Bañandome con una amiga
Estaba por casualidad en un hotel con una amiga y nos bañamos juntas. Esto es lo que paso.
Volvíamos de la playa y llegábamos a tu hotel, teníamos que ducharnos y propuse ducharnos juntas para "ahorrar" agua, fuimos hacía el baño donde nos quitamos la ropa. Estaba maravillada viendo como se iba descubriendo tu cuerpo mientras la ropa iba cayendo sobre el suelo. Dentro de la ducha el agua estaba tibia y comenzaste a enjabonarte, mientras no podía desviar mi mirada de tu cuerpo. Tu cabello mojado, pegado a tu cuerpo te daba un aire más sexy y ya estaba mojada yo también sin haber entrado al agua. Me pediste que te frotara la espalda, pues no llegabas muy bien, así que cogí el jabón y me puse un poco en una mano y empecé a estregártelo por la espalda, la otra mano también la pasaba por tu espalda pero como es más aventurera se dirigió, sin que pudieras hacer nada, a tu culo.
Tus nalgas levantadas atraparon mi mano dejándose acariciar sin pudor mientras el agua jabonosa resbalaba por tu espalda. Estaba excitada y al ver que no decías nada la otra mano se apresuro a tocar uno de tus pechos. Estaban duros pero no creo que halla sido por frío ya que tu respiración se aceleraba. Mi boca se acercó a tu nuca, besándotela sin parar y rozando mis dientes para hacerte temblar.
Te estremeciste entre mis brazos mientras mis pechos sobaban tu espalda y sentía tu nuca erizada. Te di la vuelta poco a poco sin dejar de besar tu cuello, y llegué hasta tu boca. Te besé con ganas, nuestras lenguas se juntaron y jugaron mientras el agua corría por nuestros cuerpos. Me encantaba. Sentía tu respiración entrecortada y la suavidad de tu piel entre mis dedos junto con la calidez del agua y tu cuerpo me tenían encendida.
Decidí bajar a tus pechos ya mojados del agua, con los pezones duros de la excitación. Te cogí una de las tetas y empecé a chupar el pezón, dándole vueltas en mi boca y cuando llegaba a la punta lo mordía. Estaba duro y se sentía delicioso. Mi lengua le daba vueltas a tu pezón para luego volverlo a morder y sentir tus manos apretar mi cabeza por el dolor y la excitación. Gemías de gusto, mientras una de mis manos se aventuraba a tu entrepierna, hummmmm que rica parecía, la tenias caliente y mojada.
Mi boca siguió bajando hasta llegar a tu ombligo donde estuvo jugando un rato. Mientras, mi mano también jugaba con tu clítoris. Gemías como una perra en celo y querías más. Entonces te metí un dedo y la boca llego por fin a tu clítoris, mientras terminaba de agacharme. Diste un salto de placer y ya casi gritabas de goce. Después te metí dos dedos más y con la otra mano fui a tu culo, no me costo mucho meterte un dedo porque estaba dilatado de la excitación o seria la costumbre. El agua no me dejaba tener los ojos abiertos pero no impidió que mi lengua entrara entre los labios de tu vagina para sentir tu sabor y tu calidez. Tres dedos se divertían entrando y saliendo lentamente por tu culo cuando logre apretar con mi labios tu clítoris mordisqueándolo suavemente y percibir como se arqueaba tu cuerpo frente a un inminente orgasmo.
Estabas jadeando y entre gemidos gritabas mi nombre al apretar tus senos. Mis dedos entraban muy rápido y con fuerza y no me costó hacerte llegar al orgasmo el cual fue muy rico. Recogí tus jugos con mi boca sin sacar los dedos de tu ano, luego lamí los tres dedos que estaban dentro de tu coño e hice que compartieras tus jugos conmigo besándote con ganas.
Al separarnos, estabas pegada en la pared, con los ojos cerrados, tus senos hinchados hacían saltar tus pezones pidiendo que alguien los calmara y tus labios encendidos con ese rojo que me vuelve loca, mientras tratabas de calmar tu respiración. La ducha estaba nublada por el vapor del agua y hasta costaba un poco respirar. Me acerque un poco para alejar tus cabellos de tu rostro y me miraste con esa cara de niña que me hace suspirar cuando estoy sola.
No tardaste en meter tu mano en mi entrepierna que ya estaba muy caliente. Bajaste a mis pechos, para morderlos y besabas mis pezones, cosa que me excitaba mucho. Aunque tu desesperación me excitaba aun mas. Tu mano jugaba con mi clitoris, frotabas y frotabas con rapidez y hasta con violencia. Ya estaba gimiendo con ganas, no me faltaba mucho para gritar de placer, entonces bajaste a mi clítoris con tu boca para chuparme toda. Mientras metiste dos dedos en mi coño me chupabas como una loca. Tus dedos entraron y salieron sin compasión pero lo que mas sentía era tu lengua presionando mi clitoris y tus labios mordiéndome. Tuve que sujetarme de la puerta para no caer mientras una oleada recorrió mi cuerpo haciendo temblar mis piernas y dejándome caer en un profundo orgasmo que nos dejo sentadas en el piso con nuestras piernas y brazos entrelazados mientras el agua nos abrazaba.
Salimos de la bañera y nos secamos la una a la otra con mucha delicadeza y nos vestimos.