Baños públicos de un bar

Me pidió que lo lamiera e imitara un helado al tiempo que lo masturbara, me arrodille y comencé a emular como si en mi mano hubiera un polo en vez de una polla, poniéndole pinceladas de mi parte como lamer sus testículos... mmm

Baños públicos de un bar

Muy buenas a todos, desde este medio os hago saber de mis experiencias, me gusta contárosla o al menos lo intento, pues espero que con mis detalles de cómo me ocurrió podáis imaginárosla y de paso recrearla en vuestra mente disfrutando con ser vosotros, pues quien sabe si alguna vez podías ser alguno.

Os debo de confesar antes de nada que siempre me he esforzado en mejorar, no me refiero laboralmente sino sexualmente, aprovechado cualquier circunstancias que me pueda llevar a aumentar mis experiencias, no importándome si es un o una. Pues mi bisexualidad me permite conocerme mejor a mí mismo e incluso mejor a mi lado femenino, permitiéndome mejor satisfacer las necesidades de un macho activo. No me consideró un conejillo de india pero a veces lo deseo, sobre todo cuando algunas circunstancias acaban en sexo, no siempre se da pero esas veces son las que aprovecho y si hay morbo mucho mejor, realizando fantasías ajenas y de paso mías.

Ante todo os debo confesar que aunque no busco amistad, no os niego que a veces hay algo, quizás la amistad surge finalmente del mismo roce. Como bien sabéis mis preferencias son los hombres muy maduros, pero no solo busco la veteranía de su cuerpo sino esa experiencia que me puedan aportar, busco activos pero no hay día que no acabe con un versátil. Además no maduros que no deseen una buena putita, haya en mí a esa trotona, pero lo que realmente buscan a esa putita que puedan preñar… mmm.

Comenzare… vale, comenzare con un viaje al pasado… un retroceso en el tiempo, retrocediendo hasta los quince años… años en que finalice la E.G.B. Tras finalizarla mis padres como todo padre que desea la mejor educación para sus hijos, me inscribieron en un instituto con la idea que hiciera BUP primero como es lógico y después COU.

Como ya conté en anteriormente en un relato, mis padres me inscribieron en el Instituto Murillo el cual se encuentra situado por aquel entonces en la Avenida de las Delicias prolongación a la Avenida de la Palmera (os debo decir que a día de hoy, es la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza). Frente a este edificio se encuentra el Parque de María Luisa, cuyo acceso se encuentra detrás de la estatua ecuestre de Simón Bolívar.

Como os mente aquella vez, comencé el instituto en septiembre del 1990, coincidiendo con algunos compañeros del colegio, tanto chicos como chicas, comenzando a enrollarme con algunas de ellas e incluso dos al mismo tiempo, pero todas esas anécdotas se quedaran dentro de mí mente… al menos por ahora. Mirad solía entrar por aquel acceso al Parque de María Luisa que había tras la estatua ecuestre de Simón Bolívar, tomando los caminos de albero que rodeaban paralelamente al cerramiento. Caminos donde personas como yo buscan el silencio y la armonía, buscan esa con fidelidad que a veces nos sirven para alejarnos de todo y podernos conocer a nosotros mismos. Allí me encontraba yo cada día o día sí y día no, sentado en un banco sin respalda y con decoración de azulejos, unas veces leyendo libros y en otras ocultando alguna revista “X”, pero también en estos bancos somos presas de mirones y salidos.

Recuerdo esa tarde como tantas veces rondaban las cuatro de la tarde, fingía leer pero el libro apenas podía ocultar mí revista, apenas pasaban gente… era un lugar ideal. Allí fui donde conocí a Juan un hombre de unos cincuenta y picos de años, el cual se acerco más por el libro que leía y tras descubrirme, no dijo nada solo soltó una carcajada.

Aun recuerdo mi actitud, me mostraba ingenuo e inocente… cosa que no soy ni de una ni de la otra, pero que a este le gusto y atrajo… mmm. Rápidamente comenzamos a hablar, inicio una conversación alternando con preguntas, me preguntaba sobre los estudios, mis padres, chicas y poco a poco sobre el sexo. Me gustaba este hombre porque imponía, me atraía por su forma de ser y como si lo notara, fue el mismo quien se atrevió a posar su mano sobre mi muslo. Aquel gesto me dejo mudo pero al ver mi silencio comenzó a acariciarme el muslo, ascendiendo y descendiendo a lo largo… mmm, llegue a soltar un sonido de satisfacción más adrede que otra cosa, como un gesto de aprobación.

Cosa que este envalentonado ascendió su caricia hasta mi entre pierna y en ese magreo fue el comienzo de lo nuestro, comienzo digo pues duro al menos dos años. Comenzó con magrearme mi miembro sobre el pantalón y con caricias por todo mi cuerpo, dos semanas después fui yo quien acariciaba su miembro… mmm. Aquel miembro de tamaño normal y grueso, aquel miembro que llamaba tanto mi atención por su piel oscuro y por sus venas marcadas e hinchadas, aquella polla siempre erecta y dispuesta… mmm.

Aquel hombre que no dejaba de decirme que él me instruiría, estaba, como en tan solo dos semanas pase de masturbarle sobre el pantalón a hacérselo fuera, aquella polla que yo pajeaba hasta que se corría y este paso de acariciarme la espalda bajo mi camisa a magrearme las nalgas. Aquel hombre que cada una de sus peticiones… obedecía, acataba sin rechistar… sin poner peros, actuaba como si estuviera hipnotizado.

Recuerdo no con detalle pero si vagamente, aquel día en el cual como tantas veces se saco su miembro fuera del pantalón, como algo monótono conduje mi mano con la intención de masturbarlo pero el tras detenerme, me pido algo diferente… “Dale un morreo a mí capullo” y lógicamente obedecí, insistió nuevamente pero me pidió en esta ocasión con más ternura y volví a obedecer.

Me pidió que lo lamiera e imitara un helado al tiempo que lo masturbara, no sin antes me soltara el cinturón, desabotonara el botón y bajara la cremallera del pantalón. Me tumbe y comencé a emular como si en mi mano hubiera un polo en vez de un miembro, poniéndole detalles de mi parte como el de bajarle el prepusión o el de lamer sus testículos. Mientras el tras haberme introducido su mano derecha dentro de mi pantalón, ya no se contentaba con magrear mis nalgas sino que en esta ocasión, comenzó a penetrarme con sus dedos hasta que la presión de su mano en mi nuca, me hizo comprender que iba a correrse y sin poderlo evitar tuve que tragármela.

Ese día llegue a casa muy excitado… tanto que tuve que darme varias duchas frías, teniendo que apagar mi excitación con mi novia… la cual agradeció… mmm. Aquello lo repetimos durante al menos meses sin poderos concretar, pero con la diferencia de que no solo tragaba una corrida sino que tras hacerle lograrlo una primera vez, continuaba ya sea manualmente con oral hasta lograr una segunda corrida. Hasta que una tarde noche me pido algo diferente… innovador, no siendo otra su petición que…

“Bájate los pantalones y calzoncillos que te voy a follar”

Tras bajarme tales prendas me hizo girar y apoyar mis manos sobre el banco, colocándome de manera de que este me pudiera penetrar desde atrás, sentí como humedecía mi orificio anal con algo húmedo… posiblemente fuera saliva. Sentí su glande entre mis glúteos y como este comenzaba a presionar… aaahhh, aquello no entraba por más que lo intentaba. Tras hacerme arrodillar y colocarme a cuatro patas, comenzó a prepararme con sus dedos… primero con dos dedos y finalmente tres… disfrutaba de aquella “violación”. Viendo lo dilatado que estaba comenzó nuevamente a intentar penetrarme, pero erro nuevamente… lógicamente la culpa era por parte de ambos, pues la razón era por el lugar donde estábamos.

Recuerdo como este viendo las expectativas… puso remedio, pues tras hacerme montar en su Opel Mondeo me llevaba hasta los terrenos de la Feria, terrenos que en su día no estaban cerrados con cerramiento como hoy. Allí dentro de su coche y en la parte trasera intentaba penetrarme, pero no lo conseguía y se contentaba como simular una follada con mis muslos, dejándome totalmente pringado de semen.

Quizás os podría asegurar que este en verdad llego a penetrarme, pero negué aquellas penetraciones al no sentir dolor, como era habitual me preparaba con sus dedos al tiempo que yo se la chupaba. Luego llego el momento de la prueba y no pudo ser, contentándose como era habitual en simular la penetración. Tras correrse una primera vez… este continuaba hasta lograr la segunda, siendo a raíz de este juego y aprovechando su semen como vaselina  sin intención alguna, sentí como algo se alojaba dentro de mí sin producirme dolor alguno, gemía como tantas veces pero en esta ocasión no simulaba hasta que ambos nos corrimos, no siendo el dentro de mí… pues sus segundas corridas siempre deseaba, correrse sobre mis nalgas… uuuffff.

Recuerdo que cierto día me llevo por las inmediaciones de la Plaza España, acabando por entrar yo por que deseaba orinar en los aseos del bar restaurante La Raza, aseos que se encontraban ubicados fuera del mismo local.

Entre y tras bajarme la cremallera y sacar mi miembro comencé a orinar, no pasando ni varios minutos cuando entro un señor mayor, lógicamente no piensas nada malo pues para eso son los servicios. Este señor que me miro en repetidas ocasiones, mirada que devolví y fijándome que aunque corpulento pero no de esos que son cachas sino que por su fisionomía son gruesos, barriga cervecera y apenas con cabellos.

Tras entrar como toda persona educada solemos dar los buenos días, tardes o noche, colocándose este a orinar junto a mí una vez que se había sacado su miembro. El me miro primero e hice yo lo mismo, dándome cuenta de su tamaño y no pude evitar mirarlo una segunda vez… mmm. Aquella segunda vez este no se mostro cortado, menos yo cuando me hizo girarme hacia él y tras arrodillarse, cogió mi miembro con una de sus manos y se lo llevo a su boca, comenzando a chupármela… aaahhh.

Tragaba una vez tras otra… desapareciendo mi tronco en el interior de su boca al tiempo que me magreaba con una de sus manos los testículos, yo simplemente lo miraba y gemía… aaahhh. Este continuaba con su labor, alternando aquella labor con mis genitales una vez que se saco mi miembro de su boca… mmm, comenzando ahora con lamer, chupar e introducirse mis testículos en su boca… ooohhh, mientras con su otra mano no dejaba de masturbarme.

Hasta que llego el momento de sentir que me iba a venir y tras avisarle, este para sorpresa mía en vez de apartarse… acelero su labor haciéndome descargar dentro de su boca, tragándose por completo mi corrida. Una vez finalizado se levanto, se enjuago la boca y las manos… acabando por marcharse con una sonrisa dibujada en su rostro, quedándome yo aun allí con cara de “gilipollas”… asombrado ante lo ocurrido.

No quedándose en una primera visita a aquellos aseos, pues desde ese día comencé a visitarlo con asiduidad, alternando las pautas pues no siempre fui quien recibía la mamada sino quien la daba… aaahhh. Solía buscar maduros con ganas de sexo por la parte central del Parque María Luisa, os voy a centrar mi zona de “juegos” pues rondaba desde la “Fuente de los Leones” pasando por el “Lago de los Patos” hasta el “Monte Gurugu”. Solía ir a algunas horas por la mañana, a mediodía tras el almuerzo y al anochecer… era bastante morboso, sobre todo liarse dentro de los matojos o detrás de algún ornamento, no había tanto peligro como hay hoy en día.

Aun recuerdo aquella vez, no me metí en los aseos con la intención de buscar algo… simplemente deseaba orinar, aquella vez entro como tantas veces entraban hombres, pero ese hombre maduro como la gran mayoría, me caló rápidamente y fue él quien comenzó. Comenzando con acariciarme las nalgas… mmm, caricias muy sensuales descendiendo por mis nalgas hasta el inicio de mis testículos, continuo con un descarado magreo… ooohhh.

Mire su miembro en un par de veces y para nada era despreciable, tras girarse hacia mí… este me soltó…

-     “Chúpamela”.

Alargue mi mano derecha hacia su miembro… se la agarre, comencé a masturbarlo al tiempo que me acerque aun más hacia él, este intento besarme y tras girar mi cara, se contento con mi cuello y oreja, acariciaba mi nuca y mi pecho. Me fui agachando hasta estar en cuclillas, quedando de tal manera que su miembro quedo a la altura de mi boca, separe mis labios al tiempo que abrí la boca, no me la introduje sino comencé a darle morreos por todo su glande y levantar su tronco, deslice mi lengua por este hasta sus genitales, mientras este suspiraba de placer.

Me detenía y este se movía a modo de simular que estaba follando mi boca… mientras no dejaba de magrear sus testículos, me la introduje por completo y con mi lengua rodeaba su tronco, aceleraba y sentía vibrar sus venas… ooohhh. Escuchaba a este decirme…

-     “Aaahhh!!!... que gusto, sigue… sigue… no pares joder"-

-     “No pares… uuuffff!!!, como lo haces… aaahhh!!!”.

-     “Joderrrr!!!, me voy a correr ya… aaahhh”.

Exclamaba este entre jadeos hasta venirse en mi boca, corrida que eche fuera ante la mirada de este, agradecido por mi esfuerzo y mí labor, dándome un pañuelo de papel para poderme limpiar. Despidiéndose para un nuevo encuentro y en ese encuentro con el deseo de poderme “coger”, no hace falta describir que significa el coger… verdad.

Muchos me preguntan… “Qué morbo tiene el hacerlo en un lugar público”.

Respondiéndole yo… “El morbo está en que estábamos en un lugar público, un lugar donde rápidamente podríamos haber sido sorprendidos, pero donde realmente pocas veces lo fuimos”.

Bueno aquí os dejo hasta una nueva experiencia… vale, ya me contáis que os aparecido… espero que no seáis muy crueles conmigo, aunque me deje hacer como una buena putita que dicen que soy. Mi email es Jhosua 1970 @ gmail . com , lógicamente va todo junto, hasta pronto.