Bakalas en pandilla 3: Un polvazo con Nano

Luis sigué salido por el guaperas de su primo Bruno. Pero Nano, un compañero de clase, gimnasta y algo timido, entrara en escena durante un partido de fútbol. El tío perfecto para comenzar a follar y coger experiencia antes de lanzarse de una vez a por su propio primo.

Bakalas en pandilla (III). Un polvazo con Nano.

Luis sigué salido por el guaperas de su primo Bruno. Pero Nano, un compañero de clase, gimnasta y algo tímido, entrara en escena durante un partido de fútbol. El tío perfecto para comenzar a follar y coger experiencia antes de lanzarse de una vez a por su propio primo.

Luis

Como era de esperar, después de aquella noche, Jaime estuvo unas cuantas semanas evitándome, poniéndose muy nervioso cuando estábamos juntos. A mi también se me caía el mundo encima cada vez que le veía, pero por las noches solo lamentaba no haber llegado mas lejos con él. Y en mis sueños, la mitad de las veces era mi primo Bruno en su lugar.

Al principio me lo guardé para mi, pero al final se lo acabe contando a Nacho en el gimnasio. Cual no seria mi sorpresa cuando Carlos se junto con nosotros y mi amigo, en vez de cambiar de tema, se lo explico, añadiendo incluso en plan vacilon sus jueguecitos con su primo Dani. Resultaba que a Calos también le iba nuestro rollo.

tio, no te entiendo- me dijo Nacho mientras me tumbaba en el aparato y me ayudaba a coger la barra con las pesas- Tenias al buenorro de Jaime a huevo y no te lo tiraste.

Y teniendo a Bruno contigo, dormidito a solo un par de habitaciones- Abundo Carlos, entre subida y subida- Eran la combinación perfecta.

Joder- me queje, resoplando- Nacho, si tu tampoco acabaste la cosa con Dani.

¿Pero que dices? ¿Estas loco?- Deje las pesas en alto y me las sujeto- Es mi primo. No me lo voy a follar a la primera.

Ah, osea, tu no pero yo si- Volvi a bajarlas asta mi pecho y a subirlas de un tiron.

No- Me contradijo Carlos- Yo te he dicho que tenias a Bruno a mano, no que le echaras un polvo a tu primo. Para eso tenias a Jaime. Bruno te habría servido para calentarte y después haber ido a por Jaime. O haberte follado a Jaime y luego haber entrado en el cuarto del cañon de tu primo a divertirte un poco, pero controlado.

Vosotros lo veis todo muy fácil.

Y tu muy difícil. Ya veras, sin vas con cuidado, al final te acabaras tirando a tu primito en un calenton.

Enfadado, los mande a la mierda y me fui a las duchas. Pero de camino a casa, no podía dejar de pensar en lo que habíamos hablado.

A medida que avanzaban los días el deseo iba en aumento, las masturbaciones se hacían mas frecuentes, pero apenas bastaban para mantener el deseo inhibido.

No soy tonto. Me daba perfecta cuenta de que cada estaba mas colado por mi primo. Porque no era solo lo mucho que me calentaba, como en el caso de Jaime o Santi, sino que también era algo mas. Me encantaba estar con el, como de pequeños. Me embobaba cuando se reía o me ayudaba con los deberes.

Tenia miedo de estar enamorándome.

Por la mañana, se levantaba y preparaba el desayuno para el, pero yo le robaba casi toda la comida, disfrutaba picando de lo que preparaba. Mordiendo sus tostadas. Bebiéndome el zumo de naranja que exprimía...

Bruno protestaba al principio, pero se hizo a la idea y a las pocas semanas ya lo tomaba como algo natural. me molaba un montón entrar en la cocina y verle ocupado. Le rodeaba la cintura y le daba algún besito de buenos días, jugando con su pelo, sobandole la espalda o acariciando sus brazos.

Antes de que me llevara en coche al instituto, me iba a su habitación a cogerle la chaqueta, de la que se olvidaba casi todos los días. O por lo menos al principio. Era un especie de compensación por hacerme el desayuno. Yo me ocupaba de la chaqueta y de pagarle la gasolina. Y algún que otro caprichito. Por su cumpleaños le regale un reloj guapo para que presumiera en la universidad con los amigos. Y de paso, como si tal cosa, un colgante de acero del Barcelona, para disculparme por todas las veces que me burlaba de el cuando jugamos a la consola o vemos algún partido.

Al entrar en su cuarto, aprovechaba para curiosear un rato. Dejaba la ropa por todas partes, como cualquier tío normal. Su pijama revuelto con las sabanas de la noche. Todavía conservaban el calor de su cuerpo. Me gustaba sentarme y deslizar las manos por su cama.

Recogía la ropa que no había querido ponerse. A Bruno le gusta mucho vestirse con clase, de marca. Polos y suéteres. Jerséis y camisetas guapas. Y pantalones y boxers calvin clein tirados en las sillas.

Cuando volvíamos de clase, yo me volvía andando con mis amigos, mientras el y Dani se traían a Nano de vuelta a su casa desde la universidad.

Entonces, antes de comer, se pegaba una ducha. Y ese era otro de mis momentos preferidos.

Le cogia su chaqueta. Es demasiado pequeña para mi, desde luego. El forro marrón estaba todavía caliente y la piel que la cubría era suave. Al acercármela, podía captar el olor de su colonia en ella.

Esa colonia me vuelve loco. Era como si fuera ya parte de el, una parte que podía disfrutar sin culpa y que solo con olerla ya me empalmaba. Al salir de la ducha, yo le observaba sentado con las piernas cruzadas para que no notara lo salido que me ponía.

¿Podría contenerme? Tenía miedo de estirar mi mano y tocarlo, acariciarlo, recorrer su cuerpo, su pecho de músculos perfectos y bien desarrollados, de chupar sus pezones y mordisquear sus orejitas, de lamerle la garganta y besarle toda la noche. Hacerlo gemir aun contra su deseo, hacerlo mío.

Mi plan de acostumbrarme a él era un fracaso absoluto.¿De quien coño habia sido la idea?

  • " De ningún coño, Luis"- me decía una vocecita irritante e irónica- "di mas bien un pollon de campeonato. El tuyo para ser mas exacto. Y sabes muy bien lo que quiere en realidad del buenazo de tu primo. Pero no te extrañes, es quien toma todas las decisiones por ti".Cagüen la ostia...

A veces le acompañaba a la universidad a hacer ejercicio o a jugar algún partido de fútbol.

Pensaba en todo eso cuando me fije en un grupo de universitarios deportistas que iban delante de nosotros. Eran todos altos, en chándal, atléticos pero de una musculatura y unos hombros mas o menos normalitos.

Nano estaba con ellos. Me quede mirando a mi antiguo compañero de clase. Sus amigos de la universidad le sacaban casi una cabeza, pero su espalda era tan ancha como la de cualquiera de ellos. La camiseta de licra se le ceñía en torno a los robustos músculos de su espalda. De centurita menuda, pero con unos costados musculosos en forma de uve tremendos.

Los brazos también estaban de puta madre. A pesar de ser el mas bajito, Nano tenia los mejores brazos del grupo, musculosos a tope. El pantalón del chándal le marcaba un culito sensacional, y un buen par de muslazos.

Bruno se le acerco y le abrazo al llegar a su lado, tapándole los ojos, cogiendolo por sorpresa, o eso creyó mi primo, porque dijo su nombre aun antes de que el lo preguntara. Mi antiguo compañero de clase se volvió sonriendo, explicando que había olido su colonia, abrazándolo. Bruno se sonrojo un poco cuando todos se rieron.

Nos dimos la mano y me presento a sus nuevos colegas, con los que iba a hacer un poco de ejercicio al gimnasio. Nos apuntamos y les seguimos. Es un sitio chulo, con aparatos y demás.

Para hacer ejercicio y calentar antes del partido (que habíamos decidido jugar), nos cambiamos y quedamos en pantalones cortos, con camiseta de tirantes. Nano y Bruno tenían los mejores brazos, sobretodo Nano, que les superaba en tamaño incluso al mas alto. Solo llevaba un par de pantaloncitos de futbol y la camiseta, que le sentaba de puta madre y le marcaba su espalda ancha y musculosa. ¿ Pero como no me había fijado antes en este tiarrron?

Por descontado, yo les ganaba a todos de lejos, pero ya estoy acostumbrado a que los tíos me miren con envidia. Me levante la camiseta y Nano me acaricio el abdomen.

  • Oye, al final has conseguido tener una estomago de lujo, ¿eh, Luisete? – yo le sonreí orgulloso y cogiendole de la nuca lo acerque hasta un potro de gimnasia. Le pregunte si no le daba recuerdos del instituto. Sus amigos no lo entendían, hasta que les explique que Nano había sido gimnasta.

  • ¿En serio? ¿Como nos lo habías dicho, tío? Claro, por eso estas tan cuadrado- le magrearon los hombros y los musculosos brazos. Me sume encantado, como hacia en clase en el instituto. Solo que allí no me había impresionado nunca tanto. Estoy convencido de que se debía a lo fuerte y macizo que parecía al lado de mi primo.

Nos hizo algunas demostraciones con el potro y algunas piruetas. Era la ostia de flexible. Le aplaudimos y con razón.

Luego comenzamos con el calentamiento. En mi caso, en todos los sentidos. Nos sacamos las camisetas bien pronto, y empecé tener serios problemas para controlarme mientras les veía hacer ejercicio con el torso desnudo.

Mi primo Bruno comenzó con flexiones sobre el suelo. Las manos cruzadas detrás de la cabeza, mientras el sudor le resbalaba por su cuerpazo. Yo le lanzaba miraditas disimuladas. Se levanto y jugamos un poco, compitiendo y luchando. Me encanta la lucha. Solo la costumbre puede impedir que se me ponga a tope al cogerle entre mis brazos descomunales. Y lo mismo con Nano, que reía, rojo por el esfuerzo de todos por tratar de tumbarme. Al final, entre todos, lo consiguieron, pero salí de debajo de ellos en un momento. De pie, jadeando y riendo, nos secamos el sudor de la frente y empezamos con las maquinas,

Bruno se sentó en una que era como la que hay en nuestra casa. Verle hacer ejercicio era todo un espectáculo de primera. El sudor corría por su piel morena, se desliza por su espalda, como por un valle en su musculosa espalda. Aunque para espalda la de Nano. Era impresionante la de músculos que se le notaban al tensar las pesas.

Al acabar, me acerque a Bruno y le dije que me hiciera un sitio. Pase las piernas por el asiento y me coloque justo detrás de el, para tomarlo de la cintura y sentármelo sobre el regazo. Ya estaba acostumbrándose a que le sentara encima todos los días, y apenas protestaba ya.

Comencé con la maquina. Todos fliparon con la potencia de mis músculos, que forcé al máximo. Bruno, botando sobre mis muslos, el que mas. Al acabar todos me palparon los bíceps, alucinados.

Empezamos a hacer flexiones ayudándonos unos a otros, como si fuéramos profesionales. Nano se coloco junto a Bruno, levantándolo y sosteniéndolo desde abajo, mientras el se sujeto a sus caderas. Comenzó a hacer flexiones para adelante, los brazos cruzados sobre el pecho.

No hay que decir como de salido me puso el numerito.De reojo, me sorprendí al comprobar que a Nano también se le notaba un ligero empalme. Interesante. Muy interesante. Aquel partido prometía. Es la ocasión ideal para sobar a un tío impunemente.

Bruno y Nano se pusieron el uniforme chulisimo, que les quedaba como unos delanteros de primera. Pero que polvazo tenían. Siempre me han molado los tios de corto. Y al correr, era todavía mejor. Hay que ver que culazo se les marcaba al jugar al futbol. Nano estaba tremendo. El mejor culo de todos sus amigos por goleada. Desbancaba o casi al propio Bruno.

Me lo iba a pasar de miedo.

Nano

Me encanta jugar al futbol con mis amigos. En el instituto, mis colegas eran bastante malos, y yo era el mejor con diferencia. Nacho, Luis, Fran, y los demás, excepto Santi, no me soportaban sobre el césped, y como son tan grandes intentaban abusar de su fuerza para compensar. Por eso empece a jugar al futbol con chicos mayores, para encontrar a gente a mi altura. Con el balón, claro, porque soy un poco bajito. Pero a base de gimnasio, me he currado un cuerpo fuerte y lo bastante musculoso para que la mayoria de los tios se lo piensen dos veces antes de meterse conmigo.

Desde que comencé con la universidad, todos los días Dani y Bruno pasan a recogerme en su coche. Tengo algunas asignaturas comunes con Dani, lo que teniendo en cuenta lo listo que es, me asusta un poco que después de tres años aun no se las haya sacado.

Siempre me ha gustado estar con ellos. Sus primos no me han perdonado nunca que prefirieran siempre jugar al balón conmigo que con ellos. Pero no fue hasta hace muy poco que comencé a mirarlos de otra manera.

Y con mis amigos de toda la vida me pasaba otro tanto. Puff, están tan cuadrados que me hacen sentir muy raro cuando estoy a su lado. Comencé a salir con Bruno y los suyos para ver si mejoraba la cosa. Con ellos estoy mas a gusto, porque no son tan altos e incluso Bruno y Dani son mas bajitos y todo que yo, lo que me mola bastante.

El problema es que cada vez me mola más.

Me alegre de encontrarme con Luis, que venia con su primo Bruno. Mis colegas se quedaron flipados con su tamaño, que así al principio siempre acojona un poco.

Como ya me lo conocía, al elegir los equipos me asegure de no coger a Luis. Por desgracia los otros consiguieron a Bruno, que juega mogollon.

Mientras jugábamos al fútbol, me toco marcar a Luis. No es muy difícil. Es tan grande que no lo puedes perder de vista, y aunque lo que son balones por altura es imposible que llegue tan alto como el, es pésimo regateando de cabeza, así que solo hay que esperar y la pelota acaba en el suelo, y aquí si que mando yo.

El se enfadaba y trataba de quitarme el balón. Como el tío que hace de arbitro esta un poco flipado, no dejaba que se pasara conmigo, así que tenia que hacerlo por las buenas, tan malo como es.

A mi me encantaba regodearme, aguantándolo todo lo que podía antes de correr y pasarla a alguna delantero o de meterme en el otro campo en algún ataque.

Mientras jugaba con el balón, sentía su aliento en mi nuca. Es una forma de decirlo, ya que no le llego ni al cuello. Era muy divertido. De todas formas con unos muslos tan grandes, me empujaba hacia delante poco a poco, metiéndolos y rozando todo el rato.

Me pasaron un balon, yo salte y lo pare con el pecho. Nada mas tocar suelo, Luis choco con mi espalda. Esa fue la primera vez que note que se estaba empalmando. Siempre pensé que Luis tenia que tener un buen paqueton. Aquel día pude comprobarlo claramente. Al principio me hizo gracia, pero poco a poco la cosa empeoró. Luis estaba cada vez mas duro.

En otra jugada, volvimos a repetir la situación. Nada mas llega a mi lado, note su erección otra vea a través del pantalón corto. Me cortaba, distrayéndome del juego. Yo mismo me empezaba a excitar también. Y no solo por el.

Bruno estaba buenisimo de corto. Su piel morena y suave me electrizaba cada vez que nos rozábamos. No paraba de recordar como me había puesto cuando hicimos las flexiones. Mojado del sudor de las carreras, sonrojado por el esfuerzo, pero también eufórico por la adrenalina desatada, estaba más guapo que nunca.

Su golazo me la puso dura. Y a su primo ya ni te digo. En la celebración, Bruno se le lanzo y Luis lo levanto, pasando sus piernas sobre su cintura. Por debajo se le veía un paquete de cuidado. Me di cuenta de su apuro. Joder, definitivamente a Luis Bruno se la levantaba tanto como a mi.

Lo que significaba que seguramente se había dado cuenta de que a mi me pasaba igual. Y de que su empalme al restregarse contra mi cuerpo era algo más de lo que yo me pensaba. La excitación se me disparo.

Desde entonces, y durante todo el dia, cada vez que estábamos juntos nos sorprendimos espiándonos con disimulo, cada uno embobado con el cuerpo del otro y del buenorro de Bruno. Al Principio volvíamos la cabeza avergonzados, pero poco a poco empezamos a sonreírnos y me relaje un poco.

Después del partido, acompañe a Luis y Bruno a su casa. Me dolía un poco la espalda por alguna mala caída, pero no les dije nada. Me invitaron a que me quedara a dormir esa noche y acepte. No estaba seguro, pero creía haber visto algo especial en la mirada de Luis cundo me lo dijo. Bruno se fue de marcha pero yo y Luis nos quedamos.

Durante la noche, antes de ir a acostarnos, vimos Troya, cogida del videoclub. Estuvimos comentado en plan de broma la musculatura tremenda de Brad Pitt y Eric Bana, y de lo que le ganábamos al guapito de Legolas. Pero tanto el como yo nos excitamos, aunque fingiéramos que no.

Nos dimos las buenas noches y me beso en la mejilla, apoyado con sus tremendos músculos en el marco de la puerta de mi cuarto.

A mitad de la noche, me levante. Creía que había oído algo. Supongo que Bruno acaba de volver y me había despertado. Avance a tientas, porque no sabia donde estaba el interruptor y no entraba mucha luz de fuera.

Al llegar a la habitación de Bruno, me detuve. Me lamí los labios y mire a los lados. Abrí con precaución la puerta y me asome adentro. El olor de su colonia impregnaba el cuarto. El dormía tapado con unas sabanas al fondo. Me quede un rato quieto, sin atreverme a entrar del todo. Comencé a temblar de puro deseo. Podía verle la cara. Dormido era guapo como un ángel. Con un esfuerzo, cerré la puerta y me di la vuelta para seguir hasta la cocina y beber un vaso de agua para ver si me calmaba.

Baje las escaleras, y cuando estaba a punto de llegar, en mitad del pasillo, me encontré con Luis. Salio sin avisar de la cocina, que con la poca luz pareció que emergiera de la pared misma. Me dio un buen susto, y retrocedí temblando. Al ver que era el, me relaje. Aunque por poco tiempo.

Se habia cambiado y avanzaba descalzo, como yo. Si yo solo llevaba encima unos shots de futbol y camiseta, el ni eso. Tan solo unos pantaloncitos cortos blancos. Estaba inmenso en la noche. Parecía llenar el pasillo entero. La luz entraba e iluminaba en la oscuridad los definidos músculos de su estomago. Sus hombros casi rozaban los dos lados del pasillo, redondeados. Sus impresionantes pectorales relucían en la noche, como un gigantesco viquingo.

Me cogio del hombro. Hice una leve mueca.

  • Hey Nano, ¿te pasa algo?

-Me duele la espalda desde esta mañana – reconocí

¿Y porque no has dicho nada, tío? Ven a mi habitación y te daré un masaje a ver si se te pasa.

Intente negarme, pero me agarro de la cintura y me levanto como si cualquier cosa. Instintivamente me agarre a sus enormes antebrazos. Me coloco contra su pecho, fresco y húmedo después de enjugarse con agua fría, y me paso el brazo bajo el trasero, para llevarme hasta su habitación. Me sentía como un crió... o como si me llevaran a la suite nupcial en la luna de miel.

Al entrar, me soltó al lado de su cama.

Quitate la ropa y túmbate sobre el estomago.

¡Pero si no tengo nada!- insistí, asustado por como la cosa se me estaba yendo de las manos.

Bueno, si prefieres que te la quite yo...

No, tio, de verdad...- proteste, pero ya era tarde.

Me cogio la camiseta y la saco por arriba. No veía como iba a poder salir de esta.

LUIS

Tras dejar caer su camiseta sobre la cama, me coloque detrás de Nano y le apreté los hombros con suavidad, deslizando las manos por sus anchos hombros. Le pregunte si le dolía aquí, y el negó con un gesto de cabeza. Desde atrás le sople en el cogote, y se giro a medias. Yo le sonría tranquilizadoramente, y el me devolvió el gesto un tanto vacilante. Era impresionante. No entendía como estuve tanto tiempo dejando pasar un cuerpazo como el suyo.

Baje las manos hasta fijarlas a sus costados, recorriéndolos suavemente, en dirección a su cintura, disfrutando una barbaridad del contacto de mis manos en los recios músculos de gimnasta, hasta que llegar a su talle. Allí por fin note el problema. Apreté con cuidado y se quejo.

Es verdad- lo toque con mas atención- esta un poco tenso. Pero no me extraña, con tantos músculos y lo que te lo has currado en el partido, es normal que algo te pasara.

Oye, no iras ha hacerme daño ¿verdad?

Tranquilo Nano. Todo esta controlado.- me incline y le di un besito en la nuca.

Cogi el elástico de sus boxers y empecé a separar la tela de la dura y suave piel de Nano. Lentamente lo fui deslizando para abajo, revelando unas nalgas perfectas, la parte posterior de unos muslos tremendos.

A medida que dejaba caer el bóxer por la cadera de Nano, su rostro se fue enrojeciendo. Termine de deslizar el bóxer hasta los muslos, después retire las manos del musculoso gimnasta, y sin dejar de mirarlo me retire un poco.

Nano miraba al suelo mientras se terminaba de quitar el ajustado bóxer por las dos columnas de músculos que son sus piernas. Flexionando su abdomen, término de sacárselo, dejando su atlético cuerpo desnudo frente a mí. Mi mirada seguía cada uno de sus movimientos. Una vez que termino, me acerque poco a poco a su cuerpo desnudo por delante

Mi polla empezaba a levantarse debajo del pantalón a la vista de un cuerpo como el suyo. El corazón de Nano empezó a latir fuertemente por el nerviosismo, podía notar a la perfección como la tensión aumentaba. Entre otras cosas, porque empezaba a levantar la tela de mi pantalón corto.

Pose mis manos sobre su musculoso pecho. Era una pasada sentir la dureza de los músculos pectorales de Nano. Mis dedos rozaron los pezones, y bajo mis caricias, su corazón latía apresuradamente. El quería esto tanto como yo, estoy seguro.

El frió de mis manos contrastaba con el calor de la piel de Nano, alucinando, frotando las amplias pectorales del musculoso pecho de mi compañero de clase.

Le di la vuelta y tumbe a Nano de espaldas, dejando las manos con las palmas extendidas a la altura de su pecho con los brazos flexionados, la cara de lado sobre la cama, su mejilla derecha sobre la cama, su ancha espalda solo para mi. Que tipazo

Tenía debajo de mis ojos un cuerpazo increíble. sus musculosas piernas, que acababan en un magnifico par de duras nalgas. La curvatura de la espalda de Nano se marcaba perfectamente, y cada gesto me entonaba un poco más que el anterior.

Joder, esto de no saber si el otro tio quiere o ni siquiera le va es una tortura. Pero también increíblemente excitante. Ya que estaba, me propuse disfrutar a tope. Comencé con sus pies grandes. Carne blanda, lisa, que ahora palpitaba bajo mis fuertes dedos.

Resbale hacia arriba por su piel suavísima. Apliqué una poca presión en la parte posterior de su rodilla. Note que los tendones estaban endurecidos

¿Te duele aquí también?

Ouch! Sí... pero mas suave, tío, por favor .

Shhh... El dolor saldrá... Piensa en algo para distraerte. Relájate. Respira con tranquilidad, profundamente. Eso es. Háblame de cualquier cosa.

Vale, tu mandas- lo que me molo oírle decir eso.

(...) Trabaje lentamente en círculos en los muslos rápidos y musculosos de Nano, que me habían dado buena muestra de su fuerza. Levantó las caderas para tratar de acomodarse mejor la entrepierna. Se estaba poniendo duro. Vi como se azoraba. Fingí no darme cuenta. Resbale mis manos por arriba, alrededor de su parte posterior, relajando sus caderas.

La tierna piel que redondeaba los perfectos globos de su trasero centraba el problema. Ni haciéndolo aposta. Jadeo ligeramente cuando lo empecé a masajear con cuidado. Mientras mi paquete, duro como una roca para entonces, rozo su lado izquierdo, y luego sobre la mano que había bajado a los lados. Su brazo se tenso, pero luego volvió a relajarse. Genial. El primer contacto había dado positivo

Poco después, Nano levanto la espalda apoyando los codos. Sus brazos estaban tremendos. Su espalda se curvaba, con la cabeza agachada. Mi masaje se extendió desde el cuello hasta los codos, dándome el gustazo de sobarle sus brazos musculosos. Era como si toda su sensacional musculatura se estuviera preparando. Su espalda lucia espectacular. Deslice las manos por su columna, como un valle sinuoso entre la montañosa musculatura de sus lomos.

Pero mi objetivo era otro, y los dos lo sabíamos perfectamente.

NANO

Sentía como cada latido de mi corazón retumbaba en mi cabeza. Estaba muy nervioso. Luis me volvió a empujar suavemente sobre la cama, inclinándose sobre mi cabeza, susurradme lo bueno que estaba. Trague saliva cuando escuche como se bajaba su pantalón. No me atrevía preguntarle. Estaba super nervioso, y comencé a temblar de temor y deseo cuando me separo un poco las piernas, cogiéndome de los tobillos. Joder, era demasiado para mi.

Solo era capaz de estar allí, tumbado, temblando y esperando a que hiciera lo que quisiera. Si después de esto no pasaba nada, creo que me daría un ataque.

Coloco las manos al lado de mis costados. Sentí su pecho sobre mi espalda, sin llegar a tocarme. Su respiración se volví un tanto agitada, recorriendo mi nuca y mi espalda. Su aliento casi abrasaba mi suave piel, crispando mis manos.

Justo entonces se alzo un poco otra vez y volvió a poner su manazas firmes y poderosas en mis duras nalgas, masajeándolas nuevamente, pidiendo que me tranquilizara, pero esta vez no fui capaz de detener el temblor de mis músculos. No cuando notaba cada dos por tres a su polla durísima restregarse suavemente por mis muslos. Era solo cuestión de tiempo que comenzara ¡Joder! Creía que esta vez estaría un poco mas tranquilo.

LUIS

Me arrodille entre sus formidables piernazas. Trabaje en sus caderas y lentamente moví las manos por la curvatura de su potente trasero. Sus jugosas nalgas temblaban sin parar, invitándome. Pero me tome mi tiempo, ya que no deseaba asustarle. Poco a poco aceptaba con mas calma mis caricias, disfrazadas por el masaje, sus gluteos duros relajándose, dejándome fondear su carne masculina, magnifica, firme, lisa. Lanzo un gemido, ansioso de que comenzara de una vez por todas. Y asustado al mismo tiempo. Me iba a poner las botas con este chaval.

Gozaba evidentemente de mis atenciones a su fantástico culazo. Con mis dedos empecé a adéntrame lentamente, haciéndole gemir mas suavemente, otra vez relajado. Pero ahora el nervioso era yo. ¿ y si lo hacia mal?

Luis, tio- empezó, titubeante. Es un encanto.

¿Que quieres?

Tengo que confesarte una cosa- hizo una pausa, reuniendo el valor para continuar- pero antes tienes que decirme que es lo que quieres hacer esta noche realmente.

Solo darte un masaje.

¿Seguro? Tio, dime la verdad. – supongo que había llegado el momento de lanzarse. Esperaba haber acertado. Si no, mucho me temía que iba a quedarme sin un amigo bien pronto, porque este de aquí no salía sin que le diera caña de la buena.

Me tendí sobre su musculoso cuerpo. Soy mucho mas alto, así que mis pies recogían los suyos. Sus nalgas son como dos amortiguadores grandes debajo de mis caderas.

Mi gigantesco pollon separo autoritariamente los firmes bollos de su culito, deslizándose profundamente en su hendidura. Mordisquee los lóbulos de sus orejitas, bese la nuca de su cuello y lo abrace firmemente. Quería que se sintiera exactamente asi: protegido, abrigado, seguro y a salvo.

¿Ostia macho, esa es tu polla?- Pero que pregunta mas tonta- Pero tio, es enorme- se callo un momento, titubeando- Entonces...¿me vas a follar?

Pues..- empecé dudando. Respire hondo y lo solté de golpe- si, pero solo si tu quieres- me apresure a añadir, mintiendo descaradamente- Es que me pones mogollon.

Menos mal- suspiro- entonces te lo puedo contar- trago saliva- No hace mucho que ya me lo monte con un tío.

¿De verdad? – me quede de una pieza. Pero al mismo tiempo, sentí un alivio inmenso. Fue como si me quitaran un peso de los hombros. Ahora me lo podría follar con tranquilidad -¿ Y entonces... te apetece?- se quedo callado un par de minutos, los mas largos de mi vida

Joder, me muero de ganas de que empieces de una vez- confeso por fin, rojo como un tomate, pero sonriente.

Ostia , macho, es genial. No te preocupes de nada. Nos lo vamos a pasar en grande de verdad. Ya veras. Bufff, no se ni por donde empezar contigo. Estas como un jodido dios. Como un bollicao. Confía en mi. Te vas a olvidar de ese gilipollas con el que estuviste- se rió de mi entusiasmo, pero le puse mogollon.

E-eespera, hay algo mas- detuve el masaje un momento, sorprendido.

¿Que te pasa, Nano?

Y-yyyooo no se que me pasa, Luis, joder, creo que me molan vuestros primos- mantuvo la vista en la pared, con miedo a mi reacción. Al ver que no decía nada, siguió hablando- C-ccc-cuando estoy con Dani, me encanta, es un tio genial. No se si te has fijado, pero es un tío legal, majo como pocos. Un colega. Se sienta en clase conmigo, como hacías tu, solo que de el me puedo copiar- se rió nervioso- y con t-tt-tu primo Bruno...

y con Bruno se te levanta solo con oler su colonia- se giro sorprendido. Yo seguí masajeándole los costados- Ya veo que si. No te extrañes tanto. Ya ves que a mi me pasa igual

S-sss-si, eso me había parecido, pero tenia miedo de que fuera una paranoia mía- ¡Eso era exactamente lo que yo pensaba tantas veces con el y con Carlos! No, si al final iba a ser verdad lo de la intuición de los tios..- joder, y tu vives con el y todo. No se como puedes resistirte

Y yo tampoco- le confesé de golpe. Nos reímos, un poco nerviosos. Su cuerpo me estaba provocando como nunca lo había hecho nadie, ni siquiera el guaperas de Santi o mi primito. Mi polla se moría de ganas de follarse de una vez a este tiarron - Pero ahora estamos tu y yo solos. Te lo repito, te vas a enterar de lo que es un polvazo de verdad- me chulee.

Bueno, la primera vez, fue muy raro. Él era enorme. No tan alto como tu, pero también mucho mas grande que yo. Al principio me dolía. No me pidió permiso. Ya te digo que fue todo muy raro. Pero luego fue la ostia. Me sentía tan lleno, tan completo. Pero no estoy seguro de si quiero que me folles todavía. Tengo que pensármelo, la última vez no pude. Y tu eres demasiado grande.

No tienes nada que pensar, campeón- Acaricie su columna, los hipermusculosos costados de su espalda de gimnasta. Y al mismo tiempo zambullí mi pollon entre sus asombrosas nalgas. Deseaba morder aquellos globitos duros y lisos, pero me controle. Ya habría tiempo.

Pase el brazo por debajo de su cintura, alzándolo de la cama, y acaricie su entrepierna, despierta y preparada. Eso lo hizo gemir de verdad. Frote mi pollon, que ya empezaba a babear, impaciente por comenzar.

¡ La ostia, Nano, pero que piel tan suave tienes! ¿Quién podría imaginarse que un tiarron como tu sería tan dulce y blandito?- me incline y le chupetee el cuello- Te deseo, tio. Me pones malo desde que nos vimos en la Uni con tus colegas. Pensaba que no me podría contener esta mañana. Tenias un polvo alucinante en el campo.

Me di cuenta, macho- gimió- me calentabas de mala manera cada vez que me dabas con ese pedazo de polla. Pensaba que ibas a follarme en cualquier momento.

Pues ahora la vas a tener toda para ti. Te vas a dar un atracón, campeón- decidido, entre por fin en el magnifico cuerpazo de Nano. Mi amigo levanto sus caderas, gimiendo contra la almohada, apretando con fuerza, marcando a tope su musculatura sensacional. Resbalando hacia adentro, mi pollon abrazado maravillosamente por aquel cultio de película, me sentia en la gloria. Mi polla empezó a bombear adentro y hacia afuera, cogiéndolo lentamente, con cariño, haciendo que pidiera más.

SIIII, joder, Luis, eres una puta maquina, empuja un poco mas...pero ten cuidado, por favor...

Tranquilo, Nano que controlo. Respira, así, con calma. Ya casi estoy todo...

Joder, tio, eres enorme...Ooooohh...eres la puta ostia- nuestros cuerpos y mentes estaban unidos tan perfectamente como mi pollon a su culito.

Era una experiencia alucinante, que jamás hubiera llegado a imaginar. Mi primer tío, mi amigo Nano, mi campeón... ensartaba su trasero duro y tierno, trémulo y sometido por mi mástil en acción. Golpee a fondo y mi colega se estremeció, alucinado por el alcance de mi entrada abismal.

Tio, Luis, eres sensacional, enorme, ¡Enorme! – le mordisquee otra vez sus pequeñas orejitas, lamiendo y besándole por el cuello ancho y fuerte, con mis manos agarradas a su robusto cuerpo, deslizándose por sus duros músculos, como arcilla bajo mis dedos expertos- Y no siento ningún dolor ¡Un milagro!

Eso es porque eres un macho como pocos, con un cuerpazo de cuidado, por eso te cabe toda y sin problemas- susurre en su oído, abrasándole con mi aliento tórrido- Eres un jodido campeón.

Pero es que eres un puto gigante. No me puedo acostumbrar. Primero Carlos y ahora tu... – asi que el semental que se lo habia montado antes con el era mi colega. Porque será que no me sorprendía lo mas mínimo.

Bueno, pues parecía que le estaba dando una leccioncita sobre quien es el que folla mejor en la pandilla. En aquel momento, todo mi cuerpo se convulsiono como nunca me había pasado. Era un orgasmo, el primero de verdad, con un tío buenorro debajo de mi corpachon. Me corrí con una potencia brutal, alcanzando el éxtasis, gritando a lo Tarzan después de vencer a un león de gimnasio.

Me levante y salí de el, jadeando, tomando aire a bocanadas. Tendido en la cama, Nano flipaba. Sin darle tiempo a recuperarse, le voltee y me lance sobre sus labios. Besaba mejor que Jaime. Mi boca se atracaba con sus labios jugosos, mi lengua se paseaba campeona por su boquita, avasallando.

Me frotaba contra su menudo pero musculoso cuerpazo, cubriéndolo como si fuera un toro. Restregaba mis manos desbordadas por su pecho de escándalo, por aquel estomago de fregadero, por sus costados de atleta. Nano por su lado me agarraba de los brazos, acariciando mis músculos enormes, impresionado, murmurando cuando le dejaba respirar lo grande que era, que parecía un toro, un superhéroe de película, que no se creía lo fuerte que soy. Yo continué relamiendo su físico privilegiado, saboreando a mi antiguo compañero de clase. Todo su cuerpo me parecía un sueño, de tan duro y cuadrado como estaba. Sus brazos me ponían berraco, sus pezones me provocaban, su torso musculoso y marcadisimo me desafiaba a que lo mordisqueara y lamiera, que lo apretara y acariciara.

Mirando por encima de mi hombro, se fijo en la puerta entornada y le entro el miedo.

Luis, tio- susurro con urgencia- ¡la puerta!- Yo no le hice ni puto caso. El insistió, asustado de que hubiéramos despertado a Bruno- ¡Tu primo puede entrar y encontrarnos!

¡ Y que mas da!- le di un mordisquito juguetón. Mi aliento le estremecía- Si Bruno nos pilla, le meteremos aquí entre los dos.

Volvió a protestar, temeroso de que nos cogiera. Pero al mismo tiempo, la mera idea de follarnos juntos al buenorro de Bruno se la puso dura de una manera escandalosa.

Aquello se merecía una mamada de las buenas.

Continuara