Barbacoa caliente-caliente
Estaba yo en la playa, y una amable pareja bastante más mayor que yo me invitó a una barbacoa muyyyy caliente.
Hay cosas que suceden por pura casualidad, esta historia me pasó hace 2 veranos y hoy en día al recordarla me sigue excitando.
Estaba tumbado en una playa nudista de Gran Canaria, era pronto serían las diez y había poca gente. Yo estaba tumbado boca arriba leyendo cuando llegó una pareja de unos cincuenta años. Yo obviamente seguí a lo mío, pero obviamente cuando alguien se coloca detrás tuyo a pocos metros estás un poco alerta.
Me giré y ví que la mujer estaba de pie, llevaba unas gafas de sol negras y un bañador de cuerpo entero. Bajó la mirada hacia mi y se soltó la parte de arriba, en ese momento quedaron al descubierto dos enormes tetas blancas con unos pezones enormes. Estaban un poco caídas pero eran preciosas. Me giré y segí leyendo, bueno en realidad miraba el libro pero estaba pensando en esas tetas, me quería girar pero no me pareció oportuno. Así que me tumbé.
Oí ras, ras, ras y me giré, el hombre estaba poniendo la sombrilla y con la excusa pude contemplar a la mujer en su explendor. Estaba sentada un poco echada hacia detrás por lo que sus pechos no estaban caídos, ella se dio cuenta de que le estaba mirando pero con sus gafas oscuras se hizo la distraida. Tenía el chocho rasurado con el vello muy cortito.
Me volví a girar porque pensé que había sido demasiado descarado y seguí leyendo. Pasaron unos cinco minutos y la mujer se fue a bañar a la playa, yo estaba tumbado y al pasar a mi lado me miró de arriba abajo, esto hizo que mi pene aumentara un poco su tamaño pero sin ponerse erecto ni mucho menos.
Me incorporé y me quedé sentado mirando a la playa y a la señora, tenía el culo grande, no lo he dicho pero era morena y era de esas mujeres que siguen siendo atractivas aun pasando los años. Al volver de su baño yo seguía sentado y decidí mirarla de arriba a abajo, le miré a los ojos, luego miré sus magníficas mamas, su vientre un poco abultado y su pubis, se dirigía a su toalla pero parecía que venía hacia mi.
A escasos 3 metros mios se paró para hacerse un moño. "Joder que tetas, y que chochete"- pensé. Me miró a los ojos y se sentó en su toalla. Yo a lo tonto sentí una una gran excitación. Así que ni corto ni perezoso, me tumbé boca abajo mirando hacia la pareja. El hombre también estaba tirado bocabajo y no podía verme, y ella estaba sentada con las piernas entreabiertas enseñandone su rajita. Al ver que le miraba, abrió un poco más las piernas y eso, unido al roce de la arena en mi polla me hizo ponerme un poco morcillón.
En ese momento vino una rafaga de viento y su sombrilla salió volando. Me levanté y fui a por ella, se alejó bastante, y al regresar no solo el matrimonio sino toda la playa me miraba. Cerré la sombrilla y me dirigí hacia sus dueños. "Muchas gracias majo"- dijeron. La volví a clavar en el mismo sitio y se produjo una situación rara, el hombre se levantó y la mujer seguía sentada en ese momento mi pene estaba muy cerca de la cabeza de la señora que mientras me decía: "¿Necesitas ayuda?".
"No, ya puedo yo"- le contesté. Me preguntaron de dónde era y charlamos un rato. Yo seguía de pie, se me hacía raro estar de pie desnudo tan cerca de ella mantenimiento una conversación fluida, sobretodo porque esa mujer me había provocado hacía un rato.
Me despedí de ellos y regresé a mi toalla, me bañé y la mañana trascurrió con normalidad. A eso de las 13 la pareja comenzó a recoger sus cosas, cuando me giré de nuevo ya estaban vestidos. El hombre se acercó a mí y me dijo que vivían iban a hacer una barbacoa y tenían mucha comida. Acepté la invitación y llegamos a su chalet.
"Voy a hacer las brasas. Mientras podéis tomaros un baño en la piscina y beber una cerveza".- Dijo el hombre.
La mujer fue a la cocina a por las cervezas y yo me metí en la piscina. Regresó totalmente desnuda, con dos coronitas y se sentó en el bordillo de la piscina. Yo me acerqué a ella nadando.
"¿No te quitas el bañador?"- me dijo.
Y yo bromeando le dije: ”Es que me da vergüenza".
Reímos y me ofreció una cerveza.
Ahora mi cabeza sobresalía del agua y ella estaba sentada en el bordillo, tenía las piernas abiertas y la cerveza apoyada en su pubis. Bebì un trago y brindé con mi cerveza en la suya, la suya se volcó y se derramó parcialmente, entre sus piernas.
Upps, perdón- dije. Me agarré de sus gemelos para acercarme, aparté su botella y comencé a tocarle con la mano sobre el ombligo para secarle, bajando hacia las piernas, y finalmente le acaricié el chocho lentamente. Al ver que le parecía bien, tiré de sus piernas acercándola al bordillo, y comencé a lamerle el coño pasando la lengua por su raja de abajo a arriba. Tenía un sabor salado por el agua del mar, seguí lamiendo y ver que estaba gozando le metí primero un dedo y luego dis dentro de su coño.
En ese momento, apareció el marido con un plato. Ah veo que estáis ocupados os dejo aquí un plato a cada uno. Fue rarísimo parar, mirarle, y seguidamente seguir comiéndole el coño. Por la situación intuí que no era la primera vez que invitaban a alguien a barbacoa.
Ven, sube. Me dijo. Me senté en el bordillo e inmediatamente me tumbó y literalmente me arrancó el bañador. Pese a que estaba a mil mi miembro estaba blando, supongo que por estar en el agua.
Me lo agarró suavemente y se lo metió entero en la boca, al notar el calor de su boca empezó a crecer. Yo le miraba y veía como mi poya desaparecía en sus labios. ¿Te gusta?- me dijo. Y no contesté porque era obvio que si. Acercó sus pechos y me los puso en la cara, yo traté de tocarlos pero apartó mis manos, bajó un poco màs, yo sentía sus pechos ahora en mi tripa , ¿te gusta? - dijo de nuevo. Y yo dije que no, bajó y puso mi pene entre sus tetas, ¡Que placer! ¿Te gusta? yo estaba gimiendo, y ella seguía frotando sus senos contra mi pene y chupándome el glande. No te corras aún me dijo, y fue decirlo ella y yo eyacular. No te corras, y seguía frotando y chupandome el glande, y yo seguía echando semen por sus tetas.
Lo siento, le dije. No sientas nada, veo que has disfrutado y eso me encanta, pero tienes que terminar lo que has empezado. Sin cambiar yo de posición me puso el coño en la cara para que se lo siguiera comiendo. Yo le empecé a dar lametazos y ella se acercaba y se separaba unis milímetros de mí buscando màs placer, ¡Sigue, sigue, no pares, no pares! Empezó a gritar como loca, ahí, ahí, ahí, siisiiiisí.
Llegó al orgasmo, tenía semen escurriendole por el vientre y en la barbilla. Se levantó, me cogió de la manó y tiró de mi, ven, ven. Me llevó a la ducha y me metió con ella, nos limpiamos. “ Necesito que me folles, que folles duro". Ah y no te preocupes por mi marido, le parece bien. Me empezó a masturbar para empalmarme, ¡Qué te pasa!
- Nada dale un poco de tiempo.
Se puso de rodillas y empecé a follarle la boca, al notar que estaba dura, la cogió con la mano se giró y se la metió en el coño.
Yo empecé a empujar, era una pasada porque entraba enterita, plas, plas, plas, sonaban mis muslos contra su culo.
¡Cogemé de las tetas¡ Así lo hice, empecé a empujar con todas mis fuerzas. Sigue, sigue, no pares. En ese momento ví que su marido nos estaba mirando, eso me pareció raro y a su vez morboso.
Ella se tocaba el clítoris con una mano mientras yo le envestía por detrás, ¡Si, si, siiiii!!!!
Le avisé de que estaba a punto de correrme, saqué la poya para eyacular fuerza y ella se giró y sacó la lengua para que golpeara mi poya contra ella y eyaculase. Fue un placer increíble, ella no había terminado y cogió mi mano y se la metió en el.coño, ¡4 dedos! Yo le empecé a dar velocidad, quería que se corriera, ella disfrutaba pero no llegaba al climax. El marido se acercó y ella comenzó a comerle la poya, yo empecé a lamerle el clitoris y a girar la mano hacia los lados dentro de su vagina, ella empezó a gritar, ¡me corro, me corro! Pero yo no paré seguí con la mano dentro, y lamiendo cada vez mas lento, noté que el chocho se cerraba y fui sacando la mano. Mi labor había terminado, y ella seguía comiendole la poya.
Me limpié con una toalla, y salí a la piscina. Me puse el traje de baño que seguía mojado y me marché sin decir nada.
La barbacoa me pareció deliciosa.