Barbacoa con amigos

En este tercer relato váis a conocer la mayoría de mis personajes la mayoría maduros, entrados en kilos y peludos en fin buenos osos de apariencia varoniles

BARBACOA CON AMIGOS

Algun sábado después de jugar a fútbol7, invitaba a todo el equipo a una barbacoa, venían casi todos: Pedro,Santi,Antonio,Miguel,José, Julián,Paco,Andrés,Carlos y unos cuantos más. Hacía un día muy caluroso la mitad íbamos sin camiseta, bebiendo mucho y nos bañabamos en la piscina.

Nos comimos todo un cordero y las latas de cerveza iban una tras otra.

Eramos un equipo de veteranos que jugábamos una liga de barrios un poco de pachanga, era más una diversión que otra cosa. Nadie tenía un cuerpo de futbolista, salvo Miguel que estaba cachas, médico de profesión, un gentleman con una gracia especial de su tierra natal sevillana y Pedro que era el más parecido a mí. Nuestro entrenador era José el más veterano de todos, jubilado ya con 68 años 180 de altura y 90k poco bello corporal canoso y un buen bigote, de fútbol sabia bien poco pero nos hacía sudar en los entrenamientos. Santi era un bruto su aspecto ya lo decía todo, una mole de tío, un armario, con una gran cabeza, medio calvo, barba espesa, sus brazos parecían mis piernas y su gran espalda era como una mesa de pim-pom peluda, tan peludo era que no se le veía nada de piel, salvo en sus palmas de las manos y plantas de los pies, un gorila, su mote era pollita y precisamente no por tener la pequeña. Antonio nuestro Antoñito era mi recien vecino con sus 55 años se acababa de separar de su mujer y hacia unas semanas que había instalado en casa de sus padres vecinos mios, le decíamos Antoñito por su pequeña estatura no hacía más de 1'64 eso si tenía una buena panza cervecera, Julián y Paco se alternaban la portería del equipo, no por su agilidad eran los cancerberos, sino por su gran envergadura que cubrían media portería, Julián trabajaba de jardinero y Paco era paleta, los dos se parecían físicamente altos entrados en kilos cincuentones... los demás no eran tan allegados a mi pero buenos compañeros, total unos 12 tíos que no dejamos ni rastro del cordero y después vinieron los licores y cubatas.

Ese sábado tu( Mi hijo) estabas en casa, ya que arrastrabas aún síntomas de un buen resfriado, yo miraba desde el jardín y te veía asomado en la ventana, observando todo el espectáculo, con lo bebidos que estábamos todos, más de uno se bañaba en pelotas y otros haciendo calvos antes de tirarse a la piscina.

Decidí subir a tu habitación a ver cómo estabas. No te habías despegado de la ventana me puse a tu lado.

  • Que hijo te gustan las vistas ?

  • Si papá.

Metiéndote una mano por tu pijama en tu trasero gordito te dije:

  • Pues tu no debes salir de aquí.

Entonces se escuchó un gran ruido, bajé y encontré a Santi tirado en el suelo, toda esa masa corporal ocupaba el pasillo, había tropezado con los escalones, Pedro y José estaban encima de él intentando reanimar, Pedro le daba ostias en la cara.

  • Agua Ángel, trae agua. Me dijo José.

Pase como pude por encima de ellos y fui a la cocina por una jarra de agua. Que fue directa a la cara de Santi. Este rebuzno igual que un burraco se medio incorporo y dijo:

  • Donde estoy?

  • En mi casa, con los del fútbol. Dije

  • Joder! Claro si, Necesito tumbarme. dijo medio mareado.

  • Vamos chicos ayudarme a llevarlo a mi habitación que esté en el sofá me lo parte en dos.

  • Ya puedo solo, tranquilos.

Como la escalera era estrecha se ayudaba con sus manos apoyadas en la pared para subir yo lo seguia detrás.

  • Santi, aquí a la derecha.

Le abrí la puerta de mi habitación y se dejó caer como un saco en la cama, le quité las zapatillas y calcetines que tenía bien húmedos, y me quedé observando esos enormes pies, calzaba un 52 eran pies de yeti!!

  • Santi descansa y duerme un poco.

Cerré la puerta y bajé con los demás y los tranquilice, Santi no tenía ninguna herida era más un mareo, así que seguimos con la juerga, bebiendo y contando chistes e historietas casi unas dos horas más.

Mientras tú, en tu habitación te habías percatado de lo sucedido y escuchado ruido en mi habitación así que después de dudar una hora, decidiste entrar en mi habitación. Te encontraste ese tiarron tumbado panza arriba igual como había caído en la cama. Lo primero que viste fueron esos enormes pies y te agachaste frente a ellos y te pusiste a lamer los y a chupar sus dedos uno detrás de otro pero tu deseo era llegar más lejos y después de dejarle los pies bien limpios te levantaste y fuiste directamente a su paquete, pusiste tu mano encima y no podías creer lo que tocabas, aquello era enorme!, así que le desabrochaste el pantalón y para sacarselo te tuviste de subir encima de la cama. Cuando le dejaste los bermudas por los tobillos y ver ese pollon tan grande te quedaste boca abierto, tenía un grosor como tu muñeca, su capullo circuncidado relucia como una cereza pero tenía el tamaño de una ciruela y a ti tanto las cerezas como las ciruelas, en fin todas las frutas te perdian. Ese macho, tenía todo acorde con su cuerpo. Que rico, pensabas en voz alta!.

Cogiste sus huevazos con tu mano y no te cabían enteros y los empezaste a lamer y luego su polla gorda.

Al contrario de lo que te había sucedido con Pedro esa polla se movía, crecía de tamaño pero tu con esa hambre de polla que tenías, no te dabas cuenta que Santi tenía un ojo abierto . Después de tragarte la entera, esa polla se puso tan grande y dura que no podías metertela toda en la boca y cuando lo intentabas te entraban arcadas. Levantaste la cabeza y viste como Santi te miraba.

Y poniendo sus dos manos detrás de su cabeza te dijo:

  • Sigue niño, sigue. Ponte a mamar niñato!

Pero tu solo llegabas a tragar un poco más de su gran capullo y después de dos arcadas más, Santi se cansó.

  • Quita niño, deja de mamar maricona! Ponte a 4 patas que te vas a enterar.

Santi se levantó te cogió por las caderas para acercarte al borde de la cama y te pego una empotrada que tu chillido me pareció oírlo.

Era cuando ya se habían ido todos y me despedía de Pedro y José que me ayudaron a recoger un poco todo y se llevaron dos bolsas de basura llenas de latas de cerveza, botellas de vino y de licores.

No se si escuché el chillido o tenía una intuición y me apresuré a entrar en casa, subía los escalones de tres en tres y escuchaba los fuertes golpes del cabezal de la cama contra la pared y lo que me furismo más fue oír tus chillidos no se si de placer o de dolor, diría lo primero y a Santi jadear y decir:

  • Toma, toma, toma maricona!.

Abri la puerta de una patada, hecho una furia. Todo y que Santi hacia 4 como yo me acerqué a él diciendo:

  • Pedazo de cabron!! Sueltalo! Y le arree un buen puñetazo que creo que me dolió más a mi que a él.

Su cara al verme fue un poema, se sentía avergonzado, se echó hacia atrás, se subió los bermudas.

  • Vete de mi casa bestia. Le dije pegándole un empujón.

  • Fue la bebida Ángel. Es lo único que dijo cabizbajo.

Lo seguí hasta la puerta empujando lo e insultando. Después de echarlo decidí ir a por ti. Aún estabas en mi cama acurrucado, te cogí por las orejas y allí mismo en mi cama te puse el culo bien marcado con fuertes azotes.

  • Eres muy puta, una maricona, puta rastrera, encima en casa y en mi cama. Más que zorra! Y seguía azotandote e insultandote muy furioso.

  • Debes saber que solo eres mi puta. Queda claro?

  • Si papá, si papá, lo siento, perdona, te lo suplico.

Hasta que no vi que tu culo sangraba no me detuve. Te cogí de nuevo por las orejas encerrandote en tu habitación, te dije:

  • Y no saldrás hasta que yo lo decida. Puton!