Bárbara, me follé a la psiquiatra
Primera parte del relato. Recomiendo leer las descripciones de Bárbara y de Alba, para entender mejor la historia.
Este es el primer capítulo de la historia de Bárbara, la psiquiatra a la que me follé.
Recomiendo leer antes, su descripción, en el relato que se publicará en la web.
Ella misma, narra la historia
En mi casa de Boadilla del Monte. Miércoles por la mañana
Ese día, me había levantado, como casi todos los días, de entre semana, a las 6 de la mañana, para hacer algo de deporte, pero, fuera, llovía, así que, me tuve que aguantar, y, hacer algo de deporte, en el gimnasio de casa.
Estaba en el gimnasio de casa, cuando, llegó mi madre, que también quería hacer algo de ejercicio, para seguir cuidando su cuerpo escultural, que coronan sus dos enormes tetas, que, me dan algo de envidia.
Ambas íbamos vestidas iguales, top deportivo, y, pantalón corto, con deportivas, a modo de calzado; evidentemente, las tetas de mi madre, parecía que iban a salirse del top, a nada que mi madre, se descuidara un poco.
Aparte de hacer gimnasia/deporte, mi madre, también quería pedirme algo:
Mi madre: “Bárbara, hija, hay algo que quiero comentarte”
Yo: “Vale, ¿De qué se trata?”
Mi madre: “Hoy, a las 17:00, vendrá a casa, Alfonso, un abogado, que es la parte contraria en uno de mis casos, para intentar negociar, y, hablar y preparar el caso, pero, me ha surgido un problema, hasta las 18:00, no le podré atender, así que, me gustaría pedirte, que lo recibas tú, y, le entretengas un poco, hasta que yo, pueda atenderle”
Yo: “Ok, sin problema, será un placer ayudarte”
Después del deporte, me di una ducha, me vestí para ir a la consulta, y, bajé a desayunar.
Allí, en la cocina, me encontré a mi padre, le comenté que, a las 16:00, tendría que volver a casa, para estar cuando, Alfonso, llegase, y, poderle recibir.
Mi padre, no puso pegas, así que, después de desayunar, nos fuimos los dos, en el Mercedes Clase S de mi padre, rumbo a la consulta, a trabajar.
La mañana de Bárbara
Llegamos a la consulta, la primera parte de la mañana, transcurrió sin incidentes, atendiendo pacientes, con normalidad
En torno a las 11, recibí un
, de un número, que no conocía; era Alfonso.
Alfonso: Me ha pasado tu contacto, tu madre, ya me ha dicho que no me podrá atender hasta las 18:00, y que, tú, estarás conmigo, hasta esa hora, haciéndome compañía. ¿Te parece que nos veamos, en una hora, en un bar, y, así, nos conocemos, para romper el hielo? Aunque sea, para un café rápido
Yo: Vale, así será más cómodo, nos vemos allí.
Avisé a mi padre, de que, a las 11:45, iba a salir, y que, iba a tardar, en torno a una hora, porque me había salido un asunto, fuera de la consulta.
A las 11:45, salí de la consulta, por suerte, no tenía pacientes hasta las 13:00, por lo que pude tomarme un poco de tiempo libre, para conocer a Alfonso.
Conociendo a Alfonso
Llegué al bar, que, Alfonso, me había indicado, y, él, ya estaba allí, cuando yo llegué
Llevaba un traje, oscuro, de raya diplomática, y, una camisa blanca, con corbata negra; iba muy elegante.
Me saludó, y, me invitó a sentarme, con él, en la mesa.
Pedí un café y que me lo llevaran a la mesa, y, me senté, con Alfonso.
Estuvimos un rato hablando, de cosas intrascendentes, para romper el hielo, pero, ya, desde el primer momento, me sentía muy bien, muy cómoda, hablando con él.
Quedamos en vernos, a las 16:00, para ir a mi casa, ya que, al no llevar coche, Alfonso, se ofreció a pasar a recogerme, y, llevarme a mi casa, donde esperaríamos a mi madre, para que, ambos, se pudieran reunir y trabajar.
Volví a la consulta, tras despedirme, con un beso en la mejilla, de Alfonso.
Pasé el resto de la mañana, atendiendo a los pacientes, y, a las 14:30, fui con mi padre, a comer, a un restaurante de menú del día, como hacíamos, de forma habitual.
La comida con mi padre, y, un café por sorpresa
La comida, fue sin problemas, como la de cualquier otro día, hasta que, a las 15:30, cuando estábamos ya, tomando el café de después de comer, apareció Alfonso, en el restaurante.
Alfonso: “Disculpa que me haya presentado, un poco, por sorpresa, pero, es que, estaba ya por la zona, te he visto que estabas aquí, y, he decidido pasar a ver, si ya estabas preparada, para ir a casa”
Yo: “Tranquilo, estamos aún con el café, si quieres, tómate uno con nosotros, y, al acabar, tranquilamente, vamos para casa”
Estuvimos un rato hablando, los 3, pues, mi padre, estaba comiendo conmigo, y, al acabar de comer, me despedí de mi padre, y, fui con Alfonso, a agarrar su coche, para ir a mi casa.
Tanto durante el café, como en el trayecto en coche, yo notaba que, la compañía de Alfonso, me gustaba, me hacía sentir bien, me hacía reír, a pesar de que parecía un hombre bastante serio y formal.
En mi casa, con Alfonso, los dos a solas
Llegamos al salón de mi casa, le ofrecí a Alfonso, tomar algo, para que, nuestra charla, fuera lo más cómoda posible, él, me pidió un refresco de cola, así que, fui a la cocina, y, traje dos refrescos, y, dos vasos.
Para evitar que pareciera un ambiente profesional, preferí hablar con él, en el salón y, no, en mi despacho, que tengo también en casa, que, fue mi sala de juegos, de pequeña, de estudio ya de mayor, y, ahora, ya digo, despacho para trabajar desde casa, e, incluso, atender pacientes, en caso necesario y/o de urgencia.
Nuestra primera conversación, a solas, y, en la intimidad del hogar, sin nadie escuchando, sirvió para que, Alfonso, se abriera, y, me contara cosas, algunas, realmente tristes, que le habían pasado, por ejemplo, me habló de los problemas con sus padres, ya fallecidos ambos, de cómo le había costado llegar hasta donde estaba, pero que, nunca se había rendido, pues, su objetivo, siempre había sido, llegar a ser abogado penalista, y, había luchado para ello.
En cuanto a su situación sentimental, me explicó que, debido a su poco tiempo libre, aunque, no estaba cerrado del todo, al amor, tendría que ser con una mujer muy especial, que le comprendiera, a la que no le importara su pasado, ni, tampoco, su falta de tiempo libre, para tener una relación de pareja, para cuidarla.
Yo, por deformación profesional, y, mi curiosidad por las parafilias, le pregunté, por sus gustos a nivel sexual, justo me iba a responder, cuando, entró mi madre, y, se acabó, de forma abrupta, la conversación/terapia con Alfonso.
Se me había pasado, la hora volando, en realidad, eran las 18:30, cuando mi madre llegó.
Mi madre y Alfonso, pasaron al despacho de mi madre, y, comenzó su reunión.
Yo, me fui a mi despacho, a seguir trabajando, de hecho, hice una sesión de videollamada, con un paciente, al que le tuve que cambiar la cita, para poder atender a Alfonso.
La tarde, transcurrió, entre cosas del trabajo, y, mi madre, reunida en su despacho, con Alfonso, hasta que, a las 20:30, recibí un
de mi madre, en el que me pedía que, estuviera atenta, porque, Alfonso, se iba a quedar a cenar con nosotros, en familia.
En torno a las 21:00, llegó Alba, mi hermana, pasó por mi despacho, a saludarme, le comenté que íbamos a tener un invitado para cenar, cuando acabara la reunión, que estaban los dos en el despacho de nuestra madre.
A las 21:30, llegó mi padre, justo cuando, Alfonso y mi madre, salían del despacho de ella, había acabado la reunión de trabajo, tras 3 horas.
Cena en familia
Pasamos los 5, al comedor, y, estuvimos cenando, tranquilos, aunque, notaba que, Alba, mi hermana, no le quitaba ojo de encima a Alfonso, y, eso, me puso un poco celosa, lo reconozco.
Después de la cena, en torno a las 23:00, Alfonso dijo que se tenía que ir, porque ya era un poco tarde, y, al día siguiente, tenía que madrugar, pero, me dijo que, estaríamos en contacto.
Yo, me fui a dormir, tranquila, había sido un buen día.
Al día siguiente
Por la mañana, hacía buen día, así que, pude salir a correr un poco, por la urbanización, algo que me gusta mucho hacer.
Me estaba vistiendo, después de la ducha, cuando, me sonó el móvil personal, era un
de Alfonso, en el que, me invitaba a cenar esa noche.
Yo, le dije que sí, porque tenía mucha curiosidad, quería seguir conociéndole, en las 3 oportunidades de estar con él, el día anterior, me había sentido cómoda, así que, no había excusa, para decir que no.
La jornada laboral, transcurrió muy bien, comida habitual con mi padre, y, a las 18:30, me fui a casa, esta vez, en mi coche, para ir más rápida, para ducharme, cambiarme, e ir a la cita con Alfonso.
La cena, era en la casa de Alfonso, en Villaviciosa de Odón, muy cerca de donde vivo yo, a pesar de todo, me gusta ir con tiempo a los sitios, por lo que pueda pasar.
Llegué a mi casa, subí a mi habitación, me desnudé, y, me metí en la ducha, para relajarme.
Una vez, ya duchada, relajada, y, con las baterías cargadas, me empecé a vestir, ya tenía en mente, qué me iba a poner para la cena con Alfonso, los dos, a solas, en su casa.
- Me puse unas medias,
unas
bragas y un sujetador, todo en negro * Un vestido algo corto, negro, pero, no muy escotado * Unas botas, de no mucho tacón * Como hacía frío, además, me apetecía, me puse un abrigo ¾ de cuero que tengo
A las 20:45, agarré mi bolso y mi coche, y, me fui en dirección, a la casa de Alfonso.
La cena, en casa de Alfonso, en Villaviciosa de Odón
Llegué, justo a tiempo, para la cena, Alfonso, me estaba esperando, con una copa de vino blanco, cuando yo llegué.
Primero, nos sentamos en uno de los sofás de cuero negro de su salón, me llamó la atención, la decoración de su casa, se notaba la falta de una mano femenina, se la había decorado, totalmente, a su gusto, y, pensando en que nunca una mujer, pasaría por ella, a nivel de pareja.
Estuvimos hablando, porque yo, que tenía curiosidad, llevé por ahí la conversación, del daño que, Alfonso, había sufrido, desde que era un niño; me estuvo contando cosas, bastante lamentables, pero que, me ayudaron a comprender, su forma de ser, su miedo,
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decir pánico, a tener una pareja estable, y que, le saliera mal.
La cena, consistió en algo de sushi que, Alfonso, había comprado, un rato antes de la cita, pues, habitualmente, al cenar solo, pues cenaba cualquier cosa precocinada, sin preocuparse demasiado de la dieta ni de su salud.
A pesar de todo, seguía sintiéndome cómoda con Alfonso, se notaba que sabía mucho de muchos temas, y, eso, es algo que me excita mucho, en un hombre.
Debo reconocer, que, me entraron ganas de besarle, incluso también, de dejar que me follase, ahí mismo, en el sofá, pero, decidí no lanzarme, antes, había algo de terapia que hacer con él, para que, ambos, pudiéramos estar seguros, de lo que íbamos a hacer.
Al acabar la cena, me fui a mi casa, pero, a petición mía, le arranqué el compromiso, de quedar a comer, al día siguiente, en el restaurante de menú, ya que, ese día, mi padre no me iba a poder acompañar, para poder seguir hablando y conociendo, a Alfonso.
Lo que pasó en el restaurante, y, más cosas, en el siguiente capítulo de la historia.
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