Balonculo
Yo juego a fútbol; pero con el culo
A los gays también nos puede gustar el fútbol. Mi Amo entrena a un equipo juvenil de chicos y chicas de 18 a 20 años (había 14 chicos y 8 chicas); y yo he ido alguna vez a ayudarle en los entrenamientos. Yo no entreno, pero un día en verano les serví de mucha ayuda. Estaba enseñándoles a chutar; y se le ocurrió que yo podría servirles de ayuda para entrenar la puntería. Era temprano y hacía mucho sol, porque lo que llevaban la equipación veraniega. Pantalones cortos y camiseta de manga corta. Y jugaban descalzos. Además algunos chicos entrenaban sin camiseta. Y tres chicas estaban jugando también sin camiseta, con los pechos al aire. Yo no había ido a entrenar, si no a acompañar a mi novio; por lo que llevaba ropa de calle: un jean muy corto y una camiseta de tirantes, que pronto me quité por el calor. Los muchachos estaban tirando mal y a mi novio se le ocurrió una idea divertida para que practicaran. Les dejó practicando, mientras se alejó un poco conmigo por el campo y me la explicó. A mí me dió mucha vergüenza, y no quise hacerlo; aunque me encanta estar desnudo, delante de gente desconocida (estando ellos vestidos) me daría mucho corte. Pero después de explicarme lo liberales que eran; que incluso, en los vestuarios se duchaban juntos chicos y chicas sin ningún pudor de verse desnudos, empecé a dudar. Y ésto había sido por iniciativa propia; que al principio les dieron un vestuario para los chicos y otro para las chicas. Pero las chicas se habían quejado aludiendo que querían ducharse con ellos, para sentirse más integradas en el equipo. Los chicos no habían tenido ningún problema; y desde entonces chicos y chicas se duchaban y cambiaban juntos, muy a gusto. Y a los entrenadores les parecía que ésto unía al equipo; pues se les veía más compenetrados. Hasta algunos habían en coña de salir a entrenar desnudos, cuando hacía calor; pero nunca se habían atrevido por el qué dirán. No había pasado de una simple broma.
-Desnudos no, cariño; pero ya ves que algunos y algunas entrenan sin camiseta cuando hace sol, Y no pasa nada. Si lo haces serás el valiente del equipo, y eso que no juegas. Además; luego en el vestuario tú les verás desnudos y ellos y ellas, y no pasará nada-
Con éste argumento me convenció; yo en el fondo deseaba estar desnudo. Estaba deseando que acabara el entrenamiento, para ir mi casa, y tumbarme a tomar el sol desnudo en el jardín. Como hago cada día, delante de mi novio (y delante de amigos y amigas, cuando vienen a casa, si a ellos no les incomoda)
Así que acepté. Así ayudaría al equipo y me sentiría más agusto.
Mi amo pitó el silbato y llamó a todos los jugadores a su lado, para explicarles.
-Tenéis muy mala puntería; así que vamos a hacer un juego para mejorarla. Naki nos ayudará -todos me miraron- El se pondrá de portero; pero de espaldas. Y tiraréis a darle en el culo- Entonces se sorprendieron. Algunos chicos reían por lo bajo. Mi amo me cogió de la mano y me llevó hasta la portería. Ellos nos siguieron. Yo me dí la vuelta, colocándome de espaldas, a medio metro de la línea de gol; me desabroché el botón y me bajé el pantalón y el calzoncillo, quedando totalmente desnudo, de espaldas a ellos. Algunos chicos se rieron, pero yo les ignoré. Me sentía orgulloso de lo que estaba haciendo por el equipo. El entrenador cogió mi ropa y la colocó junto al palo. Luego procedió a explicarles.
-Sí le dáis en las nalgas- tocándome el culo- vale cinco puntos. Si le dáis arriba- tocándome la espalda- vale dos puntos. Si le dáis abajo- tocándome las piernas- vale tres puntos. Con que roce su cuerpo vale un punto. Ahora colocaron en la línea de tiro y demostradme lo que sabéis hacer. Y espero sepáis valorar lo que Naki está haciendo por el equipo-
Ellos no dijeron nada, solo fueron a la línea de tiro emocionados a practicar.
Amo les colocó en fila india; y uno a uno fueron lanzando, con entusiasmo, tratando de dar a mí culo. Yo sólo tenía que recibir el golpe (si acertaban) y devolverles el balón. El primer tiro falló, ni me rozó. El segundo me rozó un poco la nalga izquierda, pero no llegó a darme. El tercero me dió en la espalda. El entrenador tuvo que animarles, porque estaban jugando muy mal.
-¡Venga muchachos! El primero que consiga veinte puntos, tendrá premio-
Debió de interesarles el premio, porque el cuarto tiro impactó de lleno en mi pompis, haciéndome perder el equilibrio y tirándome al suelo. Siguieron tirando por turnos, con alegría; hasta que en la cuarta ronda, una jugadora acertó el cuarto tiro en mis nalgas, resultando ganadora. Amo silvó y les llamó a agruparse otra vez. También yo fui, pues estaba ayudando al equipo. Le dió un caramelo a la ganadora, a modo de recompensa y les felicitó por la mejora:
-Sois un gran equipo, que os esforzáis en aprender; y tú un gran compañero, Naki, por prestarnos tu culo, para que aprendamos-
Algunos chicos rieron; pero los que estaban junto a mí me abrazaron y besaron con cariño (yo aún estaba desnudo)
-Tendremos que seguir entrenando; pero por hoy creo que ha sido suficiente-
La chica que me había dejado el culo rojo discrepó:
-No, entrenador; yo creo que deberíamos seguir con el entrenamiento.
-Sí, María; pero creo que Naki ya ha recibido suficientes balonazos....
-Sí; ahora me toca recibirlos a mí- respondió María mientras se quitaba la camiseta.
-¿Estás segura, compañera?
-Segurísima, entrenador- dijo mientras se bajaba los pantalones y las bragas delante de todos- Yo soy la que mejor he tirado y no necesito entrenar más. Es justo que yo me ponga de diana, para que mis compañeros sigan mejorando-
-De acuerdo, María; chicos, a la línea de tiro-
Los demás jugadores corrieron a la línea. María me pidió ayuda para desabrochar su sujetador. Yo se lo desabroché; y ella corrió a la portería a ponerse de diana. Yo seguí a mi amo a la línea; dos chicos se me acercaron y me ofrecieron jugar.
-¡Eh Naki! Tú también puedes jugar. Nos has ayudado y eres parte del equipo-
Yo miré a mí amo; él sonrió, dándome permiso y me coloqué con ellos en la línea. Eso sí; cuando me tocó tirar, fallé, golpeando a María en la espalda. Lo cual es normal, pues nunca me ha gustado el fútbol. Cuando me tocó lanzar, todos me animaban. Oí hasta algún piropo. Pero un chico se acercó a mí novio a preguntarle:
-Entrenador; ¿por qué Naki y María pueden jugar desnudos y nosotros no? No es justo.
-Tienes razón chico; desnúdate si quieres, cada uno que juegue como quiera-
Ese chico y otros dos se desnudaron. Otros tres se quitaron los pantalones, quedando sólo en calzoncillos. También una chica se desnudó. El resto prefirieron seguir vestidos, por pudor
Así seguimos entrenando, hasta que otro chico ganó, y le tocó ponerse de diana. Eso sí; ese chico era más vergonzoso y no quiso desnudarse. Se puso vestido de diana. Pero nadie se quejó. Fue muy divertido, hasta yo mejoré mis tiros. Y me dió pena cuando el entrenador silvó y nos mandó ir a los vestuarios a ducharnos. Yo cojí mi ropa y fui con todos. De camino fui hablando con dos compañeros sobre los entrenamientos. Nada más entrar al vestuarios, todos mis nuevos compañeros y compañeras se desnudaron sin vergüenza. Y nos duchamos todos juntos. Así que, al final, yo también les ví desnudos a ellos y ellas. Luego nos vestimos y marchamos. A la salida seguí hablando con mis compañeros, hasta que nos despedimos. Algunos compañeros quisieron agradecer mi ayuda al equipo y se acercaron a besarme y abrazarme; antes de marchar.
Al principio, yo no me atrevía; pero luego fue fascinante y muy divertido.
Un entrenamiento para no olvidar. He vuelto a entrenar más veces, aunque no siempre es tan divertido.
Y decir que yo también mi recompensa, pero la mía fue mejor que un simple caramelo.
Nada más llegar a casa; me tumbé desnudo en el jardín a tomar el sol. Pero mi novio tuvo una idea mejor. Colocarme a cuatro patas, con el culo en pompa y follarme salvajemente sobre el césped; hasta que sentí tanto placer que dejaron de escocerme las nalgas, por los balonazos.