaba como toda una maestra, su cabello rubio se enredaba en su rostro mientras un falo enrojecido entraba y salía de su boquita sin piedad, casi sin permitirle respirar. Entonces, el hombre que le daba su pene para mamar, le quitó el pelo de la cara, revelándose ante mi la identidad de esa jovencísima amante: ¡era Gisel, Gisel!
Alarmada volteé hacia atrás, cuando sentí que el arma de mi marido había dejado de perforarme. Lo vi sonriente, con sus ojos brillándole con la misma bondad de siempre, cubierto de sudor y acomodando su pene sobre mi delgado y estrecho ano. Luego empujó con fuerza y me penetró, sin dejar de sonreírme y repitiéndome las mismas palabras extrañas que ya había oído antes: Vorandemur, Vorandemur
Luego mi sueño acabó y yo desperté minutos más tarde "
Acabé llorando a mares sobre la mesa del comedor, casi temblando, preguntándome qué estaba pasándome, muerta del miedo
CONTINUARÁ
Garganta de Cuero
Pueden enviarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.