¿Bailamos? 18. Leti y Pedro

Nos ponemos en marcha para volver a Estepa por separado de la otra pareja, tal y como habíamos llegado; por nuestra cuenta, pero todo ha cambiado entre nosotros y los dos lo sabemos. Sin embargo, Leti quiere soñar un poco más; Pedro aunque está pensando en otra cosa, se deja llevar y hacer feliz.

¿Bailamos?

Capítulo 18. Leti y Pedro

Una vez nos montamos en el coche, ella me sonríe; le sonrío o quiero decir que intento hacer el amago de una sonrisa, estoy demasiado herido para sonreír.

Tras un rato montados en el coche en silencio, ella suelta una cosa que me sorprende; pues no podría esperarlo, la miro sorprendido cuando la carretera me lo permite.

-      Mira sé que tu estas jodido por la gata, yo también estoy jodida por el perro; pero no voy a permitir que nada ni nadie, joda la cita entre la coneja y el ratón. ¿entendido? – me pregunta, aunque solo espera una respuesta positiva.

-      Sé que es lo que quieres, pero no sé cómo piensas evitarlo. – le digo, porque realmente no tengo ni idea.

-      Céntrate en la carretera, ¿recuerdas que soy una loca? Pues voy a usar eso a mi favor. – ríe como loca y se tira a mi bragueta.

-      ¿Qué? ¡estate quieta! ¿Qué haces? – digo nervioso, dando un par de volantazos.

-      Como me mate en la carretera por tu culpa, no te lo perdono. – dice, mientras me la esta sacando.

Me la empieza a lamer como si fuera un helado, eso sube; conduzco 100 % atento a la carretera acojonado, a la vez muy atento a las sensaciones y sin poder evitar pensar en el rechazo de María.

-      Mmm…esta rica. – dice, llenando mi morbo.

-      Señora coneja, ¿le gusta mi zanahoria? – le pregunto y la hago reír.

-      Tiene buena pinta, la voy a probar mejor… - anuncia, metiéndosela en la boca entera.

Doy otro volantazo, noto que los conductores se alejan de mí; también un gran placer, su boca es muy húmeda.

-      Mmm…señora coneja como la come usted. – le contesto entre jadeos.

-      Pues follo mejor – dice sacándosela de la boca un segundo para hablar, pero sin dejar de movérmela.

-      Mmm… - digo sin poder responder.

Al hablar de follar, he pensado en lo de antes con María; me pongo más erecto y casi me corro en la boca de Leti, pero me bloqueo al pensar que hoy María y Miguel van a follar.

-      Sigue que me corro… - le pido.

-      Mmm…quiero la cremita aquí. – dice y se señala la lengua.

Se la mete como loca hasta el fondo, me hace incluso gemir; pienso en María cuando me la estaba comiendo antes en el baño, como se lo trago todo y empiezo a correrme en la boca de Leti entre gemidos roncos. Ella me la come con más ansia e incluso sorbe para dentro, exprimiéndome entero; me la limpia entera y luego me la guarda con una sonrisa.

-      ¿te gusto? – me pregunta

-      Me ha encantado, Leti. – le contesto.

-      Para en esa área de servicio. – me pide, arreglándose el pelo.

-      ¿para qué? – le pregunto intrigado.

-      Vamos a rematar la faena. – sonríe traviesa.

-      ¿no puedes esperar a llegar a casa? – interrogo, con una diminuta sonrisa agridulce.

-      Hoy soy tu coneja, mañana quien sabe; pero hoy te voy a follar como una coneja. – me provoca.

-      Vale, entendido. – asiento y conduzco hasta allí.

Una vez aparco y pongo la palanca de mano, ella se me pone encima sentándose de espaldas; me la saca la dirige a su entrada y entra esta mojadisima, hasta el fondo de un tirón.

-      Al fin la siento dentro – dice para sí misma.

-      Hoy la sentirás infinitamente, las veces que quieras. – suelto, eso hace que me mire de reojo y me sonría.

-      Hoy es mi zanahoria. – dice y empieza a saltar como loca sobre ella.

Agarro sus tetas y le como el cuello, mientras ella gime como loca; la polla sale y entra entera de su raja húmeda, que es tan apretada que me vuelve loco.

-      ¿Dónde lo quieres? – le pregunto, viendo que me voy a correr en breve.

-      ¿ya? Pues dentro, asi me lo quedo de recuerdo. – sonríe.

Agarro su clítoris, para volverla loca; ella se vuelve loca, aumenta el ritmo y sus gritos.

Me corro como loco en su interior y eso detona un sinfín de orgasmos por su cuenta, ella suplica que no pare; asi que sigo haciéndole el amor, hasta que me pide lo contrario por falta de aire.

-      Me vas a matar señor, ratón. – suspira.

-      ¿no decias que la coneja follaba mas? – le pregunto

-      En casa te vas a enterar – jadea.

Nos ponemos en marcha tras arreglarnos la ropa, me la volvió a limpiar con la boca; es muy fogosa y, muy complaciente.

-      ¿te puedo hacer una pregunta Pedro? – me pregunta, tras un rato en silencio; haciéndome una paja.

-      Dispara, Leti. – digo, disfrutando de sus caricias.

-      ¿Qué hubiera pasado si hubieras conocido a la coneja, antes que a la gata? – me interroga.

-      … - en un principio no respondo, ella me mira triste; pero continua.

Cuando llegamos a casa, me corro en su mano y ella me la limpia y se la lame eróticamente; cosa que me pone duro otra vez, esta mujer es muy erótica.

Una vez abro la puerta, tras cerrar tras nosotros; se me tira encima, nos liamos contra la pared…en el suelo, en el baño; en la cocina y en la cama, ya que no me soltaba.

-      Si te hubiera conocido a ti antes que, a ella; seguramente me quedaría contigo. – le contesto, al fin.

Ella sonríe como loca, ata mis muñecas con su cola arriba; la miro interrogante, ella solo me lame la nariz.

-      Hoy eres mío y te voy a exprimir a consciencia.

Ella me monta haciendo círculos con su cadera, se la roza por fuera y se la vuelve a meter, mientras me da bocaditos por todas partes de la cara y me mete la lengua hasta el fondo a veces.

Ella me aprovecha al máximo como si fuera la última vez que nos liamos, a veces va rápido; a veces lento, aprieta y deja suave el chocho demostrándome que es toda una experta.

-      Uf, déjame correrme ya; que no puedo más. – le pido.

-      Te voy a hacer sufrir al máximo – ríe divertida.

Le doy la vuelta al juego, me quito la goma de las muñecas; giro sobre ella, se la meto hasta el fondo y mientras ella gime como loca le sujeto sus muñecas.

-      No me violes por favor. – me pide.

-      Ahora eres mía, tú. – le suelto, como poseído por el deseo.

-      Siempre. – suspira.

Me la follo lento, haciéndola correrse como loca; provocando que yo esté a punto de reventarle dentro, con bote acumulado.

-      Ahora me voy a correr dentro tuya. – digo jugando.

-      ¡No! Que me preñas… - suelta jugando.

-      Te voy a preñar y en 9 meses, me traerás él bebe y me pedirás que te folle de nuevo. – sigo el juego.

-      ¡no! – grita y se resiste dándome más placer.

-      Aquí va. – digo soltándole todo el bote acumulado.

-      ¡ahh! ¡Uf! – gime, jadea; suspira y resopla…en un último orgasmo brutal.

Ambos quedamos desmadejados en la cama, el uno junto al otro sin tocarnos; solo pensando, hasta que ella rompe el silencio.

-      La gata es María, ¿verdad? – me pregunta, poniéndome nervioso.

-      ¿Qué dices? – respondo a la defensiva.

-      No disimules, tu polla sabia a coño antes; el mío no era…asi que no tengo dudas, pero tranquilo no diré nada. – contesta demostrándome que de tonta no tiene un pelo.

-      Espera, ¿y quién es el perro? – le pregunto, recordando lo que me dijo antes.

-      Miguel, ambos os fuisteis a follar al baño; dejándonos a medias, asi que nos consolamos. – suelta, sorprendiéndome.

-      Vaya…eso no lo esperaba. – reconozco sorprendido.

-      ¿Y esto? – pregunta poniéndose encima

-      ¿otro? – me sorprendo aún más.

-      Infinito – suelta, empezando a moverse.

-      Estas, loca pero no eres ninguna tonta. – reconozco.

-      Muy loca, pero las locas somos divertidas. – dice haciéndome reír.

Asi que follando nos llevamos toda la noche, no se lo dije; pero gracias a ella, deje de pensar en María y pude disfrutar un poco.