Baile de Mascaras [P.E.C]
tras un antifaz el ángel se oculta dejando a los diávolos bailar entre las llamas, oculta tu identidad, ven y disfruta decia la invitación. Cuantos placeres ocultos descubriria
En el patio de la escuela.
Las clases habían terminado por ese día, Javier con su nueva autoconfianza había logrado despertar el interés de varias chicas y chicos, entre ellos un guapo chico de último año llamado Marco que con una risita nerviosa intentaba platicar con él. Javier disfrutaba del poder que ejercía, mirándolo a los ojos y sonriéndole con picardía.
Marco se encontraba recargado en un árbol enorme que flanqueaba la entrada al antiguo gimnasio de la escuela, el chico estaba completamente rojo y erizado mientras Javier lo pegaba cada vez más al árbol acercándose peligrosamente con soltura y sosteniéndole la mirada. Cuando sus labios se acercaron a los suyos fue como una descarga eléctrica, Marco besaba tímidamente en cambio Javier le comía la boca y sus manos recorrían sus brazos y tomaban las muñecas de marco sujetándolas con firmeza. Pegaba su entrepierna a la de marco excitándolo moviéndose con cadencia sin dejar de besarlo. Javi acariciaba sus labios con la lengua, luego sabiendo perfectamente lo que le encantaba a algunos chicos bajo hasta su cuello, dándole húmedos besos erizando a Marcos hasta llegar a su oído. Sabes que quiero hacerte… quiero comerte… quiero lamer cada uno de tus rincones y escucharte… escucharte explotar de placer con las delicias que pienso hacerte con mi lengüita. Le susurraba Javier entre gemidos malintencionados. Marco estaba sumamente duro, deseando que fueran a algún lado para calmar esas ansias tan intensas.
Car salió furioso de la sala de computadoras directo al patio parecía un toro dispuesto a golpear lo primero que se le pusiera enfrente. Entonces los vio pegados a un árbol sin menor pudor aunque ya casi no quedaban estudiantes en el patio le sorprendió que no tuvieran la molestia de irse a un lugar más privado para... estar besuqueándose, Car cerro los puños sintiéndose profundamente dolido ya que tener que verlo hasta en la escuela a la vista de todos besándose con otro era casi tan espantoso como verlo en el baño del antro. Camino casi corriendo hasta él los miro un momento y sin decir más los separo empujando fuertemente a Javier que perdió el equilibrio y cayó al suelo. A marcos lo miro de arriba a abajo diciéndole un seco “lárgate” reprimiendo las ganas de molerlo a golpes. Este salió corriendo sin decir nada, mientras Javier le sonreía cínicamente desde el piso. Car sin decirle nada lo fulmino con la mirada, Javier arqueo una ceja y sonriendo de lado cínicamente se apoyo en el árbol para ponerse de pie.
Car exploto con esa sonrisa, esa sonrisa era una burla… sentía una rabia intensa que tenia la fuerza para demoler una casa; cerro la mano en un puño y sin pensarlo lanzo un fuerte golpe directo a esa sonrisa. Pero para su sorpresa esta ocasión, Javier le devolvió el golpe tirando un puñetazo con todas sus fuerzas hacia la boca de Car logrando que se rompiera su labio, Car lo volvió a empujar estrellándolo contra la puerta del antiguo gimnasio, Javier se movió con agilidad entrando al gimnasio esquivando el próximo puñetazo, Car lo siguió y entre empujones e intentos de llaves , cayeron al piso lleno de colchonetas viejas forcejeando, Car le metió un rodillazo dejándolo sin aliento, Javier intento hacerle una llave desde abajo que car supo deshacer con maestría, sujetándole ambas manos y poniéndose sobre de él. Apretándolo bajo el peso de su cuerpo pudo sentir la poderosa erección aprisionada en el pantalón de Javier que seguramente tenía desde el calentón con marcos, se pego mas a él tensando mas la llave y Javier soltó un gemido de dolor… ambos respiraban agitadamente, car jalo aire con fuerza y olía a él… olía a perfume sangre y sudor. Javier friccionaba su cuerpo contra el de car sin lograr soltarse.
La presión en el pecho de car era cada vez más fuerte, tenerle así tan cerca y amarlo tanto sin que él le creyera, torturando sus sentidos. Car no resistió mas y pego sus labios al oído de Javier suplicando: te amo… le dijo no me tortures mas… perdóname.
Javier se quedo helado y por un segundo dejo de forcejear, pero después de un minuto puso todo su empeño en soltarse, si se quedaba ahí más tiempo terminaría por ceder. Car lo besaba en el cuello susurrando perdóname, amor, perdóname, me estas volviendo loco por favor… amor. Javier sentía los labios de Car acercándose peligrosamente a los suyos aprisionado bajo su peso y con sus manos inmovilizadas por las de él.
Car llego a sus labios, dudo un momento, Javier tenía los ojos cerrados y la cara girada a un costado, esos labios que lo habían besado con tanta pasión… esos labios eran de él. Y no podía soportar ver que besara a nadie más. Se acerco suavemente dándole un beso corto y tímido, los ojos de Javier entonces se abrieron y lo miraban interrogándolo, Car sabia que para recuperarlo necesitaba más que un tierno beso, volvió a pegar sus labios con los de él fundiéndose en un beso apasionado, Javier quiso resistirse, no quería responderle no quería amarlo tanto… pero termino por dejarse llevar, besándolo como nunca, oleadas de placer se desprendían de ese beso erizándole la piel como si se tratara de una onda expansiva corriendo por sus venas, una descarga de emociones placer y sentimiento, el sabor de su saliva ahora mezclada con sal y sangre. Car le soltó las manos aun con el miedo de que lo empujara y se fuera. Rogaba en silencio que no dejara de besarlo. Al sentir sus manos libres Javier se aferro a la espalda de Car abrasándolo sin dejar que terminara ese beso. Javier se movía al ritmo de su respiración dejando que su pecho subiera y bajara al compás, Car sentía como dentro de su bóxer la tenía tan dura que le dolía, con las manos libres acaricio el rostro de Javier mientras lo besaba, bajando sus labios un poco para seguir besando su cuello, Javier gemía… su carita contraída de placer, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos eran una sinfonía perfecta. Mientras car presionaba su cuerpo contra el suyo, deslizo sus manos hasta la camisa de Javier, quitando uno a uno los botones del uniforme dejando ver ese pecho desnudo de piel sublime esculpida por los dioses. Beso su pecho sensualmente, deteniéndose en sus tetillas, lamiéndolas lentamente, mordisqueando una con calma luego la otra bajando un poco mas con su lengua hasta su ombligo, Car lo miraba derramando arrepentimiento por los ojos aferrado en la tarea de darle placer. Siguió bajando hasta la erección que Javier tenía aprisionada en el pantalón, y lo beso sin prisas sobre la tela del pantalón, la erección se marcaba tanto que Car paso su lengua por el pantalón sonriéndole sin mayor preámbulo le quito el pantalón y el bóxer abriéndole las piernas, se desabrocho el cinturón y bajo el cierre del suyo liberando su miembro que se encontraba ligeramente húmedo de liquido pre seminal. Javier se quedo inmóvil Car continuo entonces dirigiendo su boca a aquel pene que se erguía fuerte y virilmente, lamiéndole de la base a la punta para humedecerlo completamente, chupándolo y disfrutando de su sabor. Javier se cubría las manos con la cara, no era igual, simplemente con Car no era igual. No era el simple hecho del placer, había algo más… ¿amor? Car se llevo un par de dedos a la boca y humedeciéndolos los condujo hacia el pequeño agujero de Javier, introdujo poco a poco uno, viendo como Javier arqueaba su espalda disfrutando, luego el otro iniciando un suave mete y saca antes de penetrarlo y no le tomo demasiado dilatarlo mientras Javier se estremecía con la respiración agitada y profundos gemidos.
Antes de dirigir a su entrada Car lo miro como pidiendo permiso, Javier lo miro
- Javi… quieres que… yo – estaba tan nervioso que no podía formular la frase.
- Entra en mi, amor – dijo Javier buscando con sus manos las manos de Car
Se tomaron de las manos mientras Car introducía la punta de su miembro, Javier jadeo con fuerza al sentirlo dentro. El espacio en su corazón seguía intacto… era como si al estar unidos en uno solo pudiera ser llenado con Car y nadie más, no solo en cuerpo si no también en alma. El sexo estaba bien y era divertido, pero estar con Car era completamente diferente, su corazón gritaba de felicidad latiendo como un tambor. Estremécete, tiembla, ámamepor favor gritaba el corazón de Car. Mientras bombeaba fuertemente sus caderas produciendo en Javier las sensaciones más exquisitas. Javier cubierto de sudor se aferraba a él besándole el cuello y el pecho, jadeando y amándolo más que nunca. Car le acariciaba la cara y pasando sus cabellos rubios mojados para atrás le besaba la frente. Sintió como poco a poco el orgasmo y acelero el ritmo sujetando las piernas de Javier hacia adelante para darse mayor impulso. Iba cada vez más y mas rápido, Javier se tenso y dejo salir un pequeño grito mientras su corrida impactaba en su abdomen. Car se corrió al mismo tiempo que Javier aferrándose a sus piernas, con los ojos cerrados como en un trance y la boca ligeramente abierta en una sensual mueca de placer, llenando el culito de Javier con su semen. Permanecieron un momento así, se besaron mientras ambos boqueaban intentando jalar aire.
- Javi tal vez deberíamos irnos… es tarde – dijo Car ayudando a Javier a levantarse.
Javier se levanto bastante apenado y apenas asintió al oír las palabras, sintiendo como el semen de car se deslizaba entre sus nalgas al moverse, necesitaba con urgencia una buena ducha. Su corazón era un lio… no quería volver con Car pero al mismo tiempo lo amaba tanto. Se vistió en silencio y sin despedirse salió del gimnasio. Necesitaba pensar. Car lo miro irse y sintió deseos de correr tras él pero no lo hizo, las piernas parecían haberse vuelto de plomo y se quedo plantado en el piso con la camisa a medio poner, sabía que necesitaba tiempo y solo rogaba que Javier se decidiera por él.
No tan lejos de ahí, en el convertible rojo de Robín.
Robín manejaba a toda velocidad como siempre mientras hablaba por el manos libres del móvil, acelero y una sonrisa se pinto en sus labios; amaba sentir la potencia del motor, el volante bajo sus manos, amaba manejar porque amaba tener el control, amaba que las cosas le salieran como el dictaba, bajo sus normas.
- Solo espero que asistan, se divertirán. Sera algo fuera de lo común, y ya que no alcanzaron el carnaval en Venecia, no estaría nada mal…. Si… si claro… bueno yo te envió las invitaciones pero de todos modos sus nombres estarán en la lista.
Robín colgó el móvil y sonrió aliviado. Todos los invitados habían confirmado su asistencia incluyendo el noviecito de su queridísimo sobrino. Ahora podía decirle a Gian que nada raro pasaba y que Adrian seguía dócil atendiendo a los clientes que Robín le buscaba. Adrian… pensar en el hacía que se le frunciera el ceño. Respiro hondo y recordó que pese a su molesto y estúpido sobrino, todo parecía ir de acuerdo al plan. Encendió un cigarro sin poder evitar mirarse en el espejo retrovisor, le gusto lo que vio y sonrió para sí mismo, sabía que aquella fiesta sería un éxito. Tal vez debería invitar al Javier, aquel chico que le recordaba cómo hasta él había sido joven estúpido y enamoradizo, se enorgulleció al pensar como le había brindado al rubio la fórmula mágica para que no te vean la cara de pendejo de acuerdo a robín. “se inteligentemente egoísta”tu única responsabilidad es para contigo mismo, no seas tan pendejo como hacer responsables a otros de tu placer o tu dolor, porque eres el único que puede proporcionártelos .
Sonrió recordando la cara de admiración de Javier y piso el acelerador a fondo. Sus dedos tamboreaban en el volante, mientras cantaba la canción que sonaba en el estéreo a todo pulmón, sus finos dedos se movían subiéndole el volumen a la música con la vista en la carretera.
Gimnasio del edificio Oliveri
Gustavo colgó el móvil después de hablar con Robín, y lo dejo junto con sus cosas para continuar con el ejercicio. Sus fuertes piernas trotaban con seguridad sobre la caminadora, tenía la camiseta mojada de sudor marcándose en su abdomen, mientras sus brazos flexionados marcaban sus músculos al correr, un par de venas surcaban su cuello por el esfuerzo y aun pese al cansancio tenía una sonrisa en los labios, sabía de antemano que las fiestas exclusivas cuando Gian aparecía eran un evento digno de recordar, y ahora podía ir con Adrian, pensó en primero contarle lo del acuerdo con Robín, estaba seguro de que adrian comprendería que lo había hecho para protegerlo, que no habían habido malas intenciones y que si le había pagado su exclusividad era para que no lo lastimaran los otros “clientes” como la basura de Heinrich y que conociendo a robín el único motivo por el que los dejaría en paz seria con dinero de por medio, y él con tal de ser feliz con adrian pagaría el precio que fuera necesario, si… y el ambiente seria el ideal, ya se podía imaginar de ellos disfrutando una exclusiva y lujosa fiesta de mascaras. Nada más romántico y erótico. Recordó como le había hecho el amor en Venecia y apresuro el paso al correr movido por la excitación que le produjo recordar la carita de Adrian gimiendo y aferrándose a él. Nunca antes había hecho el amor y menos con un chico y sabía perfectamente que ahora su corazón solo le pertenecía a él. Tenía ganas de gritarlo al mundo, que era más feliz que nunca antes.
Adrian llego a casa de sus “tíos” y se quito la mochila entrando a su cuarto, a los pocos minutos entro su “tía” (amiga de Luis) y le entrego un sobre color crema con un bonito estampado dorado.
- Adrian trajeron esto para ti. De un tal Gustavo Oliveri – adrian se paro como un resorte y tomo el elegante sobre.
- Gracias.
Tomo el sobre, dentro venia una nota: llámame tan pronto lo leas. Te quiero adri. Tavo Oliveri además de ello dentro veía una invitación era una pequeña y bella tarjeta color negro con un antifaz plateado y blanco que le daba un aire etéreo y sensual. Y en la parte de abajo resaltado en plata y negro se leía VIP. En la parte de atrás igual en plata decía “ tras un antifaz el ángel se oculta dejando a los diávolos bailar entre las llamas, oculta tu identidad, ven y disfruta” viernes 10:00pm club “étoiles“
Adrian miro intrigado la invitación y llamo a Gustavo
- Hey… te llego la invitación?
- Si… la estoy viendo justo ahora.
- Es el próximo viernes, te envié tu pase. ¿te gustaría venir conmigo?
- Claro que si, muchas gracias mmm tendría que pedir permiso, pero no creo que haya ningún problema.
- Bueno Adri estaré un poco liado estos días, saldré de la ciudad esta semana y quería avisarte para que cualquier cosa que necesites me llames.
- Oh si está bien, cuídate mucho. Te quiero nos vemos luego.
Adrian se quedo mirando la invitación, y pensó que era la ocasión especial para estrenarse el traje que le había regalado Gustavo. Guardo la invitación en su mochila y se sentó frente al ordenador para hacer los deberes.
Luis sentado bajo la sombra de un árbol.
Llevaba muchas horas sentado bajo el árbol, fumando y pensando. Necesitaba hablar con él pero no sabía que decirle “hola adrian ¿es cierto que estas con otro tipo mientras me vez la cara de idiota?” además el otro chico era tan guapo y tierno y aunque no se veía de la misma edad que él, parecía mucho más apropiado.
Se puso de pie y subió a su camioneta, manejo lentamente hasta casa de sus amigos, movió la cabeza al entrar, se sentía cansado, encendió un cigarro y se quedo fumando mientras pensaba.
Nunca antes había pensado estar con un chico, antes de adrian no había sentido ni la más remota atracción hacia ellos, pero adrian no era un chico cualquiera… era el hijo de ella. De Adriana. La mujer más hermosa que hubiese conocido en toda su vida.
Recordó la primera vez que la vio el tenia 18 años, ella y su hermano habían llegado al edificio de Gian donde él trabajaba de guardaespaldas, sintió una lagrima gruesa escapar de sus ojos y cruzar su mejilla. Al recordar haber visto crecer a adrian en su vientre, y haberlo tomado entre sus brazos al nacer. Adrian podía ser su hijo… pero nunca había tenido la fortaleza para comprobarlo. Lo amaba y amaba el recuerdo de ella en el.
Soy un egoísta, pensó Luis, amo el recuerdo de ella en el, en vez de amarlo a él como el individuo excepcional que es. Pero… el punto es aquí, que me engaño… que yo confiaba en el. Que fue capaz de traicionar mi confianza, o tal vez ¿no era él? Tal vez todo era una confusión y estaba armando un jaleo por nada. Tenía que confiar en él, tenía que preguntarle, solo así saldría de dudas.
Apago el cigarro y entro a la casa, adrian se encontraba terminando de cenar en su habitación, frente al ordenador con la música a todo volumen.
- Hey… buenas noches, pensé que ya no vendrías – dijo adrian con una sonrisa tierna.
- Si… perdona tuve una tarde ocupada
Adrian se levanto y le dio un beso tierno en la mejilla, sonriéndole cariñosamente. Se sentía terrible por haberle mentido, pero no sabía cómo reaccionaría cuando le digiera que quería terminar, además, el no tenía a donde ir. Luis más que su amante era su protector, su amigo y estaba en deuda con él. Al mirarlo de cerca no tardo en darse cuenta que algo le pasaba a Luis.
- Voy… a echarme un baño… regreso en un minuto. O ¿quieres bañarte conmigo?
- Ve… toma tu baño aquí te espero – dijo Luis con una mirada cálida, aunque podía verse cierta tristeza en ella.
Adrian se metió a la ducha. Luis se quedo solo en el cuarto, miro la mochila y después de dudarlo por unos instantes se decidió a revisar sus cosas, decidió empezar por el móvil. Miro alrededor del cuarto y no lo vio, se fijo que en la cama se encontraba su mochila y pensó que posiblemente estaría ahí. La abrió y no encontró el móvil si no la nota de Gustavo y la invitación. La leyó varias veces y la guardo en la bolsa de su pantalón, aparecería en aquella fiesta, tenía muchas ganas de conocer al tal Tavo Oliveri. Escucho como la llave del agua se cerraba y dejo la mochila en el mismo lugar renunciando a su idea de revisar el móvil. Aunque ya no tenía caso, pues la invitación comprobaba que tavo y el se conocían y a juzgar por el “te quiero” y las fotos del facebook de Tavo se conocían demasiado bien. Luis salió del cuarto y toco la puerta del baño. No podía seguir ahí por más tiempo.
- Adri… adrian – dijo sintiendo como se le entrecortaba la voz – tengo que irme, me llamaron por el director, ah… te veo luego.
Adrian salió del baño al instante, con la toalla aun enrollada en su cintura y el cabello oscuro chorreando agua. Tomo a Luis por el brazo tiernamente.
- ¿Al menos me das un besito de despedida? - Luis lo miro con cara de pocos amigos, pero luego casi de inmediato esbozo una sonrisa, que le costó muchísimo trabajo mantener
- Claro…
Lo beso tiernamente acariciando su mejilla, cuidando de no dejar que sus lágrimas se escaparan. Le tomo las manos a adrian y sosteniéndolas entre las suyas le dijo:
- Adri… ¿sabes que te amo? – adrian se estremeció, no se esperaba eso.
- Si… sabes que me gustaría que viviéramos juntos, que estuviéramos más tiempo juntos que…
- Sabes que no puedo. Lo sabes. – y como yo no puedo te buscas a otro que no tenga reparos en exhibirse contigo. Pensó Luis bastante dolido.
- No entiendo.
- Lo sé, eres joven, adrian a veces siento que eres un niño y que está mal esto. Yo honestamente solo quiero ser feliz, y hacerte feliz.
- Me… me haces feliz. – debería decírselo, tiene derecho a saberlo. Pensaba.
- A veces creo que no lo suficiente.
Luis se dio media vuelta y salió de la casa, tenía una presión en el pecho espantosa, tenía ganas de gritar. Pero no podía actuar como un niño, tenía que pensar con calma y fríamente.
Paso la semana sin novedades, Javier evitaba a toda costa a Car y para marcar aun más clara la distancia comenzó a frecuentar a Marco que no tenía ningún reparo en besarse con él en cuanto sitio pudiera especialmente para desquicio de Car en el patio de la escuela.
Todos en la escuela hablaban de Javier y de su “salida del closet” Adrian y Nina eran constantemente cuestionados por las chicas curiosas o los chicos interesados. Y car respondía con malos modos a todo aquel que le preguntaba si Javier y Marcos eran novios ahora. Por otro lado Luis también evitaba todo contacto con adrian incluyendo el cruce de miradas.
Viernes en la tarde, en el club “étoiles”
Luis llego puntualmente a las 10 pm, en un traje negro sin corbata, tenia los dos primeros botones de la camisa abiertos y se veía muy sensual, en su mano derecha sostenía un antifaz negro de tela, que había comprado camino a la fiesta. Al llegar entrego la invitación que le había encontrado a Adrian en la mochila. Y casi de inmediato sintió como su pulso cardiaco se elevaba, pasando la entrada había una cortina vaporosa, que Luis atravesó buscando a adrian con la mirada. Flanqueando la entrada estaban del lado izquierdo una bella chica con una máscara dorada vistiendo solo un bóxer negro mientras sostenía una bandeja con copas de champagne y del otro lado un guapo joven atlético con una máscara plateada que solo vestía un moño en el cuello y un bóxer negro también sosteniendo una bandeja con unos curiosos dulces de chocolate. Sin preguntarle los chicos se acercaron, el chico le puso el chocolate en la boca, y la chica le puso la copa en la mano. Luis sonrió mientras masticaba el chocolate, camino hacia el interior tomando un gran trago de la copa, había un extraño sabor en el chocolate que sintió al inicio pero al mezclarse con el champagne pasó desapercibido. Apuro la copa y la dejo en la bandeja de un mesero tomando otra para remplazarla. Tal vez quiera ponerse la máscara, señor, son las reglas de la fiesta. Dijo respetuosamente el mesero. Y Luis obedeció poniéndosela para luego darle un trago a su copa.
(Les sugiero que escuchen esta canción en la siguiente parte del relato “human behaviour” de bjork)
Robín sintió como su corazón se paralizaba al ver a Luis cruzar la entrada. Y al comerse el chocolate su mente no pudo evitar decir: no te lo comas mi amor . Apretando los dientes, vio como tomaba una segunda copa, mientras se ponía el antifaz. Robín observo desde lejos como poco a poco la droga dentro del chocolate hacia efecto en Luis.
Luis miraba a la gente sin ver a Adrian, además el hecho de que todos llevaran mascaras le dificultaba mucho el trabajo. Entonces comenzó a sentirse extraño, un extraño calor invadía su cuerpo, tomo otra copa de champagne para refrescarse, tenía la boca seca. Sentía como una especie de entumecimiento, unas ganas extrañas de besar a alguien, de estremecerse en un orgasmo. Miro a su alrededor y vio que en unas extrañas camas y divanes al fondo había gente que sin quitarse la máscara participaban en una exquisita mescla de placeres. Besándose, acariciándose y dándose placer sin tabús escudados en las mascaras que cuidaban con celo su identidad. Deseo estar ahí… tomo de un trago su tercera copa y comenzó a caminar hacia ellos. Robín se encontraba de espaldas atendiendo a uno de sus invitados, se giro para tomar una copa de la bandeja de un mesero y choco de bruces contra Luis derramándole encima su copa.
Robín sintió como su corazón dejo de latir por un instante ante el miedo de ser descubierto, pero como la máscara que llevaba solo dejaba ver sus labios y su mentón, el miedo poco a poco desapareció. Torpemente Luis murmuro perdón y se sentó en el diván más cercano, con la respiración un poco agitada, de frente a él una pareja de lesbianas se besaban acariciándose los pechos mutuamente, la droga le nublaba el juicio y exaltaba sus sensaciones. Comenzó a tocarse el miembro sobre el pantalón cerrando los ojos. Robín lo miro aguantando la respiración con el corazón latiendo ferozmente. Lo tenía tan cerca. Tan pero tan cerca. No pudo más.
Se acercó y sin decir más le planto un beso los labios, Luis respondió al beso de forma apasionada. Los ojos aceitunados de robín soltaron dos gruesas lagrimas mientras su lengua experta se enlazaba con la de Luis dándole placer. Era la 2da vez que lo besaba pero esta ocasión no lo había rechazado. No sabes cuánto tiempo soñé esto mi amor. Pensaba robín espantado de creer que en cualquier momento despertaría de aquel sueño. Luis se abalanzó sobre él como una fiera hambrienta, besándole el cuello mientras prácticamente la arrancaba la ropa. Robín se puso de piel y Luis lo jalo del brazo para que no se fuera.
Robín lo tomo de la mano y sonriéndole le pidió que lo acompañara, la música sonaba inundando sus oídos. Y él se dejo conducir hasta llegar a una exquisita cama circular de terciopelo azul cobalto. Luis lo empujo sobre la cama haciendo que robín se sentara en una orilla mientras el permanecía de pie arrancándole la camisa, luego se inclino para poder besarle, chuparle y mordisquearle sensualmente las tetillas. Robín gemía mientras acariciaba el cabello de Luis, no podía creer que aquello estuviera pasando, se apresuro a desabrocharle el cinturón con sus hábiles manos. Si esto es un sueño por favor no quiero despertar pedía robín mientras le bajaba el bóxer a Luis, se freno un momento con el corazón zumbando en sus oídos ante la fuerte erección que tenia a unos centímetros de él. Luis al ver que se detenía lo beso introduciendo su lengua, se incorporo y tomando con su mano derecha su pene, lo puso en los labios de robín. Este le dio varios besos lamiendo el glande, Luis sujetaba sus cabellos para que no se despegara, robín introdujo en su boca la punta chupándolo suave y tiernamente; quería atesorar ese momento para toda su vida. Luis no podía esperar más, sujetando con fuerza los cabellos de robín le metió todo el pene a la boca, robín sintió unas fuertes arcadas pero no hizo ademan de moverse, Luis le follaba la boca con fuerza, sacando su gran miembro por cortos intervalos para dejarlo respirar y luego lo volvía a meter con renovadas fuerzas moviendo sus caderas como en un trance, mientras robín envolvía aquel delicioso pene con la lengua intentando no ahogarse cada que Luis se la metía hasta el fondo rápida y profundamente. Tardaron así unos deliciosos minutos hasta que sin mas Luis se corrió llenando la boca de robín con su semen. Robín saboreo durante un momento la corrida de Luis. Un extraño pero delicioso sabor que recordaría para siempre.
Robín pensó que una vez descargada su corrida Luis se tranquilizaría saliendo nuevamente a la fiesta, pero estaba muy equivocado, Luis lo sujetó por la barbilla besándolo nuevamente y en un tierno susurro le dijo: voltéate, quiero follarte. Robín no se esperaba eso. Y un flashazo de temor atravesó su mirada, ya que el casi nunca había hecho el papel pasivo. Pero era Luis… la persona que había amado y odiado durante tanto tiempo. Respiro hondo y tomo de la mesa que ese encontraba a un costado de la cama un condón y un bote de lubricante poniéndolos en la cama para que Luis los tomara. Luis sonrió asintió con una sonrisa de niño travieso
- Solo… por favor, mmm ve despacio
- Tranquilo, te encantará – dijo Luis besándolo en el cuello.
Robín se volvió a situar en la cama y aun dudando se dio la vuelta, poniéndose en 4 patas con el culo en pompa. Luis se puso el condón y una vez puesto el lubricante metió poco a poco la punta. Robín tenía los ojos cerrados y apretaba los dientes, le dolía pero sabía que era cuestión de acostumbrarse para comenzar a sentir placer, pero Luis no le dio tiempo de acostumbrarse a nada, una vez sintiendo que la tenía toda dentro y con la ayuda del lubricante, comenzó a follarlo de forma bestial, robín gritaba y gemía, mientras Luis lo nalgueaba sin dejar de follarlo.
- Espera… espera… ahhhh no tan duro.
Pero aquello parecía excitar más Luis, que arremetía penetrándolo con locura, mientras con sus manos buscaba el miembro de robín, masturbándolo mientras se lo follaba como nunca antes había follado a nadie. Entre el dolor y el placer robín llego al orgasmo y aferrándose a sus caderas Luis se vino también. Sentía su corazón latir a mil por hora nunca había follado de esa forma, se separo y se quito el condón le hizo un nudo y lo tiro al bote que se encontraba a lado de la mesita. Regreso a la cama y se acostó tratando de recuperar el aliento. Robín estaba acostado boca abajo con la cara enterrada entre las sabanas, nunca había tenido un orgasmo como ese, intento mover las piernas pero le dolía un poco el culo y prefirió quedarse así tumbado un momento más. Miro a Luis, estaba sudado y un poco agitado, a unos centímetros de él, levanto la cara, tenia movida la máscara y le lastimaba, se la acomodo y acerco nuevamente sus labios a los de él. Luis lo jalo hacia y lo beso tiernamente, un beso cariñoso. Robín se acurruco a su costado y Luis le paso el brazo por la espalda abrazándolo para que se pegara a él. Luis giro la cara para besarlo de nuevo introduciéndole la lengua lentamente y acariciando la suya, abrió los ojos y se encontró de nuevo con esos impresionantes ojos aceitunados que por primera vez en muchísimos años miraban con sincera ternura. ESOS OJOS. El conocía esos ojos… su mano veloz como un rayo le quito la máscara… Y todo se volvió de hielo.