Bárbara, me follé a la psiquiatra 2

Segunda parte del relato. Aparece Alba, en escena.

Este es el segundo capítulo de la historia de Bárbara, la psiquiatra a la que, tras mucha insistencia por su parte, me follé.

Ella misma, narra la historia

Llegué a mi casa, tras la cena con Alfonso, en su casa, y, Alaba, mi hermana, me estaba esperando, para interrogarme sobre cómo había ido la cosa.

Pasamos a mi despacho, aunque, antes, pasé por la cocina, a agarrar dos refrescos de limón, sin gas y sin

azúcar

, para que la conversación, fuera más cómoda.

En el despacho, con mi hermana Alba

Alba: “Bueno, Bárbara, cuéntame, ¿Cómo ha ido la cita con Alfonso?

Yo: “Más o menos, lo que me esperaba, hay cosas que, por secreto profesional, no puedo contarte, digamos que, tengo trabajo con él, si quiero lograr algo, a nivel sexual”

Alba: “¿No me dejarías probar a mí?, a lo mejor, yo logro algo, siendo yo misma”

Yo: “Bueno, por probar, no perdemos nada, si te parece, nos vemos mañana, en el restaurante donde comemos habitualmente, nuestro padre y yo, para el café, porque es ahí donde he quedado con Alfonso, para comer mañana, y, hablamos”

Estuvimos un rato más hablando y, en torno a las 00:30, me fui a dormir.

Al día siguiente

La mañana, transcurrió con normalidad, en torno a las 13:00, recibí un

Whatsapp

de Alfonso, en el que confirmaba la cita para comer, una hora después, en el restaurante de todos los días.

Teniendo en cuenta, la cita con Alfonso, ese día, sí me vestí, para ir a trabajar, de modo que, a Alfonso, le pudiera gustar un poco más.

Mi padre, se sorprendió un poco, al verme tan elegante, pero, no dijo nada.

A las 13:55, salí de la oficina, y, me fui al restaurante, mientras esperaba a Alfonso, me pedí un refresco.

Alfonso, llegó un poco tarde, unos 15 minutos, se disculpó, diciendo que había tenido una urgencia, a última hora, que le había hecho, ir con retraso.

Le avisé, lo primero, de que, Alba, iba a adobarse, en el momento del café, para que no le pillara de sorpresa a Alfonso, ya que, sabía, que es un hombre muy rígido con sus rutinas, y, no le gustan las sorpresas.

Comimos tranquilamente, aproveché, para seguir indagando en los gustos de Alfonso, en conocer, lo más y mejor posible, los aspectos de su personalidad que, en algunos temas, eran realmente peculiares.

Al acabar el segundo plato, llegó Alba.

Ya había visto, su forma de vestir, cuando salía de fiesta, pero, lo que llevaba ese día, me dejó boquiabierta, casi se podría decir que, de no haber sido mi hermana, me la hubiera follado, allí mismo.

Llevaba un abrigo de visón negro, que, al quitarse, dio paso, a un vestido de cuero negro, que, apenas le tapaba sus enormes tetas, además, llevaba unas botas altas, al muslo, con mucho tacón.

Alba se sentó con nosotros, y, mientras tomábamos café, estuvimos charlando un poco; noté como la mirada de Alba, se centraba en Alfonso, que, estaba algo tenso, más, que conmigo a solas.

Al acabar el café, yo, me tenía que volver a la consulta, tenía toda la tarde, llena de pacientes a los que recibir y atender.

Alba dijo que, tenía la tarde libre, por lo que, le dijo a Alfonso, que, si él tampoco tenía nada que hacer, podrían ir los dos, a hacer alguna actividad, y, disfrutar de la tarde.

Así es que, dejé a los dos, a mi hermana y a Alfonso, juntos, y, yo, me volví a la consulta, a pasar la tarde.

Iba con algo de miedo, no sabía si iba a ser buena idea, dejar a Alfonso, a solas con mi hermana, pero, por intentarlo, no pasaba nada, o, al menos, eso creía.

Habla Alba

Después de tomar café, con Alfonso y con Bárbara, nos despedimos de ella, y, a propuesta mía, nos fuimos, Alfonso y yo, a dar una vuelta por El Retiro, uno de los lugares favoritos de Alfonso, para pasear y desconectar.

En cuanto que estuvimos solos los dos, Alfonso, me elogió mi forma de vestir, al parecer, le gustaba mucho ver a una mujer vestida, como iba

yo,

ese día.

Estuvimos paseando por El Retiro, durante cerca de una hora, hablamos, de Derecho y de Economía, sin duda, sus temas favoritos de conversación, y, que, a mí, también me gustan.

Me sorprendió, sobre todo, que, a Alfonso, le gustaba todo lo relacionado con crímenes, violencia, narcotráfico, en fin, lo que también me gusta a mí.

Estaba claro que, había conexión, entre nosotros dos, así que, le propuse, al acabar el paseo, ir a mi casa, a follar, así de claro, si quería ayudarle, sería una buena forma, de que se soltara a nivel sexual.

Alfonso, dubitativo, me dijo, tras pensarlo un poco, que bueno, que vale, aunque, no las tenía todas consigo.

Fuimos hasta mi coche, para ir a su parking, desde ahí, él, me seguiría con su coche, hasta mi casa.

**En mi casa

a solas con Alfonso**

Llegamos a mi casa, eran en torno a las 18:30, ya estaba empezando a oscurecer, pasamos a mi despacho, que está junto al de Bárbara, antes, eran dos habitaciones casi juntas, que usábamos como sala de juegos, después, ya, sala de estudio, y, ahora, cada una tenemos un despacho, para trabajar desde casa y, atender clientes/pacientes, si es necesario.

Nos sentamos, en el sofá de cuero, que tengo en mi despacho, para sentarme a leer, y, ahí, fue cuando ya, me lancé.

Le empecé a bajar el pantalón y el calzoncillo, a Alfonso, me encontré con su enorme y erecta polla, y, me la metí en la boca, tenía curiosidad por probar su sabor, y, también, el de su semen.

Estuve un buen rato, chupando su polla, hasta que, logré que, Alfonso, se pudiera correr, lo hizo en mi boca, justo eso, era lo que yo buscaba, así que, me pude tragar su semen.

Justo, en eso estaba, con parte de mi cara, con restos de semen de Alfonso y, él, con su polla al aire, calzoncillo y pantalón bajados, cuando, llegó Bárbara, y, vio toda la escena...

Lo que pasó después, con mi hermana, y, con Alfonso, en el siguiente capítulo de la historia.

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