Bakalas en pandilla 6: Polvazo al salir de clase

Mientras Dani aun estaba reponiéndose de la sensacional follada que le metió su primo Nacho, su amigo Nano, gimnasta, le seduce en clase para darle otra cogida alucinante.

Bakalas en Pandilla(VI)Polvazo al salir de clase

Mientras Dani aun estaba reponiéndose de la sensacional follada que le metió su primo Nacho, su amigo Nano, gimnasta, le seduce en clase para darle otra cogida alucinante.

DANI:

El polvazo con mi primo Nacho había sido algo muy fuerte. Cuanto más pensaba en lo que había pasado más y más alucinado estaba. Al llegar a mi casa me encerré en mi cuarto y no salí ni para cenar. En un par de días, apenas pude probar bocado, confuso y perdido.

Me repetía mil veces que yo no había accedido a nada, que todo fue cosa de aquel puto bakala madridista, pero no soy muy bueno mintiéndome a mi mismo. Joder, no es que le hubiera dejado de haber podido impedírselo, pero eso no quitaba para que tuviera que reconocerlo: me lo había pasado como nunca. Hasta entonces me había tirado a un par de tías, pero aquello no podía ni compararse con la sensacional follada que me había metido Nacho.

Al tercer día dormí como un tronco, y a partir del cuarto no dejaba de soñaba con él todas las noches, para levantarme por las mañanas en tienda de campaña.

Que hijo de la gran puta, menuda manera de follar tenia el chaval. En clase no daba pie con bola. Se me iba la cabeza al recordar su tremendo cuerpazo en acción, la dureza de aquella gigantesca musculatura. El tenue olor de su piel. El tacto aterciopelado de su pollon. Su sabor.

Sin duda, aquello era lo que mas me jodia. Le había chupado la polla a mi primo. Se la había mamado. Increíble. Me estremeci en medio de clase al acordarme de aquel trancazo en plena gloria.

Y luego di que no se había comportado como un pedazo de cabron. Todo quemado por el palizon que les metimos en el partido, va y me acorrala en los vestuarios "para enseñarme un poco de respeto", que decía él. Me había manejado como un muñeco, pasándose cantidad, abusando de mala manera de su inmenso tamaño. Y luego follandome como un animal en celo.

-¿Te pasa algo, Dani?- pregunto Nano a mi lado. Me apretó el hombro para ver si estaba bien. Le mentí, claro, diciéndole que no me pasaba nada, y le sonreí. El me devolvió la sonrisa y siguió tomando apuntes. Menos mal. Si no llega a ser por el y mi amigo Bruno, las hubiera pasado putas para enterarme de nada de lo que nos explicaban.

Por si no lo sabeis, Nano es un chavalote solo un poco mayor que mi primo. El año pasado iban juntos a clase, pero al contrario que él, Nano saca buenas notas y entro este año en la universidad. Es muy simpático y le ayudo en lo que puedo. Coincidimos en algunas clases (las hueso, las que llevo arrastrando desde que comencé la carrera), y se sienta siempre conmigo. Y yo con el. Me cae muy bien.

Físicamente es algo mas alto que yo, pero con una musculatura de gimnasta fenomenal. Se había comenzado a poner camisetas de licra, que se pegaban a su ancha espalda, y al pecho, como la malla de un super heroe. Las mangas muy cortas, para lucir bien sus torneados bíceps, como dos o tres veces los míos. También es bastante guapo, con carita de crió y pelo negro. Concentrado en tomar los apuntes, me pareció todo un bonbonazo.

Me turbe un poco y trate de volver a prestar atención a la profesora, pero los ojos se me iban todo el rato de vuelta a mi compañero. La manera en que flexionaba los músculos al escribir, como se marcaban los pezones en la camiseta, los oscuros mechones engominados de su cabello... El corazón empezó a latirme cada vez mas deprisa., y notaba que me empezaba a empalmarme. Menos mal que estaba sentado y no podía notar que me la estaba poniendo dura.

Al acabar la hora, aprovechando que todo el mundo salía fuera a fumar un cigarrillo o beber agua, me quede prácticamente a solas con el. Tuve que tragar saliva varias veces antes de proba a charlar con él. Podría decir que no sabia que me estaba pasando, pero coincidiréis conmigo en que tan nadie puede ser tan gilipollas a estas alturas.

Nano seguía escribiendo. Por cierto, lo de Nano es un diminutivo valenciano de enano. Como os digo, era un poco mas alto que yo, pero si lo vierais al lado del gigantón de mi primo y sus colegas, no os extrañaría que le llamen así. También es un apodo de Fernando, que es como se llama realmente.

-¿Que haces?- me extrañe- ¿por qué sigues escribiendo?.

-Te estoy copiando los apuntes- me respondió, distrayéndose lo justo para dedicarme una preciosa sonrisa- así después no hace falta que te los tengas que llevar.

-No hace falta, colega- me abrume tontamente por ser tan bueno conmigo.

-Tranquilo. Hoy no ha dicho mucho. - Me tranquilizo en tono amable- Y como te veo un poco distraído...- si al menos solo fuera un poco.

No sabia que decir, así que me calle y le mire mientras me pasaba los apuntes. A cada minuto lo encontraba mas atractivo, como si todos aquellos años en que le conocía nunca me hubiera fijado realmente en él. Me acerque un poco en el banco, hasta rozar sus muslos. Iba con un pantalón de chándal, también de licra o algo parecido, de un blanco deslumbrante. Yo iba con unos náuticos de color claro, y notaba el suave tejido frotando mi espinilla.

No soportaba estar en silencio, así que probaba a sacar temas, pero el apenas me respondía, concentrado en escribir. Además, cada vez que empezaba a hablarle de algo, me parecía que estaba diciéndole tonterías, como el buen día que hacia o lo mal que había jugado el Madrid la semana pasada. Y todo el tiempo, los trabajados músculos de sus brazos no paraban de moverse al escribir.

Cada vez mas acalorado, me abrí los botones del polo y me arremangue las mangas, dejando a la vista la piel suave y clara de mis antebrazos. Me pareció notar que me miraba de refilón al pasarme la mano por el pecho y el estomago para alisar la ropa. Me mire hacia abajo. La tela fina y oscura de mi polo se ceñía mas de lo que me esperaba a mi estrecha cintura, haciendo palpable las abdominales que tanto me había currado en el gimnasio de mi casa.

Me aparte un poco, repentinamente asustado de mis sentimientos y de sus atenciones. Me lanzó una miradita cortada y siguió escribiendo, con las mejillas algo coloradas. Apurado, le dije alguna chorrada para salir del paso. Luego me calle y le observe trabajar en silencio.

Al acabar la primera hoja, me la paso y yo le di las gracias en voz baja, todavía un poco colorado. Me sonrió tímidamente y se volvió para sacar otro folio de su mochila. Entonces recordó que ya no le quedaban, y me pidió si podía pillar unos de los míos, cosa que por supuesto le di permiso. Entonces, al alargar los brazos sobre mi parte de la mesa para cogerlos, tuve una visión de primer plano de sus sensacionales músculos estirándose y contrayéndose luego al acércalos a su lado. No me pude contener por mas tiempo y le puse la mano sobre ellos.

-Joder, que fuerte estas, tío- confesé mientras acariciaba la suave piel de los bíceps de su brazo derecho- cualquiera hace un pulso contigo.

Nano se quedo petrificado, mirando mi mano apretar y moverse sobre sus endurecidos músculos. Miro enrededor, pero nos habíamos quedado a solas. Trato de sonreírme con chulería para ocultar su turbación, aunque tuvo que intentarlo un par de veces y tragar saliva.

-No es para tanto, Dani- pero al mismo tiempo levanto el brazo para doblarlo. Cerrando el puño y haciendo fuerza, su musculatura se marco a tope, luciéndose para mi. – ¿No ves?, toca si quieres.

No dude en aceptar su oferta, apretándolos con admiración, afirmando que de eso nada, que menudos músculos tenia y que ya quisiera yo parecerme a él. Sonrió de oreja a oreja, como un niño al que los reyes le traen su regalo favorito, disfrutando una barbaridad.

Después de un rato de fardarme, bajo el brazo y le solté. Me dijo que no tenía ganas de seguir en clase, y que si podía acercarle a casa. De repente me di cuenta de que seguramente me había pasado un huevo, y que, a juzgar por la manera en que movía las piernas para disimular una erección, probablemente le había calentado mogollón. Pero lo que mas me sorprendió fue sin duda que acepte enseguida, recogiendo nuestras cosas. Se colgó la mochila al hombro, luciendo músculo al mantenerla sujeta de cerca, y extendió el brazo izquierdo, invitándome a pasar delante. Cuando empecé a caminar hacia la puerta, aprovecho para sobarme el trasero por sorpresa, aferrándolo con fuerza. Di un brinco y me gire, rojo. El sonreía con su carita de niño pillo y me pidió perdón, pero que con el culo que tenia no se había logrado contener.

Yo fingí reírle la broma, pero mientras íbamos hacia mi coche, podía notar que los dos estábamos muy excitados.

NANO:

Ya os dije que Dani me gustaba un monton. Al comenzar las clases, estaba muy nervioso. No sabia ni que iba ha hacer alli. Menos mal que Alex, el hermano mayor de mi amigo Robert, me aconsejo. Santi, otro de mis colegas, también había aprobado, y entre los dos convencimos a Alex para que hablara con sus amigos, que habian cogido las carreras que queríamos

.

Dani y Bruno, pero sobretodo Dani, se ofrecieron a llevarnos a verla y ver de que iba todo aquello. Poco a poco empezamos a salir con ellos en vez de con nuestros colegas de toda la vida, Nacho, Luis, Fran, porque son muy marrulleros y no paran de juega en juerga. A Santi y a mi nos gustaba mas bailar y no beber tanto. En lo que si que coincido con ellos es en mi pasion por hacer deporte.

Me encanta el futbol, aunque también voy al gimnasio y hago un poco de gimnasia. De pequeño mis padres intentaron apuntarme, pero al final lo deje. Como recuerdo, tengo a mi edad una espalda de cuidado. Soy un poco bajito, de manera que para mi ponerme fuerte era cuestion de honor, para compensar.

Encima, mis compañeros de equipo son todos altos. Alex, Santi, Marc…, incluso Jaime es mas alto que yo. Somos amigos del barrio (bueno, menos Jaime, que es de pueblo). A lo mejor os preguntáis porque no juego al fútbol mas normalmente con mis amigos de mi edad. Pues porque son unos paquetes. Si, aunque algunos estén tan musculosos como Nacho y del tamaño de un toro, como por ejemplo Fran, que es un tio grandísimo, juegan de pena. No tienen paciencia. Lo suyo son los deportes de lucha, como el taeqwondo.

Es un ironía, porque después juegan al PCfutbol de puta madre, y son muy forofo; Fran del Atletico y los demás del Real Madrid.

En cuanto a Dani, esta como quiere. Es mas bajo que yo, y eso por si solo ya me pone bastante. Además es muy guapo, con cara de chico bueno y tímido.

En fin, vayamos al grano. Poco a poco empezamos a salir todos juntos. Eso me gusto mucho. Ademas, ese año estaba yendo todo muy bien. Me subía a las clases con Dani, que vive cerca de mi casa. Tenemos la misma carrera. Incluso compartimos dos clases. Claro, es porque son dos huesos que Dani lleva cateando desde que comenzó la carrera. Eso no me hacia gracia.

Para agradecerle lo que hacia por mi, le guardaba el sitio en clase. Con el y Bruno era muy diferente. Por primera vez, al caminar a su lado, me sentía alto, fuerte.

Pero había algo más. Cuando estaba cerca de Dani, cuando le veía sonreír y el escuchaba reír, una calida sensación se extendía dentro de mi cuerpo. Jamás había sentido algo así por nadie. Era un oleaje que no paraba de crecer en mi interior

.

Pero de todo esto ya hemos hablado.

Desde hacia unas semanas, Mi colega Luis y yo nos acostábamos junto de tanto en tanto. Follar con el es sensacional. Todo había sido perfecto. Y solo sexo entre amigos. Mientras, estaba cada vez mas atraído por Dani.

La semana después del partido, donde ayude a Dani y sus amigos a meterles una goleada de escándalo a mis antiguos compañeros de clase, lo note ausente. Estaba todo el día en las nubes, y no prestaba la menor atención en clase. Al empezar el descanso, me puse a hacerle una copia para que pudiera seguir con lo suyo. Cuando se lo explique, me dio las gracias y yo me sentí muy feliz. Se lo cursi que suena, pero así era como me sentía.

Se arremango la camiseta y no pude evitar

comérmelo con los ojos .Iba otra vez con ese pantalón blanco, un náutico, que al estar sentado le tiraba y dejaba ver el tobillo y su lampiña pantorrilla. Tenia la correa pasada, ciñéndolo a su pequeña cintura. El polo oscuro se le pegaba al estomago y el pecho, marcando sus tetillas. Por arriba, también le marcaba perfectamente los hombros y los brazos, con la tela arremangada hasta el codo. Se ha pegado una buena currada en el gimnasio y le gusta lucir el cuerpazo que ha conseguido, pero con clase. Yo me sentía un poco paleto con la camiseta de licra pegada al mío, como si fuera un bakala del montón.

Me sorprendió admirando su fibrado cuerpo y me volví bruscamente de vuelta a la faena, algo colorado. Mientras, me hablaba todo el tiempo, intentando darme conversación. Yo no sabia muy bien que contestarle, porque no soy tan listo como el, que me saca un par de años o más y es muy maduro. Con los compañeros habla de temas importantes, y yo me siento un poco cohibido, aunque intenta evitarlo hablándome de temas fáciles, como el fútbol o el tiempo.

Me quede sin folios y le pedí unos pocos. Me dio permiso y se reclino un poco en el banco que compartíamos en clase para que llegara mejor. Me entretuve un instante con su jeta fenomenal y me gire otra vez para continuar. Y entonces ocurrió.

Sin advertencia previa, se apoyo en la mesa y me cogio del brazo antes de que empezara a escribir otra vez. El tacto de su mano sobre mi piel me erizo el vello de la nuca y me dejo paralizado. Me dijo que tenia unos músculos de miedo, y que me tenia envidia. Tuve que separar las piernas para que no notara el calenton que me provoco.

Intente estar a la altura, hablándole con seguridad y con toda la calma que pude reunir. Levante el brazo y lo doble, para que viera lo grandes y duros que son mis bíceps. Seguro de si, no dudo en acercarse más a mi para palparlos con sus suaves manitas. Tan cerca podía oler perfectamente su colonia, porque al contrario que Bruno, el se pone una cosa normal. Su cabello, entre rubio y castaño, rozó mi cara, haciendo que me estremeciera. Sus muslos se frotaron con los míos, y apenas logre contenerme para no lanzarme encima y comérmelo a besos.

En sus ojos vi autentica admiración, y agradecí de corazón los años de esfuerzo y disciplina como gimnasta, aunque al final lo dejara correr para acabar el bachillerato e ir a la universidad. Tuve la loca idea de que podía estar interesado en mi, y decidí lanzarme. Me levante y le dije que ya no tenia ganas de estudiar mas- no tenia la sangre en la cabeza precisamente- y que me iba a casa. Le pedí que se viniera conmigo y acepto.

El corazón me latía desbocado, loco de alegría. Me hice a un lado y le invite a ir delante. Cuando paso ante mi no pude contenerme y le di un buen agarron a su duro culo.

Me acerco hasta mi bungaló en su coche, aparcando en la entrada, junto a un parque que hay a la izquierda. Al entrar, y a pesar de su desconfianza, hice que fuera delante para disfrutar de la visión del traserito que tanto me molaba, y a duras penas logre resistirme a darle un buen par de cachetes. Me contente con abrazarle los hombros y conducirle adentro. Dejamos las cosas encima de la mesa, nos descalzamos las chancletas y le busque un buen sitio en el sofá y un refresco en la nevera. Me deje caer a su lado, con el brazo junto a su cabeza y brindamos chocando las botellas.

Levantó su bebida y le dio un buen trago. Al levantar el brazo y sentarse de cualquier manera, el polo se le había subido hacia arriba, y yo me quedé mirando sus abdominales y sus brazos ahora con todo detalle. También su cara y su garganta mientras tragaba. Baje los ojos y me fije en sus atléticas piernas, rozando las mías en mi chándal. Sentí unas ganas terribles de palparle todos sus músculos, y de sobarle el paquete. Sentía ganas de calentarlo. Por lo visto me empalmé considerablemente, y él que se dio cuenta.

Claro, eso lo dejo cortado. Un colega te invita a su casa y se excita nada mas verte darle un sorbo a una fanta. Se aparto como si se hubiera quemado. Claro que yo me notaba ardiendo, así que vete tu a saber. Me miro de reojo, y yo trate de disimular y de que no pasaba nada, bebiéndome por fin mi botella.

Me acorde entonces que la ultima vez que vino se había dejado olvidada una camiseta, Sonrió y me pregunto si podía cambiarse para estar mas cómodo. La camiseta que Dani se embutió era negra como su polo y muy ceñida en las mangas. Pero muy ceñida. Cada vez que movía los brazos, se le marcaban unos músculos la mar de interesantes. También unos hombros delgados y un pecho fibrado, cubriendo una cintura delgada y un estomago plano. Me confeso que la camiseta tenia ya un par de años y que ahora, después de hacer tanto ejercicio, le venia un poco justa.

A mi me puso a mil, aunque intente disimular.

Disfrutaba hablando con él. Dani es un tio inteligente y despierto, un buen colega con el que puedo hablar de todo. Al moverme mi camiseta de licra se me pegara a mi musculoso torso.

Mi

espalda es muy ancha, típico de los gimnasta , y mi pelo engominaba me cuesta un huevo de preparar ante el espejo. Notaba que de tanto en tanto Dani parecía mirarme algo distraído mientras hablábamos.

La consola, la Play 2 estaba conectada a la tele, y comenzamos a jugar. Al colocarse a mi lado, me roce con él, y aproveche para rodearle con un brazo los hombros acercándome aun mas a él.

Dani se movió, nervioso, pero no rehuyo mi abrazo. Animado al ver que no me esquivaba, fui pegándome poco a poco durante la partida. Para hablarle, me acercaba a su rostro, haciéndole notar mi cálido aliento en la mejilla. Al pasar de nivel, le coloque mi mano en el muslo, duro y fibrado, y lo apreté mientras le felicitaba. Me aproveche de su situación para acariciar como si nada sus brazos musculosos, flexionados y solo cubiertos en la parte más alta por las ceñidas mangas de la camiseta.

-Te toca- me interrumpió pasándome el mando. Nos miramos fijamente. Note que la mano le temblaba un poco y que estaba azorado. Con una sonrisa, le cogi el mando y le di un tierno besito en la mejilla. Eso lo apuro un poco más, pero si quería conseguir algo tenia que arriesgarme. Aparte el brazo y continué el juego, a la expectativa de su reacción. Yo le había sobado bastante. Tenia la esperanza de que el hiciera lo mismo.

Al principio, como Dani estaba nervioso, no hablo demasiado, pero no paro de mirarme. Yo estaba inclinado hacia delante, estirando las juntas de la camiseta, con los codos sobre las rodillas mientras utilizaba el mando de la consola. Mis músculos estaban en tensión, fardando a tope de mi físico. Repartía la atención entre la tele y él, volviéndome para mirarle mientras le hablaba cada dos por tres.

Se levanto un momento para agarrar otro refresco y al sentarse aproveche para correrme hacia el y arrinconarlo contra el borde del sillón. Pegado a mi cuerpo, notándose aprisionado contra él, Dani levanto el brazo para pasármelo sobre los anchos hombros, pero no se atrevió en el ultimo momento. Me percate, emocionado, aunque fingí y continué como si tal cosa. Poco después, con un titubeo inicial Dani termino por colocar su mano sobre el hombro más cercano, y unos minutos mas tarde, tras una jugada de las buenas, y chocar las manos con el, no dudo en deslizarme el brazo por la amplia espalda hasta llegar al otro hombro, frotándome sobre la suave licra, muy animado. De reojo, vi como me miraba el brazo, que extendido, macaba el considerable tamaño de mis bíceps. Me los apretó, comentando lo duro que estaba y como debía de tirarle horas a las pesas.

-Te ha tenido que costar un montón tener este cuerpo- me dijo, acariciándome la musculosa espalda- no quiero ni pensarlo- se centro entonces en mi fenomenal estomago- pero es que no es solo una parte. Tio, estas cachas de verdad- mi polla dio un brinco en mis pantalones de chándal al notar su mano levantándome la camiseta para palparme las abomínales – ¿Y sabes muchos ejercicios?

-Todavía salto bien, y estoy acostumbrado a las anillas.

-Las anillas tío, con lo que joden- sin base cuenta, seguía acariciando arriba y abajo mi estomago, deslizando sus suaves deditos por todo el relieve de mis de mi torax- y lo de hacer flexiones en lo alto- asentí y silbo admirado- tiene que dar miedo verte currar en el gimnasio.

Me recline ligeramente pausando el juego, alargando la mano contraria para agradecérselo con una afectuosa caricia en su mandíbula.

-Pues tu tampoco estas nada mal, Dani- mire significativamente los firmes músculos que se veían en las cortas mangas de su camiseta y los acaricie como antes había hecho con los mios. Dani sonrío halagado y sin pretenderlo, cruzamos las miradas. Nos quedamos trabados. Sus preciosos ojos me lo decían todo. Aparto la cabeza, pero le cogi suavemente de la barbilla y volví su carita hacia mi. Me miro con los ojos claros muy abiertos. Mi corazón retumbaba en mis oídos.

-Nano…- intento empezar. Acaricie su mejilla con el pulgar, aun con el mando en la otra mano. Le miraba intensamente, sin pestañear, grabando sus tiernos rasgos en mi retina. Incapaz de soportarlo, Dani bajo los ojos. Entonces me incline y le bese junto a la boca. Suspiro entrecortado. Le di otro besito al otro lado, y sobre la barbilla. Después, por fin, cerre los ojos y le bese en los labios. Deje caer el mando y le tome la cara con mis manos.

Al principio no respondía a mis besos. Tome su boca entre mis dientes, probando a mezclar mi lengua con sus finos labios. Mi nariz se frotaba tiernamente contra su suave rostro, y yo seguia jugando a solas. Baje mis manos hasta su cuello, masajeando su garganta con los pulgares, mesando su cabello mas próximo.

Y finalmente, su reticencia se quebró. Sus labios contestaron a los míos, y nos besamos con ternura. Puso sus manos sobre mis hombros y fuimos acompasando nuestros besos. Mi lengua acabo traspasando la línea de sus dientes, internándose en terreno desconocido.

Algunos besos después nos soltamos y se levanto del sofá, cogiéndome de la mano, tirando de mi para que me levantara también, quedándome frente a él. Dani me volvió a besar y luego, bajando la vista comenzó a acariciarme el pecho. Me saque la camiseta y la tire a un rincón. Al ver mi musculoso torso desnudo, se sonrojo, tragando saliva. Le cogi de las manos y las acerque para que me tocara. Su roce hizo que me estremeciera mientras Dani tragaba saliva otra vez. Estire los hombros hacia atrás para que tuviera una mejor visión.

-Pero que rebueno estas, joder- susurro sobrecogido. Su franca admiración me desbordo de emoción, y le agarre entre mis manos.

Frote la tersa y pálida mejilla de Dani y le di varios besos en la cara. Luego le cogi del cuello abierto y comencé a quitarle la camiseta. Sus hombros eran lechosos y moderadamente grandes; desde ellos bajaba una espalda cuadrada y musculosa. Lo deje a medio camino, cuando se la había bajado hasta algo mas debajo de los codos, besuqueándole el tierno cuello, moviéndole la cabeza. Le cogi de los codos, y buscando su boca nos empezamos a besar en serio, cada vez con mas pasión. El cuerpazo de Dani estaba fresco bajo mis manos, y unido a su blancura y suavidad, y sobretodo a lo firme y duro que estaba, me pareció que moldeaba la escultura de un dios griego, Apolo o algun otro de aquellos buenazos. Mis dedos lo acariciaron, un cuerpo atlético y duro, sin gramo de grasa, pero también suave y de formas definidas.

En medio de mis besos, Dani aparto el rostro y comenzó a retroceder. Yo, que ya estaba pero que muy entonado, seguí besándole, tomándolo de los hombros y el cuello, inclinándome mas, pero Dani siguió retrocediendo. Apoyo las manos en mi musculoso pecho para intentar apartase.

-De-dddéjalo Nano. C-ccc- creo que tengo que irme- me incline, y trate de continuar con los besos, pero Dani volvió apartarme de él una vez mas - Venga, se me va ha hacer tarde y mis padres se preocuparan- yo le besaba por el cuello y trataba retenerlo con mas fuerza- lo siento, lo siento de verdad, pero yo....no se si estoy preparado y… – le calle con un beso.

Al despegar mis labios de los suyos, mire para abajo, a su fibrado torso. Empecé a bajar por el, entre besos y caricias. Gimiendo de gusto y culpabilidad, respiraba con agitación, asustado y excitado. Al llegar a sus perfectas abdominales, le tome de la cintura y le desabroche sus pantalones claros.

J-jjj-joder- tartamudeo. Llevaba debajo unos boxers de Punto Blanco, de color oscuro. Le quedaban como un guante, dejando a las claras el calenton de su entrepierna. Deslice mis manos por sus caderas, hasta sumergirlas en busca de su culo de primera. Le sobe con ganas, apretando sus duras nalgas en mis palmas abiertas.

Descendí por sus musculosos muslos de futbolista, haciendo caer conmigo a sus náuticos. Sus rodillas temblaban, su piel delicada incendiándose a mi paso. Dani, excitadísimo, me frotaba la espalda y los anchos hombros, incapaz de apartarse pero todavía reticente a entregarse sin luchar un poco mas.

Lo cargue sin previo aviso sobre mi espalda, acabando de deshacerme de su pantalón y subí con el a cuestas hasta mi habitación. Trato de soltarse, aporreandome, pero sin autentica decisión. Lo deje caer sobre mi cama y cerré la puerta a mi espalda.

Aturdido por la pugna interna que mantenía entre sus sentimientos y el pudor, apenas era capaz de reaccionar ante la situación. Se apoyo con los codos y su musculoso estomago se vio alucinantemente sexy. Yo me quede un instante ante el, maravillado.

-H-hh-he soñado tantas veces con esto, Dani- le confesé, respirando a duras penas- me la he cascado un millon de veces pensando en ti. Imaginando que estabas exactamente donde estas ahora, a punto de follarte- tuve que tragar saliva a mares, porque la boca se me estaba haciendo agua- sabia que estabas bueno, pero estas mil veces mejor de lo que me esperaba.

Me quite mis pantalones de chándal y nos quedamos en igualdad, solo ataviados por nuestros boxers. El mío, en color rojo, lucia una erección de escándalo. Me coloque sobre el y retome mis besos y caricias donde lo habíamos dejado. Deslizando la mano hacia abajo, le manosee el paquete, y el respondió con jadeos de puro placer.

Volví mi cabeza y me mire en el espejo de cuerpo entero que tengo en el armario, rodeado de posters del señor de los anillos y de deportistas buenorros. Mis brazos se reclinaban a ambos lados de su trémulo cuerpo, marcando a tope su musculatura. Tenia mi enorme muslo separando sus piernas, mas fibradas y elegantes, al estilo de algunos deportistas mas esbeltos. Mi espalda estaba contraída por mi postura, un macizo de tendones y músculos impresionante.

Dani volvió la cabeza y abrió los ojos. Vio nuestro reflejo y jadeo excitado. Sin dejar de mirar el espejo, subió las manos por mis brazos, escalando mi accidentada musculatura hasta encaramarse a mi espalda, recorriéndola de arriba abajo.

Rompiendo el encantamiento, aparte mis ojos del armario y regrese a su maravillosa boca. Nos besamos con ardor y le di la vuelta, colocándole la cara sobre la cama. Le amase el trasero como si fueran un par de bollos recién hechos, provocándole fuertes gemidos.

Deje su culito al aire, retirando la pobre protección de sus boxers de marca, sustituyéndolos por mis manos ansiosas. Tenia un trasero fabuloso, duro y tierno, demasiado bueno para que un tio como yo pudiera dejarlo pasar impunemente. Moviéndome sobre el, me baje mis propios boxers, que estaban llenos a reventar por mi rugiente pollon, y coloque mi tranca entremedio de sus tersas nalgitas.

-Que, no te quejaras – le susurre al oído entre ansiosos jadeos- aquí tienes todo un pollon de campeonato para ti solito- lo mordisque juguetonamente su menudo lóbulo- pedazo de atracón nos espera a los dos.

Levanto la cabeza y miro hacia atrás, para echarle un buen vistazo a mi hambriento instrumento. Empecé a menearme arriba y abajo, para acostumbrar a su traserito a lo que se le venia encima. Su culo reaccionaba asustado, tratando de cerrarme el paso, lo que por supuesto no hacia sino mejorar un huevo las cosas. Me miro a la cara con trémulo animo.

-Sabia que tu también tenias que tener un pollon de primera- En aquel momento, salido como estaba, no llegue a entender del todo lo que quería decir. Me quede con la segunda parte. Al levantar la mirada me encontré con unas fotos de yo y mis colegas colgadas de la pared. En una, Nacho y Luis tenían a Dani (a mi chico) apretujado entre sus inmensos cuerpazos. Por algún motivo eso me dio la determinación que me faltaba y le metí la cabezota de mi polla adentro.

Lanzo un grito, pero mas de placer que de dolor. De mucho más placer, en realidad. Yo iba con todo el cuidado del que era capaz, pero la necesidad de follarmelo con todas mis fuerzas acabo superándome.

Al principio me lo fui trabajando poco a poco, metiendo un poco más con cada movimiento. Luego empecé a ir más deprisa, con más ganas, con más fuerza. Mi colega boqueaba y gemía, lanzando pequeños gritos. Se estaba portando como un autentico campeón. Su culito respondía a mis embestidas tratando de impedirme que avanzara más, pero lo que conseguía era justo lo contrario, porque mi pollon se animaba con el desafió y todavía le daba con más ganas.

Su espalda se arqueaba por la fuerza de mis estacadas, y nos besamos en medio de la batalla. Pero yo aun tenia pensada una sorpresita para mi chico. Se la saque y me incorpore, jadeando y sudando como un semental en plena carrera.

-¿Por qué has parado, cabron?- me soltó, girándose sobre la cama- pero si lo estaba haciendo de puta madre- Riendo le levante de la cama y le di un beso en los labios.

-Enseguida lo veras, Dani. Ya veras, lo vas a flipar- El me miro sin comprender, pero eso no importaba. Cogiendolo por debajo, lo aupe contra la pared y le volví a ensartar mi polla hasta el fondo. Lanzo un grito de sorpresa, un gemido largo y jadeante. Sujeó a mis hombros, comencé a bombear, dándole buena caña. Besuqueaba su cuello, lamiendo su mejilla y mordisqueando su barbilla. Sus manos apretaban mis anchos hombros, gimiendo una y otra vez. Sus piernas envolvieron mi cintura. Nos besamos y me removió el cabello de la nuca, mesandome el pelo. Soltándole la boca, le pregunte si le gustaba.

-Claro que me gusta, campeón- se humedeció los labios, moviendo la cabeza en círculos para tratar de centrarse- follas que da miedo- le volví a besar, metiéndole la lengua hasta el fondo mientras mi polla no paraba de embestirle por abajo. Me soltó el pelo y deslizo sus manos sobre mi espalda hasta cogerme de los brazos. Doblo la cabeza para que yo pudiera besar su garganta y morder sus pequeñas orejas. Agarrado a mi hombro con un brazo, uso el otro para centrarse en mi brazo. Me sobo los bíceps a conciencia, murmurando lo fuerte que estaba.

-No me puedo creer que este aquí contigo- estaba a punto de ponerme a llorar de alegria- me molas un montón. Pero un montón. Te quiero Dani.

Y en aquel momento me vino. Lo abrace con toda mi fuerza, a punto de cortarle la respiración. Mi fusil empezó a disparar sin parar, abrasando sus entrañas.

Al correrme, rugí con toda la fuerza de mis pulmones. De pronto sentí que su armamento comenzaba a descargar su metralla también, en medio de sus gritos.

En la vida me he sentido tan a gusto. Lo sostuve todavía, para fardar de mi fuerza, y Dani me juro que jamás lo había pasado tan bien, que no había nadie como yo. Que menudo ejemplar. Estaba exultante de alegría. Los dos nos sentíamos más vivos que nunca. Mi vida acababa de cambiar para siempre. Ahora tenia a Dani conmigo. Tenia novio. Ostia, que bien sonaba eso. Mi chico siguió alabando el tremendo polvazo que le había metido, y tanto insistió que acabe empalmándome de nuevo.

-A ver si logramos mejorarlo- le desafié entre risitas excitadas.

En aquel entonces no me podía imaginar la sorpresa que su primo Nacho nos tenia preparada.

Por Teaspides