Bajo Mundo IV
Magnus sabiendo que lo que iba a hacer molestaría en gran manera a francky, lo besó. Valdemar excitado por el comportamiento de Magnus en este momento comenzó a taladrar al chico el ano, literalmente reventándolo a vergazos.
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BAJO MUNDO IV
Cinco años antes.
Buenos Días – decía un hombre de 35 años entrando a un amplio salón de clases.
El auditorio respondía al unísono el saludo.
Mi nombre es Antonio Valdemar – se presentaba el hombre.
Soy el nuevo profesor asignado para dictar el curso, después de las gestiones desastrosas de decanato, prácticamente me rogaron para que los apoye con los mocosos niños de papá de primer año – dijo arrogantemente.
Todos los alumnos que no debían pasar los 18 años lo miraron con cierta incredulidad.
¿Qué?, no me miren así, yo solo estoy repitiendo lo que me dijeron – dijo el hombre.
El hombre medía 1.80 de estatura, aun con el traje puesto se visualizaba su gusto por el gimnasio, era muy guapo, facciones muy varoniles, cabello y barba perfectamente trabajada y cuidada, ojos azules debajo de unos lentes que lo hacían ver más sexy.
Antonio se sentó, desabotonándose el traje.
Los alumnos que se habían puesto de pie para recibirlo también le siguieron el paso.
No, les he dicho que se sienten – dijo el hombre.
Todo el auditorio se puso de pie nuevamente.
Lo hacen cuando yo les autorice – exclamó. En forma de castigo permanecerán veinte minutos de pie – terminó diciendo.
En una de las últimas filas del salón un joven de piel blanca y cabello muy castaño, estaba sentado con los audífonos puestos escuchando música, como si con él no fuese.
Aquella acción no pasó desapercibida por Antonio.
Joven – dijo el profesor llamando su atención.
Pero aquel joven no le hizo caso, movía la cabeza y los pies al ritmo de la canción que estaba escuchando.
Rápidamente un compañero le paso la voz para sacarlo de su trance.
El chico se sacó los audífonos y abrió los ojos mirando al alumno que lo había desconcentrado, este le hizo una seña para indicarle que el profesor estaba adelante.
Salga del salón – ordenó el profesor.
¿Puedo saber el motivo? – preguntó el chico.
Y aun tienes el descaro de preguntar por el motivo – dijo el hombre visiblemente serio – Desde hoy queda expulsado de mi clase, no soporto trabajar con personas irrespetuosas – afirmó el hombre visiblemente irritado.
Todo el auditorio volteo a mirar el chico, quien solo emitió una sonrisa sarcástica.
Bueno supongo que no soporta la idea de que haya dos malcriados en el mismo lugar, con usted es más que suficiente – respondió sarcásticamente el muchacho.
El profesor inmediatamente se encendió en cólera, pero no lo demostraba, su egocentrismo, soberbia y arrogancia le hacían creer que podía tratar a las personas como se le diera la gana.
Los chicos como tú, creen que, porque sus papis les pagan una universidad cara, se pueden comportar como quieran – dijo el profesor.
Bueno Señor Valdemar, tanto usted como yo estamos en igualdad de condiciones, teniendo en cuenta que su papá es dueño del mejor estudio jurídico de la ciudad, su mamá dueña de las boutiques más prestigiosas, es muy fácil deducir quien pago su costosa universidad – respondió el chico magistralmente.
El profesor hacía un puño con la mano sin que nadie se diera cuenta.
Dígame su nombre y retírese – ordenó el profesor.
Magnus Larsen – respondió él, sintiéndose orgulloso de su nombre.
Ahora por favor retírese, ya lo eliminé de mi curso – dijo Antonio.
Magnus tomó sus cosas y acercándose al profesor le dijo:
Profesor Valdemar si pensó que soy como todos estos pelmazos que se dejan tratar como basura, está muy equivocado, ambos compartimos ciertos rasgos en nuestra personalidad, pero la diferencia entre usted y yo, es que yo soy más razonable, por eso voy a pasar por alto todo esto, le sugiero hacer lo mismo, de lo contrario puedo albotarle todo el gallinero – dijo Magnus muy bajo para que nadie más escuchara.
Valdemar en ese momento sintió que hablaba con su yo del pasado, le dio la razón cuando dijo que sus personalidades se parecían.
Ahora me iré y volveré la próxima semana como si nada hubiese pasado – dijo él.
Antonio asintió con una ceja y el chico entendió la seña.
Magnus solo sonrió.
Antes de irme, quisiera pedir disculpas al doctor Valdemar por mi comportamiento – dijo Magnus con muy poca sinceridad y se retiró.
Actualidad
Magnus caminaba fingiendo hacer compras para despistar a los hombres que lo seguían, al parecer no pretendían perderlo de vista ni el más mínimo segundo.
Cada paso que daba, ellos también avanzaban.
Al ser un mercado, todas las personas vestían con ropa sencilla y su presencia era muy notoria incluso si él saliera con un cambio nuevo de ropa, tenía que despistarlos como a dé lugar entonces se paró y miro a su alrededor, buscaba algo con que burlarlos sin que ellos se dieran cuenta, entonces una idea ilumino su mente mientras veía a un estibador entrar a los baños públicos del mercado.
Entro al baño justo detrás del muchacho, mientras que los hombres que lo seguían se quedaron afuera.
Hola – dijo Magnus iniciando la conversación.
Hola – respondió el hombre secamente.
Mi nombre es …
No me importa quien seas, no soy maricón si eso pensaste – soltó el hombre bruscamente.
El semblante de Magnus cambió.
Joder no se me va bien la cortesía cuando no cooperan.
Iré al grano – dijo Magnus – Afuera hay unos hijos de puta que me están siguiendo, quiero que me des tu ropa para salir de aquí y yo te daré la mía, así ellos te seguirán y yo podre salir– terminó diciendo Magnus.
¿Y yo que ganó? – respondió preguntando el hombre quien miraba a través del espejo roto y sucio de aquel baño popular a Magnus.
Ganas, ropa de Marca y cincuenta dólares – respondió Magnus.
Supongamos que acepto el trato, si te siguen no es porque seas un angelito como pareces, y estoy seguro que si yo salgo por esa puerta vestido como tu cuando me sigan me van a matar por distraerlos – dijo el hombre.
A pesar de parecerlo el tipo no era ningún tonto.
Magnus maldijo, no porque tuviera miedo, sino porque estaba considerarlo en matarlos.
Pero podemos hacer otra cosa – dijo el hombre sacando un cambio de ropa de la mochila que llevaba.
A Magnus le cambio el semblante.
Me voy a cambiar y yo te doy la ropa sucia, te la pones y me das lo cincuenta dólares más tu ropa nueva, y luego si te vi no me acuerdo – dijo el hombre.
Perfecto – respondió Magnus.
Aquel hombre le dio al chico una camiseta que en su momento fue blanca, no tenía mangas y estaba sucia, el pantalón roto por un lado sucio también, unas zapatillas manchadas de lodo y finalmente una gorra.
Esto apesta – dijo Magnus.
Es lo que hay – respondió el hombre- Ahora dame lo que acordamos y me voy.
Magnus cumplió con su parte del trato.
El chico guardo todo con cuidado como si de oro se tratase, talvez nunca en su vida había tenido la oportunidad en sus manos de tener ropa tan cara, esto le causo mucha gracia a Magnus.
Antes de que te vayas llévate esto también – le dijo Magnus al hombre dándole la mochila.
Pero antes de entregársela Magnus saco su arma, llamando considerablemente la atención del hombre.
Después de todo, solo de ángel tienes el color – dijo el hombre.
Ahí Magnus se percató que su color de piel podría alertar a los hombres, así que inmediatamente pensó en algo.
Bueno yo me voy – dijo el hombre dándose media vuelta.
Espera, vamos a salir juntos – le comentó Magnus.
Magnus estaba cubriendo su piel blanca con salsa de soya que había comprado minutos antes.
El hombre rio.
¿No crees que estas exagerando? – preguntó.
No – dijo Magnus tajantemente. Ahora sí, vámonos
Magnus guardo la billetera y su arma en el lugar correspondiente, tomó las bolsas de mercado y salieron.
Los hombres estaban esperándolo a unos metros del baño, lucían impacientes, pero el plan había funcionado, Magnus logro salir sin ningún problema de ahí, incluso sus rasgos habían pasado desapercibidos por la gente.
Llegaron a la salida del mercado.
Te agradezco, por tu ayuda – dijo Magnus.
Supongo que ambos salimos ganando – respondió el hombre.
Ambos siguieron su camino y se perdieron entre la gente de la calle.
Magnus saco su celular e hizo una llamada al gordo.
¿Dónde estás? – preguntó Magnus.
Olvidé avisarte, surgió un percance con Aren – dijo el gordo frescamente.
Joder – solo dijo Magnus.
Ya tío no te enfades, en mi lugar ha ido francky – dijo el gordo.
No me jodas – respondió Magnus.
Iba a seguir diciendo más cosas, pero la bocina de un carro llamo la atención.
Giró a un lado y era nada más ni nada menos que Francky, quien le sacaba el dedo medio cuando este volteo a mirar.
Magnus volteó los ojos al verlo, pero aun así subió al auto, no sin antes limpiarse con agua la salsa de soya que tenía en los brazos y rostro.
Joder, no han podido enviar algo mejor – dijo Magnus cerrando la puerta del auto.
Siempre me ofrezco de voluntario para recoger putas – respondió Francky.
Bueno entonces es natural que las putas se vayan con los peores delincuentes – contestó Magnus sonriendo. A donde fueron tus hermanos – preguntó el chico.
Eso no te interesa – dijo groseramente Francky.
Ya, ya calmado – dijo Magnus haciendo el gesto y el sonido como se le hace a un perro.
Francky freno de golpe.
Mira marica, no me hinches las pelotas, porque no estoy de humor, suficiente tengo con que el hijo de puta de tu marido me mande a hacer de tu chofer – dijo Francky tomándolo del cuello visiblemente molesto.
Yo que tu quitaría tus asquerosas manos de mi cuello rápidamente – dijo Magnus muy calmado.
Y si no quiero que – respondió Francky retorico.
Magnus sabiendo que lo que iba a hacer molestaría en gran manera a francky, lo besó.
Rápidamente, Francky se separó, haciendo a un lado a Magnus, e inmediatamente después el mismo Francky lo volvió a besar, pero de una forma bastante salvaje.
Maricas – gritó un hombre en un auto que paso por el lugar.
Francky escucho esto y empujo a Magnus contra la puerta separándose y pisó el acelerador, alcanzando al hombre y cerrándole el paso.
Francky se bajó y del mismo modo el otro chofer, mientras que Magnus le gritaba a Francky que subiera.
Que mierda te pasa animal – espetó el hombre.
A quien mierda has llamado marica hijo de puta – dijo Francky
A ti pues maricón o acaso no te estaba besando con el otro que está en el carro – respondió el hombre.
Francky cegado por la ira saco su arma, Magnus vio eso y bajo rápidamente del auto.
Chucky ya déjalo – dijo Magnus acercándose.
No te metas marica – respondió.
Vamos tío que solo fue una simple joda – dijo el hombre muy nervioso alejándose lentamente.
Ahora quien es puto marica
Chucky ya déjalo – decía Magnus acercándose.
Que no te metas joder – dijo Francky disparando a los pies de Magnus para que no se acercara.
Arrodíllate – le gritó al hombre apuntándole con el arma.
No me mates por favor – suplicaba el hombre casi al borde de las lágrimas.
Ahora dime quien es el marica – preguntaba cruelmente Chucky restregándole el cañón en la cabeza.
No, me mat ...
Que me digas quien es el marica – repetía francky otra vez .
Yo soy el marica – repitió el hombre.
No te escucho, más fuerte – dijo francky
Yo soy el marica – gritó el hombre llorando.
Puta madre ya basta – se acercó diciendo Magnus.
El chucky inmediatamente le apunto a la cabeza, pero Magnus retóricamente se acercó mucho más y el mismo se pegó en el arma.
Aquí, me tienes, dispara, es tu oportunidad, me odias, hazlo – le gritaba Magnus mientras le hacía una seña para que se fuera al hombre que estaba arrodillado.
El hombre se puso de pie y rápidamente fue hacia su auto, rodeo la camioneta en la que se trasladaban los otros dos y siguió su camino.
Si vas a disparar hazlo ahora – dijo Magnus retándolo.
Ganas no me faltan de meterte una puta bala entre las cejas – decía Francky presionando el arma contra la frente de Magnus.
Entonces ¿qué coño esperas? – repetía Magnus.
Que ahora eres parte de la familia, que te debo mi puta vida y que mi hermano se volvería loco si te pasa algo – gritó – Y eso me jode, maldito marica – exclamó más calmado retirando el arma.
Magnus lo miro sin expresión alguna.
Ahora vamos – dijo Francky dirigiéndose al auto.
Magnus lo siguió y todo el camino transcurrió en silencio, mirando la carretera.
Una llamada lo desconcentro.
Alo – dijo Magnus.
Ven a mi oficina en la universidad, necesito hablar un tema muy delicado contigo – decía Antonio Valdemar alterado.
¿Qué sucede ahora? – preguntó Magnus desganado.
Joder que vengas y punto – dijo Antonio colgando el teléfono.
Tres años antes
El profesor Antonio Valdemar y Magnus después de aquel pequeño altercado habían desarrollado un trato cortante, pero cortes, sin embargo, Antonio no dejaba de reconocer las aptitudes del muchacho.
Finalizaba la segunda semana laborable del mes de abril, el fin de semana prometía y Magnus lo aprovechaba para liberar tensiones con un buen polvo, sin embargo, su ligue de fin de semana era quien menos se lo esperaba.
Magnus quien estaba dentro del estacionamiento para recoger su auto se percató de una escena muy peculiar.
Joder, maldita sea – decía el profesor Valdemar mientras se golpeaba la frente en el timón.
Se veía al profesor muy afligido mientras miraba el celular. Magnus se acercó a ver que sucedía.
Doctor Valdemar ¿le sucede algo? – preguntó Magnus cortésmente.
Antonio dirigió su mirada a quien le hablaba.
Nada que te importe – respondió de mala gana poniendo en marcha su auto.
De nada – dijo Magnus en voz alta mientras Antonio se alejaba.
Magnus se dirigió a su auto como si nada hubiese pasado, la verdad no le importaba si alguien le hablaba mal, tendría que ser sumamente importante para que le afectara.
Hola Madeleine, cuanto tiempo – decía Magnus mientras trotaba con la respiración entrecortada aquel sábado por la mañana.
Hola cariño, pues ya sabes para que llamo – decía la mujer en la llamada.
Pues ya sabes como trabajo, mándame fotos y si me convence el tipo, hago el servicio – dijo Magnus, disminuyendo la velocidad.
Cariño, este trabajo es un tanto distinto – dijo Madeleine.
Al grano Madi, al grano, que no soy principiante – exclamó Magnus.
Bueno, mi contacto está organizando una reunión privada, donde la mayoría son hombres negros y quieren menores de edad, críos blancos como tú, para desvirgarlos – dijo Madeleine.
Pero Madi, yo ni soy menor de edad, ni soy virgen y tú lo sabes mejor que nadie – dijo Magnus riendo.
Pero no se tienen porque enterar – respondió la mujer – Además, trabajar con menores es muy arriesgado, solo tengo a uno que también es de mi entera confianza al igual que tú, y puedo arreglarme con tres más, así que serían cinco, además como tú eres el mayor voy a querer que me los cuides adentro, porque yo no estaré con ustedes – terminó diciendo Madeleine.
Ya veo, ¿eso es todo lo que tengo que saber? – preguntó Magnus.
Bueno, no todo – respondió Madeleine – No habrá condones, pero previamente se les realizará a todos los asistentes, pruebas rápidas de vih y otras ETS junto con una inspección ocular en los genitales para descartar cualquier cosa y por último tendrías que venir hasta San Silvestre esta misma tarde.
Vaya, todo esto suena muy de elite y parece que está corriendo mucho dinero – dijo Magnus pensando en sacar provecho.
Magnus, ya sé por donde vas – dijo Madeleine.
Tengo que pensar en mis honorarios ¿no? – comentó Magnus.
Tres mil dólares, ¿Qué dices? – soltó Madeleine.
Magnus se rio.
Madeleine, tu crees que me voy a exponer a tantas enfermedades, y que posiblemente quieran cogerme entre varios y además moverme de aquí, solo por tres mil dólares – reclamó Magnus.
¿Cuánto quieres? – preguntó Madeleine.
Considerando todo aquello que te he mencionado, y agrando que seré niñero de tus mocosos pues unos diez mil dólares – respondió Magnus.
Estás loco, es demasiado dinero – dijo Madeleine indignada.
Por favor Madi, ambos sabemos que te van a pagar muy bien por cada chico, así que tú decides – sentenció Magnus.
Está bien – dijo Madi a la fuerza. Pero te quiero aquí a antes de las 7 de la noche.
Bueno San Silvestre está a tres o cuatro horas, así que no te preocupes, si llegaré – dijo Magnus.
Está bien cariño, te espero, besos – dijo Madeleine terminando la llamada.
Magnus seguía trotando por el camino de tierra rodeado de cualquier variedad de árboles, haciendo lucir al bosque hermoso y encantador, de pronto de cruzó con una cara bastante conocida.
Profesor Valdemar – dijo Magnus.
Alumno Larsen – respondió Antonio.
Ambos estaban trotando en sus mismos lugares.
Antonio llevaba un short y una camiseta deportivos negros dejando ver sus fuertes y peludos brazos y piernas bastante bien trabajados, Magnus traía por su lado un short negro que le marcaba un buen culito redondito y camiseta blanca.
Nunca lo había visto correr por esta zona – dijo Magnus.
No suelo venir por aquí, solo que quise cambiar de ambiente, no es lo mismo en la corredora que en el aire libre, además está nublado, así que es perfecto porque aborrezco el sol – dijo Antonio.
Con razón nunca te había visto, yo no suelo salir a correr, pero de vez en cuando lo hago, y como no hace mucho sol me parece perfecto, aunque a pesar de estar nublado hace muchísimo calor – agregó Magnus.
Bueno tienes razón, hace un calor infernal – terminó de decir el profesor.
Bueno, un gusto saludarlo, me retiro – dijo Magnus despidiéndose.
Igualmente – respondió el profesor.
Ambos se alejaban de a pocos, pero Antonio volvió a parar en seco.
Larsen – gritó Antonio.
Magnus no le hacía caso, Antonio fue corriendo tras él y volvió a llamarlo por su apellido, finalmente se giró.
¿Qué sucede? – preguntó Magnus.
Bueno en yo… mm, no se por donde empezar en realidad – dijo Antonio.
Mmm ¿Entonces? – interrogó Magnus.
¿Tienes un tiempo? Tengo unas cervezas en mi auto de la juerga de ayer, aún están frías – dijo Antonio.
Magnus aceptó y se fueron trotando unos metros más hasta donde el profesor había dejado estacionado su camioneta.
Bueno, la verdad no me gusta hacer esto, pero... – dijo dejando un grande silencio.
Magnus solo miraba esperando lo que iba a decir su profesor.
Te pido una disculpa por ser bastante grosero contigo ayer – soltó finalmente el profesor suspirando.
No tiene porque hacerlo – dijo Magnus – No me afectó – afirmó.
Bueno ya está, conste que ya lo dije – recalcó Antonio.
Bueno no hay problema, las acepto – dijo Magnus.
Ambos alzaron sus latas de cerveza en señal de brindis.
Joder que calor hace – dijo Antonio retirándose la camiseta dejando al descubierto su torso peludo y abdomen peludos.
El sudor y el olor a hombre inundaron las fosas nasales de Magnus, haciendo que su verga comience a despertar como si de un afrodisiaco se tratase.
Sí que estoy apestando – comentó Antonio.
Ni que se diga de mi – agregó Magnus.
Si pero tu camiseta no esta tan mojada, en cambio la mía, esta empapada – dijo Antonio.
Peor el vello corporal ayuda a la sudoración – dijo Magnus.
Si, tienes razón, aunque a la mayoría de mujeres no les gusta, pero a mi si – dijo Antonio dándole otro trago a su cerveza.
A mí me encanta – pensó Magnus.
La tensión aumentaba, el cuerpo de Magnus comenzaba a calentar a pesar que las puertas estaban abiertas, su pene iba cobrando vida.
Magnus dio un trago más a su cerveza y la puso sobre su verga apretándola un poco ya que no traía interiores.
La última vez que me afeité todo fue en mi noche de bodas para mi mujer, no le gusta gustaba y me tuve que rasurar con mucha pena – dijo sonriendo el profesor Valdemar.
Si suele suceder – dijo Magnus sin prestarle mucha atención a lo que decía Antonio pues más estaba concentrado en su cuerpo y su bulto .
Ni a las putas les gusta joder, todavía que uno paga su plata para un servicio y sin embargo con las justas te la chupan, y no se dejan dar por el culo, y cuando están encima de ti te miran con asco – dijo .
Para eso mejor no pago – respondió Magnus.
Antonio cuando entraba en conversación no prestaba atención a quien está con él, solo hablaba, mientras tenía la mirada de Magnus encima.
Es difícil encontrar una buena hembra que este a tu disposición y haga todo lo que uno le diga – decía Antonio con la verga semi parada.
Magnus solo tomo todo lo restante de su cerveza de un solo trago, dejando su erección al descubierto.
Joder Larsen, creo que nos hemos empalmado – dijo riéndose Antonio sin ningún tipo de malicia.
Es que hace tiempo que no follo – mintió Magnus.
Ni me lo digas, que estamos en las mismas – dijo Antonio rascándose los huevos.
Magnus dirigió su mirada a la mano de Antonio mientras se rascaba.
Tu seguro tendrás muchas hembritas por ahí que les gustaras que las folles, yo en cambio la mujer que tengo en casa, no me quiere hacer ni una mamada, y las putas hacen caras cuando ven mi cuerpo y eso me la baja – dijo Antonio.
Magnus no podía más, así que instintivamente llevo su mano a la verga de Antonio, sintiendo el short húmedo por el sudor.
Ambos se miraron intensamente, chorros de sudor recorrían el rostro del profesor Valdemar más que en el de Magnus.
Larsen, yo no soy marica – dijo Antonio intentado retirar la mano.
Claro que no es marica, el marica soy yo, pero necesita una hembra que se deje hacer de todo, y yo quiero que me cojan – dijo Magnus arriesgándose.
Antonio no se mostraba tan convencido, pero tampoco opuso resistencia, así que Magnus acto seguido saco el mismo con sus manos la verga y los webos por encima del short del profesor.
Magnus quedó unos segundos mirando aquella belleza peluda como a él le gustaba.
Valdemar confundió aquella pausa.
Si no te gusta con vello púbico, la dejamos ahí – dijo Antonio un tanto decepcionado.
Bromeas, eso me encanta – dijo Magnus inclinándose para comenzar a realizar la felación.
Pero primero se detuvo a oler las ricas bolas llenas de pelos de tan exquisito hombre.
Era poco creíble que las mujeres no quisieran tener sexo con tan rico y hermoso hombre, pero lamentablemente así era, ahora se asocia al vello púbico con falta de higiene.
Nota de autor:El vello púbico es tan natural y tan sexy que me parece una tontería que sea catalogado como antihigiénico. ¿Cómo hemos llegado los seres humanos a pensar eso y sentir asco del cuerpo?
Antonio sintió los labios húmedos de Magnus por primera vez, estremeciéndose de placer, deseó no parar nunca.
Magnus se engullía la verga de Valdemar lentamente, saboreando el pene sudado de aquel hombre.
Aquel sabor era exquisitito, y Magnus deliraba de placer con solo la mamada que estaba dando.
Todos los casi veinte centímetros de Antonio se los comía con total maestría.
El hombre suspiraba de placer pues nunca había sentido una mamada igual, las mujeres se lo hacían con asco y muy rápido, pero Magnus se lo hacía despacio, suave y con consideración.
Su cabeza subía y bajaba, tomo una mano de Valdemar y la coloco sobre su propia cabeza, Antonio entendió la señal y hundió la cabeza de Magnus hasta lo más profundo que pudo, haciendo que su verga traspasara la glotis del chico.
El profesor cerró los ojos y reclino el asiento hacia atrás, quedando acostado con la verga a la mejor disposición de Magnus, no sin antes cerrar las puertas.
Pasaron unos minutos y Magnus seguía chupando, las babas caían en el asiento.
Magnus se detuvo un momento, para sacarse la camiseta, el short y por último las zapatillas.
Antonio abrió los ojos para ver qué pasaba, y vio a Magnus a punto de cabalgarlo.
¿Qué haces? – preguntó Antonio con la respiración acelerada.
Quiero que me cojas – respondió Magnus colocando en su entrada un poco de saliva.
Antonio no dijo nada, Magnus tomo la verga de su profesor y la coloco en las puertas de su ano palpitante.
Y sin decir palabra alguna, comenzó a metérsela él solito muy lentamente.
Antonio puso los ojos en blanco, mientras sentía su pene ser apretado por el ano de su joven amante.
Magnus mientras se introducía el falo de carne, lamia los pectorales peludos de Antonio, quien no hacía más que emitir gemidos de macho extasiado de placer.
Una vez que todo el pene entró, Magnus se quedó quieto en silencio, tan solo escuchando los latidos acelerados de corazón de su peludo amante, después de unos segundos comenzó a moverse.
Se movía lentamente cabalgándolo mientras seguía lamiendo todo el sudor del cuerpo del hombre, incluidas las axilas peludas.
Antonio estaba sintiendo el placer que nunca antes había sentido.
Magnus se levantó quedando con la cabeza un poco gacha por el techo del auto.
Se movía de arriba hacia abajo mientras su pene rebotaba en el abdomen bajo de Antonio.
Antonio también apoyaba la penetración moviendo las caderas haciéndola más profunda.
Gemidos de placer inundaron todo el carro, gotas de sudor resbalaban de la frente de Magnus hacia el cuerpo de Valdemar.
Instintivamente Antonio atrajo hacia si a Magnus y mirándolo a los ojos mientras lo penetraba, le dio un beso cargado de lujuria y desenfreno, las barbas llenas de sudor del profesor rosaban la cara blanca y lampiña del chico irritándola por la fricción.
Ahora quiero cogerte yo, levántate y vamos a los asientos de atrás – dijo Antonio interrumpiendo su letargo de placer.
Magnus se levantó dejando un profundo charco de sudor y fluidos en la pelvis de su macho.
Antonio regresó el asiento a su posición original yendo a la parte de atrás e invitando a Magnus.
Dijiste que serias una hembra para mí – preguntó Antonio masturbándose .
Si – respondió Magnus masturbándose también.
Sí ¿qué? – Dijo Antonio.
Si, papi – respondió Magnus siguiendo el jueguito.
Ahora ponte en cuatro y suplícame que te reviente el ano con mi pinga – ordenó Antonio.
Magnus obedeció rápidamente dejando su culo a disposición del hombre.
Papi, fóllame, reviéntame el culo con tu pingota – decía Magnus varonilmente moviendo su dedo en círculos alrededor de su ano.
En ese momento la verga de Valdemar palpitaba sin poderse controlar.
Antonio enloqueció y de inmediato como pudo se colocó detrás de Magnus, dejando ir toda la verga dentro de él.
Ay papi – gritó Magnus.
Valdemar excitado por el comportamiento de Magnus en este momento comenzó a taladrar al chico el ano, literalmente reventándolo a vergazos.
Por la altura del hombre era un poco incómodo pues el techo obligaba a agachar un poco la cabeza.
Y así con el alumno a cuatro patas en el asiento de atrás de la camioneta, y el profesor con una pierna en el asiento, la otra en el piso, una mano en la cintura de su joven amante y con la cara del chico aprisionado contra la ventana del carro por la otra mano, el hombre se follaba con muchas más ganas que cuando se follaba a mujeres.
El hecho de que el chico también estuviera disfrutando hacía que el hombre se esmerara, por dar lo mejor de si.
Ay profe
Ay papi
Ay amor – se le escapaba a Magnus entre gemidos.
No había palabras para describir lo que sentía Valdemar en ese momento, su ego de hombre se elevó a mil, Magnus era todo lo que estuvo buscando todo el tiempo en una mujer, y lo había venido a encontrar en donde menos lo esperaba; en un hombre, y para colmo en aquel chico que semanas antes casi le quita autoridad y del cual sentía una admiración y rivalidad al mismo tiempo.
¿Quieres que te dé más duro amor? – preguntaba jadeando Antonio.
Si papi – respondía Magnus.
¿Si zorrita? – repreguntó
Si amor, dame más duro – volvió a responder.
Antonio utilizó todas las fuerzas de su pelvis para empotrar a Magnus, la fuerza era tal que parecía que la cabeza del chico traspasaría el cristal polarizado de la camioneta.
Lo huevos peludos del macho rebotaban en las nalgas del chico y salpicaban sudor y fluidos por todos lados.
Antonio comenzó a disminuir la velocidad pues la postura le hacía doler un poco la cintura y las piernas.
Ay papi, no pares, que ya me vengo – exclamaba Magnus a punto de eyacular.
Antonio ni bien escucho eso se aferró con las dos manos a la cintura de Magnus y con mucha más fuerza que antes, acompañado del acalambramiento de su pierna, estimulo la próstata del chico y este terminó por disparar su semen en los asientos y la puerta de la camioneta acompañado de sonoros gemidos.
El profesor sintió como al eyacular Magnus contrajo más el musculo del ano, otorgándole tal placer que también se corrió, dejando la leche de macho en su interior junto con un bufido que se escuchó hasta por fuera de la camioneta.
Gotas de sudor recorría el cuerpo velludo del doctor Valdemar, comenzaban desde la frente, bajando por el rostro, pasando los pectorales y el abdomen duro como roca y cubierto de más pelo, hasta que se perdían en el pubis.
Ambos quedaron en silencio, con la verga metida dentro del culo de Magnus y solo escuchaban su respiración agitada, jadearon hasta haberse pasado el éxtasis del momento.
Un quejido de dolor hizo separar a Valdemar de Larsen.
Mierda, un calambre – dijo Antonio separándose bruscamente de Magnus y sentándose en el asiento llego de sudor.
Magnus con las piernas aun temblando también se sentó.
Se produjo un silencio incómodo por parte de Antonio que aún estaba procesando todo lo que había ocurrido, para un hétero que nunca ha pensado en ningún hombre romántica ni sexualmente sería un tanto difícil aceptar que la mejor experiencia de su vida haya sido con un alguien de su mismo sexo.
Magnus sabía lo que sucedía, sabía que su profesor estaba en una batalla mental tratando de entender lo que había pasado y que posiblemente se sentiría asqueado.
Larsen, yo no soy marica – dijo Antonio con la mirada perdida rompiendo el silencio.
Magnus tomo una cajetilla de cigarros que estaba a la mitad en el piso y encendió uno, comenzó a fumar bajando la luna de su ventana.
Nadie ha dicho que lo sea doctor, yo no pienso que usted sea así – dijo Magnus tratando de apaciguar la situación .
Pero entonces, ¿por qué dejé que pasara todo esto? – preguntó Antonio, más así mismo que a su acompañante .
Joder profe, no le creo esa de dejarse dominar por la mente, carajo que los humanos somos animales y como tales también nos dejamos llevar por nuestros instintos y está bien – dijo Magnus tajantemente.
Antonio solo miraba a Magnus.
¿Le gustó? – preguntó Magnus.
Si – contestó avergonzado el otro.
Entonces ahí está, disfrútelo mientras pueda y siéntase orgulloso de saber comportarse como un macho de verdad, no todos los hombres que me han follado han sabido tratarme y hacerme terminar de la manera en que lo hice – dijo sonriendo Magnus.
Esas palabras dieron justo en el ego de macho del hombre.
¿Enserio, te ha gustado tanto? – preguntó Antonio inflando el pecho.
¿Bromea?, me ha encantado, llevo tiempo queriendo sentir toda esta excitación cuando estoy con alguien – exclamó el alumno.
Magnus aplicaba un poco de psicología con esos tipos de hombres, les elevaba el ego para que su cabeza no explotara mortificándose por haber tenido sexo con un chico.
No puedo creer que haya hecho esto, y sin embargo me ha gustado, nunca desee sexualmente a un hombre, pero a ti si te desee todo el momento – dijo Antonio.
Mire –
Tutéame por favor – le recomendó Antonio a Magnus sin dejarlo terminar.
Mira Antonio, es que no me deseaste a mí por mi género, o por mi pene porque no eres gay ni nada, sino deseaste a la persona que te hacía sentir todo lo que te hice sentir yo hoy día – dijo Magnus.
Puede que tengas razón – dijo el profesor un poco más tranquilo.
¿Volverías a repetir esto conmigo? – interrogó Magnus.
Sinceramente, si – respondió con una sonrisa Antonio y mirando a Magnus.
Ahora cierra los ojos, respira e imagina que todo lo que me hiciste a mí y te hice yo a ti hoy, se lo haces a otro chico, cualquiera, ya sea un vecino, un alumno de la universidad, concéntrate – dijo Magnus dando una calada al cigarro.
El chico miraba si la verga del hombre crecía y nada pasaba.
Ahora imagina que soy yo, rememora todo lo que hiciste hoy conmigo – decía botando el humo del cigarro.
El pene de Antonio comenzaba a crecer otra vez.
Ahora deja tu mente en blanco – decía con una voz calmada Magnus.
El pene volvía a su normalidad.
Por último, vuelve a imaginar, todo, pero con cualquier mujer que te guste, a la doctora Susana, me he dado cuenta como te la coges con la mirada, imagina que te come la verga y que la haces tragar tu leche – decía el muchacho.
La verga del profesor Valdemar comenzaba a ponerse dura otra vez.
Abre los ojos – avisó Magnus.
Al principio no se me paró la verga, pero luego pensé en ti y comenzó a crecer, y cuando me imaginé a otras mujeres también – dijo Antonio . Tenías razón en lo que dijiste, se me levanta solo contigo porque tú me hiciste sentir como nunca antes una mujer – agregó el hombre contento y convencido de todo.
Ya ves – dijo Magnus encendiendo el segundo cigarro.
No soy marica – dijo alegremente Antonio .
Antonio se dio cuenta de la palabra que había utilizado y se disculpó.
Ni lo digas, no me molesta – respondió Magnus sonriendo.
Mierda que hacer calor, mira como estoy sudando y apestando – dijo tomando su camiseta para limpiarse.
Espera – dijo Magnus antes de dejar que Antonio se limpie y le dio el cigarro.
Magnus como pudo se colocó entre las piernas abierta de Antonio, y comenzó a lamer desde donde terminan las bolas, cerca al perineo, degustando el sabor fuerte del sudor con los fluidos, oliendo todo a su paso, testículo por testículo, subiendo por toda la verga que estaba otra vez tiesa, lamio por debajo y por encima sorbiendo los restos salados del vello púbico y así hasta llegar al abdomen donde se detuvo por un momento en el ombligo, para posteriormente subir por sus pectorales.
Se miraron fijamente, hasta que Antonio dio el paso, después de expulsar el humo de su boca besó a Magnus como la primera vez, con un beso de esos que casi te arrancan los labios, se lamian los cuellos, y el chico la barba del hombre.
El pene de Antonio se encajó otra vez en la entrada del ano, y como cual ratón en su madriguera volvió a entrar, familiarizado con el lugar, Magnus puso todos sus movimientos en sus caderas y tras varios minutos intensos de movimientos, el hombre aviso que se corría.
Magnus rápidamente, se volvió entre sus piernas y recibió la leche en la boca, cinco disparos de leche frasca y caliente entraron, degustándola, saboreándola, Magnus termino de limpiar otra vez todo el cuerpo del hombre.
Me has hecho alucinar – dijo Antonio.
Esa es la idea – dijo Magnus.
Joder tío eso me ha encantado – exclamó Antonio.
De pronto Magnus se acordó de lo que tenía que hacer ese día.
Mierda, ¿qué hora es? – preguntó Magnus alarmado.
Diablos, son las 2 p.m – dijo también alarmado Antonio – Mi esposa va a volver a joderme la paciencia otra vez.
Yo tengo que trabajar, y tengo que ir hasta San Silvestre – dijo Magnus pasando adelante a ponerse la ropa.
¿Trabajas? – preguntó sorprendido Antonio poniéndose su short.
Claro que sí, No soy un hijito de papá que me paga todo – respondió sarcásticamente.
Antonio se rio, bueno te juzgue mal - respondió.
Eso parece – dijo Magnus terminando de vestirse.
¿En que trabajas? – preguntó Antonio .
Bueno mi querido profe, ya no tengo tiempo, otro día hablaremos de eso – dijo Magnus abriendo la puerta.
Espera, cierra, te llevo – dijo amablemente Magnus.
Descuida, puedo caminar, no soy una damisela – dijo sonriendo Magnus.
Nadie dijo que lo fueras – dijo Antonio guiñándole un ojo.
Solo porque estoy apurado – aclaró Magnus y cerró la puerta.
Antonio puso el coche en marcha, una vez llegaron a casa de Magnus intercambiaron de números, y se despidieron.
Actualidad
Magnus entraba caminando altivo como siempre a la universidad, pero era curioso, se sentía un tanto superior a los demás, pero no era despreciativo, al contrario, era cortes y muy educado.
Cuando llegaba nunca pasaba desapercibido, esta vez iba vestido con un pantalón Jean, camiseta blanca con una imagen de un símbolo nórdico, zapatillas blancas, lentes y una ligera babita castaña con el cabello amarrado muy varonilmente.
Buenas tardes, respondía a todo aquel que saludaba.
No se topó con ninguno de su código pues todos estaban en clase.
Magnus finalmente llego a la oficina de Antonio y entro.
Aquí estoy – dijo Magnus secamente.
Puedes explicarme porque me estás haciendo eso – dijo Antonio arremetiendo contra Magnus y golpeando la puerta.
No sé de qué coño vas tío, pero suéltame – dijo Magnus empujándolo con fuerza.
De esto y no te hagas el gilipollas – dijo Antonio enseñándole un video donde aparecían cogiendo en su oficina.
POCO A POCO TE VOY A DESTRUIR, PROXIMAMENTE SUBIRÉ ESTE VIDEO A REDES – decía la descripción de aquel video.
Mírame Valdemar – dijo Magnus.
Tu solo tenías acceso a esta oficina, nadie más pudo grabarnos – dijo Antonio enojado.
Que me mires hijo de puta – dijo Magnus tomándolo del traje.
Antonio y Magnus nunca se habían tratado así, eran irónicos y sarcásticos entre ellos, pero nunca violentos.
Te lo diré por única vez, hemos sido amantes durante cinco años, colegas, amigos, eres como un padre porque me has guiado en todo, hemos estado ahí apoyándonos, y aun nos une un lazo más fuerte que todo eso junto – dijo Magnus en un tono frio e inexpresivo.
Yoo –
Déjame continuar – dijo Magnus. Te ayudé en la relación con tu esposa, te ayudé a tener un hijo cuando no podías porque pensabas que eras estéril - Tenemos un hijo - recalcó - Te ayudé a ser exitoso apoyándote en investigaciones, y aun así crees que quiero destruirte de esta manera - agregó diciendo Magnus.
Aquellas palabras las dijo desde lo más profundo de su ser, a pesar de lo frio e inexpresivo que era.
Yo daría la vida por ti y hasta por tu familia – finalizó.
Antonio se conmovió y un par de lágrimas cayeron por sus mejillas.
Dame el celular – dijo Magnus quitándoselo.
Joder, has visto este video – preguntó Magnus enseñándole uno donde salía él chupando una verga.
Aquel video decía ¨PERO POR LO PRONTO DISFRUTA COMO SE CAE ËL MUNDO DE TU ZORRITA”
No, lo siento Magnus, estaba tan ofuscado pensando que me querías traicionar – se excusó Antonio afligido.
Pensando en la traición o que se arruinaría tu carrera – dijo Magnus saliendo por la puerta.
Sonó el timbre de cambio de hora, Magnus tendría que pasar enfrentando las miradas de la gente, no había entendido mal, habían filtrado ese video y tenía que descubrir quien había sido.
Todos lo mirabas riéndose, unos le hacían gestos de mamadas con la mano, otros pasaban y le decía maricón.
Se dirigía a la puerta de salida, pero antes quiso mojarse la cara, su rostro estaba hirviendo de ira.
Yo te puedo ayudar a descubrir quien fue – dijo un hombre con traje detrás de Magnus .
Magnus levando la mirada y lo miro a través del espejo.
GRACIAS POR LA ESPERA, ME ALEGRA QUE ESTA HISTORIA TENGO BASTANTE ENTRADAS.
¿A CUANTOS NO LES GUSTARIAS SER COMO MAGNUS? ESPERO SUS RESPUESTAS.
ESCRIBIR A MI CORREO sexualesr@gmail.com
Magnus sabiendo que lo que iba a hacer molestaría en gran manera a francky, lo besó.