Bachiller XXXVI - Epilogo II - Alberto

Tras saber como le ha ido a Oscar, ahora vemos a su media naranja, el encantador Alberto

Hola, os traigo el segundo epilogo, el de Alberto.

En el primero, estaba preocupado, por si no gustaba la nueva forma de relatarlos, pero por ahora ha ido bastante bien, y estoy muy contento.

He de decir que en este epilogo hay cosas que se repiten del de Oscar, pero es que es inevitable, teniendo en cuenta las circunstancias, pero también  hay muchas cosas nueva.

Este capítulo se lo quería dedicar a un amigo, que este sábado cumplió años.

Y como siempre daros las gracias a todos por vuestros comentarios y valoraciones.


EPILOGO: Alberto

-          Me ha gustado un montón, pero me ha sorprendido, la imaginaba más grande, no sé, de tanto verla en películas… pero me da igual, la Estatua de la Libertad, el símbolo de USA, ha sido una pasada… aunque… es pequeña.

-          Lo que te pasa es que tu estas acostumbrado a las cosas grandes

-          ¿Ehhhhh?

Arqueé una ceja

-          Jajajaja, mira que eres tonto Alberto

Me encanta verlo reír, me encanta verlo feliz, morirá por él. Cuando lo veo tan contento, visitando una ciudad que le hacía tanta ilusión, como niño en una juguetería, mi corazón arde de felicidad.

Era nuestro segundo día en Nueva York y tras visitar la Estatua de la Libertad, pensábamos trastear por el Lower Manhattan, Zona Cero, Wall Street, etc.

-          ¡¡¡¡Miraaaaa!!!! vamos a almorzar un perrito.

-          ¡¡¡Pero si vivimos a base de perritos!!!

-          Pero es que me gustan mucho, no sé qué mierda les echaran, pero me encantan, están buenísimos.

-          Vengaaa pues.

No se negarle nada, ya hace más de dos años que estamos junto, y le quiero como el primer día, aunque la verdad, tuve que luchar muchísimo por él, hice cosas que jamás pensé que haría y no me siento orgulloso de muchas de ellas, pero cada vez que lo veo pidiendo un perrito caliente, ilusionado por coger un taxi amarillo, o simplemente cuando lo siento abrazándome, se que lo volvería a hacer una y mil veces.

Tras la caída de Isaac, el ente que había hecho todo lo posible por hundirme, utilizando la candidez Oscar para ello, entre otras cosas, supe que el último impedimento para estar juntos había desaparecido, pero quedaba aun saber si Oscar estaba dispuesto. Cuando me beso en “nuestro banco” sentí como las heridas cicatrizaban totalmente, como me olvidaba de todo lo ocurrido y como me invadía la felicidad, como nunca lo había hecho.

Esa misma mañana, en la habitación de Oscar, quedamos con Germán y Daniel, el pobre se tenso y bajo la cara al verme, nuestro último encuentro fue desagradable y estaba claro que aun se sentía mal. Es cierto que le odie, al igual que en su momento odie a Oscar, pero no soy rencoroso, solo que me cuesta un poco perdonar, ademas también me di cuenta, como la mano de Isaac retorcía todo y mas tras todo lo que había pasado con él, si para mí fue difícil, para Daniel, que a pesar de su aspecto, es mucho más frágil, tuvo que ser una autentica pesadilla.

Él era de mis mejores amigos, yo le quería mucho y además sé, que si cayó en todo esto fue en gran parte por su amor por mí, no podía odiarlo. Pero eso no quitó que le diera una buena colleja, que también se la había ganado, pero al momento le abrace dejándole claro que todo estaba perdonado. El pobre empezó a llorar como un niño, me dio un abrazo de oso, tan típicos de Daniel, de los que te dejan sin aire, mientras me pedía perdón mil veces, perdón que ya no necesitaba.

Por fin la ultima herida de Isaac cicatrizaba, pero…

Es cierto que yo había sido el que había acabado con todo, pero no me gustaba haberme rebajado a su nivel, ni haber utilizado esos métodos, por lo que cuando lo vi hundido y derrotado, no me regocije, en verdad… me dio lastima, no lo hice por el mero hecho de hacerle daño, si no por otros motivos, ojala hubiera  habido otra manera.

Después del incidente, el padre de Isaac intercedió personalmente y a golpe de talonario, para que pudiera ausentarse el resto de clases y solo acudir a los exámenes. Cuando vino a los exámenes, no se alojo en el colegio, si no en el pueblo, los hacía, entregaba y salía rápido. No hablaba con nadie, no miraba a nadie, iba solo, con la cabeza baja, el antaño tan orgulloso Isaac.

Sabía todas las maldades que había hecho, sobre todo a mí, pero no podía evitar sentirme culpable, porque precisamente, esa era la diferencia entre él y yo.

Era la primera semana de exámenes, cuando lo vi entrar en un baño, lo seguí, quería hablar con él, saber como estaba, así que entre. Estaba echándose agua en la cara y se tapaba los ojos con las manos.

-          Isaac …

Se giro y me miro, sabía que me arriesgaba a que se me lanzara al cuello.

-          Al… Alberto…

No había odio en su cara, era… ¿pena?… ¿culpa?… era algo que desgarraba, lo que estaba claro es que no era el mismo Isaac. Se echo a llorar y salió corriendo, sin mirarme a la cara.

Pocos días después, estaba con los chicos en las escaleras cuando vimos a Isaac saliendo hacia la puerta.

-          Míralo, allí huyendo con las orejas gachas – dijo Daniel –

-          A mí me da pena – dije –

-          Eres demasiado bueno Alberto – dijo Germán – él no habría tenido esa consideración contigo, bueno, no la tuvo, y no se la merece.

-          Ya, pero ese no es Isaac.

-          ¿Cómo que no?

-          El Isaac que conocimos, ese monstruo que nos ataco con saña y sin piedad, no existe ya, fue quebrado el día que subí ese video y todo salió a la luz, de aquel Isaac, ya no queda nada, ese – lo señale – es un Isaac distinto, pero es el que está sufriendo todas las faltas del anterior

-          Alberto – dijo Daniel – de tan bueno, eres tonto – yo sonreí-

-          Bueno – dijo Oscar, dándome un beso en la mejilla – eso solo hace que te quiera más.

-          Jajajaja, ¿el que sea tonto?

-          No, el que seas bueno.

Pero yo ¿Cómo sabia tantas cosas de Isaac? Pues evidentemente por David.


-          Pero Oscar ¿allí no íbamos a ir mañana?

-          Yaaaaa, pero es que tengo muchas ganas de ver Times Square.

-          Ya verás, cambiando de planes a cada momento, acabaremos dejándonos algo por ver.

-          No seas gruñón

-          Bueeeeeno, vamos a por un taxi.

-          Nooo, vamos en metro

-          Ayyyy eres como un niño pequeño.

-          Y eso te encanta

-          Pues sí, ya lo sabes, y te aprovechas de eso

-          Jajajajaja, solo un poco

Yo sabía que lo que había hecho, era grave, por lo que tarde en hablar con David del tema, además, le notaba algo frio conmigo. Pero tras mi encuentro con Isaac en el baño… parecerá raro, pero me quede preocupado, así  tuve que hablar con él. Un día después de clase, cuando ya se había ido todo el mundo…

-          David, podemos hablar.

-          Dime Alberto.

-          ¿Esta…. está bien Isaac?

-          ¿Y porque lo preguntas?

-          No me gusta verlo así

-          Fuiste tú ¿no?

Dude un momento, sabía que si tenía que reprenderme lo haría, pero también sabía que guardaría mi secreto

-          Si, fui yo

-          ¿Y porque hiciste eso?

-          Porque no encontré absolutamente otro modo de acabar con sus ataques, pero no me siento orgulloso, ni disfruto viéndolo así.

Vi como una sonrisa se dibujo en su rostro, lo que hizo que se me quitara un peso de encima. La mire durante un momento, no podía evitarlo, seguía teniendo una sonrisa preciosa.

-          Eso quería oír.

-          ¿Cómo? – No entendía nada-

-          Sabía que fuiste tú, lo que hiciste fue una canallada, pero no menos que las de Isaac, solo era cuestión de tiempo que encontrara la horma de su zapato, además, tenias un motivo de peso. Pero lo que realmente temía es que ese motivo hubiera dejado de ser tu meta, que fueras un nuevo Isaac, ahora veo que no.

-          ¿Y porque no me lo preguntaste?

-          Porque sabía que el Alberto que conozco, vendría él.

-          Y… ¿cómo esta Isaac?

-          Sobrevivirá. No te negare, lo ha pasado y lo está pasando mal, muy mal, ese chico valoraba muchísimo su posición, de hecho creo que casi toda su fuerza residía en ello en sentirse por encima de los demás y le diste donde más le dolía, tanto que… no se… es como si el viejo Isaac hubiera muerto y surgiera un Isaac que estaba dormido, oculto, mas…. mejor persona, desgraciadamente es este nuevo Isaac al que le cae el chaparrón, no está siendo suave la verdad y lo está pasando mal.

-          Esto no me ayuda

-          Pero es la verdad

-          Lo sé, gracias David.

-          Oye, ¿y con Oscar?

-          Genial, se ha arreglado todo por fin

-          Pues piensa solo en lo que has ganado y lo que has tenido que luchar y respecto a Isaac… bueno, creo que debajo de esa coraza que has destrozado sigue habiendo un chico fuerte, aunque muy diferente y creo que el que ha emergido será una persona mejor.

Tras eso ya no volví a hablar con él en lo que quedo de curso, pero ya con los exámenes aprobados y el curso terminado, un día antes de volver a casa nos vimos en su despacho. No como el Sr Blasco y el alumno Van Buren, si no como Alberto y David, dos amigos.

-          Y ahora a preparar la selectividad, tienes unas notas magnificas, pero para ADE piden bastante.

-          Tranquilo, ya estoy con ello, sé que me ira muy bien.

-          Te echare de menos Alberto

-          Y yo a ti David

Nos dimos un fuerte abrazo, nunca podre agradecerle todo lo que me ayudo.

-          David, ahora que no soy ya tu alumno, me gustaría que me dieras tu móvil.

-          ¿Mi móvil?

-          Si, para que alguna vez que vengas a la ciudad, quedemos a tomar algo e ir a cenar por ahí

Me dio su número y me lo prometió, nos dimos otro abrazo y cuando estaba por salir.

-          Ehhh… Alberto, ahora que ya no eres mi alumno, ¿puedo preguntarte algo?

-          Claro

-          Es simple curiosidad, pero… eras tú el otro del video de Isaac ¿verdad?

Aunque sé que sabía la respuesta, no pude evitar sonrojarme un poco.

-          Si… si era...yo

-          Vayaaaa,  el Sr Antunez debe estar más que satisfecho.

-          Jajajajaja – me puse rojo como un tomate, pero no pude evitar reírme – no menos que yo de él.

-          Cuídate mucho Alberto

-          Y tú también David, y recuerda lo prometido.

Y lo cumplió, vino a cenar a casa conmigo y con Oscar. A este le explique que fue a él a quien intente besar, temí que se lo tomara a mal, pero no, fue muy comprensivo, también le conté que fue él, quien tanto me ayudo con lo de Isaac, quien me dio los consejos para derrotarlo, que es por eso por lo que lo aprecio como a un amigo, cosa que Oscar tambien comprendió sin problemas.

La cena fue agradable, a Oscar también le caía muy bien, aunque él lo veía más bien como el Sr Blasco. Cuando baja por aquí solemos quedar a tomar un café y mantenemos contacto por mail, la verdad que ya lo considero como un viejo amigo.

Sin embargo hay algo que me da pena de David. La última vez que nos vimos fue antes del verano, y me atreví a preguntarle si había conocido a alguien. Dibujo una sonrisa triste y contesto con un “estoy como siempre”. Decidí no seguir con el tema. Allí me di cuenta que el corazón de David, se enterró junto con Guillem.


-          Uaaaaa me encanta, es que es alucinante mire a donde mire.

-          La verdad es que a mí también me gusta. Tendríamos que venir aquí para una Noche Vieja.

-          Jajajaja, ¿te has fijado que parecemos de pueblo en la gran ciudad?

-          Jajajaja, pues sí, bueno y ahora que ya has visto Times Square y todas las tiendas de alrededor ¿qué quieres hacer?

-          No sé, ¿qué podemos hacer?

-          Vamos a ver – saqué la guía – estamos aquí, mira no estamos lejos del Empire State, si quieres.

-          Noooo, ya sabes que es lo que más ilusión me hace, ese con tiempo y sin prisas.

-          Lo que diga el señor, mira, podemos ir al Rockefeller Center, y tomarnos algo, luego… luego… la biblioteca esta cerca y es una pasada, de allí acercarnos a Park Avenue y a la Estación Central, allí podemos coger el metro a donde quieras, será ya tarde, así que podríamos ira a tomar algo cerca del hotel.

-          Me hace, pero antes… jajajaja allí veo perritos.

-          Oscar, te me vas a poner todo gordo con tanto perrito

-          Joooo – puso una cara de niño bueno que me derrite – es que me encanta comerme esas salchichas largas y calentitas.

-          Jajajajaa, mira quien es ahora el cochino.

-          Es la verdad, y tú lo sabes.

-          No me provoqueeees, que no respondo de mi – dije agarrándolo de la cintura –

La selectividad, fue estupendamente y me pude matricular en ADE. Ya con todos los exámenes y papeleos hechos, nos fuimos de viaje a Roma Oscar y yo, nuestro primer viaje juntos. Antes de irnos, había hablado con mi tío para reformar mi ático. Había un cuarto adosado, de más de 20m², añadiéndolo, podía pasar de ser un ático grande a un piso bastante decente, el me dijo que porque mejor no me compraba un piso nuevo, pero no, yo a ese ático le tenía mucho cariño, no quería otro sitio, quería convertirlo en una casa, porque…. quería que Oscar viniera a vivir conmigo.

Empezaron las obras mientras estaba en Roma. Fue un viaje maravilloso, no la conocía y me enamore de ella, o tal vez fuera por la compañía no lo sé, la cuestión es que fue increíble. Si me he de quedar con un momento… no lo sé tampoco, cuando nos besamos en la Fontana di Trevi, el atardecer en el Gianicolo, pero creo que me quedo con Oscar, comiendo pizza a dos carrillos, como si no hubiera mañana, en una pizzería del Trastevere, estaba tan gracioso.

Al volver, el ático seguía en obras, así que no pudimos quedar tanto como queríamos, mi casa no me gusta y sé que a Oscar tampoco. Nos quedamos varias noches en su casa, mi suegro es un hombre genial, me recuerda a mi tío, y le he cogido mucho cariño, Oscar dice que soy un pelota, pero de verdad, que le quiero mucho. Cuando le dijimos lo de vivir juntos, no le pareció mal pero me insistió en pagarme un alquiler, me negué en redondo, tarde en convencerlo, es un hombre muy cumplido, pero al final cedió.

Cuando Oscar se vino a vivir a mi casa, pensé que las cosas no podían ir mejor, yo era feliz y el también, al llegar, lo levante agarrándolo por la cintura, él me rodeo con sus brazos y sus piernas y lo lleve en volandas hasta la cama, los dos teníamos muy claro que era lo primero que queríamos hacer en nuestra casa jejejeje.

Con la universidad estoy también muy contento, he acabado ya segundo y con buenas notas, me llevo bien con los de clase, no tengo ningún amigo íntimo pero me llevo bien con todos. Saben que soy gay, nunca lo he ocultado, bueno, no es que lo vaya pregonando, pero tras la primera cena que hicimos, tras el acoso y derribo que recibí de un par de compañeras de clase, pensé que era mejor contarlo.


-          Entonces ¿qué? ¿Tomamos algo por la zona del hotel?

-          Por mi sí, ya viste ayer que la zona está animada.

-          Elegiste bien la zona nene.

-          Greenwich Village es una zona animada hay muchos universitarios, además hay muchos bares tipo al de “Como conocí a vuestra madre” y esos me gustan.

-          Perfecto, pues nos tomamos unas pintas, pero antes ¿comemos algo?

-          ¡¡¡Perritos calientes no, por Dios!!!

-          Jajajaja, noooo, ahora eliges tú.

Seria finales de noviembre del primer año, cuando recibí un curioso e-mail. La dirección no dejaba duda de su autor: Isaacdemeren@newenglandcollege.com. El mensaje era corto pero muy claro.

Hola Alberto, no sé si leerás esto, porque lo mínimo que merezco es que borres el mail directamente, pero si hay suerte y lo lees, quiero que sepas que siento mucho todas y cada una de las acciones que hice, no digo solo las que te hice, sino todas, porque todas las acciones de mi vida estuvieron mal hechas, pero te pido perdón por las que te conciernen a ti y por las que conciernen a Oscar, a Germán y a Dani, a toda la gente a la que quieres y a la que hice daño, yo soy demasiado cobarde para decírselo a ellos, espero que se lo digas en mi nombre, aunque no tengo derecho a pedirte nada.

Cuídate mucho, espero que todo te vaya muy bien, te lo mereces.

Un abrazo

Isaac de Meren

Me quede flipando, lo primero que pensé es que Isaac volvía a las andadas y que este era otro de sus trucos, así que decidí investigar. Por la dirección del mail, vi que Isaac estudiaba la en la Universidad de Nueva Inglaterra. Al final mirando por varios sitios, enlazando una página con otra, encontré en un blog de primero de económicas en las que había varias fotos que salía Isaac, y vaya si me sorprendió, no se veía rastro de su repugnante sonrisa de soberbia, parecía estar con un grupo de amigos, divirtiéndose sinceramente, no siervos como tenia en el instituto, sino amigos. Dos días después le conteste.

Hola Isaac, por lo que a mí respecta, estas perdonado, no puedo hablar en nombre de los demás. Yo también siento lo que hice, ojala hubiera habido otra manera, pero no me diste elección y tenía que luchar por lo que me importaba, pero lo siento.

Cuídate

Alberto Van Buren

Al día siguiente tenía su respuesta

Gracias Alberto, no sabes lo que significa tu perdón para mí, yo no tengo nada que perdonar, hiciste lo correcto, mis acciones te llevaron a ello, me merecía eso y más, de hecho tengo que darte las gracias, me has convertido en una persona nueva, ahora soy más feliz. Espero que algún día podamos vernos personalmente y estrecharnos la mano.

Un abrazo muy fuerte

Isaac de Meren

Nunca más he vuelto a hablar con Isaac. Seguí cotilleando el blog un par de meses, salía bastante en las fotos y es que se le veía tan distinto, a finales de enero, entre las fotos que subieron había dos de Isaac con una chica, era rubia y muy bonita. En una salía abrazándola por la cintura, en otra salían besándose, en la primera se le veía la cara a Isaac, ni él podía fingir tanto, se le veía enamorado. Desde ese día, deje de mirar la pagina. No pude evitarlo, y me alegre por él.

Cuando se lo conté a los chichos lo de los mensajes de Isaac, Oscar y Germán los recibieron con total desconfianza, Daniel directamente dijo que se metiera sus disculpas por el culo.


-          Ayyyyy, que ganas tenia de tumbarme en la cama

-          Es que hoy nos hemos dado una buena pateada, chiquitín.

-          Pero me lo he pasado muy bien, aunque ahora, jejejeje, estoy bastante atontado.

-          Normal, te has pasado bebiendo pintas, ya verás mañana, te dolerá la cabeza, como te pongas remolón me voy sin ti.

-          Jejejejeje, sabes que no lo harás.

-          Lo se

Tumbado a su lado, le agarra por la cintura y empecé a besarle por el cuello y la oreja.

-          Mmmmmmm, que malo eres, te aprovechas de la tontuna que llevo

-          No, no, no – dije sin dejar de besarle- sabes que nunca me aprovecharía de ti.

De repente se revolvió y acabo sentado sobre mí

-          ¿¿¿Cómo que no???? quiero que te aproveches de mí, ahora mismo.

Y se lanzo a comerme la boca con pasión

A pesar de la universidad yo tenía también otras responsabilidades, algunas puestas por mí. Oscar había vuelto al futbol, y yo también quería cuidarme, tanto para mí, como para él. Salía todas las mañanas a correr, y por las tarde me apunte a un gimnasio, no me machacaba, prefería las clases a las maquinas, pero como al correr trabajaba las piernas, en el gimnasio trabajaba el resto, me mantenía en muy buena forma física.

Otras eran más peliagudas, y esas eran FarVan. Aunque mi tío era mi representante, eso no evitaba que una vez al mes tuviera que asistir a una larga reunión, no en vano, Estela y yo éramos los presidentes. Pero solo pensar que con 23 años seria el presidente con todas las de la ley, me mareaba. Hasta ahora mi tío lo llevaba bien, pero se estaba acercando ya a los 60, no estaría allí siempre.

Por una parte, pienso el bien que podría hacer con una empresa de ese tipo, una farmacéutica, la cantidad de la gente que sufre en el mundo y no pueden acceder a las medicinas por la codicia de las empresa. FarVan siempre se había destacado por cierta labor altruista, pero yo creo que se puede llevar a mas. ¿Qué puede convertirse en una máquina de hacer dinero? Evidentemente, ¿y qué? tengo más dinero del que gastare en toda mi vida, yo intentare hacer algún bien con la empresa, si no renunciare, venderé mi parte y fiesta.

Eso sí, en ese caso no quiero vivir de las rentas, algo hare, pensare en alguna cosa que sea productiva, no en el sentido de producir dinero, si no producir algo positivo, algo con lo que cuando me vaya a dormir piense, hoy lo he hecho bien.

Tampoco estoy dispuesto a sacrificar mi vida por la empresa, mi tío lo hizo, dedico su vida a la empresa, y yo no pienso hacer eso, lo pensé un día viendo dormir a Oscar, no iba a permitir que el trabajo no me dejara ser feliz con él.

En eso Estela lo tiene más claro, ella no le interesa para nada la empresa, y si no ha vendido su parte es porque mi tío no sabe cómo hacerlo, sin ella los Van Buren perderían el control de FarVan, a él eso es algo que le preocupa mucho, pero yo… creo que tal vez no sería tan mala idea, solo con mi parte tendría una importante influencia pero sin la carga de ser el presidente, esa idea cada vez me atrae más, aunque a mi tío no le haga mucha gracia, es lo que más me atrae, tener cierta voz, sin cargar el peso sobre mi espalda.

Estela a pesar de que parezca una cabeza loca por estas cosas, no lo es tanto. Al acabar el colegio, entro a estudiar medicina, y ya ha acabado segundo con notas envidiables. El verano pasado se fue todo un mes de viaje por Asia. Visito la India, Tailandia, Camboya e Indonesia.

Desde entonces se ha empeñado en que tenemos que hacer algo positivo con nuestras vidas y sobre todo por los demás, (volvió muy espiritual la chica, pero no me desagrada esta faceta suya), que no es justo lo que tenemos nosotros mientras que otros no tienen nada, se está planteando muy en serio, dedicarse totalmente al tema filantrópico, dedicar su vida y su fortuna a ello, sobretodo en temas relacionados con la salud de los niños y quiere contar con mi ayuda, cosa que no necesitaba ni pedírmelo, la verdad que todo ese tema también me atrae, incluso he llegado a pensar, delegar en alguien mi papel en FarVan y unirme a mi hermana en esta aventura. Pero bueno por ahora aun no se qué camino tomar, cuando acabe la universidad lo pensare más seriamente, si dedicarme a mi empresa, delegar en alguien, hacer como Estela, un poco de ambas, no sé, pero ya digo, no voy a permitir que el trabajo se convierta en mi vida.

Me encanta lo bien que se llevan Estela y Oscar, son las personas más importantes de mi vida y para mí que se lleven bien es una bendición. Salimos con ella muy a menudo, pero sinceramente no podemos seguirle el ritmo, porque mi hermana, fiestera, es un rato.

Y un culo inquieto también, en estos dos años ya ha tenido 4 “amigos” diferentes, sin contar los rollos pasajeros. La verdad que todos eran chicos muy agradables, pero en cuanto empiezo a conocerlos un poco, rompe con ellos, nunca le duran más de tres meses, y siempre acaba bien con ellos, es una pasada. Ahora vuelve a estar soltera, aunque a saber, tal vez tenga uno  nuevo y no me haya contado nada aun, Estela es así. Menos mal que se que en el fondo tiene cabeza, que si no, ya me veo a Oscar y a mí con un sobrinito.


Oscar movía sus caderas cada vez a más velocidad, haciéndome tocar el cielo.

Yo tenía mis manos puestas en sus caderas, acompañándole en su movimiento y mientras, él se pajeaba al mismo ritmo. No podía dejar de mirarle, tenía la boca entre abierta, el placer estaba grabado en su cara y no paraba de jadear y gemir, me encantaba verlo disfrutar, me encantaba oírlo disfrutar, me volvía loco.

-          Nene…. aaaa…noo…aaaa… me corro….

-          Hazlo Oscar… correte, me encanta

Oscar empezó a correrse, salpicándome el abdomen, el pecho, llegando hasta mi cara. Notar su semen sobre mí, ver su cara de placer, y sentir su culo apretando mi polla, fue demasiado para mi, haciendo que me derramara también dentro de él.

Poco a poco ambos fuimos recuperando el resuello. Se inclino para besarme, unos besos tiernos, nuestros cuerpos se pegaban por la mezcla del sudor y el semen. Yo aun no había salido de él, sabía que eso le gustaba, que fuera saliendo poco a poco por sí sola, mientras nos besábamos dulcemente.

-          Eres el mejor Alberto, no sabes cuánto te quiero, te adoro.

-          Y yo a ti chiquitín, eres mi vida.

Seguimos besándonos hasta que nos venció el sueño

El irme a vivir con Oscar, fue estupendo, hay roces como en todas las parejas, pero sin importancia. El poder estar con él tranquilamente, sin preocuparnos de quien nos oiga como en el colegio, ver la tele, ducharnos juntos, prepararle la comida, son cosas que me encantan.

Lo primero que hicimos cuando llego a casa, bueno lo segundo, jejejeje, fue redecorarla, quería que él aportara su toque, quería que fuera nuestra casa, no la mía. La verdad que yo siempre he sido en eso clásico y ordenado, Oscar le aporto un aire más desenfadado y caótico que me gusta.

Creo que el par de semanas antes de empezar la universidad, “estrenamos” todos y cada uno de los rincones de la casa, la pasión de vivir juntos, pero es que no podíamos parar, era una pasada. Luego la cosa se calmo, pero eso no quita como mínimo hagamos el amor cada día, es una cosa que me encanta de nuestra relación, no se ha perdido la pasión en absoluto, además hace que cada vez nos conozcamos más íntimamente, y sepamos más lo que le gusta a cada uno. Hubo una cosa me hizo mucha gracia, era un sábado, llevaríamos como tres meses viviendo juntos, habíamos cenado y veíamos la tele tomado un cubatilla.

-          Oye Alberto…

-          Dime

-          Te acuerdas… bueno… lo que me contaste, sobre… bueno cuando… cuando le bailaste a Isaac…

Me sorprendí un poco, no era un tema del que soliéramos hablar

-          Ehhh si…

-          Bueno tu… tu…

-          Mi amor, pregunta lo que quieras.

-          Tú ¿me harías lo mismo? ¿Bailarías para mí?

Esa misma noche lo hice para él y fue estupendo. A mí me encanta bailar, y esta vez mi único interés era que Oscar disfrutara, que se deleitara, y lo de después, bueno… fue salvaje, Oscar era puro fuego y yo también ¡¡¡¡¡Dios!!!! se derretía entre mis manos, ufff me estoy poniendo, solo de recordarlo.

Bueno pues eso, la convivencia es estupenda, he logrado que Oscar aprenda a cocinar, cosa que él deseaba, también intente enseñarle con el piano, pero eso desistimos. Él en cambio intenta meterme el gusanillo del futbol, pero excepto jugando con la play, que no, que no me gusta, me esfuerzo por ver los partidos en la tele, y siempre voy a verlo a los partidos de la universidad, es mi chico y debo apoyarle, así que todos los domingos de partido allí estoy con Germán tan forofo como yo animándolos. A veces viene Cristian a animar, aunque más bien a dormir.

A mí me gusta verlos ganar, porque Oscar se pone muy contento, tanto él como Daniel se lo toman muy enserio. Lo mejor son las tardes de domingo. Si pierde, se queda todo mimoso y me encantaba achucharlo para que se anima, pero si gana es mucho mejor, era como si le dominara la testosterona, se convierte en un autentico animal en celo y me posee con furia desatada y a mí me encanta.

Cuando el año pasado ganaron un partido, que los puso primeros en la liga, uffff creo que nunca lo había visto tan fogoso, llegamos a casa y acabamos haciéndolo en el mismo suelo, de una manera… uaaaa que pasada, durante todo el día me dolía al sentarme, jajajaja.

Reconozco que me gusta tanto que me haga como hacérselo, pero Oscar, es mas de preferir que le haga yo, así que estas ocasiones las aprovecho al máximo, aunque por suerte, no son las únicas.


-          Uffff estoy molido, hemos pateado mucho.

-          Si quieres, dejamos lo del Empire State para mañana.

-          Ni hablar, es lo que más ilusión me hace, yo subo aunque sea andando.

-          Jajajaja, vale, pero aún es pronto, ¿nos tomamos algo? tengo calor.

Nos sentamos a tomarnos una cerveza en una terraza

-          Oye nene, muchas gracias por este viaje, de verdad.

-          Jajajaja, me lo dices todos los días

-          Es que te estoy muy agradecido

-          Pues no tienes que agradecerme nada, eres mi chiquitín, y verte disfrutarlo tanto, me compensa con creces, verte tan ilusionado con subir allí arriba, para mí no tiene precio.

-          ¿Sabes? cuando era pequeño, vi la película de King – Kong, la vieja, la de blanco y negro y me enamore de ese edificio, buscaba fotos, me encantaba verlo en películas, jajajaja, hasta en un juego de LEGO que tenia, me pasaba horas construyéndolo

-          Jajajaja, seguro que eras una monada

-          Y bueno, saber que ahora voy a estar en él, y además contigo, pues me hace mucha ilusión.

Le acaricie la mejilla, haciéndole sonreír

Ahhh ya que he nombrado a Cristian hace un poco, seria para principios del segundo año en la universidad cuando apareció en su vida el mal bicho de Miguel.

Cristian, paso a formar parte del grupo que teníamos de amigos, para mí fue muy importante, ya que es mi mejor y más antiguo, no hubo ningún problema, bueno… un poco al principio. Daniel, tuvo alguna reticencia, sabía que él y Germán tuvieron un rollo hace algunos veranos, pero solo fue una noche, además Cristian sabe hacerse querer y  ahora Daniel y Cristian son buenos amigos.

Estudia en la universidad derecho, y cuando acabe tiene un puesto en el bufete de su padre y seguramente acabe llevando el tema legal de mi empresa así que es posible que trabajemos juntos.

Cristian siempre ha sido… como decirlo… un poco golfillo, le gusta el sexo y no tiene reparos en pasarlo bien.

Pero a principios de segundo apareció Miguel. Era un chico más mayor, tenía 26 años y trabajaba de dependiente en el Corte Inglés. He de decir a su favor que era rematadamente guapo, alto, moreno de pelo, pero muy blanco de piel, con unos ojos oscuros profundos y una sonrisa encantadora y además con buen tipo. Se conocieron cuando Cristian fue a comprar un equipo para la nieve. Cristian había estado con chicos muy guapos, por eso, a día de hoy y a pesar de las largas charlas que  hemos tenido, sigo sin entender que le vio de especial, aunque… bueno creo que en el fondo él tampoco lo sabe.

Yo lo considere uno de los tantos royos de Cristian, pero cuando vi que se iba alargando, cuando lo oía hablar de él, poniendo ojos soñadores, algo que jamás había visto en Cristian, me di cuenta de que se estaba enamorando, yo me alegre mucho por él, nunca le había visto enamorado y se le veía tan feliz. Finalmente me confirmo que estaba saliendo con él.

Aun así tardo más de dos meses en presentárnoslo. Miguel siempre estaba liado, tenía compromisos, la cuestión es que nunca podía quedar. Me daba un poco de pena, porque hacía que viéramos menos a Cristian, pero era comprensible, acababan de empezar y querrían estar solos.

Cuando finalmente lo conocí, me dio mala espina desde el principio, la segunda vez que lo vi, aun me dio más mala espina, porque aunque resultaba encantador, había algo… era su sonrisa, no me gustaba, tras todo lo que pase las se reconocer, era como la sonrisa de Isaac, deslumbrante por fuera, pero que oculta un mal fondo y desgraciadamente no me equivoque.

Yo lo siento, no se me da bien mentir a la gente que quiero y se lo dije a Cristian, reconozco que metí la pata, me metí en donde no me llamaban, logre que  Cristian no me hablara en más de una semana, mas una broca extra de Oscar, por tener tan poco tacto.

Por suerte Cristian se desenfado, nos queremos demasiado para estar enfadados, pero la verdad es que cada vez le veía menos, solo quedaba con Miguel, solo hacia lo que él quería, al principio pensé que fue por haber sido yo tan bocas, pero luego empezó a ser demasiado, hasta su madre me llamo para decirme que pasaba demasiados fin de semanas fuera de casa y estaba preocupada. Yo intente contar todo lo que pude, sin comprometer a Cristian.

Me estaba empezando a preocupar, Cristian siempre había sido una persona muy de ir a su aire, pero no dejar ni a los amigos ni a la familia de lado, me daba cuenta que estaba cambiando, su vida solo giraba alrededor de Miguel, aun así, no quería que volviera a enfadarse conmigo y  me mordí la lengua.

Sin embargo para abril, las cosas empeoraron, cuando lograba verlo, le notaba triste, y aunque tarde, al final me conto que era que últimamente discutían mucho. La razón era que Miguel siempre quería que se hicieran las cosas como él quisiera, donde él quisiera y como él quisiera. Pero eso no era lo peor, lo peor era ver a Cristian culpándose de todo, plegándose a él y justificándolo, lo estaba anulando.

A ver, yo no le dije que rompieran, nunca haría eso, aunque me hubiera encantado, pero sí que le dije que se tenía que hacerse valer, que una relación es cosa de dos y los dos tienen voz. Me dolía ver como mi amigo se iba plegando a todo y dejando de ser él.

Pero la cosa aun fue  a peor. A mediados de mayo, un viernes por la tarde Cristian me llamo y vino para casa. Cuando llego era un manojo de nervios y no dejaba de llorar, Oscar y yo estábamos terriblemente preocupados, jamás lo había visto así. Al final se sereno y nos conto, que Miguel lo había dejado.

La noche anterior la había pasado en casa de él. Le pidió hacer algo para el fin de semana que viene, pero Cristian tenia los exámenes ya cerca y no podía. Como siempre, a Miguel no se le podía llevar la contraria y acabaron discutiendo, y fue a más y a más. Cristian le dijo que no iba a continuar así, por lo que Miguel se le lanzo al cuello, que estaba harto de aguantar a un niñato, que se acabo y que ya había conocido a alguien para sustituirlo y que si Cristian hubiera sido mejor novio no habría ocurrido nada. Ahí lo tenéis, Isaac 2.0. Si por mi hubiera sido, habría ido directamente a partirle la cara y lo peor de todo fue que Cristian pensaba que Miguel tenia razón, y lo único que quería ¡¡¡¡era saber cómo volver con él!!!!  No sabéis como me dolió ver a mi mejor amigo, que siempre había sido una persona tan segura y vital reducido a eso.

Ese fin de semana hable con sus padres y se quedo en casa. Oscar y yo le cuidamos y le animamos, al final, pareció abrir un poco los ojos y darse cuenta de lo que era Miguel y empezó a ver que dejarlo era lo mejor.

Había pasado unos días cuando Miguel le llamo y le pidió que le perdonara y que volvieran, pero Cristian, aunque no bien del todo, fue capaz de decirle que no. Como siempre Miguel, no aceptaba algo que no fuera su santa voluntad y le dijo de todo de la manera más hiriente posible.

Yo durante esas semanas estuve muy pegado a él, iba a buscarlo y lo llevaba a dar alguna vuelta o a tomar algo. Era un jueves y esperaba a Cristian a la salida de su facultad, cuando vi aparecer a Miguel. Desde el principio la conversación fue tensa, y si no llega a aparecer Cristian habríamos llegado a las manos. Miguel le pidió que hablaran, pero él le mando a la mierda, que le había aguantado ya demasiado. Allí vi que Cristian estaba volviendo a ser él. Creo que desde entonces no ha vuelto a saber de Miguel

Cuando este verano vi lo bien que se lo paso en Italia y luego en el festival, todo lo que había hecho, incluso ligarse a un chico, vi que ya era el Cristian de siempre.

Así que cuando me fui de viaje a Nueva York, no había nada que nublara mi mente, bueno si, una cosa, una incertidumbre que espero resolver pronto.


-          Hace viento

-          Es genial, me encanta.

-          ¿Te gusta, chiquitín?

-          Muchísimo,  llevo deseando esto desde que tenía 4 años, es como un sueño, un sueño infantil de un niño, pero al fin y al cabo un sueño, gracias mi amor.

Me agarro por la cintura y apoyo su cabeza en mi hombro, mientras el atardecer hacia relucir la ciudad de los rascacielos

-          De nada chiquitín, ya sabes que me encanta hacerte feliz, en… entonces ¿he hecho uno de tus sueños realidad?

-          Jajajaja, has hecho muchos de mis sueños realidad, este es uno de ellos.

-          Entonces ¿te puedo pedir una cosa?

-          Me puedes pedir lo que quieras.

Me separe de él, y saque lo que llevaba todo el día guardando en mi bolsillo, un anillo, sencillo un aro de oro blanco, con una veta dorada.

-          ¿Harías tú mi sueño realidad?

Oscar abrió muchísimo los ojos, tenía la boca abierta, su cara transmitía sorpresa total

-          Sé que solo tenemos 20, y muchos pensaran que es una tontería de críos, pero yo, lo tengo seguro, desde que hace ya casi cuatro años me choque contigo, supe que mi corazón te pertenecería por siempre y que lo único que quería era pasar toda mi vida contigo. ¿Dime? ¿Quieres pasar toda tu vida conmigo?

Oscar seguía con la boca abierta y dos lágrimas rodaban por sus mejillas, no dijo nada solo agarro mi cara y me dio un beso que pensé que me dejaba sin aliento, pero que me supo a gloria. Se separo de mí sonriendo de oreja a oreja y sin dejar llorar.

-          Sí, claro que sí, es lo que más quiero del mundo.

Cogí su mano y coloque el anillo en su dedo. Nos abrazamos y volvimos a besarnos.

El sol ya estaba a punto de ponerse, las luces de la ciudad se encendían por todas partes, el viento soplaba con fuerza, unas chicas cerca de nosotros se pusieron a aplaudir. Pero no notamos nada, en ese momento el mundo no existía, solo éramos nosotros.