Barbara, la reina del incesto. Capítulo 8

Exibicionismo

Hoy estoy sola con mi hija la zorra, estamos en el despacho de mi marido. Ella con su traje sexy de ejecutiva y yo con mi vestido premamá cortito, vengo de la calle, me encanta enseñar mis torneados muslos.

Voy a hablaros de una afición que tenemos en la familia, el exhibicionismo. Nos encanta llamar la atención.

Evidentemente la que más llama la atención es mi hija Ana. La hijaputa con el cuerpazo tan exagerado que tiene deslumbra por donde pasa tanto a hombres como a mujeres. Es que tiene unas caderas y unas tetas enormes que llaman la atención.

Solemos irnos a Madrid o Barcelona para exhibirnos sin que nos vean los del pueblo. Estoy visionando algunas escenas de exhibicionismo que gravamos con los móviles.

En la primera escena Ana está en un paseo marítimo lleno de gente, viste un minishort descarado a la moda enseñando parte de su culo y un top que apenas cubre sus enormes tetas. Pasa por la puerta de bares y obras donde los hombres no pueden evitar decirle obscenidades, ella sonríe y cuando saca la lengua burlona lo mínimo que le llaman es “zorra”. No es porque sea su madre pero nunca he visto una tía con un cuerpo así, parece hecho para el sexo. Está para comérsela.

En la siguiente escena veo a mi yerno paseando con su cuerpazo de casi dos metros con mi nieta Pepi en brazos. Es del tamaño de una niña, pero con sus caderas exageradas y sus tetas prominentes, lleva una de ellas fuera de la blusa y el sinvergüenza de mi yerno le está chupando el pezón. Ella no para de gemir como siempre. La gente se queda con la boca abierta. Algunos se escandalizan y cuando se meten con el por pervertir a lo que parece una niña por su tamaño, se montan en seguida en el coche de “mi zorra” que los va siguiendo y se piran.

Ahora aparezco yo en un parque sentada en un banco con mi vestido premamá cortito y mi panzón. Tengo a un lado a mi nieto de 17, Luís y al otro a mi hijo el negro, de 29. Están morreándome alternativamente y me tienen los muslos al aire magreándomelos. Yo les sobo sus pollas por encima de los pantalones.

No hay mucha gente, los que pasan por allí se quedan pasmados viendo como una cuarentona preñada está liada con un niñato y un joven negro. Mi hijo Pepe me levanta el premamá enseñando mi panza y acariciándomela. La cámara enfoca a un tío escondido tras un seto espiándonos y haciéndose una paja con la polla fuera.

Luego mi nieto y mi hijo me sacan los pechos y se ponen a mamarme mientras yo rápidamente les saco las pollas grandes y les hago rápidamente unas pajas con cada mano hasta que se corren en mis piernas.

Ahora me veo por la calle del pueblo con mi madre, eso fue un día que tuve una enorme subida de leche de mi anterior parto y mis tetas no paraban de echar leche. Mi madre ese día estaba caliente perdida y no cesaba de echar flujos por su coño. Así que nos fuimos a la calle a pasear sin ropa interior.

A mí me chorreaba la leche por la falda que llevaba puesta y tenía los pechos duros y echando chorritos sin parar. Mi madre rezumaba flujos que le corrían por sus piernas expuestas con minifalda. Todos nos miraban las piernas mojadas. Entramos en una panadería y le tuve que pedir a la dependienta una fregona para secar el charco de leche del suelo. Mi madre le pidió servilletas para secarse las piernas chorreantes.

En la siguiente escena participan la madura amiga Alicia, mi nieto Tony y mi hija Cristina la lesbiana. Van en un Mercedes con cristales tintados por una zona de terrazas en Barcelona. Conduce Cristina y en el asiento de atrás Alicia masturba a Tony. Están junto a una terraza llena de gente.

Cuando Tony se va a correr, Cristina baja la ventanilla y el puto crio empieza a lanzar enormes chorros de leche, infinitos parecen, tendría los huevos llenos, que caen sobre los señores y señoras sentados en las mesas de la terraza poniéndolos pringados y llevándose una gran sorpresa. Cuando reaccionan Cristina arranca el coche y aun así Tony sigue eyaculando sobre otra gente de otras terrazas.

Luego Tony se pone al volante y Cristina se tumba en el asiento trasero mientras Alicia, aunque no le gustan las tías hace el esfuerzo de meterle dos dedos en el coño masturbándola rápidamente y dejar que mi hija la sobe. La puta es buena para hacer pajas hasta a las mujeres. Cuando Cristina se va a correr bajan la ventanilla y empieza a eyacular largos chorros de líquido sobre los de la terraza, ¡cuánto es capaz de expulsar mi lesbiana!

Ahora veo paseando por la ciudad a mi hija Ana, mi hija Loli y mi nieta Pepi. Las tres vestidas iguales. Con top y minishorts azules y sandalias. Van las tres de la mano, Ana en el centro destacando enormemente entre la baja estatura de su hija mulata que le llega a la altura de la cadera y la delgadez de su hermana Loli cuyo cuerpo es tan ancho como uno los muslos de Ana. Las tres pasean contoneándose mientras los peatones se vuelven para ver aquel extraño grupito de chicas donde la gran Ana parece la madre de las otras dos.

A continuación aparece mi madre con un vestido fino y corto enseñando sus apetecibles piernas sentada en un parque donde van muchos novios a magrearse. Pero lo peculiar es que ella no está con su novio ni con ningún amante, sino con un jovencito. Ya ves, una vieja de 67 años marreándose con un chavalito de 17 años, su biznieto. Mi nieto Luís.

El guarrillo le encanta meterles mano a su abuela y a su bisabuela. En la grabación se ve como el chaval le mete mano por debajo de la falda y la bisabuela le tiene agarrada su polla grande y le está haciendo una paja. Mientras tanto otras parejas los observan extrañados.

En la siguiente escena estamos media familia en una playa donde se hace topless. Pero claro nosotros damos la nota. Estoy yo con mi hija Loli, con 48 y 16 años respectivamente, las dos preñadas jugando a las paletas con las panzas y las tetas al aire. Bueno mis tetas, porque ella apenas tenía. La gente nos mira sorprendida de ver a una adolescente preñada junto a su madre también preñada.

En otra escena más reciente aparece en la playa también jugando a las paletas mi hija “la zorra” con su hija Pepi. Una altísima y otra bajísima pero ambas con unas curvas exageradas. Sus tetones botan, la gente no sabe si la mulata es una niña o una enana con esa estatura y esas caderas y tetas.

En otra zona de la playa está mi madre con su cuerpazo y un tanga poco apropiado para su edad. Sus tetas de pezones negros al aire, y con ella está su hijo Julián de 22 años, mi hijo Juan de 39 y su bisnieto Toni de 24. Todos embadurnándola de crema, bueno sobándole todo el cuerpazo los tres a la vez. Los pezones negros tiesos. La gente embobada.

Cuando están calientes se meten en el mar con ella y como jugando se la follan dentro del agua dándole por delante y por atrás y claro la “puta” se corre descaradamente delante de las miradas de la gente que no es tonta.

En la última escena aparece Vicenta con sus 75 años en el cine con mi marido a un lado y mi padre al otro, haciéndoles un pajón a cada uno. Está con las patorras abiertas y entre ellas está “mi guarra” hija Paqui comiéndole su asqueroso chocho. Cuando los machos se van a correr “la puerca” se traga sus engrudos y se corre en la boca de mi Paqui.

Luego se mean los tíos en su boca y la vieja se lo traga todo. Pero vaya, Vicenta también se mea en la boca de Paqui que se masturba tragándose la orina de la maciza madura. La gente de los alrededores actúa de dos maneras: o se van, o se acercan a mirar, incluso un tío se acerca para que la vieja le chupe la polla.

En fin, estas son algunos ejemplos de cómo nos exhibimos y luego disfrutamos todos juntos viendo los videos.

Ahora con estas declaraciones nos hemos calentado “mi zorra” y yo y mientras os contaba esto ella se ha puesto a acariciar mi cochazo con su pie desnudo acabando metiéndomelo dentro, y yo he hecho lo mismo pero sin quitarme los tacones, metiéndoselo en su coñazo pelado con el zapato hasta el tacón.

Le estoy dando patadas en su gran cueva y se corre mientras escribe. Yo me chupo mis pezonazos dándome atracones de leche y dejando el pié de mi Ana lleno de flujos.