Bastards 5ª parte
Sujetando su polla la ensartó de un golpe en el culo de Max, éste se quejó pero continuó chupándome y Helmut lo taladraba con su gruesa verga una y otra vez, mientras Max se masturbaba, estiré mis manos sujetando las muñecas de Max
BASTARDS 5ª PARTE
Ahora al pasar varias hojas del álbum de fotos aparece una de Devlin y yo, después de nuestros famosos bailes y junto a nosotros Lady Nancy Astor, la primera mujer en la Cámara de los Comunes por el partido conservador, iba enfundada en un frac negro, con la camisa, chaleco y pajarita blancas, ajustado a su figura que realzaba su femineidad y a su lado La Venus de Ébano, Josephine Baker, vestida también con un frac totalmente blanco de la cabeza a los pies como la famosa Dietrich, los cuatro riendo mientras tomábamos champagne…
En el local estaba casi prohibida la entrada de mujeres, minutos antes del espectáculo, entró un grupo al que colocaron en un reservado, hubo murmullos entre los asistentes, pero nosotros estábamos concentrados en hacer bien nuestros bailes y comenzó la música, todo fue perfecto, nuestros movimientos sensuales enardecían al personal asistente, al terminar fuimos al camerino, mientras nos secábamos llamaron a la puerta, al abrir nos encontramos frente al dueño del local pidiéndonos permiso para presentarnos a dos personas importantes, por supuesto accedimos de buen grado y entraron las dos mujeres ataviadas con sendos fracs masculinos, las reconocimos de inmediato les ofrecimos asiento y nos felicitaron por nuestros bailes, la Baker quiso hacer conmigo unos pases que le habían gustado y terminamos riendo todos, al poco entró un camarero con la bebida y un fotógrafo, que sacó varias instantáneas.
Dos días más tarde nos encontrábamos en un palco en el Teatro Palladium de Londres con Lady Astor y su marido Lord Astor disfrutando del espectáculo de Josephine Baker, para fines benéficos, ya que pronto la Baker iba a una gira por Estados Unidos, al terminar fuimos a cenar a un famoso restaurante.
Estamos en 1936 y voy a cumplir 20 años, vamos perfeccionando los idiomas, algunos se han desplazado a distintos países para recabar información, con documentaciones falsas, cada vez aprendemos más cosas sobre espionaje, armas y resistencia a malos tratos, estos los sufríamos a manos de militares de las Fuerzas Especiales y duraban días, semanas y en algunos casos varios meses, siempre por separado cuando reaparecíamos estábamos hechos polvo mentalmente y físicamente.
En nuestras ausencias en los bailes del Club, se encargaban dos chicos del grupo y tenían tanto éxito como nosotros, aunque habíamos hecho algunos cambios, a veces eran gladiadores, otras jóvenes griegos o con andanzas medievales algo más divertidas, pero muy sensuales, el encargado de los montajes era mi querido Brandon ya bastante repuesto y nos amábamos, saboreando nuestros cuerpos, pero lo bueno no dura mucho tiempo y nos tuvimos que separar, Brandon se quedaba de enlace criptográfico, yo fui destinado a la ciudad de la luz y el amor, París. Antes de partir me penetró varias veces y yo correspondí de igual forma, estábamos en la primavera de 1939, se oían rumores de tropas alemanas en estado de alerta en varios frentes, siempre alentados por las ideas fascistas y radicales, como Mussolini en Italia.
En París me instalé en un discreto hotelito muy céntrico, los habitantes parecían ajenos a todo el movimiento proveniente de Alemania y la vida nocturna era bastante animada, los primeros días decidí conocer la capital, realmente hermosa, compré una bicicleta y de esa forma me desplazaba más fácilmente, visité unas sastrerías y varias tiendas más equipándome con ropa de suma elegancia y a la moda, también contacté con algunos de mis enlaces de forma muy discreta y reservé mesa en un club nocturno.
El local era “Chez Josephine” y allí me reencontré con la Venus de Ébano, Josephine Baker, estuvo encantada de verme de nuevo y durante varios días me enseñó más locales, asistiendo al estreno de Edith Piaf en el teatro ABC de París, conocí a diferentes artistas, pintores, poetas, escritores, también editores, arquitectos y algunos médicos muy reconocidos, todas las tardes en locales de Montmatre se hablaba de todo incluyendo un poco de política, habían partidarios de la paz y otros que pensaban ya en una guerra cercana, pasaron semanas y me había integrado en esos grupos, mis paseos cada vez eran más largos reconociendo las afueras y cercanías de la capital, un clérigo me mostró las catacumbas y los osarios de Los Santos Inocentes, muy lúgubre pero podía servir de refugio y posibles huidas. Semanas después alquilé un coche y fui recorriendo algunas poblaciones, primero cercanas y luego más lejos, pero siempre terminaba en París, esa ciudad me embrujaba.
Una noche fui a un local que me habían recomendado Le Papillon (La Mariposa), estaba a bastante lleno de hombres y jóvenes, algunas “mujeres”, encontré un rincón en la barra y pedí una bebida, inspeccioné el local, había una pequeña pista donde jóvenes y mayores bailaban, entonces descubrí entre el gentío dos rostros conocidos, que bailaban frente a una de esas “chicas”, en ellos reconocí a dos oficiales amigos de Otto, mi querido amigo alemán. Entonces fueron bajando la intensidad de las luces y sobre el escenario apareció un hombre hablando de las excelencia de los artistas y después de anunciar su nombre apareció un hombre imitando a Mae West, fue recibida con un caluroso aplauso y cantó, poco después tras pasar tras un biombo apareció en segundos como Marilyn Monroe cantando de nuevo, mientras esto ocurría en el escenario los dos alemanes vestidos de paisano se acercaban a la barra, seguidos por esa extraña criatura vestida de mujer y uno de ellos miró en mi dirección reconociéndome, le dio un codazo al otro y tras despedirse del joven travestido se acercaron donde yo me encontraba.
Uno alto, delgado bien parecido, ojos claros y cabello rubio ceniza bastante corto, él otro algo más bajo y robusto, la cabeza muy rasurada de cara agradable, parecía más un luchador por sus músculos, me dieron la mano cortésmente repitiendo sus nombres que yo ya sabía, el alto Maximilian y el robusto Helmut, nos pusimos a hablar siempre en francés, y les pregunté por Otto, entonces me indicaron que fuéramos a un reservado para hablar y una vez en el lugar me dijeron que estaba en un lugar costero de Suecia y que era algo sumamente secreto, pedí unas rondas más y comenzaron a contarme algunas cosas más, así averigüé que tenían un largo permiso y pensaban visitar toda Francia, por si entraban en guerra, para saber las zonas más vulnerables, me lo contaban porque yo era Neil Weiss, amigo del asesinado Manfred y de Otto, me consideraban un buen joven germano, entonces me ofrecí para acompañarlos en su recorrido, así podía ver algo que a ellos se les pasara por alto y quedamos en salir al día siguiente.
Maximilian cambio de tema diciendo: ¡Otto, siempre hablaba de ti de forma reverente asegurando que tu potencia conseguía darle hasta tres y cuatro orgasmos sin sacarla y llenándolo tantas veces que del culo le chorreaba tu semen! Yo me encogí de hombros respondiendo: ¡Creo que fantaseaba con ello, ja, ja, ja! Helmut sacó su pitillera y ofreció cigarrillos para los tres, solamente de un lado de la pitillera, tenían un color más oscuro que los otros, eran según dijo “relajantes”, continuamos bebiendo, las manos de ambos no dejaban de manosear mi entrepierna y terminamos en la amplia suite-habitación de su hotel. Allí tomamos más bebida y fumamos de nuevo esos placenteros cigarrillos, mientras nos desnudábamos unos a otros, estábamos desnudos en el salón de la suite.
Mientras saboreaba el licor y fumaba, ambos colegas se agacharon uno al lado del otro paseando sus lenguas a lo largo de mi verga, una mano de Max apretaba mi nalga mientras la otra acariciaba mi cuerpo, Helmut sujetaba con su mano mi verga y la chupaba con ansiedad, la otra mano acariciaba mi pie e iba subiendo de forma sensual por mi pierna deteniéndose en los genitales sujetando mis huevos acariciándolos, mi verga iba de una boca a la otra y yo gemía incitándoles a continuar chupando, me senté a horcajadas en el apoyabrazos del sofá y Max inclinó su cuerpo sobre mi verga chupándola, Helmut se puso detrás de su amigo y compañero, sujetando su polla la ensartó de un golpe en el culo de Max, éste se quejó pero continuó chupándome y Helmut lo taladraba con su gruesa verga una y otra vez, mientras Max se masturbaba, estiré mis manos sujetando las muñecas de Max impidiendo que se masturbara separando sus brazos en cruz al tiempo que proyectaba mi pelvis hacia arriba clavándole mi verga profundamente en su garganta y soltando mi semen mientras gemía, el pobre Max no podía hacer otra cosa que tragarse mi corrida. Cuando terminé fui deslizando mi cuerpo hacia abajo quedando de rodillas delante de su polla, agarré sus bamboleantes huevos tirando de ellos hacia abajo y chupé con fuerza su verga mi otra mano con los dedos mojados acariciaban su tetilla, apreté mis labios y no resistió mi presión bucal terminando por estallar dentro de mi boca soltando largos suspiros contorsionando su cuerpo, lo que provocó que Helmut terminara llenando el culo de Max con su corrida mientras gemía guturalmente.
Nos derrumbamos en el sofá agitados, las manos de Max sobre mi cara la acercaron a la suya y nos besamos, su lengua buscaba la mía, esa boca me provocaba escalofríos de placer y mi verga comenzó a resurgir de nuevo, puso su mano sobre mi verga encontrando la mano de Helmut sujetándola, giré la car hacía éste buscando sus labios, nos besamos con fuerza, mis manos acariciaban las vergas de ambos, ya que yo estaba entre ellos dos y comenzaban a endurecerse, la polla de Max estaba dura como una roca, entonces me levanté y dándole la espalda fui descendiendo mi cuerpo clavándome su verga en el culo y en el último instante separé mis nalgas empujando hacia abajo quedando bien ensartado, ambos gemimos y lentamente comencé a trotar sobre su polla, Helmut se puso entre mis piernas chupando mi verga mientras mi cuerpo subía y bajaba, pasado un rato desmonté y puse a Helmut en mi lugar clavándose la verga de su amigo Max.
Max sentado penetrando a Helmut que dándole la espalda trotaba sobre la verga del primero, me subí de pie sobre el sofá frente al musculoso Helmut y sujetándome en el respaldo del sofá fui bajando sobre la verga de Helmut que entró forzando mi ano al ser más gruesa que la de Max, yo estaba quieto mientras él subía y bajaba follándome y follándose, mi polla le rozaba sus labios mientras sacaba su lengua cada vez que la tenía delante la chupaba, mi verga cimbreaba de placer, levanté mi cuerpo sacándome la polla de Helmut y sujetando su cabeza la enterré profundamente en su boca corriéndome de tan intenso placer, se tragó todo mi semen, me puse entre sus piernas chupando su verga mientras continuaba saltando sobre Max y cuando la tragué muy honda derramó su semen dentro de mi boca gimiendo, lo mismo hizo Max que le acariciaba el cuerpo musculado y terminó llenándole el culo con su semen mientras ronroneaba de gusto.
Todos estábamos algo beodos y agotados, nos levantamos entrando en el amplio dormitorio, se tumbaron boca abajo sobre la parte baja de la cama, yo busqué el refrigerador y saqué unos tarros de barro, uno con nata helada y otro con chocolate frio, además tomé unos trozos de hielo y lo dejé sobre el carrito del desayuno acercándolo a la cama, Max miraba lo que me retardaba en juntarme a ellos, entonces le pregunté: ¿Maximilian, que te gusta más la nata o el chocolate? Él sonriendo dijo: ¡La nata! Yo añadí: ¡A mí me gustan los dos! Y lo puse boca arriba, mojé mis dedos en la nata y los metí en su boca, los chupó con frenesí, al poco untaba su verga y el ano con la nata, comencé a chupar su verga Iniesta que fue creciendo nuevamente, continué lamiendo sus huevos bajando al ano chupándoselo con fuerza limpiando cualquier rastro de la nata helada, su ano palpitaba de placer y comenzó a masturbarse muy lentamente. Me acerqué al musculoso Helmut que nos miraba, se dio la vuelta quedándose boca arriba, mojé mis dedos en el chocolate y los metí en su boca, mientras untaba su verga y huevos con el mismo producto, que degusté con la misma intensidad que a Max momentos antes.
Hice que Helmut se pusiera de rodillas al borde de la cama y encima de él coloqué a Max apoyando su cuerpo sobre la espalda de Helmut, ambos culos quedaban a mi merced uno encima del otro y cogiendo con mis manos unos trozos de hielo los acerqué a sendos anos, tanto Max como Helmut protestaron por el frio contacto, pero sus anos se contrajeron cerrándose y quedando muy apretados, me puse de pie sujetando mi polla y de un seco empujón me clavé en el culo de Helmut, que gimió y sacándola de nuevo la enterré de nuevo en su ano comenzando mis contantes penetraciones que le hacían gemir con cada embestida, mis manos sobre el trasero de Max lo acariciaban y mis dedos pulgares entraron dentro de su ano al mismo tiempo que empujaba mi verga dentro de su amigo, soltó un profundo gemido, mis dedos trabajaban al mismo ritmo mientras que el resto de la manos acariciaba sus nalgas, los gemidos de ambos hicieron que explotara dentro del culo de Helmut, las sacudidas de semen en su culo provocaron que él mojara las sábanas con el suyo apretando su esfínter y mi verga. Saqué mi verga del culo de Helmut y enseguida penetré a Max antes que mi polla perdiera potencia, pero el interior del ano estaba prieto y provocó que me endureciera de nuevo, tan caliente estaba su interior, que me producía un ligero temblor en las piernas de tanto placer, tomé su verga dejándola sobre el ano de Helmut y mientras bombeaba su culo acariciaba su verga provocando que apretara más su ano contrayéndose constantemente y ambos estallamos al mismo tiempo, volví a llenar ese otro culo tan apetitoso con mi semen y él mojaba con el suyo el ano de su amigo Helmut mientras retorcía su cuerpo con espasmos de placer, y entonces me vinieron ganas de orinar, aprovechando tan caliente agujero fui soltando mi orina dentro de Max, segundos después apretando mi verga la saqué clavándola de nuevo en el culo de Helmut terminando de orinar también dentro de su culo.
Cuando terminé tiré de las sábanas mojadas con su semen y mi orina, cayendo de espaldas al suelo arrastrando a mis colegas de sexo, los acerqué cerca de mi cara y acariciando los genitales de ambos comenzaron a mear sobre mi cara y empapando en su totalidad la sabana, sus cálidos orines resbalaban por la comisura de mis labios, al terminar chupé prolongadamente sus vergas y finalmente se dejaron caer a mi lado extenuados, así despertamos al amanecer siguiente.
Cada día recorríamos diferentes lugares tanto costeros como fronterizos del interior y los más importantes se marcaban en un mapa con unos números según su posible importancia. Yo solía conducir el vehículo alquilado y ellos a veces discutían para ver quien se sentaba a mi lado, ya que les gustaba hacerme una mamada mientras conducía, en ocasiones pasadas unas horas se cambiaban entre ellos, mi abultada verga les producía inmensas ganas de sexo continuado y por las noches los follaba a los dos dejándoles el culo bien abierto, se tragaban mi semen, mi orina, también sus propios fluidos, ahora los dominaba con el sexo, pero yo estaba como distante pero los animaba, mi mente repetía mentalmente los números marcados en el plano y cuando dormían en un pequeño cuaderno apuntaba mi famosa sopa de letras con los datos del mapa. Y así pasaron hasta tres semanas, ellos tenían que regresar pronto a Berlín, yo dije que quería indagar sobre unos terrenos cerca del Rosellón y conocer Niza, se ofrecieron a acompañarme, Bajamos con coche hasta Perpignan y ellos quisieron mostrarme el campo de refugiados españoles, huidos en la guerra civil, muy ufanos comentaban que si Alemania invadiera Francia ya se encargarían de “esos” refugiados.
Estábamos comiendo unos bocadillos, yo paseaba fuera del coche estacionado en un rincón bajo unas arboledas mientras ellos estaban algo más alejado hablando animadamente, de repente noté ligeros movimientos en los arbustos, me agaché como para atarme los cordones del zapato y en voz baja dije: ¿Quién está ahí? Una voz temblorosa respondió en un mal francés: ¡Réfugiés espagnols! ¿Manger? Entonces con mi perfecto español dije: ¡Mueve la rama para enviarte un bocadillo! Se movió una rama y envié el bocadillo, oí murmullos de agradecimiento y añadí: ¡Voy con amigos a Perpignan, dejaré el maletero un poco abierto, pero no tienes que hacer ruido, para delatar tu presencia! Cuando nosotros tres subimos de nuevo al coche por el retrovisor vislumbre movimiento cerca del maletero, poco después arranqué, en el trayecto hablé con mis amigos alemanes diciéndoles que me quedaría en Perpignan y seguiría la ruta costera hasta Niza, así esta noche lo celebraríamos antes de su partida, ellos protestaron un poco pero les convencí que era lo que mejor para todos. Y esa noche hubo fuegos artificiales en la habitación, me follaron los dos y yo a ellos varias veces, terminando todos agotados, los dejé adormilados diciéndoles que iba a dar una vuelta caminando.
Antes de salir de la habitación guardé unos emparedados y muslos de pollo y unos refrescos que habían sobrado de nuestra cena, bajé al coche abriendo el maletero con cuidado y allí encontré a dos jóvenes dormidos muy acurrucados uno junto al otro sus ropas echas jirones y en muy mal estado, los desperté con cuidado y se sobresaltaron al verme, les ayudé a salir, les entregué la comida y bebida, que devoraron ferozmente, estaban muy delgados, parecían muy jóvenes y las ropas les quedaban grandes, el que parecía mayor tenía pelillos en la barba y bigotes muy escasos, el otro muy lampiño, ambos morenos de cabello y ojos marrón dorado, cuando terminaron me dieron las gracias y dije: ¿Dónde vais a dormir? El mayor de nombre Miguel dijo: ¡Bajo las estrellas y libres del campo de refugiados! Añadí: ¿Sí consigo una habitación para vosotros, os portareis bien? Y ambos se miraron entre ellos asintiendo con la cabeza, entré en el hotel y pedí una habitación de matrimonio, firmé y me entregaron la llave, el conserje nocturno volvió a dormitar y los hice pasar sigilosamente, fuimos al cuarto de ellos, les dije que se ducharan y durmieran, que volvería al día siguiente a buscarlos, me marché sin mirar atrás volviendo a mi habitación encontrándome durmiendo a Max abrazado a Helmut, me tumbé en el sofá quedándome como un tronco.
Apenas había dormido unas horas cuando me levanté antes que mis compañeros de habitación, encargué el desayuno para tres y los desperté de forma cariñosa haciéndoles sendas mamadas y masturbándolos mientras me llenaban la boca con su semen, cuando terminaron les dije: ¡Chicos es hora de vuestro desayuno! Mientras decía esto mostraba mi polla muy dura mientras yo estaba de rodillas sobre la cama y ambos, como perras en celo se empujaban para poder chupar mi verga el primero, al poco sus bocas se alternaban, a punto de correrme junté sus caras y me fui masturbando mientras ellos sacaban sus lenguas para no perderse ni una gota y estallé sobre esas gustosas bocas salpicándolos con mi semen, se besaron y limpiaron mi polla lamiéndola con fuerza.
Llamaron a la puerta con nuestro desayuno, me acerqué y abrí la puerta, el joven camarero me miro de arriba abajo y me percaté de mi desnudez, le pedí disculpas y le di una buena propina, desayunamos muy animados mientras intentaban convencerme que volviera con ellos, pero no lo consiguieron, nos duchamos y nos vestimos, los acompañé hasta el coche y nos despedimos, quedando en vernos pronto en Berlín. Volví al hotel y le encargué al conserje desayuno para tres en la otra habitación, pidiéndole que me abriera la puerta ya que me había dejado la llave dentro, él muy amable me acompañó abriéndola, le di una propina agradeciéndoselo. Al entrar en la habitación me encontré a los dos refugiados durmiendo en la cama abrazados y entonces reparé en algo, el más joven tenía las facciones demasiado finas y delicadas, se trataba de una chica, su mal corte de pelo y las ropas me habían confundido la noche anterior, llamaron a la puerta y abrí volvía a ser el mismo joven camarero de antes, él se ruborizó al verme en otra habitación pero esta vez vestido, al dejar el carrito del desayuno, le pregunté por una tienda para comprar ropa para los dos jóvenes, me dio la dirección y le volví a dar una generosa propina retirándose inmediatamente, con sumo cuidado levanté las sábanas y miré ambos cuerpos, los cubrí de nuevo, tomando la llave, salí cerrando tras de mí. Desde el vestíbulo hice unas llamadas a Londres, hablé con Albert Weiss y un alto oficial, colgué el aparato y salí de compras, una hora y media después estaba de nuevo en la habitación despertando a los jóvenes durmientes.
Les acerqué la ropa, Miguel se comenzó a vestir sin ningún pudor delante de mí, pero su acompañante fue al baño a vestirse apareciendo bien arreglado pero descalzo, le entregué unos zapatos y dije: ¡Son algo más grandes para que no se note tu diminuto pie! ¿Cómo te llamas? Me respondió con una suave voz: ¡Mi nombre es Isabel! Aunque yo lo sabía al haber revisado sus ropas encontrando los papeles del campo de refugiados, puse un calcetín en cada zapato y se los puso, entonces Miguel preguntó: ¿Por qué nos ayudas, ayer hablabas con los otros en alemán, con nosotros en español y con el camarero francés? ¿Quién eres y que pretendes hacer con nosotros? Entonces dije: ¡Primero desayunar algo, aunque ya estará frio! Y comieron con apetito.
Algo más tarde pedí en recepción una habitación junto a la de los dos jóvenes, me dijeron que quedaba una de matrimonio pero que compartíamos cuarto de baño, ya que se comunicaban entre ellas por esa zona y la cogí, salimos a comprar más ropa para ellos y los llevé a la barbería, allí les cortaron el pelo y a Miguel lo afeitaron, Isabel apenas hablaba para no denotar su condición, pero el barbero dijo que tenía unas pestañas largas haciendo que sus facciones provocaran un equívoco y se las recortaron, ahora parecían dos jóvenes mozalbetes bien parecidos, fuimos al banco y retiré dinero en efectivo, poco después compré un vehículo, un Hispano Suiza deportivo y descapotable con el depósito lleno, partimos a mirar los alrededores, en un pueblecito costero paramos a comer al mediodía, entonces me contaron su historia:
Isabel y Miguel eran primos, vivían en un pueblo cerca de los Pirineos con sus padres respectivos, pero con la guerra civil hubo rencillas con el párroco del pueblo que pretendía quedarse con los terrenos de ambas familias, al ganar el bando franquista hicieron fusilar a las dos familias, pero ellos en ése momento estaban con el ganado, solo más tarde al regresar detectaron lo ocurrido, hablaron con los vecinos, averiguando quien fue el responsable y se lo hicieron pagar, mientras el párroco dormía calentaron el hierro de marcar el ganado y después de inmovilizarlo le grabaron con el hierro incandescente la mejilla y huyeron juntos sin despedirse de nadie, al cruzar la frontera se encontraron con la dificultad de la cantidad de gente que huía y los internaron en el campo d refugiados de Argelés-sur-mer, cerca de la frontera con España, como no tenían nada de valor vendieron ambos su virtud para poder comer algo, pasados unos meses pudieron colarse bajo las alambradas huyendo del maldito campo, que tan malos recuerdos les traía.
Con tanta sinceridad se me encogió el corazón, entonces les conté parte de mi vida, naturalmente obviando mi labor de espionaje, pero diciendo que conmigo no les pasaría nada, si seguían mis instrucciones, ellos sonrieron mientras asentían, les dije que mi intención era conocer Niza y sus alrededores, ellos moviendo sus hombros aceptaron mi propuesta, cuando tomamos de nuevo la carretera de dije a Isabel: ¡A partir de ahora, tu nombre será Abel! Mirando a Miguel añadí: ¡Tú serás Michel y los dos soy primos míos venidos de España antes de la guerra! Continuamos hablando alegremente, incluso reímos un poco con algunas bromas, eran las primeras sonrisas que les veía, visitamos Niza y sus alrededores, me gustó mucho una antigua construcción cercana, casi medio derruida, fui al ayuntamiento preguntando por la finca, me aseguraron que estaba en venta, entregándome la dirección del abogado de la familia, después de hablar con éste último quedamos de acuerdo en la totalidad de la compra, que se haría efectiva unos días después. Volvimos a Perpignan bastante animados, les fui contando mis planes sobre la finca y ellos parecían contentos que los incluyera dentro de esos planes.
Cenamos en un restaurante cerca del hotel y fuimos a nuestras habitaciones, les indiqué, que estaría al otro lado del baño común, nos despedimos y solo en mi cuarto comencé a pensar en todo tumbado sobre la cama, aflojé mi corbata abriendo unos cuantos botones de la camisa, ya me había sacado la chaqueta y de un puntapié tiré de los zapatos, finalmente me quité los calcetines quedándome descalzo notando el frescor del suelo que me relajaba. Alargué la mano llamando a conserjería pidiendo una botella de champagne Veuve Clicquot y nata con fresas o frutos del bosque. Poco después llamaron a la puerta, me levanté y abrí dejando pasar al joven camarero arrastrando el carrito con una cubitera, unas copas y un plato cubierto con una tapa de plata, me volví a dejar caer sobre la cama, poniendo mi brazo doblado sobre mis ojos, entonces la voz del joven dijo: ¿Está todo a su gusto, señor? Como yo no respondí se acercó tocando mi rodilla, separé el brazo de mis ojos y mirándole a los ojos dije: ¡Perdona, está todo muy bien, gracias por tus atenciones! Él añadió: ¿Sí desea algo más…? La suavidad de su voz era de invitación, mis ojos continuaban mirando los suyos, se arrodilló entre mis piernas, sus manos acariciaban mis muslos y su cara apretaba mi entrepierna, yo gemí…
¡Abel voy a darme una ducha! Le dije a mi prima Isabel y entré en el baño, miré mi reflejo en al gran espejo, me notaba distinto, mi cuerpo sumamente delgado, a mis 20 años ahora parecía más joven y lo mismo le pasaba a Isabel, a mí me forzaron unos brutos para conseguir un trozo de pan reseco, me habían penetrado tres hombres de unos 50 años, con Isabel fue distinto ella se ofreció a cambio de medio pollo, ella siendo dos años menor que yo había sido desflorada por su novio en el pueblo, pero éste luchaba con el bando franquista y no volvimos a verlo. Continuaba mirando mi reflejo, habían vuelto los colores a mi cara, iba a abrir el grifo de la bañera cuando oí una llamada en la puerta contigua y abrí ligeramente la puerta del baño, que comunicaba con la habitación de Noel.
En ése momento Noel estaba tendido sobre la cama mirando fijamente al camarero, éste se arrodilló a los pies de la cama entre las piernas de Noel, sus manos acariciaban los muslos y su cara con la boca abierta frotaba la entrepierna de lado a lado y Noel gemía, las manos del joven camarero abrieron el pantalón, deslizando la prenda hasta el suelo apartándolos, continuó abriendo los botones de la camisa sacándola también, yo estaba obnubilado, si Noel estaba de muerte vestido con su ropa ajustada, desnudo y tendido en el borde de la cama era un dios, que cuerpo tan bien formado, musculoso sin pasarse, una piernas orneadas y potentes, finalmente su verga, una inmensidad, hermosa donde las haya, larga y gruesa, dura y cimbreante sobre su plano vientre ¡Dios que polla más hermosa! Pensé comparándola con la mía, bastante normalita. El camarero sujetaba con sus dos manos tan hermoso cimbel mientras quedaba el capullo al descubierto, esas manos delgadas apretaban la verga y lo masturbaban, su lengua lamía en precioso capullo, poco después la boca del joven camarero chupaba la verga cada vez se tragaba un poco más, una de sus manos acariciaba su propia entrepierna mientras sujetaba la verga con la otra chupándola, las manos de Noel acariciaban el cabello y la cara del joven mientras soltaba roncos gemidos de placer, la cabeza del camarero fue acelerando, Noel intentó apartar su boca, pero el joven continuó aferrado a la verga logrando que Noel soltara su semen dentro de su boca mientras gemía, chupó un rato más y se levantó pasando su mano sobre sus labios, lamiéndose los dedos, entonces se levantó.
Noel incorporó su cuerpo quedando sentado al borde del final de la cama totalmente desnudo, inclinó su cuerpo mientras sus manos abrían y bajaban el pantalón junto al calzoncillo del joven camarero, su verga tan dura saltó hacía delante como un resorte y Noel la engullo con su boca, el joven gimió notando toda su polla encajada dentro de esa boca, que chupaba con fuerza produciéndole escalofríos, esa fuerza me provocaba a mí también escalofríos y mi verga llevaba mucho rato dura bajo la toalla, hacía mucho que no se me ponía en ese estado, desde mi violación. Noel acariciaba las desnudas nalgas del joven empujándolas sobre su cara mientras su boca degustaba esa verga que terminó derramando su savia dentro de tan ansiosa boca, Noel continuo chupando la verga dejándola limpia, se levantó mirando al joven que se subía la ropa, ambos se miraron a los ojos, Noel le preguntó: ¿Cómo te llamas? Él joven respondió: ¡Mi nombre es Jean Pierre! La suavidad de su voz me hizo estremecer y Noel tomando la barbilla del joven con dos dedos acercó sus labios a los de él fundiéndose los dos en un perfecto y armonioso beso, de pie el cuerpo desnudo de Noel era aún más espectacular, cuando separaron sus labios el joven se disculpó alegando que tenía que volver al trabajo, Noel le quiso dar una propina pero el joven Jean Pierre la rechazó y casi al mismo tiempo los dos dijeron: ¡Gracias! Al coincidir ambos rieron como niños pequeños y se besaron de nuevo, poco después el camarero salió de la habitación.
Noel abrió el champagne llenando dos copas mientras decía: ¡Miguel puedes pasar! Él seguía desnudo como un dios griego, crucé la puerta del baño entrando como hipnotizado acercándome a él, me tendió una copa tomando él la otra, me miró a los ojos con tal intensidad, que mis piernas se aflojaban, levantó su copa en un brindis diciendo: ¡Por la vida! Yo respondí: ¡Eso espero! Y bebimos ese fantástico champagne, que entraba de forma tan agradable al paladar, Noel pasó su brazo sobre mis hombros inconsciente del efecto que me producía el calor de su cuerpo rozando el mío, una de mis manos la puse sobre la toalla tapando mi verga que volvía a levantarse, él acercó su boca a mi oído diciendo, que era normal lo que me pasaba y preguntó: ¿Cuánto tiempo hace que no te masturbas? Titubeando farfullé: ¡Desde que me violaron hace unos 8 o 9 meses! Noel levantó la tapa y apareció un enorme plato de nata junto a un bol de fresas maduras, tomó una fresa mojándola con nata y poniéndola entre mis labios, repitió lo mismo para él, tomamos otro sorbo y colocándose delante mío juntó sus labios con los míos, un leve aleteo y mis ojos fueron soltando lágrimas, entonces fue besándolas a medida que caían por mi cara, mi llanto se acrecentó y entonces sus manos me abrazaron, yo enterré mi cara entre su cuello y el hombro sollozando como nunca antes lo había hecho, me levantó en vilo llevándome a la cama, me sacó la toalla y me tapó, él se tendió junto a mí abrazándome mientras murmuraba: ¡Suéltalo todo, tu rabia, tu indignación, tu impotencia ante la adversidad, descarga tu ira, llora cuanto quieras, yo seguiré aquí para que lo superes y ayudarte!
Estábamos desnudos abrazados como dos amantes y solamente quería llorar, pero el contacto de su cuerpo tan cálido me reconfortaba y poco a poco fui dejando de llorar, sus labios besaban mi cara saltándose mis labios, entonces fui yo quien buscó esos labios tan anhelados, mi falta de experiencia se notaba en mis besos, su lengua entró en mi boca saboreándola, mi cabeza me daba vueltas con tal sensación de placer, ahora yo también movía mi lengua entrando en su boca, al separarnos estaba casi sin aliento, entonces deshizo el abrazo juntando sus manos y las frotó con fuerza soplando entre ellas mientras seguía frotándolas, las metió bajo las sábanas acariciando mis genitales y la verga, estaban casi ardiendo, el inmenso calor unido a su contacto provocaron que apenas con unos roces eyaculara sobre mi vientre, yo solté: ¡Ahhh, ahhh, lo siento, lo siento! Paseó su mano sobre mi semen llevándoselo a la boca lamiendo los dedos, lo repitió varias veces dejando mi vientre limpio, entonces comenzó a acariciar mis huevos tirando de ellos hacia abajo y casi de inmediato mi verga fue recuperando su dureza anterior.
Me dio la vuelta quedándome sobre su cuerpo, notaba la dureza de su potente polla apretada contra mí, entonces separó las piernas y cogiendo mi dura verga la acercó a su culo, con ambas manos apretó mis nalgas contra él empujando mi verga dentro de él, ahora sus talones golpeaban mis nalgas mientras lo penetraba, su cara de placer, hizo que mi primera follada sería inolvidable para mí, colocó sus manos bajo sus corvas levantando más el culo y terminé de penetrarlo de forma contundente, gemí, notaba mi verga apretada dentro de su culo, fui retirándome lentamente clavándome de nuevo, gemimos los dos, cada vez salía más entrando de nuevo, mi boca buscaba el contacto de la suya y con más confianza en mí fui penetrándolo, entonces sus manos separaron sus nalgas clavándome más adentro y solté un profundo gemido, notaba su verga palpitando entre nuestros cuerpos, mientras nos besábamos nuestros ojos no dejaban de mirarse con intensidad y satisfacción, mis movimientos de pelvis se aceleraban al ritmo de nuestras bocas y las profundas respiraciones, en ése momento noté unas sacudidas entre nuestros cuerpos su verga estaba descargando su semen mojándonos a los dos con cada contracción apretaba su ano provocando que terminara soltando mi semen dentro de su culo mientras soltaba un resoplido de placer, fui sacando mi verga e incorporé mi cuerpo quedándome de rodillas mirando tan esplendido cuerpo vi el semen derramado por él sobre su cuerpo, me incliné sacando mi lengua lo probé, al poco había lamido todo su cuerpo, finalmente mis labios buscaron su verga y la chupé, continuaba medio erguida, mientras la chupaba pensaba, mi primera penetración, mi primera mamada y mi primer semen en la boca y sonreí mentalmente, mi mano masturbaba la verga de Noel mientras que pasaba mis dientes por el capullo con suavidad, era tal placer que yo me estaba empalmando de nuevo, Noel se percató de ello y tirando de mis piernas me puso en posición opuesta a la suya, entonces noté su boca aprisionando mi polla ¡Que delicia de boca! Y terminamos de nuevo llenando nuestras bocas con un nuevo semen de cada uno, yo me tragué el suyo y él el mío, relajados nos colocamos para dormir, en cuanto mi cabeza tocó la almohada me entró el sueño, antes me quedarme dormido me pareció oír llantos…
Me he despertado y veo que Miguel no está en la cama, voy al baño algo preocupada, entonces descubro que no está allí, pero la puerta que comunica con la habitación de Noel está abierta, asomó la cara y veo a los dos en la cama, Miguel sobre el cuerpo de Noel, se besan apasionadamente, Noel separa sus piernas, mis ojos derraman lágrimas, Miguel parece feliz, vuelvo a la cama, intento dormir, pero las lágrimas continúan saliendo de mis ojos irritándolos, me los seco una y otra vez, entonces pienso en todo lo que me ha ocurrido los últimos años, mi novio Francisco, que prometía amarme tanto y no podía vivir sin mí, me entregué a él ante su ardiente pasión, me desfloró pero yo lo amaba a pesar del dolor causado en el primer momento, poco después huía integrándose en el ejército de Franco, ni una palabra de despedida, ni cartas, nada de nada, luego las muertes de nuestros familiares, ahora solo nos teníamos Miguel y yo, las largas caminatas hasta llegar a la frontera, todo para ser internados en un campo de refugiados, no teníamos nada para ofrecer para conseguir comida y agua, Miguel había conseguido en varias ocasiones pan y algunas patatas, cada vez que volvía se encontraba indispuesto durante varios días, finalmente pude sonsacarle la forma de conseguir la comida, lo penetraban por detrás, lo apreté junto a mí dándole las gracias, entonces decidí buscar yo la comida aunque eso significara entregar mi cuerpo al manoseo, de esa manera pasaron casi dos años, hasta que Miguel buscó la forma de escabullirnos por la alambrada, los nervios continuos de ser perseguidos, escondernos constantemente, hasta encontrarnos con un coche, el hombre hablaba algo parecido al alemán con otros dos, pero luego habló español y entramos en el maletero de su coche, a partir de entonces todo parecía ir bien, incluidas la comida y las camas, no me gusto cortarme más el cabello y vestirme de nuevo como un chico, pero su razonamiento me convenció, ahora se les notaba felices y yo desdichada. Enterré la cara en la almohada sollozando de nuevo con más fuerza…
Entonces unos fuertes brazos me toman en vilo, uno por la espalda y el otro por detrás de las rodillas, noto un torso desnudo muy cálido cerca de mi cara, una suave voz murmura: ¡Shsss, shsss, todo va bien! Y deposita mi cuerpo sobre otra cama, esas manos me saca el pijama dejándome desnuda, mis ojos irritados de tanto llorar no enfocan bien, poco a poco veo la dulce cara de Noel cerca de la mía, mientras acaricia mi cabello corto y la noche pasó demasiado deprisa.
Desperté a su lado con mi mano sobre su pecho y la mano de Miguel sobre la mía, ambos nos miramos sonriendo, entonces recordé: ¡Que manos tan sabias! ¡Qué labios, tan suaves que te dan escalofríos de placer! ¡Qué lengua, no quedó rincón por recorrer! ¡Y esa boca chupando todo mi ser haciéndome retorcer de placer! ¡Además esa verga tan poderosa y placentera! Éste hermoso hombre me produjo tres orgasmos sin penetrarme y tres más con su potente ariete mientras me susurraba, que yo era su primera mujer, que era muy hermosa por fuera y por dentro, yo había protestado diciendo que tenía los pechos pequeños, pero él alegó, que eran perfectos cabían en sus manos y sus labios sobre mis pezones los erguían con rapidez, sus cálidas palabras me alegraron el corazón, quedándome dormida junto a él y Miguel al otro lado.
La suave voz de Noel dijo: ¡Buenos días! ¿Habéis descansado bien? Tanto Miguel como yo nos miramos respondiendo: ¡Sí de fábula!
Llamaron a la puerta, salté de la cama cubriéndome con una toalla en la cintura, apareció Jean Pierre, entró con el carrito del desayuno diciendo alegremente: ¡Buenos días señor Noel! Yo respondí: ¡No me llames señor, me haces mayor y solo tengo 23 años! Tirando de la solapa de la chaquetilla le besé los labios diciendo: ¡Buenos días Jean Pierre! En ése momento el joven camarero se dio cuenta que habían dos jóvenes en la gran cama, medio apoyados en la cabecera uno se cubría casi hasta el cuello, el otro con el torso desnudo, al que se tapaba se le escurrió la sábana dejando unos bonitos pechos a la vista, era una linda muchacha, el joven estaba embobado y le dije, que eran mis sobrinos, entonces mirándome a los ojos susurró: ¡Yo quiero tener unos sobrinos así de guapos y la joven es muy hermosa! Entonces le dije, que nadie tenía que saber que era una chica, por su seguridad, él asintió, entonces poniendo su mano sobre mi pecho sobre el corazón dijo: ¡Nadie lo sabrá! Y acercando sus labios a los míos me besó, poco después se marchaba. Al acercar el carrito a la cama dije: ¡Creo que tenéis un admirador, sobre todo tú Isabel, te encuentra muy hermosa y guardará silencio!
Dos días más tarde fuimos a Niza de nuevo, allí firmé ante notario la compra de la finca, después de pagar lo acordado, se tenían que hacer reformas, pero ya habría tiempo para eso, era hora de volver a Londres con mis informaciones y así lo comuniqué a los dos primos, nos despedimos de Jean Pierre y subimos hasta París, más tarde desde El Havre partíamos hacia Inglaterra, los jóvenes llevaban pasaportes nuevos, les esperaba algo distinto, otro país, otro idioma y otras costumbres, les iría bien…
Continuará.