Bambu para la doctora (3)

Los asistentes a la fiesta se encuentran con que la apetecible doctora tiene que complacer sus ardientes deseos, despertados por la desnudez de la misma y los magreos descarados a la que habia sido sometida.

BAMBU PARA LA DOCTORA 3

Es suficiente castigo por esta noche.- Dijo mi marido una vez que había terminado de derramar su leche sobre el culo de la sometida doctora.

Tienes razón, es suficiente castigo por esta noche, mañana recibirá un auténtico correctivo en el sitio y de la forma adecuada, pero eso no significa que se hayan acabado las pollas para esta zorra en esta velada.- Se sorprendieron al oir esta palabras a sus espaldas. Absolutamente concentrados en su salvaje comportamiento sexual no se habían percatado de la entrada de dos hombres en el almacenillo. Eran David el recién casado que bailaba conmigo y Tomás el dueño del local, ambos enviados astutamente por mi en busca de la desaparecida pareja. Precisamente le propietario era quien había dicho esas aterradoras palabras.

La médico intento cubrirse pero no tenía con qué ya que su braguita había sido convertido en un trapo informe, intentó salir del cuarto pero Tomás la detuvo a la vez que le quitaba sin miramientos la máscara.

Una bonita cara para un hermoso cuerpo de perra. Saluda a la cámara preciosa.- le espetó mientras le señalaba una webcam.- todo ha sido y está siendo convenientemente grabado en el disco duro del ordenador de casa. Ya ves tu cara ha salido perfecta y tu culo embestido también. Además , ¿ Qué tenemos aquí ¿ - Continuó mostrándole a la mujer el móvil con el que acababa de telefonear a su esposo- el número de un marido cornudo.

No, por favor- acertó a decir la señora con la lágrima apunto.

No sólo nos has calentado a todos en el baile viniendo casi encueros y dejándote sobar sin recato, sino lo peor abusando de la confianza de una amiga le has puesto los cuernos con el marido, a las primeras de cambio y sin disimulo alguno.

Eso no es asi- Gimoteó la adúltera descubierta.

Voy a ponerte las cosas claras – dijo con energia Tomás.- la única forma de que tu marido no se entere de que clase de puta es su mujer, es dejando que nos desfoguemos de la calentura que nos has metido, y la única manera de que pagues lo que le has hecho a tu amiga es con un castigo público adecuado en casa de ella.

Por favor – Intentó la desnuda sanitaria.

Calla ya.- zanjó el propietario del local mientras cogiendo del pelo a la mujer la empujó sobre unos sacos que había, le levantó las piernas abiertas en V y le penetró con furia su coño rasurado. La postura , inclinación y abertura de la víctima eran las adecuadas para permitir perforar a fondo la raja de la zorra. Se empleó a fondo con ella, sin miramientos pero con pericia. La hembra estaba caliente y alcanzó un orgasmo con la última acometida.

Ahora tú., no seas panoli que tu mujer tendrá jaqueca.- le indicó al recién casado,- Follala y follala duro. Voy a avisar a los otros.

Este que estaba vestido de vaquero, eligió también el majestuoso trasero de la doctora , puesta en esta ocasión a cuatro patas, cabalgándola como a una yegua díscola, con fortaleza en las caderas y adecuados toques de espuela en los flancos, a la par que acertados azotes en el momento del galope final.

Todos los hombres de la fiesta fueron pasando discretamente por el cuarto y usando a la perra a su antojo, su boca fue utilizada, su coño ampliamente penetrado y sus espléndidas ancas, su espectacular culo fue el que las atenciones mas frecuentes y vigorosas de los penes y las manos de los participantes se llevó.

Al final de la fiesta Tomás me informó de la traición de mi amiga y como había determinado que al día siguiente en mi casa sería castigada en presencia de todos los hombres que quisieran y pudieran acudir, que serían muchos ya que podrían utilizar como pretexto que iban a limpiar el local después de la celebración, cosa que ya se encargaría él de poner en manos de una empresa de limpieza.

Le exigí bambú para la doctora y el accedió.

Yo como propietario de caballos dispongo de fusta y de látigo y sé utilizarlos- me comunicó Tomás.- pero dispongo de una vara de bambú regalo de un amigo inglés que tuvo la amabilidad de mostrarme su funcionamiento en las nalgas de su propia esposa a la que castigó en mi presencia. Las marcas son fuertes y duraderas por eso el castigo no puede ser muy severo ni prolongado, pero no preocupes que la doctora probará el bambú, y luego la fusta y el látigo se encargarán de que aprenda a comportarse con decencia y lealtad.

Sonreí, la doctora había tenido una buena ración de bambú en forma de aparatos masculinos, ahora le tocaba probar la vara en su trasero agujereado.