Balón de Oro. Capítulo 4
A un par de pasos de aquí, en la calle Balmes existe una discoteca gay llamada Arena que los miércoles hace una fiesta de la espuma. La gente entra en bañador, baila y se desmelena. Es divertido y solemos ir un par de veces todos los años.
Balón de Oro. Capítulo 4. Fiesta de la espuma.
Roger me mira como esperando que yo responda a la pregunta de Quim. El tiempo, como en una peli mala de acción, parce detenerse y eternizar el incómodo momento en que nos encontramos. Finalmente opto por la única opción razonable. Le pido que se siente y hablemos con claridad. Últimamente doy más charlas que Marge Simpson.
─ Quim, no sé cómo demonios explicarte esto... ─ Roger palidece mientras yo me pongo rojo y me atraganto intentando encontrar las palabras adecuadas. Ante mis dudas Quim se adelanta con su proverbial sencillez.
─ No jodáis con que os habéis liado... ─ Recuperado de la sorpresa logra disimular mejor la poca gracia que le hace la idea.
─ Pues sí, ¿para qué darle más vueltas al tema? hemos follado.
Me siento liberado de una carga al aceptar ante un tercero mis repentinos devaneos homosexuales. Él está aún tratando de asimilar el hecho y trata de aclarase del todo haciéndome las mismas preguntas que me había hecho a mí mismo.
─ Pero ¿no se suponía que tú eras hetero?
─ Sí, hasta yo mismo creía que no me gustaban los tíos pero...
─ ¿Y cuanto tiempo hace que nos tomabais el pelo fingiendo? ─ Más que molesto ésta vez le noto triste. Es Roger quien le responde.
─ No os hemos tomado el pelo en ningún momento. Sucedió por primera vez anoche y evidentemente yo no pensaba explicároslo en el desayuno como un cotilleo más, debía ser Edu quien decidiera explicarlo o no. Y de cualquier manera tu escenita con Guillem tampoco dio tiempo a explicar nada.
En dos frases ha conseguido girar la situación y poner a Quim en el centro de los reproches. Seguro no se ha equivocado de profesión, la abogacía la lleva en las venas.
─ Bah, el idiota de Guillem, ya sabes que apenas le trago desde lo de Ibiza. ─ Decido intervenir y acabar de llevarle a otro tema.
─ ¿Qué os pasó en Ibiza?
─ Que ese idiota humilló a Javi restregándole su origen humilde y haciendo ver como si estuviera conmigo sólo por la pasta, que yo le regalaba muchas cosas. Cosa que sabía que le irrita especialmente. Y tanto se molestó que incluso la tomó conmigo, discutimos y desde entonces apenas me dirige la palabra.
Su cabreo con Guillem es tal que apaga de inmediato su frialdad para con nosotros. Finalmente recoge el portátil que había dejado olvidado a causa de la discusión de la mañana y se marcha.
Han pasado unas cuantas semanas desde entonces, además de Quim también se lo hemos explicado a los demás, se han hartado de reírse de mí. Considerando que ya habría pasado el furor de los buitres que me acechaban Roger y yo hemos vuelto a vivir en Barcelona, cada quien en su casa, aunque me visita constantemente.
A Quim se nota que no le agrada la idea de vernos juntos. Ahora tengo la certeza de que está enamorado de Roger. Sin embargo su relación conmigo no ha empeorado, incluso creo que los lazos de una buena amistad están forjándose entre nosotros. Tenemos muchas cosas en común.
Mi padre me ha felicitado por haber dejado por fin el futbol. Detestaba que, según él, desperdiciara mi inteligencia dándole patadas a una pelotita en vez de concentrarme en mi carrera universitaria. Me ha animado a que inicie mi tesis doctoral, como si no llevase meses pensando en ello.
Con mi madre hemos tenido siempre una relación mucho más cercana y viaja un fin de semana para pasarlo conmigo. La llevo a cenar a un pequeño y exclusivo restaurante que sé que le encanta. Al calor de un vino tinto de la Rioja no tengo ningún problema en explicarle que he tenido sexo con un chico.
─ Yo siempre lo he sabido cariño. Aún que te hayas esforzado en no reconocerlo ni ante ti mismo, tú siempre has sido más sensible que cualquier otro chico de tu edad. De hecho me sorprendió mucho cuando con 14 años descubrimos que te acostabas con tu noviecita de entonces. Lo que me preocupa es que ése chiquillo con el que estás me parece demasiado joven e inmaduro y tú tiendes a ser demasiado enamoradizo, tómatelo con calma ¿de acuerdo? ─ Mi madre siempre tan directa y sincera, soy muy parecido a ella.
─ De acuerdo. Miraré de no encariñarme demasiado.
─ Pero cariño, mira la hora que es, hemos de darnos prisa si queremos llegar al Teatre del Liceu, sabes que hace tiempo que deseo oír a esa soprano que interpreta hoy Carmen.
─ Ya lo ves madre, es el problema de cenar antes de ir a la opera.
─ Es la hora adecuada para cenar, corazón. Nunca me adaptaré a la bárbara costumbre de este país de cenar a media noche. Y acomódate bien la pajarita, que pareces desaliñado.
A veces es tan exageradamente británica que dudo del origen germánico de su familia. Acabamos el fin de semana yendo a ver, el domingo por la mañana, una Trobada de Gegants, no es una snob y también adora las muestras de cultura popular.
El domingo por la noche, después de llevar a mi madre al aeropuerto, Roger se presenta en casa especialmente cariñoso a causa de los dos días extras que no nos hemos visto. Echamos un polvo de los rápidos y quedamos exhaustos en la cama.
─ Edu, este miércoles has de venir con nosotros a la fiesta de la espuma.
─ ¿Pero eso no es para críos? ─ Respondo con desgana
─ Je je je je, en este caso no. Hace hasta gracia que sepas tan poco de estas cosas, novato. ─ Se burla de mí así que me lanzo a la contraofensiva.
─ Suerte que tengo a toda una loquita experta en el mundo del mariconeo para guiarme ─ Noto que me he pasado un par de pueblos y que no le hace ni pizca de gracia, así que le compenso con un par de besos en el cuello.
─ Eres un tramposo, así es imposible enfadarse contigo. Bueno volviendo a la cuestión: A un par de pasos de aquí, en la calle Balmes existe una discoteca gay llamada Arena que los miércoles hace una fiesta de la espuma. La gente entra en bañador, baila y se desmelena. Es divertido y solemos ir un par de veces todos los años. A Quim le encanta y como tenéis los mismos gustos en casi todo, supongo que te lo pasarás bien.
─ No sé si es una buena idea, lo digo por los paparazzi, supongo que saltarían de alegría si me pillan.
─ Buah! lo tenemos todo controlado. Quim vendrá con la moto, entrará en tu garaje y al salir esos tipos solo verán un par de moteros con casco sin tener ni idea de quiénes son y por si acaso daréis un par de vueltas para despistarles.
Así que aquí estoy yendo de paquete en una impresionante Harley de diseño personalizado, mientras Quim conduce como un psicópata por el Carrer Aragó. Estoy convencido que ni el mismísimo Valentino Rossi podría perseguirnos en el zigzagueo entre los coches. Cuando finalmente llegamos, decide hacer una entrada triunfal así que aparca justo al lado de la entrada después de un par de acelerones en vacio haciendo girar a todo mundo de la cola de entrada a vernos. Y no es para menos, amén del escándalo que hemos montado al entrar, un par de morenos de casi metro noventa, cuerpos de gimnasio, guapetes de cara, vestidos con ropa cara y absolutamente desprovistos de pluma en medio de este ambiente resaltamos bastante. Mientras llamo a Roger para saber dónde se encuentra, me doy cuenta que alguien nos saluda desde la fila. Es un chico atractivo, morenito mediterráneo, cabello castaño oscuro, ojos verdes, alto y delgado, que lleva unos gastados pantalones Levi's 501 azul claro y una camiseta amarillo chillón que le sienta bien a su color de piel. El chico desespera de que no acudamos a su encuentro y decide acercarse a nosotros. Genial, aún no entro y ya me han reconocido, tendré que sobornarle un poco para intentar que no pregone a los cuatro vientos que me ha visto.
─ Hola Quim, ¿qué tal? ─ Mi ego se desinfla un poco, pero estoy contento de que no me haya reconocido.
─ Hola Javi, muy bien─ finalmente conozco al famoso ex de Quim, quien está encantado de verle ─ Mira, te presento a mi amigo Hans, Hans éste es Javi ─ habíamos acordado que en público me llamaran por mi primer nombre.
─ Mucho gusto Javi
Le doy la mano pero él tira de mí y me planta dos besos y me suelta al oído:
─ Mucho gusto Edu. ─ Y al separarse me guiña un ojo.
Gillem, Roger, Joan y Jordi aparecen en ese momento. Entramos todos y comenzamos a desnudarnos para quedar en bañador.
─ Muy guapo ese tatoo Hans ─ Comenta Javi que está ubicado mi espalda. Se refiere a un gran escorpión negro, símbolo de mi estado de Durango, que ocupa prácticamente toda mi espalda y que poca gente ha visto. Todos se extrañan al saberlo y me giro para mostrárselo.
─ Pues sí que es chulo ─ Comenta Roger, que tampoco había tenido ocasión de verlo.
─ ¿Tú no lo habías visto ya? ─ Se extraña Joan
─ Je je je, no es precisamente la espalda de Hans lo que suele mirar... ─ responde Guillem con malicia.
Entre chanzas acabamos de quedarnos en bañador, yo llevo uno D&G tipo slip bastante ajustado, y nos embadurnamos en aceite de bebé para evitar, según me han explicado, que se reseque la piel con la espuma. Después de dejar nuestras pertenencias en el guardarropía nos encaminamos finalmente a la pista. Por el camino, aún sin espuma, noto una gran cantidad de miradas lujuriosas puestas en nuestros cuerpos y especialmente en mí. Joan nos guía directamente hasta la barra donde pedimos nuestra primera consumición para entrar en calor. Ya con alcohol en el cuerpo me relajo un poco y observo la fauna que puebla el lugar, un gran número de locas que llevan incluso maquillaje, varios señores mayores y desde luego un buen numero de guiris, inevitables en el estío barcelonés, algunos de ellos con cuerpos que no tienen nada que envidiar al mío.
Ya dentro de la espuma y conforme la sala se va llenando, inician los roces, algunos disimulados con el dorso de la mano y otros que directamente van a saco y te tocan el culo y la polla. Un tipo gordo y desagradablemente peludo magrea mi trasero así que me giro y le fulmino con la mirada logrando que se aleje de nosotros el resto de la velada, de inmediato pillo la matricula de los maduritos sobones que se mantienen alejados de nosotros al ver mi actitud. Javi desaparece pronto y le vemos más tarde subido en la tarima restregándose a un mulato bastante cachas. Guillem, Jordi y Joan marchan también de caza y sólo permanecemos Roger, Quim y yo en la zona con menos espuma. No nos atrevemos a tocar a la gente hasta que Quim coge por la cintura a un niñato rubito, bajito y delgado plantándole un buen morreo. El chavalillo tarda un momento en responder, paralizado por la sorpresa, pero finalmente se cuelga del cuello de mi amigo. Éste le acaricia un rato mientras nosotros le miramos sonrientes y en mi caso sorprendido de que el calladito y serio del grupo se ponga en plan semental. De pronto noto una mano cogiendo la mía y llevándola hasta el culito del peque. Se trata de Quim que me guiña un ojo. El nene tiene un culito duro y redondito, aunque más pequeño que el de mi amante lo encuentro también deseable. Roger comprende lo que pasa bajo la espuma y se une también a la fiesta, así que acabamos magreando ese cuerpecito a seis manos.
La calentura nos invade y acabamos yendo al lavabo, como en los cubículos apenas hay espacio para dos, Quim se encierra con el niñato en uno, mientras Roger y yo entramos al de al lado. Se inclina para comérmela, pero la posición no ayuda mucho. Estoy tremendamente excitado pero toda esa gente haciendo ruido allí fuera me desconcentra. Le arrastro hasta el guardarropía y marchamos apresuradamente. Llegamos a mi casa en un momento, olvidándome por completo de los paparazzi y de cualquier otra cosa. Al entrar enciendo el equipo de música que tiene puesto el CD de las cuatro estaciones de Vivaldi, lo que escuchaba por la tarde. La ropa queda desperdigada camino de la ducha dónde nos deshacemos de la molesta espuma y nos besamos con pasión.
Ya limpitos, secos y de aplicarnos crema por todo el cuerpo, tira de mi hasta el sofá. Me indica que me siente, para dedicarse a comerme el rabo de inmediato. De rodillas a mis pies se la come con ganas durante un rato alternando con mis huevos. Sus manos acarician mis piernas desde el tobillo hasta la cadera, siguiendo el ritmo de la felación. Tira un poco de mis piernas y acabo recostado en el asiento con la cadera en el aire, lo que le da acceso a mis nalgas. Las acaricia mientras lengüetea mis cojones. Sigue el descenso hasta que sus lamidas alcanzan el ano. Tiemblo de gusto y lo nota, así que repite la operación, subiendo hasta comerse el capullo y bajando hasta mi aro. Cuando nota que los lengüetazos dejan de surtir efecto substituye la lengua por uno de sus dedos, al tiempo que reinicia la chupada de rabo. Por supuesto que no soy estúpido y sé a dónde conduce esto, pero lo estoy gozando y no me apetece detenerle. No sé de dónde lo ha sacado, pero pronto noto su dedo lleno de lubricante entrar en mí. Deja de chupármela cuando se da cuenta que estoy cerca del orgasmo, pasando a lamer mis huevos y aprovechando para intentar con un segundo dedo. La molestia de la entrada me aleja del orgasmo, y él continua introduciendo sus dedos hasta el fondo, cierro los ojos e intento relajarme. Finalmente lo consigo y comienzo a disfrutar de la intromisión. Lo nota e inicia el mete y saca aunado a movimientos rotatorios que me dejan completamente abierto. Mis gemidos de placer le hacen saber que estoy listo para el siguiente paso. Su pantalón se encuentra cerca de nosotros y noto como extrae del bolsillo un condón. La idea de ser penetrado no me resulta agradable e intento protestar.
─ Roger... no... ─ pero me acalla con un beso.
Mientras me besa consigue ponerse el condón y sin dejar de besarme apuntala su pene en mi entrada. Con extrema suavidad empuja su cadera hacia mí, introduciendo su glande. Su polla por suerte es bastante delgadita aunque larga, algo más que la mía, y no me causa demasiada molestia. Rompe el beso para mordisquearme el hombro al tiempo que empuja un poco más su mástil dentro mío. Libera un poco la presión y su rabo sale un poco, pero pronto recupera el terreno perdido avanzando un poco más. Repite la operación varias veces hasta conseguir enterrármela por completo. Me sorprende la facilidad con que ha conseguido penetrarme sin causarme daño, solo siento un poco de molestia pero es más mental que física. Me besa de nuevo y comienza el mete y saca. Sus gemidos de placer contra mi boca provocan yo mismo me excite. Respondo con avidez a sus besos y eso le anima más aún sumergiéndonos en un círculo virtuoso de placer compartido. Se separa de mi boca irguiéndose ligeramente permitiendo que nos vemos a los ojos mientras acaricio su cara con una de mis manos y con la otra su abdomen ligeramente definido, más por ausencia de grasa que por exceso de músculo. Su ritmo es lento, suave y continuo y lo acompaña con caricias en mi abdomen y costados. Me parece increíble estar disfrutando el ser penetrado, de la sensación de entrega y vulnerabilidad que no había sentido nunca, del imaginarme la escena de un tipo fortachón y masculino como yo siendo sodomizado por un chavalín delgado rubillo y de apariencia frágil.
Luego de un rato de estar con el ritmo pausado, acelera de a poco buscando aumentar su placer hasta alcanzar una cadencia fuerte y profunda que me hace gemir ostentosamente. Mis manos tiran de sus hombros para acercar nuestras bocas y retomar los besos. Al notar que su orgasmo se acerca, toma mi polla y me hace una rápida paja que acaba con un orgasmo brutal que mancha nuestros pechos con abundante semen. Noto que sale de mi, e irguiéndose del todo se deshace del condón y en escasos movimientos consigue descargar su corrida en mi estomago, derrumbándose a mi lado en el sofá y regalándome unos cuantos besos tiernos en la cabeza.