Barbacoa con sorpresa incluida 1

Nunca habría podido imaginar la escena que estaba viviendo. Sentado en el sofá de mi casa al lado de mi cuñada y enfrente de su hermano, mi cuñado y su novia. Con la mano de mi cuñada sobando mi polla y la mía casi dentro de su coño, mientras la novia de mi cuñado nos miraba de frente.

Barbacoa con sorpresa incluida 1

Nunca habría podido imaginar la escena que estaba viviendo. Sentado en el sofá de mi casa al lado de mi cuñada y enfrente de su hermano, mi cuñado y su novia. Con la mano de mi cuñada sobando mi polla y la mía casi dentro de su coño, mientras la novia de mi cuñado nos miraba de frente.

Ese domingo, después de hacer la barbacoa como casi todos los fines de semana de verano, mi mujer había tenido que atender una llamada urgente del hospital para que fuera a cubrir un baja de enfermería esa tarde. Había recibido la llamada justo en los postres después de haber comido y sobretodo bebido como animales.

Habíamos invitado a todos sus hermanos, pero sólo pudieron venir mi cuñada Patricia, sin su marido porque estaba trabajando todo el mes de julio en Yemen, y mi cuñado Felipe con su novia Sara. Yo siempre me había llevado muy bien con Patricia, era algo mayor que mi mujer, unos 35 años, y además de ser encantadora cada año que pasaba estaba más buena. A penas trabajaba de funcionaria y se dedicaba a cuidarse todo lo que podía haciendo ejercicio y vida sana. Desde el momento en que nos conocimos nos caímos bien y hemos tenido una relación siempre bastante cercana para ser cuñados, aunque nunca tuvimos el más mínimo roce sexual.

Mi cuñado sin embargo era un gilipollas. Era el mayor de los hermanos, tendría unos 40 años y no podía ser más chulo. Trabajaban como abogado en un bufete importante de Madrid y dedicaba su vida a trabajar y a follarse a cuantas más putillas podía. Para sorpresa de todos, Sara estaba durando bastante más tiempo que sus anteriores novias y más tarde empecé a entender por qué. Sara trabajaba como camarera en una discoteca famosa de Madrid y era espectacular: morena, metro setenta, con unas tetas seguro operadas y unas curvas hasta su perfecto culo de lo más marcadas. La chica no tenía dos dedos de frente y la mayor parte del tiempo se lo pasaba callada o sonriendo.

Mi mujer tuvo que irse y los tres decidieron quedarse un poco más para hacerme compañía. Y seguimos bebiendo y bebiendo copas mientras pasaba la tarde. Al principio nos quedamos en la terraza pero como hacía bastante calor nos metimos en casa sobre las 6 de la tarde. Mi cuñada y nos sentamos en uno de los sofás y mi cuñado y su novia en el de enfrente mientras seguíamos tomando copas y charlando.

Como Sara se había sentado en frente de mí e íbamos nosotros los hombres en bañador y ellas con pareo de piscina, poco a poco fue subiéndosele el pareo hasta que en momento que abrió las piernas pude comprobar cómo no llevaba nada debajo y tenía el coño al aire. Yo, que ya iba afectado por las copas, le solté:

–       “Oye Sara, ¿sabes que no llevas nada debajo del pareo?”.

Ella que no tiene demasiadas luces me contestó rápidamente:

–      “Es que a Felipe le gusta así”. La cara de mi cuñado era un poema.

Mi cuñada les miró extrañada y dijo:

–      “¿Cómo? ¿Qué es eso de que a Felipe le gusta así?” Preguntó con toda su curiosidad.

Mi cuñado miró para otro sitio mientras Sara respondía:

–      “Bueno sí, verás, es que….. “ Y miró a mi cuñado como pidiendo permiso. Éste asintió con subiendo los hombros dado que no había forma de salir de aquella. Ella continuó: “Es que a Felipe le gusta que vaya sin nada debajo para poder meterme mano cuando quiera…”

–      “Joder hermanito, no pierdes el tiempo!” Soltó mi cuñada con toda la naturalidad del mundo y eso hizo que mi cuñado se relajara.

–      “Sí, no es que sea un cerdo ni nada parecido, pero es que me gusta tener a mano lo que es mío para tomarlo cuando quiera”. Dijo el chulo cabrón.

En ese momento Sara ya se soltó:

–      “Al principio era un poco raro, pero ahora que estoy acostumbrada me paso el día completamente cachonda. Felipe es bastante sexual, pero no podía pensar cuánto cuando a los pocos días de salir me dijo que no quería volver a verme con ropa interior. Si vamos el coche y aunque el conduzca, me sube la falda con una mano y cuando quiere empieza a meterme mano para ponerme cachonda. Si estamos comiendo en un restaurante y le apetece, me mete mano por debajo de la mesa para mojarme. Mismamente durante la comida en la terraza ha estado sobándome todo lo que ha querido y claro, ahora ya me tiene salida como una perra”.

Mi cuñada y yo nos quedamos con la boca abierta sin saber qué decir, así es fue mi cuñado el que tomó el relevo:

–      “Pues sí, y me da vergüenza reconocerlo aquí delante de mi hermana y de Pedro”. Se refería  a mí. “Me gusta follar todo el tiempo que puedo y me gusta poder hacerlo siempre que quiero, al no tener ni tanga, ni bragas, ni nada, cuando me apetece en casa, el unos baños, en un hotel o en el coche, me saco la polla y me follo a Sara ahí mismo. De hecho, yo tampoco suelo usar calzoncillos. Mirad.” Y allí mismo se abrió la bragueta de los pantalones cortos que llevaba y pudimos ver su polla medio erecta.

Miré a mi cuñada y su rostro estaba medio enrojecido, no sabía si de rabia o de calentamiento. Patricia es una morena con el pelo liso siempre muy arreglado, de media estatura y con un cuerpo para mí perfecto. Esa tarde vestía también un pareo que le cubría desde debajo de la cintura hasta los tobillos y por encima únicamente el top del bikini. El bikini era blanco y bastante pequeño para sus dos hermosas tetas. Iba a empezar a hablar pero la visión de la polla de su hermano la tenía hipnotizada. Empecé a intuir que aquella tarde iba a acabar de manera muy distinta a cómo todos pensamos que acabaría en principio. Y aunque no soy un experto en pollas, la de mi cuñado tampoco es que fuera demasiado, y sabía por mi mujer y los comentarios con su hermana que su el marido de Patricia era un desastre en la cama y que varias veces habían bromeado juntas sobre las sesiones de sexo que nos pegamos mi mujer y yo.

Decidí, tomar la delantera a mi cuñada y les dije:

–      “Pues a mí todo lo contrario Felipe. Me gusta meter mano a las mujeres con ropa interior porque además de que me da más morbo pienso que a ellas el roce les gusta y amplía su placer. De hecho a tu hermana me gusta follármela sin que se quite el tanga y basta con movérselo para metérsela, ella además me dice siempre que el hilo de las bragas rozando con su culo le pone a cien”.

A esas alturas, ya no había marcha atrás y el ambiente estaba tan caliente que Sara ya había abierto completamente sus piernas dejándonos ver a todos su coño perfectamente depilado y ya brillante, y dirigió una mano hacia la polla de Felipe para empezar a sobarla mientras hablamos. Éste a su vez, dirigió su mano al coño de Sara y empezó a acariciarla suavemente mientras la cara de ésta empezaba a reflejar su excitación.

Mi cuñada, que había estado callada todo el tiempo hasta ahora, dejó abrir sus piernas por la abertura del pareo y sin quitar la mirada de la polla de su hermano, empezó a tocarse por encima del bikini mientras nos confesaba:

–      “Uff, cómo me tenéis. A mí no me meten mano ya demasiado a menudo, pero antes de casarme me encantaba que me follaran con la ropa puesta como a mi hermana. Me acuerdo una vez que lo comentamos después de que me pillara follando con un amigo nuestro de pie en una esquina de la discoteca. Nacho, me acuerdo que se llamaba. Llevaba toda la noche intentando ligar conmigo y al final me puso tan cachonda que me llevó a una columna de la discoteca me subió una pierna sobre su cadera, movió mis bragas y sin decir más me folló ahí de pié hasta que me corrí patas abajo”.

Yo mientras había decido sacarme la polla puesto que era el único que estaba allí sin tocarse. Mi cuñada notó el movimiento y la miró primero con una mezcla de sorpresa y miedo por la situación, y luego con lujuria sin control. Fue Sara la que comentó:

–      “Vaya polla que tenías escondida Pedro!. Me tenéis que perdonar pero ya no puedo más…. Se levantó y de espaldas a mi cuñado mientras no nos quitaba la mirada de encima a mi cuñada y a mí, fue bajando su coño hasta la polla de mi cuñado y se sentó de repente provocando un terrible gemido por su parte al sentir la polla completamente dentro.

Sara movía sus caderas como una auténtica puta y se sacó las tetas para que Felipe pudiera tocárselas a placer. En ese momento, noté como la mano de mi cuñada cogía mi polla y sin mirarme si quiera empezó a hacerme una paja mientras contemplábamos el espectáculo de Sara follando. Yo aproveché para por fin meterle mano a mi cuñada y metí mi mano tal cual estábamos pegados en el sofá por debajo de su biquini y comprobé que estaba chorreando.

Nadie hablaba ya y el único sonido que se escuchaba eran los gemidos y susurros de Sara mientras follaba:

–      “Así cariñooooo. ¿Te gusta follarme delante de tu hermanita y cuñado? Mira que salidos son que se están metiendo mano el uno al otro. Seguro que no sabías lo guarra que podía ser tu hermanita mientras se la toca a su cuñadooooooo. Se muere de ganas por follarse al marido de su hermana, ¿a que sí zorrita?”

Mi cuñada no hablaba pero noté cómo su cuerpo se estremecía cuando Sara le sugirió follar y de inmediato pero muy lentamente se quitó del todo el pareo, se incorporó para sentarse sobre mí de espaldas y se apoyó la polla en todo su coño todavía con el biquini puesto y mi dedo casi dentro de ella. Empezó a contornearse disfrutando del tacto de mi polla sobre su coño mientras miraba a Sara.

–      “Ya lo sabía yo. Mira cariño como se resiste tu hermana en follar. Pero no seas puta y métetela entera ya.”

Patricia la obedeció, cogió mi polla, movió su tanga a un lado del coño, colocó la punta de mi polla en su entrada y bajó de golpe metiéndosela entera.

–      “Aahhhhhhh, joder qué gustoooooooo. Llevo años aguantando los comentarios de mi hermana sobre la polla de su marido y por fin consigo follar como dios manda. Síiiiiii.”

Hablaba casi en susurros para ella pero todos podíamos oír cómo estaba disfrutando con mi polla dentro. Apoyó su espalda sobre mi pecho y su cabeza en mi hombro y aproveché para meterla mano directa a su coño y empecé a acariciarle por encima el clítoris. Estábamos follando pero ella ni se movía, disfrutaba demasiado con mi polla dentro y mi dedo trabajando su encharcado clítoris. Yo también le susurré al oído:

–      “Cuñadita me encanta tu coño, bien prieto y suave. Vaya putita que estás hecha aquí follando con el marido de tu hermana y mojada hasta el culo. ¿Te gusta mi polla eh??????.”

Y explotó. Empezó a mover sus caderas en círculos casi sin sacarse mi polla y poco a poco a convulsionarse en orgasmo. Noté cómo su coño manaba flujos y empapaba mi mano, mi polla y su culo hasta casi mis piernas.

–      “Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Ahhhhhhhhh, me encantaaaaaaaaaa. Sigue metiéndome mano Pedro, por favorrrrr……” Gritando para que todos la oyéramos.

Seguí acariciándola el coño completamente mojado como estaba mientras miré a Sara y mi cuñado. Ya habían parado de follar y estaban con la boca abierta después del espectáculo que nos había ofrecido mi cuñada. Sara tenía una cara de salida caliente como nunca había visto mientras se masturbaba con la escena y mi cuñado no despega ojo del coño de su hermana, tenía la polla que le reventaba.

Sara me miró fijamente a los ojos mientras seguía con sus dedos en su coño y dijo:

–      “Ves Felipe, eso es una polla cómo muchas veces te he dicho me gustaría. Pedazo de zorra es tu cuñada con la follada que se ha dado. Cariño, déjame que me coma esa polla. Sabes que llevo soñando con una polla como dios manda mucho tiempo, anda cariñoooooooo…..”

–      “Pero qué puta eres. Haz lo que quieras.”

Sara se levantó lentamente sin quitarse la mano del coño, se dirigió hacia nosotros se arrodilló en el suelo, y como tenía mi polla todavía medio dura dentro de mi cuñada empezó a lamernos a los dos juntos. Notaba cómo pasaba su lengua primero por mis huevos y tronco de la polla y luego dejaba de sentirla mientras le chupaba los labios y clítoris a mi cuñada. A esta parece que empezó a ponerla caliente porque empezó de nuevo a contornearse, puso su mano sobre el pelo de Sara y empezó a marcar el ritmo que le apetecía. Mi cuñado mientras se masturbaba mirando para mi sorpresa no hacia el coño de su hermana sino directamente a sus ojos.

Mi cuñada ya muy excitada debió pensar que Sara se había ganado su ración de polla después de la tremenda comida de coño que le estaba haciendo y subió sus caderas lo justo para que mi polla saliera y rápidamente se la metiera en la boca Sara. Cómo chupaba esta mujer, era increíble, yo aún no me había corrido pero estaba a punto con la mamada de esta tía. Y para colmo mi cuñada se giró y literalmente me comió la boca mientras restregaba su coño contra la base de mi polla y la cara de Sara.

Me iba a correr y Sara lo notó porque sacó mi polla de la boca y me empezó a masturbar de forma salvaje mientras acariciaba con su lengua la punta para provocarme el orgasmo. Y exploté al instante toda la leche que llevaba acumulada desde la comida. Sara se encargó de que me corriera entre el vientre de mi cuñada y sus labios para después limpiar hasta la última gota el coño de mi cuñada y mi polla.

–      “Patricia, ¿no me vas a dejar nada de polla para hoy? No querrás la polla de tu cuñadito sólo para ti, no? Si quieres tienes la de tu hermano cacho zorra.”. Soltó Sara todavía con restos de semen entre los labios.

Aquella tarde prometía. Continuará.