Basket and rap! 2
Jose se ha recuperado de su gripe, ahora es feliz viviendo con Sergio. Pero de repente recuerda algo. Una visita inesperada aparecerá. ¿Quién será? No se lo pierdan.
Hola amigos, aquí vuelvo con las segunda parte de Basket and rap! Os puedo confirmar que la serie tendrá entre 4 o 5 capítulos, no más. Y justo cuando la acabe empezaré a publicar dos series simultáneas, “Light and darkness together” y “Videogames and rock and roll: Kevin’s revenge”. Me encanta el título de la segunda xD En fin, ese será mi “regalo de navidad” para vosotros, por así decirlo… Al tener más tiempo esta navidad, podré escribiros estas series. Además, os daré fecha para Videogames and rock and roll: Kevin’s revenge. 24 o 25 de diciembre. Así es, empezaré la temporada con un especial de navidad. Bueno, sin más dilación, Basket and rap! 2
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Basket and rap!
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Un relato del Enterrador
SERGIO (10 AÑOS)
La profesora me miró y suspiró apenada.
-No te preocupes, cariño, seguro que enseguida vienen a por ti-dijo mirándome.
-20:45…-dije por lo bajo.
-Ya, tesoro son las 20:45, pero seguro que debían estar ocupados o algo y por eso no te han recogido aún…-dijo intentando animarme.
-Iré yo a casa-dijo serio.
-¡No! ¡Esperarás a tus padres, Sergio!-dijo la profesora autoritaria-No puedes ir solo a casa, es peligroso…
-10 años ya…-dije frunciendo el ceño.
-¡Como si tienes 40, aquí mando yo!-dijo enfadada.
-No van a venir…-dije mirando al suelo.
-Justina, vamos a cerrar ya-dijo el conserje entrando en la clase.
-Ya, Paco, pero es que aún no han venido a por este niño… ¿No puedes esperar hasta las 21?-dijo la profesora apenada.
-¿Aún no han venido? Pero si los niños salen a las 14:00…-se sorprendió el conserje.
-No vendrán…-dije yo bajo.
-¿Los has llamado?-dijo el conserje preocupado.
-No lo cogen…-aclaró la mujer.
-Yo… No tengo a nadie… A ellos no les importo…-dije mirando a la profesora.
-¿Te sabes tu dirección, chaval?-dijo el conserje.
-Si…-dije.
-Vale, yo lo llevaré, Justina-dijo el hombre cogiéndome de la mano.
-Oh, te lo agradezco mucho, Paco…-suspiró la mujer aliviada.
-Vamos, chaval, te llevaré a casa-me sonrió aquel hombre.
Era invierno… Hacía frío… Su mano estaba caliente… Yo nunca había sentido calor… De la mano de alguien... Llegamos a casa y llamó al timbre.
-¿Sí?-abrió mi padre bostezando.
-¡Señor! ¡¿Cómo se le ocurre abandonar a su hijo en el colegio?!-gritó el conserje enfadado.
-¿Hijo? ¿Abandonar?-dijo mi padre extrañado.
-¡Anda!-dijo sorprendido-Es verdad, Sergio, jajaja, lo siento.
-¿Cómo que lo siente?-dijo el conserje con el ceño fruncido.
-Es que a veces se me olvida que tengo un hijo, jajaja. Soy un hombre ocupado, ¿sabe? Soy Jack Rey, alias King Jack, el famoso diseñador-sonrió mi padre.
-¡Pero…! ¡¿Qué disparate es este?! ¡¿Cómo se le puede olvidar su hijo?!-gritó el conserje.
-Buff… Qué señor tan molesto…-dijo mi padre suspirando.
Me ofreció la mano y me sonrió.
-Vamos, Sergio. Entra en casa, tendrás frío, ¿verdad? Le diré a la asistenta que te prepare un chocolate-ampió su sonrisa.
Le di la mano y me metió en casa, el conserje, indignado, iba a hacer algo, pero papá le cerró la puerta en las narices.
-Lo siento, Sergi. Se nos olvidó recogerte-se rió papá inocentemente.
Mi padre… No era malo… Simplemente solo se interesaba por sí mismo, nada más. Era egoísta y no quería a nadie, pero nunca me trató mal, aunque yo no le interesaba.
-¡Gladis! ¡Prepárale a Sergi un chocolate caliente!-dijo yendo al salón.
-Mamá…-dije yendo tras él.
-¿Mmm? ¡Ah! Pues está de viaje grabando una peli, ya volverá. jajaja-se rió de nuevo.
-Vale-dije sentándome.
-Aquí tiene el chocolate, señor-dijo Gladis, la asistenta.
-¡Ah! Mañana me voy a París unos mesecillos, así que tendrás que quedarte solo un tiempo, ¿vale, Sergi?-sonrió.
-Si…-bebí del chocolate.
Yo… Estaba solo… Nadie… Me quería… Tenía una vida de lujo, asistentas a mi servivio, coches, aviones, barcos, casas… Pero no tenía lo que yo más necesitaba… Un hogar…
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Capítulo 2: Me he acomodado y al final me he quedado
JOSE
Sergio llevaba unos días raro… Quiero decir, más raro de lo normal. Se notaba que estaba triste, aunque no mostraba emoción alguna en su rostro. Me preguntaba cómo podía notarlo si él no se expresaba… Tanto tiempo con él me estaba volviendo algo raro…
-¿Rico?-me miró.
-¿Eh? ¡Ah! S-sí…-dije nervioso.
-No tienes gripe ya, ¿no?-dijo mirándome por encima del vaso de coca-cola del que estaba bebiendo.
-Oh, ya estoy completamente recuperado, gracias-sonreí.
-Me duele la espalda…-dijo sorbiendo la coca-cola.
-(No soy quiropráctico, no puedo ayudar…)-pensé para mí.
-Sofá…-dijo bajo.
-Espera… ¿Quieres decir que te duele la espalda de dormir en el sofá?-dije extrañado.
-Si…-dijo mirándome fijamente.
-Oh, entonces yo dormiré en el sofá y tú en la cama-dije avergonzado.
-No… Frío…-dijo mirando el plato.
En ese momento me acordé, lo que hizo aquel primer día en la cama… Ya ni me acordaba que yo quería irme de allí… ¿Cómo era posible? Desde que me cuidó empecé a confiar en él y me acomodé tanto que olvidé que no quería aceptar su caridad ni tampoco quería convertirme en su juguete sexual.
-Mejor duermo en el sofá-dije serio.
No dijo nada, simplemente se quedó mirando al plato. Me hacía sentir culpable, ya sabía que Sergio era una buena persona, pero no quería que se masturbara a mi lado, ¡soy un tío!
-or…-dijo por bajo.
-¿Eh?-dije sorprendido.
-Por favor…-me miró fijamente.
No entendía por qué, pero aquello me conmovió. No tenía expresión alguna, pero a mi me llegó su tristeza y desesperación completamente. ¿Desde cuándo entendía yo tan bien a este tipo?
-Está bien… Pero no te acostumbres, será solo esta noche-dije frunciendo el ceño.
-Bien-dijo mirándome.
Si volvía a intentar algo raro, me movería o haría algún ruido para que parara y ya está, ese era mi plan. Aunque nunca hubiera esperado que la noche acabara de la forma en que lo hizo…
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Me quedé dormido rápido, he de reconocer que la calidez de esa cama era superior a mis fuerzas. Me desperté sin previo aviso, por el movimiento de las sábanas. Miré a mi izquierda y mis sospechas eran ciertas, lo estaba haciendo de nuevo. Iba a detenerlo, pero me quedé hipnotizado completamente con el movimiento de su mano y con la expresión de placer que ponía, era una de las pocas veces en que su cara tenía expresión.
Su cuerpo entero se contraía por el gusto de acariciarse la polla pegado a su invitado. Gemía bajito intentando que yo no me diera cuenta. Si quería que yo no me diese cuenta… ¿Por qué lo estaba haciendo? Era superior a sus fuerzas, no podía controlarlo… El tener cerca otro cuerpo le ponía muy cachondo.
-Miedo…-gimió soltando vaho por su boca.
Le miré extrañado sin que él me viera, ¿tenía miedo? ¿Quién tiene miedo mientras se la está cascando? En esos momentos no importa nada más que nuestra polla, no hay miedo, no hay alegría, no hay ira… Solo hay placer.
-Tengo miedo… De que te vayas…-dijo acariciándose la polla.
No entendía por qué me necesitaba tanto, él tenía todo lo que alguien puede querer, una casa grande, lujos, dinero, unos padres que no le estorbaban… Una vida perfecta. Sin embargo, estaba tan desesperado por tenerme, me necesitaba… Me quería solo a mí.
Hacía un rato que me había dado cuenta, pero no quería aceptarlo, mi polla estaba de pie, tiesa completamente. Yo no era gay, nunca había sentido atracción por otro tío, pero aquel… Aquel chico… Despertaba en mí un sentimiento indescriptible que me hacía querer protegerlo.
-Mírame…-gimió con la mano en la polla.
Sacó la mano y la polla por fuera de la sábana y pude ver cómo las meneaba. Mi corazón se aceleró al instante, y él siguió hablando.
-Mírame… Fíjate en mí… Te necesito…-gemía acelerando la paja.
Estaba sudando completamente, y poco a poco notaba que estaba perdiendo la razón. Iba a acabar haciendo una tontería, pero no quería. Debía aguantar la tentación. Me decía a mi mismo que no era gay una y otra vez.
-Necesito… Te necesito… Necesito sentirte aquí…-dijo deslizando su mano hacia atrás.
-(¡Oh, no! ¡Eso sí que no!)-pensé más nervioso aún.
Se metió un dedo en el culo y comenzó a gemir más rápido. Con cada gemido que expulsaba por su boca, el vaho salía disparado, yo estaba que no podía aguantar mucho más…
-A-aunque… No me ames… Me c-conformo…-dijo entre jadeos de placer-Con que m-me hagas tuyo…
En ese momento, noté cómo algo dentro de mí cambió. Ya no estaba a merced de la razón, era mi polla la que pensaba por mí. Me levanté y le miré con una mirada de furia absoluta. Él no dijo nada, simplemente me mantuvo la mirada, con su cara de placer. Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Le agarré de los brazos y me subí encima de él.
-Vaya, vaya… ¿Se puede saber qué haces?-dije sonriendo arrogantemente.
-Lo siento…-dijo en tono bajo.
-No sabía que eras un sucio pervertido que se la casca mientras alguien duerme a su lado-dije mirándolo fijamente.
No dijo nada, simplemente me mantuvo la mirada de nuevo. Mi sonrisa se ensanchó.
-¿Tanto me deseas? ¿Tanto quieres mi cuerpo?-dije levantando una ceja.
Seguía sin responder, así que le agarré del cuello y acerqué mi cara a la suya.
-Me parece que no te he oído-dije desafiante.
-T-te deseo… T-tu cuerpo…-dijo agobiado.
Le solté y le lamí la mano suavemente, sus ojos se abrieron como platos, y yo le miré con una sonrisa arrogante.
-Bueno… ¿Qué te parece esto? No tengo dinero para pagarte un alquiler, pero te puedo pagar con mi cuerpo. De esa forma los dos estaremos satisfechos, ¿no crees? Yo tendré una casa y tú alguien que satisfaga tu lascivo y pervertido cuerpo-dije relamiéndome.
Me miró nervioso sin decir una palabra, así que para acelerar su respuesta cogí su mano y la llevé hasta mi polla. Tocó mi miembro a través de la tela del pantalón y se sonrojó.
-Está así por ti… Por el espectáculo que acabas de darme. ¿Aceptas o no?-dije mientras él me miraba sonrojado.
-A-acepto…-dijo temblando.
-Shh… No estés nervioso… Tú querías mi polla y ahora te la voy a dar… Solo te advierto que lo que dicen de los negros es verdad, quizás cuando este pedazo de rabo entre en tu culo vas a desear no haberme provocado-dije sonriendo.
Se quedó inmóvil, mirándome sin expresión otra vez, así que le destapé completamente y me quité los pantalones y calzoncillos. Mi polla de 25 cm salió a buscar pelea.
Sus ojos se abrieron como platos, entonces agarré su mano y junté nuestras pollas. Empecé a usar su mano para hacernos una paja a los dos a la vez.
-Vamos, sigue tú solo… Continúa lo que estabas haciendo antes…-dije soltándole la mano.
Comenzó a gemir mientras restregaba nuestras pollas, lo cual me puso muy cachondo. Podía ver en sus ojos que lo estaba disfrutando, a pesar de que no mostraba expresión alguna, sus ojos no podían mentirme, estaba muy feliz porque al fin podía tener lo que tanto había deseado.
Sin previo aviso, alejó nuestras pollas y se incorporó para chupármela. Decidí cumplir su deseo, abrió la boca y me empezó a lamer la polla con timidez.
-Vamos, no seas recatado ahora… Hace un momento parecías una puta ardiendo por dentro por una buena polla, ahora no te hagas el tímido-le miré sonriendo.
Intentó meterse mi polla entera en la boca de una sola vez, pero evidentemente era inabarcable. Le dieron un par de arcadas, así que le alcé de la barbilla para que me mirara y le dije:
-No te preocupes, tú solo abre la boca…
Me hizo caso y abrió la boca de par en par. Le agarré la cabeza y comencé a follarle la boca sin piedad. Mi cerebro no razonaba, así que la piedad no estaba entre mis habilidades de aquel momento, me lo follaba sin pensar en si le estaba ahogando o en si le iban a dar arcadas.
-Un consejo:respira por la nariz-dije acelerando las embestidas.
Entonces de su ojo empezaron a brotar lágrimas, así que decidí parar porque quizás era demasiado para la primera vez. Se la saqué de la boca y me miró extrañado.
-Anda, usa tu lengua…-dije frunciendo el ceño.
Mientras lamía mi polla como si no hubiera mañana su expresión era de gozo absoluto, como si chuparme la polla le proporcionara a él más placer que a mí. Se aferraba a mi polla como nunca antes lo habían hecho, la lamía con ansia, como temiendo que se fuera a acabar.
-Eh, tómatelo con calma, ¿quieres? Tenemos toda la noche-dije sonriendo.
-Ponlo dentro-dijo serio.
-¿Qué?-dije asombrado.
-Necesito… Sentirlo… Clávamela…-dijo mirándome desde abajo con determinación.
-Je… Muy bien, chaval. Si es lo que quieres, no seré yo el que te lo niegue-sonreí.
Se dio la vuelta y se colocó a 4 patas. Su agujero estaba un poco abierto aún por el dedo que se había metido antes, pero yo sabía que de ese dedo a mi polla había un abismo, así que le metí dos dedos a la vez para ir abriéndolo un poco más.
-No…-dijo mirándome-Yo quiero tu… Polla dentro…
Mi polla dio un salto al oírle decir eso. Si ya me quedaba poco autocontrol, este tipo podía acabar con todo con una de sus frases.
-Si te la meto de una vez, te dolerá muchísimo-dije intentando tranquilizarme.
-Da igual que duela si… Eres tú quien me da dolor…-dijo suplicante.
Ese tío no sabía lo que había hecho… Había despertado a la bestia. Si quería dolor, yo le daría dolor.
Le metí mi polla entera de una vez, su cuerpo entero tembló y se arqueó, pero para mi sorpresa, no hizo ningún ruido.
-Oye, ¿no te duele?-dije preocupado.
No hubo respuesta, así que me arqueé para verle la cara y estaba empapada en lágrimas, pero con una sonrisa. Aquella imagen me conmovió, y comencé a follármelo sin miramientos. Empezó a gemir soltando vaho con cada embestida que le daba, su culo se me resistía al principio, pero acabó aceptándome.
-Necesito… Sentirte… Quiero tenerte dentro…-dijo entre gemidos.
Le di la vuelta y lo coloqué tumbado delante de mí, para poder verle la cara mientras me lo follaba. Le agarré las piernas y le seguí dando con todas mis fuerzas. Su cara reflejaba el mayor placer que se puede sentir.
-M-más rápido…-gemía sin parar.
Antes de que pudiera notarlo, él empezó a moverse hacia mí, ya no era yo el que me lo estaba follando, él me estaba cabalgando a mí. Ansiaba tanto mi polla que no podía evitar buscarlo, lo anhelaba, lo necesitaba…
Estiró sus brazos para tocarme el pecho. Me quedé mirándolo extrañado, y él me sonrió. Mi corazón dio un vuelco.
-Calor…-dijo entre gemidos.
-¿Tienes calor?-dije sorprendido.
-Cuando te toco… Siento calor… El calor de un hogar…-me dijo sonriendo de nuevo.
En ese momento no pude más. La pasión se apoderó por completo de mí. Se la saqué y lo estampé contra la pared de la habitación de espaldas. Comenzó a gemir contra la pared, y mientras le mordía el cuello, volví a metérsela sin piedad.
-Si, así. ¡Así, por favor!-gritó.
Ya no pensaba en nada, mi mente estaba en blanco, no podía controlarme. Solo había una cosa en mi cabeza: follármelo.
-T-tócame…-gimió.
Le abracé con fuerza y mi polla dio por acabado el encuentro, me corrí en su culo. Caí rendido en la cama, y él se quedó de pie, mirándome. Sentí que el sueño se apoderaba de mí, y lo último que vi antes de dormir fue su rostro lloroso, con una sonrisa.
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Abrí los ojos y estaba en la cama tapado, resguardado del frío que hacía durante esta época del año. De repente, los recuerdos de la noche anterior me asolaron por completo. Levanté la manta asustado y me vi completamente desnudo.
-¡Aaaaaaaaaagh!-grité.
-¿Qué?-dijo Sergio asomándose a la habitación.
Dio dos pasos hacia mí y se cayó al suelo. Corrí a por él y lo sujeté entre mis brazos preocupado.
-¡¿Qué te pasa?!-grité preocupado.
-Es que… Me duele…-dijo sonrojado.
-¿Qué te duele?-dije extrañado-¿El qu…?
No… No… ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡¿Cómo he acabado haciendo eso?! ¡No soy gay, no soy gay! ¡No lo soooooooy!
-Bájame…-dijo mirándome.
-¡Ah, si, claro!-dije nervioso bajándole.
-Bruto…-dijo por lo bajo.
-¡Oye! ¡¿Quién fue el que suplicó que le diera sin prepararle?!-dije indignado.
Se sonrojó de nuevo.
-¡Aaaaaaagh! ¡¿Por qué estamos hablando de esto?!-grité descolocado.
-Gracias…-dijo Sergio mirándome.
-¿G-gracias por qué?-dije sonrojado.
-Por estar a mi lado-sonrió.
Mi corazón se aceleró. No entendía por qué, pero reaccionaba a él, y eso era algo evidente a lo que me debía rendir, pero yo no era gay, eso estaba claro. Decidí convencerme a mí mismo de que aquello lo hacía para no acabar en la calle, ¡eso es! Lo hice porque necesito un sitio donde vivir, no por gusto.
-Prepararé los helados del desayuno…-dijo yéndose.
-¡¿Quieres matarme de hipotermia?!-grité.
-Ricos…-dijo.
Suspiré y le miré.
-No quiero que te resfríes…-fruncí el ceño.
-¿Por qué?-respondió mirándome.
-Si te resfrías no podré pagarte el alquiler y me echarás de aquí, ¿por qué si no?-dije sonrojado.
Me sonrió de nuevo y se fue. Parecía muy feliz, y yo… También lo estaba. ¿Por qué mi felicidad dependía de la suya de tal manera? Era algo raro…
Nos sentamos a desayunar el helado tranquilamente, y de repente, llamaron al timbre. Sergio fue a abrir, y no os imagináis quién estaba al otro lado de la puerta. Era nada más y nada menos que Max Cool.
-Anda… El de la tv-dijo Sergio.
-¿Por no decir la palabra tele dices tv?-suspiré-¡Un momento! ¡¿Quién?!
-Tú eres amigo de Kevin, ¿no?-escuché decir a Max.
-Si…-dijo Sergio serio.
-¿Puedo pasar? Necesito hablar contigo-dijo Max en tono serio.
Max pasó al salón y me vio. Sus ojos se abrieron como platos, pero después una sonrisa se dibujó en su rostro, pero no una sonrisa cualquiera, la típica sonrisa diabólica de Max Cool que volvía locas a las jovencitas.
-Traeré un té para ti-dijo Sergio yendo a la cocina.
-Vaya, vaya, vaya…-dijo Max sonriendo-Pero si es el gran DJ COCK…
-Bastardo hijo de puta…-dije lleno de rabia.
-Qué raro… No has saltado a pegarme como hacías antes, ¿por qué?-amplió su sonrisa.
-Tsk-chisté.
-Mmm… ¿Puede ser que te importe el criajo ese?-dijo pensativo.
-Max-dije furioso-como se te ocurra decirle quien soy…
-Oh… ¿Le ocultas tu identidad? Eso está muy feo, Cock-dijo mirándome con superioridad.
Le miré con asco y furia, a lo que él me respondió con una sonrisa. Se sentó a mi lado y me miró fijamente.
-Escúchame bien, hoy no estoy aquí por ti ni por tu asquerosa e insignificante vida. He venido porque necesito reunir información para recuperar lo que es mío y me han arrebatado-dijo serio.
-¡Ja! Ya lo he visto en la tele, he visto cómo te arrastrabas y llorabas por ese frikazo…-dije sonriendo arrogantemente.
-Cuidado con lo que dices, Cock, o tu amiguito sabrá lo que le hiciste a papi y mami…-sonrió fingiendo tristeza.
-¿Qué es lo que quieres de mí?-dije enfadado.
-¿De ti? ¡Jajaja! ¿Y qué iba a querer una superestrella como yo de un don nadie como tú? Nada. Absolutamente nada-se rió.
-¿Entonces?-dije molesto.
-Que tu amigo me respondas a unas preguntas. Después, me iré a seguir con mi vida y no te molestaré en esta… Mediocre felicidad-sonrió.
-Tsk… Porque estamos en casa de Sergio, si no te partía los dientes…-dije con rabia.
-Sergio, ¿eh? Qué nombre más sexy…-se relamió.
-Como se te ocurra hacerle algo te parto en dos-dije desafiante.
-No serías el primer hombre que “me parte en dos”-se rió.
-¿De qué habláis?-dijo Sergio entrando con el té.
-Nada, hablábamos de lo guapo que eres, Sergi-sonrió Max.
-(¿S-sergi…? Lo mato… ¡Lo matooooooooo!)-pensé para mí.
-¿Os conocéis?-dijo Sergio frunciendo el ceño.
-¡Q-qué va! Yo solía escuchar su música, nada más-dije nervioso.
-Si, eso me estaba comentando… A ver, ¿cuál decías que era tu canción favorita de las mías?-sonrió.
-(¡Definitivamente tengo que cargarme a este tío! ¡¿Y yo qué coño sé?! ¡Las canciones de este gilipollas son todas iguales!)-pensé para mí.
-Vamos, no seas tímido…-dijo sonriendo.
-Tsk…-dije por lo bajo-Pues… Baby, esa la clavaste, ¿no?
-¡Esa es de Justin Bieber!-gritó indignado.
-Ah, lo siento… Como sois los dos tan parecidos a veces os confundo…-dije sonriendo.
-¡¿Cómo te atreves, sucio negro rastrero?! ¡Ojalá volviéramos a la época colonial! ¡Y volvierais todos a los que tenéis que ser, sumisos esclavos!-gritó enfadado.
-¡¿Qué has dicho, mariquita aspirante a cantante de Disney Channel?!-grité furioso.
-¡Por lo menos yo tengo futuro! ¡¿Tú qué?! ¿¡A las minas de carbón!?-gritó Max.
-¡BASTA YA!-gritó Sergio.
Sus ojos reflejaban la ira más absoluta, atravesó a Max con la mirada, y le gritó:
-¡FUERA DE MI CASA! ¡NADIE LE INSULTA EN MI PRESENCIA! ¡Y DA GRACIAS DE QUE NO TE DÉ UNA PALIZA!
-S-sergio…-dije sorprendido.
-¿Mmm? ¡Jajajaja! ¡Has picado!-se rió Max.
-¿Eh?-dije yo.
-Hemos hablado de gastarte esta broma de insultos para ver cómo reaccionabas. Yo no soy racista, sé perfectamente que lo que he dicho es totalmente irracional, ¿verdad?-dijo mirándome.
-(No, lo piensas, y por ello habría que encerrarte en una asquerosa prisión, cerdo) Si, jajaja-me odiaba a mí mismo.
-Oh…-dijo Sergio.
-Ahora vamos a lo que vamos, hablemos de Kevin Gutiérrez…-sonrió de nuevo.
Estuvieron un rato hablando sobre los sitios que frecuentaba y donde podrían haberlo secuestrado. Max parecía saber quién lo había secuestrado, pero no nos lo dijo. Por lo visto el chico apenas salía de casa. Sergio pensaba que una tal Malanie y sus amigos podrían saber algo, así que Max decidió que iría a investigar a sus casas.
-Gracias, Sergi. A partir de ahora eres mi amigo, ¡te quiero!-le abrazó Max.
Sergio se sorprendió, y mientras le abrazaba Max me sonrió con arrogancia.
-¿Le encontrarás?-dijo Sergio serio.
-Cueste lo que cueste, y me da igual lo que tenga que hacer… Recuperaré lo que es mío…-sonrió.
-¿Tuyo?-dijo Sergio confuso.
-¡Bueno! ¡Ya es hora de que te vayas, ¿no, Max?!-dije alterado.
-Oh, claro… No me gustaría molestar… Además, mi mánager se pone tonto/a si llego tarde…-suspiró.
-Yo le acompaño a la puerta, Sergio-sonreí.
-Vale…-dijo Sergio.
Fuimos ambos a la puerta y cuando Sergio ya no podía escucharnos dijo:
-Qué irónico…-sonrió.
-¿Irónico?-dije confuso.
-Te quité todo. Tu dinero, tu fama, tu novia, tu posición social… Todo. Pero ahora tienes a alguien que te comprende… Qué cruel es el destino… Yo cambiaría todo lo que tengo para tener lo que tú tienes, Cock. Por tenerlo a él…-sonrió de forma triste.
-¿M-max?-dije sorprendido. ¿Max Cool había dicho eso?
-Has tenido que perderlo todo para encontrar lo único que necesitas realmente…-dijo mientras se iba-No lo dejes escapar… Cock.
Y así Max Cool se fue de la casa. Me quedé pensativo, aquello que había dicho… ¿Era verdad? ¿O lo decía para confundirme y hacerme creer que encima de que me lo quitó todo me hizo un favor? Daba igual, lo único que sabía es que tenía muchas ganas de “pagar el alquiler” aquella misma noche…
CONTINUARÁ…
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Y aquí acaba el episodio de hoy. No estoy muy contento con la escena del principio, pero bueno… Habrá más en los dos próximos relatos, y me gustaría describirlas mejor… En fin, espero que os haya gustado. Hasta la próxima.
OS SALUDA
EL ENTERRADOR