Bárbara

Manifiesto de la mujer escondida dentro de él.

Bárbara

"Manifiesto de la mujer escondida dentro de él"

Nota del autor: agradezco enormemente a una persona muy especial para mí, por ella fue posible este relato.

Esa noche estaba en aquel bar, sentada sola, tomándose una margarita, se sentía observada por un hombre muy atractivo, que le sonreía gentilmente cada vez que ella levantaba la vista.

Traía un vestido de noche muy bonito que le quedaba perfecto a su escultural figura, su cabello rubio y largo combinaba muy bien con su piel blanca y delicada, con bellos ojos verdes, labios carnosos y bien delineados, senos grandes y marcados por la tela del vestido, así como su manera de sentarse… le daban un toque sensual, que atraía las miradas de más de uno…. ¡era toda una dama!

Repentinamente, uno de los meseros del lugar le lleva otra margarita, ella se sorprende gratamente ya que la suya esta a punto de terminarse y desde luego que le encantaría tomarse otra, pero ella no la pidió, por lo que le comenta al mesero.

Disculpe joven, debe estar en un error no he ordenado otra margarita-

Se la manda el joven de allá- le responde el mesero señalándole aquel bello hombre que la miraba de manera insistente.

Se retira el mesero y el galán alza una copa al aire sonriéndole desde su mesa, ella también alza la suya le devuelve la sonrisa, toma un trago y comienza a recordar a aquel chico llamado Bernardo de aspecto pálido, con ligero sobrepeso, de estatura baja, tendría como unos 23 años, lo único destacable de él eran esos ojos café oscuro, grandes y tristes que conmovían a cualquiera, eran fiel reflejo de la vida difícil que llevaba.

Trabajaba como cajero en una famosa mueblería de la ciudad donde radicaba, tenía como compañero de trabajo a un vendedor muy atractivo, con una increíble facilidad de palabra y una apariencia bastante agradable, que contrastaba enormemente con Bernardo.

El tipo era todo un galán, le decían Pepe, era alto (1.90m), 26 años, cabello negro, piel muy blanca, usaba una barba muy bien cuidada, que rodeaba esos labios rosaditos y apetecibles, ojos azules, tenía vello en brazos, pecho y piernas, una apariencia atlética, ya que practicaba muchos deportes, era soltero y sin compromisos, por su misma vanidad jamás se dejaría atrapar por una sola mujer.

Pepe era muy cruel con su compañero de trabajo, lo humillaba cada vez que podía burlándose de su baja estatura y su ligero sobrepeso, le echaba en cara vanidosamente su "pegue" con las chicas y la falta de gracia de él.

Bernardo ya había pedido que lo trasladaran a otra sucursal de la misma empresa para evitar esas desagradables confrontaciones con su compañero de trabajo, pero le daban muchas largas, la única que lo apoyaba era la gerente del local, la Lic. Briones, quien siempre le animaba diciéndole.

  • No le hagas caso a ese cretino, se cree el galán del momento solo por su apariencia, es demasiado egocéntrico, pero desgraciadamente no lo podemos despedir, es un excelente vendedor y gracias a él nuestra sucursal registra buenas entradas. Pero tú no te preocupes, ignóralo, eres una persona de buenos sentimientos, humilde y responsable, sabes que tú también haces falta en este lugar-

Bernardo no se sentía conforme con el supuesto consuelo de la Lic., ya que estaba sumamente resentido con Pepe por como lo maltrataba, sabía que, en efecto, era un excelente vendedor, pero no podía evitar sentir una gran antipatía por él.

Desde niño le habían inculcado el valor de la tolerancia, pero esto se estaba saliendo de control. Era el menor de tres hermanos (dos mujeres y él), su mamá había sido muy sobreprotectora ya que era muy enfermizo y no le dejaba salir a la calle ni tener amigos, por temor a que le pasara lo mismo que a su sobrino, quien fue raptado mientras jugaba fútbol con sus amigos y semanas más tarde encontraron su cuerpo en un terreno baldío cercano, esta vivencia le impresionó enormemente.

En una ocasión cuando tenía 9 años se encontró con un vestido de su hermana mayor que había dejado olvidado sobre el sofá, su mamá se encontraba en la cocina preparando la cena, por lo que no podría ver cuando él toma la prenda y se la lleva a su habitación.

Al llegar se encierra con llave, toma el vestido con sus manos, y lo coloca frente a él mirándose en el espejo, no sabe porque, pero sonríe. Posteriormente, se desnuda y ahora sí se pone el vestido, que no le queda tan grande, ya que su hermana solo le lleva dos años.

Se queda mirando su propia imagen frente al espejo largamente, se siente extraño, pero al mismo tiempo, la experiencia le resulta agradable, sin entender del todo la razón.

Después de esa primera ocasión comienza, a escondidas, a tomar los cosméticos de su mamá y a experimentar la sensación de pasar el lipstick sobre sus labios, la cual le resulta sumamente agradable. Además sigue tomando los vestidos de su hermana y también sus zapatillas, por lo que se convierte una costumbre el vestirse como su hermana, por quien siente una gran admiración.

Transcurren los años y continúa con ese ritual de manera clandestina, sin que su familia se entere.

¡Hola nena! ¿Me puedo sentar contigo?- una voz masculina le interrumpe aquellos recuerdos. El galán que la miraba tan insistentemente, ahora se encuentra de pie frente a ella sonriéndole.

¡Sí claro!- responde y él se sienta junto a ella.

¿Estas disfrutando tu margarita?- pregunta él con mucha curiosidad, mientras ella da otro trago a su bebida.

¡Por supuesto! ¡Muchas gracias!- le responde ella de manera cortés.

¿Cómo te llamas?- pregunta él con mucha curiosidad.

¡Bárbara! Y ¿tú?- le devuelve la pregunta ella, observando atenta cada una de sus reacciones.

Yo soy José Armando- comenta extendiéndole la mano, Bárbara la estrecha delicadamente y él sin ningún temor se la lleva a sus labios y le da un beso caballeroso.

Mucho gusto Bárbara y dime… ¿qué me cuentas de tu vida? ¿a qué te dedicas?- pregunta él con seductora curiosidad.

Soy pintora-

¡Magnífico!- responde él sintiéndose extraño, ya que no esperaba que aquella joven tuviera tal profesión - ¿Y como que clase de cuadros pintas?-

¡De todo! Me gusta mucho reflejar en mis obras mis vivencias personales, también adoro pintar cuerpos humanos.

El varonil rostro de José Armando refleja un gran interés en la mujer con la que está platicando, no sabe porque pero le viene a la mente la idea de le muestre alguna de sus obras… "Si ella es tan bella, sus cuadros deberán de ser preciosos" piensa para sí mismo.

Y dime Armando, ¿tú a que te dedicas?- pregunta Bárbara sacando al hombre de sus pensamientos.

Soy gerente de una importante compañía- responde él sin ahondar más en su trabajo, inmediatamente cambiando el tema comenta.

¡Eres hermosa!-

Gracias-

Comienzan a tocar una pieza tranquila, muy romántica, que a Armando le gusta mucho, por lo que se decide a preguntarle.

¿Te gustaría bailar conmigo?-

¡Por supuesto!-

Se para de nuevo frente a ella, la toma de la mano y se van ambos al centro de la pista, comienzan a bailar al ritmo de la música, Bárbara y Armando están con los cuerpos casi juntos porque así lo exige la pieza.

Armando siente el delicado cuerpo de mujer de Bárbara y ella a su vez no puede evitar sentir como la verga de Armando esta muy parada, siente su dureza, él baja su rostro hacia ella, mira sus bellos ojos y acerca sus labios lentamente a los de ella hasta que ambos comienzan a besarse.

En un principio el beso es un poco tímido, pero lentamente lo van intensificando. Se separan del beso levemente, Bárbara siente la respiración de Armando sobre su rostro, él está loco de excitación, su verga sigue parada, no la disimula mucho el pantalón que trae puesto.

Ella la mira de reojo, no sabe porque pero tiene deseos de acariciarla, de sentirla dentro de ella, desea entregarse al placer carnal con aquel hombre.

¡Vámonos de aquí Bárbara!- comenta él con la respiración agitada, enloquecido, no sabe porque, pero ella le atrae más que ninguna otra.

¿No crees que vas un poco rápido cariño?- comenta ella pasándole sus delicados dedos por encima de su peludo pecho, desnudo por el cuello de su playera.

¡No nena! Me gustas mucho, quiero estar contigo, anda vamos a un lugar más tranquilo- comenta él lleno de ansiedad.

Por toda respuesta, Bárbara le sonríe, acariciando con sus dedos aquella barba y mejillas, se acerca a él un poco más y le planta un delicado beso en la boca. Armando asume que eso es un sí, por lo que tomado de la mano con ella, salen del lugar y se dirigen al carro de él.

Antes de entrar al vehículo ambos se abrazan muy fuerte y comienzan besarse con mucha pasión, comiéndose las bocas de manera desesperada.

Mientras se besan, él acaricia los senos de ella por encima del vestido, y a su vez Bárbara comienza a pasar sus manos por encima del pantalón acariciándole la verga a aquel hombre.

Locos de excitación se meten a la parte trasera del coche y ahora él le acaricia los senos por debajo del sostén, mientras ella también comienza a desabrocharle el pantalón, descubriendo los calzoncillos que remarcan más aquel enorme miembro.

¡Estas rebuena mamacita!- comenta él besándola en la boca entre cada una de sus palabras, con la respiración agitada.

Él se baja el pantalón por completo dejando al descubierto sus fuertes y velludas piernas, Bárbara sin pensarlo comienza a acariciar aquel miembro con sus manos, después, él le baja sus braguitas y comienza a meter los dedos en su coñito.

Es en ese momento cuando Bárbara se siente una verdadera mujer, comienza a gemir de placer mientras él mete cada vez más adentro su verga, ella se siente muy excitada, comienza a acariciarle el rostro, él busca con desesperación sus labios y la besa, ella siente su barba raspando su delicado rostro, mientras se la sigue follando, el sabor de su saliva la vuelve loca, su lengua busca la suya, ambas se encuentran y se reconocen la una a la otra.

Así continúan con interminables besos, con la verga de Armando dentro de Bárbara, él acaricia los senos de ella, ella pasa sus manos por la espalda de él, por debajo de su playera sintiendo esa piel de hombre ya sudado de tanta actividad realizada juntos.

Minutos después Armando comienza a eyacular, ya no aguantaba tanta calentura, ella siente el líquido calientito en su panochita experimentando el orgasmo también, ambos descansan abrazados aún en el asiento trasero del coche, parcialmente desnudos.

Él la lleva a su casa. Mientras conduce Armando, Bárbara se maquilla cuidadosamente. Él esta encantado, no sabe porque pero está chica le ha gustado más que ninguna otra, tiene pocos minutos de haberse venido y desea de nueva cuenta estar con ella en la cama.

Al llegar a la casa de Bárbara, él se apresura a descender del coche primero y abrirle la puerta a ella, al salir del vehículo, él la besa de nuevo con mucha pasión.

Bárbara se retira lentamente del beso y se despide, él pregunta de manera disimulada si no lo invita a pasar, ella pretexta que por esa noche ha sido suficiente, que se siente cansada, Armando acepta sus disculpas y ella le recalca que otro día será.

Saca de su bolso una pequeña agenda, le desprende una hoja y anota con lápiz labial su numero telefónico y se lo extiende a Armando, éste lo toma y lo guarda cuidadosamente en el bolsillo, se mete a su coche y se retira, Bárbara lo ve alejarse y se encamina a su apartamento.

Saca de su bolso las llaves de su apartamento, entra al mismo, comienza a desvestirse para darse un relajante baño después de tan especial noche. Al meterse a la tina, cierra sus ojos y comienza a recordar

Cada tarde, cuando Bernardo llegaba a su apartamento, tomaba de su ropero un vestido largo y rojo y una peluca de cabello rubio y ondulado, se los vestía mirándose al espejo

De niño su máximo sueño había sido ser una verdadera mujer con clase y porte, pero desgraciadamente estaba atrapada en el cuerpo equivocado, ante el mundo era regordete y sin mucha gracia, pero en su interior deseaba sentirse divina, por eso le gustaba tanto mirarse al espejo cada que se ponía algún vestido… solo en esos momentos, se sentía bella.

Siempre mantuvo oculto ese pasatiempo, aún después de haberse mudado de la casa paterna a esta nueva ciudad y haber entrado a trabajar a la mueblería.

Jamás se exhibía en público porque no le gustaba que lo miraran, no era exhibicionista, solo deseaba contemplarse así mismo transformado, aunque fuera por momentos y de manera un tanto artificial, en toda una mujer.

Meses atrás había iniciado una terapia con un psicólogo, ya que tenía serios problemas para adaptarse a la sociedad, siempre fue muy tímido y las burlas de Pepe y otras personas le hacían sentirse muy poca cosa.

A la tercera sesión le confiesa a su terapeuta, aquel pasatiempo tan oculto durante 14 años: vestirse de mujer frente al espejo.

Le contó como deseaba transformarse y ser del otro sexo, platicó sus vivencias infantiles vistiendo la ropa de su hermana y los cosméticos de su madre, reconoció que no era gay, pero en cambio le hubiese gustado haber sido una bella mujer, admirada por todos, en lugar de ser aquel hombre que siempre vivía humillado y sumamente triste.

El terapeuta lo escuchaba y conforme pasaba el tiempo, llegó a la conclusión de que necesitaba remitirlo a una asociación formada por un equipo multidisciplinario de profesionales (psiquiatra, sacerdote, cirujano plástico, endocrinólogo, foniatra y cosmeatra) para poder determinar si era candidato a una operación de cambio de sexo.

Bernardo aceptó, ya que era lo que siempre había deseado y, además le pondrían a prueba durante un período largo (aproximadamente dos años) para ver si realmente estaba preparado para dar aquel paso tan brusco que le cambiaría su vida por completo.

Sin embargo, una nueva pena embargaría su vida. Aquella terrible tarde, después del trabajo, llegó sumamente deprimido.

Pepe lo había acusado injustamente de haber tomado dinero de la caja para su propio bolsillo, la Lic. Briones convencida de que Bernardo era inocente mandó revisar cada una de las entradas y compararlas con el dinero disponible en caja, descubriendo con terror que, en efecto, faltaba dinero, el único que parecía ser responsable era el mismo Bernardo, ya que él era quien administraba la caja, por lo que lo despidieron y le hicieron rembolsar el dinero faltante si no quería ir a la cárcel.

Ja ja ja ja ja- reía Pepe humillando a Bernardo cuando este recogía sus cosas para marcharse.

Aparte de tener esa apariencia tan descuidada y ser un verdadero idiota, ¡eres un ladrón! Así sales de aquí, como te lo mereces, por la puerta de atrás, ¡maldito ratero!-

Bernardo lo mira con rabia, él sabía que Pepe había tomado el dinero, probablemente en el momento en que tuvo que salir de emergencia, se ofreció él mismo de manera extraña a cuidar el negocio mientras Bernardo salía por unos minutos al enterarse que la grúa se estaba llevando su coche.

También sabe que lo hizo porque ambos competían por un ascenso importante en la empresa.

¿Cómo no tuve la malicia de sospechar de ese cretino? ¡Mira que jugada tan sucia! ¡Hacer que me despidan con una calumnia de esa naturaleza!-

Piensa para sí mismo sumamente triste. Por desgracia, no podía probar su inocencia, nunca se había separado de su puesto más que en esa ocasión y la Lic. Briones no estaba presente en ese momento, así que no le creerían ni una palabra.

Ya solo en su apartamento, sin trabajo, ni vida social, lejos de su familia se mete a la regadera, deja que el agua fría empape cada centímetro de su piel, se enjabona minuciosamente cada parte de su cuerpo, siente como las lágrimas comienzan a resbalar por sus mejillas mezclándose con el agua fría, se desahoga, maldice su suerte, está sumamente resentido con Pepe, siempre lo ha tratado tan mal y ahora esto, es más de lo que él esperaba.

Al salir de la ducha ya limpio y más sereno, saca su braga, vestido rojo, peluca, zapatos y cosméticos, comienza a vestirse como a él le gusta, sintiendo en su cuerpo cada una de las prendas femeninas, se maquilla cuidadosamente, mirándose y sonriendo al espejo se comenta a sí mismo.

El idiota de Pepe pagará algún día todo lo que me ha hecho, cada una de sus humillaciones, sus burlas, ¡su bajeza de acusarme injustamente! ¡ese maldito!- lo dice después de pasarse el lipstick por sus labios y comenzar a ponerse sombra en los ojos.

Después de ese comentario, se mira en silencio, aún consciente de su verdadera naturaleza masculina que cada vez desea menos, quisiera acelerar el proceso, pero sabe que no puede, quizá le convenga más que lo hayan despedido, así podrá dedicarse de lleno a su transformación, aún le queda dinero ahorrado, buscará otro trabajo lejos de aquella mueblería y poco a poco todo será diferente.

El tiempo transcurre rápidamente, en efecto, ahora trabaja en otro lugar al extremo opuesto de la ciudad, como cajero de una tienda de abarrotes. También se ha mudado a un lugar más cerca de ahí.

Bernardo luce distinto, se ha puesto a dieta y adelgaza de manera considerable, el cabello lo tiene más largo y el cuerpo completamente depilado, comienzan a crecerle unos pequeños pechos, las facciones de su rostro se han suavizado considerablemente, su voz ya no es tan gruesa como antaño… todo gracias al tratamiento de hormonas al que se esta sometiendo.

Continúa las sesiones en aquella institución, gracias a la orientación que ha recibido, ya no se siente tan poca cosa, al contrario, está asumiendo muy bien su transformación.

Ahora que tiene senos más grandes y el cabello más largo, así como facciones más femeninas, comienza a salir a la calle bajo su nueva apariencia por ratos breves, ya sea a comprarse más ropa o simplemente a caminar por algunos minutos.

Le gusta tanto sentirse mujer, escuchar el sonido que emiten sus zapatos de tacón en el pavimento, sentirse mirada por todos e incluso deseada, como ella siempre ha querido, esos minutos le hacen sentir tan bien.

Sin embargo, en su trabajo se viste aún como hombre, con ropa muy holgada evidentemente, pero aun así el tratamiento de hormonas ha surtido efecto y ya nadie sabe si llamarle señor o señorita, su apariencia apunta claramente hacia la de una mujer, por lo mismo renuncia. Ahora casi todo su guardarropa son prendas femeninas y luce cada vez más delgado.

Para Bernardo no es tan difícil la transición, muchos de sus compañeros son muy altos y no es tan creíble la transformación, pero él que siempre fue de estatura baja, ahora que será mujer le queda perfecto, aunado a sus facciones cada día más femeninas, parece una auténtica mujer excepto por el último y definitivo paso del cual no habrá marcha atrás.

Esa mañana él y siete personas más serán operados de los genitales, cambiarán sus penes por unas vaginas, lo cual las transformará por completo en mujeres.

Antes de entrar a quirófano, Bernardo se despide por ultima vez de sí mismo, toma su verga entre sus manos, que es lo único que le queda de apariencia masculina, la contempla largamente, sabe que nunca más la volverá a ver, observa varias fotos de cuando lucía como el hombre que fue y otras del proceso de transformación, las guarda en su cajón y se dirige hacia la institución.

Ya listo ingresa a la sala de operaciones, lo anestesian y el tiempo parece detenerse… al despertar experimenta un intenso dolor y se siente agotada, por lo que decide dormir.

Transcurren varias semanas, el siguiente paso será escoger una nueva identidad, así que al recuperarse de la operación, decide ir ante un juez para cambiar todos sus documentos oficiales, el proceso será un tanto largo, pero mientras se irá adaptando a su ya definitiva transformación.

Se tiñe el cabello de rubio, comienza a utilizar pupilentes verdes, lo que más desea es verse totalmente distinta a como era anteriormente… sigue tomando lecciones de caminado y postura, su voz ya es completamente la de una mujer, gracias tanto al tratamiento hormonal así como su entrenamiento para modular el tono de manera correcta.

Comienza a visitar lugares públicos, nadie parece dudar de su feminidad, al contrario, los hombres se le quedan mirando como si fuera una chica cualquiera, se siente tan atractiva.

Ahora el siguiente paso será buscar a Pepe, aquel excompañero de trabajo que tanto la humilló, y dar inicio a su venganza bajo esta nueva apariencia. En los últimos cuatro años y medio no le ha perdido la pista, sabe que aún sigue sin novia oficial, solamente sale con chicas de vez en cuando.

Lo vigila cada que puede durante varios meses, mientras se resuelve lo de su papelería y reafirma su transformación, desea presentarse ante él cuando realmente sea toda una dama, sin ninguna duda de ello.

¡Vaya que si eres una excelente pintora!- comenta admirado José Armando cuando Bárbara le muestra un paisaje pintado con un arte digna de una galería.

Gracias- le responde ella sonriéndole.

Recuerda como un par de meses atrás fue a recoger su nueva acta de nacimiento y demás documentos oficiales, no pudo sentir más orgullo al mirar su nuevo nombre ¡Bárbara!

Ya nunca más sería Bernardo, era como si aquel hombre tan humillado y desprestigiado jamás hubiese existido, lo único que le quedaba de él eran aquellas fotos que contempló el día de su operación.

Esa misma noche decide ir a un bar de categoría, casualmente se enteró de que Pepe estaría ahí, es muy conocido por ser un lugar de ligue, así que todo estaba saliendo perfectamente.

A partir de ahí comenzaron a salir, sin que Pepe o José Armando sospechara quien era ella en realidad.

Desde que era Bernardo, Bárbara ya pintaba por puro placer, tenía varias obras de cuando era hombre, pero ahora que se transformó fue cuando se dedicó de lleno a este pasatiempo.

¡Tengo una idea! Espero no se te haga descabellada muñeca- comenta Armando con una sonrisa en los labios.

Dime de que se trata- comenta ella llena de una enorme curiosidad.

El primer día que nos conocimos me dijiste que pintabas cuerpos humanos, ¿qué te parecería si me pintaras a mí?-

¡Muy bien! ¿Con esa ropa o quieres ponerte algún traje o atuendo en especial?- comenta ella en tono casual, Armando sonríe y le responde.

No nena, aquí viene lo divertido ¡me pintarás desnudo!-

Bárbara se queda impresionada, pero siguiéndole el juego se acerca a él y le dice al oído.

¡Esta bien mi rey! Déjame quitarte yo misma tu ropa-

Armando accede, y ella comienza a desabotonarle la camisa, dejando al desnudo su velludo y bien trabajado torso, comienza a chuparle las tetillas a aquel hombre y le pasa provocativamente las manos por encima de los jeans, justo en la parte donde se ubica el zipper.

La verga de Armando esta levantada, y se excita aún más con las caricias de Bárbara, ambos comienzan a besarse con loca pasión, llenando los labios de este bello ejemplar masculino con su lipstick.

Después le baja los pantalones, dejando a Armando lucir su trusita blanca que remarca de manera deliciosa y sensual aquella verga paradita, ella comienza a darle besitos por encima de la tela.

Le baja el calzoncillo y comienza a chupar aquel miembro cada vez más grande, llevándoselo a la boca completito hasta experimentar una sensación de ahogo, le acaricia las peludas y fuertes piernas.

Posteriormente le pide.

Mi rey, acuéstate en el sillón grande, volteando de frente hacia mí, quiero pintar todo a detalle- dicho esto toma sus pinceles y la tela donde plasmará aquel cuadro tan especial y comienza a trabajar.

Armando sigue tan excitado que la verga no se le baja, por lo que ella pinta aquel miembro erecto y grande, el cuadro le esta quedando precioso, plasma muy bien cada uno de los detalles del varonil cuerpo de José.

Después le pide que se voltee de espaldas y en otro lienzo remarca sus ricas y paraditas nalgas y su fuerte espalda.

Ella se siente feliz de pintar aquel maravilloso cuerpo y no solo eso, de tenerlo para ella solita.

¿Ya terminaste nenita? –comenta Armando, con un tono de voz sumamente sensual, aún está acostado de espaladas a ella en ese sofá, con su verga parada, le excita demasiado la idea de que su novia lo esté pintando desnudo.

Espera mi rey, solo le estoy dando los últimos toques- le responde aún con el pincel en mano, después de varios minutos comenta.

¡Ahora sí querido!- ella voltea primero el lienzo donde plasmó aquel maravilloso hombre de frente y después el de espaldas.

José está encantado, se incorpora del sofá dirigiéndose a ella, se ve tan atractivo con ese hermoso cuerpo exhibido a su máximo esplendor, su verga está más parada que nunca apuntando al techo, parece un Dios griego.

La toma de la mano, poniéndola de pie frente a él y comienza a besarla con una pasión desmesurada, buscando con mucha desesperación su lengua, mientras comienza a acariciar aquellos senos debajo de su brassiere.

Después le quita la blusa y el pantalón, dejándola solamente en ropa interior, ambos se van al sofá y ella comienza a masturbarlo, después toma entre sus manos aquel enorme miembro, le da besitos, luego se lo mete lentamente a la boca una vez más hasta sentirlo dentro de su garganta.

Armando está excitadísimo, pero aún no quiere venirse así que le susurra cachondamente al oído.

¡Quiero que me regales tus nalguitas!- ella no se puede negar, por lo que se para frente a él de espaldas.

Él comienza a insertar sus dedos en el culito de Bárbara, abriéndolo cada vez más, mete su lengua y comienza a insertársela, lo cual la vuelve loca de placer, hasta que tomándola de la cintura la hace sentarse encima de él.

Bárbara siente como aquel enorme y rico miembro comienza a meterse lentamente en su agujerito, la sensación que experimenta es una mezcla de dolor con un enorme placer, ¡esta siendo follada por el ano!

Mientras Armando continúa con su mete-saca, ella comienza a gemir de placer, la calentura es muy fuerte, se siente más excitada que nunca, él no para de acariciarle los senos ni de aspirar el perfume de sus cabellos que le rozan su rostro.

Tras varios minutos de intenso placer, José Armando se viene de manera considerable en el culito de Bárbara, ella siente el líquido calientito dentro de sí, después ambos continúan besándose y prodigándose caricias por todas partes.

Armando cada vez se enamora más de Bárbara tanto que el fin de semana siguiente va a presentarla con su familia en una cena muy especial.

Los padres de Armando se portan de manera muy cortés con la singular invitada, quien luce mejor que nunca; viste un vestido negro y largo, que le deja al descubierto la parte superior de su espalda y le remarca aquellos senos tan maravillosos, se maquilla en el tono exacto, ni demasiado maquillaje, ni tan poquito tampoco; lleva un bolso del mismo color del vestido y de sus zapatos de tacón alto que la hacen lucir como una chica con bastante porte y estilo y ni se diga de su abrigo.

Es un placer señorita tenerla con nosotros- comenta la madre de Armando con un tono de voz muy entusiasta y continua –mi hijo jamás nos trajo una novia, usted es la primera en cenar con nosotros-

Bárbara está encantada, esa frase solo significaba que el mujeriego de Pepe, el patán que la acusó tan injustamente hacia 5 años cuando ambos trabajaban en aquella mueblería ¡ahora la presentaba como novia oficial!

¡Te amo tanto chiquita!- le comenta Armando a ella en el auto.

Bárbara sonríe, pero no le responde nada, solo lo besa en los labios. La deja en la puerta de su casa, él desea entrar para tener ambos una noche de amor, pero ella pretexta como tantas veces cansancio, así que él se queda con las ganas.

Al ingresar a su apartamento, se quita ella su abrigo, sus aretes y zapatos, se recuesta en su cama y saca del cajón las fotos de Bernardo, después toma una hoja de papel y con su pluma comienza a escribir.

Así era yo antes, un ser humano humillado y despreciado, que hiciste sufrir como a nadie maldito infeliz… y mírame ahora, soy toda una mujer que se vengará de ti, esta carta será prueba de mi justificada venganza, canalla, no solo te has acostado sino enamorado del hombre a quien antes despreciaste y odiaste.

Atte: Bárbara (o Bernardo, como tú lo prefieras).

Toma una de las fotos de hace como seis años y la adjunta a la nota, además de otra imagen de ella en la actualidad, los deposita en un sobre y lo guarda en su cajón. Aún no es tiempo de entregársela, antes desea darse gusto humillando a Armando.

Al día siguiente va con la Lic. Briones a la mueblería donde trabajaba, sabe que Armando ahora es el gerente del local, pero a esa hora no se encuentra él, así que la encuentra sola con un par de vendedores y le comenta.

¡Buen día!-

Buenos día señorita- responde la Lic. -¿busca algún mueble en especial? ahora le mando llamar a uno de mis vendedores-

¡No!- la interrumpe Bárbara –no se moleste, solo vengo a decirle algo muy importante respecto al gerente de este local, el Sr. José Armando, yo lo conozco muy bien fui su novia hace varios años, y lo que le vengo a decir no es nada agradable, por lo que le suplico tome las medidas pertinentes y guarde absoluta discreción.

Por supuesto- comenta la Lic, muy extrañada, Bárbara le muestra una foto de Armando para que se convenza de que es la misma persona de la que están hablando.

Ese hombre no es una buena persona, da mala imagen para una empresa tan importante como ésta- comenta Bárbara.

Explíquese- sigue dudando la Lic. Briones.

Resulta que el señor le ha estado proporcionando información confidencial a la competencia directa de esta empresa, por ejemplo- saca de su bolso unos papeles- aquí esta la estrategia de ventas del semestre pasado, ¿no debería de tenerla yo cierto?- ahora le muestra su tarjeta personal que comprueba que trabajó en dicha compañía.

La Lic. se queda atónita, jamás imaginó que su mejor empleado haya realizado una acción tan desleal, por lo que le agradece a Bárbara sus informes y esa tarde despide definitivamente a Armando de la mueblería, no le menciona del todo como se enteró de aquello, solamente le comenta que una exnovia presentó pruebas en su contra.

¡Seguro fue Laura! - comenta él enojado, ya que ella era la única que sabía que le pagaban por pasarle dicha información confidencial ni siquiera imagina que en realidad fue su novia Bárbara.

Esa noche Armando llega deprimido al departamento de Bárbara.

¿Qué te pasa mi rey? - pregunta ella al ver su expresión melancólica.

¡Me despidieron! – comienza a llorar y abraza a su novia, desahongadose, le cuenta todo y ella solamente le dice.

¡Pues de verdad que triste! No sabía que tú trabajabas exactamente en ese lugar y que… espero no te moleste, pero de verdad no tenía idea que tú eras quien dejó vacante aquella gerencia que a partir de mañana yo ocuparé- comenta ella en un falso tono de desconcierto.

José Armando está muy sorprendido, no sabe si felicitarla por su nuevo trabajo o marcharse deprimido porque ella lo suplirá. Decide lo primero, por lo que la abraza y le dice.

¡Me da gusto que hayas sido tú quien me reemplace y no un desconocido!- Bárbara asiente, aunque sabe que en el fondo se siente humillado y enojado.

Transcurren varias semanas, Bárbara y José Armando siguen con su relación, él aún no ha encontrado nuevo empleo, se siente menos porque desea pedir la mano de ella, pero no puede ya que se quedó sin trabajo y para colmo de males es su amada quien lo suple en su antiguo puesto.

No puede menos que sentirse mal, ella se siente contenta de que todo le esté saliendo tal como lo planeo, ya ha llamado a varias empresas competidoras de la mueblería donde ocupa el expuesto de Armando para dar malas referencias de él y que no lo acepten bajo ningún motivo en ningún empleo de ese tipo, por lo que él se resigna (ante una imperiosa necesidad económica) a ingresar de obrero en otra empresa.

Transcurren varios meses más, una noche se van a comer juntos a un bonito restaurante, que con mucho sacrificio, pudo él juntar el dinero para costear ese gran lujo, ella se siente encantada y por supuesto viste con mucha clase y se ve preciosa.

El ambiente es perfecto, la música es suave, romántica, él le dice cosas dulces a ella, hasta que se decide, saca de su saco un hermoso anillo de diamantes que también le costó muy caro y aún no ha terminado de pagar, se inclina delante de ella, enseñándole la preciada joya y le pregunta.

¡Mi amada Bárbara! Todos estos meses que hemos estado juntos me he dado cuenta de una cosa, ¡que tú eres la mujer de mi vida! Con quien quisiera pasar el resto de mis días, te he estado esperando durante tanto tiempo y ahora que llegaste… no quisiera perderte, por lo que… ¿te gustaría casarte conmigo?-

Ella lo mira con una expresión de auténtica sorpresa, no sabe que decir, pero un pensamiento recorre su mente, le sonríe y le comenta.

¡Por supuesto mi rey! Acepto ser tu esposa- Armando se pone muy feliz, inserta el anillo en el dedo de ella, le queda divino, con sus manos toma las de su ahora prometida, se acerca a ella y comienza a besarla para sellar su compromiso.

Esa noche, después de la cena, van al apartamento de Bárbara, ella lo deja afuera unos minutos junto a la puerta, ya que desea darle una sorpresa, por lo que rápidamente enciende unas velas aromáticas, prepara la tina con fragancias agradables y relajantes, pone música suave y romántica… el ambiente es perfecto.

Después de varios minutos le llama.

¡Ya puedes pasar mi rey!-

Armando abre la puerta y se encuentra con aquel lugar tan bonito y lo mejor de todo, Bárbara viste un vestido transparente sin ropa interior abajo, que le resalta sus formas femeninas, ella se le acerca comienza a besarlo y le va quitando la ropa lentamente hasta dejarlo desnudo.

Él comienza a quitarle el vestido y acariciar su piel, le besa sus senos, recorre sus manos por su coñito insertándole dedos de vez en cuando y dándole chupaditas, Bárbara lo toma de la mano y ambos se meten a la tina de burbujas, sienten el agua tibia en sus cuerpos.

Ahí descargan toda la pasión contenida a través de interminables besos y caricias para al final terminar en la cama de ella, mientras él se la folla de una manera impresionante, ella grita más que nunca llena de un enorme placer, utiliza el bien grande, ejercitado, velludo y hermoso cuerpo de Armando para darse placer.

Le gusta mucho hacerle sexo oral, saborear cada milímetro de aquella maravillosa verga, que aparte de larga es muy gruesa y tiene una cabecita bastante prominente, es tan cálida, tan deliciosa… ¡ni se diga sentirla dentro de ella! tanto por delante como por detrás y pensar que cuando fue Bernardo jamás pudo sentir sensación tan maravillosa.

Esa noche en especial, ella se traga toda la lechita de él que lanza en abundancia debido a la enorme excitación, le sabe tan deliciosa, duermen juntos por primera vez toda aquella noche.

Al día siguiente desayunan en la cama, aún desnudos, parecen la pareja perfecta, él está loco por ella y juntos planean su boda. Conforme transcurre el tiempo van entregando invitaciones a todos sus conocidos, una tarde después de una entrega él le pregunta.

Nena, perdona que te pregunte esto, pero ¿no tienes familia verdad? Nunca me has presentado a tus padres, me gustaría pedirte con ellos como debe ser, ¿ni siquiera tienes primos o algún pariente que nos pueda acompañar en aquel día tan especial?-

Armando sin querer ha tocado un tema que siempre ha resultado sumamente complicado para Bárbara, ella le responde evasivamente.

Viven en otra ciudad, conforme se acerque la fecha les avisaré y, por favor, Armando, no me preguntas más, por ahora es todo lo que te puedo decir- él la abraza y le dice al oído.

¡Descuida mi amor! No quiero que te pongas así, solo quería integrarme a tu familia.

Siguen transcurriendo los meses, la fecha cada vez está más cercana, él está sumamente ilusionado de casarse con ella, es el amor de su vida, pero Bárbara pronto culminará su venganza, saca de su cajón aquel sobre, cita a Armando en un lugar público para evitar cualquier violencia y se prepara para dar el golpe final.

Ese sábado Bárbara se queda de ver con Armando en un famoso restaurante al salir ella de su trabajo, cuando llega él la está esperando tomándose una limonada, al verla se pone de pie y quiere besarla, pero ella lo detiene y le dice.

Ahora no querido ¡No estoy de humor!- él se queda muy pensativo mirándola extrañado de su actitud. Para romper el hielo decide preguntarle.

¿Cómo te fue en tu trabajo mi vida?- ella responde fríamente.

Bien- y añade de manera brusca

¿Recuerdas a Bernardo?-

No realmente- responde él un poco extrañado. En un tono molesto le responde ella.

¡Déjame te refresco la memoria mi rey! Bernardo trabajaba contigo en la mueblería donde yo trabajo ahora, hace poco más de 5 años-

¡Ah! Ese enano, bueno para nada y mediocre sujeto… ¿lo conoces?-

Bárbara se le queda mirando de una manera retadora y añade.

¡Mejor de lo que imaginas!-

¿Y qué fue de ese gordo?- pregunta Armando con curiosidad y con una sonrisa sarcástica. Bárbara le responde

¡Lo tienes frente a ti!-

En ese momento José Armando estaba dándole un trago a su limonada y al escuchar la respuesta de ella la escupe mojando la mesa y le pregunta.

¡Como! ¡No te entiendo! ¿A qué te refieres?- el tono de voz de Armando es de muchísima sorpresa y refleja cierta incertidumbre en sus palabras.

Mira esto- le responde extendiéndole el sobre que contiene fotos de Bernardo, de ella, su proceso de transformación y la nota que le escribió.

Armando abre el sobre desesperadamente y le comienzan a temblar las manos cuando mira el contenido. Bárbara pregunta en tono sarcástico.

¿Qué te parece querido?- Armando le responde con la voz temblorosa.

¡Esto no puede ser! ¡Lo preparaste todo! ¡Me engañaste! ¡Te burlaste de mí! ¡Eres un ser abominable! ¿Entonces de quien estoy enamorado?- se levanta repentinamente de su asiento y sale corriendo del lugar dejando sola a Bárbara ante la curiosa mirada de los demás clientes.

Bárbara pide la cuenta, recoge los papeles que dejó Armando, los mete en su bolsa y se retira del lugar pensativa.

Armando camina por las calles envuelto en llanto, se siente humillado por haber sido víctima de un juego sucio por parte de la mujer que más ha amado en toda su vida, quien resulta haber sido hombre y precisamente, aquel hombre a quien humilló e hizo tanto daño. Repentinamente, comienza a caer un fuerte aguacero que lo empapa de pies a cabeza, a lo cual él parece ni siquiera darse cuenta.

Bárbara entra a su apartamento, deja su bolsa en el sillón, se sirve una copa, bebiéndola en forma apresurada, se sirve un segundo trago, camina hacia la ventana y observa la lluvia.

Se siente satisfecha de haber concretado su venganza, pero extrañamente, le queda una sensación de gran vacío, no entiende del todo aquella contradicción de sentimientos.

Francesca tiene un largo cabello negro, es morena, tiene unos enormes senos y un trasero bastante delicioso, ahora se encuentra en su recámara, con una bata larga cubriéndole el cuerpo, cuando entra aquel delicioso macho.

Un hombre como de unos 35 años, bastante peludo, piel bronceada, cabello negro y abundante; trae puesto únicamente un bikini azul que remarca su enormes nalgas y su verga bastante crecida, se acerca a ella, quien le acaricia su enorme miembro por encima de la tela del calzoncito.

¡Sabes como me excita este juego cariño!- comenta Francesca, cuando le baja el bikini y comienza a masajear su delicioso pedazo de carne, disfrutando el contacto de sus manos con el mismo.

Después se lo comienza a meter a la boca lentamente saboreando primero la puntita y probando el líquido preyaculatorio, poco a poco se mete toda la cabecita, siguiendo por el tronco; aquel hombre comienza a gemir de placer al sentir la boca de Francesca en toda su verga.

Aunque experimenta una ligera sensación de ahogo, no para de comerse completita aquella maravillosa verga, el placer es demasiado grande. Después de aquella deliciosa mamada, Francesca se pone de pie de espaldas a su amante, se quita la bata dejando al descubierto aquel trasero tan delicioso, depilado por completo y bastante paradito.

Él comienza a meterle algunos dedos a su agujerito con una mano, mientras con la otra acaricia enfrente sintiendo aquel enorme instrumento crecido. La verga de Francesca es morenita, y tan larga como la de Juan, su amante, ambos son casi de la misma estatura y ya llevan buen rato viviendo juntos.

Ya una vez bastante bien dilatado el culito de Francesca, Juan comienza a insertarle su verga lentamente haciendo temblar de placer a su "mujercita" quien ya tiene su instrumento bastante crecido y con una mano, mientras se la folla, Juan se la acaricia y comienza a masturbarla.

¡Oh sí cariño! ¡Hazme sentir la más puta de todas! ¡Métemela hasta el fondo! ¡Ohhhh siiiiiiiii! ¡sigue!- comenta Francesca loca de tanta excitación, quisiera venirse en esos momentos con la verga de su amante dentro de su culito y su mano acariciando cachondamente su gran instrumento, pero sabe que aún falta lo que más le excita a Juan.

Este macho ya esta a punto de venirse por lo que retira su verga de aquel trasero tan delicioso y Francesca se inclina ante él recibiendo en su cara toda la leche.

Juan acerca su rostro al de aquella putita y comienza a lamer su propia leche, hasta limpiárselo completito, luego comienza a besarla como loco, buscando su lengua. Después de aquel beso, Francesca comenta con un tono de voz muy sexy y lo más femenino posible.

¡Ahora te toca cariño! ¡Ten tu delicioso postre!- Juan se acuesta boca abajo con su culito levantado y añade.

¡Fóllame mi putita! ¡Cógeme hasta romperme mi culo!- responde él en un tono que denota mucha ansiedad y deseos de ser penetrado hasta el fondo.

Francesca tiene unos senos bastante grandes, se pinta los labios le da un beso a cada una de las nalguitas de su amante hasta dejarles una marca respectivamente, toma su verga bastante crecida y comienza a empujarla lentamente entre las nalgas de aquel macho.

¡Delicioso putita! ¡Quiero sentirla más! ¡Ohhh siiiiiii!- el culo de Juan va cediendo lentamente ante la invasión de semejante pija, Francesca se siente sumamente excitada de cogerse a su amante, quien ante tanta embestida y excitación su deliciosa verga ha crecido nuevamente.

Francesca sigue empujando cada vez más adentro, sus enormes tetas comienzan a chocar por momentos con la espalda de Juan, mientras se excita más. Así continua con su mete-saca en las nalguitas de su macho hasta venirse en chorros de leche dentro de él.

¡Ah! ¡Que delicia mi putita!- comenta Juan después de sentir la leche de Francesca en su culito, se acerca a ella la toma en sus brazos, la besa, después se acuesta todavía desnudo en la cama, enciende un cigarrillo y comienza a disfrutarlo.

Llaman a la puerta, Francesca deja aquel macho con su cigarrillo y mirando televisión, se coloca la bata y se dispone a atender el llamado.

Al abrir la puerta su rostro refleja mucha sorpresa y solo atina a decir.

¡Por Dios! ¡Tú!- el asombro la ha dejado sin palabras.

¡Hola Fran!- le responde una mujer vestida de manera elegante, con un largo cabello rubio y rizado y unos hermosos ojos verdes.

¡Bárbara! ¿Cómo has estado querida?- comenta Francesca abrazando a su amiga y añade.

¡Pásale manita! Estas en tu casa ¿no quieres que te traiga algo de tomar?- Francesca sigue sorprendidísima ante aquella visita inesperada.

¿No interrumpo nada?- pregunta Bárbara percatándose de la poca vestimenta de su amiga.

¡No! Esta Juan en la habitación, ya estuvimos juntos querida y no sabes como fue de maravilloso, pero insisto, siéntate- le reitera, quitando del sillón algunas cosas y pregunta nuevamente- ¿no quieres que te traiga algo de tomar?

¡Un whisky!- responde ella tomando asiento, mientras Francesca se retira momentáneamente a traer la bebida.

Estas últimas semanas han sido sumamente difíciles para Bárbara, no sabe porque pero extraña mucho a Armando, él ya no la ha llamado ni buscado para nada, ella quisiera verlo de nuevo, aunque realmente no sabe que decirle, por eso mismo decidió visitar a un buen amigo del instituto en el que estuvo yendo durante el proceso de transformación, Francisco, ahora Francesca.

¿Y como te has sentido después de la operación?- comenta Fran trayendo un par de whiskis con mucho hielo.

¡Muy bien querida Fran! No sabes, ser mujer es lo máximo, los primeros días te confieso que extrañé mi verga un poco, la tuve conmigo cerca de 27 años, es natural, aunque a la vez estaba contenta de tener ya mi panochita, ahora ya me siento completamente feliz de ser mujer en un 100%, te juro que a veces pienso que nunca fui hombre, que Bernardo jamás existió, no sé, parece como si hubiera vuelto a nacer- comenta ella con mucha emoción y luego añade.

¿y tú amiga? ¿te animarás? ¿sigues yendo al instituto?-

¡La verdad no sé querida! A mi amado Juan le encanta que me lo coja, él dice que si deseo cambiar completamente no hay ningún problema, compramos un consolador, yo le digo que no será lo mismo… la verdad, aquí entre nos, me encanta escuchar sus gemidos mientras le meto mi verga hasta el fondo, y quisiera conservar mi pene, eso sí seguir saliendo de noche a los burdeles y bailarles a todos- responde Francesca en tono confidencial.

¡Tú sabes Fran! Yo si me animé, desde niño desee haber nacido mujer y afortunadamente ahora soy una… por cierto, cambiando de tema, déjame entregarte una invitación para que tú y Juan vayan a la inauguración de mi primera galería de arte, será el próximo sábado a las ocho de la noche- comenta Bárbara extendiéndole la invitación, Fran la mira asombrada.

¡Felicidades querida! ¡Me alegro que tus pinturas al fin sean exhibidas! ¡Ahí estaremos para apoyarte! Eso tenlo por seguro- comenta Francesca, en ese momento Juan sale en bermudas y con una playera, se acerca a Bárbara y la saluda con un beso en la mejilla y comenta.

¡Felicitaciones mujer! Te ves muy linda- Bárbara le agradece el cumplido, Fran le comenta sobre la invitación a la galería.

¡Ahí estaremos!- comenta Juan y dirigiéndose a Francesca añade –voy al gimnasio mi vida- ambos se despiden con un beso en los labios y aquel macho se retira dejando solas a las amigas.

Mientras Bárbara platica con Francesca, Armando se encuentra encerrado en su habitación, su mamá le ha tocado muy insistentemente pero él no desea ver a nadie, desde que se enteró que Bárbara y Bernardo son una misma persona ha quedado sumamente impresionado, una mezcla de sentimientos contradictorios ha reinado en su cabeza desde entonces.

¡Hijo contéstame!- llama su mamá a su puerta. Armando de muy mal humor y con una voz que denota mucho fastidio le responde.

¡Que quieres!-

¡Te llaman por teléfono!- Armando brinca de la cama, abre la puerta repentinamente, le arrebata el auricular a su madre y con una voz ansiosa contesta.

¡Bueno!-

¡Hola cariño!- responde una voz femenina al otro lado de la línea, en cuanto Armando la escucha su ilusión inicial se desvanece.

¡Laura! ¿Qué quieres?- contesta mal humorado.

Solo deseo verte cariño para que podamos platicar- Armando no tiene ningún deseo de ver a Laura, pero sigue en la creencia de que por ella lo despidieron de su trabajo, así que acepta para reclamarle personalmente.

Esta bien ¿Cuándo?-

¿Podrá ser ahora mismo?-

¡Esta bien! Te veo en el café que esta en la zona centro- comenta Armando resignado, desea salir de esto de una buena vez.

Nos vemos al ratito- comenta Laura y Armando cuelga el teléfono.

Francesca se arregla y decide invitar a Bárbara a un café cercano, ya que tiene deseos de salir de su casa y estar en un lugar abierto mirando a la gente.

Ambas se sientan en una mesa, siguen platicando, pero ahora Bárbara le ha comentado ampliamente su historia con José Armando, Francesca está impresionada por lo que pregunta.

Se sincera conmigo manita, ¿qué sientes exactamente por ese hombre?- Bárbara se queda muda por unos minutos no sabe que responder, ya que en su cabeza tiene muchas ideas contradictorias.

¡No lo se! Supongo que lo odio, aunque últimamente no he dejado de pensar en él y lo extraño mucho- Francesca se le queda mirando con la boca abierta y solo añade.

¿No te estarás enamorando?- Bárbara no sabe que contestar, quisiera decir que no, pero realmente esta confundida.

A dos mesas de ellas se encuentra Laura esperando a José Armando, el cual no tarda mucho en llegar, se para frente a Laura, pero no la mira a ella, se queda observando la mesa donde se encuentra Bárbara con Francesca, ¡no lo puede creer!

Bárbara, repentinamente levanta la vista del café que estaba tomando y se topa con la mirada de José Armando, el cual no deja de observarla, por lo que Laura pregunta.

¿Qué tanto miras para allá cariño?-

Armando no sabe que contestar, observa como Bárbara le dice algo a su amiga y ésta disimuladamente voltea a mirarlo.

¡Es muy guapo ese papacito!- Comenta Francesca a Bárbara y ésta le dice.

¡Si supieras cuantas veces estuvimos juntos!-

¡Que envidia! Pero de la buena manita, no pienses mal- le responde Francesca y añade –te sugiero que olvides todo y lo perdones, papacitos como esos hay muy pocos-

¡Pero es que no puedo! Fue demasiado el daño que me hizo- Bárbara se incorpora de su asiento, se dirige hacia la salida, Francesca deja la propina, al pasar junto a la mesa de Laura y Armando, éste voltea a mirarla de una manera insistente, Bárbara simplemente lo ignora.

¿Qué les ves a esos travestís?- comenta Laura en un tono de verdadera desesperación, José Armando murmura.

Tra… ¿travestís?-

¡Bueno! te reconozco que se ven muy bien, por lo menos la güera si parece mujer, pero su compañera se ve muy obvia-

¡Bárbara si es mujer!- responde Armando molesto.

Tal vez, aunque una mujer que se de a respetar no andaría con esa clase de amistades- le responde Laura y añade -por cierto, ¿de donde conoces a esa tipa? ¿cómo sabes su nombre? ¡con razón te le quedabas mirando!-

Eso no te importa- responde Armando mal humorado y se retira harto de tan absurda moralidad de su exnovia y su enorme discriminación hacia los demás.

Bárbara le enseñó muy bien la lección, él era igual que Laura cuando trabajaba con Bernardo, de solo pensarlo se siente sumamente avergonzado consigo mismo.

Camina por la calle buscando a las chicas, pero no las encuentra por ninguna parte y se retira sumamente triste, ver a Bárbara le removió demasiadas emociones y más al darse cuenta que lo seguía odiando por el pasado, cuando él la amaba aún con toda su alma.

Finalmente llega el sábado, día de la galería de Bárbara. Ella aparenta mucha felicidad y atiende a sus invitados de buen grado, debería sentirse contenta, por primera vez se están exhibiendo sus pinturas y el público las ha recibido de muy buen grado.

¡Anímate manita! Quita esa cara de tragedia, ¡es tu noche mi reina!- comenta su amiga Fran, quien no se había separado del brazo de su macho hasta ese momento.

¡No puedo Fran! Me siento mal de haber tratado tan fríamente a Pepe, aunque él estaba con otra chica-

Pero no te dejaba de mirar a ti manis, ese papacito te quiere, se lo que te digo, te lo dice una mujer experta en hombres- en eso Francesca, hace un ademán exhibiendo su vestido y su escultural figura, Bárbara le sonríe y comenta.

¡Tienes razón! Yo soy la reina de este lugar, la autora de tan maravillosas obras de arte, vamos dame una copa- Francesca le extiende lo que le pide, pero Bárbara mira con los ojos muy abiertos hacia la entrada y solo dice.

¡Dios mío! ¡Que hace él aquí! Mira Fran- ella voltea y solo le dice a Bárbara.

Viene para acá manita, sé que lo amas aunque lo niegues, por tu propio bien, perdónalo, olvida el pasado, tú eras hombre cuando él te hizo daño, tú misma me lo comentaste en una ocasión, ahora eres otra persona, volviste a nacer, Bernardo nunca existió- y se retira.

Buenas noches Bárbara- comenta el recién llegado, le regala una flor, la abraza y le dice.

¡Muchas felicidades! Eres muy buena pintora, te mereces todo el éxito del mundo- Bárbara está callada y se le queda mirando, sumamente impresionada comenta:

¿Qué haces aquí?-

Vi en el periódico un anuncio invitando al público a tu galería, te reconocí en el acto, sé que eres una excelente pintora y solo deseo felicitarte- comenta él sonriéndole, nota que Bárbara la mira de una manera muy extraña, él cree que aún lo odia, por lo que continua.

No se como comenzar, solo quiero que me perdones, me merecía todo lo que me hiciste, Bárbara o Bernardo, quien seas es lo de menos, por favor, dame una oportunidad yo te amo, me enseñaste a ser tolerante con los demás- Bárbara derramando unas cuantas lágrimas lo abraza y le dice.

Si Pepe, te perdono, no lo quería aceptar, pero una buena amiga me abrió los ojos, ¡te amo! Me enamore de ti, quizá siempre te he amado en secreto, aún cuando era Bernardo, no sé ya ni como explicarlo-

Armando la mira profundamente, se acerca a ella y le da un beso en los labios, Francesca del brazo de su macho les sonríe, se acerca a ellos después del beso y le dice a Bárbara.

¡Manis! ¿No nos vas a presentar a tu galán?- Bárbara se sonríe y añade.

¡Claro! José Armando, ella es mi amiga Fran y él es su novio Juan-

Mucho gusto- comenta José Armando a ambos, sonriendo.

Esa noche la reconciliación de ambos es de lo mejor, comienzan a hacer el amor como nunca, besándose profundamente y sin parar, entregándose el uno al otro, a Armando ya no le importa nada, solo sabe que ama a aquella persona.

A Bárbara le encanta la verga de su amado Pepe, ahora la disfruta dentro de su boca como si fuera la cosa mas deliciosa del mundo, la saborea milímetro a milímetro y se la mete hasta el fondo de su garganta, después la siente dentro de su panochita, esas embestidas tan maravillosas que tanto disfruta la vuelven loca de placer.

Esa noche José Armando se viene a chorros de leche dentro de ella, se dan un baño en la tina juntos, cuerpo a cuerpo, amándose intensamente. Después brindan ambos por el éxito de ella como pintora.

Posteriormente ambos reanudan su noviazgo y, por lo tanto, sus planes de boda, van a visitar a la familia de Bárbara a la ciudad de donde es originaria. Su madre y sus hermanas se llevan un impacto tremendo, no pueden creer que aquella mujer con tanta clase sea Bernardo, y menos que les salga con que se va a casar con un hombre.

¡Dios mío! ¿Qué hicimos contigo en que te convertiste? ¡Cómo te vas a casar con otro hombre hijo!- comenta su madre al recibir la invitación, Bárbara le responde.

Ya soy toda una mujer mamá, legalmente soy Bárbara y no tengo ningún impedimento para hacer mi vida como cualquier mujer de este mundo, déjame contarte un secreto: siempre las admiré a ti y a mis hermanas y de niño me vestía como ustedes, hubiera querido nacer como mujer, pero ahora mi sueño se ha hecho realidad, ¡soy una auténtica chica! Quieras creerlo o no, me sometí a un tratamiento muy largo para cambiar de sexo y ya dio sus frutos, y por si fuera poco, he encontrado al mejor hombre del mundo con el cual quiero unir mi vida para siempre- le comenta recargando su cabeza en el pecho de José Armando quien la apoya completamente.

Pues bien, sea como sea, eres mi hijo o mi hija, y te quiero igual, ten la seguridad que estaremos en tu boda- comenta la madre.

Ambas se abrazan en reconciliación, ya no tendrá que ocultarle más a su familia su felicidad.

Finalmente llega el día de la boda, asisten las familias de ambos novios, Francesca es la dama de honor, es muy carismática y ella se encarga de conducir los concursos y diferentes juegos del salón de baile.

Tocan una pieza lenta, Pepe baila con una maravillosa artista, su ahora esposa, la ama profundamente, la toma entre sus brazos y comienza a besarla delicadamente, ya no le importa que alguna haya sido Bernardo, ahora es toda una dama, una mujer muy feliz llamada Bárbara.