Bachiller XXXIX - Epilogo V - Isaac

El último epilogo, el del malvado e inteligente Isaac

Bueno y aquí llega el ultimo epilogo, el de Isaac, que sé que mucha gente era el que más esperaba.

Decir que este es el más largo de todos, que se podría decir que es casi una historia en si, que a diferencia de los otros este es lineal y que para mí ha sido el más complicado de escribir y espero que guste.

Al final os dejo una preguntica para saber si hago una cosa o no.

Un fuerte abrazo a todos


EPILOGO: Isaac

Vermont, Estados Unidos

Me encanta contemplar este paisaje otoñal, desde aquí se ve todo el valle, con los arboles tornando del verde veraniego, al amarillo, al rojo y al marrón. Ya es la quinta vez que vengo a este lugar de acampada y creo que no me cansare nunca de admirarlo, se ha convertido en mi rincón favorito del mundo.

Estoy ya en mi tercer curso de ciencias económicas en la Universidad de Nueva Inglaterra, y estoy seguro que no volveré a España, me he enamorado de este país, ahora aquí está mi vida y allí no tengo nada por lo que me valga la pena volver.

Nunca me plantee irme a estudiar fuera de España, pero cuando acabe en el instituto mis padres me querían lo más lejos posible de ellos, son así de maravillosos.

Mi final del instituto… fue una bomba, una completa hecatombe que hizo saltar en mil pedazos todo mi mundo, aunque… yo me lo busque.

Hice la vida un infierno hasta más de lo indecible a un compañero, Alberto Van Buren, bueno, uno más de las muchas personas a las que les había hecho la vida imposible, pero con él en concreto, me ensañe. Al principio fue solo una venganza, como tantas y tantas que había llevado a cabo, por haberse enfrentado a mí y haberme arrebatado a Oscar, un chavalín del que me encapriche bastante y al que por cierto, también le hice la vida imposible. Pero luego empecé a darme cuenta que lo deseaba, como nunca había deseado a nadie, casi de una forma obsesiva, no solo por lo guapo que era, si no por la fuerza que tenía, en muchos aspectos me recordaba a mí y eso no hacía más que hacerlo todo más apetecible, porque resultaba un reto y durante casi un año le ataque sin medida, hasta que cayó a mis pies.

Pero como se dice, con él, encontré la horma de mi zapato. Yo siempre me había considerado mejor, superior a los demás, los despreciaba, tanto como el amor y el cariño, que para mí solo eran debilidades que te cuarteaban y muy a menudo me aprovechaba de ellas para hacer daño a los demás, esa sensación de superioridad la demostraba sometiendo a la gente a mi voluntad y eso es lo que me daba mi fuerza, bueno o eso pensaba entonces.

Sin embargo cuando yo me veía vencedor, Alberto, usando mis mismas armas, me dio un único golpe certero y demoledor que me hizo caer. Subió un video donde se nos veía, bueno se me veía a mí, dándome por el culo. Todo el instituto lo vio y mi prestigio se derrumbo, la gente que me tenía ganas, que eran muchos, aprovecho para sacar todas mis maldades a la luz, entre una cosa y otra la gente que me admiraba, paso a tenerme asco, los que me tenían miedo, dejaron de tenerlo, caí de mi pedestal de manera estrepitosa.

Vi que todo el mundo a quien yo consideraba inferiores, ahora me miraba por encima del hombro y se reían de mí. Me di cuenta que yo no era superior ni mejor que nadie, que eso solo era la mentira que yo me había creado y creído. Pero lo peor, fue que todas mis acciones, que mi propia actitud hacia todo el mundo, me habían llevado a estar solo, terriblemente solo. Nunca hasta ahora me había preocupado la soledad, ya que nunca había estado realmente mal para necesitar a alguien y aun así mi propia seguridad en mi mismo me mantenía en pie, pero ahora eso había volado y no tenia donde agarrarme.

Me hundí, me sentía lo más bajo del mundo, me di cuenta de todo lo que había hecho sufrir a muchísima gente, porque ahora lo sufría yo, por primera vez en mi vida comencé a sentir empatía, y por ende, sentí remordimientos, los sentía de una manera atroz. La amistad y el cariño, que yo siempre desprecié, no eran debilidades, si no fortalezas que ayudan a soportar los golpes, era algo que en ese momento habría necesitado más que nada en el mundo y no recibía y una pequeña pizca de ninguna de ellas. El dolor, la soledad y los remordimientos me ahogaban.

Mi padre vino a buscarme al día siguiente. Primero consiguió que el video fuera quitado de la web, algo que no fue difícil, aunque daba igual, medio colegio lo había visto, y muchos lo habían descargado, lo segundo fue, a golpe de talonario, algo muy propio de él, conseguir  una dispensa, para que no tuviera que acudir a clase, solo a los exámenes. Podría parecer que mi padre se preocupaba por mí, pero nada más lejos de la verdad, lo hacía por él, simple y llanamente.

Esos días no me aloje en el colegio, si no en un hostal en el pueblo, no quería que nadie me viera, ni ver a nadie. Me encerraba allí y estudiaba, para intentar desconectar mi mente, pero en cuanto cerraba el libro, todo volvía a mi cabeza, así que estudiaba y estudiaba, con lo que conseguí unas notas excelentes. El estar hundido, no me había vuelto tonto al fin y al cabo.

Fue uno de esos días, cuando me encontré con Alberto.

Acababa de terminar un examen y como siempre notaba las miradas clavadas en mí, las risas y los cuchicheos, me metí a un baño para librarme de ellas. Me eche un poco de agua en la cara mientas las lagrimas se agolpaban en mis ojos, últimamente lloraba, lo que no había llorado en mis 18 años de vida, una mezcla de remordimientos, soledad y autocompadecimiento me carcomían, pero no quería que la gente me viera llorar, no quería darles más motivos para atacarme.

Fue en ese momento cuando oí su voz, me gire y vi a Alberto junto a la puerta. Sorprendentemente, no lo odiaba, era yo el que tenía vergüenza de mirarlo, lo había atacado de forma brutal, él solo se defendió y lucho por lo que quería, sus razones eran nobles, las mías mezquinas y era yo quien pagaba mi justo castigo. Sin embargo no me mostraba ni soberbia, ni regodeo, ni tan siquiera alegría de verme así, al contrario, parecía compungido y me miraba con clara preocupación, creo… creo que hasta habría estado dispuesto a tenderme una mano si se lo pidiera, pero no podía, ahora no, no podía soportar mi vergüenza, tuve que salir corriendo.

Esa tarde, estaba sentado a los pies de mi cama, con un cigarro en la mano. Decidí empezar a ordenar mi cabeza, empezando por Alberto. Era el que había hecho esto y lo normal era que le odiara, sin embargo era por el que más remordimientos sentía por todo lo que había hecho, y me di cuenta que era por lo que sentía por él.

No, no era amor, yo entonces no podía sentir amor o amistad, pero… había llegado a importarme, se había convertido en alguien importante en mi vida, más que nadie lo había sido jamás. Y si la única persona que me había importado me había comportado así con él, hasta el punto de llevarlo a hacer esto, ¿en qué lugar me dejaba a mí? ¿Qué clase de monstruo era yo? Y sin embargo le preocupaba, se lo vi en la cara, no le gustaba haber hecho lo que hizo y no disfrutaba viéndome así. En Alberto se aunaban mis dos mayores penas, los remordimientos de cómo me había comportado con la gente y la tristeza por todo el cariño que había dejado pasar y ahora estaba empezando a valorar a marchas forzadas, simplemente por lo necesitado de él que estaba.

Cuando acabaron los exámenes, volví a mi casa. Se podría pensar que ya alejado del instituto mí infierno se acababa, pero no fue así, a mi propio infierno interior, se unía uno nuevo. En instituto estudiaban algunos chicos de mi ciudad, y claro entre ciertos grupos en los cuales se movían mis padres, se supo todo. He de decir que no tenían que ser a priori comentarios negativos, pero mis padres en ese tema son un poco… son unos auténticos talibanes.

Estaban totalmente avergonzados de mí, a mi madre solo le preocupaba, el que dirían de nosotros, muy suyo lo de solo importarles las apariencias, mi padre me dijo que le daba asco que le hubiera salido un hijo así. Ambos eran dos personas muy parecidas a como había sido yo hasta entonces, no importándoles nada que no fuera ellos y su imagen, por lo que ayuda y comprensión, recibí cero. Es cierto que nunca había habido cariño entre nosotros, pero su actitud no hacía más que recordarme, que hasta en mi casa, estaba completamente solo… bueno o eso creía.

-          Sois increíbles, vosotros sí que tendrías que mirároslo, porque ninguno de los dos estáis bien de la cabeza. Isaac ha sido un monstruo toda su vida, ha hecho cosas terribles desde siempre y lo habéis consentido e ignorado, y ahora lo crucificáis por algo, que ni es malo, ni tiene la culpa. Debería daros vergüenza.

Esas palabras vinieron de Patricia, mi hermana, una persona, que yo había, torturado maltratado y tenía todas las razones para odiarme y sin embargo me defendió, logrando, como no, la inquina y reproches de mis padres. Por segunda vez, como con Alberto recibía comprensión de quien menos lo esperaba y merecía.

Sin embargo, las palabras de Patricia, no cambió un ápice la actitud de mis padres, yo no les importaba y mi hermana tampoco. Así que me anunciaron que me querían lejos, lo más lejos posible, para que se olvidara todo esto, que me mandarían a Estados Unidos y si no lo aceptaba, porque yo era mayor de edad, que me olvidara de contar con ellos para siempre y que ya me podía ir buscándome la vida (en concreto mi padre añadió comiendo pollas).

Ese mismo día fui a hablar con mi hermana, tenía miedo de su reacción y sentía vergüenza de todo lo que le había hecho, pero ya salí corriendo una vez cuando alguien me tendió la mano y no lo iba hacer una segunda vez. Había pasado mes y medio, había que dejar de autocompadecerse, empezar a salir del hoyo y no tener vergüenza de pedir ayuda, cuando ves que te la ofrecen.

Entre en su cuarto, ella me miro con los ojos entornados, pero no iba a salir corriendo, ya había dado un primer paso y así se empieza. La mire y dije “Gracias”

-          Mira Isaac, me has jodido mucho cuando era pequeña, fuiste un hermano de mierda, no te aprecio y no creo que lo haga nunca, pero tampoco voy a dejar que te destrocen injustamente por algo que no tienes las culpa, cuando has hecho cosas deleznables y horribles y lo han dejado pasar.

Yo caí de rodillas llorando, le pedí perdón, creo que era la primera vez en mi vida que pedía perdón sinceramente. Ella al final me puso la mano en la cabeza y me dijo que si de verdad quería que me perdonara, que se lo demostrara, que fuera su hermano por primera vez en mi puñetera vida.

Si Patricia en ese momento me hubiera mandado a la mierda, no sé como habrían ido las cosas, pero me tendió la mano justo cuando más lo necesite y me guio en medio de todos mis problemas. Al principio tenía muchas reservas contra mí, pero por suerte Patricia no conoce el rencor, no se parece nada a nuestras padres o a como era yo, así que también puso de su parte y poco a poco empezamos hablar. Un día de principios de Agosto, decidió que fuéramos a dar un paseo y ese día estuvimos hablando horas y horas, le conté todo lo que paso, sin ocultarle nada.

Ella no pudo evitar decirme que me lo merecía, que Alberto hizo bien y que uno recoge lo que siembra, eran muchos años con resquemos hacia mí, aunque yo también pensaba que me lo merecía. Sin embargo no me dio la espalda, al contrario, el verme sincerarme, me dijo que parecía que realmente estaba cambiando.

Y era verdad estaba cambiando porque después de lo que había pasado, quería cambiar. Ese día contemplábamos el mar desde el paseo marítimo y mi hermana coloco su brazo sobre mis hombros, en ese momento empecé a sentir cariño y comencé a sentirme mejor.

Si los meses de Junio y julio fueron los meses del hundimiento, Agosto fue el de la recuperación. Hable mucho mas con Patricia y fue mejor que cualquier psicólogo. Me di cuenta que si no me había venido abajo con todos estos golpes, es porque era fuerte, una fuerza que venía simplemente de mí, no por ser superior a nadie o porque me admiraran o respetaran, sino por algo innato, con lo que vi que podría con lo que viniera. También había sentido en mis carnes lo que era sufrir y no quería volver a hacer sufrir a nadie, ahora tenía empatía y sobretodo, me había sentido tan terriblemente solo, que ansia ya no el respeto y admiración de los demás, que se me antojaban insípidas, sino el cariño y la amistad, cosas de las que había descubierto su valor.

Fue mi hermana la que me convenció de que sería buena idea ir a Estados Unidos. Cuando mis padres lo dijeron me daba igual ir, no ir o quedarme en la calle y salir a delante, de la forma que dijo mi querido padre. Patricia me hizo entender, que ahora que se me veía tan cambiado y más fuerte, ir allí sería una estupenda oportunidad de poder empezar de cero.

Y así fue, en septiembre cogí el avión hacia allí. Mis padres no habían escatimado dinero en el viaje alojamiento y dinero para mis gastos, solo faltaba que ya que tenían un hijo maricón, encima se dijera que lo tenían indigente en USA. Pero, ni se despidieron de mi, solo Patricia me acompaño al aeropuerto.

Partí hacia mi nueva vida


Estaba sentado en una piedra contemplando el paisaje del valle que tanto me gustaba, sintiendo el suave viento de esa mañana de Noviembre, que ya empezaba a volverse un viento invernal, cuando unos brazos me rodearon por la cintura y unos labios besaron mi cuello haciendo que se erizara el vello de mi nuca, me encantan estos besos inesperados.

-          Que hacías mi amor, me desperté y no estabas en la tienda, me preocupe.

Cogí su mano y acaricie sus dedos

-          Ya sabias que no estaría muy lejos, no puedo alejarme de ti.

El apartamento que habían elegido mis padres estaba muy bien, no muy grande pero estupendo para una persona sola, en un buen barrio, con bastantes estudiantes y cerca del campus.

Cuando empecé la universidad, me di cuenta que me había vuelto una persona más cautelosa, que no insegura. Ya no me interesaba el conseguir a gente que me pudiera servir para algún objetivo, porque mi objetivo era la gente en sí, quería conseguir amigos, amigos de verdad, que me dieran cariño, algo que ahora me daba cuenta que lo había necesitado durante tantos años.

Por suerte seguía siendo una persona muy muy perspicaz, la caída del viejo Isaac no había acabado con mis habilidades y ahora que estaba saliendo del bache volvía a utilizarlas, pero de mejor manera. Durante la primera semana me dedique a observar, quería encontrar la gente que valía la pena. Localice a los lideres, a los vanos, a los soberbios y los capullos, pero también a la gente a las que se les entreveía un buen fondo, a los simpáticos y a los agradables, ahora eran esos los que me interesaban.

Poco a poco fui cogiendo confianza con los compañeros, empecé a llevarme bien con todo el mundo, sobretodo con los que yo ya había advertido que eran buena gente. Cuando se empezaron a hacer las primeras fiestas de clase ya se podía decir que empezaba  tener algunos amigos.

Ya tras un par de mes, me sentía una persona nueva, a ver, seguía teniendo algunas cosas como una actitud un poco soberbia y chulesca a veces, no podía evitarlo, pero a pesar de estos detalles había cambiado muchísimo y en todo, para bien, me sentía rebosante de fuerzas y feliz, mucho más de lo que me había sentido nunca, una felicidad diferente a la que conseguía antes y muchísimo más placentera.

Así que, decidí hacer algo que llevaba pensando desde hacia tiempo, le envié un mensaje a Alberto, pidiéndole disculpas por lo que había hecho y dándole las gracias por abrirme los ojos, no en vano, de no ser por él, habría seguido por el mismo camino torcido y contra mas hubiera tardado, mayor habría sido la hostia. No sabía si contestaría, pero lo hizo, acepto mis disculpas y me pido también el perdón, aunque no había nada que perdonar, la verdad. Me sentí muy bien, sabía que Alberto preferiría no contestar a responder falsamente. Su perdón significaba mucho para mí.

Han pasado dos años desde ese mensaje, pero aun espero algún día verlo en persona, estrecharle la mano y decirle todo esto cara a cara.

También le pedí que pidiera disculpas en mi nombre a los demás, porque a pesar de todo, no me atrevía a enfrentarme al resto.

Yo a mis nuevos amigos les había contado vagamente sobre mi situación familiar y sobre que no acabe muy bien en mi instituto, pero tampoco en detalle, me sentía muy a gusto con ellos y no quería perderlos si supieran toda la historia, pero también es verdad que con los amigos, los auténticos amigos a los que cuentas con los dedos de la mano, has de ser sincero.

Para entonces y ahora también, mi mejor amigo es Charlie Carmichael.

Era un chico de mi altura, de espaldas anchas, de pelo rubio oscuro, ojos azul oscuro, casi negros, sonrisa franca, con un poco de sobrepeso pero para nada gordo, se podría describir como fuerte. Yo me había fijado que se le veía buena persona, pero antes de que yo diera el primer paso, fue él quien vino a hablar conmigo durante los primeros días de clase. Desde el principio nos llevamos bien, muy bien de hecho, no me había equivocado en mi análisis, era locuaz, campechano, simpático y alegre, cualidades que yo de repente apreciaba.

Para finales de noviembre ya era mi mejor amigo, así que vi justo contarle toda la historia. Se quedo muy sorprendido, porque no se podía ni imaginar que tuviera un pasado tan mezquino y mucho menos que fuera bisexual, pero me dijo que el Isaac que el conocía no era ese otro capullo y respecto a lo de bisexual, él no tenía ningún problema con eso, que por suerte había crecido en una familia muy abierta y respetuosa con esos temas. Pero sobretodo agradeció que fuera sincero con él y nuestra amistad, lejos de resentirse, se reforzó, nos volvimos como uña y carne y me demostró lo buen amigo que era esas Navidades.

El sabía que no iba a volver a España esos días, que me quedaría allí para pasar las Navidades solo, no era que me entusiasmara, pero no quería ver a mis padres ni ellos a mí. Pero Charlie  no se lo pensó un momento y me invito a pasar las Navidades con su familia.

El es de Filadelfia donde vivía con sus padres, un ejecutivo de una empresa de seguros y una importante psicóloga. Vivian en un barrio residencial a las afueras de la ciudad, de estos tan típicos americanos, muy tranquilos, con casa enormes, jardín delantero y trasero, piscina etc.

Ellos me recibieron con los brazos abiertos, tanto que me quede realmente sorprendido. Charlie me conto que ellos habrían querido tener más hijos y que por circunstancias no pudieron, así que siempre eran un encanto con sus amigos y como les había contado un poco de mi situación familiar querían que estuviera a gusto. Y vaya si lo consiguieron, fueron encantadores y cariñosos conmigo y yo actué de la misma manera con ellos. A me di cuenta que ya no me costaba nada ser cariñoso con la gente. Desde entonces, he pasado con ellos mucho tiempo, convirtiéndose en una familia para mi mucho mejor que la que deje atrás, con excepción de Patricia.

Esa noche vieja la célebre con sus amigos y allí coincidimos con Amanda Kelly

Estudiaba con nosotros en la universidad y era también de Filadelfia. Era una chica rubia, con ojos entre verdes y azules y una sonrisa encantadora, era (y es) muy guapa, aunque parecía que le gustara vestirse como si hubiera robado cuatro trapos en un tendero. Hace medio año me habría parecido una payasa flipada, ahora sin embargo… bueno seguía pareciéndome que su forma de vestir no era normal, pero hasta me resultaba gracioso.

Yo con ella me llevaba bien, ya le había echado un ojo, como a alguna otra, aunque tampoco éramos íntimos, Charlie la conocía más, tenían en común ser de la misma ciudad, pero esa noche empezamos a conocernos mejor. Descubrí que a pesar de sus pintas alocadas era una chica con una cabeza muy bien amueblada, increíblemente divertida, cuando estaba con ella me reía un montón, tenía un humor agudo e incluso un tanto acido, pero no hiriente y creo que eso me conquisto. Esa misma noche nos liamos por primera vez.

Cuando volvimos a la universidad estuvimos todo el mes de enero tonteando y conociéndonos, yo tenía cierto reparo de contarle que era bisexual, así como mi pasado, por si salía huyendo, pero no quería ocultarle nada de mí, ella me gustaba de verdad, además era de esas chicas que no se escandalizaban por nada. Y la verdad que fue bien, su reacción fue muy parecida a la de Charlie, primero sorpresa y luego comprensión y a finales de ese mes le pedí empezar a salir y ella acepto.

Era la primera vez que me enamoraba, nunca había tenido esa sensación y descubrí que no hay  una situación más estupenda como querer a alguien y que a su vez te quiera a ti.

Para nuestra primera vez quise que fuera algo especial. Yo había estado con más chicas y ella con otros chicos, pero yo realmente nunca había hecho el amor. La invite a casa a cenar, cree un ambiente agradable, y cuando lo hicimos ¡¡¡¡Fue increíble!!!! No tenía nada que ver con todo lo anterior, era mucho mejor, el amor le añadía… como decirlo, un toque extra que lo volvía… buaaaaaa, lo volvía increíble, además de que Amanda es puro fuego en la cama. Cuando me la quede mirando mientras dormía, apoyada en mi pecho, pensé que no existía mayor felicidad. Fue para febrero, cuando decidimos visitar Vermont por primera vez con un grupo de amigos y creo que fue por la situación en la que estaba lo que hizo que me enamorara de ese lugar.


-          Jajajaja, sé que no puedes vivir sin mí, es que me hago querer

-          Lo haces, y a mí me haces muy feliz.

Nos besamos, creo que más que nada amo sus besos, me encanta girar la cabeza y encontrarme con sus labios

-          ¿Y que hacías aquí tan solito?

-          Miraba el paisaje, es precioso, y pensar un poco

-          ¿Y en que pensabas?

-          Pensaba en el pasado, en como fui, en como soy ahora y en lo feliz que soy.

-          Ooooo, ¿y yo tengo que ver en esa felicidad?

-          Jajajajaja, no te haces una idea de cuanto

Amanda era estupenda, no me cansaba de ella, era como un sueño, me lo pasaba bien, con ella de fiesta, hablando, tomando un café, yendo al cine o simplemente viéndola dormir a mi lado, hasta las cosas que antes me parecían extrañas de ella, ahora me resultaban encantadoras, deseaba estar con ella todo lo que pudiera.

Sin embargo lo que deseamos, no tiene porque ser lo que ocurre.

A principios de mayo, la empecé a sentir distante, a pesar de que ella lo intentaba disimula yo lo notaba, seguía siendo muy perspicaz. Pasaron unas semanas hasta que me conto que ya no sentía lo mismo por mí, que me quería un montón pero… que ya no de la misma forma que antes, que no me lo había dicho porque… me veía tan feliz que no quería hacerme daño, pero que de esta forma era peor y que ella prefería dejarlo allí.

Sentí como la rabia me invadía, como hacía mucho tiempo que no lo sentía, me fui a mi casa dejándola allí plantada. Cuando llegue había un par de vasos en la mesa y los estrellé contra la pared. Por un momento el viejo Isaac volvió, tuve la tentación de vengarme de ella, por haberme hecho daño, por dejarme, mis sentimientos de no permitir que me dejaran, más que si lo decidía yo, afloraron de nuevo y sabía que era capaz, no había perdido mis habilidades, pero… eso eran ecos del antiguo Isaac, ahora no era así, ese antiguo Isaac nunca se habría enamorado como yo lo estaba ahora. Conté hasta diez dejando que esos pensamientos se diluyeran, no quería que ese Isaac volviera y desde entonces nunca más ha vuelto, ahora sé que está muerto y bien muerto.

Pero eso no quita que estuviera mal. Al día siguiente no fui a clase, Amanda me llamo pero no me apetecía hablar con ella. Al segundo día Charlie vino a mi casa y se paso todo el día conmigo. Me animo y me hizo reír, me di cuenta de que debía haber actuado de otra manera, no soy de esconder la cabeza, así que llame a Amanda para quedar.

Estuvimos tomando algo en una cafetería, yo aun la quería, pero si ella ya no, pues era una tontería seguir, así que lo dejamos, si amas a alguien déjalo ir (eso es algo que tendría que haber sabido hace muuuuucho tiempo). Cuando me agarro la mano, me sentí mal no solo por perderla, si no por haber pensado en vengarme ¿Cómo podía pensar en hacer daño a alguien a quien quería tanto? Pero a su vez este pensamiento me animo, porque vi hasta que punto había cambiado y que no quería volver a ser como antes.

Perdí una novia, pero gane una amiga.

No paso ni una semana de haberlo dejado con Amanda, cuando recibí un mail de mis padres diciéndome que habían renovado mi apartamento todo el verano y que si quería, me podía quedar allí.

Aunque parezca mentira, no me dolió, en absoluto, me había dado cuenta que mis padres no significaban nada para mí y yo para ellos, tampoco.

Cuando se lo conté a Charlie y a Amanda, se quedaron de piedra de que mis padres actuaran así.  Recuerdo a Amanda llorando, sintiéndose culpable de dejarme justo entonces, pero ella no tenía la culpa de que mis padres fueran dos carcasas vacías. Charlie dijo de todo, no sé cuantas veces soltó la palabra fuck.

Dos días después me llamo Patricia, su reacción fue la misma que la de Charlie, pero en castellano, y diciéndome, que les diera en las narices y que viniera solo por fastidiarles, pero yo había decidido quedarme.

Faltaba una semana para vacaciones, cuando los padres de Charlie me llamaron personalmente, para que pasara el verano con ellos. Charlie me lo había comentado pero no quería abusar, había estado en Navidades y también en la Spring break. Él se lo comento a sus padres y ellos me dieron dos opciones “o iba a Filadelfia yo, o venían ellos y me llevaban allí”. Y la verdad que fue un estupendo verano.

Casi todo Julio lo pase en Filadelfia, con los amigos de Charlie, también veía a Amanda, reconozco que al principio lo pase muy mal, pero poco a poco fui superando la ruptura, soy muy fuerte, lo sé y ahora doy gracias de tener una amiga como ella.

En agosto me fui tres semanas a Virginia Beach, con Charlie y su familia.

Un día estaba en la terraza, echando un cigarro (maldito vicio que no me logro quitar) y la madre de Charlie salió a fumar también.

-          Isaac, ¿te lo estas pasando bien?

-          Muchísimo Michelle (los padres de Charlie eran bastante jóvenes e insistían en que los tuteara), no sé como agradeceros todo esto

-          No tienes que agradecernos nada, estamos encantados de que estés con nosotros, mira…  Charlie nos conto toda tu historia…

-          Ehhhh… ¿toda?

-           Jajajajaja, no se lo tengas en cuenta Charlie siempre ha sido un poco bocazas, pero lo hizo porque se preocupa por ti, para que pudiéramos ayudarte, te quiere mucho y nosotros también, por eso quiero que te sientas a bien aquí, sé que es difícil, son tus padres, pero en lo posible quiero que con nosotros estés como en tu casa, y por eso quiero, que este año vengas a para Acción de Gracias, también para Navidad y siempre que te apetezca. Charlie te quiere como un hermano y para nosotros ya eres como si fueras de la familia y nuestro hogar es tu hogar.

-          Para…para mi vosotros, sois más familia que la que deje allí.

Le di un abrazo y no pude evitar derramar unas lagrimas, ella me abrazo fuertemente, había encontrado unas personas que me querían mucho más que como me quisieron nunca mis padres, mucho mejores que las personas que me habían parido, que diferente podría haber sido mi vida con unos padres así.

La última semana de Agosto recibí una grata sorpresa, Patricia vendría a verme, cosa que me alegro mucho. Volví a mi apartamento, Charlie y Amanda vinieron también, les había hablado tanto de ella que querían conocerla.

Cuando nos vimos nos dimos un fuerte abrazo, cada día estaba más guapa, era lo único que había dejado atrás, que echaba de menos. Se llevo enseguida genial con Amanda y Charlie. Me conto que la relación con mis padres era mucho más tensa, ellos intentaban ocultar lo mío por cualquier medio y ella no se avergonzaba, ya le habían insinuado que se quedara a estudiar en Alemania cuando acabara allí el instituto, pero ella había pensado un nuevo cambio de aires y en venir a estudiar a mi universidad al año siguiente.

Yo no podía estar más contento. Era una persona totalmente nueva y mejor, el curso había ido realmente de maravilla, había encontrado unos padres mil veces mejor que los míos, tenía los mejores amigos que podía soñar, había recuperado a mi hermana y estaría conmigo al año que viene, y por si fuera poco, había superado totalmente lo de Amanda ¿qué más se podía pedir?


Seguía besándome, metió su mano bajo mi jersey y subió hasta darme un pellizco en el pezón, le encanta, haciéndome reír.

-          Shhhhhhh, que los vas a despertar.

-          Si es culpa tuya, que me tocas donde no debes.

-          Ya sabes que me encanta tocarte

-          Pues no te quejes si me gusta

Nos quedamos un rato mirando el precioso valle otoñal

-          No sabes la ilusión que me hace pasar Acción de Gracias contigo, para mí suelen ser unas fechas un poco tristes.

-          Pues este año no – dije – estaremos en familia, Charlie cuenta con ello, y sus padres también nos lo dijeron en verano, y Michelle me llamo la semana pasada para recordármelo.

-          Son un encanto sus padres.

-          Los considero más padres míos, que los que deje atrás.

A primeros de Octubre estaba en una fiesta con todos los de la universidad. La típica fiesta de peli americana, casa grande, en una urbanización, mucha gente, mucho alcohol, bueno, ya sabéis. Yo llevaba días viendo raro a Charlie, no me quería contar nada, así que en la fiesta lo saque al jardín, junto  a la piscina

-          ¿Qué te pasa Charlie? te veo raro desde hace semanas, ¿por qué no me lo cuentas? sabes que puedes contármelo, no me asusto de nada, además sabes que acabare sonsacándotelo.

-          Es que… no sé como contártelo a ti en concreto.

Estuve un rato insistiendole, pero lo que me había dicho me daba una pequeña pista, hasta que al final confeso.

-          Pueeeees, es que desde el verano…. pues… creo… que me gusta Amanda, pero claro, es tu ex, y antes que nada, eres tú, eres mi mejor amigo, mi hermano, yo no …

-          Shhhh, Charlie, yo lo de Amanda lo tengo superado, la quiero muchísimo, pero como amiga, yo quiero que ella sea feliz, y no creo que haya nadie mejor que tu para hacerla feliz.

Sonrió de oreja a oreja y me dio un fuerte abrazo.

-          Gracias Isaac de verdad, te quiero un montón, ahora solo falta ver si Amanda piensa como yo.

-          Tendrás que preguntárselo.

-          ¿Y si me dice que no?

-          El no ya lo tienes, arriesgándote solo ganas

Finalmente al finde siguiente Charlie se armo de valor y Amanda le dijo que sí. Yo no se lo había dicho pero desde hacia unas semanas había notado alguna que otra mirada furtiva de Amanda hacia él, por eso le anime a decírselo. Yo me alegre muchísimo, tanto por Charlie, por verlo tan feliz, como por Amanda ya que estaba con la mejor persona que conozco y aunque obviamente no podría estar con ellos tanto como antes, nuestra amistad no resintió.

Llego Halloween, y fuimos a una fiesta de disfraces a un bar, yo iba disfrazado de Thor, y mis amigos de médico y enfermera, creo que luego aprovecharían los disfraces jejejeje. Estaba en el bar media universidad así que pude dejarles intimidad sin quedarme solo. Pero claro de ir con unos y con otros bebí un montón y acabe bastante borracho. Aun faltaba para irnos y fui a pedir otra copa.

-          ¿Meee puedes poner uuun whissky?

El camarero, no me hizo caso

-          Oyeeee, ¿me puedes serviiiir?

-          No te va a hacer caso – me dijo otro de los camareros -

-          Vayaaaa ¿y porque no?

-          Porque no te entiende

Coño, con la borrachera no me di cuenta que estaba hablando en castellano.

-          Jajajaja, que desliz, ¿y tú si me entiendes?

-          Sí, yo sí, mi padre era cubano y se hablar en español, tu eres de allí por el acento ¿verdad?

-          Sí, me vine aquí a estudiar, pero creo que me quedare a vivir

-          Sería una pena que te fueras.

A pesar de la borrachera, siempre estoy atento a todo y ese comentario no se me pasó por alto, sin embargo no le di importancia, no me interesaba, tras todo el follón, no es que me fijara mucho en los chicos. Me sirvió el whisky.

-          Hay poca gente por aquí con la que podamos hablar español, en Nueva Inglaterra no hay mucho latino.

-          Al principio, se me hacia raro no hablarlo nunca, pero llevo aquí más de un año y ya me he acostumbrado, casi se me hace raro hasta oírlo.

-          Jajajaja, pues si lo extrañas en algún momento, pásate por aquí y lo recuerdas, estoy todos los sábados.

-          Gracias, hasta luego.

-          Hasta luego Thor.

Tras la fiesta fue pasando el tiempo, como prometí fui para acción de gracias a casa de Charlie, y como ya era costumbre me sentí como si fuera mi hogar.

El primer viernes de diciembre, Amanda y Charlie, estaban atascados con un trabajo y no salían, les deje el mío que ya estaba acabado, la verdad que la carrera la llevo muy muy bien y suelo llevar todo al día. Charlie en eso es mas desastre y… creo que se lo está pegando a Amanda

Mientras ellos se ponían al día con el trabajo (y se entretenían con otras cosas), yo me fui dar una vuelta, no me apetecía quedarme de aguantavelas. Me metí en una cafetería, era acogedora y nunca había entrado. Tomaba un café tranquilamente, mientras leía el Guardián entre el centeno.

-          ¡¡¡Vaya!!! ¿Qué haces por aquí Thor?

Me sorprendí al reconocer al camarero de la fiesta Halloween, estaba de pie a mi lado con una preciosa sonrisa dibujada en su cara, por su atuendo trabajaba en la cafetería.

-          Me sorprende que te acuerdes de mí.

-          Es difícil olvidar esa cara Thor.

-          Jajajaja, gracias pero llámame Isaac, Isaac de Meren

-          ¿De Meren? Que apellido más curioso, suena como a noble

Herencia de mi padre, suena a mierda

-          Si, no es un apellido muy común

-          Y tú a mi puedes llamarme Thomas, Thomas Ortega

-          ¿Trabajas aquí?

-          Si, todas las tardes de lunes a viernes ¿y tú? ¿qué haces aquí un viernes? los chicos de tu edad tendrían que estar de fiesta.

-          Mis amigos no salían hoy, así que me he ido a dar una vuelta tranquilamente.

-          Oye, yo salgo en una hora ¿te gustaría tomar algo?

Lo pensé un momento, no había olvidado el par de comentarios que me hizo la noche de la fiesta, además, desde lo de Alberto, como ya he dicho, no me había vuelto a fijar en ningún chico, de hecho ya ni me lo planteaba, pero… me divertía el desparpajo de este chaval, así que…

-          Vale, por mi perfecto.

Thomas era moreno de pelo, pero muy blanco de piel, no era el típico latino, aunque bueno, yo tampoco. Tenía una nariz chata, muy graciosa, ojos marrón claro, labios carnosos y rojos, más o menos de mi altura y con un cuerpo, que se veía fibrado mas que musculado, yo no me había fijado en él la otra vez, pero el rato que le estuve esperándole, le hice un repaso a fondo y la verdad que en conjunto era atractivo.

Nos fuimos a tomar una copa a un pub cercano, y así nos fuimos conociendo, era algo más mayor, tenía 24 años, perdió a su padre con 15 años y a su madre con 19 y tuvo que salir adelante él solo, ahorro durante 3 años trabajando a doble turno, para poder pagarse la universidad. Estudiaba enfermería por la mañana, trabajaba en la cafetería entre semana y en el pub los sábados por la noche. La verdad que a medida que hablaba, me gustaba más, no me había dicho directamente que fuera gay, pero estaba implícito, a buen entendedor…

Yo le conté un poco de mi, que hasta el instituto fui una autentico capullo, que la relación con mis padres era nula, ya que no aceptaban mi condición, etc. Normalmente estas cosas, no se las contaría a alguien que conozco de dos veces, pero… no sé si eran sus ojos, su sonrisa, pero había algo que transmitía confianza.

Tras un par de copas dimos un paseo. Sería la una, cuando llegamos a la puerta de mi apartamento.

-          Bueno, pues yo vivo aquí

-          No es mal barrio, mejor que el mío sin duda jajajajaja

-          Ya que mis padres me querían lejos, que paguen

-          Oye Isaac, me lo he pasado muy bien contigo, de verdad

-          Y yo contigo, me gustaría repetirlo.

-          Cuando quieras, ya sabes que tengo una vida movida pero puedo sacar un rato para ti

Nos dimos los números del móvil.

-          Bueno, pues hablamos – dijo – cuídate

-          Tu también

Vi como se alejaba calle abajo. Habré sido un cabrón, un egoísta y un capullo mucho tiempo, pero no me llamaran cobarde

-          ¡¡¡THOMAS!!! – se giro – ¿te apetece tomarte la ultima en mi casa?

Vi como sonreía y acepto de buena gana. Subimos y  saque un par de cervezas. Nos sentamos en el sofá y seguimos hablando, me gustaba su sonrisa, era tan sincera, era esa sonrisa la que transmitía tanta confianza. Estábamos a mitad de la cerveza cuando le pregunte por curiosidad

-          Oye, no se me paso por alto en la fiesta un par de comentarios que hiciste

-          Jajajaja, no sabía si te darías cuenta

-          Siempre me doy cuenta de todo, pero ¿Por qué lo hiciste? ¿notaste algo?

-          Para nada, fue un disparo en la oscuridad, lo mismo que invitarte hoy a una copa y cuando me has dicho que si… entonces…

-          Has visto que habías acertado

-          Bueno lo he pensado, pero no te equivoques, esto es algo raro en mí, pero cuando te vi en la fiesta… tienes… no sé, es esa carita de ángel que me atrajo un montón. Eres… realmente guapo Isaac. Espero… espero no incomodarte.

-          ¿Crees que si me incomodara te habría invitado a mi casa?

Fue la señal, Thomas se acerco a mí y me beso, pensé que no volvería  a besar a un chico, pero como veis, me equivocaba. Empezamos con besos suaves, pero luego la pasión empezó a crecer. Me sigue pasando, cuando aparece, me ciega y me dejo llevar por ella.

Thomas besaba muy bien. Imprimía pasión a sus besos con un toque de ternura. Le acerque más hacia mí agarrándole por su cintura, empecé a pasar mis manos por su espalda, el bajo las suyas por mi cara por mi pecho hasta mi abdomen, note que dudaba. Agarré su mano y le guie a que que agarrara con fuerza mi entrepierna que estaba como una roca.

El calor aumentaba, me deshice de mi camiseta y el de su jersey. Se lanzo a devorar mis pezones, era una delicia lo bien que lo hacía, como los mordía, los chupaba, los succionaba, me estaba poniendo a mil.

-          Espera vamos a la cama – le dije –

Fuimos a mi habitación, Thomas estaba tan caliente como yo, me rodeaba desde atrás y me pellizcaba los pezones mientras me besaba el cuello, en los últimos tiempos había descubierto el placer de los besos como antes no conocía.

Al llegar me sentó en la cama y volvió a besarme. Comenzó a bajar por mi barbilla y mi cuello, hasta volver a detenerse en mis pezones, parecía que le gustaban y me estaba volviendo loco. Siguió bajando con su lengua por mis abdominales, hasta llegar a mi entrepierna, la cual mordió suavemente sobre el vaquero.

-          Vayaaaa, esto esconde algo grande

Me desabrocho el vaquero y me lo bajo junto a los calzoncillos. Mi polla salió dando un bote, dura y babeante, él se me quedo mirando, notaba el deseo en si mirada.

-          Lo de Thor te queda que ni pintado, estas como quieres

-          Jajajajaja  me lo suelen decir

Se arrodillo y comenzó a pasar suavemente su lengua, primero por el capullo y tras dedicarle un rato bajar por el tronco, ufffff se notaba que sabía lo que se hacía, luego empezó a mamármela, no se la metía hasta el fondo, pero era una delicia, tras casi seis meses en dique seco me estaba sabiendo a gloria vendita. Bajo a lamerme los huevos, pasaba a la polla y se la tragaba de nuevo, seguía ese patrón, yo estaba jadeando mientras hundía mis dedos en su pelo.

De repente paro y empezó a recorrer con su lengua el camino hacia mi boca para volver a besarnos, note mi sabor en su lengua y eso me puso aun más caliente, le agarre la nuca y le devolví el beso con más pasión si cabe.

Se separo de mí y empezó a quitarse la ropa que le quedaba, mientras yo me quitaba los pantalones y calzoncillos de mis tobillos. Quedo desnudo delante de mí, con una polla de buen tamaño, sobre 16 cm, blanca como todo él y un capullo rosado, totalmente húmedo que decía “cómeme”. Al verlo así, vi que en el repaso que le hice en la cafetería no me había equivocado, tenía un buen cuerpo, no muy musculoso, pero fibrado. Se acerco a mí y su polla quedó a la altura de mi boca. Yo durante toda mi vida, siempre que se la chupé a un chico, fue para conseguir algo, excepto con uno, y ahora me encontraba igual que esa vez, quería probar el rabo de Thomas y darle todo el placer que pudiera.

Sin pensarlo abrí la boca y me comí su capullo, para poco a poco ir metiéndomela hasta el fondo, ummmm que buena estaba, sentirla toda caliente en mi boca, con ese sabor tan característico a liquido preseminal. Mis malditos tejemanejes no me dejaban disfrutar realmente al tener una polla en la boca y ahora lo iba aprovechar. Me puse con una mamada bestial, sin darle tregua, me la metía hasta el fondo y mi lengua se movía a toda velocidad. Thomas gemía sin parar. Yo le apreté el culo, no era grande pero firme y duro, estupendo.

Estaba concentrado en dar placer a ese maravilloso rabo, cuando me hizo una se señal para que parara. Se agacho y me dio tal beso que su lengua me llego hasta la campanilla.

-          Uffff, eres una pasada chico, casi me haces correr en un momento, menuda boca

-          Jajajaja ¿Qué te creías?

Me agarro y me tumbo en la cama. Él se tumbo encima mío, nuestras pollas se rozaban estaban como dos barras de hierro al rojo y no dejaban de babear. Le agarraba el cuello y mantenía su cara pegada a la mía, sus besos me estaban volviendo loco, me estaba totalmente dejando llevar, cuando siempre me había gustado llevar el control, pero bueno, es lo que tiene la pasión. Volvió a bajar de nuevo para devorarme la polla, esta vez estaba más desatado y notaba que intentaba metérsela hasta el fondo. Se la saco, mientras acariciaba mi capullo con sus labios, me miro con una cara de lujuria y picardía, que creo aun me puso más caliente.

-          ¿Estas listo para lo mejor?

-          Buffff y tanto – no dude ni un segundo –

Se inclino a coger su pantalón, cogió su cartera y saco un condón, entonces caí en la cuenta

-          Ehhh, no tengo nada de lubricante – para que, si no pensaba usarlo –

-          No te preocupes – saco un pequeño sobrecito de su cartera, que supuse seria lubricante –

-          Jajajajaja, vas bien equipado

-          Nunca se sabe

Me coloco el condón, abrió el sobrecito de lubricante, untó mi polla dándole unas maravillosas caricias y el resto se lo coloco en su culo. Se sentó sobre mí en cuchillas, agarro mi polla y la dirigió hacia su entrada. Fue bajando poco a poco, entraba fácilmente y aun así, yo lo notaba súper prieto, mientras se la iba metiendo, agarre su polla y acaricie su capullo que no dejaba de babear.

Cuando llego hasta el fondo, empezó a subir y a bajar, a toda velocidad desde el principio, yo movía mis caderas de manera furiosa, haciéndolas rebotar contra su culo, puse una mano en su rodilla y el coloco su mano sobre ella apretándola, con la otra le pajeaba con furia.

Uffff, estaba tocando el cielo, como necesitaba una noche de sexo desenfrenado, además con este maravilloso chico. Llevo sus dedos a mi boca y los chupe como si no hubiera mañana. Auuuu, Thomas gemía como un loco, me encantaba oírlo disfrutar, me gustaba ver una media sonrisa de placer que se le dibujaba cuando gemía. De repente se sentó sobre mí con mi polla hasta el fondo, note como la suya empezaba a latir y chorros de semen salieron disparados contra mi pecho, mi cara y escurrieron por mi mano.

Uuuuaaaaa, el olor a semen y sudor que impregnaba el ambiente me volvió loco, me erguí, pegue mi pecho al suyo, nos rodeamos con los brazos y le bese con una pasión desbocada, moví las caderas a toda velocidad, y no necesite más de tres o cuatros empujones para correrme como un verraco.

Seguimos así un rato besándonos, él me acariciaba la espalda y yo apretaba con fuerza sus cachetes del culo, mientras mi polla salía de el por sí misma, hasta que nos separamos quedando uno al lado del otro.

-          Uffff chaval… vaya polvo… de lo… de los mejores de mi vida… sin duda

-          Yaaa… ya… auaaa… soy todo un semental

-          No… no lo dudes… uffff

Eran más de las 3:30 y le dije que se quedara a dormir si quería, acepto y al momento estaba roncando. Yo me quede un rato despierto, analizando la situación. Era el primer chico con el que me acostaba en año y medio y había sido alucinante, no solo el sexo en sí, que había sido… ufff, si no mis acciones. Había gozado y había hecho gozar y me había encantado, así es como debían ser las cosas. Sonreí en la oscuridad y me quede dormido.

Me desperté por la mañana, con Thomas acariciándome la espalda. Antes, un gesto así no me habría gustado al despertar, ahora me parecía una manera estupenda de empezar el día

-          Buenos días Thor

-          Ufffff, se me va aquedar el mote ¿verdad?

-          Creo que si

Seré sincero, cuando desperté esta mañana, no pensé que fuera a ser más que un polvo, muy placentero eso sí, pero solo eso. Sin embargo ese jueves volví a la cafetería, en principio solo para saludarlo, pero al final le volví a invitar a casa, y así tres veces más  hasta Navidad, que me fui a Filadelfia a casa de Charlie.

Me sorprendí a mi mismo echándolo de menos durante las Navidades, sonriendo cuando recibía un mensaje suyo, con ganas de volver para invitarlo a mi casa, y ni siquiera eso, simplemente para acercarme a la cafetería a saludarle y verlo sonreír al verme.

Charlie me lo notaba y acabo preguntándomelo. Yo le conté toda la historia y se rio diciéndome que estaba enamorado, cosa que la verdad ya sabía, realmente lo que quedaba  era saber si el pensaba lo mismo y para eso había que arriesgarse.

Así que a la vuelta a casa, un sábado, arrastre a Charlie y Amanda (también se lo conté) al bar donde trabajaba Thomas, se alegro mucho al verme y cuando le dije que esperaría a que cerraran y que si quería, le invitaba a casa, acepto con una sonrisa radiante. Cuando ya se acercaba la hora de cerrar, Charlie y Amanda se fueron deseándome suerte.

Salimos del bar y fuimos para mi casa, siempre que venía, tomábamos algo primero y hablábamos. Estábamos tomando una coca-cola, yo la verdad no estaba nervioso, porque creía conocer su respuesta. Le dije que cada vez estaba más a gusto con él, que estas vacaciones le había echado de menos y que si él quería me gustaría algo más serio.

No dijo nada, solo dibujo esa sonrisa tan bonita y sincera que me gusto desde el primer día, se acerco a mí y me beso, no esos besos pasionales a los que estaba acostumbrado, si no unos besos con infinita dulzura.

Aquella noche sobre el sofá hice el amor por primera vez con un chico, hice el amor con Thomas. Pero le pedí una cosa, hasta ahora en nuestros encuentros yo siempre había actuado como el activo, él me pidió una vez cambiar el rol, pero le dije que no me gustaba. No era así, sino que me recordaba a mi última vez y al video que me causo tantos problemas, no era un trauma si no un mal recuerdo que no me gustaba revivir.

Pero esta vez quería que fuera él quien me penetrara, que fuera él quien hiciera desaparecer la ultima espina de mi horrible pasado, que asociara el penétrame a partir de ahora a él y no a ese mal recuerdo. Y no miento que fue la mejor vez de mi vida, tal vez no fue la más pasional, ni la más salvaje, pero sí que fue la más dulce y tierna.

Lo hicimos cara a cara, yo tumbado en el sofá, con mis piernas colocadas en sus hombros, porque no quería dejar verle y de besarle. Hacía mucho que no me penetraban, pero Thomas fue todo delicadeza. Fue entrando poco a poco, mientras me acariciaba, cuando se empezó a mover dentro de mi volví a sentir ese estupendo placer, pero mejor, me llevo al éxtasis, me sentí totalmente suyo (quien iba a pensar que yo diría esto), no quería que saliera jamás.

Cuando se derramo dentro de mí con sus labios pegados a los míos, pensé que el corazón me estallaría. Y así, en el sofá, abrazados, con su cabeza apoyada en mi pecho, me dormí, sintiéndome más feliz que nunca.

Cuando les conté a mis amigos que estábamos saliendo se alegraron un monton, no tarde ni una semana en presentárselo y desde entonces los cuatro formamos nuestro grupo de amigos. Un mes después Michelle me llamo, que se lo había contado Charlie (le quiero un montón, pero su madre tiene razón, es un bocas), que estaban contentísimos y que se lo tenía que presentar en cuanto pudiera. Claro que lo haría, de pensar solo cómo reaccionarían mis padres verdaderos, me hizo dibujar una sonrisa en los labios.

Un fin de semana que Thomas tuvo libre insistí en ir a Vermont de acampada, al rincón que había conocido el año pasado, quería compartirlo con él. Fue como un sueño, nos pasamos toda una noche haciendo el amor sin parar.

La mañana siguiente salí a echarme un cigarro, mientras Thomas aun dormía, me sentía feliz, pero en ese momento me vino un recuerdo, Alberto y Oscar, pensé como había jugado con el amor de Oscar y como había jodido a una pareja que se quería tanto como Thomas y yo, me sentí mal, pero me alegre de que ese Isaac hubiera muerto. No pude dejar de estar agradecido a Alberto, porque de otra forma, no habría cambiado y no podría haber conocido a la persona más maravillosa del mundo, que ahora roncaba en la tienda.

El verano fue estupendo, Julio en Filadelfia con la familia de Charlie (que ya es mi familia). Luego volví, Thomas tenía dos semanas de vacaciones y quería pasarlas con él, pero cinco días nos fuimos a Virginia Beach, los padres de Charlie querían conocerlo, y se encantaron mutuamente, Thomas tiene una personalidad que cae bien a todo el mundo, mientras ellos no se cansaban de decirme, lo mucho que les alegraba verme tan feliz.

Por si fuera poco en septiembre llego mi hermana. Hacia un año que no la veía y había dado un buen cambio, se había convertido en una chica de bandera, casi tan guapa como su hermano mayor, jejejeje. Cuando conoció a Thomas se volvió loca de contenta y no solo eso, mis padres (en su línea), decían que no podían estar encargándose de los alquileres, que nos trasferirían el dinero y que nosotros nos apañáramos.

Su desinterés fue un golpe de suerte, porque busque un nuevo apartamento y Thomas se vino a vivir conmigo, así al no tener que pagar tanto alquiler, pudo dejar su trabajo de camarero en el bar y estar más tiempo conmigo. Llevamos tres meses y no me arrepiento ni un segundo de habernos ido a vivir juntos, porque cuanto más estoy con él, más me gusta.


-          ¿Quieres que volvamos a la tienda? – me susurro al oído, mientras su mano subía por mi pecho y pellizcaba de nuevo mi pezón –

-          ¿No crees que estos se levantaran pronto?

-          ¿¿¿¿Estos???? Con la borrachera que pillaron ayer tu hermana y Amanda, no se levantan hasta el medio día. Y ya sabes que Charlie no se separa de Amanda.

-          Pues en ese caso….

Nos metimos en la tienda, se tumbo y yo caí sobre él besándole sin parar. Nos separamos y me agarro tiernamente la cara.

-          Aun no me puedo creer la suerte que tengo –dijo-

-          ¿Y qué suerte es esa?

-          La de tener a mi lado al chico más maravilloso del mundo

Caí sobre él, me encantaba que me dijera esas cosas, el saber que me amaba, como yo lo amaba a él.

-          Yo soy el que tengo suerte, de poder quererte, de poder estar a tu lado – le di un fuerte beso – soy tuyo, total y completamente tuyo y no te haces una idea de lo feliz que me hace eso.

Si, por fin, era verdaderamente feliz.


Bueno y ahora llega la consulta.

Técnicamente yo acababa la historia aquí, pero tras el epilogo de Alberto, mucha gente me pidió que escribiera sobre la boda de ellos dos. Yo en un principio no lo tenía pensado, pero como hubo bastante insistencia pues empecé a planteármelo.

Pero en el actual momento me parece, no sé, que la historia se está quemando, por eso os consulto si hago o no un capítulo ultimo y final, con la boda.