Bajo los pies del mazinger Z

Un combate en Madrid.

Miguel compraba el periodico en las calles de Madrid, la noticia de que un científico japonés iba a hacer una conferencia sobre la energía foto atómica, eso a Miguel le traía sin cuidado, nunca le interesó la ciencia.

Pero al alzar la vista en el periodico, vio a una chica de largos cabellos marrones, sus ojos indicaban que era japonesa, tenia unos bonitos senos y una marcada cintura.

Miguel se acercó a la joven cuyos atuendos eran una camisa blanca, una falda rosa, unos calcetines blancos con zapatos marrones, sombrero de pamela y una cámara de fotos.

Cuando iba a proponerla ir a tomar unas copas, un rayo azul alcanzó uno de los edificios destrozándolo, la primera reacción de Miguel fue lanzarse sobre la joven para protegerla de los cascotes que caían.

Unos pasos mecánicos y sonoros retumbaban en el suelo, todo temblaba, la gente le costaba mantener el equilibrio.

Miguel, al alzar la vista, vio un ser robotico de dos grandes alas negras y una cola en la cual salían llamas, su cabeza parecía un demonio con tres cuernos y una mirada de odio, el pecho era rojo y lleno de púas, sus brazos tenían unas garras muy filosas y sus piernas también terminaban en esas garras.

El monstruo mecánico empezó a atacar con su cola, destruyendo todo lo que se interponía a su vista, la gente huía de aquella criatura mecánica salvando su vida, Miguel se llevó a la joven para ponerse a salvo.

Ambos se dirigieron a una boca de metro, pero al entrar uno de los rayos derribaron uno de los edificios, cayendo sobre la boca del metro, encerrándolos.

Durante el derrumbe, uno de los cascotes golpeó la cabeza de la joven dejándola inconciente.

Miguel se encontró encerrado con la inconciente extranjera en la oscuridad, sin posibilidad de salir y notando los temblores de las pisadas del robot.

El monstruo mecánico lanzaba sus rayos mientras las fuerzas españolas trataban infructuosamente de pararle, en ese momento, otro robot, un gigantesco humanoide apareció.

-¡bien monstruo mecánico! ¡prepárate a combatir! – decía Koji desde la cabina.

Miguel encontró una linterna del bolso de la joven y la iluminó, parecía estar bien, pero comprobó que no tuviera nada roto, respiró aliviado al ver que solo era una conmoción.

Iluminó el lugar, no había salida, los túneles del metro estaban sellados por los escombros, miró a la joven de nuevo, iluminando su cara, era preciosa, el haz de la linterna iluminó su busto, sus senos eran algo pequeños, pero muy apetecibles, siguió bajando mirando su ombligo descubierto.

Miguel se acercaba y empezó a tocar los senos de la joven por encima de la ropa, vigilando que no se despertase.

Mazinger tenia problemas con el monstruo, los rayos de la bestia lo golpeaban con saña, mazinger no pudo evitar aplastar el valle de los caídos y caer frente al palacio de la zarzuela.

Miguel respiraba nerviosamente mientras desabrochaba la camisa de la joven, mostrando unos senos jóvenes y hermosos, las masculinas manos acariciaban la suave piel de los pechos de la joven.

El joven no pudo evitar chuparlos, mientras los succionaba, su lengua acariciaba el pezón de la joven, la cual, empezaba a jadear, poniendo en alerta a Miguel, pero al parecer, ella no salía de la inconciencia.

Tenía ganas de penetrarla, pero tenía miedo de que despertase y no se lo tomara bien.

Iluminó su rostro, tenía unos hermosos labios, el joven los besó y su lengua llegó a su boca.

No era lo mismo sin que ella participara, pero se desabrochó los pantalones. Mostrando una enorme erección y la acercó a la boca de la chica.

Mazinger lanzó su puño contra el monstruo, golpeándolo en los tres cuernos, destrozándolos, inutilizando su arma principal.

El monstruo mecánico respondió alzando el vuelo.

-¡no te escaparas! ¡JET SCRANDEL!

Miguel se sentía muy bien follando la boca de aquella chica, era tan calida, tan suave, el morbo de que se la chupase una chica inconciente le excitaba.

Dando un empujón final, echó toda su leche en la boca de la joven.

Despacio, se separó de ella y la miró a ver si estaba despierta, observó como lentamente el semen salía de sus labios y resbalaba por la comisura.

Miguel sintió curiosidad, nunca vio el conejito de una japonesa.

Metió sus manos bajo la falda de la joven y bajó sus bragas despacio, vio el escaso vello de a joven, Miguel olió el sexo de la japonesa y empezó a lamer su raja.

El dulce sabor de aquel sexo femenino hacia crecer otra vez el vigor de su entrepierna.

En los cielos de Madrid, el monstruo mecánico mantenía las distancias con mazinger.

Koji se lanzó al ataque, pero el monstruo lanzó las púas de su pecho, destrozando una de las alas, perdiendo el control del vuelo.

Mientras mazinger caía, el monstruo con sus garras destrozó otra de las alas.

Mazinger cayó sobre uno de los edificios, destrozándolo, soltando un gran estruendo.

El temblor que casi hacia derrumbar el techo había asustado a Miguel, que dirigió el haz en la cara de la joven, que aun estaba consciente.

-a la mierda, si he de morir aquí, que al menos sea disfrutando – decía Miguel mientras se quitaba los pantalones.

Cogió su falo y lo dirigió a la cueva de la joven, de un empujón entró, pero no del todo.

La joven hizo una mueca de dolor a pesar de su inconciencia, pero Miguel la penetró, sitió alegría al notar que rompía el himen de la joven, el era el primero en follarla.

Bombeó despacio, la estrechez de la concha de la japonesa le daba un placer indescriptible.

-ah, ah, dios mió que gusto das puta – decía Miguel mientras bombeaba.

No tardó en llenar el útero de la joven con su simiente, pero no se separó, recobraba el aliento aún dentro de ella, para luego bombear otra vez.

El monstruo mecánico aterrizó convencido de que el mazinger había sido destruido, pero este se levantó sorprendiéndolo.

-¡RAYO FOTOATOMICO FUEGO! – decía Koji mientras activaba los rayos ópticos de mazinger.

El monstruo de forma instintiva se protegió con una de sus alas, el rayo la destruyó con una sonora explosión.

-¡CICLON FUERA! – decía Koji mientras activaba el generador de viento de la boca de mazinger.

El monstruo se protegió con la otra ala, pero esta se desprendió por la fuerza del viento, en ese momento decidió huir.

-¡FUEGO DE PECHO! – gritaba Koji.

Mazinger se colocó en una posición hercúlea y su pecho lanzó un rayo rojo que alcanzó al monstruo que lentamente se derretía quedando solamente un fluido metálico candente.

Miguel se separó lentamente de la joven, vio como el conejito le empezaba a salir gotas de esperma mezclado con sangre, con cuidado y rapidez, vistió de nuevo a la joven, cuando acabó de vestirla. Le besó en los labios.

En ese momento, la joven se despertaba, estaba algo desorientada, Miguel le explicó que están en el metro y están atrapados.

En ese momento, una enorme mano mecánica quitó los escombros, asustando a Miguel.

-¡koji! Me alegro tanto de verte – dijo la joven en japonés.

-Sayaka, tu padre estaba preocupado, no podía contactar contigo – decía Koji en el lenguaje nipón.

Sayaka veía que su reloj estaba roto, pero no importaba, el mazinger les sacó a ella y a Miguel de esa tumba.

Miguel bajó, pero Sayaka se quedó en la mano de mazinger, el cual, se la llevaba con sonoros pasos mientras Miguel suspirando, veía como se alejaba aquella belleza.