Bajos instintos

Lisa solo conoce el amor a través de Denise, su única relación sentimental de toda su vida, pero tras saber lo que es estar con un hombre, descubre que no puede vivir sin ello...

BAJOS INSTINTOS

Al llegar a su tienda fotográfica en su jeep Lisa se encontró, como cada mañana, al tonto y lascivo de su ayudante(al que en seguida hizo irse para atender recados y llamadas con tal de no aguantar sus impertinencias), y a Steve. Aquella hubiera sido una mañana normal de no ser porqué Steve, su mejor amigo y compañero(un morenazo de ojos claros e imponente presencia), se iba a Italia por motivos de trabajo y para iniciar una nueva vida.

-¿De verdad tienes que irte a Roma-preguntó lastimosamente-?.

-No puedo quedarme Lisa-contestó cabizbajo, sin mirarla-. Ésta es una oportunidad demasiado buena. Lo siento.

-Esto no va a ser lo mismo sin ti. Te voy a echar de menos-se lamentó-.

-Lo sé. Yo también te echaré de menos.

Tristes por la idea de tener que separarse, ambos se dieron un afectuoso y cálido abrazo que no consiguió aplacar el dolor de sus corazones. El abrazo duró algo más de lo normal, como si intentara retenerle, y al separarse de él, le besó. Tanto él como ella quedaron extrañados. A ese primer beso le siguió, y luego otros más. Besos breves al principio, que se fueron alargando, hasta que se dieron un largo y profundo beso de tornillo que les erizó todo su cuerpo. Lisa se volvió a abrazar a Steve, cuyas manos ya estaban sobando sus enormes pechos por encima de la ajustada camiseta de nudo, deleitándose con su tacto y la forma en que el pezón se marcaba. Su cuerpo, su aliento, su olor, su tacto, ella se encontraba embriagada de él. Tras unos minutos de besos y sobeteos, Steve le quitó la camiseta y se maravilló de las tetas de Lisa: grandes, firmes, con unos pezones apetecibles, de grandes areolas rosadas de suave tacto. Lisa posó para él con cara de niña dulce e inocente, casi virginal, con sus brazos apretando sus tetas.

-¡Dios mío!. Lisa, eres preciosa.

-¿De veras-preguntó en tono infantil-?.

-Sí, de veras. Eres una mujer increíble, Lisa. Eres muy bella

Cogiéndola de las manos, él la atrajo hacía sí para comerle los pezones. Al probarlo se sintió en el jardín de edén. Su sabor le encandilaba. Salteaba los pezones en su boca cálida de uno a otro como si fueran gominolas de caramelo. Ella gemía y se dejaba hacer por él, se lo permitía todo. Él degustó cuanto quiso y más las tetas de Lisa hasta dejarlas bien duras y mojaditas. Se desabrochó los pantalones y se los bajó, Lisa se agachó, bajó sus shorts y por primera vez en su vida, contempló una verga de hombre: su tacto cálido, casi ardiente, su textura, su forma(una especie de curva ascendente, bien sostenida) la dejaron anonadada. No podía quitarle los ojos de encima ni un solo segundo. Estaba muy confundida, pero también muy excitada. Comenzó a darle pequeños lametones, a masturbarlo un poco, a chupársela con rapidez, ganando experiencia con cada maniobra que sin saber como manejaba como si lo llevara haciendo toda la vida. Steve estaba en el cielo, la boca de Lisa era una delicia, sus labios de fresa demenciales, se la jalaba toda como una verdadera profesional. Con la lengua le daba toques en la punta y luego la hacía de liana de un lado a otro a fin de disfrutar más del sabor aquella polla. La dejó mamar y saborear por un buen rato, hasta que la hizo detenerse, se desvistieron y la puso de espaldas a él sobre la mesa de revelado, desnudos los dos. Tras probar los jugos de su concha, la penetró de una sola estocada. Lisa jadeó sobremanera, impresionada: era la primera vez que un hombre la montaba. Steve comenzó a bombearla, a acometerla, a disfrutar de aquella inesperada pero deseada experiencia de hacer el amor con su jefa. Los cachetes que se oían por el golpeteo de las nalgas de Lisa en las ingles de Steve resonaban por el cuarto de revelado, un sonido que Lisa jamás había escuchado antes, pero que le sonaba a música celestial.

-Aaaaaaaahh aaaaaaaaaahh aaaaaaaaahhh…sí, síiiii…me gustan…que me follen…me gusta…sigue sigue

-Uuuuuummmm aahh aaah aaah…eres excepcional Lisa…eres maravillosa

Steve siguió arremetiendo con furia martilleante dentro de ella. La cogió por la cintura para tenerla bien sujeta y siguió dándole tan rápido como le era posible. Las tetas de Lisa estaban aplastadas contra la mesa, su cuerpo iba de un lado a otro mientras Steve la montaba con arrollador frenesí. Sintiendo la llegada del orgasmo apretó el ritmo de la penetrada, rozando más rápido y calentando al máximo.

-Me corro…me corro…aaaaaaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaaaahhh aaaaaaahh aaaaaaaaaaahh ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRGGGHHH!!...

-Aaahh aaaahh…me corro…me corro toda…aaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaah ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!...

Steve anegó el coño de Lisa cuando se corrió mientras Lisa también chorreó sobre la verga de su amante, en un copioso intercambio de fluidos. Los dos se quedaron quietos unos instantes disfrutando el momento, dejándose llevar. Si bien Steve había disfrutado, Lisa se sintió morir, ir al cielo, y volver para contarlo. Jamás había sentido tal placer, ni siquiera con su gran amor, y eso comenzó a hacerla dudar. Minutos después, jadeante y sonriendo, ella dijo "Otra vez". Steve la puso boca arriba en la mesa, bien abierta de piernas y volvió a penetrarla. Lisa estaba fuera de sí, no creía que pudiera ser tan increíble hacerlo en su propio trabajo y de aquella manera, y casi todo el rato le estaba mirando mientras la penetraba. Tenía que verlo.

-¿Te vas a correr-le preguntó-?, ¿te vas a correr?...aaah aaaah aaaaahhh

Steve no respondió, pues a los pocos segundos se salió de ella, se pajeó un poco y la regó por su vientre, salpicando en todas direcciones. Lisa pasó sus manos por su cuerpo para poderlo tocar y se metió un poco en su boca para probarlo, descubriendo que le gustaba. Permaneció allí un poco, inmóvil, lasciva y gozosa, con su cuerpo empapado en sudor y semen, y con Steve a su lado. Se bajó de la mesa y volvió a chupar la tranca de Steve hasta que quedó fláccida, dejándola como los chorros del oro. Tras un último abrazo y un último beso, Steve se visitó, recogió sus maletas y se fue. Lisa quedó extrañada, ya que había estado con un hombre y lo había disfrutado, ¡¡pero ella era lesbiana!!. ¿Cómo era posible?.

Tras cerrar la tienda y volver a casa, Lisa fue inmediatamente a su habitación, sacó una mochila del armario y comenzó a meter ropa dentro. A los pocos segundos, Denise volvió del trabajo y la encontró haciendo el equipaje. Tras una breve charla, Lisa se lo dijo y Denise, al saber todo lo ocurrido, intentó hacer que Lisa cambiara de idea.

-¿Segura que quieres irte?.

-Sí, tengo que hacerlo.

-¿Por qué?.

-Mira Denise…nos conocimos cuando yo estaba en el instituto, y yo estaba muy confusa en aquel entonces…creía que lo sabía, que esto es lo que yo era…pero ya no lo sé…y tengo que descubrirlo…necesito saber quien soy

-No te vayas, por favor-suplicó-

-No puedo quedarme

-Lisa por favor

-No Denise…no

Usando su último cartucho, Denise hizo girar a Lisa y la besó con gran pasión, metiendo su lengua hasta la campanilla. La fuerza del beso la dejó en éxtasis durante unos instantes, tiempo en que Denise tomó el control de la situación. La echó sobre la cama y comenzó a desnudarla, recorriendo el cuerpo de su amante por los cuatro rincones y pasando su lengua por todo su exuberante cuerpo. Las dos comenzaron a luchar lengua con lengua cuando Denise volvió a besarla. Minutos después de estar revolcándose en la cama, acariciándose y excitándose, salieron a la piscina, al calor del día soleado. Lisa se sentó con las piernas cruzadas en el paseo de piedra y Denise, de pie, dobló un poco la rodilla, dejando su conchita a la altura de la boca de Lisa, la cual metió la lengua a la primera, sin grandes esfuerzos. Apoyada en el árbol que había a espaldas de Lisa, la rubia Denise, con la cabeza echada hacia atrás, se agitaba al sentir la lengua de su amante de pelo castaño y ojos azules como el mar. Lisa hacía su trabajo con pasión y glotonería, sin dejar un solo rincón por saborear ni un jugo por beber. Éstos salían abundantemente, corrían por sus piernas como riachuelos. La cabeza de Denise iba de atrás a adelante, gozando de cada instante en que la lengua de Lisa la penetraba, y ésta degustaba todos los jugos vaginales de su amante. Su lengua iba de un lado a otro, a veces entraba, a veces salía, a veces hacía círculos por sus labios vaginales. Las sensaciones se hicieron más fuertes, más intensas, y cada caricia parecías que iba a hacerlas estallar. Finalmente, Denise explotó de placer al gozar de la lengua de Lisa, y su cuerpo tembló de placer, quedando sin fuerzas y cayendo al suelo. Se sentó junto a Lisa y la abrazó, pero Lisa vio la estratagema que Denise empleó y fue incapaz de soportar su abrazo. Se salió de ella rumbo a casa para terminar de hacer las maletas. Denise, sola y abatida, se quedó allí, sentada en posición fetal, con cara triste.

Con la reciente pérdida de Lisa, los días, la casa, su rutina y muchas cosas más se hicieron una tortura para Denise, pero aún así, el trabajo era el trabajo, de modo que como masajista que era, visitó a Cindy, una de sus mejores clientas(rubia, de pelo rizado corto y ojos azules). Ésta, desnuda mientras Denise hacía su trabajo con ella tumbada en una camilla de masajes, la miraba con ojos brillantes, expectante. Durante un buen rato mantuvieron una charla de lo más convencional, hasta que de golpe, Cindy no pudo aguantar la curiosidad.

-Denise, ¿nunca lo has hecho con un hombre?.

-No-contestó con sequedad-.

-¿No sientes curiosidad por eso-preguntó, cogiendo las manos de Denise y llevándolas a sus tetas-?.

-Sí, hasta que conocí a Lisa-respondió, quitando las manos de los pechos de su clienta y continuando el masaje-.

Cindy quedó mirando a Denise con la tristeza de quien no consiguió el objetivo que pretendía. Durante varios minutos Denise siguió haciendo su trabajo y Cindy se limitaba a mirarla. Cuando iba a decir algo, el marido de Cindy(un hombre de ojos oscuros, pelo negro engominado y cargado de hombros) entró por la puerta. Al verlo, Denise vio que ya había cumplido el tiempo de trabajo, de modo que recogió la bolsa y se marchó.

-Hasta luego Denise.

-Hasta luego Cindy.

Se fue hasta la puerta y la abrió. A punto de irse, no la cerró, si no que quedó observando a Cindy y a su marido, movida por la curiosidad de las preguntas de Cindy. Ésta aún seguía echada sobre la camilla totalmente desnuda, pero encima de su marido(a quien había desnudado rápidamente), con quien practicaba un 69. Ella se tragaba con fervor todo el manubrio de su esposo, al tiempo que éste devoraba la vulva de su mujer con la lengua y los dientes. Denise, con ojos curiosos, desde el umbral de la puerta, prestaba atención a todos los detalles, veía como Cindy disfrutaba del sexo oral que le estaba dando a su esposo(y como él gemía de gusto con la vulva de su esposa en su boca). Su cabeza bajaba y subía, chupando todo el miembro, mojándolo con saliva y acariciándolo con las manos, pelándolo a base de bien y usando el pulgar para acariciar el glande. Por varios minutos estuvieron metidos en preliminares, hasta que Cindy paró de golpe, y buscando en su bolso, sacó un preservativo y se lo puso a su marido. Se dio la vuelta, quedando a espaldas de él, se sentó sobre su pene metiéndoselo entero, y comenzó a cabalgarle como una loca. Denise miró como aquello entraba y salía de la cuca de su clienta y escuchó los gemidos de placer de ella. El marido amasaba las tetas de su esposa, las retorcía y acariciaba alternándolas con el culo, para ayudar a la cabalgada que le estaban dando. Los gemidos resonaban por toda la habitación, y llegaron a los oídos de una Denise que, tan turbada como excitada, observaba aquello con avidez, preguntándose si de verdad estaban gozando tanto como parecía. Vio como Cindy montaba a su marido como si fuera un jinete con su caballo favorito. Los labios vaginales se abrían de par en par recibieron el recubierto aparato, tragándolo y volviéndolo a sacar casi por completo. Cindy torció el gesto durante la cabalgada infernal debido a la sobreexcitación que llevaba. Marido y mujer siguieron gozándose largo rato, hasta que a punto de correrse, ella se sacó la tranca de su vulva, le quitó el preservativo y ambos comenzaron a tocarse para gozar. El marido terminó primero, eyaculando con roncos jadeos que casi parecía un oso, mientras Cindy también acabó gozando y chorreando por sus piernas. Segundos después, se echó junto a su marido para deleitarse en abrazos y besos con la expresión feliz de quien ha tocado el cielo con los dedos. Denise, con expresión risueña y enigmática, cerró la puerta sin hacer ruido y se fue.

Paseando por su nueva casa, Lisa se encontraba en una nube de libertad y felicidad que le era totalmente desconocida. Incluso tenía para ella sola un pequeño jardín con una pared de matojos haciendo de muro exterior. Se sentía como si estuviese viviendo un maravilloso y refrescante sueño. Paseando en braguitas por el pasillo de su casa, se dedicaba a decorarla con motivos marinos, usando estrellas de mar, corales y poniendo redes por los umbrales de las puertas. Su cara irradiaba una absoluta alegría. A las pocas horas de estar decorando la casa, sudando, cansada de tanto trabajar y desempacar, se metió en la ducha para relajarse y limpiarse completamente. Tras meterse en la ducha y abrir el agua empezó a enjabonarse con la esponja. El roce de la misma y de sus manos con su propio cuerpo empezaron a calentarla. Continuó enjabonándose largamente, con mucho mimo, masajeándose bien las tetas y acariciándose los pezones. Cada caricia la excitaba un poco, cada vez más, se sentía como si fuera rumbo al cielo, y se decidió a llegar a él. Los recientes acontecimientos de su vida golpeaban su mente como si fueran puñetazos: Steve y su (insuperable) primera relación heterosexual, la independencia de Denise, la casa nueva…Lisa siguió tocándose, disfrutando de cada caricia que se propiciaba en su voluptuoso y juvenil cuerpo mojado por el agua de la ducha.

-Mmmmmmmm aaaaaaaahh aaaaaaaaahh…mmmmmmmm que bien me siento…es riquísimo…mmmmmm mmmm mmmmm aaaah aaaahh aaaahh

Llevó sus manos a su entrepierna para darse más placer, se abrió de piernas y comenzó a masturbarse sin prisa pero sin pausa, alargando lo más posible el placer que la invadía. Fue cuando recayó en que era la primera vez que se masturbaba, y se maravilló de descubrir lo que era amarse uno mismo. Se metió dos dedos en su coño y continuó gozándose, acariciándose las nalgas y los pezones, jadeando, gimiendo, cerrando los ojos, pajeándose más fuerte. Llevada por el momento, deslizó su mano izquierda por detrás de ella. Se acarició las nalgas, las tocó una y otra vez y probó a meterse un dedo por su culito. Al sentirlo, entre el roce y el agua, gimió como una loca, y fue incapaz de resistirse a meterse otro y disfrutar de sus dos agujeritos a la vez.

-AAAAAAHH AAAAAAAHH AAAAAAAAHH…ES LA GLORIA, LA GLORIAAA…AAAAHH AAAAAAHH AAAAAHH AAAAAAHH

Tragó saliva para aclararse la boca y apretó el ritmo de los dedos en sus entrañas. Sus piernas comenzaron a flaquear y temblaban, mientras se apoyaba en la pared la ducha. Su cuerpo vibraba por los cuatro costados a base de dedos por su culito y su vulva. Los metía y sacaba, jugaba con su clítoris, volvía a introducirlos del todo, notaba el jabón entre ellos resbalando y ayudando más a hacerse el amor a sí misma. No podía dominarse, no quería. Solo anhelaba correrse de una vez, gozar al máximo nivel, y dicho y hecho, Lisa se corrió entre salvajes temblores y jadeos de placer, cayendo lentamente al suelo de la ducha con expresión feliz y tranquila tras su primera y esplendida masturbación. La primera, esperaba, de muchas.

Con el paso de los días, Lisa fue amueblando la casa, haciéndola el hogar que esperaba hacer, pero entre compra y compra y paquetes de embalaje, le faltaba algo importante: la cama. A tal fin comenzó a recorrer las tiendas de decoración y mobiliario de Los Ángeles, su ciudad, hasta encontrar una a su gusto. Yendo por el centro de la ciudad dio con una que le resultó atractiva y entró. Nada más estar allí vio un gran repertorio de camas y pensó lo difícil que le sería decidir. Al no ver al dependiente, esperó tranquilamente que apareciera. Mientras ella esperaba, en el despacho del dependiente, éste(un hombre de cabello rubio y raíces negras peinado hacia atrás, con traje color crema y corbata azul) se encontraba revisando unas cuentas cuando una chica pelirroja, de vestido ligero, labios de rubí y mirada ardiente, fue hacia él insinuándose.

-Sarah por favor, déjame, estoy ocupado-protestó él-.

-Vamos Mark-susurró con voz melosa-, date un desahogo. Debes liberarte un poco.

Mark intentó no hacerle caso e intentó concentrarse en su tarea, pero los besos y toqueteos de Sarah lo ponían difícil. Ésta se fue un momento al armario trastero y sacó una botella de champán y dos copas, con la idea de que ambos bebieran hasta poder tumbarlo y cepillárselo, pero él siguió a su tarea, esquivando el champán y su invitación. Viendo lo ocurrido, Sarah probó otra estrategia.

-¿Quieres saber algo?.

-Qué-preguntó él toscamente-.

-Hoy no llevo bragas.

Mark ni se inmutó, pues ya se esperaba cualquier cosa de ella.

-Eres un buen chico, pero se nota que necesitas liberarte.

-¿Ahora eres una psicóloga sexual-preguntó sarcástico-?.

-Soy una mujer…Es nuestra profesión-respondió airadamente-.

En ese instante se percató de la presencia de Lisa en la tienda y se alegró de tener algo que hacer para poder librarse de su compañera de trabajo. Salió del despacho y recibió a Lisa.

-Buenas tardes, ¿querías algo en particular?.

-Sí, hola, estoy buscando una buena cama para la casa donde me acabo de instalar.

-Bien, pues tenemos ésta de aquí enfrente, ó aquella del otro lado.

-Hmmmm, las dos parecen buenas…a ver ésta

Lisa se sentó del lateral sobre la cama que más cerca tenía y rebotó varias veces para comprobar sus muelles. Comenzó a reírse con gran alegría.

-¿Siempre te excita tanto ir de compras-preguntó Mark extrañado-?.

-Bueno…es mi primera vez-aclaró-.

-¡Vaya-exclamó sorprendido-!. Eso hay que celebrarlo, ahora vuelvo.

Se fue a su despacho y cogió la botella de champán y dos copas que Sarah había traído previamente. Volvió con Lisa, le dio una copa, abrieron la botella y brindaron un par de veces por la nueva vida de ella, por una buena compra y por el nuevo mundo que se le abría. Entre copa y copa comenzaron algunos besos, caricias, y algún que otro coqueteo. El efecto del champán y las burbujas hizo un súbito efecto en Lisa, y antes de darse cuenta estaba echada sobre la cama en brazos de Mark, que la estaba comiendo a besos mientras la rodeaba con sus brazos.

-¿Sabes?. Creo que he bebido un par de copas de más-dijo ella-.

-¿Y qué pasa?.

-Que vas a divertirte mucho ahora-contestó pícaramente-.

Mark sonrió y siguió besándola, bajando un poco su vestido y dejando sus grandes tetas al aire. Abrió los ojos de par en par al ver su tamaño y sonrió al ver que iban a ser para él. Incluso la forma de su pezón era perfecta, sublime. Pasó sus manos por ellos para sentir su suave piel y se los llevó a la boca para probarlos. Ella cerró los ojos sonriendo con ternura y se rindió a sus deseos de dejarse hacer por él. Mark continuó saboreando los rosaditos pezones de Lisa largo rato, excitándolos, endureciéndolos hasta satisfacer su enorme apetito. Las manos de Lisa tocaron el paquete de Mark y se excitó de ver que estaba muy duro bajo aquellos pantalones color beige. Se desnudaron lentamente, y ya piel con piel, ella agarró bien fuerte la verga de él para metérsela en la boca hasta la campanilla. Le encantaba mamar. Él dejaba que ella tomara el control y gozaba de la tremenda mamada que le estaba dando. Era la segunda tranca que probaba en toda su vida, y deseaba que aquello no acabara nunca. Le fascinaba, casi obsesionaba, el sabor de una buena verga en su boca. Su cabeza iba y venía, guiada por las manos de Mark en su nuca. La sensación de ver que le estaban follando la boca la excitó aún más. Se la estuvo trabajando un buen rato hasta dejársela bien dura y bien mojadita, firme como un torreón medieval. Lisa se abrió bien de piernas y con enorme gula él se bebió todos los jugos que emanaban de su vulva ya dilatada. Deseando continuar ella se puso en posición abriéndose bien para recibirle y Mark se puso encima de ella, enterrándole todo su miembro dentro y enterrándola a ella entre el colchón y él. Lisa dejó escapar un largo suspiro de placer al sentirse penetrada. Rodeó a aquel hombre con sus brazos y éste empezó a follársela con toda la fuerza de que disponía.

-Aaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaahh…no te pares…sigue follándome, sigue follándome…venga…así, asíiiiiiiiii...

Para ser su segunda vez con un hombre, Lisa podía reconocer que aquel tío sabía lo que hacía. Cada compás que iba marcando la sentía hasta en los dedos de los pies. Su cuerpo entero era un enorme receptor de placer, se sentía subir más y más alto rumbo al cielo, sin escalas. Tanta era la emoción que incluso le costaba tragar saliva, casi se empalizaba. Estaba anegada de hombre, fundida con él. Le aferró fuertemente por la espalda para que él la siguiera penetrando, cosa que hizo de inmediato. Las embatidas eran espléndidas, exultantes, ¡¡supremas!!. Lisa deseaba tenerle entre sus piernas durante años. En cuanto apretó el ritmo sus tetas se movían más aprisa, los jadeos eran más fuertes, el sudor comenzaba a bañar sus cuerpos y entre fuertes y secas estocadas Mark y Lisa gozaron con un impulso común y desgarrador.

-Aaaahh aaaahh aaaaaaahh aaaaaaaaaahhh…me corro…ya me viene, síiiiii…ya me viene…sigue, sigueeeeeeeeee ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!...

-Yo también me corro Lisa…ooooohh oooooohh oooohh ooooooohh ¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOHH!!...

Él hizo los últimos empujones hasta que quedaron inmóviles, con su verga inundando las entrañas de Lisa, dejándose arrastrar por el fantástico clímax. Durante varios minutos ambos tomaron aire para recuperarse, y renovar fuerzas, ya que estaban lejos de haber acabado. Poniendo a Mark debajo, Lisa se sentó sobre su verga para cabalgarlo cuando vio a una nueva compañera de aventuras: Sarah, la cual había estado observándoles y ahora estaba desnuda, con su lechoso y blanquecino cuerpo frente a ella. Las dos se besaron largo y tendido, probaron la dulzura de sus lenguas. Las manos de ambas no tardaron en ir hacia las tetas de la otra y amasarlas como harina de pan. Mientras Sarah se maravillaba de las enormes tetas de Lisa, ésta disfrutaba del tacto de las pequeñas tetas de la pelirroja. De espaldas a Mark, Lisa se abrió y ayudada por Sarah, se metió la verga del vendedor hasta el fondo y comenzó a cabalgarle a horcajadas. Sarah le acariciaba el culo y todo su cuerpo, abriéndole las nalgas para que Mark lo viera.

-Mira que culito tiene-le dijo-. Tiene un culito precioso.

Mark lo miró y aunque no contestó, ambas sabían lo que pensaba, al tiempo que Lisa sintió un fuerte arrebato de orgullo al oír aquellos halagos sobre su cuerpo. Sarah siguió abriendo sus nalgas con malicia, pasando sus dedos por ellas, haciendo amagos de meter los dedos dentro y dando algún que otro cachete. Con sus manos en el respaldo de los pies de la cama, Lisa montaba sobre Mark con especial frenesí. Los tres estaban calientes, al rojo vivo. Las manos de él buscaron las caderas de Lisa y las cogieron con fuerza para ayudar a que la cabalgada fuera más fuerte. Por su parte, Sarah seguía explorando el cuerpo de aquella chica que tanto le gustaba, besándola por todas partes al tiempo que se masturbaba. La atmósfera allí creada se fue cargando paulatinamente, llegando a las cimas más altas a cada instante y culminando con gritos de placer de Lisa cuando volvió a gozar de aquella verga de su coñito, ésta la llenó de semen y Sarah también gritó al acabar gozando después de una frenética masturbación.

-Oooooohh Lisa ooooooohh-gimió apretando los dientes-…más, máaaaaaass

-Me corro…me corro otra veeeeeeeeeez ¡¡AAAAAAAAAAARRGGHH!!

-Yo también…mmmmmmmmmm…me corro…aaaahh sí me corro…aaaaaaah aaaaahhh me corro todaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

De nuevo hubo una pequeña pausa para descansar, pero fue más breve que la anterior. Aún con ganas, Lisa se tumbó sobre la cama, con Sarah sentada sobre su cara y Mark de rodillas sobre la cama cogiéndola de las piernas y elevándolas para poder penetrarla de nuevo. El bombeo recomenzó casi al instante: él no se cansaba de ella, no podía parar de desearla, y ella tampoco podía parar de desear que la penetrara. Con la vulva de Sarah justo encima de ella, Lisa la acercó un poco y metió la lengua por dentro para disfrutar con los jugos de la pelirroja. Acarició su culo varias veces, admiró la blancura de su piel y con divertida y maligna sonrisa, comenzó a dar cachetes cada vez más fuertes hasta dejar las nalgas de Sarah tan enrojecidas como su pelo. Ésta se relamía del gusto que su morena de ojos azul cristal le daba a base de cachetes y lengua, le encantaban esos cachetes, lo bien que sonaban, y por su parte Mark acometía una y otra vez a Lisa. El trío formado se daba placer a partes iguales, sin dejar un solo rincón de su cuerpo por acariciar y gozar. Las emociones de Lisa estaban por las nubes: hasta hace pocos días solo había estado con Denise en toda su vida, y ahora estaba en mitad de un trío con un buen macho dándole de lo lindo y comiéndoselo todo a una fogosa mujer, y además en una tienda donde podrían descubrirlos in fraganti (lo que era un morbo añadido para ella). Los gemidos de placer no tardaron se multiplicaron con rapidez: Sarah estaba a punto de caramelo, Lisa tenía la cara roja de gusto y Mark volvía a apretar los dientes dando el pistoletazo de salida para la maratón final. En ese momento los tres se lanzaron de cabeza a la búsqueda de ese ansiado orgasmo que sellaría un momento mágico. Mark follaba, Lisa chupaba y Sarah miraba. El vaivén aceleró sin detenerse hasta que finalmente y por última vez los tres volvieron a correrse entre enormes estertores y gritos de gozo. Fundidos en un abrazo los tres se dejaron llevar.

-Aaaaah aaaaaaahh-suspiró Lisa-…ha sido estupendo.

-Sí, eres una chica increíble…nunca he conocido a nadie igual

-Ni yo tampoco-confesó Sarah riéndose-, y ha sido mi primera vez con otra mujer-añadió guiñando un ojo-

-¿Sabes?, creo que seré una buena clienta-comentó Lisa divertida-.

-¿Y eso porqué-preguntaron los otros dos al mismo tiempo-?.

-Porqué creo que me quedaré ésta cama-contestó con una amplia sonrisa-.

-¿Ves como te dije que eran buenas-preguntó él irónico-?.

Los tres se rieron con ganas, allí juntos, tras un buen revolcón a tres bandas. Con desgana, comenzaron a vestirse y arreglarse. Lisa pagó la cama y se despidió de Mark y de Sarah, no sin antes dar la dirección de su casa para, en unos días, que le hicieran la entrega de la cama a domicilio. Justo antes de irse, les dio un buen beso de despedida a ambos, tras lo cual, sonriéndoles, a la luz del atardecer, se marchó.

A la mañana siguiente, Lisa se despertó sonriente en su sofá. Sin siquiera vestirse, y decidiendo que se tomaría el día libre para trabajar en la casa, de inmediato se puso a seguir decorando, recordando con todo lujo de detalles todo lo ocurrido desde su recién adquirida libertad, y pensando con picardía y curiosidad que le depararía la vida de ese día en adelante

BAJOS INSTINTOS II

Como si fuera un alma en pena, Denise comenzó a vagar por Los Ángeles como un fantasma entre la niebla, sola y abatida. La marcha de Lisa la había sumido en una profunda depresión, y no tardó en comenzar a visitar toda clase de pubs para buscar un consuelo a sus penas. Buscaba algo de compañía que, de alguna forma, pudiera hacerla sonreír de nuevo. En una de sus marchas, entró en un local de alterne, de ambiente cargado y marcado acento lésbico. Casi todo eran mujeres, a excepción de dos hombres: uno detrás de la barra sirviendo las bebidas, y otro que iba deambulando de un lado para otro, acercándose a las chicas e intentando ligarlas, que le rechazaban a los dos segundos. Denise se fue a la barra y pidió una copa. A su lado, una chica vestida con botas altas, top, pantalón corto, todo de negro, de larga melena y mirada encendida, se fijó en ella.

-¿Vienes a menudo por aquí-preguntó-?.

-No, es la primera vez-respondió Denise sin mirarla-.

-¿Y que buscas en este sitio?.

-Algo de compañía.

-Si quieres, yo podría ayudarte. Soy Jessie.

-Denise, encantada.

-Te veo algo triste, Denise. No te preocupes, yo me ocuparé de que te alegres.

-Yo no quiero alegrarme. Quiero irme lejos, muy lejos de aquí.

-Eso tiene solución-contestó con picardía-.

Jessie se levantó de su asiento y se fue hacia el baño de chicas, mirando a Denise a invitándola a que la siguiera. Ésta dudó un momento, justo cuando el tío que rondaba a todas las tías del bar se acercó a ella.

-Hola nena, te veo muy sola, ¿quieres compañía?.

-Lárgate, ¡¡no me gustan los hombres!!.

Denise se largó para reunirse con Jessie, viendo como el tío aquel iba buscando a otra. Yendo por el pasillo que daba al baño se encontró con una chica que tenía una arisca riña por teléfono, que según pudo oír, se debía a la duda de la persona del otro lado sobre los sentimientos de la que tenía ante ella. La ignoró y entró en el baño, donde Jessie, en el primer lavabo, la esperaba.

-¿El tío del bar está contigo-preguntó curioso-?. Me pareció que os conocéis ya que eres la única chica a la que él no se acercó

-¿Bob?. Sí, él viene conmigo. Es un fotógrafo sin empleo ahora mismo.

-¿Es tu novio?.

-No. Ambos sacamos provecho del otro: yo obtengo compañía, y él, dinero.

Denise no supo que decir ante su respuesta.

-¿Hasta donde quieres llegar Denise?.

-Muy lejos-respondió secamente, apoyada en la pared del lavabo-.

-¿Hasta donde-repitió-?.

-Hasta donde sea posible.

-Creo que necesitas compañía Denise, y no con llegar hasta muy lejos. Ya sabes lo que dicen: "Un nuevo amor, ayuda a curar, las heridas del anterior".

Jessie salió del baño sin el mini-pantalón, con el coño al aire. Denise se giró y viéndola, se acercó y se besaron. Jessie fue por la camisa blanca que su nueva conquista llevaba y deshizo el nudo para quitársela. En ese instante, una mujer de pelo azabache, ojos castaños y enormes tetas, enfundada en un top y mini-pantalón verde muy apretado, entró en el baño y abrió la puerta donde ellas estaban. Denise la cerró, pero Jessie la abrió de nuevo.

-No, déjala que mire, así se pondrá cachonda.

Jessie y Denise volvieron a lo suyo, mientras la tía de tetas grandes se sacó un cigarrillo, y poniéndose en una pequeña repisa al otro lado observó la escena. Jessie y Denise se enzarzaron en una batalla boca a boca usando sus lenguas sin parar. Denise desabrochó el top de Jessie para poder lamer esas pequeñas tetas que despuntaban. Ésta se sentó sobre la taza del lavabo, Denise se arrodilló, abrió las piernas de Jessie para meter la cabeza entre ellas y comérselo todo. En esto, una chica de pelo negro, top negro y falda negra entró y se metió en otro de los lavabos. Con gesto indiferente, la tía de tetas grandes se fue del lavabo aburrida, dejándolas a su aire. Denise, lanzada de lleno a la faena, degustaba con gran placer la vulva de Jessie, dibujando trazos a lo largo de labio vaginal, lamiendo su clítoris, mordisqueándolo a ratos para oírla gemir.

-Aaaaaaaah aaaaaahh…eso es Denise…cómemelo todo…uuuuuummmm así, cómemelo así…aaaaaaaahh aaaaahh aaaaahh…lo haces muy bien

Las palabras de Jessie la animaban a seguir. El sabor de aquel coñito húmedo era sabroso, muy rico. De vez en cuando, hacía pequeñas incursiones con la lengua para penetrarla y beberse los jugos que emanaba. En ese momento otra chica, de pelo castaño, camisa blanca de topos negros y falda de flecos entró en el lavabo y fue con la chica que había entrado antes, para empezar a desvestirse. Mientras tanto las manos de Denise, apoyadas en los muslos de Jessie, subieron lentamente por el cuerpo de ésta, acariciando su vientre y luego sus tetas, retorciendo los pezones con los dedos. Para Jessie era el paraíso, lo mismo que para Denise: el cuerpo que se estaba devorando la tenía ida, todo era exuberante y apetecible, desde su boca hasta los pies. El vientre de Jessie se retorcía a causa de las profundas lametadas que la otra le propinaba, ¡y de qué manera!. No había duda de que era una experta comiendo conchas. Meneaba la lengua y los labios de un modo muy experto, frenético. Jessie la hizo detenerse antes de acabar corriéndose, se acercó a Denise y se besaron largo rato, para luego ponerla en pie, quitarle los pantalones negros que llevaba(viendo que no llevaba ni braguitas ni tanga) y devolverle el favor. Jessie se hundió entre los muslos de Denise hasta el final, penetrándola con la lengua, lamiéndola, hurgándola con los dedos, gozando de cada rincón. Con las manos bien firmes sobre los muslos hacía aproximaciones profundas y de superficie, tomándose su tiempo para disfrutar del manjar puesto ante ella. Jessie también sabía comer una cuca bastante bien, lo que se demostró cuando comenzó a arrancar a Denise unos roncos y viscerales gemidos que salían de lo más hondo de su ser.

-Aaaaaaaahh aaaaaaaah aaaaahh aaaaaah aaaaaaahh aaaaaaahh aaaaahh…vamos Jessie, devóramelo…ooooohhh que placer…venga, sigue, sigueeeee

Durante un buen rato estuvo comiendo Jessie las entrañas de Denise, hasta que ésta se corrió y se abrazó a Jessie. Ambas salieron del estrecho lávabo y se apoyaron en la pared que estaba justo al lado. Jessie se abrió para que Denise la hiciera correrse, sacando, además, unas bolas chinas de un bolsillo y poniéndolas a Denise en su mano.

-¿Quieres que te las meta?, ¿quieres que te las meta todas?.

Jessie asintió con la cabeza, se abrió y arqueó para ponerse en posición. Denise, debajo de ella, se alzó para volver a comérselo todo y mojó bien las bolas chinas. Rápidamente volvió a penetrarla con la lengua y metérsela lo más profundo posible, haciendo que se mojara y bebiéndose todos los jugos que tan bien le sabían. Mientras se lo iba comiendo todo, Denise palpó y cacheó el culito de Jessie hasta llegar a su ano. Habiendo encontrado el sitio cogió las bolas chinas y metió la primera. Jessie emitió un largo y ronco jadeo que a Denise le sonó a gloria divina. Tras la primera, fueron la segunda, la tercera, la cuarta y la quinta. Con todas las bolas bien dentro, Denise cogió el cordel que las unía para sacarlas más adelante y siguió lamiendo a Jessie con energías renovadas. Era tan guarra que le encantaba aquello.

-Aaaaaaaahh…mi culito perforado…me encanta, me excita….aaaaaayyy me excita mucho…sácamelas Denise…sácalas ya

Dejándola con la espera Denise continuó saciando su apetito desmedido por la vulva de Jessie. No dejaba un rincón libre que lamer ni chupar. Notaba como las ansías de Jessie iban creciendo cada vez más y decidió esperar un poco más a que ella estuviera lo bastante ansiosa. Segundos después el cuerpo de Jessie se retorció con fuertes sacudidas. En ese instante Denise sacó la primera bola y Jessie lanzó un fuerte jadeo. Haciendo pequeñas pausas fue sacando el resto, haciendo que Jessie llegará más rápidamente al ansiado orgasmo que Denise le estaba dando.

-Vamos Denise, vamos…así, asíiiiiiiiiiii…oh dios, me corro…me corro…aaaaaaaaaaahh síiiiiiii me corrooooooooooooooooooo

Cayó al suelo con las fuerzas cansadas y el cuerpo satisfecho. Se abrazó a Denise y las dos se besaron un rato. Sonriendo, Denise se marchó complacida por el rato pasado con Jessie. Al salir, se encontró de nuevo a la chica que discutía por teléfono, pero acompañada de Bob, que, como no, intentaba inútilmente seducirla.

-Sí, ya te dije que te quería, que todo está bien…de acuerdo, no me creas si no quieres…allá tú…¡¡vale!!-colgó-….y tú largo, no me gustan los tíos-lo abofeteó-

La chica se fue y Bob se quedó con la mano sobre su mejilla para aliviarla.

-¿Eres Bob, verdad?. Soy Denise. ¿Quieres ganarte unos pavos?.

-Claro, dime que tengo que hacer.

-¿Tienes papel y lápiz?. Apunta ésta dirección y éstas instrucciones

Bob tomó nota de todo cuanto Denise dijo que debía hacer y se fue doblemente satisfecha. Bob, por su parte, entró en el baño de chicas, donde Jessie estaba aún, sentada sobre el suelo. Al verlo se relamió y él se acercó para que ella empezara a sobarle la tranca por encima del pantalón. Las caricias de ella hicieron que se empalmara con rapidez. Se desabrochó la camisa(sin quitársela), se bajó los pantalones y los shorts para que Jessie comenzara a mamársela a gusto. Empezando con la mamada Bob entreabrió la puerta del lavabo que tenía a su lado y vio a las chicas que habían entrado antes enzarzadas en un tour de force por comerse la una a la otra. La de falda de flecos estaba a los pies de la otra, que ya tenía las tetas fuera del top y la falda bien subida. Y justo en el momento preciso, la tía de tetas grandes de top verde volvió a entrar en el baño, y viendo la situación, se acomodó plácidamente en la repisa donde se había situado antes, desde donde veía perfectamente las dos parejas: Bob y Jessie por un lado y las dos desconocidas por el otro. Haciendo de voyeur se excitó, las manos empezaron a desfilar por su voluptuoso cuerpo para desabrocharse el mini pantalón verde, par así llegar hasta su coño y comenzar a pajearse. Bob seguía dejándose hacer por la boca de Jessie mamándose todo su miembro y saboreándolo con largas y lentas felaciones. Los labios de su compañera se la besaban por todas partes.

-Mmmmmmmmmm eso es, sigue así…ooooooooohh ooooooohh que maravilla…mmmmmmmmmm…eres sensacional…mámala bien, vamos

Gozando de la chupaba de Jessie, Bob hacía también de voyeur con las dos lesbianas, mirando como se tocaban, como se acariciaban, como se lamían entre ellas con pasión animal. La chica de falda de flecos devoró a su amante, bebía de su vulva, acariciaba su vientre, pegaba su boca al cuerpo de la otra para hacerla gozar. Al cabo de pocos minutos la hizo gozar de verdad y con rapidez se cambiaron el puesto. Por su lado, la voyeur de tetas grandes estaba enfrascada en su propia búsqueda de placer metiéndose mano vigorosamente entre sus piernas, arqueando la espalda a cada nueva caricia que se propinaba. Jessie se incorporó y Bob la estuvo lamiendo un buen rato para, cual niño goloso, comerle todo el coño. Apoyada en la pared del lavabo con el espinazo doblado, Bob fue por detrás, guió su tranca con la mano y se la enterró de un solo golpe, para pasar sus brazos por debajo de los de ella, agarrarla de los hombros, afianzarla bien, y comenzar a darle duro.

-Aaahh aaahh aaaahh aaaah aaahh aaaahhh…fóllame, fóllame fuerte…dame más…eso es…fóllameeeeeeee…aaaah aaah aah aah aaaah aaaahh aaahh

La calentura de Jessie, a pesar de su escarceo con Denise, estaba muy fuerte y tenía a Bob fuera de control. La misma calentura era presente en las dos amantes del baño y en la voyeur de tetas grandes. Las dos parejas y la mujer que iba en solitario estaban sumidas en una atmósfera de puro sexo que podía olerse con fuerza en aquel baño. Bob tenía Jessie bien cogida, con sus nalgas resonando contra las caderas de él de la fuerza de sus acometidas. Desplazó las manos a las tetas y las cogía con fuerza para seguir follándosela con fuerza. La tenía bien sujeta como quien doma un potrillo salvaje.

-Aaaaaah aaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaahh…uuuuuuuuumm…me corro…me corro…AAAAAHH AAHH AAAHH AAH ¡AAAAAAAAAAAAAHHH!...

Bob los gritos de Jessie al correrse hicieron que Bob también acabara corriéndose justo al mismo tiempo, llenando su vulva de semen. A los pocos segundos del lavabo se hicieron oír fuertes gemidos y los dos supieron que la lesbiana de falda de flecos había acabado gozando tanto como su amante de top negro minutos atrás, lo mismo que la voyeur de tetas grandes, que mirando aquello, se tocó cada vez más rápido hasta correrse y relajar su cuerpo sobre aquella repisa, mientras las dos parejas, felices, se entregaban a pequeñas caricias antes de vestirse e irse de allí.

Al día siguiente, bien de mañana, Bob llegó en coche a la tienda de Lisa, la cual se encontraba en pleno revelado de fotos. Al entrar en la tienda se encontró con el torpe de su ayudante.

-Hola. Me gustaría hablar con quien esté al cargo por un carrete de fotos que traigo.

-Un momento-dijo él-, enseguida le atiende.

El ayudante entro en el cuarto oscuro donde Lisa estaba revelando el carrete de fotos. Al verla fue por detrás y la abrazó para rozarse con ella. Ésta le apartó con fuerza. Volvió a intentarlo, y ella le apartó de nuevo más violentamente.

-¡¡Basta!!, ¿ó quieres que te queme con los ácidos?.

-Tengo una cosita para ti ¿Quieres verla-preguntó en tono lascivo-?.

-Sí-respondió para librarse de él-.

El ayudante se metió las manos dentro de las bermudas que llevaba y se sonrió. Lisa lo miraba de reojo con cierto temor de que pudiera hacer alguna locura. Se rió con fuerzas mientras se sacaba…¡¡una postal!!. Lisa suspiró con alivio y la leyó de mala gana, desechándola ante las guarradas que contenía.

-Tienes un cliente esperando-dijo finalmente- Dice que es importante.

-Enseguida estaré con él-respondió sin mirarle-.

-¡¡Ahora-replicó-!!.

Enfadada, Lisa fue al mostrador, donde Bob esperaba con gesto ausente, mirando la tienda de un lado a otro. Lisa lo miró atentamente: unos 30ypico años, de pelo y barba castaña, y buen bronceado. "No está mal", pensó ella.

-Hola, soy Lisa. ¿En que puedo ayudarte?.

-Hola, soy Bob. Verás, ayer terminé este rollo y creo que se me ha expuesto. Quería ver si podía salvar alguna de las fotos.

-Deja que las vea-dijo, cogiendo el carrete-…Mmmmmm, lo lamento, creo tienes razón, se te han expuesto, y no puedo hacer nada. Mejor que hagas otro nuevo.

-Vaya-se quejó-, ya me lo esperaba

-¡¡Eeeeeehh-exclamó sorprendida-!!. Estas fotos no están mal

-Sí, bueno, soy fotógrafo aficionado. Las fotos las saqué en el yate que tengo en el puerto. Mmmmmm-murmuró, mirándola-…tú eres muy fotogénica, s텿te gustaría posar para mí este Domingo?. Podemos quedar a eso de las 4 de las tarde

-Sí, claro-respondió ella alegre-

-De acuerdo entonces. ¿Paso por tu casa y vamos en tu jeep al puerto?.

-S텿pero como sabes que tengo un jeep?.

-Eeeehh…bueno…coche, jeep, para mí es lo mismo

Le dirigió una sonrisa un tanto pícara y se fue, mientras Lisa estaba muy alegre por la cita del Domingo. ¿Quién sabe que pasaría?.

El paso de los días no aplacó su dolor como ella esperaba, ni mucho menos la aventura con Jessie había servido. Denise seguía sumida en un profundo dolor, dolor que era incapaz de olvidar, ni siquiera por un segundo cuando trabajaba, algo que Cindy, mientras era masajeada por ella, supo notar.

-Denise, ¿Qué ocurre?.

-No, nada. No ocurre nada.

-Denise-insistió, parando el masaje y sentándose al lado del jacuzzi-…eres mi masajista desde hace cuatro años. Entre nosotras hay una relación.

-Lisa me ha dejado-confesó, cabizbaja-, y la echo de menos.

Cindy le recogió el pelo, acarició un poco su cara y luego indicó que mirada a uno de los espejos que adornaba la sala toda la pared del jacuzzi

-Mírate Denise…eres preciosa, eres toda una mujer…no debes sentirte así

Con cierta timidez y lentitud Cindy comenzó a desnudar a Denise, que no opuso resistencia alguna. Quitándole toda la ropa comenzó a llenarle la cara de besos, de caricias y arrumacos. Volvieron a la habitación contigua y la tumbó sobre la cama. Abrazadas y desnudas, Cindy se sintió feliz: al final tenía a Denise sola para ella. Durante un buen rato se prodigaron en toda clase de caricias y besos. Sabiendo lo mucho que Cindy anhelaba tenerla, Denise se dejó llevar y se rindió a sus caprichos. Repentinamente un portazo se oyó y Denise, sabiendo que era el marido de Cindy, quiso vestirse y salir de allí, pero su clienta se lo impidió.

-¡No!. No te vayas Denise. Queremos estar contigo.

Consiguió convencerla y dejarla en la cama, sentada de rodillas. Cindy subió los escalones hasta donde estaba su marido, y sin más preámbulo le sacó su miembro de los pantalones y se la mamó hasta el fondo. Él quedó sorprendido de su reacción.

-Oooohhh ooooohh ooooohh ooooooohh…menudo recibimiento

-Tengo una sorpresa-dijo, dejando de mamársela y llevándolo abajo con ellas-…ésta es Denise

Cindy se puso en la camilla de los masajes que estaba al lado de la cama, mientras su marido se echó al lado de Denise, la besó y metió mano para ponerla a tono. Por unos instantes Cindy sintió un fuerte arrebato de duda y celos, que sofocó a base de una buena paja mientras miraba la escena. Denise estaba turbada, confusa, pero al tiempo se sentía muy caliente: ahora comenzaba a entender las dudas de Lisa. Aquella boca parecía devorarla. Repasaba todos los dientes, el paladar y jugaba con su propia lengua, humedeciéndose cada vez más. La mano que estaba entre las piernas de Denise subió por su vientre hasta llegar a sus tetas, acariciarlas un poco y probarlas en su boca, dibujando círculos en sus pezones con la lengua toda húmeda y caliente. El marido de Cindy exploró y recorrió todo el cuerpo de Denise, excitándose de cada centímetro de su cuerpo. Cindy se les acabó uniendo, y entre las dos le tumbaron para comenzar a pelear por chupársela, algo que a Denise le encantaba, pues nunca había visto una verga ni mucho menos la había chupado. Cindy ganó el primer forcejeo y se lamió un poco, para que Denise ganara experiencia. Volvieron a pelear y Denise ganó el segundo round , lanzándose hambrienta a por la verga de aquel hombre y metiéndosela toda en la boca. Casi le llegaba hasta las amígdalas.

-Eso es, vamos-dijo Cindy-…chúpasela toda…vamos, chúpasela

-Mmmmmm mmmm mmmm mmmm mmmmmm…MMMM MMMMMM MMMMMMM MMMMM…sí, se la mamo…me gusta…MMMM MMM MMMM

Cindy cogió a Denise por la nuca y la hizo chupársela a su marido aún más fuerte, haciendo que su cabeza fuera como loca arriba y abajo, mamándosela como una desquiciada. Era su primera felación y le gustaba, le fascinaba. Su mundo se había reducido a gozar y gozar de aquella vigorosa herramienta, enhiesta y ardiente como el acero fundido. Le saboreó largo rato, la lamió, la chupó y ensalivó hasta dejarla bien brillante. Cindy se sentó sobre la cara de su marido para que éste la lamiera, y colocó a Denise en la posición adecuada y la hizo sentarse para que él la penetrara. Cuando la sintió dentro emitió un largo suspiro. Nunca había sentido algo parecido, ni en un millón de años. Se relamió un poco, cerró los ojos y se dejó llevar por la desconocida y maravillosa sensación de sentirse penetrada. A dos bandas, el marido lamía a su mujer con frenética devoción, al tiempo que hacía a Denise cabalgarle como una posesa. Ésta se meneaba con febril devoción, deseando que nunca se terminara, gimiendo en todos ascendentes a cada cabalgada.

-Ooooooohh ooooooohh ¡¡OOOOOOHH OOOOOOHH!!...Mmmmmm aaaaah aaaah aaahh aaaahh…aaaaah que bien, que maravilla…quiero más, lo quiero todo…fóllame entera, fóllame viva…¡¡OOOOOOOHH OOOOHH OOOOOHH!!...

Cindy, perdida entre las lametadas de su marido, veía complacida como Denise se lo estaba cepillando. Sin acabar la faena cambiaron de postura: Denise a cuatro patas sobre la cama, con Cindy enfrente abierta de piernas para que la lamiera y el marido detrás, puesto de rodillas para seguir follándola. La cogió por las caderas y retomó el ritmo anterior, enterrando todo su miembro en aquella cueva en la que ningún hombre había entrado antes. Su calor lo abrasaba. Por su parte, Cindy estaba al rojo vivo, con la cara de Denise entre sus piernas comiéndoselo todo. Su lengua entraba por sus labios vaginales para salir poco después, hacer algunos trazos por fuera y volver a entrar. Jamás le habían hecho nada parecido.

-Eso es Denise…disfruta de mí, goza de mi marido…goza con nosotros…aahh aaah aah aahh aaaaahhh aaaahh…cómeme el coño…cómeloooooooo

Las embatidas de él hacían que Denise se moviera de atrás a adelante, lo que hacía que su cabeza recorriera del todo la entrepierna de Cindy. En ese impulso común los tres se hacían disfrutar los unos a los otros. Las embatidas arremetieron con más fuerza, el ritmo más rápido y las sensaciones mucho más intensas hasta que en un paroxismo de placer total los tres se corrieron, coreando al unísono con gigantescos gemidos. El sudor bañaba sus cuerpos, sumidos en un estado de maravilloso cansancio. Cindy se incorporó para abrazar a Denise y el marido se curvó, formando un sándwich con ella en medio, rodeada de caricias.

A la hora convenida, Bob se pasó por casa de Lisa y ésta salió con una sonrisa en los labios y todo a punto para su viaje.

-¿Lo llevas todo?.

-Sí, todo-respondió ella-.

-Se ve muy bien y muy feliz en tu nueva casa.

-Gracias…¿pero como sabes que estreno casa-preguntó extrañada-?.

-Por…por…por el jardín, aún no está podado, ¿ves?. Hay maleza.

-¡¡Eres increíble-exclamó alegremente sorprendida-!!.

Se subieron al jeep de Lisa y de allí fueron rumbo al puerto. El día no podía ser mejor: un caluroso día de verano, sin nubes, y algo de brisa para que el sol no quemara. Tras llegar al puerto, Lisa levó el ancla y Bob sacó el yate a alta mar, hasta que la costa y la ciudad quedaron bien lejos como algo difuso en el horizonte. Cogió la cámara y Lisa se puso a posar para él, haciendo posturas típicas de modelo que había visto en los pases de la TV. Bob se movía de un lado para otro y la fotografiaba en actitudes tan picaronas como divertidas. Entre foto y foto el tiempo empezó a pasar y llegado cierto momento, Lisa enseñó un pecho a la cámara, lo que a Bob le agradó, aconsejando que siguiera. Desplazó el otro lado del bikini y dejó sus preciosas, firmes y grandes tetas a la vista, que Bob fotografió tan maravillado como sorprendido. Antes de que ambos pudieran percatarse de cómo había ocurrido, las fotos habían cesado y Lisa estaba echada sobre la cubierta del barco, con Bob amasando sus tetas y comiéndoselas como un sibarita. Su lengua iba y venía por sus pezones, chupando como si fuera un bebé. Los mordisqueaba con los dientes y juntaba sus tetas como si fuesen montañas. Ella se encontraba perdida en ese mar de sensaciones que tanto le gustaba, con un buen hombre satisfaciéndola a base de lengua, manos…y polla. Cuando quedó satisfecho de comerle las tetas se puso entre sus piernas y metió lengua por su incipientemente húmeda vulva. Lisa se acariciaba las tetas mientras tanto, excitándose más aún. Bob mojó su dedo corazón y lo metió por la rajita, al tiempo que su boca se pegó a su clítoris, acosándolo con la lengua y los dientes, haciendo que los jugos comenzaran a brotar más deprisa. El sabor de sus jugos, del coño, y de todo su cuerpo tenían embotados sus sentidos. Solo quería montarla hasta el día del juicio final. Cansado de preliminares se puso de rodillas, se agachó un poco y sujetándola por los muslos realizó la tanta ansiada hincada de una sola vez. Fue incluso mejor de lo que él había imaginado. Lenta y pausadamente Bob se movía dentro de ella, llevando la batuta de un lento baile amatorio, como si fuera un vals. Bajo ninguna circunstancia aquello iba a terminar en un breve mete-saca. No, aquello iba a durar bastante más. La cara de Lisa, con los ojos cerrados y sus tetas temblando como gelatina a causa del bombeo le ponían muy cachondo. El bombeo fue ganando en ritmo de un modo placenteramente lento, postergando el momento del orgasmo para saborear cada instante, cada empujón, cada segundo que la tenía penetrada, pero los gestos de Lisa le decían que debía acelerar ó la perdería, de modo que aceleró el compás de su martillo pilón. Ella estaba asombrada de lo bien que encajaban sus cuerpos, de cómo se acoplaban para saborearse el uno al otro. Se besaron un par de veces y con sus labios Bob contuvo el grito de Lisa en el momento en que ambos se corrieron. Bob se puso al lado de Lisa y quedaron unos minutos de relajación, pero ella estaba muy lejos de agotarse, así que se subió a él y lo montó, clavándose todo el manubrio y saltando como si tuviera un muelle en sus caderas. Bob le apretó las tetas con tanta fuerza que ella gimió de dolor, pero le gustó igualmente. La complicidad entre ambos era asombrosa. Él sabía como hacerla disfrutar, sabía donde y como hacer para llevarla a las cumbres más altas del éxtasis. En medio de su cabalgada, el manubrio de Bob se le salió, pero con seguir moviéndose así un par de veces, volvió a entrar por sí solo y Lisa puso camino hacia la recta final para volver a correrse y fundirse con él. Éste soltó las tetas para cogerla bien del culo y ayudar a que gozaran. El bote de las tetas de Lisa debido a su balanceo dejó a Bob sonriendo de satisfacción. Ella ya no podía más: su boca se le atragantaba, su mente desvariaba, su deseo la iba a quemar en sus entrañas, y efectivamente la acabó quemando cuando, casi literalmente, ambos explotaron de placer con un sonoro y potente grito. Lisa se echó sobre Bob para que la abrazara y mimara un buen rato. Tras un tiempo de prorroga, Lisa y Bob volvieron al ataque y durante un par de horas se dedicaron únicamente a gozarse como locos.

Aún siendo de día, Lisa y Bob volvieron al muelle y Bob pidió varias raciones de comida china, que le trajeron al yate. Debido al cansancio que tenía Lisa subió a comer como una exhalación, mientras Bob seguía dentro. Minutos después él subió llevando unas ray-ban y gesto de absoluta indeferencia y pasividad.

-¿Como sabías que me gusta la comida china?...No importa, eres el mejor. ¿Te apetece que luego vayamos a dar una vuelta?.

-No-respondió secamente-.

-Bueno, ¿y que te parece mañana?.

-No, me parece que tampoco.

-¿Y que te apetece hacer-preguntó, extrañada-?.

-Toma, por tus servicios-dijo, dándole un billete de 50 dólares-. Y sería mejor que te fueras, ¿sabes?. Cuando ya me he follado a una chica me aburre estar con ella.

Bob se metió de nuevo en el yate y Lisa se quedó de piedra, con el gesto desencajado y el corazón hecho polvo. Se fue de allí a toda velocidad, llorando. Al llegar a casa hizo el equipaje y sin perder tiempo volvió a casa de Denise. Llamó al timbre y ésta abrió la puerta, esperándola al final de la escalera exterior de la casa.

-Por favor-suplicó Lisa en el descansillo-…por favor Denise…¡déjame volver!. Lo siento Denise…por favor te lo pido…déjame volver

-Claro-respondió cruzada de brazos, tras unos incómodos segundos de silencio-. Ven, pasa.

Lisa subió y se abrazaron. Pasaron toda la tarde juntas de nuevo y juntas se fueron a la cama, con Lisa abrazada a Denise, convertida en su paño de lágrimas.

-¡¡He descubierto que los hombres son unos cerdos-dijo Lisa furiosa-!!.

-Bueno…yo…estuve con uno-confesó, sonriendo-

-¡¡Mierda-exclamó con una sonrisa entre irónica e incrédula-!!.

-¡Eh!. No estuvo tan mal-añadió, haciendo que las dos se rieran-

-Sí, pero no es como tú

Con Denise acariciándole el pelo, Lisa y ella se besaron lánguidamente sellando su reconciliación. Tanto una como otra se sentían felices por volver a tenerse a pesar de todo lo ocurrido. La lengua de Lisa se afanaba por encontrarse con la de su anhelada amante y jugar con ella. Con las manos en la nuca, afianzaron el beso y lo hicieron más fuerte, más intenso e íntimo. La dulzura y ternura cesaron de golpe cuando Denise cogió a Lisa y la puso sobre su regazo boca abajo con las manos en la espalda, para darle el castigo que deseaba darle en forma de tremendas cachetadas en el culo.

-¡¡Toma, toma, TOMA!!. Por mala, has sido mala Lisa…¡¡TOMA, TOMA!!.

Lisa gemía de dolor con cada cachete, y no podía zafarse. Denise la castigó largo rato, hasta que sus nalgas quedaron tan rojas como doloridas. Humillada, luego la colocó con la cara entre sus piernas abiertas, pero con las manos aún en la espalda y los pies de Denise en su culito, apretando sus doloridos glúteos.

-Vamos, chúpame…¡¡QUIERO QUE ME CHUPES!!, ¡¡CHÚPAME TODA!!...

Obediente como fiel esclava Lisa chupó, lamió, mamó y saboreó el conejo de su ama con fervor casi religioso. Metía lengua para que se mojara, la pasaba de arriba a abajo en profundidad, la sacaba para mordisquear el clítoris y lamerlo, luego volvía a hundirse en su vulva y así repetidamente, sin tregua alguna, consiguiendo que Denise acabara corriéndose en un orgasmo como creía que no volvería a tener: electrizante desde los pelos de la nuca hasta los dedos de los pies, glorioso por los gritos que salieron de su boca y tremendo por los sofocones que le vinieron. Su cuerpo recibió más placer del que hubiera imaginado, y se relajó con expresión de total satisfacción. Complacida de su renovada amante la liberó y felices se fueron a dormir.

En la idea de volver a vivir con Denise, Lisa pasó por su nueva casa para recoger el resto del equipaje que no se había llevado. Para su sorpresa, Bob la esperaba en la puerta de afuera, y aceleró el paso para entrar e ignorarle.

-Lisa, espera por favor

-¡¡No tengo nada que hablar contigo!!.

-Pero tengo algo que decirte

-¡¡No me importa!!.

-¡¡Denise me pagó-gritó para captar su atención-!!.

Aquello la cogió de sorpresa y en su mente un tremendo eco repitió la frase de Bob un millón de veces. Estaba a punto de entrar cuando se quedó quieta y se giró, mirándole con verdadero odio. Se cruzó de brazos, avanzó hacia él y se puso firme, esperando que él terminara de hablar.

-Conocí a Denise en un bar-confesó con gesto avergonzando-, y me pagó para que te conquistara y luego te hiriera. Así volverías con ella. ¿Cómo crees que sabía que tenías un jeep, ó que te gustaba la comida china?...¿como crees si no, que sabía que estrenabas apartamento?.

Lisa se dio la vuelta para irse. Bob la sujetó del brazo.

-Por favor Lisa. Yo no te conocía entonces, y tú me gustas

-¡¡Eres igual que ella!!. ¡¡DÉJAME, OLVIDA QUE EXISTO!!...

-No, déjame intentar

-¡¡¡LAAAAARGOOOOOOOOOOOOO!!!.

Lisa se metió en casa y Bob, dándose por vencido, se fue cabizbajo, sabiendo que había perdido a la que posiblemente era la mejor mujer que había conocido en su vida. Por su parte, Lisa, hecha una furia, entró en casa y abrió las maletas para deshacer el equipaje que, cuando Bob la rechazó, había preparado para volver con Denise. De inmediato, al terminar ahí, regresó a su antigua casa, recogió el equipaje y salió de allí con Denise forcejeando con ella.

-¡¡Suéltame Denise!!. ¡He dicho que me sueltes!.

-No te vayas Lisa, por favor

-¿Te crees que esto es el día nacional del perdón?.

-Déjame explicarte-dijo soltándola-. Cuando tú te fuiste lo pasé muy mal, tuve una depresión y frecuenté lugares de mala muerte. Yo solo quería que volvieras. Te quiero. Te amo Lisa, no me dejes.

-¿¿Y eso te da derecho a hacer lo que hiciste??. No quiero verte nunca más. Hemos terminado Denise. ¡¡PARA SIEMPRE!!.

Lisa bajó las escaleras y se fue como alma que lleva el diablo, dejando a una Denise desolada. Le parecía imposible creer lo que había ocurrido. En los siguientes días Lisa luchó por superarlo, encerrándose en decorar su casa y partir de cero. Una tarde, mientras decoraba la casa, sonó el timbre. "Que raro-pensó-, no espero visitas". Fue al recibidor y tímidamente abrió la puerta. Al ver quien quedó tan sorprendida como alegre. Con el ajetreo de los días se había olvidado completamente de él.

-¡¡MARK!!.

-Entrega a domicilio de una cama recién comprada-anunció él con una amplia y cautivadora sonrisa en sus labios-.

Lisa miró a la calle, donde vio el camión de la tienda y dos forzudos sacando la cama para luego meterla en la casa. Ver a Mark fue una alegría que mitigó de un plumazo el dolor de días pasados.

-¿Siempre haces las entregas a domicilio-preguntó extrañada-?.

-No, la verdad es que no.

-¿Y como es que estás aquí?.

-Bueno…pensé que su instalación podría ser tan divertida como su compra-respondió con picardía-

Al oír aquello, Lisa abrió la puerta del todo, le tendió la mano, y sonrió

FIN

PORTADA ORIGINAL DE "BAJOS INSTINTOS"

Http://spanish.imdb.com/title/tt0131614/

PORTADA ORIGINAL DE "BAJOS INSTINTOS II"

Http://spanish.imdb.com/title/tt0131615/

Dedicado a NIKKI DIAL, mi actriz porno favorita