Baile en los servicios

Sus manos acariciaban mi trasero de una forma lenta y sensual, yo la miraba y sonreia, me dejaba llevar, era como un juego con un final que parecía prometer...

BAILE EN LOS SERVICIOS

Eran las 3:00 h de aquel sábado que como muchos otros lo pasaba en el local de costumbre. Aquella noche el sitio estaba lleno y yo me situaba al pie de la barra con mis amigos tratando de conversar con aquella música tan alta. Ya aburrido y sin prestar atención a mis amigos alguien pidió permiso para pedir una copa. Era una muchacha de alrededor de un metro setenta de estatura, morena de pelo liso con unos impactantes ojos verdosos. Vestía con una camisetilla que le hacía resaltar sus pequeños pechos y estaba conjuntada con una minifalda lisa del mismo color: el blanco.

Fue ella la que me saco conversación, y estuvimos hablando largo rato. Estaba de visita y era muy simpática, más incluso de lo que hubiera creido. Al estar la musica tan alta me tuve que acercar a ella para conversar cerca de su oido, lo que me hizo percibir en su piel un excitante aroma a vainilla que provocaba un deseo irremediable hacia ella.

En un momento dado en el que ya no existía tema de conversación ella se ofreció a bailar un rato. En el pachangueo se movia como nadie y fue así como me alejó poco a poco de mis amigos que ya se preocupaban de sus cosas

Ella bailaba y bailaba y consiguió ponerme firma cuando se agarraba bien fuerte contra mi cuerpo. Su cadera era perfecta, la tenía fuertemente agarrada mientras ella me rozaba una y otra vez cuando nos moviamos al son de la musica. Me miraba, me miraba con esos ojos claros. Ella quería algo q yo le podía dar, y lo sabía.

Sus manos acariciaban mi trasero de una forma lenta y sensual, yo la miraba y sonreia, me dejaba llevar, era como un juego con un final que parecía prometer.

Al poco dejó de mirarme para cerrar los ojos y lanzarse a besarme bestialmente. Era tan excitante su cuerpo, sus ojos, su perfume, ella. Sentía su pequeña y dulce lengua sacudiendose suave; al igual, su mano estaba acariciando mis pantalones en la entrepierna, cosa que me hizo casi perder el control .

Con ganas de más me cogió de la mano y nos dirigimos a los servicios. Tenía muchisima prisa y nos metimos en uno de los compartimentos del aseo de señoras. Cerró la puerta tras de sí.

Yo estaba sentado sobre la tapa de la taza y ella se sentó sobre mi desabrochando uno a uno y rápidamente los botones de mi camisa. Cuando llegó al último y sin parar un instante desabrochó mi pantalón y sacó ya juguetenado mi preciado miembro. Con una rapidez pasmosa se deshizo de si ropa interior (un precioso tanguita verde que aún conservo).

Se pasó encima mía cogiendo mi falo y adentrandolo dentro de sí, sus suaves labios eran perfectos. Me apretaban causandome una sensación tal que me creí con la necesidad de eyacular.

Empezó a moverse de atrás a adelante en principio de forma suave. Emitiamos gemiditos que se destinguian levemente del ruido que la musica y las mujeres del baño causaban. Los gemidos fueron en aumento hasta convertirse en gritos, todo ella al mismo tiempo que aceleraba la marcha sobre mí.

Se retorcía; se retorcía mirando al techo y gimiendo de placer

Ya al borde de mi capacidad mientras que ese pequeño chochito engullía una y otra vez mi soldadito apretandolo más y más; estallé de placer al último de sus gritos.

Nos besamos largo rato, salimos des servicio recibiendo las miradas de reojo que se les escapaban a las chicas que escucharon la escena. Una vez fuera me besó dulcemente los labios y me dijo: "despídete" a lo que yo le respondí con una afirmación, me giré para buscar a mis amigos, pero al hechar la vista atrás, ya no estaba.

No la he vuelto a ver pero el recuerdo de cada parte de su cuerpo permanece imborrable en mi memoria, como si la viera todos los días.

Me fui a casa y ya en la cama pensé: "Ha sido fantástico"