Bastards

¡Siento haberte interrumpido…! Mis ojos fueron a su abultamiento, él sonrió respondiendo: ¡Se fue despertando mientras te miraba, eres lo más parecido a un ángel, tan rubio y

BASTARDS

Desde que el mundo es mundo, siempre ha habido gente buena y otra no tanto, personas poderosas y otras humildes, unos ricos y otros pobres, en todos los tiempos los primeros se aprovecharon de los más indefensos y demasiadas guerras…

Se llaman Bastardos, a los hijos nacidos fuera del matrimonio o padres desconocidos, son ilegítimos y suelen ser tratados de manera muy inferior, más duramente rayando en la crueldad.


A mi edad, ya no concilio bien el sueño, me paseo por mi enrome biblioteca, saco un libro y lo devuelvo a su sitio después de mirar el título, me cuesta andar y pienso en el momento que me visite la parca (la muerte), Dios sabe que a veces lo he deseado en alguna ocasión, pero para mí desgracia ha pasado de largo, llevándose algunos de mis niños, siempre serán mis niños aunque algunos de ellos ya han cumplido unos cuantos años. Miro a través del ventanal hacia el exterior, empiezo a sentir frio al ver el extenso jardín jaspeado por la nieve, mañana será Navidad  mi santo y cumpleaños, retiro de la estantería un álbum, me siento en mi sillón predilecto abriéndolo, viendo las primeras fotos rememoro el principio de todo. Mientras acaricio la primera foto con el dedo y murmuro entre dientes ¡Eras tan atractivo, que nadie se resistía a tus encantos!

Recuerdo el primer día que lo vi, yo vivía con Maureen, una mujer que era comadrona y curandera en toda la amplia comarca de las Tierras Bajas de Escocia. Era un raro esplendido día y montando un espectacular caballo apareció un caballero, desmontó y sin llamar a la puerta entró en el interior de la casa, poco después la tía Maureen me llamó y entré con la leña sobre mis brazos, la dejé al lado del hogar, me lavé las manos y brazos acercándome a ella, vi tendido sobre la mesa camilla de curas al caballero, estaba desnudo en su totalidad, solamente un lienzo cubría sus caderas hasta la mitad de los muslos, me hizo calentar las manos cerca del fuego y mientras me ponía un aceite especiado Maureen me hablaba en susurros diciéndome lo que tenía que hacer.

Me subí a la mesa y de rodillas entre las piernas del hombre puse mis manos por debajo del lienzo y fui acariciando los genitales del caballero, mis manos acariciaban sus huevos y frotaban su largo y grueso miembro muy inerte, mis manos aceitosas continuaban con el masaje, de vez en cuando las deslizaba hacia la zona de las nalgas paseando mis dedos por la ranura del culo, poco a poco mis manos parecían arder y el miembro del hombre comenzó a crecer muy lentamente, el lienzo palpitaba cada vez con más fuerza, aparté el lienzo y vi la verga del caballero en todo su esplendor golpeando repetidamente contra su plano vientre, como hipnotizado acaricié esa verga mientras que de forma inconsciente acerqué mis labios a la punta rosada en forma de champiñón, el hombre gemía y mi boca se deslizó lamiendo esa zona tan hermosa, unas fuertes sacudidas de ese miembro llenaron mi boca de un líquido viscoso, mientras el hombre soltaba un fuerte bufido de placer. Pasé mi brazo por mi boca  secándomela y continué haciendo el masaje, el hombre levantó ligeramente la cabeza y le preguntó a Maureen: ¿Quién es ese joven rubio, que ha devuelto la vida a mi verga? Ella respondió, que se encargaba de mí, ya que su madre una actriz muy conocida estaba de gira y su padre era un gran señor de la zona, pero desconocía su nombre, era un niño ilegitimo.

Ya había terminado mi masaje y el hombre se vistió, me estuvo mirando por largo tiempo y le dijo a Maureen: ¡Trae mañana al chico a la casa grande, vivirá allí, hará compañía a mi hijo e irá también al colegio! Preguntó: ¿Cuántos años tiene? Ella murmuró: ¡Nació en 1916 y estamos en el 32 tiene 16, se llama Noel, ya que nació el día de Navidad! El hombre añadió: ¡El pelo y esos ojos verdes me recuerdan a…! No terminó la frase y mirando a la mujer ésta asintió diciendo ¡Sí, es de ella! Y al día siguiente comenzó mi nueva vida en la gran mansión de Lord Cavendish, me presentó a su mujer, lady Agatha y a su hijo Robert, unos meses mayor que yo, parecía muy agradable. Me instalaron en un cuartito contiguo al dormitorio de Lord Cavendish, de esa manera podía darle los masajes antes de tener relaciones sexuales con su esposa lady Agatha y resultaban placenteras para ambos, meses después lady Agatha quedó encinta de nuevo.

Yo me lo pasaba muy bien con Robert, era muy amable conmigo y disfrutábamos juntos jugando, leyendo e incluso peleándonos, siempre le extrañó, que yo durmiera cerca de su padre, un día fue hasta mi cuarto por la noche y al no encontrarme en la cama, se acercó a la puerta que comunicaba con la del Lord y me vio haciéndole masajes en los genitales a su padre, poco después yo volvía a mi cuarto, pero él ya no estaba allí. Durante varios días parecía extraño conmigo y una tarde sobre el suelo de una pradera me contó lo que había visto, entonces le expliqué que su padre había sido herido de metralla en La I Guerra Mundial y desde entonces tenía problemas para poner su miembro duro y a punto para tener relación con su esposa y mis manos con el aceite especiado le daban la potencia necesaria para cumplir. Robert se quedó pensativo y dijo, que le gustaría probar mis manos sobre esa zona.

Esa noche se coló en mi cuarto y desnudo sobre mi cama fui frotando sus genitales con mis manos en aceite, Robert gemía mordiéndose los labios y su miembro crecía de forma considerable, de la punta salía un claro líquido mojando su vientre, acerqué mis labios sobre la punta de su verga chupándola con suavidad, mi cabeza subía y bajaba chupando mientras masajeaba sus huevos y comenzó a escupir su viscoso semen dentro de mi boca mientras que sus manos acariciaban mi cabello, se vistió me besó la mejilla y se fue. En el colegio muchos de los chicos me insultaban llamándome “bastardo” ya que no tenía padre conocido y Robert se peleaba con ellos defendiéndome, como era hijo de un Lord nadie se atrevía a meterse con él. Algunas veces se deslizaba en mi cuarto y repetíamos los masajes, que tanto le gustaban.

Lady Agatha tuvo otro niño, que pusieron de nombre Daniel, era un niño muy hermoso, Robert y yo lo mirábamos en su cuna con adoración, pero Lady Agatha quedó muy débil tras el parto y dos años después falleció, dejando totalmente desolado al todavía joven Lord, había cumplido 42 años y era viudo con dos hijos a su cargo, para rematar su pena, una de esas noches nos descubrió a nosotros dos chupándonos las pollas uno al otro, Robert unas noches antes había sentido curiosidad en probar la mía, al principio su boca algo trémula, pero decidido a probar y finalmente le gustó mi sabor, desde ése día nos dábamos placer mutuo. Al percatarnos de su presencia nos dejó acongojados, pero no dijo nada simplemente se marchó.

Al día siguiente oímos una discusión en su despacho con Maureen, que le recriminaba, que yo también era hijo suyo, ilegitimo pero al fin y al cabo hijo de él, que tenía que hacerse cargo de mí. Maureen hablaba de una carta recibida de mi madre, donde lo ponía bien claro y mi partida de nacimiento, así supe que nací el día de Navidad de 1916, en la misiva decía que se establecía en Estados Unidos y se iba a casar, por lo tanto le pedía que me acogiera como hijo suyo, discutieron un rato más pero no pudimos oír lo que hablaban. Una semana más tarde me llevó a Londres y allí ingresé en un colegio muy privado, con el apellido de mi madre, a partir de entonces siempre sería Noel O’ Sullivan, bastardo de Lord Cavendish, estaría interno allí y solamente saldría a petición del Lord, tal vez en Verano y Navidades, la despedida fue triste para ambos, pero él alegó, que sería lo mejor para mí y que estudíara mucho, ya que la vida nunca es fácil, me apreté contra él, su mano sobre mi rubio cabello me acarició levemente y se fue dejándome allí.

Fue duro acostumbrarme a “ése” nuevo hogar, habían chicos de diferentes edades y supe que la mayoría eran hijos ilegítimos, pero desde el principio los curas que eran los profesores y vigilantes nos llamaban “bastardos”, una y otra vez, para que no nos olvidáramos nunca, ni causáramos problemas al llamarnos con ése sobrenombre y al llegar mi tercer día de encierro comenzó una larga pesadilla.

Estaba en la ducha comunitaria, poco a poco su fueron los que estaban cerca y de pronto noté un empujón, que me lanzó de cara contra las baldosas de la pared, dos chicos mayores me sujetaban las manos contra la pared, otros dos separaron mis piernas y finalmente otro mordía mi espalda susurrando: ¡Serás nuestra nueva putita, tan rubio y tan guapo! Yo notaba su miembro frotarse sobre mi trasero y de repente un gran dolor mientras su verga se clavaba dentro de mi culo, intenté gritar, pero me taparon la boca con la mano, el dolor era insoportable, mis ojos soltaban lágrimas de dolor y de furia, pero pasado un rato ya no dolía tanto, la mano se apartó de mi boca y la sustituyó los labios de uno de los chicos, mientras el de detrás entraba y salía de mi culo, que ardía como si estuviera desgarrado, cuando uno terminaba se cambiaba por otro y de esa manera fui sodomizado por todos, cuando terminaron cuatro se fueron dejándome trémulo bajo la ducha.

El quinto que se quedó a mi lado, me dio la vuelta y me dijo: ¡No puedes contárselo a nadie, porque podría haber sido peor! ¡Me has hecho feliz siendo tu primer hombre en penetrarte y lamento haberte hecho daño, así suele ser las primeras veces, luego uno se acostumbra! Mientras decía esto levanto con su mano mi cara mirándome directamente a los ojos y repitió: ¡Lo siento, eres tan guapo, que no podía dejarte para otro! Sus labios se posaron sobre mis ojos besándolos, su boca descendió llegando sobre la mía, su lengua fue entrando de forma distinta dentro de mi boca buscando mi lengua, que poco a poco ante su insistencia se unió a la suya y por vez primera besé a un chico, sus manos me acariciaban la espalda, pasándolas por mis nalgas, mi verga se estaba endureciendo, deslizó su cuerpo hacia abajo y cogiendo mi polla se la puso dentro de su boca ¡Oh, Dios, que placer me daban esos labios! Su boca chupaba y chupaba mi verga, que casi no tuve tiempo de avisarle de mi fin, mi semen dentro de su boca y él continuaba chupándola haciéndome gemir de gusto. Poco después se levantó y me besó de nuevo, notando el sabor de mí corrida en su boca, ahora se masturbaba mientras nos besábamos y terminó salpicándome el vientre.

Nos duchamos juntos, me enseñó a lavarme bien el ano y después de secarnos dijo: ¡Me llamo Devlin, pero puedes llamarme Dev! ¿Te ha gustado? Yo asentí diciéndole: ¡Me llamo Noel y sí me has hecho gozar, antes y ahora!

A partir de ése momento, nos volvimos casi inseparables, menos en las clases, ya que él era un año mayor iba a otras aulas, me fue enseñando los distintos grupos de chicos, los que eran de fiar y los que no, me presentó a sus cuatro amigos, que me aceptaron en su grupo sin protestar, todos me ayudaban a estudiar y fui sacando cada vez mejores notas, en el gran colegio ellos tenían un lugar donde iban después de las clases, eran la buhardillas, habían descubierto unas tablas desenganchadas y por allí se colaban, ahora yo con ellos. Estaba lleno de muebles viejos y algunos rotos, pero también colchones desechados, nos tumbábamos sobre ellos y jugábamos a las cartas, ellos fumaban y de vez en cuando practicaban sexo entre ellos, cuando esto ocurría, Dev me llevaba a un rincón y sobre otra colchoneta me iba enseñando los distintos placeres del sexo incluso lo penetré en algunas ocasiones. Él siempre me decía, que mi verga era espectacular, muy hermosa y todos se pelearían por tenerla cerca, Dev se pasaba horas chupándola mientras crecía poco a poco y provocaba que yo terminara soltando mi líquido dentro de su ansiosa boca, yo hacía lo mismo con la suya tragándome su semen totalmente. Cuando me enseñaba alguna cosa más, primero lo hacía él y yo lo repetía después, para él era su juguete preferido y él el mío.

En verano nos dieron vacaciones y yo regresé a Cavendish Manor, la casa grande, el Lord estaba muy satisfecho por mi altas notas en todas las materias, se sentía orgulloso incluso me abrazó, se sentó frente a mí mirándome a los ojos y acariciando mi pelo dijo: ¡Noel, eres hijo mío, pero no puedo reconocerte como tal, pero tendrás todo lo que necesites y espero que ayudes a tus hermanos llegado el momento, a Robert y Daniel! Yo asentí con la cabeza añadiendo que Daniel estaba muy hermoso, que se parecía mucho a lady Agatha, mis palabras fueron un bálsamo para él y besó mi frente apretándome contra su cuerpo. Fui a visitar a la tía Maureen y la ayudé en su huerto, el ejercicio y el aire tan limpio me hizo muy bien.

Algunos días después llegó Robert, su padre lo había ingresado en la Academia de la Real Fuerza Naval de Su Majestad y se sentía muy orgulloso de ello al igual que su padre, durante todo el mes yo vivía con Maureen y salía con Robert, pero no tuvimos ningún contacto sexual, Lord Cavendish nos vigilaba como un halcón, pero no hubiera hecho falta, nos gustaba hablar mientras paseábamos o montábamos a caballo o en la gran piscina, Robert me explicaba con detalle todo lo que hacía en la Academia Naval, de sus nuevos amigos y compañeros, le gustaba mucho la organización y disciplina del lugar. Yo por mi lado le contaba casi todos los detalles de mi Academia, saltándome la violación en las duchas y los juegos sexuales que practicábamos en la buhardilla.

Lord Cavendish hizo un par de recepciones en la mansión, con muchos invitados, algunos de otros países y distintas razas, ya que había estado en la India, en Japón y Australia, mientras era militar en servicio con el grado de Coronel, nosotros íbamos muy elegantes en esas recepciones, nos presentaron a bastantes personajes bastante dispares y casi todos nos miraban asombrados, ya que parecíamos la noche y el día, él con su oscuro cabello y yo tan rubio como un dios nórdico, por eso llamábamos tanto la atención, pero nadie hizo mención en calidad de que estaba yo allí.  Y el mes pasó volando, me llevaron de vuelta a mi “colegio”, Lord Cavendish no quería arriesgarse más controlando nuestros movimientos, por eso se terminaron mis vacaciones de verano.

En el colegio éramos muy pocos y la vigilancia era muy relajada, solamente pasaban lista por la noche, no había clases, y casi todos deambulaban vagueando por allí. Yo me iba a la buhardilla y tomaba unos prismáticos que tenía Dev y miraba hacía las calles colindantes, miraba pasear a la gente y trabajar, me fijé, que cerca había un cine y un hotel que parecía lujoso, en nuestro lugar secreto descubrí una ventana, que había estado tapada por un gran espejo enmarcado y al retirarlo la encontré, se podía abrir y comunicaba con la terraza de la casa de al lado, me aventuré a inspeccionar y casi sin darme cuenta estaba en la calle, miré hacia arriba orientándome, andando pasé frente el hotel y de lejos me pareció ver a uno de los chicos del grupo entrando en el cine acompañado de un señor, me acerqué a la taquilla y sacando unas monedas pedí una entrada, el acomodador los sentó cerca del pasillo lateral y a mí dos filas por detrás de ellos, no me había fijado en las películas que daban, me puse bien sentado y comenzó la primera película.

La primera película era Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis con Rodolfo Valentino, era muda y algo antigua, me gustó mucho sobre todo la escena del baile, de vez en cuando mi mirada pasaba sobre el chico y el señor, hubo un momento que la cabeza de mi amigo no se veía, pero al poco se incorporó limpiándose la boca con la manga de la camisa, volví a mirar la película y más tarde era la cabeza del hombre que había desaparecido, levanté un poco mi cuerpo y vi esa cabeza subiendo y bajando sobre la entrepierna de mi amigo, unos minutos más tarde se incorporó limpiándose la boca con un pañuelo, le dio algo al chico y levantándose salió del cine. Cuando terminó la película muda fui al lavabo, allí el chico se guardaba unos billetes en el bolsillo, me saludó y salió fuera, me puse a orinar y a mí lado se puso un señor bien trajeado, me sonrió mientras me preguntaba: ¿Te ha gustado la película? Yo respondí: ¡Sí señor, lástima que no hablen en toda la película y la escena del baile me ha gustado mucho! Él hombre asintió. Cuando terminé salí despidiéndome del hombre, deseándole buen día, el hombre sonrió. La otra película era sonora y muy distraída de aventuras con Sabú de protagonista, eran de reestreno de algunos años antes, al terminar volví al colegio de la misma forma. Algunos días iba a la piscina pública para nadar un poco y hacer ejercicio.

A la semana siguiente volví al cine habían dos películas distintas y me encontré de nuevo con el hombre del lavabo en el vestíbulo, me saludó y nos sentamos juntos, yo pensaba que quería algo de mí, pero ni me rozó, al terminar la primera me invitó a un refresco y en el vestíbulo hablamos un rato, me dijo: ¡Pareces un buen chico, el primer día te vi escabullirte del colegio por la azotea y te seguí hasta el cine, no voy a devolverte al colegio, pero pensaba si tú podrías ayudarme en algo! Vio mi cara de asombro y continuó: ¡Tengo un hijo algo mayor que tú, cuando tenía más o menos tu edad se cayó del caballo, desde entonces está en cama, según los médicos no tiene nada roto, pero no quiere andar y se está consumiendo, además no tiene amigos, ni nadie con quien quiera hablar! ¿Tal vez te gustaría conocerle y visitarlo de vez en cuando? Añadió: ¡Te pagaría para que pasaras un rato con él, se llama Ariel! Yo respondí: ¡Bonito nombre, el mío es Noel! Él estrechando mi mano dijo: ¡Me llamo Alfred Weiss Rothschild, encantado de conocerte! Yo pregunté: ¿Está muy lejos la casa? Su respuesta fue: ¡La manzana contigua al colegio! ¿Por qué no vamos ahora y así conozco a Ariel? Dije yo, añadiendo: ¡Prefiero conocerlo, que ver la otra película! Al hombre se le pusieron los ojos acuosos, pasando su mano sobre mi hombro salimos del cine y fuimos a su casa.

La casa ocupaba toda la manzana pegada al colegio, era enorme y desde el jardín de la entrada se veía nuestra buhardilla, antes de entrar en la casa me advirtió: ¡Podrías sentirte rechazado por él, si vas conmigo! Yo dije: ¿No tendrá un balón, por casualidad? El señor se acercó a un arcón y de allí tomó una pelota, la cogí y subimos al piso superior, me indicó la puerta, que estaba un poco abierta yo asentí. Antes de entrar dije en voz alta: ¡Hola hay alguien! Y entré dentro del cuarto, un joven de unos 16 o 17 años estaba tendido en una gran cama, era bastante atractivo pese a estar bastante pálido, me acerqué a la cama diciendo: ¡Perdona, se me cayó la pelota en vuestro hermoso jardín y entré para recogerla, pero como nadie respondía me he aventurado para explicar mi presencia, en la casa! ¡Me llamo Noel! El joven me miró diciendo con una suave voz ¡Yo soy Ariel! Entonces inocentemente pregunté: ¿Qué haces en la cama con el día tan hermoso que hace? Ariel respondió: ¡No puedo caminar, mis piernas no me aguantan! Yo repliqué: ¡Eso son bobadas, a ver muéstrame tus piernas, seguro que son más fuertes que las mías!

Aparté las sábanas y descubrí un delgado cuerpo cubierto por un delgado camisón corto, que llegaba hasta la mitad del muslo, un gran abultamiento sobresalía en su entrepierna, remarcado por el camisón, yo dije: ¡Siento haberte interrumpido…! Mis ojos fueron a su abultamiento, él sonrió respondiendo: ¡Se fue despertando mientras te miraba, eres lo más parecido a un ángel, tan rubio y hermoso! Yo añadí: ¡Parece que no te miras al espejo, tú si pareces un ángel! Me miró a los ojos y mi mano se fue acercando a su entrepierna colándose bajo la prenda, él suspiró quedamente al notar mi mano sujetando su verga y comencé a masturbarlo lentamente, acerqué mi cuerpo cerca de la cabecera acariciando su cara con mi otra mano, sus labios atraparon mis dedos chupándolos, acerqué mi boca sobre la suya besándolo con ardor y su respiración se iba acelerando, su verga estaba muy dura y caliente, unas sacudidas más de mi mano y comenzó a eyacular mojando su vientre cuando terminó, acerqué mi boca sobre su plano vientre lamiendo su semen, lo dejé limpio y lo cubrí de nuevo con la prenda, entonces tiró de mi mano y levantándose un poco me besó con fuerza. Cuando me separé dije: ¡Me tengo que marchar! Ariel con cara de pena preguntó: ¿Volverás mañana Noel? Su expresión estaba ansiosa para saber mi respuesta, dije: ¡Lástima que la mansión no tenga una piscina, pero si vengo me gustaría que te levantaras de la cama! Él añadió: ¡Hay una piscina cubierta en la parte trasera y prometo intentar levantarme! ¿A qué hora vendrás? Yo dije: ¡Tal vez venga por la mañana! Ariel sonrió ampliamente y me fui.

Al día siguiente llamé al timbre y me abrió un hombre del servicio, me acompañó al piso de arriba abriéndome la puerta del cuarto de Ariel, allí se encontraba su padre hablando con él de forma animada, él nos presentó formalmente y yo dije: ¡Al señor Weiss, lo he visto en alguna ocasión, pero encantado de ser presentado! Mirando al joven tumbado añadí: ¡Me prometiste intentar levantarte! Él con cara compungida respondió: ¡De veras, que lo he intentado, pero no puedo! Yo acerqué una silla cerca de la cama y lo ayudé a salir de la cama, sentándose en el borde sujetando sus manos en el respaldo de la silla y con mi ayuda se fue levantando, cuando estuvo bien seguro de pie miré sus piernas y muslos, les faltaba hacer ejercicio. Con la ayuda de su padre lo tumbamos de nuevo boca arriba, dejé las sábanas a los pies de la cama, me fui desnudando ante la sorpresa de ambos quedándome en bañador, tomé un frasco de mi bolsa con aceite especiado, subí a la cama colocándome entre sus piernas, froté con fuerza mis manos hasta que las noté calientes, las mojé con aceite y tomando una de sus piernas la puse estirada apoyándola sobre mi hombro y mis manos comenzaron a darle masajes desde las ingles hasta los tobillos, se quejaba un poco diciendo que mis manos le quemaban, pero continué primero una y luego la otra de forma incesante.

Mis masajes continuados provocaron una fuerte erección, tanto yo como su padre lo notamos, entonces el padre se disculpó alegando, que tenía que hacer unas llamadas y se fue dejándonos solos. Levanté un poco el camisón viendo la verga palpitar sobre su vientre, él sonrió, entonces le ayudé a sacarse la prenda y le di la vuelta dejándolo boca abajo sobre la cama, puse su verga para abajo y mojando mis manos con aceite fui masajeando su espalda paseando mis dedos por encima de sus vertebras, al pasar sobre una se quejó un poco, la tenía un poco desviada, insistí en esa zona desoyendo sus lamentos, al poco no le dolía tanto, mis manos bajaron a sus nalgas frotándolas y separándolas mientras mis dedos resbalaban sobre su precioso agujero, fui agachando mi cara enterrándola entre sus nalgas, mi lengua suplió mis dedos y comencé a chuparle el ano con insistencia, con una mano me saqué el bañador, mi verga estaba muy dura la fui frotando entre las nalgas de Ariel, mi mano la cogió centrándola sobre el agujero y fui empujando, poco a poco fue entrando dentro de tan preciado culo, él se quejaba de dolor, pero continué hasta el fondo, cuando el dolor cesó lo fui taladrando una y otra vez, ahora los gemidos eran de placer, una de mis manos acariciaban su espalda y la otra su verga cada vez más dura, yo respiraba con rapidez y terminé llenando su culo con mi corrida, mientras besaba su nuca.

Le di la vuelta y tomando su verga la acerqué a mi ano y me la fui clavando lentamente mientras lo miraba, incliné mi cuerpo sobre el suyo dejándole libertad para que me penetrara a placer y eso hizo, mientras nos besábamos con ganas, ahora gemíamos entre nuestras bocas, notaba su verga muy caliente dentro de mi culo, cuando su respiración fue muy agitada separé mis nalgas bajando mi culo cuando él se clavaba dentro de mí y gimiendo fue soltando su semen llenándome totalmente el culo con su semilla, notaba el continuo palpitar de su polla dentro del ano soltando las últimas gotas. Después de sacar su verga de mi culo nos tumbamos y nos besamos, me vestí y él se puso el camisón, antes de irme le dije: ¡Si estuviéramos en la piscina podrías nadar y fortalecer tus piernas! Añadiendo con un gesto lujurioso, como si lo estuviera penetrando con sus piernas sobre mis hombros, él soltó una carcajada y le lancé un beso marchándome después.

El padre se encontraba sentado cerca de la puerta en el pasillo y supuse que nos había oído todo, incluso los gemidos, me miró a los ojos y sonrió dijo: ¡En dos días, has conseguido lo que nadie había hecho por él, incluido yo! ¡Ya sé, que ayer y hoy habéis tenido sexo, me alegro que vuelva a la vida! ¡Y muy bueno lo de la piscina! ¿La carcajada a que vino? Entonces repetí el gesto que tanta gracia le había hecho a Ariel, entonces Alfred Weiss sonrió y sacando su mano del pantalón me entregó unos billetes, yo los rechacé, sin embargo le dije: ¡Cuando comiencen las clases no podré venir cada día, pero los curas aceptan dinero de caballeros a cambio de que algunos chicos pasen el día fuera del internado, para tener sexo con ellos! Su cara cambió de expresión del asombro al estupor, le aseguré que yo no era de los elegidos, se quedó más tranquilo y volví al colegio.

Los días siguientes Ariel con sus manos sobre mis hombros fue paseando por la habitación y poco después ya bajaba a la planta baja, y al mediodía comíamos los tres, me preguntaron muchas cosas sobre mi infancia y yo lo relaté sin omitir nada, hasta el momento actual, a veces se reían, otras se quedaban asombrados y otras horrorizados, pero ninguno dijo nada fuera de lugar, yo quise ser sincero con ellos y también relaté el encuentro con su padre, me disculpé por esa primera mentira con el balón, también les conté mi íntima amistad con Devlin y Alfred, el padre dijo, que alguna vez podía venir mi amigo allí, ya que tenía la misma edad que Ariel.

Más adelante bajamos a la piscina y nadábamos un buen rato, sus piernas con los masajes diarios y las caminatas iban mucho mejor, un día que le hacía una mamada en la piscina vi al señor Weiss junto a la puerta en bañador mirándonos, su entrepierna sobresalía en abundancia e intentaba cubrirse la zona con la mano, pasó cerca nuestro para tenderse en una tumbona, pero al pasar puse mi mano sobre su bañador frotando su abultada verga, se quedó parado, pero continuó a mi lado, su verga fue creciendo, entonces Ariel abrió los ojos y vio a su padre siendo estimulado por mí, estiró su brazo acariciando también a su padre, éste cerró los ojos y Ariel sacó la verga de su padre fuera del bañador y acercando su boca comenzó a chuparla, el hombre gimió de gusto, yo descansé de la verga de Ariel y me sumé con él lamiendo los huevos y el tronco, juntando nuestras bocas, Alfred abrió los ojos mirándonos a los dos chupando su poderosa verga, noté que sentía escalofríos y su polla comenzó a escupir semen mojándonos la cara a nosotros dos, nuestros labios intentaban cazarla al vuelo, lo que le hizo sonreír, Ariel continuó chupándola y yo mientras masturbaba nuestras vergas rozándose entre ellas y terminamos soltando nuestro semen sobre el cuerpo de Ariel, nos tiramos los tres a la piscina y más tarde fuimos a comer.

El tiempo pasó volando y en el internado iban llegando de las vacaciones casi el resto de internos, incluido mi querido Dev, éste al verme me abrazó dejando su maleta sobre su camastro y tirando de mí subimos a la buhardilla, una vez llegados apretó su cuerpo contra el mío buscando mi boca con ansia, sus manos me desnudaban con prisa y dijo: ¡Tengo ganas de follarte y reventar tu lindo culito! Su boca fue descendiendo mordiendo mis tetillas mientras se desnudaba, me puso sobre la colchoneta del rincón y levantando mis piernas me penetró con mucha energía, noté un escozor, no había mojado su verga y yo no estaba dilatado, pero ante su urgencia aguanté, casi minutos después ambos gozábamos con su follada, gemíamos y finalmente terminó llenándome el culo con su semen, mientras su mano me masturbaba salpicándome el cuerpo con mi propio semen. Al terminar de lamernos el semen y tumbados me preguntó por mis vacaciones y lo que había hecho, yo se lo conté todo, diciéndole que estaba invitado a la mansión Weiss, al oír el nombre de Alfred Weiss Rothschild dio un silbido diciendo: ¡Es uno de los más ricos del país y además es Sir! ¡Y ése niñito de papá, ya me cae mal! Después de colocar su ropa en el armario, nos escabullimos por la azotea y fuimos a la mansión, me temía un enfrentamiento.

Mientras andábamos recordé lo contado por Ariel y su padre el día de su caída del caballo, habían quedado en salir a cabalgar y cuando Alfred entró en las cuadras, más temprano de lo previsto, se encontró a su querido hijo agachado chupando la verga del caballerizo, un hombre gordo y repugnante físicamente, Ariel parecía encantado de chuparle la verga, la discusión posterior no fue por el hecho de hacer una mamada, sino con un tipo algo repulsivo y al padre se le escapó: ¡Podrías haber muerto tú en el parto en lugar de tu madre! Aunque luego se disculpó, pero afectó su relación y su estancia en la cama después de la caída, se quería consumir de remordimiento hasta que yo aparecí de repente.

Cuando presenté a Dev, Ariel y él enfrentaron sus miradas midiéndose uno al otro, cogí una mano de cada uno y bajamos a la piscina, en el trayecto se miraban a hurtadillas, cerca de la piscina miré a los dos, mientras ellos se miraban a los ojos, me abrí el pantalón sacando mi verga fuera y mis manos fueron a la nuca de cada uno de ellos obligándoles a agacharse y solté: ¡Quiero que los dos me chupéis la polla y darme un inmenso placer! Y ambas bocas se unieron chupando mi verga mientras se iban desnudando, yo hacía lo mismo mientras los acariciaba, al poco sus bocas se saboreaban volviendo a mi verga después, con la excusa de quitarme el pantalón me separé ligeramente de ellos, apenas notaron mi falta, se acariciaban, se besaban e incluso se colocaron de lado invertidos para chupar la polla del otro, me gustaba verlos juntos hacían buena pareja, me vestí y subí el piso superior.

Bernard, el mayordomo me dijo que el señor estaba en su despacho, llamé abriendo un poco la puerta, Alfred hizo ademán de entrar y me senté en su poltrona favorita, mientras él hablaba por uno de los teléfonos del despacho, hablaba de negocios y yo escuchaba con atención, hablaba de astilleros y el precio del acero, cuando colgó, se acercó a mí, me preguntó por su hijo y el joven Dev le dije, que estaban en la piscina practicando, sonrió divertido por mi doble sentido del humor, mirándole a los ojos le pregunté: ¿Señor cuanto tiempo hace, que no tiene relaciones sexuales plenas? Él respondió: ¡A qué viene eso! Yo añadí: ¡Cuando hablaba por teléfono, se le ve crispado, en tensión y cuando no se tiene sexo uno se enfurece por cualquier motivo! Alfred dijo: ¡Para tu edad, tienes mucha perspicacia! Estiré mi mano pasándola sobre su pantalón frotando su verga, poco a poco fue creciendo ante la insistencia de mi mano, desabroché su pantalón y su camisa dejando su pecho velludo al descubierto, dejé resbalar su pantalón hasta el suelo y le hice sentar en su sillón, mientras chupaba su verga, me saqué la ropa, mojé mis dedos mojándolos con mi saliva y abriéndome el ano con los dedos.

Levanté mi mirada hacia la cara de Alfred y le dije: ¡Si prefiere cerrar los ojos, llegará el placer! Los cerró, mi boca lamió sus huevos y otra vez su verga, fui subiendo lentamente besando su cuerpo esbelto y delgado, mis labios saborearon sus tetillas, gimió y mi boca continuó subiendo hasta juntar mis labios con los suyos, deslicé la lengua sobre ellos y abrió levemente los labios, metí mi lengua dentro de su boca, mientras me ponía de rodillas sobre el sillón frente a él pegados nuestros cuerpos, sujeté su verga dejando caer mi trasero sobre ella, entonces abrió los ojos mirándome a la cara, sus manos me abrazaron y su boca comenzó a devorar la mía, soltando: ¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío! Al poco sus poderosas manos sujetaban mis nalgas subiendo y bajando mi cuerpo sobre su verga, que empujaba hacia arriba clavándose más dentro de mi culo, mis manos separaron mis cachetes clavándome más su estaca, la fuerte respiración de ambos moría entre nuestros labios y de repente noté que su verga me inundaba el culo de esperma mientras mordisqueaba mi boca, notaba su corazón desbocado. A pesar de haberse corrido su verga palpitaba dentro de mí provocándome un gran placer, apreté mis brazos abrazándolo y mi verga explotó soltando mi semen entre nuestros cuerpos sin tocarme.

Cuando me separé un poco de él, lo miré a la cara y sonrió diciendo: ¡Me devuelves a mi hijo, ahora me devuelves a mí la vida, eres increíble y muy inteligente e intuitivo! Levanté mi culo sacando su verga, fui lamiendo mi corrida de su cuerpo, chupé de nuevo su verga y finalmente metiendo mis dedos en mi culo saboreé su corrida lamiendo mis dedos, nos vestimos y se sentó en el largo sofá, yo me tumbé boca arriba apoyando mi cabeza sobre uno de sus muslos, él acariciaba mi cabello rubio y dijo: ¡No te lo tomes a mal, pero los hijos ilegítimos no suelen tener muchas oportunidades en esta vida, pero veo en ti mucha fuerza y energía, conseguirás todo lo que te propongas, yo intentaré estar a la altura para ayudarte en lo que pueda! Sus caricias me adormecían y solté: ¡Gracias papá!

Más tarde aparecieron Ariel y Dev cogidos por la cintura, se miraban embelesados, noté su complicidad, comimos los cuatro juntos y a partir de ése día, una vez por semana pasábamos el día juntos, el señor Weiss pagaba a los curas para dejarnos salir ése día y fueron pasando los años…

Continuará.