Bajando la basura

La vida de la ama de casa también tiene derecho a alguna satisfacción.

Estaba acabando de fregar la cocina. Pepe, como siempre ya estaba tirado en la sala viendo algo en la tele.

Antes de pasar la fregona, cojo la bolsa de basura, aunque está medio vacía desde hace un tiempo soy una obsesionada de la limpieza. Como dije, cojo la bolsa y voy fregando mientras salgo de la cocina, como queriendo eliminar mis huellas.

Miro el reloj, las 22:15 . Esta es la mejor hora para salir.

-Pepe, voy a tirar la basura.

-Vale, lleva llaves que no me tenga que levantar.

-Vale. Bajo.

Salgo de casa y miro el reloj, las 22:16 , llamo al ascensor. Espero un poco mientras con mi trasero detengo la puerta. 22:20 . Pulso el botón del sótano.

Segundo piso. El ascensor se para.

-Hola Laura.

-Hola Lola, ¿qué tal estás?

Miro a Lola. Cincuenta años. Viste unos leggings demasiado ajustados para su cuerpo y una camiseta de pijama de felpa demasiado pequeña para sus tetas. Tras ella me miro en el espejo, con mi bata de Carrefour y mis chanclas. Dos bellezones.

  • ¿Qué tal los niños?

-Bien el mayor llamó hoy tiene exámenes a ver si viene el finde.

-Eso está bien.

-Si.

El viejo ascensor se para en el sótano. Salimos y abro la puerta del pequeño rocho que hace de almacén a la señora de la limpieza. Enciendo la luz y cierro tras nosotras.

Nos miramos. Como siempre, nos cuesta empezar. Esta vez soy yo quien acaricia sus mejillas y acerco mis labios a los suyos. Nuestros labios se entrelazan nos besamos frenéticas.

Mis manos bajan nerviosas sus puñeteros leggings, mi dedo busca su coñito mientras la sigo besando, ella termina de sacarse una pierna del legging y la apoya en el cubo de la fregona para poder abrir sus piernas y dejarme jugar con su clítoris mojado.

Me arrodillo e introduzco mi lengua, chupeteo mientras ella me agarra la cabeza, la miro, está colorada, intenta reprimir cualquier sonido, me encanta verla así. La mordisqueo, succiono su clítoris y lo chupo como un bebé chupa una teta, ya no puede mas, lo noto por que instintivamente cierra sus piernas sobre mi cara y me empuja la cabeza lejos de su entrepierna.

Con su sabor todavía en mi boca busco sus labios, ella los míos. Nos besamos apasionadamente. Ahora es ella quien mete su mano bajo mi bata. No llevo bragas.

-Eres una putilla.

-Ummm, así es mas rápido.

Masajea mi chici con su mano, juega con mis labios, los aprieta un poquito entre sus dedos.

Me muerdo la lengua para no emitir ningún sonido. Ahora soy yo la que busca un apoyo para poder dejar mi coño a su merced. No sé como lo consigo, pero siento sus labios en mi coño. Su lengua lo recorre alrededor, Mientras con uno de sus dedos mojados masajea mis nalgas y juega a introducirlo en mi culo. Ummm, que zorra eso me encanta. Entre ambos estímulos no puedo mas. En un par de minutos exploto de gusto.

Estamos rojas de excitación, de cansancio, de placer. Nos miramos. Nos besamos con pasión. Recorremos nuestras bocas con nuestras lenguas.

Al final, no queda otra. Laura se pone el legging y yo acomodo y vuelvo a abrochar mi bata.

Salimos despacio y con discreción. Nunca suele haber nadie a esta hora.

Llamamos al ascensor y pulsamos el piso segundo y el quinto.

-Chao Laura.

-Chao Loli. Recuerdos a Pepe.

-jiji. Y a Manolo.

-Por cierto, nos quedó la basura en el rocho.

-Ya. Mañana no viene la señora de la limpieza. Podemos dejarla ahí.

-O cogerla al mediodía.

-También.

-Adiós.