¿Bailamos? 17. Miguel y María

Mientras Leti y Pedro se van hacia un lado, María y Miguel se van para el otro; nunca deberían haberse cruzado, pero el destino insiste en mezclarlos. María empieza a comparar a ambos hombres, las comparaciones son odiosas ya se sabe; pero no esperaba que fuera él quien saliera perdiendo, ¿qué hará?

¿Bailamos?

Capitulo 17. María y Miguel

Nos separamos de Leti y Pedro, El cabron me ha dicho que me quiere; ¿está loco? Creo que perdió el norte, sino no lo entiendo.

Miguel lleva media hora hablándome y a pesar de que intento escucharle, no soy capaz; estoy más dentro de mí, que fuera.

-      ¿me estas escuchando, María? – pregunta molesto Miguel.

-      Perdona, no me encuentro bien – miento para excusarme.

El me toca la frente, preocupado por mí.

-      ¿Cómo puedo hacerle esto? – me pregunto a mí misma.

-      Yo no te noto caliente. – se dice asi mismo.

-      No te preocupes, será que me va a venir la regla. – me excuso mintiendo.

-      Eso será…te decía, ¿Qué dónde quieres cenar? – me pregunta.

-      ¿Y si nos vamos a casa y cenamos allí? – le pregunto y él pone cara de susto.

-      ¿eh oído bien? La mujer que siempre se queja que no la saco a ningún lado, ¿me está proponiendo irnos a casa? ¡que alguien llame a un médico! Esta mujer esta grave. – se ríe de mí.

-      Muy gracioso – le digo molesta.

-      Venga, ya que estamos aquí; vamos a cenar a algún lado, ¿adónde quieres ir? – me pregunta con sinceridad.

-      Adonde tú quieras – digo, sin mucho interés.

-      Realmente estas, grave – ríe divertido, Miguel.

-      No tiene gracia. – respondo empezando a enfadarme.

-      Vale, ¿al kvap? – me pregunta solo para molestarme.

-      Tenemos uno debajo de casa, ¿no puedes ser más original? – le pregunto, intentando no enfadarme.

-      ¿original? Un italiano entonces, muy romántico. – suelta Miguel, insistiendo en molestarme.

-      ¿romántico? Mas cliché no puede ser. – protesto, resistiendo las ganas de matarle.

-      Vale, entonces la taberna. – comenta, para molestarme mas

-      ¿taberna? Mas cateto de pueblo no puedes ser. – me meto con él.

-      Vaya…no doy una, entonces ¿el burguer King? – me pregunta, con la misma intención.

-      ¿te ríes de mí? ¡¿por la noche?! – le grito, ya fuera de mí.

-      Vale…el ¿KFC? – me pregunta, aunque por el ímpetu me ha agarrado y me está llevando a él.

-      Si, ese sí; menos mal que dices uno decente. – le protesto

-      Sí, yo sabía que ibas a querer ese desde el principio; pero como dijiste que eligiera yo. – argumenta, para cabrearme.

-      Mira, hoy por gracioso vas a dormir en el sofá. – le aviso, cabreada.

-      Vale, cuando nos visite el espíritu de la película; le digo donde estas a cambio de mi vida ¿vale? – me avisa.

-      ¡¿eres idiota?! – le grito y le pego.

-      Ya echaba de menos que te enfadaras y me pegaras. – me suelta de repente.

-      Eres masoca – me rio de el.

-      Supongo – dice riéndose.

Llegamos al KFC, ambos nos sentamos; empieza con el teléfono, pero antes…

-      María, perdona negocios; ve pidiendo tú, aquí tienes el dinero. – dice sin percatarse, que esto es lo que nos ha separado.

-      …Vale… - resoplo observándolo, recordando que Pedro me dedica todas sus atenciones; él me dijo que, si solo soy de él entonces él será mío.

Me pongo a pedir el pedido, Miguel va hablando y hablando; pago el pedido, recojo el pedido y Miguel sigue con el teléfono.

Suspiro, mientras voy comiendo; Miguel también va comiendo de vez en cuando me sonríe, pero ni una palabra para mí.

Veo entonces una pareja, que me recuerda a Pedro y a mí; sacudo mi cabeza, tras mirar con envidia.

-      María, si te has quedado con hambre, toma. – me ofrece Miguel, creyendo que miro asi a la pareja porque me quede con hambre.

-      No, gracias. – agradezco y retiro su mano con el dinero, mirando fijamente el dinero.

Me vendí por el dinero, la fama; a cambio si tengo sexo, pero no tiene tiempo para mí y no me da cariño ni nada…llevo las bandejas a su sitio para aliviar la carga del empleado que limpia mesas, mientras Miguel sigue hablando por teléfono; esto no parara ya hasta meternos en la cama, me pongo a hablar con mi madre en cuanto nos metemos en el coche y Miguel conduce con el móvil en la mano.

María dice:

Mama, estoy pensando dejar a Miguel… ¿Qué hago? 00:01

Mama dice:

¿Y eso, María? 00:02

Lo pienso un poco antes de contestar.

María dice:

No tiene tiempo para mí, si su posición económica y fama es muy buena; pero sacrifico eso para que nunca tiene tiempo para mí, siempre está trabajando o hablando por teléfono. 00:08

Mama dice:

Piénsalo bien ¿o acaso has conocido a alguien? 00:09

María dice:

Lo pensare bien, gracias mama. 00:10

Mama dice:

Hagas lo que hagas, sabes que siempre te apoyare; solo piensa bien lo que pierdes y lo que ganas. 00:12

María dice:

Gracias, mama; lo sé. 00:13

Miguel sigue hablando y hablando, mientras voy pensando y pensando; incluso tengo el WhatsApp de Pedro delante, titubeando que hacer hasta el último momento…pero no me aclaro, sé que Pedro hoy va a dormir con Leti; hoy dormiré con Miguel, mañana quien sabe que pasara tras la actuación.

Sé que, con una sola palabra podría cambiarlo todo hoy; sé que mañana no actuaria, sé que si no digo nada eso hará que nada cambie.

Llegamos a casa, suspiro; subimos a casa, pongo una serie mientras Miguel sigue hablando por teléfono y estoy un par de horas más ida que viendo la televisión en realidad. Intentando ver qué clase de vida me espera si dejo a miguel, si me voy con Pedro; en que cambiaría mi vida, ¿sería feliz? Buena pregunta.

Cuando me estoy quedando medio dormida, Miguel cuelga el teléfono y se sienta a mi lado.

-      Uf, ha costado; pero ya tengo el congreso más o menos cerrado. – me cuenta.

-      Me alegro – contesto, un poco fría.

-      ¿y eso? – me pregunta, sorprendido.

-      Miguel, estoy pensando si dejarlo. – le cuento, medio llorando.

-      ¿Por qué, que he hecho mal? – me pregunta, más sorprendido; que dolido realmente.

-      Lo he estado pensando, y no quiero esta vida para mí. – respondo, escuetamente.

-      ¿Qué vida, el baile? – me pregunta frunciendo el ceño

-      No, si quiero seguir viviendo el baile; pero no al nivel que lo vives tú. – sentencio, a él le salen algunas lágrimas; rompo a llorar, nos abrazamos y lloramos juntos.

-      ¿lo tienes claro? – me pregunta, al rato.

-      Por ahora, creo que sí; lo he estado pensando hoy, asi que… - empiezo a zanjar el tema.

-      ¿me haces dos favores? – me pide, sin dejar de llorar.

-      Claro, pídeme lo que quieras Miguel; has sido bueno conmigo y jamás lo olvidare. – le lloriqueo.

-      Quiero echar el ultimo para despedirnos, el segundo…. a los alumnos y la gente del baile no le digamos nada por ahora; saquémosle partido al show que montamos, al menos durante un año y luego ambos seremos libres.

-      Si, echemos el ultimo y respecto a lo segundo si vamos al 50 % no hay problema. – le contesto, situándome encima de él; besándolo con el sabor salado de las lágrimas de ambos, los ojos se me nublan y soy incapaz de ver nada.

Miguel me besa, toca; acaricia, con total desesperación y casi se olvida de respirar. Por mi parte, intento darle todo; pero solo consigo darle mi cuerpo, porque mi corazón tiene otro dueño.

Poco a poco nos vamos desnudando, sin dejarnos nada de ropa; necesitamos sentirnos por completo, aunque no es lo que deseo y tras 3 años el me dio todo…pero el amor es como es, tal como viene se va; no se puede amar a dos personas a la vez, eso pienso yo y por eso mientras uno llega otro se va.

Me la meto, sin mucho ímpetu; no es lo que deseo, aunque si puede ser lo que necesite y veo que Miguel sonríe, aunque sea triste. Se lo hago, hasta que él se va; ya no volverá a subirle, aunque yo no me fui el me abraza y se queda dormido sobre mí en el sofá apretados.

Por mi parte, no puedo dormir; mientras siento el semen escurriendo entre mis muslos, solo puedo pensar en Pedro y en mañana…en el show.

-      ¿Sera que también le quiero? – me pregunto en mi mente, mientras sigo intentando aclararme; pues me siento echa un lio y no sé si estoy aliviada o jodida.