Barbacoa con sorpresa incluida 2

La tarde continúa para mí y mi cuñada cuando se van su hermano y su novia y nos dejan solos.

Barbacoa con sorpresa 2

–       “Patricia, ¿no me vas a dejar nada de polla para hoy? No querrás la polla de tu cuñadito sólo para ti, no? Si quieres tienes la de tu hermano cacho zorra.”. Soltó Sara todavía con restos de semen entre los labios.

Sara se estremeció todavía encima de mí, se giró y me besó con fuerza y me dijo en voz alta para que todos la oyéramos.

–      “Cuñadito, me has follado como nunca lo habían hecho, y a partir de ahora soy tuya para siempre. Me puedes follar cuando y como quieras y te juro que nunca se enterará mi hermana. Pero, ahora me apetece mucho comerme la polla de mi hermano mayor, ¿me dejas por favor?

–      “De acuerdo, pero no te correrás con él. A partir de ahora sólo te correrás con mi polla dentro, ninguna otra, ni la de tu marido. Ve zorra a comerle la polla a tu hermano porque yo me pienso follar ahora a la puta que todos hemos sabido siempre que es Sara”.

–      “Sí cariño, siempre la hemos llamado la puta en casa y vemos por qué, lo está deseando, pero tampoco quiero que corras con ella, después quiero que te corras dentro de mí.”

Patricia se levantó, todavía con restos de leche en su coño, se colocó delante de su hermano de pie, con las piernas medio abiertas y la mano acariciándose el coño:

–      “Toca hermanito que lo llevas deseando años. Tócale el coño a tu hermanita pequeña mientras tu cuñado se folla a tu puta novia”. Mi cuñado, todavía con cara de gilipollas lanzó su mano hacia el coño de su hermana y la empezó a meter mano.

Mientras Sara, me había empezado de nuevo a masturbar mientras miraba a su novia y Patricia empezar algo que ella había intuido desde el principio de la tarde. Entre la escena y su mano, yo estaba de nuevo a tope para follar.

Me levanté y coloqué mi polla a la altura de su cara para que me la chupara y ella, casi por instinto, sin dejar de mirar a Patricia empezó a besar y chuparme la polla y los huevos sin metérsela del todo en la boca. Dios, aquella zorra me estaba poniendo a mil.

Mi cuñada decidió ya arrodillarse y empezar a comerle la polla a su hermano mientras seguía ella metiéndose mano en su encharcado coño.

–      “Te gusta hermanito, te la voy a poner dura para que me puedas follar bien follada. Pero ya has oído a Juan, no me pienso correr hasta que vuelva con él. ¿Quieres follare a tu hermanita cabrón? ¿Cuántas pajas te has hecho pensando en mí guarro? Seguro que también has follado con follarte a nuestra hermana, pero hoy me toca a mí”. Patricia se había soltado.

Después de unos minutos chupándonos a los dos, coloqué a Sara apoyada en la mesa baja que tenemos en el salón, de rodillas y con sus brazos y tetas apoyados contra el cristal de la mesa. Me puse también de rodillas detrás de ella y tras su gemido de súplica, la penetré con todas mis fuerzas provocando un aullido de placer en Sara que hizo que mi cuñada nos mirara, dejara de mamar la polla de su hermano y sin quitarnos ojo a Sara y a mí, se colocó en la misma posición en la mesa enfrente de nosotros.

Su hermano la entendió y de la misma forma que yo empezó a follarla lo más fuerte que podía. En el salón sólo se oía ya el ruido de las pollas contra los mojados coños de las dos mujeres. Yo sabía que aguantaría mucho más porque ya me había corrido antes, pero Sara estaba tan excitada que al poco empezó a mover su culo contra mí con fuerza dando señales de que se correría.

Cuando le llegó el orgasmo, fue tan brutal que la excitación hizo también que mi cuñado se corriera también en ese momento, disfrutando ambos del orgasmo aunque con parejas cruzadas. Yo miraba a mi cuñada cómo disfrutaba pero supe cuando me miró a los ojos que lo que quería era a mí.

Sara gritó tanto que acabó por despertar a mi hijo, de apenas seis meses. Mi cuñada, con la polla ya corrida de mi cuñado fuera de ella, se levantó lentamente y subió las escaleras como estaba medio desnuda para calmar a su pequeño sobrino.

Nos quedamos solos los tres, Sara derrumbada sobre la alfombra después de su éxtasis y mi cuñado recuperando el aire. Al cabo de un par de minutos, mi cuñado se levantó y vistió como avergonzado, y le dijo a Sara que ya iba siendo hora de irse. Sara le miró protestando, pero le obedeció y se vistió también. Cuando estuvieron listo se fueron a la puerta sin decir nada, pero antes y como despedida Sara me dedicó un morreo corto pero bien dado mientras volvió a acariciar mi polla todavía enhiesta. Sus ojos me decían que se había quedado con ganas de más.

Cuando se fueron, decidí subir a ver qué hacía mi cuñada y la vi sentada en el sillón de al lado de la cuna del bebé con este en brazos intentando volver a dormirle. Cuando la vi  allí con el bebé en brazos abierta de piernas y todavía con el coño brillante, no pude reprimir el deseo, y aunque enfermo por estar ella con el bebé, me arrodillé ante ella y comencé a comerle el coño que había deseado tantas veces.

No sabía cuál sería su respuesta, pero la zorra de ella estaba tan enferma como yo, echó para delante aún más sus caderas para facilitarme el trabajo y me susurró:

–      “Cabrón salido, con tu bebé aquí, pero sigue que me encanta y lo estaba deseando”.

Chupé aunque muy lentamente y suave con todas las ganas que llevaba acumulando durante años de saborear aquel coño. Sabía a gloria y su olor me atraía como ningún otro coño lo había hecho jamás. Ella chorreaba más y más y estaba empapando el sofá sin importarnos a ninguno de los dos.

Cuando notó que el bebé se durmió, me tocó suavemente el pelo, paré, se levantó y colocó al bebé en la cuna mientras seguía acariciándole para dormirle. Cuando vi cómo ponía su culo en pompa y con una mano abría sus nalgas supe lo que quería la zorra de ella, y allí, en la penumbra de la habitación, mientras se reclinaba sobre la cuna la follé ahora sí sin miramientos por la situación mientras la susurré al oído

–      “Tú sí que estás salida cuñadita que todavía no has tenido suficiente y quieres que folle mientras duermes al hijo de tu hermana”.

Disfrutamos de la follada como locos mientras la magreaba las tetas y le acariciaba el clítoris. Cuando noté que se iba a correr, paré, la saqué de la habitación y después de cerrar la puerta de la habitación del niño, la apoyé de cara a la pared y seguí follándola hasta que nos corrimos los dos allí mismo de pie. Acabamos derrumbados en el suelo frío del pasillo acariciándonos y besándonos después del placer que habíamos acumulado aquella tarde.

Al cabo de un rato me dijo:

–      “¿A qué hora llega la cornuda de mi hermana?”.

–      “¡Qué zorrita mala eres! ¿Te gustaría que tu hermana se follara a tu marido?”

–      “Uff, no creo que quisiera después de lo que nos hemos contado. Aunque tú no lo sabrás, pero ella me ha contado muchas veces cómo le han tirado los tejos los médicos del hospital y cómo varias veces ha estado a punto de ceder y acabar follando en una de las salas de descanso durante los turnos de noche.”

–      “Quéeee?” Pregunté alarmado.

–      “No te preocupes cuñadito que nunca ha follado con nadie porque según dice, nadie consigue follarla cómo tú y ahora la entiendo. Y me alegro de haber follado contigo porque me tenía cansada de tantos años diciéndome lo que le acabas de hacer en tal viaje, cómo se lo habías comido en no sé qué restaurante, o el orgasmo que se había pegado la noche anterior y que por eso estaba tan cansada. Llegó el punto de mi desesperación en la comparación con mi marido que llegó a decirme que algún día te prestaría para que me quitaras las ganas un fin de semana. Pues ya está”

Bajamos otra vez al salón y decidimos salir con una copa a al césped fuera. Nos tumbamos los dos ya desnudos en la mis toalla sin parar de acariciarnos, ella con mi polla en su mano y yo con un dedo casi dentro de su coño y la otra mano acariciándola el culo. Yo seguí todavía mosca con lo de mi mujer y le pregunté:

–      “¿Qué quieres decir con que nunca ha follado en el hospital?.”

–      “No te pongas celoso que te lo cuento para que veas que no es nada.”

Y empezó a hablar mientras se paró con su mano, movió su pierna por encima de mí y así, los dos de lado, se metió mi polla en el coño para empezar a mover su cintura de atrás a delante y follarme suavemente. Qué placer me estaba dando…

–      “Tu mujercita me ha contado cómo han intentado follársela varios de los médicos con los que trabaja. Como sabes está bastante buena y según me dice en el hospital hay un putiferio que nadie creería. Siempre ha rechazado todas las insinuaciones, pero una noche en la que dormía en la sala de descanso de los médicos, casi oscuras para que se pueda echar una cabezada rápida empezó a oír unos gemidos raros.”

–      “Como sabes cuñadito en esas salas se duerme a cama caliente, es decir, te echas en la prima cama que haya vacía, y coincidió que se echó al lado de dónde la última enfermera joven había ido a parar junto con el cirujano más salido que había en el área. Sumó dos más dos y dedujo que estaban a aprovechando para follar y se estaban gustando.

–      “Según me contaba, poco a poco empezó a distinguir mejor las imágenes y vió cómo ella le follaba encima de él moviéndose como una auténtica puta con la bata todavía puesta pero desabrochada con las tetar bailando al ritmo”.

–      “Tu mujercita se excitó tanto que se abrió la bata, se bajó las bragas y empezó a meterse mano mientras miraba. Al parecer, a los pocos minutos notó un aliento en su cuello y paró, pero una voz le susurró: tranquila, sigue disfrutando y no pares.”

–      “Cómo estaba tan cachonda accedió y a pesar de la situación, que le causaba todavía más morbo aún, siguió acariciándose el coño hasta que al poco notó como unos dedos que no eran los suyos tomaban su relevo en su coño y se dejó hacer”

–      “Según me dijo la cornuda de mi hermana, en ese momento ni se acordó de ti de lo cachonda que estaba y dejó hacer al desconocido mientras echaba su mano atrás para descubrir la polla de su voyeur justo detrás bien dura. No podía más que corresponderle al placer que le estaba dando y comenzó a masturbarlo al mismo ritmo que él a ella.”

–      “Me contó que se corrió muy rápido de lo salida que estaba y que cachonda cómo seguía después, no dudó en devolverle el placer a su desconocido amante, se agachó y le comió la polla hasta que éste también se corrió rápidamente. Cuando terminó, se volvió a poner las bragas, se recompuso en el baño, y según me dijo, volvió a casa a terminar de follar contigo a gusto”

–      “Según tu mujercita, cuando llegó a casa cerca de las tres de la mañana estabas completamente dormido, pero que como ella necesitaba follar, comenzó a chuparte la polla hasta que te despertaste y te la follaste hasta el orgasmo los dos. Hija de puta de hermana que tengo con eso en casa para ella sola”

Sabía qué noche era, porque me había extrañado que llegara tan caliente del hospital ya que siempre llega agotada a dormir. La verdad es que no me importó, y además de que sabía que mi mujer nunca había follado fuera según mi cuñada había sido la única vez que se había pasado en el hospital.

Mientras mi cuñada me contaba, habíamos estado follando despacio, pero ahora que había terminado me tenía tan cachondo que me giré para ponerme encima de ella y la follé con toda la rabia que tenía acumulada mientras ella gemía a cada embestida. Nos volvimos a correr otra vez los dos, esta vez muy lentamente con mi polla soltando toda la leche dentro de Patricia.

Al cabo de un rato, el niño volvió a despertarse para el biberón, y verla allí en la penumbra de habitación mientras amamantaba al bebé desnuda y ya sudorosa me volvió a excitar. Aunque ella le daba el biberón, no nos quitábamos ojo de encima y se notaba que nuestros cuerpos habían anhelado demasiado tiempo el uno al otro. Cuando acabó con el biberón y todavía con el niño en brazos, aunque enfermo y salido, me coloqué al lado de ella y dirigí mi polla a su boca. Ella sonrió y la besó y chupó con ganas hasta que el niño se durmió de nuevo. Esta vez también puso el culo en pompa la zorra, pero en vez de follarla decidí que me apetecía cambiar. Así como estaba de pie inclinada, me puse detrás de ella, fue besándole la espalda hasta que de rodillas enterré mi cara en su culo y empecé a chuparle y ensalivarle todo lo que pude su orificio anal. Ella que intuyó mis intenciones, enterró aún más su culo en mi cara mientras casi tenía ya mitad de lengua dentro de su culo. Me encantaba el olor a zorra de mi cuñada, era una mezcla entre sudor, semen y flujos vaginales después de la tarde que llevaba.

Cuando el niño se durmió, la cogí de la mano, la metí en nuestra habitación de matrimonio y la empujé boca abajo sobre la cama.

–      “Ahora te voy a follar el culo de putita que tienes en la cama en la que me follo a tu hermana. ¿Te apetece por el culo putita?.”

–      “Síiiiiiii, cabrón. Nunca me han follado por atrás, es para ti cariñoooooo. Follameee”. Ahogó en su susurro.

Primero se la metí en su coño que estaba encharcado y cuando ya tenía la polla bien mojada, la saqué, y le puse la punta de la polla casi dentro del culo para que empezara a notarla y se fuera dilatando.

–      “¿La quieres cuñadita? ¿La quieres dentro de tu culo? Con la veces que me he follado por el culo aquí a tu hermanita y ahora tengo el tuyo a disposición. Pídela”.

–      “Fóllame el culo por favor, fóllame como follas a mi hermana. Quiero que corras dentro de mí y sentir cómo me cae tu leche del culo cuando llegue a casa y vea  al cornudo de mi marido”.

Se la metí de golpe, ella gimió fuerte, apretó con las manos las sábanas y acompañó mis embestidas con gemidos y palabras cada vez más fuertes hasta que al poco se corrió entre jadeos y sudor largo tiempo. Yo no pensaba parar hasta correrme y la estuve follando casi inerte encima de la cama y penetrándola el culo como quería. Ella estaba con los ojos cerrados como iba y sólo musitaba con cada embestida. Cuando noté que me corría me pegué a su espalda mientras echaba mi leche y la susurraba:

–      “Toma cuñada, toda para ti. Me ha encantado tu culo y como lo has dejado a mi libre disposición. Eres una auténtica guarra y por eso me tienes cada vez que necesites polla. Te quiero”.

–      “Síiii, yo también te quiero cuñadito…….”.

Nos quedamos así descansando hasta que se hizo tarde y se marchó después de darnos una ducha juntos mientras seguíamos magreándonos. Nunca tendríamos bastante por lo que pasaba y pensamos seguir así todo el tiempo que podamos y, si mi mujer llega a descubrirlo se lo explicaremos para que lo entienda ya que según mi cuñada seguro se alegraría por su hermana.