Basado en un hecho real (08: Las primeras veces..)

Las primeras veces de Raquel. Continuo con la historia de los León: Cuando comencé a redactar mis memorias sobre el itinerario que siguió mi desarrollo y vida sexuales durante las primigenias fechas de mi vida, nunca pensé que llegaría a escribir tanto y tampoco que mis recuerdos se desencadenaran tanto del olvido. Es como cuando una gotera se agranda en plena tormenta, nunca supe cuánto habría qué contar ni qué escribir.

Basado en un hecho real 8

"Las primeras veces de Raquel"

Cuando comencé a redactar mis memorias sobre el itinerario que siguió mi desarrollo y vida sexuales durante las primigenias fechas de mi vida, nunca pensé que llegaría a escribir tanto y tampoco que mis recuerdos se desencadenaran tanto del olvido. Es como cuando una gotera se agranda en plena tormenta, nunca supe cuánto habría qué contar ni qué escribir.

El Señor León siguió con sus experimentos eróticos, al principio se avergonzaba de sus impulsos naturales, en especial cuando los había reprimido tanto, el estar en erección constante le dieron una vitalidad y virtuosismo nuevos, tanto en el trabajo como en sus relaciones sociales posteriores.

En la oficina comenzó a ser más osado, comenzó a dar autorizaciones a mayores inversiones de la empresa, cosa que siempre evitó hasta las últimas consecuencias. La empresa comenzó a crecer y generar sucursales, su influencia en ambientes relacionados a su trabajo se convirtió en algo innegable, y alcanzó el mayor puesto que tenía en perspectiva... Gerente general, el mandamás de su empresa, sólo abajo del consejo de dueños. Y con esta nueva responsabilidad, vino mayor ingreso, algunas participaciones económicas, bonos, etc.

En casa las novedades incluyeron –casi por accidente- a nuevos miembros de su familia.

Si desde que incluyó a Raquel como parte de sus noches y hacer un "feliz trío" con su señora Sarita, luego de algunas sesiones más de cunilingus frente a ella, pues ya no le sabía lo mismo. Que ahora se le antojaba penetrar a ese coñito "virgen" que le auguraba grandes satisfacciones, sobre todo, porque la vagina de su mujer ya estaba muy acomodada a sus dimensiones, que si no eran monumentales en lo largo, sí era muy gruesa y cabezona, esa verga "de enano" de la cual ahora se sentía orgulloso.

Se comenzó a preocupar un poco en cuanto a lo que se le antojaba ahora, pero las cosas habían llegado a una naturalidad tal, que su misma señora se lo solicitó: Esa noche de Sábado, luego de un día de reuniones y comidas de trabajo, al llegar a casa, la familia entera le exigió salir a cenar a un lugar divertido, el que fuera, pero cenar fuera, con tal de desaburrirse un rato y "pasear su felicidad" por la ciudad, según palabras de Sarita. Y salieron a cenar al restorán más lindo de la ciudad que encontraron.

Ahora tengo que darte un detalle que es importante valorar para el transcurso de este relato:

Raquel me comentó que ella había dejado de ser virgen desde los 8 o 9 años, puesto que alguno de los "amigos" de su madre le había propuesto a ella que hicieran un trío, la madre al principio se negó rotundamente, pero el alcohol, el dinero y algún narcótico extra hicieron el milagro de llevar a la cama a la madre y a la púber en la misma ocasión. Ella me contó que no recordó mucho de su propia memoria, pero el mismo vejete "rabo verde" se extasiaba al recordarle las sensaciones de su amorriñada porrona intentando la penetración de una sola estocada en su infantil coñito, que su madre vio con mirada distante y perdida desde una silla, completamente desnuda y masturbándose, a lado de la cama. En total, su desvirgamiento le había remitido el gasto de una quincena a su madre, previo pago de la renta, y que les dieron de comer y alcanzó hasta para comprar las medicinas para la inflamación y la hemorragia posteriores. En los detalles (que son los que más importan) todo comenzó así: El Vejete convenció a la madre de Raquel a que se podía poner a ver como hacían sus cositas, luego de varias botellas consumidas, una que otra "tacha" entremetida en los tragos, y la inicial excitación entre el vejete y la madre, besos, caricias atrevidamente insinuantes, una trusa que se baja, un calzón que deja de estar en las caderas, una espalda que se recuesta para poder abrir las piernas mientras el colchón cruje al peso de los amantes momentáneos, y una verga en ristre lista para apartar los pendejos de la gruta del placer, tan amplia y poblacionalmente visitada por el barrio completo, que en esta ocasión recibía al Vejete Rabo Verde y su macana cabezona, con la glande a manera de ciruela pasa hinchada y morada de color y deseo...

Deseo que comenzó en la madre, y que luego de varias y pujantes metidas y sacadas, estaba lo lubricadamente suficiente para que el Vejete volteara a ver si ya la niña de 8 o 9 años estaba lista... Antes de todo el asunto, Raquel estaba en el cuarto, casi debajo de la mesa que hacía las veces de comedor, desayunador y merendero dentro de la habitación, estaba viendo por segunda o tercera vez a su madre con un macho en la cama (conocido o desconocido) y aún no se acostumbraba... Y el Vejete se paró, se bajó de la cama, dejó el espacio ahuecado entre las piernas de la madre, y se volvió hacia Raquel con una sonrisa torcida – esa que por muchos años vería en cada cara de sus amantes ocasionales -, y comprendió qué seguía para ella, ¡seguía ella! Y no pudo evitar el estremecimiento, el escalofrío, el miedo a lo desconocido en su propia carne... Y el Vejete la tomó por la muñeca, por su escaso peso, fácil de aventar a la cama al lado de la madre despatarrada y húmeda, y con la cara de susto Raquel se veía más deseable y apetitosa... Justo cuando comenzó a desvestirla, la madre intentó la reacción de evitar que la desnudara, pero el Vejete le acercó una botella de cerveza más y luego de que se la bebió de un golpe, la madre se la comenzó a meter por la vagina, de culo, no por la boquilla, y comenzó a masturbarse alegremente mientras que con la otra mano desabotonaba el vestidito de Raquel y el Vejete lograba dejarla tan desnuda como el día que salió de las entrañas de su madre...

Como los siguientes minutos fueron casi segundos, pasamos a la descripción en cámara lenta: La verga del Vejete se cabeceaba de arriba hacia abajo, asomaba la primer gotita del deseo en la boquilla de su glande, que enrojecida por la erección y el golpe de la sangre al ponerse de rodillas entre las abiertísimas piernitas de Raquel, comenzó a frotarlas suavemente, de arriba para abajo en la apertura imberbe de la vulvita virginal de la azorada niña, que enmudecida por el momento crucial que vivía, solo percibía el aliento alcohólico del Vejete, los gemidos orgiásticos de su madre y el acelerado pulso de su corazón que amenazaba salir por su garganta. Después se fue haciendo cada vez mas clara la sensación de que sus labios mayores se abrían ante el empuje de una dura pero aterciopelada presencia bulbosa... Invadía cada vez más y más su intimidad, sus hasta ese momento inexistentes labios menores se abrían a lo que nunca lo habían hecho, su esfínter vaginal también, y el himen, teóricamente situado donde debe estar, dejó de existir con un gemido gutural de Raquel y el Vejete Rabo Verde a dúo. Un leve chasquido, un misterioso hilo de sangre comenzó a escurrir entre sus piernas, y Raquel se desmayó al mismo tiempo que un pedo salía de sus entrañas, luego un chorrito de orín. El Vejete comenzó el mete saca febril y acelerado, luego, las gotas de su semilla líquida en el interior de la vagina de Raquel, y el estremecimiento final. Se dejó caer sobre el cuerpecillo inerte de la niña, bajo la mirada cristalina de su madre que también había logrado un último orgasmo, antes de mearse en la silla. Todo estaba hecho.

Fin de la desvirgada, a los 8 o 9 años, luego de este principio, Raquel se concretó a esconderse o quedarse fuera del cuarto de su madre mientras ella atendía a sus "amantes contribuyentes" cada vez que venían. Sólo sucedía que los días que ese Vejete Rabo Verde llegaba, ella tenía que huir lejos para no repetir la experiencia, pero no siempre lo logró, también repitió la escena varias veces antes de los 15 años, tiempo en que llegó a casa de los León.

Bueno quedamos anteriormente que los León salieron a cenar ese sábado en la noche a un lindo restorán, quieres que te cuente qué comieron... Bueno, no soy tan detallista, así que te lo imaginas, luego de cenar, y convivir un buen rato, regresaron a casa con mucha alegría y en franca camaradería: Don Pedro, Doña Sarita y Raquel, bajaron a las nenas y se dispusieron a una noche de placer entre los tres...

Comenzaron con los arrumacos iniciales, Sarita besaba con gusto a Raquel, mientras Pedro lamía con detalle los pies de sus mujercitas en la cama. Mientras subía el nivel de los besos hacia más arriba de los tobillos, descubrió (no sin asco) que de la vulva de Sarita salía un hilillo de sangre, muestra clara que había perdido recientemente la virginidad... ¡Oh! Perdón, muestra clara de que estaba iniciando su periodo menstrual...Y el principal problema fue: ¿Qué puede proseguir si al señor no le gusta que haya catsup en su salchicha al hacer el hot dog? Casi por consecuencia natural, lo siguiente pasó a pedirle permiso a Sarita, que en ese momento se levantaba apenada por una toalla sanitaria y un bikini, para poder continuar con Raquel... "Si, pero me esperan porque esto lo quiero ver con mis propios ojos..." Al regreso Pedro se sentó en el colchón y Raquel se montó viendo hacia los pies de Pedro, donde Sarita estaba situada cómodamente para ver el primer plano de sus queridos esposo y sobrina...

La cabeza de la verga de Pedro era en realidad algo fabuloso, inflamada a mas no poder, era casi como un culo de botella de grueso, como la empuñadura de una palanca de velocidades de coche deportivo, de esas de bolita, que vino a hacer de "rompe virginidades" en la vulva de Raquel, que tuvo que relajar al máximo el cuerpo para poder ampliar sus caderas y alojar a ese pelotón de carne que amenazaba de reventar en verdad su vagina... Era como volver a empezar... pero con experiencia y morbo, porque ahora su tío le hacía el "favorcito" que el Vejete le hizo 6 o 7 años antes... Y una vez que logró alojar la glande, el tronquito pasó sin pena ni gloria... era como un embarazo fuera de la matriz, como un globo dentro de la rajada que se había inflado de repente, era como un reconocimiento ginecológico, pero con lubricante y con instrumentos de látex... Era deliciosamente delicado, una verga gorda y cabezona dentro de una vagina firme, elástica y rugosamente húmeda... Raquel no dudó en zangolotearse cual perra en celo para disfrutar mejor de aquella penetración... Sarita no dudó en meterse la mano para masturbarse mientras menstruaba pero con la visión y la sensibilidad, ¡qué importaban unas manchas de sangre en los dedos!

No duró mucho, a los sumo siete u ocho minutos, simplemente no pudo mas, Pedro llenó de leche y sin aviso la vagina de Raquel, quien a sus quince primaverales años, era toda una experta en gozar y ser gozada. Luego de que Pedro soltó sus caderas, se levantó triunfante, sonriente y jadeante y corrió al baño a lavarse apresuradamente la vulva con un fuerte chorro de agua... Fea sensación de estar caliente y húmeda, y un segundo después, helada y húmeda por la liquidez ajena, incorpórea, del chorro de agua, para evitar el embarazo.

Sarita no sonrió más, apretó los ojos y con una carcajada gemida, se vino "en sangre" junto con su orgasmo.

Esa fue la primera vez con su tío, quien en lo subsiguiente comenzó a comprar las mas variadas versiones de los preservativos que tuvo a la mano.

¿Quién era esa personita que los miraba fijamente desde la puerta de la recámara?

Sarita volteó y se enrojeció de vergüenza... "¿Cuántas veces te he dicho Clau que siempre toques antes de abrir la puerta?..."

Bueno, pues mi oferta sigue en pié, porque me parece mas fácil platicarles sobre esta familia tan especial que seguir balconeando a mi propia familia

NO SE PIERDAN EL SIGUIENTE RELATO DE LA SERIE: "BASADO EN UN HECHO REAL" por este mismo website, no más no les digo cuando, porque estoy sumamente ocupado en mis trabajos y jolgorios… MANDA TUS COMENTARIOS

¡ABURRR!