Barbacoa en el rio 2

segunda parte del relato barbacoa en el rio

Tarde en asimilar lo que había ocurrido, ni en mis sueños más húmedos se me había pasado por la cabeza el deseo sexual que me había producido mi madre, mi tía y Leonor, que sin tener lazos sanguíneos con ella, la consideraba un miembro más de mi familia.

La palabra para describirlo es Morbo, Morbo y obsesión, ya que todo aquello provocó en mí un enorme deseo sexual, las masturbaciones pensando en ellas, en sus cuerpos, en lo sucedido en el río eran continuas, no volví a hablar nada de esto con mi madre, aún así, no vi en ella signos de repugnancia ni vergüenza, sino más bien gestos de complicidad, con alguna sonrisa o caricia, la relación no se adultero en lo más mínimo, ya que todo volvió a la normalidad tras lo ocurrido, y eso que era consciente que yo había volcado toda mi atención sobre ella, la intentaba espiar en la ducha o cuando se cambiaba de ropa, rebuscaba entre su ropa intima y entre sus cosas, me quedaba despierto hasta tarde con la esperanza de que esa noche mis padres hicieran el amor, y así intentar ver algo, o masturbarme con los sonidos que llegaban a mi habitación

No volví a coincidir en un tiempo con mi tía y Leonor, mis tíos se fueron unos días de vacaciones a la playa, y Leonor trabajaba, el verano transcurría y las que antes consideraba como "aburridas torturas camperas", que tantos fines de semana me fastidiaron, pasaron al olvido, tanto que llegó septiembre, y con el frío, bañarse en las frías aguas de aquel río ya no apetecía tanto, y la tarde sin un buen jersey o chaqueta con las que abrigarse eran un pequeño martirio, todo apuntaba a que mi chollo se había acabado nada más comenzar, o eso pensaba yo

Mi esperanza resurgió durante la semana previa al comienzo de las clases, las tres parejas conscientes del fin del verano y la vuelta a la monotonía del gris invierno, decidieron realizar una comida en mi casa a modo de despedida, yo era consciente de la imposibilidad de hacer cualquier cosa aquí, la intimidad y cercanía de un piso no era el lugar más propicio para que ocurriera algo, pero tenía curiosidad de ver como reaccionaban Leonor y mi tía con respecto a mí, y por supuesto poder tenerlas cerca a las tres una vez más.

Llegó el día al fin, quedamos a media mañana en la zona de bares del barrio para poder tomar algunos aperitivos antes de comer, mi padre se extrañaba de mi total sumisión, cuando siempre había dado mucha guerra para no acudir a estas reuniones, mi madre sin embargo sonreía, no hacía falta ser muy hábil para darse cuenta de mis intenciones.

Pronto se me quitó el primer peso de encima, el rencuentro con mi tía y con Leonor había sido normal, como siempre, como si nada hubiese pasado, bastante cordial.

Durante el recorrido por los bares, yo no me despegaba de ellas, solo cuando mi tío o Rodolfo me cogían por banda para hacerme los típicos comentarios sobre estudios ,chicas y el eterno fútbol, me separaban de ellas tres, ellas hablaban de sus cosas de siempre, cotilleos del barrio o de la televisión, y yo mientras las desnudaba con la mente, incluso me quedaba embobado alguna vez mirándolas fijamente al escote o a las piernas, que al darse cuenta respondían con alguna carcajada o comentario sobre lo bobo que parecía mirándolas.

Y es que no podía dejar de observarlas, iban tremendamente atractivas, Leo vestía con un vestido estilo bata de enfermera con estampados florales, la abertura de la parte inferior me invitaba a intentar ver todo cuanto me dejaba entre sus movimientos, que hacían abrirse más o menos la ropa, mi tía sin embargo marcaba más con su pantalón, y la blusa que llevaba, también invitaba a mis ojos a investigar todo lo que pudiera entre su escote que se incrustaba en el canalillo de sus enormes tetas, y mi madre.. mi madre iba la más excitante, al verla salir de casa así ,sentí tener esperanzas de que hoy iba a ser un gran día, vestía con una blusa ligera blanca, marcaba mucho sus formas, dejaba ver la ropa interior a través de la blusa y la falda ceñida a su cintura, me excito mucho.

Ya en casa durante la comida, decidí pasar más desapercibido, ya había provocado algún comentario burlón durante la mañana sobre lo"faldero" que estaba, me entró miedo a poder ser descubierto por mi padre, mi tío o Rodolfo, aún así me permití algún alarde de extraña caballerosidad, al ser el voluntario de ayudar a alguna de las tres mujeres a preparar la mesa o traer cualquier cosa, con la ilusión por poder rozarme con cualquiera de las tres.

Buscaba el momento de poder estar a solas con las tres en cualquier momento, y ver cuales eran sus intenciones, tras la comida y mientras los hombres se quedaban en el salón hablando de sus cosas, era el momento propicio para que despistadamente, ir a la cocina donde las tres mujeres se esmeraban por limpiar la cubertería y hablar tranquilamente, pero no hice más que entrar en la cocina, cuando de repente la voz de mi padre retumbó por toda la casa,

-Padre- Hijo¡¡ Mira ven, que están dando los resúmenes del fútbol del sábado.

No tenía escapatoria, un amante del fútbol como yo, que estaba todo el día enganchado a la radio y la televisión siguiendo la jornada de la liga, daba mucho el cante si no iba a verlo con ellos, por lo que muy a mi pesar fui a ver lo que estaban dando por la tele.

Acabaron los resúmenes, mi padre y Rodolfo se quedaron dormidos pero el pesado de mi tío Santi, al aburrirse empezó una larga conversación que me retenía allí.

Al rato la puerta se abrió, entró mi madre y me hecho un enorme capote que me despegaría de ellos tres.

-madre- Oye mira a ver, que te llama Leonor que no se que te quiere decir.

Salté como un resorte hacia la cocina, mi madre iba tras de mí, y tras comprobar que mi tío Santi no nos seguía, entre en la cocina.

-¿Qué quieres Leo?

-Leo- Ven aquí, cuéntame, ¿ya se han dormido esos tres?

-mi padre y Rodolfo sí, el tío Santi esta viendo la televisión.

-Leo-Ven cierra la puerta y ven que te quiero preguntar una cosa.

-¿Dime? -Pregunté nervioso, ya que me olía sobre que me quería preguntar

-Leo- ¿Qué te pareció lo del otro día? ¿Que piensas sobre nosotras y lo que te hicimos?

-Pues que me gustó lo que me hicisteis, y que sentí un enorme placer con la Tía, y con los pechos de mamá, y con lo que me hacías con la lengua.

Mi comentario Inocente pero sincero las provocó una enorme carcajada a las tres.

-Madre- No, si Tonto no es j aja ja

-Carmen- a mi también me gusto lo que me hiciste tú.

-Ja Ja Ja, volvieron a reír las tres.

-Leo- y que, ¿no te gustaría volver a sentirlo?

-Madre- Huy¡¡ Huy¡¡ no te embales Leo, que estamos en casa y están estos tres aquí.

-Carmen- ¡¡Que estos no oyen nada¡¡, si están atontados con el dichoso fútbol.

-Madre- Cuidado¡¡ cuidado¡¡, que en esta casa se oye todo, y como les de por venir a cualquier cosa la preparamos.

-yo- si eso es verdad, se oye todo-dije intentando hacerme el gracioso y ante la conversación tan liberal que estábamos teniendo.

-Madre- ¿Cómo? Serás cabrito, ¿que te piensas que no lo se? Que no se te oye andar por el pasillo cuando estoy con tu padre, o que no he visto las manchas de mis braguitas?

-Ja Ja Ja –rieron carmen y Leo ante la pillada que me había hecho mi madre-

-Leo- Ven, tú Mar no te preocupes, quédate en la puerta por si vienen estos.

Leo me cogió de la mano y me llevó al otro extremo de la puerta, mi madre y mi tía Carmen se pusieron en la puerta para vigilar que no viniera nadie.Leo, se recostó sobre la encimera y me atrajo sobre ella, noté todo sus tetas en mi pecho por lo que empecé a empalmarme clavando mi polla en su abdomen.

Leo empezó a desabrocharse los botones del vestido, mostrando su cuerpo por la abertura a escasos centímetros míos. Cogio mi mano derecha con su mano y empezó a pasarla por debajo de su sujetador, notaba entre mis dedos los duros y erectos pezones de sus grandes tetas, mi madre y Carmen nos miraban desde la puerta, a la vez que vigilaban el pasillo, yo no notaba la presencia de nadie más, excitado con el cuerpo de Leo.

Soltó mi mano, con lo que yo seguí palpando sus pechos, mientras ella dirigió sus manos a mi bragueta, sacó mi polla, empezó a pajearme, para conseguir poner en su máxima erección a mi verga, se agachó y empezó a chuparmela hasta que mi pene estaba a punto de estallar.

Entonces se incorporó, bajó sus bragas ante mi de las que se deshizo con un puntapié para alejarlas de allí, se dio medio vuelta y se recostó sobre la encimera de la cocina, poniéndome a tiro su preciada cueva, levanté el vestido echándolo sobre su espalda, intenté introducir mi polla en su coñito, pero la inexperiencia me volvió a pasar factura, reacciono Leo, y con su mano la dirigió hacia la entrada, a lo cuál con una embestida se la introduje bruscamente, Leo se retorció de placer, intenté llevar yo la iniciativa y comencé a bombear suavemente, tal y como había visto en las películas, Leo muy necesitada de sexo, no esperaba a que yo terminara de introducirla, y la buscaba con bruscos movimientos pélvicos.

Leo se tapaba la boca para no hacer ruidos con sus jadeos, yo inconscientemente ni lo pensé, hasta que emití un gemido enorme,

-madre- Schhhh¡¡¡ No hagáis ruido que van a venir¡¡¡ , Carmen vete y que no hagan ruido.

Carmen se dirigió hacia nosotros, cogió mi cara y me la tapó apoyándola contra sus pechos, yo casi no podía respirar de lo fuerte que me apretaba, pero debió ser demasiado tarde, mi madre cerró la puerta y nerviosa vino hacia nosotros.

-madre- Venga¡¡ Venga¡¡ que se han despertado, viene mi marido.

Me subí rápidamente el pantalón, Leo hizo lo propio con su vestido, abrochándoselo a toda prisa, cuando se abrió la puerta de la cocina.

-padre-¿Qué hacéis aquí los cuatro? Me vais a amariconar aquí al chaval con tanto cotilleo.

Quise responder rápidamente para desviar la atención, pero fue cuando me fijé en las bragas de Leo justo al lado de la puerta, y fue cuando se me vino el mundo encima, me quede blanco.Carmen al ver la situación reaccionó rápidamente, y le contestó con un contundente:

-Carmen- Si vosotros podréis hablar de mariconas, pichasflojas¡¡

Reímos para disimular la tensión que teníamos los cuatro ante la situación

-padre-Bueno las del dolor de cabeza¡¡¡, en fin que nos bajamos a ver el partido, venís

-yo- no no, empiezo mañana el cole y tengo ganas de quedarme en casa, no tengo ganas de salir,

-padre- como quieras, pero te convendría salir, estas te van a volver loco.

-madre- Anda¡¡ bajaros a ver el puto fútbol y dejarnos tranquilas, haber si no volvéis, ja ja

-padre- bueno pues vamos el bar de enfrente, si queréis tomar algo bajáis luego, venga hasta luego.

-Hasta luego¡¡¡ respondimos los cuatro aliviados.

-madre- ya os lo he dicho¡¡¡ no nos han pillado de milagro.

-Carmen- pues a mí me ha pues muchísimo.

-madre- anda mira que eres, si nos llegan a ver

-Carmen- pero no nos han visto no?, ahora si queréis podéis continuar

-Leo- Yo tengo el corazón en la boca, yo ya no puedo

Mientras yo las miraba asustado todavía, y con el calentón entre mis piernas sin saber que hacer.

-Carmen- pues venga, ahora te toca a ti Mar, no le dejéis con el calentón al chico

-madre- yo casi prefiero que no, menudo susto me he llevado.

-Leo- pues quien mejor que su madre o no Carmen?

-Carmen- Que sí Mar, no seas tonta que estos no suben ya.

-madre- que no de verdad, que prefiero que no.

-Leo- venga que estas deseando, Venga Carmen cogela del brazo y la llevamos a la habitación.

-Carmen- eso mira tonta y más cómoda.

-madre- como sois

Carmen y Leo cogieron a mi madre por los brazos y la llevaron a su habitación, fui detrás de ellas, la sentaron encima de la cama y Leo empezó a desabrocharla la blusa, mi madre asustada todavía ponía reparos, Carmen me cogió de la mano, y me quitó la camiseta, y me bajó los pantalones, mi polla seguía erecta , brillante con los flujos de Leo , me subió a la cama y me situé delante de mi madre, ¡¡por fin iba a follarmela¡¡, lo estaba deseando desde aquella vez en el río, mi madre se desabrochó la falda, la deslizó por sus piernas y bajó sus bragas, tenía ante mí todo su coñito en su máximo esplendor.

Se acercó a mi arrastrando su culo por la cama, y alzó su cadera dejando su chochito a la altura de mi polla, Carmen y Leo miraban con excitación, mi madre tenía los ojos brillantes también esperando que la introdujera mi verga, no aguanté mas, dirigí mi pene a la entrada y se la volví a introducir como a Leo de un solo golpe, mi madre gimió, y se dejó caer tumbada sobre la cama, me tumbé encima de ella poniendo mi cara entre sus tetas, y empecé a lamer mientras iba bombeando fuertemente, mi madre jadeaba, cerraba los ojos y giraba la cabeza de un lado a otro, estaba gozando realmente, Leo y Carmen reían nerviosamente, y yo miraba la cara de mi madre como gozaba y gemía, hasta que noté un fuerte calambre en la espalda, me iba a correr¡¡¡Carmen lo notó, y me susurró al oído.

-carmen- Sacala cariño no te corras dentro.

Saqué mi verga, y no me dio tiempo a nada más, noté unas fuertes sacudidas en la espalda y solté un enorme chorro de leche sobre el abdomen de mi madre.

Carmen y Leo rieron y empezaron a aplaudir, mi madre también sonreía, nos quedamos echados sobre la cama, un buen rato, mientras Carmen y Leo recogían toda la ropa que estaba tirada por la habitación.

No dio tiempo para nada más mi madre fue a limpiarse, y mientras Carmen y Leo recogían todo lo demás, eran ya las 8, y los maridos se extrañarían si no bajaban a tomar algo con ellos al bar, así que cuando yo salí de la ducha, ya se habían ido.

Había sido un día muy emocionante y excitante, había cumplido mi reciente sueño erótico, eso sí lo que aún mantenía era la duda de cuando se iba a repetir.