¿Bailamos? 16. ¿por qué me haces esto?
María presiona a Pedro para saber porque este se lía siempre con ella, no para hasta que este se lo dice; pero la respuesta de este es tan escueta como fulminante, esa respuesta sin duda marcara un antes y un después.
¿Bailamos?
Capítulo 16. ¿Por qué me haces esto?
Salgo de la sala del cine con la intención de limpiarme y volver adentro, pero nada más salir; la mano de María jala de mí y me empuja con fuerza contra la pared, María está muy cerca de mí y me mira con ojos vidriosos.
- ¿Por qué me haces esto? – me pregunta más como un susurro.
Pero sin dejarme contestar me besa y se aprieta con fuerza contra mí, mis brazos la rodean; la aprietan contra mí, en ese momento me doy cuenta que solo los empleados están fuera y que nos miran raro.
- María, vamos al baño. – consigo decir entre besos.
- Vamos. – dice ella con una sonrisa.
Tira de mi hacia el baño con las manos entrelazadas y una sonrisa en su cara, mirando hacia detrás como para cerciorarse de que realmente estoy allí; una vez entramos en el baño, me lanza con la mano contra la puerta de una cabina y la abrimos besándonos, mientras nos tocamos por todas partes explorando cada centímetro de nuestro ser y tenemos que salir de esa cabina entre risas.
Alguien planto un señor pino y digamos el baño ha visto momentos mejores, entre risas y besos; nos metemos en el de al lado, que está bastante más limpio y en mejores condiciones.
- …estamos locos…María. – pronuncio entre risas y besos, negando con la cabeza.
- Pedro, ¿Por qué me haces esto? – me pregunta, de nuevo; esta vez entre risas.
- ¿esto? – pregunto, mientras la desnudo.
- Todo esto – corrige, dándome un muerdo.
Suspiro, jadeo; ella gime cuando mis manos agarran sus tetas y su raja, entre besos y tocamientos…entre roces que nos llevan al cielo, ella me hace sentarme sobre el váter; me baja la cremallera y me la empieza a devorar limpiándome todo el desastre. Ella me mira a los ojos, me la come entera hasta el fondo con los ojos llorosos; me la lame como helado, mientras le recojo el pelo con las manos y acaricio su cabeza.
- Agárrame las tetas – me propone, mientras se las saca del sujetador; para que estén a mi vista.
- Mmm… - gimo, mientras obedezco lo que ella ha dicho; aumenta mi morbo, estoy apunto. – María, me voy… - le susurro.
- Dámelo todo, Pedro. – suelta, devorando lo que sale al correrme; del morbo de lo que ha dicho, ella se lo come todo y luego me sonríe.
Le sonrió, ella se me sienta encima; se la clava, mientras se mueve sexy y nos besamos.
- ¿Por qué me haces todo esto? – me insiste.
- Porque te quiero. – le respondo, entre sus besos.
- ¿Qué? – me pregunta sorprendida.
- Mmm… - gimo para disimular.
Ella para y me mira con una ceja alzada.
- Te lo digo, pero no pares. – le suplico y ella suelta una risotada.
Continúa moviéndose, le agarro el clítoris y los pezones; ella me vuelve a preguntar entre besos, sin dejar de mirarme a los ojos fijamente.
- ¿Qué dijiste? – susurra.
- Que te quiero – suelto avergonzado.
- ¿Qué me qué? – insiste.
- Que te quiero. – dejo caer de nuevo.
- ¿de verdad? – me pregunta, como si no me creyera.
- De verdad, haría lo que fuera; porque fueras solo mía. – argumento, para que me crea.
- Lléname, Pedro; solo quiero sentirte. – me suplica.
- Mmm…muévete asi y te lleno entera. – le comunico para que lo sepa.
- ¡Hazlo, lléname! – gime.
Asi nos besamos, tocamos; acariciamos, nos corrimos y nos dimos amor una vez más.
Cuando acabamos juntos, ambos nos mirábamos diferente; pero ninguno se atrevió a decir nada, nos acicalamos juntos como si fuera lo normal.
- Hasta ahora, nos vemos en el cine. – susurra, como si decirlo más alto fuera peligroso.
- Vale, ahora nos vemos.
Asi es como ella se fue, la electricidad desapareció; ella dejo vacío el mismo corazón que hace momentos estaba llenando, me mire triste al espejo.
- ¿Esto será siempre asi? – susurro, mirando al espejo.
Como si esperara una respuesta por su parte, tras unos segundos volví a la butaca del cine; el resto de la película fue bastante extraño y frio, Leti y Miguel a su bola…María a la suya, Yo a la mía; es como si los cuatro estábamos inmersos en nosotros mismos, Maria y yo ni nos miramos pero tampoco nos rozamos.
Mientras veía la peli tuve una conversación conmigo mismo…
- Leti y Miguel parecen haberse dado cuenta de algo – pienso de primeras – no puede ser, sino se abrían ido o me hubiera pegado él; dejándome con ambas chicas, ¿Qué extraño que les pasara? – me pregunto, debatiendo yo mismo.
Tras unos minutos pensando sobre eso.
- Y María mira como esta, jamás debí decirle; pero ella me lo dijo y no pasó nada, porque que lo diga yo suena a que esto se acabó. – pienso mirándola de reojo, pero ella no me corresponde la mirada. - ¿asi que se acabó? – suspiro, triste.
Cuando la película estaba terminando, tenía ganas de irme; no sabía que pensar ya, pensar demasiado siempre lleva a resultados negativos.
Cuando la película acabo, los 4 teníamos una mirada pensativa y triste; cada mochuelo se agarró a su pareja, aunque no nos dimos cuenta…Miguel miraba a Leti y Leti a él, María a Pedro y Pedro a María; un cambio de pareja hubiera echo felices a 4 personas, pero por no ser sinceros los cuatro nos quedamos con las ganas.
- Pedro – me llama Miguel.
- ¿si? – pregunto temeroso de que sepa algo.
- Mañana estrenamos el show en la escuela, no te olvides. – me avisa Miguel, un poco frio.
- Sí, no puedo olvidarlo; hoy tendré hasta pesadillas. – digo y María se ríe.
- Tranquilo, yo duermo contigo; para que duermas bien. – suelta Leti, mientras Miguel y ella; evitan mirarse a los ojos y María, pone cara de enfadada.
- Bueno, chicos os dejamos solos; vámonos Miguel – suelta María.
- Si, vamos a cenar; que me muero de hambre. – dice Miguel, buscando la mirada de Leti.
- ¿Cenar? – pregunta Leti, mirándolo.
- Hasta mañana, chicos. – digo, buscando la mirada de María; pero ella la evita.
- Hasta mañana Leti – suelta Miguel
- Adiós – corta Leti.
- Hasta mañana María – dejo caer.
- Adiós, Pedro – contesta María, casi sin mirarme.
Agarrado a Leti me marcho hacia un lado, mientras María y Miguel se largan hacia el otro; los cuatro tenemos un gesto triste en la cara, nuestros pensamientos son un nudo a punto de explotar.
Suspiro.
- ¿No te gusto la peli? – pregunta ella, resoplando.
- No sé, tengo una sensación agridulce. – le contesto, sin saber cómo hablar de ello; sin descubrirme.
- Si yo también, hoy nos toca a la coneja y al ratón disfrutar; ¿no te parece? – intenta animarme.
- Si, disfrutemos; por favor.
Por el camino al coche, ambos nos dimos la mano; mientras pensaba en María por mi parte, ella pensaba en Miguel por la suya y ninguno dijimos nada.