Bastards 2ª parte
Su boca saboreaba la mía, mis manos lo iban desnudando y finalmente me penetró de tal forma que me llenó totalmente, sus empujones eran potentes y los dos gemíamos, mi ano ardía en deseo y
BASTARDS 2ª PARTE
Continuo mirando las antiguas fotos y recordando aquellos años, éramos tan jóvenes, inexpertos en algunas cosas y con ganas de comernos el mundo…
Dev y yo nos deslizamos lentamente al son de un vals, nos hemos hecho populares y cotizados en éstas fiestas, estamos en 1932, nos encontramos en un Club Privée para Hombres, alrededor de la gran pista un montón de sofás y mesitas mitad en penumbra, todos ocupados por caballeros de distintas edades acompañados de jóvenes, algunos de nuestro internado, otros ya vienen juntos pero todos muy bien vestidos de forma elegante, notamos sus miradas mientras danzamos con suavidad al son de la música, no se oye ni un murmullo, parece que contienen el aliento, nosotros enfundados en un frac negro, con pantalón de cintura alta con pinzas, la camisa, chaleco y lazo blancos, los zapatos de charol brillan como un espejo y nuestros cuerpos casi pegados mientras nuestras vergas se rozan de vez en cuando al contacto con el muslo del otro, la pieza termina y saludamos al público que aplaude.
Nos separamos un poco, bebemos un poco de agua y comienza otra melodía, es un tango, nos hemos desprendido de la chaqueta del frac, los movimientos son más eróticos, ahora nuestros cuerpos están pegados uno al otro, con las zancadas largas nuestros culos tensan el pantalón remarcando muy bien el trasero, mientras giramos uno entorno al otro nos desabrochamos el chaleco blanco mutuamente, tras un movimiento calculado Dev queda detrás de mí, sus manos por debajo de mis brazos toman el centro de la camisa y de un fuerte tirón la separa haciendo saltar los botones de mi camisa en todas direcciones, mostrando mi amplio pecho, pongo los brazos hacia atrás y él tira de la camisa llevándose también el chaleco, mi parte superior solamente unos tirantes blancos y el lazo en mi cuello, el pantalón tiene varios botones desabrochados en la bragueta mostrando mi plano vientre, suenan aplausos. Algunos de los jóvenes se han tirado al suelo cogiendo los botones como trofeo.
Las manos de Dev acarician mis brazos y mis pectorales, desliza una mano hacia abajo entrando en el principio del abierto pantalón apretando mi cuerpo contra el suyo, me doy la vuelta y separo los botones de su chaleco y de un fuerte tirón abro su camisa, más botones por el suelo y le quito ambas prendas, se queda igual que yo, todo esto mientras seguimos el son de la música del tango, deslizo sus tirantes que quedan colgando sobre el pantalón como si de serpientes se trataran, Dev hace lo mismo y cruzando nuestros brazos continuamos bailando, una pirueta más y deslizo mi cuerpo hacia abajo paseando mi lengua por todo su cuerpo dejando el rastro de mi saliva sobre éste y quedando mi cara pegada de lado sobre su abultada entrepierna, mientras él aprieta mi cabeza contra esa parte y termina la danza con esa pose final, aplausos ensordecedores saludamos, sueltan billetes sobre la pista y nos acercamos a la barra del fondo para tomar unos refrescos, allí varios clientes nos felicitan y coquetean con nosotros, algunos ya los conocemos de otras veces anteriores, uno de los camareros ha recogido del suelo los billetes que nos habían tirado mientras bailábamos y nos lo entregó, les dimos buenas propinas y tomando nuestra ropa fuimos a cambiarnos, poco después volvíamos a casa de Sir Weiss.
Alfred y Ariel nos estaban esperando en la biblioteca, poco después cenábamos los cuatro, se había vuelto una rutina, el señor Weiss nos trataba como a su hijo, él nos había enseñado a bailar, repitiendo los pasos una y otra vez, lo mismo nos rectificaba los modales en la mesa y en las conversaciones, sin regañarnos, pero de tal manera que seguíamos sus indicaciones, en los pocos meses, actuábamos como unos verdaderos “gentleman”, de forma correcta y educada, nos había dejado claro, que no quería que nos prostituyéramos por dinero, pero las exhibiciones de baile subidas de tono era distinto, era un arte y nosotros dos lucíamos muy bien. Por otro lado había hablado con los curas del internado y a cambio de habitar en su mansión, había promovido unos cursos de idiomas para los chicos de nuestra edad, él corría con los gastos de los profesores, aprendíamos francés, alemán y sueco, también daban clases de italiano y castellano. Ariel, pese a tener padre asistía con nosotros para aprender idiomas. Por la noche Dev y Ariel dormían juntos, eran inseparables estaban enamorados, yo nunca tuve celos, me gustaba verlos así. Alfred Weiss de vez en cuando me preguntaba si quería compartir su cama, la dulzura y la forma de decirlo me llenaban de júbilo y su contacto me enardecía mucho, él me daba tanto placer que a veces teníamos que darnos un receso, después de terminar 3 veces, volviendo al ataque 2 veces más, sus folladas eran potentes.
Al principio fue como la primera vez en el sillón, me penetraba, pero poco a poco fue buscando darme placer y chupaba mi verga mientras yo lo hacía con la suya, más adelante se atrevió a lamer mi ano separándome las nalgas, le gustó tanto, que pasaba mucho rato lamiéndolo, finalmente un día me pidió que lo penetrara, quería saber lo mismo que yo sentía cuando él me penetraba, mi verga se estaba desarrollando cada vez más y por supuesto le dolió, pero poco a poco también comenzó a disfrutar con mis empujones y a veces me pedía que lo penetrara. A veces nos quedábamos hablando de sus negocios y me enseñaba la forma de tratar con la gente con poder, me enseñaba los libros de contabilidad y como cuadrar todo y unas fichas escritas de amigos, clientes y competidores, con todos sus datos y gustos, así sabía el aniversario de la boda, el de la mujer y del marido, e incluso los hijos.
Como en el colegio Devlin pasaba bastante rato con Ariel, sus amigos, sin pretenderlo me tomaron como cabeza del grupo, les iba enseñando las maneras del buen comportamiento, la forma de hablar correctamente, el bailar un poco y les comenté, que si alguna vez los elegían para acompañar al caballero de turno intentaran averiguar referencias del personaje, como mujer, hijos, trabajo, además sus gustos en cuestión de sexo. En la buhardilla monté una pequeña oficina y cuando se corrió la voz, todos venían a informarme, yo rellenaba unas tarjetas con la pluma y el tintero, con los datos que me daban de cada cliente que tenían y los regalos que les ofrecían. Un día en el patio se me acercó el cabecilla del grupo de los bajos fondos, su nombre Phillips, muy chulo, barriobajero y roba carteras, iba acompañado por varios de sus colegas y me dijo: ¡Rubiales, te crees el dueño del colegio! Yo lo miré fijamente y respondí: ¡No, para nada! ¿Qué quieres? Él mirando a sus amigos dijo: ¡Un porcentaje de todo lo que sacas! Yo que en ese momento estaba solo me puse a reír, eso le molestó y al terminar añadí: ¡El porcentaje de cero es cero, eso es lo que me llevo! Se lo tomó a mal y levantando su brazo con el puño apretado quiso propinarme un puñetazo, yo giré mi cuerpo de lado como en el tango y sujetándole por la cintura lo doble hacía atrás, se encontró mirando al cielo mientras que mis manos sujetaban su cintura, giró la cara mirando a mis ojos y le ayudé a incorporarse. Se plantó de frente diciendo: ¡Esto no va a quedar así! Yo contraataqué diciendo: ¡Sí, esto termina aquí, si quieres os podemos ayudar para que tengáis mejores modales, mejor forma de hablar y menos robar! Phil añadió: ¡Te follaré hasta que revientes! Yo sonriendo hice un ligero ademan con la cabeza mientras soltaba: ¡Cuidado, que igual me gusta! ¡Pero creo, que primero os follaré a vosotros uno a uno, igual os gusta! Me di media vuelta alejándome de ellos y dejándoles pensativos.
Al día siguiente fui a orinar al lavabo del patio, casi al instante a mi lado en el único gran urinario, se puso Phil miraba mi verga mientras meaba y dijo: ¿Por qué no me pegaste ayer? Yo sonriendo dije: ¡De que habría servido que yo te golpeara, para nada! Alargó su brazo y cogió mi verga con su mano, mientras terminaba de orinar, me la sacudió con energía soltando las últimas gotas, su mano comenzó a masturbarme con lentitud, yo alargué mi mano cogiendo su verga, era algo más oscura que la mía pero muy bonita, también lo fui masturbando, dejó mi verga y tomando mi mano me llevó al cubículo del WC y cerrando la puerta me bajó con rapidez el pantalón y agachado deslizó su boca por mi verga, comenzó a chupar con fuerza mientras sus manos apretaban mis nalgas, su cabeza adelante y atrás tragándose mi polla entera, una de sus manos acarició mis huevos, dije: ¡Que placer de boca! Se levantó dejando caer su pantalón sobre sus tobillos y apoyándose de cara a la pared me dijo: ¡Quiero sentirte dentro de mi culo! ¡Ayer cuando nos amenazaste a todos, me empalmé de gusto!
Sujetando mi verga la mojé con saliva y lo fui penetrando con rotundidad, él se quejaba, pero girando su cara besé su boca, su sorpresa inicial pasó a volverse lujuria, su lengua buscaba la mía con desesperación, yo atravesaba su culo cada vez con más fuerza, mi verga estaba ardiente y la estrechez de su ano me causaba inmenso placer, mi boca mordisqueaba su cuello y la nuca mientras aceleraba mi follada y finalmente exploté soltando mi semen dentro de tan lindo culo, mientras lo llenaba con mi semen Phil sujetó su verga apuntando contra la pared para no manchar su pantalón y notando mis chorros terminó soltando su semen sobre las baldosas.
Después de salir de su culo me agaché y limpié mi semen de su ano paseando mi lengua por su ano recién taladrado, le di la vuelta y chupé su verga con frenesí dejándola limpia de cualquier resto de semen, me fui incorporando besando su delgado vientre y llegando a su cara nos besamos con pasión, mi mano apretaba su nuca forzando su cabeza hacía mí, nos separamos y me miró a los ojos diciendo: ¡Soy dichoso, por haber disfrutado contigo, nadie me ha llevado la contraria menos tú y me alegro, así me ha servido de excusa para acercarme a ti, gracias! Nos arreglamos la ropa y salimos de nuevo al patio, poco después se reunía con sus amigos.
Días más tarde se acercó Phil acompañado de Sayed, el cabecilla de los bastardos mestizos, un joven mulato muy atractivo, delgado pero bastante fibroso, cuando estuvieron a mi lado Say dijo: ¡Phil, me ha explicado lo que estás haciendo, reuniendo información, mis chicos son de los más solicitados! ¿Son para hacerles después chantaje? Yo contesté: ¡No, solamente es para saber los gustos de los caballeros, no me gustaría que nadie cayera en manos de uno que les diera una paliza por placer! ¡Cómo le dije a Phil, todos somos bastardos, tenemos que ayudarnos y estar unidos, una buena educación, modales selectos y muy buen oído, para escuchar conversaciones de esos hombres poderosos, tal vez algún día necesitemos de esos contactos! El joven mulato iba asintiendo con la cabeza y dijo: ¡Sea, nos unimos a vosotros! ¿No habrá problemas de razas y credos? Sonreí añadiendo: ¡Si hay diferencias se presentaran delante de nosotros tres! ¿Tenéis que preguntar si tienen problema para llevar un pequeño tatuaje? Ambos me miraron extrañados diciendo al mismo tiempo ¿Tatuaje? Continué: ¡Una pequeña marca distintiva para todos nosotros, sería la unión entre todo el grupo! Saqué de mi bolsillo un anillo, que había comprado en una tienda de bisutería, en el centro una B muy orlada, alrededor con forma circular como un collar de perlas pequeñas y en la parte superior una corona curvada en paralelo con el collar, a los dos les encantó. Les mostré nuestro escondrijo en las buhardillas y regresamos al patio.
Pregunté a mi colega Jasón: ¿Seguro que quedará bien? Él risueño dijo: ¡Claro que sí, pero en esta zona duele algo más, pero debajo del hueso del tobillo, queda más discreto! Dije: ¡Bien empecemos! Me subí al colchón, habíamos amontonado varios de ellos para estar más alto, solamente con mi calzoncillo poniendo la pierna derecha estirada apoyada sobre la otra y mi cuerpo de lado dejando el tobillo listo para el tatuaje, me puse un pañuelo entre los dientes y comenzó el tatuaje, dolía, pero era bastante soportable, escupí el pañuelo y aguanté, allí hacía mucho calor y yo sudaba, entonces entró Sayed se sentó sobre el colchón cerca de mí y cogiendo el pañuelo me lo pasaba por la cara retirando mi sudor, pasó casi una hora quedó terminado, la zona estaba roja pero el dibujo era visible y muy bonito, lo felicité y Jasón dijo: ¡Ahora tienes que ponerte vaselina para que no se infecte! Jasón guardó los bártulos que había usado para el tatuaje y se fue, me iba a levantar para coger la vaselina, pero Say la cogió antes y poniéndosela en la mano comenzó a frotarla sobre mi tatuaje, con ambas manos frotaba mi tobillo, la suavidad de su mano sus dedos delgados y largos me excitaron, el calzoncillo parecía una tienda de campaña.
Say sonrió al ver el rápido crecimiento y dije: ¡No sé si fue por los nervios del tatuaje o el contacto de tus dedos en mi tobillo! Él replicó: ¡Pues ha sido muy rápido el crecimiento! Y su mano fue subiendo por mi pierna entrando por la pernera del calzoncillo, su mano cogió mi polla apretándola mientras soltaba: ¡Buena herramienta, gruesa y larga, muy apetecible! Entonces yo respondí: ¡Se rumorea, que tú tienes una tercera pierna y por eso los hombres te llaman muy a menudo! Say quitando importancia añadió: ¡Son solo rumores, no hay para tanto alboroto! Alargué mi brazo poniendo mi mano sobre su verga, la notaba dura no era muy gruesa pero sí bastante larga, calculé unos 23 centímetros más o menos, se puso de pie junto a mí abriéndose el pantalón y sacando su verga la dejó colgando frente a mí, me senté sobre el colchón y agachando mi cabeza fui lamiendo su verga en toda su longitud, después mis labios atraparon el capullo después de retirar su piel hacía atrás entonces Sayed gimió y mi boca comenzó a chupar su verga con más fuerza, entonces él se tumbó de lado con su cuerpo opuesto al mío y bajándome el calzoncillo comenzó a chupar mi verga ¡Que delicia notar su boca chupándome! Tan entretenidos dándonos placer, que apenas notamos la presencia de Phil, éste se masturbaba mirándonos, mis ojos se clavaron en él y con una mirada hice una indicación, se mojó la verga con saliva y acercándose detrás de Sayed le pasó los dedos por el culo y poco después empujó su verga dentro de él, se quejó pero su polla se endureció aún mucho más y mi mamada le encantaba, mi boca iba al mismo ritmo que los empujones que recibía de Phil, que iban en aumento y al poco Say llenó mi boca con su semen gimiendo, el chulo de Phil se puso detrás de mí clavándome su verga en el culo ¡Que gozada! Y fue penetrándome mientras Say continuaba chupando mi verga y yo lamía la suya, los huevos y paseaba mi lengua por su ano recién penetrado, el placer de ambas cosas me hicieron apretar el ano provocando que Phil escupiera su semen dentro de mi culo llenándolo.
Me puse de rodillas y ellos dos lamían mi verga y finalmente exploté soltando mis trallazos sobre ambas bocas que ansiosas intentaban capturar mi néctar que salía en cantidad, luego sus bocas se alternaban chupándola, a continuación se pusieron de rodillas y los tres nos besamos mientras mis manos frotaban sus preciosos culos metiendo mis dedos en ambos anos, entonces noté la mano de cada uno de ellos haciendo lo mismo en el mío y nuestras vergas volvieron a erguirse de nuevo, casi al instante Phil se encontraba tumbado boca arriba con las piernas separadas y yo lo penetraba con fuerza, Say detrás de mí frotaba su verga por la ranura de mi culo y de repente la fue clavando dentro de una forma muy agradable, me producía escalofríos de placer notarla mientras entraba con rotundidad, mis gemidos morían en la boca de Phil y los suyos en la mía, levanté mi cuerpo y girando mi brazo atraje la cabeza de Sayed y lo besé, esos carnosos labios eran muy suaves, sensuales besaba muy delicadamente apretando mi boca contra la suya comencé a mover mi pelvis adelante y el culo hacia atrás follando y follándome, ahora los gemidos de Say morían en mi boca, entonces exploté llenando de semen el culo de Phil, al apretar el mío Say también comenzó a soltar su semen en mi interior, después de sacar nuestras vergas nos tumbamos entre las piernas de Phil que terminó masturbándose y mojando nuestras bocas con su semen.
Más tarde Phil miraba embobado el tatuaje y comentó que era muy bonito, preguntó: ¿La B que significa? Y yo dije: ¡La B de bastardos, el collar circular es la unión de todos nosotros y la corona, que somos reyes en todo lo que hacemos, porque lo hacemos bien! ¡Por eso necesitamos estar todos unidos y aprender para tratar con personas que de alguna forma tienen poder, lo importante es nuestra discreción ante cualquier comentario oído en la cama o en reuniones con ellos, después lo anotamos en la ficha, tal vez nos sirva más adelante!
Unas semanas después todos llevaban el tatuaje con orgullo, Ariel al ver el de Devlin quería tener uno igual y me propuso que se lo hicieran, yo rechacé su alegato diciéndole con suavidad, que él tenía padre y era un hijo muy querido, ante su enfurruñamiento le propuse hacerle el tatuaje pero con otra letra en el centro, se puso contento y dos días más tarde tenía su tatuaje, entonces me preguntó: ¿La W? Yo sonriendo contesté: ¡La inicial de tu apellido, Weiss!, me abrazó soltándome dos besos en ambas mejillas. Poco después su padre Alfred me reclamó en su despacho, una vez allí me preguntó: ¿Cómo llevas el sueco y el alemán? Me extrañó un poco la pregunta, pero contesté con honestidad: ¡Estoy sacando notables en idiomas, los profesores dicen que tengo buen oído para ello y apenas tengo acento distinto del idioma que hable!
Alfred se quedó pensativo y muy quedamente dijo: ¿Te importaría hoy ejercer de camarero, voy a recibir invitados que hablan distintas lenguas y necesito un oído cercano a ellos para saber de qué hablan, me harías ése favor? Yo asentí. Él continuó diciendo: ¡Cuando yo me acerque a un grupo, me sigues con la bandeja, así cuando los salude por su nombre podrás distinguir quien es quien, en la recepción y cena habrán hombres de negocios, banqueros, algún militar y políticos, con sus respectivas esposas o acompañantes! Añadió: ¡Mi alemán está muy oxidado, no lo hablo desde muy pequeño, cuando me trajeron mis padres a Londres! Entonces sonriendo dije: ¡Así que voy a ser un espía encubierto! Él soltó una carcajada diciendo: ¡Es de suma importancia para mis negocios en Alemania, aunque allí queda parte de la familia materna y también en Suecia! Como no añadió nada más dije: ¡Señor, sino desea nada más iré a practicar con la bandeja llena, para dominarla mejor, hablaré con Bernard al respecto! Alfred Weiss dijo: ¡Bernard es de confianza hemos crecido juntos, aunque no digas el motivo, solamente que yo así lo he decidido!
A eso de las 18 horas comenzaron a llegar los invitados, cada vez que Alfred se acercaba a saludar a una pareja, yo me acercaba con la bandeja en perfecto equilibrio, con copas de Jerez, Oporto y coñac, mis ojos casi siempre permanecían hacía abajo en forma servil, fui deslizándome entre los distintos grupos ofreciendo copas, durante la cena fui llenando las copas, alguna dama y también algún hombre me observaban con atención, ellas coqueteaban abiertamente conmigo y un hombre robusto también, éste al despedirse de su anfitrión finalizada la velada deslizó una nota en el bolsillo de mi chaqueta, de manera muy discreta, cuando se retiraron los invitados Alfred Weiss y yo nos encerramos en su despacho, estuvimos hablando de los comentarios de unos y otros, alguno apoyaba a un nuevo líder en Alemania, otros lo rechazaban como falsario o un advenedizo, pero todos reconocían la fuerza de sus discursos, otros apoyaban al monarca sueco, que se mantenía algo neutral frente a políticos que querían aliarse con el nuevo gobierno alemán, mientras hablábamos metí mi mano en la chaqueta y encontré la nota, se la mostré a Weiss, era una cita para el día siguiente, él iba a romper la nota, pero lo detuve diciendo, que tal vez si iba a la cita averiguaría algo más sobre Alemania.
Bien temprano por la mañana me presenté en el hotel donde el caballero se hospedaba, en recepción lo llamaron a la suite, él autorizó mi subida y pidió otro desayuno para mí, no llevaba el uniforme de camarero del día anterior, iba con un sencillo traje pero muy aseado, el hombre corpulento dio una vuelta a mi alrededor mirándome de arriba abajo asintiendo, retiró una silla para que me sentara para el desayuno frente a él, me preguntó mi nombre y edad, de donde era, finalmente dijo, que el futuro líder de Alemania, le gustaría tener en sus filas a jóvenes con tan buen porte y tan atractivos, yo me sonrojé ligeramente, entonces me fue contando su historia, que estaba casado y tenía tres hijos, era militar de carrera, estaba recorriendo varios países para recaudar fondos para su nuevo líder nacionalsocialista, su nombre Manfred Von Bremer.
Al terminar el desayuno me pidió de forma educada si podía desvestirme, yo asentí sus manos regordetas me fueron desnudando, cuando ya no tenía ropa encima se volvió a pasear a mi alrededor pasando su mano por mi pecho, luego la espalda y acariciando mis nalgas, se puso frente a mí y su mano cogió mis huevos sopesándolos mientras un dedo frotaba mi verga, su cara era de aprobación, se agachó entre mis piernas y su boca tomó mi verga chupándola con suavidad, fue creciendo lentamente ante la boca insistente, mientras se fue quitando el batín de seda que llevaba puesto y comenzó a masturbarse con fuerza. Hice que se levantara y lo conduje a la cama, hice que se pusiera en ella con la cabeza colgando en la zona final de la misma y las piernas en dirección a la cabecera, yo de pie metí mi verga dentro de su ansiosa boca, incliné mi cuerpo y tomando su verga comencé a chuparla, era gorda pero no muy grande, su cabeza subía tragándose casi la totalidad de mi polla poniéndose colorado, poco después para que descansara abrí mis piernas ofreciéndole mi agujero, que comenzó a lamer con ahínco, pasado un rato yo trotaba sobre su verga mientras mis manos apretaban su pecho, su corazón iba a mil por hora y mi polla botaba sobre su barriga cervecera, sus resoplidos eran potentes y finalmente descargó su semen en mi culo, yo me masturbé salpicando su cuerpo con el mío, nos duchamos juntos mientras me contaba algunas cosas más de la fantástica Alemania, entonces como de pasada dijo, que se rumoreaba, que al rey de Suecia le gustaban también los chicos jóvenes y guapos, al despedirnos me dio su dirección en Alemania y me regaló un encendedor de oro con el escudo de su familia, en el bolsillo del pantalón encontré un montón de billetes.
Al llegar de nuevo a la mansión Weiss, le conté a Alfred lo acaecido y los comentarios del hombre alemán, me agradeció mi esfuerzo y colaboración, me retiré de su despacho, oí que llamaba por teléfono y pasaron varias horas hasta que salió de esa estancia. Durante los días siguientes Alfred casi no paraba por su casa, infinidad de llamadas y desplazamientos, parecía cada vez más preocupado, pero no explicaba nada.
En el internado, todos los marcados se ayudaban en los estudios y los idiomas, el mulato sudafricano Sayed, se acercó preguntándome: ¿Los jóvenes del internado que vinieron del orfanato y no tienen a nadie, no los podemos incluir con nuestro grupo? Yo pregunté: ¿Cuántos son en total? Say dijo: ¡Creo que unos 25 chicos, algunos están en la carpintería, otros en la imprenta, algunos en el taller de mecánica, están aprendiendo oficios y estudian a la vez! Entonces le dije, que intentara hablar con el cabecilla o con ellos en general, Sayed asintió y se fue.
Entonces por el patio paseaba nuestro profesor de alemán, era algo más joven que otros profesores, yo le echaba unos 28 o 29 años, era bien parecido, alto, delgado cabello oscuro con unos rizos, llevaba unas gafas redondas metálicas, que le sentaban bien, se rumoreaba que era judío y había salido de Alemania un año antes, ahora iba leyendo un libro pequeño, se percató de mi presencia y cerrando el libro me sonrió, sus perfecta dentadura mejoraba aún más sus bonitas facciones, yo dije: ¡Buenas tardes señor! Él dijo: ¡Cuando no estemos en clase puedes llamarme Aarón y buenas tardes Noel! Continuó: ¡Me gusta lo que estás haciendo! Sorprendido dije: ¿Yo? Él sonriendo añadió: ¡Sí, estas uniéndolos a todos, veo cambios de actitud en los chicos, no hay los diferentes grupos en el patio, ahora todos se reúnen, juegan y hablan entre ellos! ¿Quieres provocar una revolución en el internado? De la forma que lo dijo sonriendo provocó en mí una carcajada, que él coreó, entonces contesté: ¡Porque vamos a estar reñidos entre nosotros, si nos podemos ayudar, nos encontramos en el mismo barco! Mientras soltaba las últimas palabras miraba el siniestro edificio del internado, Aarón añadió en voz baja mirando el edificio: ¡Sí en el mismo barco…! Dije: ¿Esta bien su habitación? Sonriendo respondió: ¡Duermo en una habitación comunal con los sacerdotes, cuando sus ronquidos no me dejan dormir me voy a la enfermería y duermo en la camilla, más tranquilo, pero creo que están arreglando un pequeño habitáculo cerca de las buhardillas! Entonces levantando su mano señaló la zona muy cercana a nuestro escondite allí arriba ¿Quieres verlo, tiene buenas vistas? Asentí y fuimos a dar un vistazo, cuando llegamos el sitio no era muy grande, pero tenía una ventana, me acerqué a ella y miré hacia fuera y desde allí, se veía la azotea por donde me escabullía de vez en cuando, me quedé pensativo, noté su respiración sobre mi nuca y su voz suave dijo: ¡No te preocupes, tus escapadas por la azotea pueden continuar, siempre que tengas cuidado! Giré la cara al tiempo que él depositaba un beso en mi nuca, me di la vuelta quedándome casi pegado a él, lo miré a los ojos notando el deseo reflejado en ellos, puse las palmas de mis manos sobre su pecho que latía con fuerza y acerqué mis labios a los suyos, su mano apretó mi nuca contra él y su boca fue devorando la mía con pasión reprimida.
Fui sacando su chaqueta, abriendo su camisa y mis manos acariciaron su cuerpo delgado, fui descendiendo besando su cuerpo, abrí su pantalón dejándolo resbalar junto a los calzoncillos hasta el suelo, mi mano cogió su pene, lo tenía circuncidado, el glande se veía poderoso y grueso al igual que el resto de la verga, mis labios se posaron sobre esa zona redondeada en forma de champiñón, gimió al contacto de mis labios, hice que la verga fuera entrando en mi boca, él apenas se movía yo movía mi cabeza mientras mis manos acariciaban su pecho con un ligero vello, frotaba los dedos sobre sus pequeñas tetillas, que se endurecieron, poco después mis manos apretaban sus nalgas provocando que apretara su verga más en mi boca, acaricié su huevos plenos y comenzó a correrse en mi boca llenándola de semen, seguí chupando su verga, al terminar le subí la ropa de nuevo abrochándole el pantalón, me quedé frente a él y dijo: ¿Y tú? Sonriendo respondí: ¡No hace falta, me lo he pasado en grande, cuando quiera correrme pensaré en éste momento y me masturbaré a placer, no hay obligación entre nosotros, de acuerdo Aarón! Le besé los labios y me fui, en lugar de ir al patio fui a nuestra buhardilla, allí se encontraba el joven mulato Sayed estudiando tumbado en un colchón en calzoncillos, al acercarme vio mi excitada verga, tiró de mí haciéndome caer sobre él su boca atrapó la mía, mi cuerpo se frotaba sobre el suyo, apartó su boca diciendo: ¡Se la has chupado a alguien, noto el sabor todavía, me encanta! Y siguió besándome con fuerza, me fui sacando los pantalones, ya no llevaba calzoncillo, mi polla estaba muy dura y con ganas de reventar, le quité el calzoncillo y separando sus piernas me clavé en su culo, se quejó por la rudeza de mi penetración, movió su trasero acomodando mi verga dentro de él, mi follada era contundente lo mismo que mis besos, mis manos separaban sus nalgas y poco después descargaba mi verga en su culo llenándolo de semen.
Separé un poco mi cara de la suya diciéndole: ¡Perdón tenía mucha urgencia! Cogí su verga endurecida y fui masturbándolo, pero mi verga dentro de él continuaba dura también, continué penetrándolo y casi al mismo tiempos soltamos nuestro semen, él sobre su bonito cuerpo y yo dentro de su culo de nuevo, al sacar mi polla lamí mi semen de su ano y nos besamos, me tendí a su lado y dije: ¡Gracias! Acarició mi cara añadiendo: ¡Para esto están los amigos… para las urgencias agradables! Ambos soltamos unas carcajadas. Apareció Phil y dijo: ¡Podíais haberme esperado! Pero Say dijo calmado: ¡Había una imperiosa y potente necesidad! Se sentó cerca de nosotros y su boca fue alternando nuestras vergas, se abrió el pantalón y comenzó a masturbarse, al poco también terminaba corriéndose sobre su mano, lamió su semen, tiramos de él y los dos lo besamos. Cuando nos separamos un poco dijo: ¡He hablado con los huérfanos, están deseando añadirse al grupo, quieren conoceros a los dos!
Una semana más tarde los chicos llevaban con orgullo el tatuaje con la B de bastardos y ellos enseñaban a nuestros primeros chicos los distintos oficios y éstos les enseñaban modales e idiomas.
Fui unas semanas a mi casa, estuve con Maureen, visité a mi padre Lord Cavendish y al pequeño Daniel, Robert continuaba en la escuela naval, me dediqué a holgazanear y tomar el sol desnudo en el verde valle, pero también ayudé en casa con las pociones y las hierbas de Maureen, que seguía enseñándome cosas nuevas, un día me dijo: ¡Tú naciste con un don y saliste del interior de tu madre vestido! Yo extrañado dije: ¿Vestido? Ella continuó: ¡Saliste como los terneros con la placenta, dicen que el vestido trae suerte y protege a los seres queridos! Entonces de un cofrecillo sacó una pieza de color pardo y seco, me lo enseñó diciendo: ¡Se corta un trozo, se envuelve en una bolsita de paño o cuero y se lleva colgada del cuello, aseguran que protege a quien lo lleve!
Semanas más tarde volvía al internado y a la mansión Weiss, mi segundo hogar, se lo había contado a Maureen, pero no a mi padre Lord Cavendish. Fueron efusivos los abrazos de Ariel, Devlin y de Albert Weiss, me alegró volver a su casa, después de la cena Albert me dijo, que me necesitaba unos días para ir a Suecia por negocios, él no hablaba el sueco y yo sería de nuevo su oído, además su interprete. Y pasado medio mes partimos en barco rumbo a Suecia, durante estos últimos días me había empapado de la historia del país, el profesor de alemán Aarón me ayudó en todo, incluso a relajarme en el protocolo, me hacía preguntas mientras chupaba mi verga, si respondía de forma errónea me tiraba de los huevos con suavidad como castigo, para luego terminar llenando su boca con mi semen. El viaje fue tranquilo y llegamos a Estocolmo, nos instalamos en un lujoso hotel muy céntrico. Durante dos días visitamos la Capital y al tercero fuimos al Riksdag, el Palacio del Parlamento de Suecia.
Allí hubo varias reuniones en días sucesivos, con ministros, grandes empresarios y banqueros, yo fui presentado como secretario e interprete, las sesiones duraban horas yo apuntaba diversas notas, cuando finalizaban las comentaba con Alfred Weiss, casi todo era de temas bancarios, intereses, posibilidades de ampliaciones de los astilleros y las fábricas de acero, además de otras manufacturas. Al día siguiente el Sr. Weiss, tenía audiencia con el soberano del país, yo iría como interprete.
Llegó un gran vehículo a recogernos al hotel, nosotros íbamos de etiqueta, para la recepción con el soberano, nos hicieron esperar en la antesala unos minutos, haciéndonos pasar momentos después, el monarca se encontraba sentado en un sillón estilo regencia francés, dorado con tela estampada y bordada en oro sobre fondo celeste, la prestancia del monarca imponía, sentado se notaba su gran estatura y todo él irradiaba poder. Cuando estuvimos frente a él inclinamos cortésmente nuestras cabezas diciendo: ¡Majestad! Él con un ligero ademán de su mano indicó que nos sentáramos, Alfred Weiss se sentó en un sofá a juego con el sillón del monarca, yo me quedé de pie junto al sofá entre ambos, el sillón del rey estaba casi enfrente del sofá y comenzaron a charlar de forma amigable, hablando de diferentes temas, yo iba traduciendo ambas conversaciones, casi al final el rey abordó el tema del nacionalsocialismo alemán y lo comentaron largamente dando ambos su opinión. Yo notaba la mirada del monarca que observaba mi traducción y la forma de expresarme, pero sus ojos se deslizaban sobre todo mi cuerpo evaluándome, duró más de una hora, cuando el rey dio por finalizada la entrevista, le entregó a Weiss, una foto suya dedicada dentro de una carpeta a modo de marco junto a una caja con una insignia real. Antes de salir la voz suave del monarca dijo en perfecto inglés: ¿Sir Weiss, podría dejarme al joven unos minutos, quisiera hablar con él? Alfred respondió en inglés: ¡El tiempo que necesitéis Majestad! Hizo una inclinación de cabeza y salió de la estancia, dejándome a solas con Gustavo V, Rey de Suecia.
Con una indicación de su mano indicó que me acercara al sillón, sus ojos se clavaron sobre los míos y dijo: ¡Joven has hecho una traducción perfecta! ¡Eres tan joven y hermoso como debieron ser mis antepasados! Paseó un poco su lengua sobre su labio reseco mojándolo ligeramente y continuó: ¡Me daría un gran placer verte totalmente desnudo y comprobar el poder de los dioses! ¿Eso te incomoda? Sin añadir nada comencé a desnudarme con lentitud, dejando la ropa de forma pulcra en el sofá, lo primero fueron los zapatos y calcetines, luego la parte superior, chaqueta, chaleco camisa y lazo, después deslicé mis pantalones hacia el suelo, no llevaba calzoncillo, la expresión del rey fue de sorpresa, di un par de pasos acercándome a él, que continuaba sentado.
Alargó su delgada mano depositándola sobre mi verga, susurró: ¡Oh Dios, que hermosa y apetecible! Sus largos dedos acariciaron mis huevos y mi verga comenzó a crecer lentamente pero con rotundidad, ahora ambas manos acariciaban mi verga y huevos, sus ojos tras las livianas gafas metálicas denotaban placer anticipado, su labio superior orlado con un bigote blanco bien arreglado temblaba y poco a poco esa boca real se fue acercando a mi verga, aspiró su aroma y sacando su lengua la fue paseando sobre mi tronco a lo largo, desde el pubis hasta la punta del capullo, separó más los labios degustando el glande muy hinchado y poco a poco se fue tragando mi polla, lo hacía con lentitud, saboreando cada momento, mientras sus manos acariciaban mi pecho y nalgas, el placer era inmenso y su lentitud una agonía, los dedos de su mano pasaron de la nalga a mi agujero frotándolo con intensidad, mis manos sobre los hombros reales acompasaba el movimiento de su boca, yo gemía quedamente, dije: ¡Gustaf, que buena boca y que placer, sigue, sigue, que se acerca el momento! Y fue acelerando su mamada, la cabeza me daba vueltas y le avisé de mi cercano final, pero aceleró más todavía y estallé en su boca, siguió chupando un rato más después de tragarse mi semen, fue apartando su boca de mi verga, me incliné hacia su cara y besé sus labios, los abrió y nos besamos con placer, noté el sabor de mi corrida.
Mi mano bajó a su entrepierna, pero él me detuvo diciendo: ¡Noel, tengo 74 años y esa parte solamente sirve para una cosa…orinar! Sonreí ante su ironía, abrí su pantalón e hice que se los bajara con los calzoncillos, arrodillado entre sus piernas y desnudo comencé a frotar mis manos una contra la otra formando calor, mis manos acariciaron sus grandes huevos, paseé mis dedos entre ellos y el ano frotándolo con intensidad mientras mi boca tomaba la real polla, mis dedos continuaban frotando intensamente su ano y mi boca chupaba su flácida verga, que poco a poco muy lentamente comenzó a levantar cabeza, él estaba sorprendido y sonreía, continué de igual modo, continuó creciendo en tamaño y grosor, mis labios apretaban su tronco dándole más placer gimió calladamente de felicidad, fui acelerando el ritmo de mi boca y dedos entrando dentro del ano y terminó derramando su real semen en mi boca, que siguió un buen rato chupándola. Un rato después, yo me vestía de nuevo, después de ayudarlo a él con su pantalón, me ajustó el lazo de la camisa y me abrazó diciendo: ¡Me has dado más que nadie, te has entregado con honestidad!
De un cajón del escritorio tomó una foto y escribió en ella firmándola después, la firma que puso fue Gustaf, se sacó un anillo del dedo meñique y me lo ofreció, yo intenté rechazarlo, pero insistió, lo guardé en mi bolsillo del pantalón y cuando me retiraba incliné mi cabeza, cortesía para el rey, él susurró: ¡Fuera de aquí bribón! Su sonrisa era de oreja a oreja, se le veía más animado, salí encontrándome a Alfred en la antesala impaciente, regresamos al hotel, me duché y al salir envuelto en una toalla en mi cintura, Alfred miraba la foto que me había entregado el rey, la dedicatoria rezaba: De un rey complacido, a un Dios Nórdico muy querido. Gustaf V
Metí la mano en el pantalón y le mostré el anillo que me había regalado, lo miró soltando un silbido diciendo: ¡Creo que es muy antiguo y perteneció a su tatarabuelo! Continuó: ¿Fue muy duro? Yo respondí: ¡Al principio ni eso, pero no me costó demasiado que estuviera dura! Entonces Alfred cayó en el doble sentido y me empujó sobre la cama tirándose encima de mí, sus manos acariciando mis mejillas mientras su boca saboreaba la mía, mis manos lo iban desnudando y finalmente me penetró de tal forma que me llenó totalmente, sus empujones eran potentes y los dos gemíamos, mi ano ardía en deseo y él me llenaba, era mi amigo, mi amante casi un padre, lo adoraba y creo que él me quería como a un hijo, confiaba en mí, cuando terminó llenándome con su corrida, se agachó entre mis piernas chupando mi verga hasta conseguir que yo también terminara llenando su boca, nos tendimos rendidos y dijo: ¡Me vas a matar de agotamiento! Sonriente añadí: ¡Me siento como una rata! Alfred dijo: ¿Rata? Y añadí: ¡Sí, rata para morir con tus polvos, me dejan el culo lleno! Y ambos reímos. Comimos en el restaurante del hotel, por la tarde tuvimos sexo de nuevo, esta vez ambos nos penetramos, estábamos felices.
Al día siguiente teníamos que coger el barco a mediodía y un poco antes de recepción subieron un paquete con un lacre, del interior apareció un maletín, en el lateral ponía “Valija Diplomática”, pesaba bastante, Alfred la abrió y del interior saco un lingote de oro con el sello de la Cámara del Tesoro Sueco, metió de nuevo sacando dos más junto a una nota y documentación, la nota decía: En agradecimiento de vuestro fiel amigo, inviértelo en tu futuro, que sea muy dichoso, como yo me siento ahora. Gustaf
Los documentos eran sobre la legalidad del regalo y libre de impuestos, además dos pasaportes diplomáticos a perpetuidad de ambos, Alfred me dio un ligero codazo diciendo: ¡Conseguiste que se pusiera tan dura como esos lingotes! Regresábamos a casa felices, en el barco pregunté: ¿Tuviste celos? Alfred me miró respondiendo: ¡No para nada, pero si repites con él, te mato… como a las ratas… a polvos! Solté una estruendosa carcajada.
Continuará.
Pd.- Agradezco todos los comentarios, sobre mis relatos, esperando que continuéis disfrutando con ellos.