Bakalas en pandilla 5: El precio de la victoria

Mi primo Nacho, menor que yo, es un macarra que me exaspera, chulo y vacilon, pero con un cuerpazo musculoso que me pone a mil. Le mola exhibirse, y después de ganarle al fútbol y búrlame de él, decidió desquitarse follandome en las duchas, me gustase o no.

Bakalas en pandilla(5) El precio de la victoria

Mi primo Nacho, menor que yo, es un macarra que me exaspera, chulo y vacilon, pero con un cuerpazo musculoso que me pone a mil. Le molaba sobarme y exhibirse, y después de ganarle al fútbol y búrlame de él, decidió desquitarse follandome en las duchas, me gustase o no.

DANI

Después de la noche con Nacho, podéis imaginaros que me quede flipado del todo. Al despertar, me vestí a toda prisa y me marche corriendo de casa de mi primo de vuelta a la mía. Allí me pegue una buena ducha y trate de encontrarle algún sentido. No tarde en hacerlo, pero claro, no me gustaba nada con lo que me encontré. Intente razonarlo.

Para empezar, me había echo una paja con Nacho.

Bueno, eso no era tan grave. Solo dos días antes habría dicho que eso era cosa de maricones, pero eso no venia ahora al caso. Dos tíos salidos, bebidos. Es lo normal.

Además me había besado con el.

En fin, tampoco era para alarmarse. Después de todo, me había besado el, así que todo había sido cosa suya. Me había gustado, pero es que si sabe besar, pues yo no puedo hacer nada.

Y nos habíamos restregado un poco.

Eso ya era mas raro, lo admito, pero si nos vamos a poner a juzgar cualquier tontería...

El macarra de mi primo, al que saco casi cuatro años pero que a mi me saca el doble de puro músculo, se había pegado una pedazo de paja frotándose contra mi cuerpo mientras yo me imaginaba que me follaba como un toro.

Ejemm. Vale. A lo mejor eso si era ya definitivamente algo que diera que pensar.

Durante un par de días, estuve nervioso e irritable (creo que nadie puede negarme ese derecho), y mis amigos comenzaron a notar que algo raro me pasaba (intuitivos, ellos). Al final, estudiando en la biblioteca, Santi se me acerco y me invito a tomar algo por ahí. El cabron va para abogado, y es bueno; consiguió que se lo contara todo. Pensé que se quedaría alucinado, pero se lo tomo con calma.

-Ya- dijo en plan tranquilo- Así que te lo montaste con tu primo.

-¡Pero que dices!- me escandalice. La gente se me quedo mirando y procure bajar la voz- que no paso nada, que no hice nada. Todo fue cosa de Nacho. Estaría salido y un poco borracho

-Yo no vi que bebiera tanto como eso. Sin no se tomo otra cosa, no estaba mas borracho que yo cuando os metisteis en casa.

-Y tu que coño sabrás- me acalore- Estaba borracho y salido, y me sobo un poco. Eso es todo.

  • No es eso lo que me acabas de contar, Dani.

-A lo mejor me he pasado un poco- Mentira, lo que había echo era no contarle casi nada. Menos mal que me había callado algunos detalles.

  • Seguro que será eso- dijo sonriendo. No se lo había tragado, claro. Siguió pensando, dándole vueltas al vaso- ¿Sabes que Jaime y Luis estuvieron a punto de enrollarse también?- me soltó de golpe. Me dejo de piedra.

-¿Qué? Pero si a Jaime no… y desde luego a Luis ni de ...- claro que lo mismo habría dicho yo de mi primo- ¿Y como que también? Joder, ya te he dicho que yo no hice nada.

  • Ya, si, perdona- se rió bajito- joder que fuerte macho. No se- comento burlón- Con lo bueno que estoy, y el tiempo que pasamos juntos… ¿debería de empezar a preocuparme?

-Imbecil- murmure. El se rió más fuerte. Y de pronto se quedo callado, pensando otra vez. Me conocía esa cara. La ponía cada vez que rumiaba una de sus ideas. Y nunca era nada bueno.

  • ¿En que piensas?

  • Le estaba dando vueltas…la verdad es que no me sorprende, ¿sabes? Últimamente ya me había fijado en que a Nacho y los demás le mola sobarnos. Después de todo, antes salíamos mucho juntos cuando iba al instituto con ellos. Yo que se, para mi que son un poco bi.

  • No digas gililpolleces- aunque eso aclararía muchas cosas.

-Vamos hombre, no digas que no te habías dado cuenta- me calle, pero no le engañe- Lo sabia. Tú también lo has visto. Claro, tanto gimnasio, tanto músculo, y lo creído que se lo tienen…ja.

  • Me parece que te estas montando una película- no me hizo ni puto caso. Como me revienta que sea tan listillo a veces.

  • Y con la pasta que tienen…mmm. A lo mejor les podemos sacar algo.

-¿Cómo?- esto si que ya era demasiado, hasta para el.

-¿Qué pasa? Las tías lo hacen todo el tiempo. Una sonrisita por aquí, dar un poco de coba por allá, calentar como si no se dieran cuenta…- mientras lo decía, me empezó a hacer cosquillas, sonriendo cada vez más.

  • Joder tio, estas como una puta cabra- me zafe y el se partió de risa- No debería habértelo contado

  • Tranquilo, tío, calma. Que yo se lo que me hago

-Santi…Pero si tu nunca sabes lo que te haces.

Desde luego la jodi contándoselo al pirado de Santi. En aquel momento yo no podía imaginar, o no quería imaginar tal vez, lo que iba a pasar. No tardo ni un solo día en comenzar a fastidiar. Habíamos ido juntos a clase por la mañana, y al llegar la tarde nos pasamos por el gimnasio. Vimos a Jaime, que nos saludo algo cohibido. No se como Santi le había sacado lo que le paso con el primo de Bruno. Supongo que no le costo mucho mas que conmigo. Yo estaba tan centrado en lo mis problemas, que no me había dado cuenta de que el también estaba raro.

Charlamos un poco, pero se le veía nervioso. Yo también lo estaba, y aunque Santi es capaz de hablar por los dos, Jaime se acabo marchando. Luego supe que había visto a Luis merodeando por allí y no quería encontrárselo.

Total, que al final se nos había hecho tarde, de manera que nos fuimos a tomar algo a uno de los bares de la Uni. Y a punto de pedir, entraron Luis y Fran. A estas alturas no hace falta que os repita como venían los dos de buenorros. Llevaban encima un par de sudaderas que no podían ocultar su tremenda musculatura. Aunque sabia lo que había pasado con Jaime y Luis, y esperaba que el no supiera lo que había estado a punto de pasar entre yo y mi primo (a pesar de que Nacho y el son los mejores amigos), trate de comportarme lo mas natural posible. Cosa que Santi se ocupo de joder.

Visto después, no se porto de manera muy distinta de lo que era natural en él, creído como es; pero sabiendo lo que sabia, no podía evitar avergonzarme cada vez que comentaba lo cuadrado que estaban, lo bien que nos quedaba la ropa a mi o a el, o lo fuerte que me estaba poniendo. Entre eso y lo sobones que son ellos, que se apuntaban a darme un buen magreo cada que vez que Santi les decía como me había currado el estomago o lo bien que me estaban sentando las pesas en los brazos, creí que me iba a tragar la tierra.

Eso si, consiguió que nos invitaran. Y que nos llevaran a casa en moto (ese día le había tocado a Bruno coger el coche y acababa a las tantas). Claro que a lo mejor fue lo peor, porque su éxito lo animó y comenzó a calentarles constantemente. A Luis, a Carlos, a Fran,…a Nacho. A la mierda con mi plan de alejarme de mi primo.

Claro que hay que reconocer que no tuvo nunca muchas posibilidades de éxito.

Hubo un tiempo pese a todo en que pensé que Santi se había equivocado, y que solo había sido una noche tonta de mi primito. Se que llamar primito a un cachas de dieciocho años, morenazo y con más de 1´90 de estatura es un poquito creído por mi parte, que apenas llego al 1´67 con un cuerpo delgado y atlético. Pero que queréis, tengo 22 años y le conozco de toda la vida. Pues no me lo he pasado en grande tomándole el pelo cuando era un pequeñajo. En fin, los problemas crecen, nunca mejor dicho.

El se comportaba conmigo como siempre. Igual que con los demás. Logro que me relajara y que volviéramos a estar como antes. No es que no me metiera mano de tanto en tanto, pero nada fuera de lugar. O por lo menos no en su caso. Y eso a pesar de las provocaciones de Santi. Si. La cosa estaba bajo control.

De noche soñaba muchas veces con mi primo, con su cuerpo de vicio, dándose el lote conmigo o con alguno de mis amigos. Soñe con Luis follandose a Jaime, con el cachas de Carlos, y, con cada vez mas frecuencia, el tipazo de Nano. Pero solo eran sueños. Estaba un poco confuso y nada más.

Como puede uno llegar a engañarse a veces.

Cuando casi había conseguido olvidarlo, Nano y yo quedamos para ir al cine con mi primo. Luis se nos apunto. Mi amigo traía un polo de manga larga, ceñido. Le estuve mirando con disimulo. Me parecía que cada día estaba mas bueno y mas cuadrado, con su tipazo de gimnasta. Nos dimos la mano y esperamos a que llegaran Nacho y Luis, que estaban haciendo ejercicio en el gimnasio que hay al lado del centro comercial.

A los cinco minutos les vimos subir por las escaleras metálicas. Eran dos tiarrones acogonantes. Altísimos, con unas espaldas de armario. Para fardar, llevaban un par de camisetas de tirantes, con el borde ceñido un par de centímetros por encima de la cintura, así que se les veía el principio del estomago y de la espalda. Los musculosos brazos desnudos me dejaban ver sus tatuajes tribales en el hombro y un molon dirculo de espinos en torno a los bíceps.

-¿Qué pasa, primito? Hoy me vienes en plan guapeton, ¿Eh?- Nos abrazaron al llegar, saludándonos en plan abuson. Luego Nacho me acaricio la espalda mientras seguía repitiendo que me estaba poniendo como un tren. Paso un brazo por mi hombro y me llevo a la taquilla. Le pidió a la cajera, una chica mona, que le diera cuatro entradas, que pago, anunciando que nos invitaba a los tres.

Cuando proteste, se rió y se inclino para darme un beso en la mejilla. Ruborizado, trate de apartarle, pero solo conseguí que se divirtiera aun más y me frotara con su enorme manaza el hombro con el que me empujaba contra su cuerpazo.

La sala estaba casi vacía, salvo por un puñado de chavales escandalosos que se sentaron unas filas por debajo. Tendrían entre diecisiete y dieciocho. Como mi primo, vamos. Solo que con el tamaño que tiene, nadie se puede esperar que sea tan joven.

Unas parejas se fueron a la otra punta. Era una peli de ostias. Me pregunte cuantas películas sensibleras tendrían que mamarse aquellos tios después con sus novias para compensarlas.

Dentro se estaba fresco. Demasiado, en realidad. Había empezado a hacer calor en Alicante y los cabrones del cine pusieron el aire acondicionado a tope. Hasta yo, que llevaba un polo guapo y abrigado, tenia algo de frio. Así que Nacho y Luis, que venían tan ligeros, ni te cuento. Además acaban de hacer ejercicio y darse una ducha, así que cuando se les paso el calor, estaban helados. Se lo susurre a Nano y nos reímos en voz baja.

-Joder, que rasca hace aquí dentro. Bufff-mi primo se restregó los brazos desnudos, tratando de darse calor. Me embobe un poco al contemplar como se le meneaban los musculos. Los tatauajes parecian moverse con vida propia sobre semejantes ejemplares. Al levantar un poco la cabeza, me percate de que se me habia quedado mirando fijamente desde la butaca de al lado. - Oye, tu estas mas calentito.- me froto el hombro sobre la tela del polo- ¿por qué no te sientas conmigo y estamos mejor?

Me puse a reír, creyendo que era una broma de las suyas. Y lo era claro. De las suyas. Empezó a insistir, y Luis, que también se estaba congelando, se lo pidió a Nano, palpándose las piernas, invitándole a sentarse encima ¡Y el muy cabron fue y lo hizó!

Mientras yo le miraba pasmado, el se levanto, paso por delante de mi asiento y de Nacho, y se le puso encima. Claro, después de eso, mi suerte estaba echada del todo. Mi primo me miro sonriendo de oreja a oreja, frotando ansioso sus muslazos.

Resignado, me alce y me puse delante de el. Me cogió de las caderas, sin dejar de sonreír. Dada la amplitud de sus muslos, tuve que escoger uno para acomodarme todo lo posible y tratar de ver la película. Nacho me paso el brazo por la cintura, apretándome contra su torso. Tenia la piel morena muy fría, y me abrazó con el otro brazo, frotándose para entrar en calor.

En la otra butaca, Nano no parecía tener ningún problema en sentarse en el regazo de Luis. El primo de Bruno le acariciaba sin reparo, sobando sus musculosos brazos, hablando bajito entre ellos.

Los chavales que se sentaban bajo nosotros volvieron la vista una sola vez, menos un par de ellos, que nos miraban con disimulo cada dos por tres. En una ocasión mi primo les pillo y les guiño un ojo. Los chavales se ruborizaron y se volvieron enseguida. Nacho se rio.

Los protas de la peli eran un par de cachas, que se dedicaban a liarse a ostias con todo lo que se movía. Nano dijo que Luis se parecía a uno de ellos, y él le dio un beso en la mejilla, riendose en voz baja. Por debajo, comencé a notar que mi primo se empalmaba.

Fue un rato largísimo. Nacho hacia como si nada, y yo estaba abochornado. Estaba seguro que nos debía de mirar todo el cine. Pero para nada. Las tias estaban demasiado ocupadas en parecer lo mas cabreadas posible y sus novios ni se enteraban, charlando entre si. Solo nos veían los dos crios de abajo, en medio de sus amigos. Y yo, cada vez que movía el brazo para atrás o volvía la cabeza para echarles un vistazo a mis amigos, me topaba con un bulto que no paraba de crecer en los pantalones del bakala de mi primo.

Y yo, por mucho que me doliera reconocerlo, emezaba a excitarme tambien. Miraba con disimulo a Nacho. Recostado, flexionaba las abdominales, formando un autentico fregadero, tirando hacia arriba el borde de su ajustadísima camiseta, dejando al aire su ombligo. Nano tenia razon. Mi primo tenia un cuerpazo mas musculoso incluso que el de la película, como un luchador de lucha libre.

Al acabar, Luis y Nano se metieron en el aseo. Mientras Nacho y yo les esperábamos, los de la fila de abajo entraron detrás. Dos de los chicos se quedaron afuera, remoloneando, mirando nerviosos en dirección a Nacho. Yo intente mirar para otro lado, como si no me diera cuenta de nada. De reojo, vi como mi primo se les acercaba y les pasaba un papelito. Luego se inclino y les susurro algo al oído. Los dos chavales se pusieron colorados. Yo flipaba.

Vi a una de las chicas, de la mano de su novio, sonriendo en dirección a Nacho. Pensé que le molaria, cosa que era de lo mas lógica, pero cuando me miro también a mi, pude ver en sus ojos que se pensaba que estábamos liados los dos. Me guiño el ojo y se inclino hacia su amiga, que antes de llegar a la salida se volvió también para lanzarme una miradita de arriba a bajo.

Seguro que era a las que les iba el rollo entre dos tíos. Al parecer habían encontrado algo en lo que entretenerse mientras sus novios miraban la película, aunque yo creyera que no se habían dado cuenta. Nunca me he alegrado tanto de salir de un cine de una puta vez, aunque fuera para ir a casa de Nacho.

Nada mas llegar, Nano y Luis se repantigaron en el sofá, y se pusieron del dvd la primera parte de la película que acabamos de ver, mientras mi primo me llevaba a su habitación para que le ayudara con unos deberes. O eso me dijo.

Me pidió que le subiera una cerveza. No podía haberlo pedido antes de que subiéramos, no. Chulo de mierda. Yo me traje una fanta para mi. Al pasar por el pasillo, vi que Luis pasaba el brazo sobre el hombro de Nano, que se recostaba contra él. Decidí que prefería no saber nada y seguí andando hasta el estudio de Nacho.

Me cogió la cerveza sin darme ni las gracias y le dio un trago largo, abriendo la botella con la mano. Yo mire alrededor en busca de una silla. No había ninguna, y me volví para ir a traer otra del salón. No me hacia gracia pasar otra vez delante de esos dos, pero bueno.

Mi primo alargó el brazo, me cogió del codo y me dijo que no hacia falta, que en el cine había estado muy a gusto conmigo. A pesar de mis quejas, me sentó encima de su muslo. Volver a su regazo me puso muy nervioso, pero a la vez me excito otra vez. Ahora al menos no había nadie más, y la verdad es que se estaba de puta madre con aquel tiarron frotándome cariñoso la cintura.

Intente concéntrame en los ejercicios de matemáticas, pero Nacho no me hacia mucho caso. Bueno, más bien al revés. Lo que no miraba eran los libros, pero a mi me empezó a sobar a conciencia.

-Ha estado guapa la película ¿te ha gustado?- asentí- a mi también. Que pedazo de tíos, verdad- se toco los músculos- me han dado ganas de probarme con alguno, a ver quien podía de los dos.

-Hombre, son profesionales.

-¿Quienes, esos? ¡Que va! Mucho gimnasio, si, pero después seguro que no saben dar una buena ostia como me han enseñado hacer a mi- Mira que el bakala este llega a ser vacilon y chulo a veces. Se lo dije:

-Nacho, tio. Que fantasma eres- pero el ya no me hacia caso. Me miro, acariciándome el muslo.

-Sabes una cosa, primito- Como me fastidiaba que me llamara él así- Llevo un par de días puteado, y no me he podido desahogar ni una sola vez- se manoseo el paqueton de sus pantalones. Trague saliva, viéndomelo venir. El bakala movió la silla( era de esas giratorias) y puso un poco de música guapa en el ordenador. Me removí cuando metió las manos y me corrió un poco en el regazo. Estaba sentado sobre sus rodillas, con mis muslos sobre los suyos. Separó las piernas y baje las mías en el hueco. Así que ahora tenia mi trasero sobre una sola de sus piernazas. Apoyaba mi hombro contra el suyo, y su brazo me cruzaba la espalda, agarrado al reposabrazos de la silla. Apretó un poco y note como se le tensaban los músculos. Era un respaldo de lo mas firme.

Con la mano libre, me removió las rodillas. Me estaba excitando bastante, y el cabron lo sabia – Deberías de estudiar- le dije. Y el se me rió chulito. Subió la manaza y me levanto el polo.

-Lo que yo te diga, primito. Es lo que dice Santi : cada dia estas más bueno. Como se notan las abdominales- baje la vista, respirando mas fuerte. El también comenzaba a respirar con mas intensidad, y notaba que el pulso se le aceleraba. Me acariciaba el estomago lentamente, recorriendo una por una las casillas que tanto me había costado conseguir a base de aparatos- Pero mírate, estas super marcado- se recoloco el paquete, que empezaba a conseguir un buen tamaño, y me apretó los muslos- ¿ Sabes a quien me recuerdas? A Beckam, tio.

Yo me reí, intentando aliviar la tensión, aunque me sirvió de poco.

-No podía ser otro ¿no?- di un brinquito cuando me metió la mano bajo la tela para acariciarme el costado- Tiene que ser el puto Beckam.

-Pues no se de que te molestas- ahora me tanteaba juguetonamente el brazo, divertido y excitado por los fibrados músculos que notaba- Es un ckak y esta mazo de bueno. Mi hermana no para de hablar de el. La verdad es que tiene un polvazo tremendo. ¿Tu has visto que culo tiene?

-Yo no me fijo en esas cosas- joder, me estaba volviendo un autentico mentiroso- para mi, es solo otro puto madridista.

-Pues a mi me recuerdas un mogollon a el. Rubito- removió mi cabello- blanquito como un yogourin- comparo nuestra piel, de un tono tan distinto- juegas al fútbol como un campeón….aunque no tanto como yo, claro...- le mire incrédulo ¡pero si le daba vuelta y raya! El paso de mi y me comió con los ojos de arriba a bajo- y por supuesto, con un cuerpo capaz de calentar a cualquiera- Apretó mas fuerte el brazo sobre el que me recostaba y se inclino para darme un beso en el cuello. Joder, no se iba por las ramas. Al primero aguante firme, pero al segundo hizo que moviera la cabeza hacia el lado para dejarle hacer. Sus cálidos labios hicieron que soltara el aire de manera entrecortada.

Levantado la cabeza otra vez, se relamió y me miro con aire goloso. Yo no sabia que hacer. Los dos estábamos cada vez mas calientes, y su chupeton me había gustado un mogollon. Aun asi, seguía tenso, intentando fingir que me daba igual. Nacho removía sus piernazas debajo de mi, levantándome a su ritmo, dejándome intuir su potencia, digna del mismisimo Roberto Carlos.

-Ya veo que te mola el Beckam- tartamudee.

-¿Y a quien no?- soto otro gemido, cerrando los ojos, con una sonrisa de salido- El y Owen fueron el premio que les dieron a los de la plantilla del Madrid por haber ganado la liga. Un par de inglesitos de lo mas follables para desahogarse en las concentraciones- Me cogio la nuca y me paso el pulgar por los labios- pero seguro que se te vieran a ti, Dani, me los cambiaban sin dudar- Se dio otro apretón en el paquete, cada vez mas grande- La otra noche te portaste como un puto campeón. Lo hiciste muy bien. Pero que muy, muy bien- ronroneo.

-Te debía una- no sabia que más decir. Me moría de ganas de pajearle otra vez. De sentir sus labios en los míos. Acaricio su brazo moreno, frotando sus bíceps, como si no supiera lo buenorro que estaba así- sin vosotros, los macarras esos nos hubieran dado una buena- sin poder remediarlo, le puse la mano sobre los músculos y los acaricie- Pufff, es que tienes unos brazos que asustan a cualquiera.

-Pues hoy os he invitado al cine- Flexiono los bíceps para que flipara con su dureza. Se inclino hacia mi. Podía sentir su aliento en mi cara.

-Bueno, yo estoy aquí par echarte una mano- y le puse la mano derecha sobre el estomago. Solté una risita, muy nervioso. Y muy excitado. Miramos hacia abajo. Su pantalón era incapaz de ocultar su empalme. Humedeciéndome los labios, pidiéndole permiso con la mirada, le desabroche la bragueta, lentamente. Se repantigo en la silla y me dejo hacer. No hizo falta que le bajara el short. Tenia la polla durísima y ella sola salto a mi encuentro. Su tamaño me volvio a intimidar un poco. El me frotaba en la espalda, animándome. Echo un flan, la rodee con mis dedos, y gimió de ganas. Yo mire asustado a la puerta, y le solté.

-No te preocupes chiquitin, con la música y la peli, ni nos oirán- y agarrandome el cuello me morreo. El bakala besaba a base de bien. Sus labios cubrían los míos, degustándolos. Su lengua pidió entrada y abrí mi boca para recibirla. Jugamos un poco, saboreando el sabor de su cerveza.

Nos separamos y me saco el polo, tirándolo sobre la mesa, encima de los apuntes. Luego le ayude a quitarse su camiseta, y se quedo con su fenomenal jeta al aire. Le agarre los hombros y nos volvimos a besar. Me moví sobre su muslazo y me senté mejor, con una pierna a cada lado y mi culo sobre su rodilla. El no paraba de besarme, y yo estaba completamente entregado. Ohhhhhg, aquello era la puta ostia.

Le empecé a pajear su rabo de caballo con las dos manos, porque el bakala de mi primo tiene para trabajar. Me encantaban sus tribales, el tamaño increíble de sus músculos, cubiertos con la piel bronceada. Me fui soltando, dejándome llevar a donde quisiera que fuéramos, y le di un lametazo juguetón al dragón que tenia en su hombro. El estaba calentisimo, y me daba una sobada general. Su enorme pecho se movía cada vez mas deprisa, bañado en sudor. A veces no me podía contener y soltaba una mano de su pollon para moverla sobre sus durisimas abdominales, mientras el me mordisqueaba el cuello.

Eso me dio una idea, y bajando un poco la cabeza ( no mucho, ya que es bastante más alto que yo aun estando sentado sobre su pierna) le lamí el contorno de sus tetillas, que me estaban provocando de manera descarada. Sus pezones estaban erectos y duros como espadas, y los relamí despacio. Por fin, y sin saber como se me pudo pasar por la cabeza, les di un suave mordisco.

-Joder- Grito Nacho- me cago en la ostia, Dani.- soltó un gemido, respirando a bocanadas- sigue así, cabron. Estoy a punto de correrme- Me cogio de la nuca y me beso con mucha fuerza, metiendo su lengua hasta la garganta. Tenia su polla a tope, y yo le empecé a pajear con mas ganas. De paso, me abrí el pantalón para dejar libre a mi propia pene, que estaba a rabiar, ansioso de unirse a la fiesta. Mi primo lo vio y me lo cogió con una sola mano, cubriéndolo casi entero.

Esta vez fue mi turno para lanzar un gritito, y de estremecerme cuando Nacho empezó a lamerme el torso fibrado, mordisqueándome por todas partes y acariciándome libremente. El placer era casi insoportable, y le tuve que soltar la polla y agarrarme a sus tremendos brazos, clavándole los dedos en sus músculos de acero, aunque dudo que llegara a notarlo. Y mientras el seguía pajeandome con experiencia.

Que bestia, en menos de tres minutos, me había puesto a punto para correrme yo tambien. Hice un esfuerzo y logre volver a su pedazo de polla para terminar de trabajarsela. Su carne estaba durisima, mas caliente de lo que yo recordaba de la ultima vez.

-Estas disfrutando, eh chiquitin- ronroneo en mi oido- te morías por volver a ver una buena polla, verdad. Pues la tienes toda para ti- gimió y me dio un mordisco la oreja- me encantan tus orejitas, primito. Son tan pequeñitas que me dan ganas de comérmelas.

Nos dimos otro beso, cada vez más descontrolados. Yo estaba aguantándome desde hacia dos minutos. No quería irme antes del puto macarra de mi primo. Estaba tan excitado que no podía contestarle, replicar sus palabras de chulo. Después de todo, era el quien parecía que no podía vivir sin que le diera una buena paja. Solo logre jadear, babeando sobre su ancho hombro y el tatuaje. Me apoye sobre su piel ardiente, incapaz de soportarlo más, dándolo todo.

Y al fin, con un grito que me salio de lo mas hondo, nos corrimos casi a la vez. En la vida había sentido un placer igual. En cuanto su piton empezó a escupir la leche, lo solté, o quizás fue que se me fue de las manos por la energia que tenia, y me aferre a sus brazos de luchador como si me fuera la vida en ello. Por fortuna, Nacho agarro por su cuenta a los bordes de la silla, que se estremeció a punto de romperse por la desbocada fuerza de mi primo. Nunca había imaginado la potencia que podía llegar a tener. Nos pringamos por completo, totalmente cubiertos de lefa.

Me deje caer sobre su hombro, jadeando de puro gozo, casi sin respiración. Teníamos la piel ardiendo, y algo recuperado, me cogió la cabeza y me beso de manera brutal.

Ni película, ni música ni ostias. Nano y Luis me oyeron y tras llamarnos un par de veces, sin que pudiéramos recuperar el aliento aun para contestarles, vinieron a ver que me pasaba. Juro que nunca he pasado tanto miedo. Pero la rápida reacción de Nacho nos salvo y me dejo impresionado. Al oírlos subir las escaleras, llamándome, grito que fueran a por hielo y el botiquín. Se asustaron tanto que bajaron a la carrera, tropezando con los muebles. Se levanto de un brinco, me puso sobre la mesa y nos limpio con su camiseta. Al principio estaba paralizado del susto, pero me repuse y le abroche su pantalón. Me puse el polo otra vez y el agarro otra camiseta del armario, de esas que usan los tios buenos ahora.

Nacho me cogió del brazo y bajamos las escaleras. Nano salía de la cocina con una bolsa de patatas fritas en la mano, porque no encontraba otra cosa, mientras Luis rebuscaba por el salón preguntándose donde coño podía estar el botiquín. Yo estaba que me moría de vergüenza, pero mi primo se partió de risa al verles. Nos echaron una bronca de escándalo. Nacho se invento que me había dado un susto para que gritara y que luego les había gastado una broma. Luis, furioso aunque bastante aliviado, se le lanzó encima y acabaron peleándose por el suelo entre risas. Después de aquello, la sobada entre Nano y Luis ya no me parecía tan alarmante. Yo me marche con disimulo para que no se notara como me temblaban las piernas.

Pues si, como veis, lo de olvidarme de Nacho era un poco difícil.

Desde ese día, aprovechaba cada ocasión para sobarme con confianza. Por una parte, eso me jodia, pero por otro lado, la verdad es que me molaba una barbaridad. Me parecía increíble que un tiarron como el, un puto bakala, le gustara tanto meterme mano.

Le veía hacer ejercicio y lo flipaba. Trabajaba en la maquina, levantando las pesas o haciendo flexiones. Su pelo oscuro se empapaba de sudor, y su musculatura hercúlea atrapaba mi mirada cada vez que me descuidaba. Me la ponía durisima solo con pensar en su cuerpazo. Me daba palo, pero no podía evitarlo.

Y llego el día en que la pandilla entera quedamos para jugar el partido. Que gustazo. Ya sabéis que les dimos una buena leccioncita a los bakalas. Yo no las tenia todas conmigo, pero al final acabamos machacándolos. Bruno, Jaime y sobretodo Alex hicieron un partidazo increíble, y les goleamos. Se picaron de mala manera. Que se jodieran.

Acabamos tarde, y algunos de mis amigos se fueron directamente a su casa, sin ducharse todavía, después de felicitarnos. Parecíamos un equipo de primera. Solo que compartíamos nuestro vestuario con los perdedores, y el giganton de mi primo y sus colegas nos miraban con cara de cabreados.

Nacho se había vestido con la equitación del Madrid, todo de blanco, mientras que yo iba con el uniforme del Barcelona, así que mi cachondeo era aun mayor.

Aunque las cosas como son. La brillante licra blanca del Madrid le quedaba de puta madre, resaltando el tono moreno de su piel, reluciente por el sudor. El cabron era tan grande que la camiseta le quedaba casi ceñida. Los hombros y la espalda anchísima tiraba al máximo de las costuras, que a duras penas podia ajustarse a los tremendos costados y al pecho amplísimo. Los durísimos pezones empujaban la tela, marcandolos completamente

Las mangas cortas rebosaban con sus increíbles bíceps, dejando ver uno de los tatuajes, el de la corona de espinas a modo de brazalete. Se ajusto malumorado el cuello del uniforme y al tirar los brazos hacia atrás, la camiseta estuvo a punto de romperse.

El azul y el granate del mío se me ceñía totalmente al pecho, pegado por el sudor, aunque me quedara bastante mas ancho. Me hacia buena espalda y el color oscuro del azul marino y el granate de la tela destacaba el blanco de mi piel y mi cabello claro, completamente revuelto por el sudor del partidazo.

Carlos estaba tan picado que se marcho casi nada mas llegar. Bruno y Alex se lo pasaban bomba con Robert, burlándose. Yo tambien me reia, con un subidon de adrenalina a lo bestia.

Ahora éramos nosotros quienes les buscábamos, agarrandoles de los músculos de piedra y tratando de sobarles por delante. Me empecé a excitar, asombrado todavía del palizon que les habíamos pegado a aquellos gigantescos vacilones.

-¿Qué pasa, Luis, tu también te vas? ¿Es que los nenes os volvéis a llorar a casa?- nos estábamos tronchando a su costa, pero la cara de Fran estaba tan sombría que procuramos calmarnos.

Mi primo Nacho se volvio y se fue hacia la otra esquina, donde habían dejado las toallas. Me fui tras el, mientras Jaime y los demás seguían a lo suyo. El pantalón azul marino del Barcelona hace un buen culo, pero el del Madrid no se quedaba atrás en lo que a mi primo se refería. Era unas nalgas duras y grandes, trabajadas por el ejercicio continuo hasta darles una forma perfecta.

La puerta de las duchas estaba al lado, y me permití darle un buen golpe a su terso culazo.

-Venga, primito- le imite con su propio tono vacilon- ya sabes que esto es un juego. Uno gana y al otro lo machacan- Giro la cabeza, desafiándome.

-Tampoco es para que vaciles tanto, Dani. Solo ha sido un poco de potra. La próxima vez os enseñaremos a estar en vuestro sitio, pequeñajos.

-Pero si os hemos pasado por encima como una puta apisonadora- Yo alucinaba con estos bakalas ¡Pero como se lo podía tener tan creído!

-Es solo que nos hemos portado bien. Si hubiéramos querido, os habríamos dado una buena

-Pero esto es increíble. Lo único que sabes es hacerme faltas. Y ni por esas.

-Pero que chulito eres cuando estas con tus amigos, ¿no, campeón?- dijo en tono meloso, frotándose el brazo.

-Es lo que hay cuando estas en un equipazo de vencedores- Y me saque la parte de arriba del uniforme.

Entonces, de repente, me di cuenta de que nos habíamos quedado solos en las duchas. Me dio tal escalofrió que me quede helado. Nacho miro en ambas direcciones, comprobando que estuviéramos realmente a solas, y sonrió de oreja a oreja. Estaba seguro de que los había visto marcharse a todos, distrayéndome para quedarse conmigo en privado.

Se incorporo y, lentamente, para lucirse al máximo, se descamiso. Cogió los bordes, que caían un poco suelos a la cintura, y fue subiendo. El impresionante estomago fue lo primero que vi, flexionándose al compás del resto de su masiva anatomía, moreno sobre el deslumbrante blanco del la equipación madridista. Luego vinieron las pectorales, realmente impactantes. Después se saco el cuello, sacudiendo la cabeza al salir. El cabello negro lanzó gotitas a los lados.

Yo estaba quieto, completamente paralizado, con mi propia prenda todavía en las manos. Sonriéndome como el bakala cabronazo y vacilón que era, cruzo los brazos, envueltos en la camiseta, y acabo de sacársela. La dejo caer con descuido sobre el banco, y avanzo hacia mi, balanceando sus brazos de gorila.

Si uniformado daba miedo, así, con los músculos al natural, acojonaba de verdad. El tatuaje de su hombro y los tribales le daban un aire peligroso, y retrocedí unos pasos. Se planto delante de mi, destacando muy por encima de mi estatura. Mi pelo clarito apenas le rozaba los descomunales hombros.

-Joder- dijo sin dejar de sonreír- me siento como si estuviera en los vestuarios del Barça.

Deslizo la mano por mi muslo, colándola bajo el pantalón azulgrana. Yo empecé a temblar como un flan. Me cogió la camiseta con la mano libre y se la acerco. Aspiro su aroma y yo aparte la vista cortado.

-Sabia que hacías lo mismo que Beckham. Es lo que dijo Ronaldo, que la camiseta le olía a perfume- se la puso bajo la nariz una vez mas y luego la tiro sobre mi bolsa.

-Nacho, tío...- me ignoro completamente, estudiando mi cuerpo. Estaba en forma, ya lo sabéis, pero a su lado era como si fuera un chaval. Sus antebrazos, con las venas marcadas, me doblaban el tamaño de los bíceps, y los músculos mas arriba del codo no andaban muy lejos del diámetro de mis piernas de deportista. Me repasaba el cuerpo, acariciándome suavemente por todas partes.

-Hay que ver que piel tan suave tienes, chiquitin- Paso la mano por mi pecho- es como si acariciara uno de los pañuelos de seda de mi madre- se paso la lengua por los labios- Si, si, si. Asi se deben sentir los ultrasur (los putos forofos del Madrid, para los me leéis de fuera de España) cuando se cuelan en los vestuarios del Barça, listos para follarse a la mitad de la plantilla - no lo decía porque si. Si algo marcaba bien el pantalón blanco del Madrid, eso es un buen paquete, y no conozco otro que supere al de mi primo. En aquellos momentos, empezaba a dejar claro que estaba en plena erección, y que no se iba conformar con una simple disculpa, aun en el caso de que yo estuviera dispuesto a dársela.

Me tomo de la estrecha cintura. Atrapado entre sus manazas, mis caderas me parecían aun más pequeñas. Su cintura, donde acaba la descomunal espalda en forma de uve, debía de tener...puff, no tuve el animo de hacer los cálculos. Jugo un poco conmigo, sobandome sobre la tela del pantalón, que me daba el aire a uno de los guapetones canteranos del Barcelona.

-Si señor, pero que rebueno estas, joder- y me levanto del suelo, metiendome en las duchas. Apurado, intente que me soltara, pero solo lo hizo cuando quiso, al llegar junto al grifo, para encenderlo. El agua empezó a caer sobre nosotros, empapándonos. Los dos estábamos descalzos, vestidos tan solo con un pequeño pantalón de fútbol. Yo retrocedí hasta la pared. Nacho avanzo, hasta que el chorro de agua caliente le daba sobre su inmenso torax, resbalando hacia abajo en riachuelos por entre los tremendos músculos de su estomago. El pantalón blanco del Madrid se mojo y se pego sobre su piel, resaltando aun mas su descomunal erección.

  • ¿Qué te pasa, chiquitin? ¿estas asustado?

-No tio, que va- le mentí. Pues claro que tenia miedo. Y deseo a la vez. Mire hacia abajo, impresionado con los muslazos morenos que apenas conseguía ceñir el pantaloncito corto que gastaba. Se apoyo con firmeza y los músculos de las piernas se tensaron como las gruesas cadenas de un barco.

-¿Te das cuenta de lo grandes que son?- me pregunto sonriendo, frotando las manos sobre aquellos muslos imponentes- Ni Roberto Carlos los tienes tan grandes como yo.

Le di la razón antes de darme cuenta. Pase de largo la mirada sobre el increíble paqueton que se removía bajo la licra y le di un vistazo general a su torso de luchador. Sus oscuros pezones sobresalían entre montañas de músculos, bordeados por el agua, como torres manteniéndose firmes en medio de una inundación.

Levante la vista hasta su atractivo rostro, inclinado en mi dirección, con sus ojos oscuros clavados en mi lampiño cuerpo. Dedicándome su media sonrisa de chulo perdonavidas, se puso un buen chorro de gel sobre las manos, y empezó a limpiarse, atento a mi reacción.

Las gotas de agua resbalan por las curvaturas de sus músculos titánicos, que el repasaba moviendo sus manazas por encima, deslizando el jabón. Yo sentí como mi miembro se endurecía bajo el pantalón sin poder evitarlo al ver el perfecto físico de mi primo ante mi.

Avergonzado, intente no mirarle a los ojos. Entonces el comenzó a deslizar su mano por mi atlético cuerpo. Sus manos sobre mi piel fueron como una descarga eléctrica. Me estremecí de pies a cabeza. Cogió mis manos y me las puso sobre él. Era sensacional.

Presionó su atlético cuerpo contra el mío. Recorrí poco a poco su desnuda y húmeda espalda, de un tamaño impresionante, montañosa en su tremenda musculatura. Era toda una pasada sentir la dureza, lo firme de su cuerpo, bajo las palmas de mis manos

Se acercaba lentamente a mi boca con los ojos entornados. Podía sentir su fresco aliento en mi cara. Yo solo le miraba alucinado.

-Me molas un mogollon, Dani, me llevas gustando un huevo desde hace ya unos cuantos años. Joder, mira que te gustaba lucirte cuando me podias. No sabes lo que me calientas. Y ahora me vas siempre a la ultima, super guapo, presumiendo de las notas... – se rio, mesandome la nuca, mirando como se movían mis húmedos mechones castaños entre sus dedos.

  • Nacho, por favor... dejalo...dejame salir- suplique sin mucha convicción.

-Callate chiquitin, no digas nada- deslizo el pulgar sobre mi boca- tienes una boquita de lo mas suavecita. Y es toda para mi. No me vengas con gilipolleces ahora, que se que me deseas. Te he visto como me miras, como me seguías cuando corría con el balón. Tengo un culo de primera ¿verdad?- Sus labios se aproximaron un poco mas- Vamos, campeón, no te resistas.

-Yo... n-nn-no quiero...

-Pues claro que quieres...

Empecé a protestar otra vez, pero me callo con un beso. Al principio no hice nada, pero me deje llevar. El introducía su cálida lengua en mi boca mientras yo la buscaba con la mía. Me estaba dominando por completo. Me había seducido y estaba a punto de ceder ante él. Acaricie su espalda mientras el enmarañaba mi pelo por la nuca, pasando su izquierda tras mi cintura, apretándome contra su duro cuerpo. Nos besábamos por momentos con más y más pasión. El hacia lujuriosos movimientos con su cadera mientras gemía, restregando su ardiente erección sobre mi recio estomago. Me tenía ya casi totalmente a su merced.

Sin dejar de besarme comenzó a deslizar las manazas sobre mi cuerpo, recorriendo con ternura cada uno de mis músculos. Despegando nuestros labios, bajo la vista, observando mi lampiño pecho mientras lo acariciaba con las palmas de la manos.

-No tienes de que preocuparte, Dani, es de lo mas normal- sus manazas parecían modelar mi fibrada anatomía- Acabamos de jugar un partidazo y tenemos ganas de un buen polvo. Seguro que los futbolistas hacen esto siempre que pueden.

-No se, tío- sus caricias me parecían increíbles, apabullándome con su deseo.

-¿Pero que te piensas, que a algunos no les pegaran un buen repaso después de cada partido? ¿Tu has mirado bien a Fernandito Torres, a Yeste, a Quaresma? Cuando pierden, se los tienen que pasar de uno a uno en el vestuario de los campeones. Con ese culito y esos cuerpazos- se froto el paqueton- Tiarrones como Figo o Zidan se habran puesto las botas con ellos. Ya vesss- cerro los ojos, imaginándoselo- al guapeton de Torres le iba yo a dar un buen par de favores. Y si no, que no vaya calentando.

Empezó a acariciar mis muslos, metiendo la mano en las perneras. Sus besos recorrieron mi cuello, tomándome de la nuca, y me beso. Un beso lento, saboreando mis labios delgados con los suyos. Introdujo su lengua en mi boca.

Me puso la manaza sobre la entrepierna y sonrió al notar mi erección. Empezó a meneármela. Sin saber como, actuando por puro instinto, le devolví el favor.

-Estas calentito ¿eh chaval?- Me percate con asombro que tenía las dos manos sobandole la polla. La solté, azorado. Mi primo deslizó las manazas, tomándome del delgado talle, y bajo la frente sobre la mia, mirándome a los ojos.

-Venga, vamos, campeón. Empieza de una vez. Recuerda a Cristiano Ronaldo- Me acorde del buenorro portugués en el acto, un morenazo alto y musculoso a tope, que jugaba en el Manchester. Me había dejado pasmado con lo cuadrado que estaba en el último mundial. Mi primo rió al ver la cara que ponía- ya veo que lo haces. Ese tio, cuando gana. ¿Te haces una idea de lo que debe ser acorralándote en una esquina, sin la camiseta, abalanzándose sobre ti para darse el gustazo después de haberte machacado en el campo?

Me lamí los labios sin poder evitarlo. La imagen me había calentado un huevo. Le mire de arriba a bajo. Mi primo se le parecía en algo. Era también un tiarraron moreno y con el pelo oscuro, solo que mucho mas grande. Y mucho pero jugador, pero eso no venia al caso. Me vino a la cabeza la imagen de Nacho cercando al jovencito futbolista portugués para vengarse después de que le hubieran cascado una buena goleada al Madrid. Eso me excitó aun más. Sobretodo la idea de que le golearan.

Siiii, Nacho acariciando los costados del delantero del Manchester, dándole una sobada de camponato a sus piernas de goleador, al estomago de fregadero. Me imagine al puto bakala de mi primo levantando a Cristiano Ronaldo del suelo como si nada, dejando alucinado al chaval, dándole un morreo inolvidable, restregándo contra sus perfectas abdominales su rabo de toro...

Vencido, le agarre como pude su pollon sobre la inmaculada licra del pantalón madrilista y empecé a pajearle. Nacho me acariciaba el cabello de la nuca mientras lo hacia, gimiendo de placer.

-Lo sabia, primito, sabia que lo entenderías. Los bombones como tu tenéis un polvazo único- cerro lo ojos y jadeo- me recuerdas a Xavi, el jugador que tanto te gusta del Barça. ¿Te acuerdas de lo que dijo Saviola cuando llego?- asentí con la cabeza- Si, ¿verdad? Le preguntaron que era lo que mas le había gustado y respondió que " Xavi, el chiquito, que es macanudo"- Imito el acento argentino, riendo excitado-Ya te puedes imaginar porque. El es bajito, pero se nota que esta bien durito, y Xavi es aun mas pequeñajo. Yo creo que se lo debió de follar el primer día.

Yo estaba rojo como un tomate, masajeando su majestuoso miembro. El mío se me habia puesto de punta debajo de la tela hacia una eternidad. Nacho seguía con sus desvaríos.

-Se sabe que Iker Casillas se lo reserva cada vez que juegan el uno contra el otro. Es su colega, y no deja que nadie más lo toque. Y en cambio, hay otros tios, como Bekham, que estan de vicio, y no puedes pensar más que en darles caña.

Y sin más, me aparto las manos y se deshizo de su pantalón, irguiéndose ante mi con su tremendo rabo apuntando hacia arriba como el poste de una bandera victoriosa, invitándome a seguir otra vez.

-Vamos, Dani, ¿a que esperas? ¿es que te da miedo?

-Pues claro que no- me acalore, pero aquella polla me estaba hipnotizando como una cobra oscura y maciza.

-¿De verdad? Entonces no te importara acercarte un poquito mas- me puso las manos en los hombros y me empujó hacia abajo. No se como, pero cuando me quise dar cuenta estaba de rodillas ante el pollon más grande que había visto en mi vida.

Lo rodee con mis manos, impresionado. Sin el delgado pantaloncito, estaba ardiendo, una lanza recién sacada de la fragua, preparada para ensartar al enemigo. Lo solté, intimidado por la potencia que palpitaba bajo mis dedos.

-No lo dejes enfriar, chiqutín, que asi, calentito, es como más te va a gustar- Yo le escuchaba como de lejos. Tragando saliva me arme de valor y volví acariciarle. Mira que era grande. Me pregunte como debía de saber. Me acerque hasta que pude ver cada una de las venas que la recorrían, bombeando la sangre para mantener en alto aquel monumento.

Nacho me removía el pelo, aguardando con ansiedad. Parecía muy seguro de lo que iba a pasar. Me humedecí los labios. El rabo de mi primo se dilataba, revoltoso, como si tuviera vida propia. Con timidez, le di un besito. No sentí nada raro. Casi me senti decepcionado, asi que probé otra vez. Esta vez note algo distinto. Su carne estaba muy caliente, y sentía en las yemas de los dedos el suavísimo pellejo que envolvía aquel hierro al rojo. Me encantaba deslizar mis dedos por su aterciopelado tacto.

Empecé a darle besos, recorriéndola poco a poco, mientras escuchaba gemir a Nacho. Mi lengua emergió de mi boca por iniciativa propia y le dio un lametazo. Las manazas que acariciaban mi cabello se estremecieron de placer. Tenia un gusto especial, una polla joven y en guardia, dura como el acero. Me fui lamiendo su rabo de toro, dándole lengüetazos y chupetones, haciendo que alcanzara su máximo tamaño.

Al quedar frente a su cumbre, me detuve, embobado con el espectáculo. Me humedecí el labio inferior, indeciso. Agachando levemente la cabeza, lamí la punta. Era aun mas bueno que el resto de su fogoso miembro, y Nacho boqueo de puro gustazo.

-Eso es chiquitin, pruébala de verdad- sujetando mi nuca se hizo hacia delante y me la metió en la boca. Era como chupar uno de eso polos alargados, solo que en vez de hielo, aquella carne estaba candente. Removí la lengua, haciendo que gritara- Siiii, joderrrr. Así, se hace chiquitín… como la sabes mamar, cabron- tomando por fuera el resto de su tremendo miembro, lo pajeaba mientras le relamía el capullo- ya sabia yo que a esa boquita tan rica tuya tenia que gustarle el sabor de una buena tranca. Ohhhggg.

Me agarraba la cabeza para que no parara, mientras yo tenia la boca demasiado llena para charlar. No se cuanto estuve a si, saboreando el pollon de mi primo, lamiendo y relamiendo aquel portento, pero al final, empezó a vibrar como nunca lo había visto. Me apartó de un empujon y me caí al suelo. En aquel mismo instante, su polla entro en erupción, dando bandazos, descargando una cantidad increíble de semen por doquier. El agua de la ducha me salvaguardo de su metralla. Nacho bramo como un toro en celo, dando un traspiés hacia atrás. Si no venia entonces nadie, es que estabamos realemente a solas, porque aquel bramido tenia que haberse oido hasta en el campo. Jadeando, se paso la mano por el pelo.

-Asi que asi es como los canteranos de tu equipo podrán convencer a los demás para que les dejen ganar a veces- intento recuperar la respiración- Joder, si lo hacen la mitad de bien que tu no me extraña que vayan tan bien en la liga- me tendió la mano- A ver, chiquitin. Levanta, que esto aun no ha terminado.

Me puso en pie y me beso, intentando notar su sabor en mi boca. Pero no lo encontró. Me dijo excitadísimo que tenia un gusto tan dulce que su polla no había logrado dejar huella.

Y entones, de golpe, fue como si despertara de un sueño. Acaba de darme cuenta de lo que habia pasado ¡¡¡ La madre que me pario!!! ¡Se la habia mamado al puto bakala de mi primo!!

Y para echar mas leña al fuego, descubrí que su polla estaba retomando su dureza perdida a una velocidad increíble, restregándose contra mis abdominales- Que estomago tienes, primito. Me parece que si no voy con cuidado me voy a enganchar a esto- su muslazo frotaba mi propia polla, y junto a sus besos y caricia, me volvieron a atontar, aletargando mis sentidos, desbordado por la excitación y la reciente mamada. Cogiéndome con una mano la cabeza, empezó con la otra a deslizarse por mi espalda hasta llegar a mi culito. Lo empezó a manosear, aún con el pantalón blaugrana puesto.

-Joder Dani, tienes un culo de primera división- se lamió los labios- Mmm, te estás portando como un auténtico campeón -Con mi cabeza bien cogida con una mano y con la otra pasándoselo en grande por abajo, me dio un par de besos y miro hacia mi trasero por encima de mis hombros. Siguió con lo suyo mientras me decía- Sí, que culitooo …lo que me va a gustar follar este culito…-su manaza me dio un fuerte apretón en las nalgas.

-¿Que dices? – le pregunte, abriendo los ojos de golpe. Me hubiera escapado, pero mi primo cubría todas mis salidas.

-Nada Dani, no te preocupes- ¿Qué no me preocupara?- Es solo que se me ha ocurrido una idea, chiquitin.

Me dio la vuelta. En un acto reflejo, apoye las manos en la pared, dejando mi culo a su merced. Empecé a respirar asustado.

-Madre mía, pero que culito tan bueno- ronroneo en mis oídos. Metió su mano por debajo del pantalón y me lo siguió palpando. Lo amaso con decisión relamiéndose ante la promesa que notaba debajo de mi uniforme. Su manaza abierta cubría por entero una de mis nalgas- Este pantalón hace maravillas. No me extraña que ganéis tantos partidos. Los rivales se deben de quedar embobados mirando un trasero como este- Seguía sin estar seguro de que me fuera a intentar escapar, asi que me tenia cogido del cuello, acariciándome la suave garganta con sus dedos.

-No, se, tu sabras. Te gano siempre- le pique, pero el se limito a reirse de mis pullas, siguiendo a lo suyo. Se estaba tomando la revancha a conciencia.

-Joderrr, menudo polvazo que tienes, cabron- Metió la mano por en medio de mis suavisimas nalgas, masajeándolas, dándose el gusto sin ser invitado. El tacto de sus dedos me hacia temblar, excitando mis sentidos- Mira que los del Barça me la ponéis dura como nadie, primito- Y entonces, decidio por fin que habia llegado la hora de que comenzara la fiesta de verdad. Aparto sus dedos expertos y dejo espacio para su ardiente pollon.

Yo ya había tratado antes con el tremendo armamento de Nacho, (pero si se la habia llegado a mamar y todo ¡En que habia estado pensando!)pero aquello era completamente diferente. Restregaba su descomunal tranca por mi aterciopelado y tierno trasero, dejándome a las claras cual iba a ser mi sitio. Me removí, tratando de que me soltara, pero me mantuvo sujeto con una facilidad insultante. Mientras frotaba su polla contra mi culo, me pajeaba con sus manos .

-Tranquilo chiquitin, que no es lo que te piensas- Era un puto mentiroso, además de chulo y cretino. Yo seguí debatiéndome patéticamente. Se me coloco detrás y me empujo contra la blanca pared de baldosas. Intente protestar, pero me tapo la boca con la mano- Shhhhh, primito. No grites- murmuro entre jadeos en mi oído- ya veras lo que te va a gustar. Ahora sabrás lo que es el verdadero placer ¡¡¡ Te va a encantar, bombon!!!- Y con esa fuerza que me dejaba flipado, me destrozo mi pantalón de futbol, liberando por fin mi sobrecalentada polla, en su máxima extensión a base de sus atenciones.

Ahora su rabo se paseaba sin impedimentos por mi culito, dandose un atracón antes del plato fuerte. Yo temblaba de pies a cabeza. Le miraba por encima de mi hombro. Era impresionante. Su tamaño me dejaba de una pieza. Nacho estaba maravillado con contraste de colores de nuestra piel y en la manera en que su paqueton se frotaba contra mi indefenso traserito. Alzo la vista y me pillo mirandole. Con una sonrisa se inclino y me beso en los labios. Estaba muy nervioso, e intente no colaborar para tratar de que no se excitara aun más. Pero el seguia insistiendo. Probo un par de veces a colar su lengua, lo que consiguió a la tercera, dandose un buen paseo por dentro de mi boca, como un preámbulo a lo que estaba a punto de pasar por alla abajo.

  • Si tio, estas como un puto tren.... - Me jadeaba al oído- Joder, sabia que tenias que tener un culo asi, durito, pequeño, respingon..,es como si te lo hubieran hecho a mi medida- Mientras, me besaba y me lamía el cuello y la oreja.

Una buena parte de mi deseaba que me pegara una buena follada, por mucho que me reventara que fuera tan chulo y creído. Me pellizcaba los pezones y me masturbaba con la otra mano. Me derretía de gusto. Notaba como jugaba con su boca por mi cuello, los hombros, la garganta. Nos besamos otra vez, mientras yo le cogía de los antebrazos, que se cruzaban sobre mi nervudo cuerpo de deportista.

-¿Pero ves como te gusta, chiquitin? Tu culito se muere de ganas de que empiece ya. Ya has visto lo mucho que te gusta mi polla. Pues no te preocupes, que ahora tendrás rabo para un buen rato- Diciéndome esto su juguetona mano abandono mis fantásticas nalgas de veinteañero para sujetarme mejor por la cintura. Sus manazas morenas sobre mis blancas caderas dudaron por un momento, mientras el se distraía disfrutando de la última imagen de mi culo aun virgen. Me empecé a hacer a la idea de que de un momento a otro iba a recibir el enorme miembro de mi primo.

-Bueno chiquitin, ya estás preparado. Ahora relajate...

-Nacho, tio, por favor, no me hagas daño…soy tu primo-le suplique. El ultimo cartucho en el tiempo de descuento.

-Tranquilo, primito, ya veras como te encanta. Solo tienes que relajarte y pasarlo bien. Estás conmigo, ¿vale? No te voy a hacer nada malo. Lo vamos a disfrutar los dos- sus manos me apretaron ansioso- He estando deseando follarme este culito desde hacía mesess… Ahora vas a ver, lo vas a flipar…- Yo no estaba nada convencido, y temblaba de miedo. Se cogió la polla, untándola a conciencia, y de la misma manera me engraso con generosidad. Sus manejos me daban escalofríos.

-Nacho, joder...no me seas maricon- Estaba desesperado. El miedo a que me follara superaba a que me partiera la cara.

-¿Se supone que eso me va a molestar a estas alturas, chiquitin?- me tomo de la cintura y me puso en posición. Mirando por encima de mi espalda, le vi cogerse su rabo y acercarse. Se relamía, babeando ante la mera idea de follarse a su propio primo, de 22 amos, casi cuatro mayor que él. Lo se porque me lo dijo el mismo, con su ojazos oscuros fijos en mi culo. Se regodeo, recordándome las veces que de pequeños había abusado de mi edad al pelearnos o jugar al fútbol.

-No pedi nacer primero, Nacho. ¡Y no tengo la culpa de que juegues de pena, tío!- no podia evitarlo, me exasperaba demasiado que fuera tan chulo.

-¿Y a quien coño le importa el fútbol, primito?- a él, estaba claro- Lo que vas a ver ahora es como se maneja esta maravilla- froto su tranca, excitadísimo- puta madre, macho, como me voy a poner contigo. Vas a tener mucha suerte de que yo vaya a ser el primer tio que te folla. Soy un experto con los yogurines como tu. Ya lo verás, sera una primera vez inolvidable.

-¡Y la única!

-De eso nada. Después de mi, querrás repetir- me paso la polla un par de veces por detrás, preparando el terreno, como un jugudor que tomara carrerilla antes de tirar el penalti. Me vino a la mente Roberto Carlos, el brasileño del Madrid. El mamon tiene unos muslos alucinantes. Antes de tirar una falta, se pone a mirar la barrera, y al portero detras, que sabe perfectamente que con los cañonazos que pega, los defensas se apartaran en cuanto vean venir el balon. Pues mas o menos asi me sentia yo, como los pobres chavales que miran al negrazo preparar sus piernazas antes de chutar- Y si no, ya me ocupare yo de que quieras.

-Nacho, por favor- me interrumpí cuando sentí que me la metía de repente, sin avisar ¡¡Joderrrrr, creí que me iba a romper!!

-Agarrante, que esto empieza, chiquitín- me aviso con tardanza, y así empezó a follarme. Me hacia daño, aunque ni por asomo el tormento que yo me había esperado al ver semejante portento de la naturaleza. Iba con cuidado, pero con decisión. Pulgada a pulgada, su tranca se iba abriendo paso, venciendo mis intentos de resistencia. Resbalaba hacia adentro, se retiraba, y volvía a la carga avanzando un poco más. Era tan grande que parecía que no se fuera a acabar nunca. Cuando me di la vuelta y descubrí que aun no había llegado siquiera a la mitad, no me lo podía creer.

-¡Ohhhh!, que ganas te tenia, primito- jadeo en tono cariñoso- Te va a gustar, ya lo veras, solo relájate- Con su polla a medio entrar me dio un beso en la boca y, de golpe, dio un brusco empujón y su tranca entró hasta el final. Mi grito de dolor supero incluso al berrido que habia pegado después de mamarsela. Aquello si que me hizo daño. Furioso, cabreado, le insulte. Le llame de todo. El me dijo que lo sentía, pero me aseguro que era lo mejor.

Una vez que había llegado ya hasta el fondo, solo era cuestión de tiempo. Me dolía, y Nacho lo sabía, así que dejó que mi culito se acostumbrara a su nuevo inquilino, recuperando un ritmo más suave y considerado. Pero se notaba que tenia ganas de empezar a darme buena caña, y no sabia cuanto tiempo se podría aguantar aquel semental.

Me la saco de dentro, dandome un pequeño descanso. Me puso de cara, advirtiéndome que me tenia que portar bien. Su pollon parecía aguantar la tregua de mala gana, impaciente por seguir follandome como un toro. Me lamió el torso, que decía que se parecía al de Owen. Me acaricio los muslos, recordándome la guerra que habían dado en el campo durante el partido, y que ahora temblaban intimidadas bajo el masaje de sus manazas.

-¿Qué Dani? ¿Te vas dando cuenta de quien manda aquí?- dio un mordisco a mis labios, pasando mis manos con energía sobre mi espalda. No me pude resistir y le devolví el favor restregando mis manos sobre la formidable musculatura de su torso, maravillado a mi pesar de aquel estomago de roca y de sus brazos invencibles.

Al rato se acabo el descanso, y llego el momento de volver al campo, por mucho que supiéramos los dos quien iba a marcar gol primero.

Y que gol, joder. Me giro de cara a la pared una vez más y deslizó su polla para que mi trasero recordara con quien se la estaba jugando.

Me la volvió a meter y me cogió de las caderas, comenzando con un lento mete-saca, deslizando su mano derecha por todo mi torso, adicto a su suavidad. Sentía como el rabo de mi primo de 18 añitos entraba y salía de mi culito de 22 mientras miraba su cara de placer y de excitación por encima de mi espalada. La metía y la sacaba. El dolor estaba empezando a desaparecer y un nuevo placer, inimaginable solo unos momentos antes, empezaba a surgir. Retomo mi paquete con su mano y empezó a manosearla y a pajearla mientras sus venas y sus músculos se marcaban, follándome cada vez más deprisa. Los tatuajes que envolvían sus bíceps descomunales parecian a punto de saltar en pedazos. Me clavaba los pezones en la espalda en cada arremetida. Era imparable. Como el negrazo de Etoo cuando hecha a correr.

  • Te gusta, ¿eh primito? Ahora si. Te gusta mi polla en tus entrañas… Lo sabía, sabia que ibas a estar a la altura- me apreto el culo con las dos manos, disfrutando como nunca.

-Noooo- susurraba yo excitado, entre jadeos- eres un puto macarra de mierda, ¡un jodido cabron!- abrí la boca, boqueando como un pez. Era una experiencia indescriptible, pero no aguantaba que fuera tan chulo- te odio, cabron, bakala. Hijo de puta. Ahhhggg.

Mentía claro. En realidad estaba en la gloria. Nacho era el puto amo, un semental de primera. Me agarraba de las caderas y me follaba con una maestría impresionante, marcando el ritmo del mete-saca. Me sentía completamente poseído por mi primo bakala, que me cogía y me manejaba a su antojo.

-Mientes, pequeñajo, lo se- me dio una bofetón sobre las nalgas, a modo de castigo. Di un respigno- ¿Te crees que no lo noto? – me dio otra palmadita, mas fuerte-¿Qué no se cuando le estoy pegando a un tío el mejor polvo de su vida?- me besuqueo con fuerza por todo el cuello, desde el hombro hasta la nariz, saboreando mis labios, mi nuca, la garganta. Me atragante de puro placer.

Mientras seguía magreandome el estomago plano, murmuraba lo mucho que le molaba mi cuerpo, lo que me parecía a los tíos buenos de los anuncios, a los futbolistas mas guapos. Cuando le venia en gana, me masturbaba, dándome aun más placer. No podía negarlo. Era, tal y como me había chuleado, el mejor polvo de mi vida.

El cabron tenia que tener mucha experiencia, porque su aguante era increíble. Me follaba velozmente, dejando claro las ganas que me tenia. Empezaba a notar que se acercaba el momento, el sueño que había tenido durante todo el año, solo que esta vez era de verdad. Mi primo me estaba follando.

-Siiiii! Joder, tienes el mejor culo del mundo, primito. Me aprieta lo que puede, el pobre.- me dio un beso ansioso - Te estoy follando como siempre había soñado, como te mereces. Has jugado como un campeón, como una puta maquina. Eres un goleador de primera. Pero ahora te tienes que rendir, tienes que reconocer que soy mejor que tu, que te puedo ganar cuando quiera- me mordisqueo la orejita. Yo solo podía respirar y soltar algún gemido entrecortado entre metida y metida de polla.

Por mucho que me estuviera gustando, el tono de superioridad de mi primo me encendia, y me revolví como pude. Probando de controlar la sensacional follada, hice fuerza para intentar despegar sus enormes brazos de mi. Pero con eso solo logre que se riera y se calentara aun más al comprobar su tremenda superioridad física.

-No te quieres dar por vencido, ¿eh chiquitin? ¿Pero no ves que no tienes nada que hacer?- Me levanto del suelo, jugando conmigo como si fuera un juguete. Me tenia cogido con suave firmeza de la garganta, besuqueando mi mejilla- Los del Barça sois siempre igual- susurro entre mordisco y chupeton- Cuando se os pone por delante un ganador nato, no queréis aceptar nunca que estáis muy por debajo- volvió a dejar que me apoyara sobre el suelo- Lucha lo que quieras, primito- Mirándome a los ojos desde arriba, me beso cariñosamente en la boquita- Pero vas a ser mío, Dani- me acaricio los delgados labios- Estas a punto de ser mío...

Como no podía esperar conseguir nada contra sus potentisimos brazos, probé a la desesperada a patalear, pero había demasiado poco espacio. Nacho me tenia casi trabado contra la ducha y, con su tamaño, era como si estuviera aprisionado entre dos muros. Intentando alejarle de mi, me apoye con las dos manos contra la pared, haciendo fuerza hacia atrás, como si estuviera haciendo flexiones. La reacción no fue la esperada. Toda la musculatura de mi cuerpo se tenso, e inclinado un poco la espalda, endurecí mi trasero al tiempo que lo abría un poco mas, precipitándonos a los dos hacia el orgasmo.

-¡SIIIIIII!-Aulló- ¡Ahora siiii! ¡Ahora, Ahora! ¡Me voy a correr, Dani, me voy a correrrrrr!- las contracciones de su descomunal miembro me sacudieron de pies a cabeza, incrementando el placer como no había podido llegar a imaginar jamás. Su primer cañonazo me lleno de fuego, e hizo que mi polla, que estaba al máximo bajo sus dedos, entrara en ebullicion a sus ordenes. Fue una experiencia bestial. Los inmensos brazos con los que envolvía mi cuerpo se dilataron como los cables de una grúa, abrazándome con una fuerza que casi me corta la respiración, levantándome del suelo al hacerse hacia atrás. Grito como tarzan, como Conan al ataque, como un puto futbolista después de marcar el gol de su vida. Me apretó contra él, haciendo chocar mi cabeza contra sus empapadas pectorales, que actuaron de amortiguadores. No se si logre hablar, si grite o si solo pude jadear, porque el vozarron de sus pulmones no me dejaba oir nada mas que su triunfo. Los siguientes trallazos abrasaron mi vencido culito, llenándome con su leche ardiente.

Me cogí a sus manazas, aferrándolas entre mi piel y sus palmas. Había soltado mi pene, dejando que me corriera como si fuera una manguera descontrolada, para poder acariciarme y subirme hacia sus hambrientos labios, que se abatieron sobre mi tan pronto logro dejar de gritar.

Yo aun sentía como su pollon me disparaba las ultimas descargas de su inclemente borbandeo, y abrí mis labios entre gemidos entrecortados. Moví la piernas en el aire, intentando apoyarme de puntillas sobre sus pies, pero estaba a dos palmos del suelo. Me morreo como si le fuera la vida en ello, la felicitación de un campeón a su mejor rival. Abrumado, sin otras opciones, deje que hiciera lo que quisiera.

Poco a poco fue calmándose, y la tranca de hierro que ensartaba mis entrañas fue recuperando su tamaño normal. También mi cuerpo logro relajarse por fin y mi primo dejo que volviera a tierra firme. Me ayudo a sostenme, y dándome la vuelta me apoyo de espalda a la pared.

-Felicidades, Dani, te has portado como un machote. Ha sido un polvo increíble. Espero que esto te demuestre de una vez por todas que puedes fiarte de tu primo- Gracias a su altura y a su fuerza, enfoco el chorro de la ducha hacia mí.

Suspirando aliviado, inspiré hondo, cerrando los ojos, y me frote mi agotado cuerpo. Mi corazón recupero su ritmo natural y me limpie poco a poco, con calma. Mi primo me estuvo mirando todo el tiempo, lavándose su victorioso corpachon al lado mismo.

Al acabar, trajo un par de toallas y me envolví la cintura. Nacho, con la suya sobre los hombros, se rió de mi pudor. A aquellas alturas, estaba un poco de más. Mientras salíamos, se agacho y recogió del suelo mi pantalón de fútbol, que había desgarrado en medio de la acción.

-Bueno, chiquitin, dime ¿Te ha gustado como maneja un macho de verdad su tranca?- me pregunto, devolviéndome los penosos restos de mi uniforme. No se por que, pero Santi se me vino en aquel momento a la cabeza.

Quien juega con fuego, merece quemarse.

Continuara...