Bárbara, esposa modelo (2)
Sigue la noche increíble de mi esposa e impensada por mi.
Bárbara. Segunda Parte.
Sigue la noche increíble de mi esposa.
Aún estaba en shock parado ahí como un idiota viendo a mi esposa en el asiento trasero de un auto con un desconocido cuando éste le empezó a correr mano nuevamente, primero en sus ricas tetas y luego en la entrepierna de mi esposa. Bárbara respondió lentamente, gimiendo y morréandose cada vez que podía y con más ganas al tipo, excitada y fuera de si, pidiéndole que la follara de nuevo.
Bárbara hace un año atrás.
El tipo movió sus dedos de la conchita de mi esposa hasta su ano y empezó, pese a la oposición inicial de mi esposa, a meter un dedo en aquel agujerito que me había sido negado tantas veces. Primero acariciando el culo de diversas formas y luego metiendo y sacando su dedo índice, primero lento y luego más rápido y más profundo.
Bárbara dio un respingo en principio y se quejó un poco, pero luego empezó a gemir de nuevo, cada vez más fuerte estaba disfrutando la muy puta. Luego de un rato el tipo metió un segundo y hasta un tercer dedo y mi esposa seguía gozando hasta que se dio vuelta y le dijo sin ninguna vergüenza: "culéame cabrón!!!! Meteme tu verga de una vez!!!! Follame que estoy caliente!!!!!! Quiero verga!!!!! La quiero adentro!!!!!
Yo estaba sorprendido y excitado, me empecé a acariciar a través del pantalón siguiendo el ritmo de aquellos dedos del tipo con mi mujer. Tenía el pene duro como nunca quería ser yo quien estuviera con mi mujer haciendo todo eso, pero no me atrevía a interrumpir quería observar hasta el final.
Se dieron un morreo largo, excitante. Sus manos no paraban de tocarse lascivamente, sin restricciones. Mi esposa pedía ser follada y el le respondía que le daría verga mientras ella lo masturbaba. Pero en un momento él se detuvo, y a mi pesar, empezó a salir del auto ignorando las súplicas de Bárbara que estaba caliente como una perra en celo.
Yo tuve que salir de ahí y correr a esconderme tras el automóvil más cercano. El tipo abrió la puerta y salió dejando a mi esposa implorando verga, pero el hombre se colocó tranquilamente su gorro y se sentó en el capó mientras llamaba a mi mujer. Esta salió algo indignada, pero estaba muy cachonda aún y le decía: "vamos pendejo me vas a follar o me voy a tener que buscar a otro más hombre?!" aquellas frases nunca las había escuchado en boca de mi mujer, las palabras de aquella hembra me impactaban, pero también hacían que mi pene se pusiera más duro aún, tanto que incluso me dolía por la tensión.
"Tu de eso nada guarra" -Le dijo el hombre- "ahora vas a desfilar para mi, quiero que demuestres lo hembra que eres la puta que me voy a culear por el culo".
Mi esposa dudó unos segundos, pero el tipo se sacó su verga que era de buen tamaña -ahora me daba cuenta- y mi esposa pareció terminar de convencerse. Bárbara caminó lentamente frente a él, parecía realizar sus pasos mejor ensayados como en la pasarela- mientras le miraba el pene que el tipo empezaba a menear; a él le gustaba que le provocara y a ella le gustaba excitarlo, calentar a ese hombre desconocido que no era su marido esto me provocaba demasiados sentimientos y sensaciones encontradas. Sin embargo, Yo también me encontraba ahí, enfermo de caliente y deseoso de conocer la nueva faceta de mi esposa.
"Eso putita, mueve el culo que te voy a follar... muéstrame lo provocativa que es la puta que va a ser mía! Todo tu cuerpo va a ser mío ¿no es cierto? ¿no es cierto perra?....¡Vamos, responde!"─El tipo se le cruzó en el camino, la tomó de las caderas, y le miró a los ojos con una mueca de satisfacción interrumpida en la cara. Al final mi esposa habló con la voz más caliente que le he escuchado alguna vez:
"Si.... si... mi cuerpo será tuyo...y lo será como te plazca"─respondió la muy puta. Sumisa frente al avance de sus manos, que metió bajo el top para apretar sus pechos.
"¿Te gusta que te manosee las tetas? le preguntó tratando de incitarla en aquel juego carnal.
"Si, me gusta que me aprieten las tetas"─decía ella las manos del tipo bajaba el top de Bárbara para poder ver sus pechos y Yo, observando y ahora con la verga afuera
"¿te gusta que te las chupen?" ─seguía hablando el tipo con la voz entrecortada mientras empezaba a lamer los pezones y Bárbara empezaba a gemir apoyada en el auto.
"Si, me gusta mucho todo esto" ─respondió entre jadeos mal controlados.
Al escuchar esto el tipo se transformó y las chupadas se transformaron en mordiscos descontrolados, Yo jamás le había besado así su cuerpo y ella parecía disfrutarlo al máximo. Al cabo de unos minutos, soltó sus tetas para posar sus manos sobre el exquisito trasero de mi esposa, le apretaba y acariciaba las nalgas violentamente.
"Y tu culo...mierda, que bueno está, tienes un culo de ensueño puta... aaaaahhhh... que culazo puta.... ¿te gusta que te toquen el culo perra?"-decía fuera de si el tipejo ese pero yo no hacía nada, nada no hacía un rato que me estaba masturbando
"Adoro que me manoseen el culo... ¡uuuuyyyyy!... adoro calentar a los hombres... aaaaayyyyy... adoro que gusten de mi culito.....aaaayyyyy" mi esposa estaba loca de placer y el tipo empezó a darle fuertes palmadas sobre sus nalgas, cosa que a mi mujer parecía excitarla más.
El tipo se separó un momento y buscó algo en los bolsillos de los pantalones y le dijo: "¿Quieres probar algo excitante puta bonita?". El macho de Bárbara sacó una bolsa con un polvo blanco y en una rápida maniobra puso un poco droga en su pene erecto "VEN, Prueba mi verga, seguro que ahora te sabe más rica"
Mi esposa dudo, se mantuvo erguida con las tetas asomando sobre el top que estaba en su abdomen enrollado y su falta desordenada, pero el tipo la tomó de un brazo y le dijo: "VAMOS, QUE NO TENGO TANTO TIEMPO NO TE HAGAS LA ESTRECHA Eres amiga de Mónica, seguro que ya has probado esta mierda" VEN Y CHUPAME LA VERGA PUTA!!! ".
Bárbara al final se paró frente a él desafiante y se puso de rodillas frente a la verga empolvada, se acercó lentamente a lamer su abdomen, su lengua descendió lenta y libidinosamente lamiendo su ombligo, su abdomen y su pelvis y finalmente alcanzando su pene, y empezó a aspirar, besar y finalmente lamer la verga de aquel tipejo
"Eso puta, chúpamela" le decía el tipo y mi esposa seguía, hambrienta quizás de su leche, de ese semen que no era el de su marido y que era desconocido para ella
Bárbara empezó a chupar su verga de forma hambrienta, los labios de mi mujer recorrían de arriba hasta donde alcanzara a entrar en su boca, su mano apretaba y masturbaba también al tipo que gozaba de una mamada como a mi jamás me habían hecho. Y Ella continuaba, con su lengua acariciaba su glande sin descanso.
El tipo la detuvo antes que se corriera y la separó un instante, se besaron lasciva y brevemente, Bárbara parecía fuera de si sólo preocupada de satisfacer su lujuria junto a la de su macho de turno. El hombre desparramó otro poco de polvo sobre el capó del auto e invitó a Bárbara a meterse otro poco de droga. Esta ya no dudaba, quizás por el alcohol, la droga ya recibida y la excitación. Le dio la espalda y apoyando las manos en el auto empezó a aspira los restos desparramados.
El tipo aprovechó que mi mujer le mostraba el culo y se acercó a ella. Sin avisarle le levantó la falta y sin esperar mucho más le metió sin contemplaciones la verga en la vagina. Bárbara lanzó un grito, pero luego quedó callada por largos minutos, sólo se escuchaba su respiración y sus jadeos cada vez más fuertes, hasta que fueron gemidos y palabras ininteligibles.
"Másss nooo mássss aaahhhh aaaayyyy que rico!!!! SIGUE!!!!" decía la mujer con que hacía unos años me había casado y que ahora me era infiel con un extraño. En ese momento yo empecé a descargar mi verga de mi semen y apoyado sobre el auto donde estaba escondido caí al suelo mientras los sonidos de la cogida llegaban a mis oídos muy tenuemente.
Estaba ahí -no sé un rato- cuando escuché al tipo: "Te gustan mis dedos en tu culito ehhh puta, ahora toma esta verga en ese anito aaahhhh".
Cuando escuche a Bárbara quejarse me levanté y la visión me alteró, pues, mi esposa empezaba a ser enculada por primera vez, rápidamente mi verga reaccionó y yo recuperé mi lugar de observación.
"Aaaahhh me duele aaayyyy!!!" decía mi mujer era una suerte que nadie estuviera por ese lado del estacionamiento, pues, mi mujer lanzaba unos gritos bastante fuertes. Sin embargo, era aún temprano y faltaban horas para que terminaran los carretes como llamamos a ir de juerga o fiesta.
El tipo empezó meterle poco a poco todo el pene erecto mientras le tomaba de las caderas. Barbara no se movía, parecía que a pesar de quejarse aún buscaba aspirar algo de coca que se esparcía sobre el auto. El tipo ahora le agarraba los pechos y le daba fuertes apretones, a la vez que le sacaba su miembro del culo para luego volvérselo a meterlo de golpe, y así empezar con el mete y saca que mi mujer empezaba a disfrutar.
"Que culito mas apretado putita... eso, comete todo... aaaaagggghhhh... ¡TOMA PUTA!... ¡SIENTELO HASTA ADENTRO!" ─ gruño mientras le embestía a Bárbara de manera que esta empezaba a gemir fuertemente, hasta llevarla al más increíble orgasmo de toda su vida por sus gritos.
"¡VAMOS PUTITA!... ¡AQUI TIENES!... ¡PUTA! ...¡PUTA!... ¡PUTA! ...¡PUTA!... ¡PUTA! ─gritaba el tipo mientras también se corría y sacaba su miembro para llenar el culo y la espalda de Bárbara de semen.
El tipo se levantó dejando Bárbara desparramada sobre el auto y se subió los pantalones. Luego miró a mi esposa y hacia el estacionamiento -sin verme por suerte- y se marchó dejando a mi mujer ahí, abandonada como una mujerzuela.
Ella estaba exhausta sobre la parte delantera del auto. Vi como jadeante y torpemente se vestía y arreglaba, parecía más conciente de lo que había hecho. Había sido humillada y abusada en aquel estacionamiento. Pero a la vez había disfrutado como nunca. Se dirigió con paso vacilante hasta la disco, la seguí y observé como tomaba sus cosas e iba a la salida, ahí tomó un taxi. Seguramente iría a casa.
Bárbara de hace un año.
Me apresuré a ir al auto, arranqué y aceleré por las calles para llegar antes que el taxi, lo dudaba, pero lo intenté. Al llegar a casa estaban las luces de afuera encendidas y cuando entré y desactivé la alarma encontré todo tal cual lo había dejado. Subí a nuestra habitación y no había nadie me había demorado, ero nomás que el taxi. Me alegré de llegar antes que mi esposa y me metí en la cama aún excitado. Sin embargo, la sonrisa se me borraría pronto Bárbara no llegaría hasta dentro de más de una hora después. Pero esa es otra historia.