Basket and rap! 3
La vida de Sergio y Jose sigue su curso natural "pagándose el alquiler", pero de repente aparece otro visitante que les dificultará las cosas. No se lo pierdan...
Bueno, aquí os traigo ya la tercera entrega de estos dos muchachos. El próximo capítulo será el último, y después probablemente aparezcan en algún episodio de Videogames and rock and roll, así que espero que os guste.
Si queréis, podéis comentar a través de email a la dirección de correo:
latumbadelenterrador@gmail.com
Basket and rap!
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Un relato del Enterrador
SERGIO (7 AÑOS)
Tenía miedo… Mucho miedo… Oscuridad, soledad, silencio… Miedo.
-Cariño, te tengo dicho que no me diseñes vestidos tan largos, hay que enseñar un poco de carne-oí en la calle.
Han vuelto. Bien… Ahora se acabará el miedo, se acabará el silencio… Se acabará mi soledad…
-¿Por qué volvemos hoy tan pronto, Mi-mi?-oí la voz de mi padre en la calle.
-Porque estoy molida, me has tenido una semana presidiendo tus desfiles de moda, esposo mío-dijo mi madre cansada.
Mi madre es modelo, actriz y cantante, y mi padre es diseñadora de moda. Pocas veces están en casa, a veces se olvidan de que tienen un hijo y se van… Entonces yo me quedo solo… En las sombras…
-¡Gladis!-gritó mi padre abriendo la puerta.
-Son las 5:30. Se fue…-dije sentado en la entrada.
-¡Sergi! ¿Qué haces sentado en la puerta a oscuras?-dijo mi madre confusa.
-Esperar…-dije mirándoles sin expresión.
-¡Oh, pero qué mono es mi pequeño!-me abrazó mi madre.
Sus abrazos se sienten fríos… No siento amor en ellos, pero tampoco odio… Es algo mucho peor. La indiferencia.
-¿Y ahora quién nos prepara la cena?-dijo mi padre frunciendo el ceño.
-Yo no voy a cenar, no tengo hambre-dijo mi madre soltándome.
-Anorexia…-dije bajito.
-¿Has dicho algo, tesoro?-dijo mi madre sonriendo.
-En el cole dicen que si no comes tienes anorexia… Y que es malo…-dije mirándole.
-Oh, tú no te preocupes, las modelos estamos acostumbradas-me dio un beso en la mejilla.
Encendieron la luz y fuimos los tres al salón. Mi madre se sentó a ver la teletienda aburrida mientras papá fue a pedir una pizza.
-No he comido…-le dije a mamá.
-¡Oh! ¡Cariño, pide otra pizza para el niño!-gritó mi madre.
-¿Eh?-dijo disgustado-Ya he colgado. Bueno, te puedes comer los bordes, que a mí no me gustan, ¿vale Sergi?
-Vale…-asentí.
Aunque ahora no había oscuridad ni silencio en aquella casa, seguía sin ser un hogar, seguía siendo un lugar solitario donde solo había lugar para la depresión y el rechazo. Solo había lugar para un corazón que jamás recibió cariño, y que por tanto no podía sentir… Mi corazón…
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Capítulo 3: Ahora que no soy vagabundo, traigo a alguien de mi antiguo mundo
JOSE
-Oye, sé que no estoy en posición de quejarme, pero… ¿Podríamos comer de vez en cuando algo que no fuera helado?-dije suspirando.
-No engordo, hago ejercicio-dijo secamente.
-¡Y a mi que me zurzan, ¿no?!-grité indignado.
-Haz ejercicio…-dijo mirándome fijamente.
No podía salir de aquella casa. La opinión pública hacia mí era la de un asesino sanguinario que arrebató a su hermano de los brazos de sus padres de forma cruel. No comprendían nada, eso no era verdad, pero no quería que me hicieran nada…
-Está bien, me atiborraré de helados hasta reventar-dije frunciendo el ceño y comiéndome el helado.
-Sienta bien, ¿verdad?-dijo comiéndose una cucharada de helado.
-Eres la primera persona que conozco que come helados en pleno invierno…-suspiré.
-Mal carácter, pocos amigos…-dijo tajantemente.
-¡¿Es que quieres provocarme?! ¡A ver, ¿cuántos amigos tienes tú, listo?!-grité cabreado.
-¿Amigos? Uno en mi vida... -dijo mirando el plato.
-¿El tipo secuestrado?-dije preocupado.
-Solo él me llama… Amigo-dijo sin mirarme.
-¿Y yo no cuento o qué?-dije frunciendo el ceño.
-¿Eh?-dijo extrañado.
-Vamos, tío. Llevo ya un mes en tu casa, no me digas que no me consideras tu amigo…-sonreí.
Se sonrojó y alzó su mirada directamente hacia mí.
-E-esta noche… ¿V-vas a pagar alquiler?-dijo avergonzado.
Me sorprendí por su atrevimiento, pero sonreí. Supongo porque una parte de mí lo estaba deseando también.
-Tú eres el casero, tú decides los pagos-dije con una sonrisa.
-Lo quiero… Ahora…-dijo serio.
-Bien-dije terminándome el helado-Vamos al dormitorio…
-No-dijo tajante.
-¿Eh?-dije extrañado.
-En el sofá-me ordenó.
-Pero se puede ensuciar-dije pensativo.
-Si eres tú quien lo mancha da igual-dijo en tono bajo.
-¿Has dicho algo?-pregunté porque no le había oído.
-Que no importa-me miró autoritario.
-Está bien-sonreí.
Parecía tener ganas de llevar la iniciativa él hoy, así que decidí seguirle el juego y dejarle que disfrutara de mí, para que a su vez, yo disfrutara de él sin que lo supiera. Me desnudé completamente y me senté en el sofá. Entonces él se levantó de la mesa y vino a mí. Se agachó y empezó a lamerme la polla.
-Buaah… Si, eso es… Buen chico…-gemí yo.
Mi polla ya estaba dura como una roca, y él se la metió en la boca hasta donde pudo, era normal que no pudiese con ella entera, nadie había podido jamás. Me refiero a tías, claro. Y supongo que a un tío le costará más. Mientras me chupaba la polla como si de una piruleta se tratase, miró hacia arriba. Eso no me lo esperaba. Sus ojos se cruzaron con los míos y por poco me corro con esa vista.
Intenté tranquilizarme y le devolví la mirada con una sonrisa de medio lado. Sin que yo se lo pidiera bajó hasta mis pelotas y empezó a chuparlas también. Nunca me habían hecho eso, y me encantó. Era una sensación de succión muy placentera. Ese tío me estaba dando un placer indescriptibe, pero ya era hora de meterle más caña al asunto.
-Sergio…-le susurré-Sigue chupándome la polla.
-S-sí…-dijo él jadeando.
Se metió mi polla de nuevo en la boca y aproveché para agarrarle de la cabeza y dirigir la mamada. Él no se lo esperaba, pero no se resistió, es más, parecía estar disfrutándolo mucho. Sus subidas y bajadas me estaban volviendo loco y cada vez le hacía que me la chupara más rápido.
-Dime, ¿te gusta el sabor de mi polla?-dije entre gemidos.
-M-me encanta…-dijo sacándosela un momento de la boca.
-Pues ahora la vas a sentir en otro lado…-sonreí.
-V-vale…-dijo mirándome.
-¿Qué ha pasado con la confianza autoritaria que tenías antes?-dije acariciándole la mejilla.
-Demasiado a-ansioso…-gimió.
Miré hacia la mesa y vi que no se había terminado el helado. Eso era muy raro en él… Así que era cierto, estaba ansioso porque le diera polla. Y se me ocurrió una idea muy divertida.
-Parece que te gusta más mi polla que el helado-sonreí arrogantemente.
-A-así es…-dijo colorado.
-Me sabe mal que te quedes sin comer helado solo porque estabas ansioso de mi polla. Así que permíteme que te de yo el helado-sonreí.
-Quiero tu polla, no helado-dijo mirándome.
Sin responder, me levanté y cogí lo que quedaba del helado y me volví a sentar en el sofá.
-Desnúdate-dije comiéndome una cucharada de helado.
Algo sorprendido y un poco nervioso se quitó la ropa delante de mí mientras yo saboreaba el helado.
-Y-ya-dijo nervioso.
-Siéntate aquí…-dije señalando mi regazo.
Se sentó en mi regazo mirándome sin saber muy bien qué hacer.
-Ya te advierto de que el sofá se va a manchar-sonreí.
Sin dejarle responder, unté mi dedo con helado y se lo metí por el culo.
-A-aaaagh…-gimió-F-frío…
Arqueó la espalda por el escalofrío que le dio y yo aproveché para lamerle el cuello. Él comenzó a jadear pidiéndome más. A continuación unté dos dedos y se los metí. El volumen de sus gemidos aumentó.
-T-tu polla… La quiero… L-la ne-neecesito…-soltó entre gemidos.
-Oh… ¿No prefieres disfrutar un poco más del helado?-sonreí arrogantemente.
Llené la cuchara con helado y se lo eché dentro del culo. Su cuerpo se arqueó de nuevo y comenzó a temblar.
-F-frío…-se quejó.
-¿Quieres que te caliente por dentro?-sonreí pícaramente.
Asintió con la cabeza temblando, así que agarré mi polla, que ya babeaba pidiendo un agujero, y se la metí por el culo sin piedad. El frío del helado se mezcló con el calor de mi polla y de su culo, haciéndome sentir el cielo.
-Vamos… Date tú solo-solté acomodándome colocando las manos en la nuca.
Gimiendo y temblando sin parar subía y bajaba por mi polla con su culo. Sus gemidos llegaban al cielo. Con lo silencioso que solía ser… Colocó sus manos en mi pecho y aceleró sus embestidas.
-Dame… En el culo… Con tus manos…-dijo fuera de sí.
-Oh, así que te mola que te traten duro, ¿eh, chaval?-sonreí.
Alcé las manos y le de con cada una en un cachete. Sus gritos aumentaban, su cuerpo estaba completamente en éxtasis y llegó un momento en el que ya no pudo aguantar más y se corrió en mi pecho.
-Ahora tendrás que limpiarlo-sonreí.
Se bajó de mi polla y se puso a lamer su lefa de mi vientre mientras yo me la cascaba.
-Cuando acabas con ese, tendrás que beberte el mío-dije mirándole.
Tras unos cuantos lengüetazos, limpió su semen, y cuando yo estallé de placer, se bebió la mía con ganas, saboreando hasta la última gota.
Cuando hubo terminado se sentó en el sofá pegado a mí.
-F-frío…-susurró.
Sonreí y le ayudé a vestirse, vistiéndome yo también. Nos tumbamos juntos y yo lo abracé. De esa manera, nos quedamos dormidos.
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Después de aquello, Sergio se puso enfermo y tuve que cuidarlo.
-Demonio… Me metiste helado en el culo… Coff, coff…-dijo tumbado en la cama con varias mantas.
-¡Oye, que tú me alimentas de helados y yo no digo nada!-grité enfadado-¡Además, anda que no lo disfrutaste!
-Helado para cenar-dijo mirándome.
-¿Sabes? Me rindo… Eres imposible…-suspiré y fui a hacerle el dichoso helado.
Cuando se recuperó seguimos teniendo sexo muchas veces, como “pago del alquiler”, y yo me fui dando cuenta de que cada vez me gustaba más. Disfrutaba con Sergio como no había disfrutado con nadie, pero no entendía por qué. Suponía que sería una fase o algo. También me di cuenta de que Sergio se pegaba mucho a mí durante el sexo, más de lo normal, y al terminar también. Necesitaba sentirme, supuse que se sentía solo, por eso de no tener un hogar… Por eso me usaba de juguete sexual, así que tenía miedo de poder enamorarme de él.
Decidí que tenía que evitarlo para no enamorarme de él, así que ideé un plan. Un día, mientras comíamos decidí comentarle algo:
-Oye…-dije tomándome el helado-¿Podría traerme unos días a mi hermano?
-¿Hermano? ¿Tienes uno?-preguntó extrañado.
-Sí, lo dejé viviendo con mi abuela, y me gustaría traerlo unos días porque lo echo de menos. Te prometo que no será un problema, es un niño muy bueno, ¿vale?-sonreí.
-No hay problema-dijo sin darle mucha importancia.
Era cierto lo de que echaba de menos a mi hermano, pero también me sirvió de excusa para poder evitar a Sergio durante un tiempo, mientras aclaraba mis ideas… Era lo mejor para todos…
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Me tumbé a ver un rato a ver la tele mientras Sergio estaba en su práctica de baloncesto. Ah, sí, no os lo he dicho… Sergio decidió apuntarse a baloncesto una hora por la tarde, decía que le gustaba mucho. No es por presumir, pero yo soy muy bueno al baloncesto. ¡Cerrad el pico, racistas! ¡No es porque sea negro! Estúpidos estereotipos… El caso es que yo le daba algún consejo de vez en cuando porque estaba en el equipo de baloncesto de mi escuela de niño. Ganamos muchos torneos, gracias a mí claro. ¡Y no quiero comentarios racistas!
-Según ha sabido esta cadena, Max Cool no ha encontrado al chico al que estaba buscando, y el día que se suponía se acababan sus vacaciones y debía volver al trabajo, ¡desapareció! Unas palabras de la mánager-dijo la chica de las noticias.
-¡Maxyyyyyyyy! ¡Esto es inaceptable!-gritó el… ¿La? Mánager-¡Como no vuelvas inmediatamente te van a despedir! ¡Y no solo a ti! ¡A mí también! ¡Ese niño está muerto! ¡Acéptalo y sigue con tu vida!
-Este chico… La que va a liar…-suspiré.
Llamaron al timbre y me levanté para abrir.
-Qué raro… ¿Habrá olvidado las llaves?-dije bostezando.
Al abrir la puerta vi a mi abuela y a mi hermano, que llevaba una mochila.
-¿¡P-pablo!? ¡¿A-abuela?!-dije sorprendido.
-¡Hermanito!-corrió Pablo a abrazarme.
-Se suponía que yo iría a por él… ¿C-cómo has encontrado este sitio?-dije a mi abuela nervioso.
-Es que no paraba de repetir que quería irse contigo… Y como siempre llamas desde cabinas telefónicas no pude contactar contigo-dijo mi abuela frunciendo el ceño-Así que llamé a la agencia.
-¿L-la agencia? ¿PIKA RECORDS sabe dónde vivo?-dije asustado.
-Por lo visto Max les dio tu dirección por si te necesitaban para algo-dijo mi abuela pensativa.
-(Maldita rata traidora…)-pensé para mí.
-Jose…-dijo seria mi abuela-¿De quién es esta casa? Y más importante… ¿No lo habrás matado para quedártela?
Aquello que dijo fue como una puñalada en el corazón. Mi abuela desconfiaba de mí por lo que le hice a mis padres. Sí, fue la única que me creyó cuando le dije por qué lo hice, pero seguía existiendo la duda, por lo visto. Y eso me dolió.
-Eso a ti no te importa-dije enfadado.
-Jose..-dijo mirándome enfadada.
-Hermanito, ¿cuál es mi cuarto?-sonrió Pablo.
-Entra al salón y ahora te enseño la casa-sonreí a mi hermano, para después dirigirme a mi abuela-Gracias por todo, te lo llevaré de vuelta pronto.
Le cerré la puerta en las narices a mi abuela y me fui al comedor con Pablo. Se quedó mirando maravillado todo lo que le era nuevo. Yo sonreí y le dije que si quería un helado. Él asintió (En momentos como ese Sergio era útil).
Se comió el helado con fiereza y decidí enseñarle la casa, desde el recibidor.
-A ver, al final del pasillo está la cocina, y a mano izquierda el comedor. El baño está al fondo a la derecha y la habitación están subiendo esa escalera-señalé la distribución de la casa.
Subimos la escalera y le enseñé la única habitación de toda la casa, con una cama y una mesita de noche, nada más.
-¿Y ese armario del fondo?-dijo curioso.
-¡Ah! ¡No lo toques!-dije alarmado-Ahí es donde Sergio guarda sus cosas porn…
-¿Cosas porn?-dijo mi hermano pensativo.
-Cosas por las que no deberías interesarte. Pijamas y ropa interior...-sonreí-Si tocas ese armario me enfadaré mucho, ¿está claro?
-Vale…-dijo inflando los mofletes.
La verdad es que ni yo mismo lo había abierto nunca, pero alguna que otra vez sacó un juguete sexual de ahí, y me dijo que no lo abriera nunca, que le daba vergüenza, así que no lo hice.
-Por cierto, hermanito-dijo mirándome-¿Quién es Sergio?
-¡Ah, es verdad que no te lo he contado! Esta casa no es mía, verás… Sergio es el dueño y me deja vivir aquí, ¿a qué es bueno?-sonreí.
-Si es amigo de mi hermanito, entonces debe ser bueno-sonrió él.
-Venga, vamos abajo a jugar-lo cogí a caballito y lo llevé hasta el salón.
Pasamos la tarde jugando a la play 4, y también me metió una paliza al GTA… Tenía que reconocer que era un inútil para los videojuegos, aunque me gustaran…
-Oh…-oí tras nosotros.
-¡Sergio! ¡Hola! Ya has vuelto, mira, este es Pablo, mi hermano-dije sonriendo.
-H-hola…-dijo Pablo avergonzado.
-Hola…-dijo Sergio sin mostrar mucho interés.
Se fue a la cocina sin decir nada, y Pablo se quedó un poco cortado.
-Mmm… No te preocupes, Pablo-sonreí a mi hermano-Él es así.
-Vaya chico más desagradable... -dijo inflando los mofletes.
-¡Oye!-le dije susurrando-¡Le debo mucho a ese chico, sé amable!
-Lo siento…-dijo mirando al suelo.
En ese momento Sergio apareció en el salón de nuevo, y sin decir ni una sola palabra cogió a Pablo del brazo y se lo llevó a la cocina.
-¿H-hermanito?-dijo asustado.
-(No sé si debería intervenir… Eso ha sido raro…)-pensé para mí.
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!-oí a mi hermano gritar.
-¡¿Pablo?! (¿Al final yo tenía razón y es un asesino?)-grité preocupado.
Llegué a la cocina y vi a mi hermano con la boca abierta mirando un helado gigantesco de chocolate que había sobre la mesa.
-¿Q-qué pasa?-dije preocupado.
-Solo pregunté si le gusta…-señaló el helado.
-¡Me encanta, me encanta!-dijo saltando de alegría.
Suspiré sonriendo y Sergio le dio una cuchara a mi hermano.
-¡Esperad! ¡¿Pensáis que nos comamos esa cosa gigante solo entre los tres?!-dije sorprendido.
Aquello era gigantesco, como tres pantallas de tamaño medio de ordenador juntas… Sergio me miró y dijo:
-Ah, ¿pero tú también quieres?
-¿Por qué lo dices desilusionado? ¿Pensabas que solo os lo comeríais entre los dos?-dije suspirando.
-¡Gracias, Sergio!-sonrió Pablo.
Sergio se sonrojó un poco y señaló a una bolsa que había sobre la cocina.
-No sabía qué tipo de juegos te gustaban…-dijo pensativo.
Pablo abrió los ojos como platos y abrió la bolsa. Estaba llena de videojuegos, y abarcaban todas las edades.
-Me parece que el juego de la mansión playboy no es muy apropiado para él-miré a Sergio.
-¡Oh, qué guay! ¡El kingdom hearts!-gritó mi hermanito dando saltos de alegría.
-¡Sergio, Sergio!-lo abrazó-¡Te quiero!
Se puso completamente rojo y vi como una lágrima se deslizaba por su mejilla.
-¿S-sergio?-dije preocupado.
Sergio rodeó a Pablo con sus brazos y lo miró con ojos llorosos.
-Gracias… Eres el primero que me lo dice-sonrió.
Esa sonrisa…Bañada con sus lágrimas, era tan hermosa… Tan pura… Era la sonrisa de un ángel, no había nada en este mundo que pudiera superar esa belleza… Algo raro me pasaba, por un lado me sentía feliz por verla, pero no me gustaba el hecho de que no fuera yo quien la había provocado… ¡Oh, Dios mío! ¡Estaba celoso de mi propio hermano!
CONTINUARÁ…
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Antes de que Aurora me acuse de que me gusta que me metan helado en ciertas partes, me gustaría decir que el relato no ha terminado, aquí tenéis un pequeño extra:
Capítulo extra: Max está al mando, y de la venganza da un adelanto
MAX
Tenía que disfrazarme de friki para que esos putos guardaespaldas que el travesti me había puesto no pudieran encontrarme… Qué asco… Mi belleza angelical de estrella del rock estaba eclipsada por unas gafas de alta graduación, una gomina asquerosa de marca blanca, una ropa de mercadillo con un bolígrafo en el bolsillo y una nariz de pega que más que nariz era un alud de carne.
-Tsk… Odio esta asquerosa ciudad… A ver, la calle es…-dije mirando la dirección que me había dado ese tal Sergio.
-(Quién iba a decir que Cock se iba a enamorar… Qué patético... Me gustaría mucho destruir su nueva felicidad, pero he acabado soltándole ese discursito cursi… ¡Maldito Ketrin! ¡Cuando te encuentre me las pagarás por hacer que me enamore de ti!)-pensé para mí.
Toqué al timbre de la casa y una chica apareció en la puerta, era la fulana aquella que había pegado a Kevin en uno de mis conciertos… Me miró con cara de asco y le sonreí.
-Hola, preciosa-dije quitándome las gafas y poniéndome el pelo bien.
Su cara de asco fue a peor al saber quién era realmente.
-Estoy buscando algo que se me ha perdido, y quizá tú puedas ayudarme-sonreí.
-Estás buscando a ese asqueroso friki…-dijo con asco.
-Oye, tampoco hay que ser cruel, no creo que sea tan, tan friki-sonreí.
-Te hablaré de la última vez que lo vi. Pero tienes que hacer algo por mí-sonrió arrogantemente.
-Te escucho-crucé los brazos.
-Fóllame…-se pasó la lengua por su labio inferior.
-Mmmm…. Jajajajajajajajaja… JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA… ¡JAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡Já!-me reí a gusto-¡¿Yo?! ¡¿Con una mujer?!
-Si no lo haces, no solo no te diré lo que sé de Kevin, sino que les diré a todos que eres un asqueroso maricón-amplió su sonrisa.
-Oh… ¿Sabes? Me caes bien. Eres la primera mujer que me cae bien-seguí riéndome.
-Tsk, ¿qué te hace tanta gracia?-dijo enfadada.
-Las mujeres siempre vais de buenas y de monas, fingiendo inocencia y pureza, ¡pero no lo sois para nada! Sois malas, sois guarras, sois crueles… Sois… ¡Como yo!-me reí.
-Encima machista, a ver qué les parece esto a tus fans-sonrió arrogantemente.
-Di lo que quieras, pero me vas a contar lo de Kevin quieras o no-la agarré de la barbilla.
-¿Qué te hace pensar eso?-frunció el ceño.
Suspiré y la miré con cara de pena.
-A diferencia de las mujeres, yo actúo con inteligencia-sonreí.
-Te estás luciendo, ¡estás poniendo finas a las mujeres!-dijo indignada.
-Soy una estrella, puedo decir lo que me salga de la polla-sonreí-Ahora atiende, no querrás que estas fotos en las que sales siendo brutalmente empalada por la polla de tu profesor Melastandrio corran por todo el instituto, ¿no?
-¿D-de dónde...?-dijo asustada.
-Bien…-me puse serio-¿Me vas a decir dónde está Kevin… O no?
-E-eres un hijo… ¡Un hijo de puta!-gritó furiosa.
-Je… Muñeca, soy Max Cool-sonreí arrogantemente-Que no se te olvide…
FIN
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Y hasta aquí el extra. Siempre he pensado que si me da por matar a Max, haría que su asesina fuera una mujer, sé que lo estáis deseando xD Y más después de este discursito xD Bien, ahora desvelaré la verdad, lo que todos los que seguís leyendo hasta aquí queréis saber realmente. Porque… Seamos sinceros, no os interesa el relato, sino si a mí me gusta realmente meterme helados en el culo xD Y la verdad es… Que nunca lo he probado, pero no sé, no soy reacio a probarlo… Si se diera el caso no me negaría. Hala, con eso ya sabéis la verdad, no os he dejado en ascuas como con los bates xD Hasta la próxima.
OS SALUDA
EL ENTERRADOR