Balón de Oro. Capítulo 1
Suavemente va bajando hasta mi abdomen, provocando que se me ponga dura como una roca. Al darse cuenta de ello se anima y salta directamente a tocármela por encima del bóxer.
Antes de nada he de aclarar que los personajes principales de esta historia son absolutamente ficticios así como la historia que a continuación os presento. Que el contexto en que se desarrolla intervienen personas reales, pero que evidentemente las acciones que realizan en mi historia son pura ficción, y se desarrolla en el pasado, a ser concretos a finales de la primavera, inicios del verano de 2007.
Balón de Oro.
Capítulo 1 Caballero de brillante armadura.
Mi nombre es Edu, Hans Eduardo Fuentes Bosch si quieren la versión larga, y la vida me sonreía hasta esa noche. Una infancia placida en el seno de una familia de clase media alta. Segundo hijo de un diplomático mexicano de alto rango y una cirujana plástica británica de ascendencia alemana. Mis dotes para el fútbol, que tanto irritaba a mi padre, y pude demostrar en los EE.UU. ganando el gran torneo nacional de high school; me llevaron a una meteórica carrera que comenzó en el Atlas de Guadalajara, pasando por el Aston Villa británico para desembarcar finalmente en el Barcelona y un año después, tras la llegada de Ronaldinho, los primeros grandes títulos de mi carrera, incluyendo increíblemente un Mundial de Selecciones que provocó que ese año me votasen para granar el Balón de Oro.
En el ámbito personal las cosas solían ser siempre bastante fáciles, había encadenado una novia tras otra desde los 14 años, un reducido pero selecto grupo de guapas chicas con las que siempre mantenía noviazgos largos y a quienes solía ser absolutamente fiel. Los únicos escándalos que había llegado a protagonizar se debían a mi habitual mala costumbre de llamar a las cosas por su nombre, y a que nunca me ha importado demasiado lo que los demás piensen de mí.
Pero ahora sí que la he liado parda. Si a mi bonita amiguita sueca, estudiante de Erasmus, no le hubiese apetecido ir a pie desde mi casa en Passeig de Gràcia hasta el restaurante pub mexicano que tanto le gustaba en Vía Laietana no hubiese tropezado con los tres imbéciles que golpeaban a un chico y no hubiese acabado interviniendo. También podrá haber simplemente dado aviso a la policía y seguido mi camino, pero tengo síndrome de caballero de brillante armadura (por algo soy nacido en Gómez Palacio, Durango) y tras encerrar a mi amiguita en un cajero automático arremetí contra los tres imbéciles, contando con el factor sorpresa y mi poderío físico acabé poniendo en fuga a los atacantes uno de ellos con la nariz rota.
La gran sorpresa que tuve, fue que en vez de recibir sólo elogios por mi buena acción, a la directiva del club, con la cual tenía una relación francamente difícil, el incidente le sirvió como pretexto para rescindir mi contrato alegando las clausulas que me prohibían poner en peligro mi integridad física. Hirviendo de indignación monté una rueda de prensa renegando de todos los estamentos del club y del futbol en general y anuncié que no pensaba continuar jugando al futbol profesional.
Y aquí estoy, prejubilado con 27 años y un cabreo de tres pares de narices. He podido contactar con la familia del chaval agredido y han resultado ser miembros de la alta burguesía catalana, y me han ofrecido su residencia de veraneo para que escape de la brunete mediática que asedia mi puerta. Roger Torelló i Rifà es el nombre de el chico, tiene 21años, es estudiante de derecho y fue atacado por los Neonazis por ser gay. Ha decidido acompañarme en mi metafórica Elba en el Alt Empordà en parte por gratitud y en parte porque tampoco le apetece toparse con los reporteros agresivos que buscan ahondar en mi miseria. La verdad es que lo agradezco bastante porque así paso mejor este destierro inmerecido.
Roger es un gran chico, inteligente como pocos, muy extrovertido y con el mismo tipo de humor ácido que tengo últimamente. Tiene un pelín de plumilla, pero eso nunca me ha molestado, siempre he presumido de ser un tío moderno y nada prejuicioso. Incluso he conocido a su grupito de amiguetes del ambiente que suelen veranear por aquí, aún es demasiado pronto para plantar sombrillas pero supongo que vienen a verme como una atracción de feria, y supongo que tengo el aspecto de un tigre enjaulado, al menos así me siento. Con quien he trabado amistad es con Quim, que es el futbolero del grupo y que se alegra enormemente de poder charlar conmigo.
He decidido que me apetece emborracharme de verdad este finde, así que Roger y Quim realizan las compras mientras yo aprovecho que el clima acompaña y preparo una buena barbacoa en el patio. Poco a poco van llegando toda la panda y acabamos cenando y bebiendo entre bromas, principalmente dirigidas a mí, acabando por preguntarme cuantos tíos me habían tirado los tejos en los vestuarios de futbol. Me hago el escandalizado para acabar confesando que han sido varios. Evidentemente mi resistencia al alcohol es bastante inferior a la de estos chavales acostumbrados a consumirlo en grandes cantidades con regularidad mientras que yo solía consumir muy poco por razones obvias. Finalmente acabo con una taja de campeonato. El pobre Quim, el único capaz de aguantar mi peso, suda la gota gorda para conseguir subirme casi a rastras por la escalera. Es lo último que recuerdo.
Despierto con la madre de todas las resacas, y con una erección matutina que mi pequeño slip de algodón contiene a duras penas, la abstinencia de estos días supongo. Al moverme para levantarme caigo en la cuenta que hay un cuerpo cálido justo a mi lado. ¡Roger está en mi cama! ¡Ha dormido conmigo! Me pongo en pie de un respingo, cosa que le despierta.
─ Bueno, por lo menos estas vivo ─ dice desperezándose
─ ¿Has dormido conmigo? ─ Intento hacer que mi voz suene normal pero se me escapa un tono bastante agudo. Lo nota y le divierte, el muy desgraciado.
─ Si, pero no te he violado durante la noche, el olor a vomito no suele ponerme cachondo sabes... además bastante tenía con mantenerme despierto y evitar que te ahogases en tu inconsciencia; le paso al primo de un conocido y no la contó.
─ Así que me estoy comportando como un imbécil para variar...
─ Si, un poco, pero como eres un imbécil tan sexy se te perdona. ─ me suelta con una sonrisa malévola y apunta a mi entrepierna.
Justo entonces recuerdo que estoy con una buena carpa en mis slips, salgo corriendo al lavabo a mear y esperar que a mi vecino de abajo se le dé la gana de volver a su tamaño normal. Cosa que tarda más de lo habitual, así que decido darme una buena ducha. Me pasa por la cabeza que pueda deberse al hecho de tocar la piel desnuda de mi amigo, pero lo descarto, a mí siempre me han gustado las tías.
─ ¿Te estás tocando guarrete? ─ Se ha colado en la ducha y se pone a mear, le veo difuminado a través de la mampara llena de gotas ─ ¿Te ha puesto cachondo dormir conmigo?
─ Tu estás flipando chaval, lo que pasa es que hace muchos días que no mojo y estoy un poquito malo.
─ Bueno, eso tiene solución, vente con nosotros esta noche de marcha; seguro te conseguimos alguna guarrilla.
─ Ja ja ja ja ¿tú de qué vas?... conseguirme dice, como si no pudiese yo solito. Solo falta que encuentre alguna que me guste y lo demás es coser y cantar.
─ Venga ya hombre, que por lo que sé eres más moñas que yo. Si siempre has tenido novias y presumes de ser fiel, lo de ligues de una noche no es tu fuerte.
─ Es que yo no necesito ligar, se me tiran encima.
─ Je je je, que chulito me has salido. Y sé perfectamente de que me hablas, que estoy bien cotizado también, que tengo mis encantos ─ dándose una palmadita en su culito respingón.
Le echo del lavabo entre risas. Bajo a desayunar y me encuentro toda la algarabía de un grupito de chavalines plumitas suelen montar. Ligeramente apartado, casi imperceptiblemente serio, Quim devora en silencio su tazón de cereales. Siempre me parece como fuera de lugar, casi más que yo, en su grupo. Tengo entendido que es amigo de la infancia de Roger y que rara vez intenta ligar con nadie y solo le han conocido una relación más o menos seria con un chico del extrarradio que según Guillem solo salía con el por la pasta, ya que es el único heredero de la segunda familia mas adinerada de Barcelona.
Me siento a su lado y elijo una manzana y un par de kiwis por desayuno. Intento mantenerme también al margen de la conversación pero es él precisamente quien decide no permitirme estar en silencio.
─ ¿Has dormido bien borrachín? ─ Dice con una sonrisa desmentida por sus ojos serios.
─ Así, así. Y gracias a ti que me subiste, y a Roger que me cuidó. Porque estaba muerto, jamás en mi vida había pillado una cogorza tan monumental. No pienso volver a beber en mi vida. ─ Digo poniendo mi cara más teatral.
─ Eso vamos a verlo esta noche, que nos vamos a Lloret de fiestaaaa. ─ Dice levantando los brazos y sonriendo esta vez de manera absoluta, este chico tiene muchos números para ser bipolar.
─ Me parece genial que os vayáis de marcha, pero yo paso, no tengo ganas de que la gente me reconozca y acabe la noche huyendo de las preguntas indiscretas.
─ Nada, nada, lo tenemos todo controlado ─ me interrumpe Guillem ─ Te llevaremos a una disco gay de Lloret, las mariquitas esas no tienen ni puta idea de futbol y no te reconocerán, tu cara seguro les suena pero si preguntan les diremos que eres modelo, que en el fondo es verdad, y santas pascuas.
Pese a mis reticencias finalmente han conseguido arrastrame hasta aquí. No me lo estoy Pasando mal, pero de ligar nada de nada. Las chicas que hay, que no son muchas, o son lesbianas o no me gustan o pasan de ligar con tíos, supongo por eso habrán elegido una disco gay.
Mientras el grupillo se desmelena bailando Quim y yo nos hemos quedado sentados con sendos cubatas y riendo de las pintas que suele llevar alguna gente. Finalmente hemos cogido un buen pedo y perdiendo la vergüenza nos hemos incorporado al baile en grupo de la pandilla.
Al llegar a casa me ha tocado esta vez a mi ser quien cargue con Quim que se nos ha dormido en el camino de regreso. Roger me ayuda a desnudarle y meterle en su cama. Como tiene la costumbre de dormir en posición fetal, cosa que su mejor amigo conoce a la perfección, no existe ningún peligro que se nos ahogue si vomita dormido, además que le vemos dormir muy cómodamente.
Decido darme una ducha para mirar de bajarme un poco la borrachera. Estoy secándome cuando entra Roger al cuarto de baño.
─ Este guarro del Guillem me ha echado de mi propia habitación porque se va a enrollar con su noviete así que vamos a volver a dormir juntos ─ De estar sobrio le hubiese enviado al sofá o me hubiese ido yo mismo, pero mi nublada mente da por bueno su argumento.
Me estiro en la cama vestido solamente con un bóxer suelto, boca arriba como acostumbro, conecto el reproductor de música y pongo un disco de Pavarotti, mi costumbre para relajarme y dormir. El Nessun Dorma suena cuando siento una mano acariciar mi pecho, sé evidentemente de quien se trata, pero estoy tan caliente que no me importa en absoluto. Suavemente va bajando hasta mi abdomen, provocando que se me ponga dura como una roca. Al darse cuenta de ello se anima y salta directamente a tocármela por encima del bóxer. Levanto el brazo de ese lado para facilitarle el acceso a mi cuerpo, se acerca y apoya su cabeza en mi hombro, siento su respiración en mi cuello. Sigue tocándomela a través de la tela de mis interiores, deseo que siga y me la coja directamente, pero no parece tener prisa en hacerlo. Para animarle, bajo mi brazo de mi cabeza hasta su espalda abrazándole y dejándole claro que me gusta lo que está haciendo. Él entiende el mensaje y ya con más confianza comienza a darme pequeños besos en el cuello al tiempo que por fin se deshace de mis interiores y toca directamente mi polla con su mano. Lo hace con suavidad, recorriéndola de arriba abajo subiéndome y bajándome la piel. Llega hasta mis huevos y los acaricia con suavidad y ternura. Su pierna se apoya ligeramente en la mía y siento su pene también durísimo cubierto por su slip rozar la piel de mi cadera, dejando patente que quien me toca no es precisamente una chica. No me molesta en absoluto, sorprendentemente, incluso me da un pelín más de morbo.
Los bóxers en mis piernas a medio bajar me incomodan y comienzo a sacármelos, al darse cuenta se incorpora y acaba la labor por mí, sólo que al volver a tumbarse su cabeza acaba en mi pecho. Lo lame por entero, y en un instante se apodera de mis pezones, lamiendo uno y toqueteando el otro con un dedo. Mi brazo izquierdo se aprieta en su espalda mientras con la mano derecha acaricio su pierna que ya se encuentra encima de mi por completo. Inicia un exasperantemente lento descenso por mi abdomen, besando y mordiendo hasta que sin poder contenerme empujo, suave pero firme, su cabeza hasta mi entrepierna. Se la come toda, lentamente y hasta el fondo. Por dios, estoy a punto de correrme y apenas ha comenzado, me estremezco de pies a cabeza y al notarlo emite un pequeño gruñido. La saca poco a poco hasta afuera del todo, para pasarme la lengua por el frenillo, mis temblores continúan y como esta vez no la tiene hasta el fondo, mira hacia mi cara y sonríe. Se la vuelve a comer hasta el fondo, un poco más rápido que antes, e inicia un mete y saca que me descontrola absolutamente. Tiro mi cabeza hacia atrás y mis manos tiran de la almohada, casi rompiéndola. Unas cuantas veces más y acabo corriéndome, intento separarle para hacerlo fuera pero aparta mi mano y recibe toda mi descarga en su boca, tragándose casi todo.
Se tumba a mi lado boca arriba y deshaciéndose de su slip, comienza una paja frenética. Siento que le debo alguna clase de compensación por el placer recibido, apenas atino a acariciar su vientre cuando se corre manchando mi mano con su semen. La relajación post orgásmica y las bellas notas de Caruso me llevan sutilmente hasta un plácido sueño.