Bachiller XXXII - La razón eres tu

Tu eres la razón para cambiar, tu eres la razón para luchar, tu eres la razón de que haga todo lo que hago

Hola a todos, hoy me gustaría hacer una pequeña reflexión

Yo sabía que el capitulo anterior, era escabroso y a mucha gente no le iba a gustar, aunque no esperaba tanto, lo siento si no ha gustado, pero como ya he dicho en los comentarios, la historia la escribí de una manera concreta, y es así como es. Bueno pero las cosas se han precipitado.

Ahora mismo estoy bastante bajo de moral, por un tema que no tiene nada que ver con esto, por lo que mi motivación respecto a la historia es bastante limitada, pero no me parecía justo dejarla en este punto, pero reconozco que mis ganas de seguir con ella eran pocas.

Sin embargo esta tarde he recibido un mail, de alguien que evidentemente no le ha gustado el último capitulo, ha sido un mail muy desagradable e hiriente. Yo entiendo que haya gente que no le haya gustado, evidentemente preferiría que gustara, pero una crítica educada y constructiva, ayuda, se agradece y no hiere. Pero cuando eso se reduce a insultos gratuitos, cuando uno con toda su buena fe, ofrece algo sin esperar nada a cambio, simplemente por el hecho de compartir, pues duele, y si eso ocurre cuando estás en horas bajas, pues duele mas.

Por eso creo que seguramente, después de este capítulo, los dos siguientes los juntare en uno, y los cinco epílogos en uno solo también, porque ahora mismo, deseo quitarme esto cuanto antes.

De todas formas gracias a todos los que me habéis comentado y mandado mails, tanto a los que os ha gustado como los que no, ya que excepto en el caso de ese mail, todos habéis sido educados, y eso es de agradecer.

Un abrazo


Oscar

Ya ha pasado una semana desde la debacle del jueves y la verdad no se qué pensar.

Desde el jueves Alberto se ha alejado de nosotros totalmente. Ni a la hora de comer, ni en clase, ni después de clase. A Dani y a mí nos ignora totalmente, con el único que tiene algo de contacto es con Germán, y tampoco en exceso, aunque es el único por el que puedo saber algo. El domingo por la tarde me vino a hablar. Me comento que Alberto seguía muy enfadado, que ahora quería tiempo y espacio, pero que me quería, que me quería mucho, pero que le diera algo de tiempo, que lo necesitaba para poder organizar su cabeza, ahora más que nunca.

Yo estaba hecho un asco, me retorcía por dentro, pero lo que me dijo Germán de que Alberto me quería, era algo a lo que agarrarme, algo que impedía hundirme, algo que me daba esperanzas. Más de una vez quise ir a buscar a Alberto para hablar con él, pero Germán me decía que no, que respetara su decisión, que necesitaba su espacio, y que si le daba tiempo todo iría bien.

Dani tampoco está para echar cohetes, el lunes empezó de nuevo el futbol, y bueno, la cosa fue… fue mal. Muchos del equipo se alegraron de su vuelta, especialmente Alex y Esteban, pero otros no, y se lo dejaron claro, y a Dani le afectan más las muestras de desprecio que de apoyo. Pero aun así estaba mejor, y sabia cual era la razón. Germán había cambiado su actitud con él, ya no se mantenía alejado de Dani, y cuando estaba con él se le veía más contento y animado. Aunque… cuando se intentaba acercar demasiado, Germán lo paraba siempre.

-          Germán, es imposible que ya no sientas nada, por Dani – le dije un día–

-          Mira Oscar, ya no se bien lo que siento realmente, porque tengo la sensación que me enamore de la imagen que me hice de Dani, sé que no es un diablo como le pinte ese día, pero tampoco es lo que yo creía, necesito tiempo para aclararme.

-          Pero Germán, tu no…

-          Tiempo Oscar, tiempo.

Tiempo, tiempo, tiempo, era la receta favorita de Germán, lo mismo me decía con Alberto y aunque sabía por experiencia que acababa funcionando, se me hacia terriblemente difícil.

El sábado Germán dijo que teníamos que hacer algo para despejarnos y propuso ir por fin al karaoke, a mi no me llamaba, la verdad que estaba bastante apático, pero sorprendentemente fue Dani quien me dio el empujón, ya que le pareció muy buena idea, así que al final decidí ir.

Cuando llegamos estaba lleno de alumnos del colegio, algunos lo hacían bien, otros, bueno berreaban. Me di cuenta que lo de Germán y Dani, ya había pesado de moda, apenas nadie se fijo en ellos, cosa que agradecí, sobre todo por Dani.

Nos sentamos en una mesa los tres, Dani estaba muy animado, hasta se podría decir que estaba alegre, incluso yo me alegre un poco, hasta que de repente su cara se le tenso y un atisbo de tristeza volvió a aparecer en él.

Me gire y vi a Alberto entrar con Estela. Nos miro un segundo y luego volvía hablar con su hermana, me dolió ese gesto, no entendía que si me quería como me repetía continuamente Germán, por muy enfadado que estuviera, ni siquiera me mirara, sentí ganas de llorar.

-          Chicos, voy un momento a saludarlos.

Germán se levanto y se acerco a donde estaban Alberto y Estela, vi como le sonreían los dos. No quise seguir mirando, Dani puso su mano en mi brazo. Cuando volvió Germán, venia con Estela.

-          Oscar, cariño ¿como estas?

Me dio dos besos y un fuerte abrazo, lo agradecí, pero cuando se separo y vi esos ojos, calcos de los de su hermano, hizo que se me humedecieron los míos. Saludo también a Dani, estuvo un rato preguntándonos que tal todo. Me recrimino vehementemente que ya no sabía nada de mí, que ni una llamada, ni un whatsapp y que esperaba que eso cambiara. Yo le prometí que lo haría.

Me gire mientras ella volvía, mis ojos se cruzaron con los de Alberto, nos quedamos así un rato, hasta que el aparto la mirada.

Alberto

-          Estela, yo no quiero ir al karaoke, no me gusta.

-          No seas tonto, es más tranquilo que los pubs, además, nos lo pasaremos bien, viendo como algunos destrozan canciones.

-          Ufffff, eres una bruja, sabes que no te puedo negar nada.

-          Pues como no puedes, vamos para allí.

Cuando llegamos, fue mucho peor de lo que podía imaginar, vi a Oscar, Germán y Daniel, en una mesa. Aun así ya estábamos allí y no iba salir corriendo, me senté en la barra con Estela.

-          Alberto ¿has visto que esta Oscar?

-          Si, lo he visto.

-          ¿Porque no te acercas y hablas con él?

-          No Estela, he decidió alejarme temporalmente de él, sé que es lo mejor.

-          No lo creo, se ve a la legua que lo está pasando mal, y tu también, no se para quien es mejor.

-          Créeme Estela, yo le quiero mucho, pero sé que es lo mejor, para él y para todos.

-          Hola

Germán se había acercado, era el único con el que seguía hablando, me había ayudado siempre y sé que seguía haciéndolo ahora. Estuvo un rato hablando con nosotros, cuando se iba de nuevo a su mesa…

-          Yo voy para allí un momento – dijo Estela – ¿vienes?

-          No, te espero aquí

-          Como quieras.

Me quede allí solo en la barra, pensando en esta última semana. Me había alejado de mis amigos, me dolía pero era necesario, era parte del acuerdo con Isaac, y a ambas partes nos interesaba mantenerlo.

Excepto ayer, había tenido encuentros con él todos los días en su habitación. Siempre cuando llegaba era la misma rutina, que fuera sin la mochila, que fuera discreto y lo primero era que me desnudara, le gustaba contemplarme. Se me había follado dos veces más, con sus mismas técnicas de la última vez, con suavidad, con delicadeza, incluso con ternura, haciéndome sentir mucho placer, un placer que me turbaba y asqueaba. Pero no solo eso, el martes me pudio simplemente una mamada, ni me forzó, ni exigió nada raro, me dejo que lo hiciera a mi ritmo, mientras me acariciaba la cabeza, caricias que me cortaban como el hielo. El jueves me pidió algo que me pareció… raro, me hizo desnudar como siempre, y así de pié me pidió que me hiciera una paja delante de él, tuve que haberlo, mientras él se tocaba, como si fuera una película porno. Pero sé porque lo hacía, quería demostrarme quien era el que mandaba, pero sus ojos delataban un deseo que no podía ocultar, del que cada da vez me daba más cuenta.

Mientras Estela volvía mis ojos se cruzaron con los de Oscar, tuve que bajar la mirada, me dolía estar alejado de él, pero por ahora no podía hacer otra cosa. Cuando se sentó a mi lado dijo de nuevo que veía mal a Oscar, que tenía que hablar con él.

-          Estela, ya lo hemos hablado, hablare, te prometo que hablare con él, pero en su momento.

-          Alberto, ¿estás seguro de que estas bien?

-          Yo sí, ¿por?

-          Porque sé que ocurre algo, tú eres una persona para mi muy transparente y sé que ocultas pena bajo esa fachada de indiferencia. Además haces cosas raras.

-          ¿Cómo que raras?

-          Has dejado de lado a tus amigos, a todos, eso no es propio de ti, te pasas los días solo, no me cuentas nada y luego lo del móvil.

A sí, no he dicho que me he comprado un móvil nuevo, el otro día, con lo de la conversación de whatsapp, el móvil se golpeo, y ya no iba bien.

-          Estela, se me estropeo el móvil, necesitaba uno nuevo

-          Pero Alberto, te has gastado casi 3000€ en un maldito teléfono, eso no es propio de ti.

-          ¿Y el coche?

-          Eso es diferente, es algo que siempre te había hecho ilusión, pero ¿esto?, tú no eres de aparentar, nunca has sido de cómprate cosas caras.

-          La gente cambia, tenemos mogollón de dinero ¿Por qué no gastarlo?

-          Pues tú no deberías cambiar, eres estupendo como eres – me paso la mano por la mejilla -Alberto de verdad, estoy preocupada por ti.

-          Pues no tienes que estarlo mi niña– sonreí y le di un abrazo- yo sé lo que me hago.

Seguimos tomando nuestras copas, viendo a los cantantes, la verdad que el nivel, era pésimo, siendo generoso, cuando vi que alguien subía a cantar.

-          No me lo puedo creer

Germán

-          Oscar, dale tiempo, está muy enfadado, muy dolido, y muy cansado, pero sé que te quiere, me lo ha dicho y me lo ha remarcado, veras como la cosa mejorara, pero dale tiempo.

-          Tiempo, tiempo, siempre con el tiempo, es tu receta para todo.

-          Es mi receta porque es verdad, además no es algo que te pida yo, te lo pide el. ¿Tú le quieres?

-          ¿Pero qué pregunta es esa? Claro que lo quiero, con toda mi alma.

-          Pues entonces haz lo que te pide por favor.

Sé que no le iba a convencer, pero yo se que Alberto le quería y Oscar tendría que aprender a tener paciencia, solo ha pasado una semana.

-          Chicos – dijo Dani – tengo que irme un momento, ahora vuelvo.

Vimos como se iba

-          ¿Y este? – pregunte-

-          Ira al baño, yo que sé, ya tengo la cabeza muy embotada.

-          Oscar, aunque me mandes a la mierda hazme caso, tiempo, cuando menos te lo esperes, Alberto vendrá y hablara contigo y todo se solucionara.

-          Que siiiiii, pero tú sabes lo que es tenerlo allí, y que ni siquiera se me acerque.

-          Sé que es duro, pero intenta ponerte en su lugar, el pobre ha intentado hacer las cosas bien, curar heridas, y siempre recibe más golpes.

-          Yo también he recibido

-          Ya lo sé y nunca te negare que lo has pasado mal, pero tu…. tú has metido la pata… es la diferencia, sé que lo hiciste sin querer, pero es así, por eso tiene derecho a estar enfadado.

-          Lo sé, y eso hace que me sienta aun peor, porque yo arrastro la culpa.

-          Bueno, que metieras la pata no te hace a ti el culpable realmente, mira, yo se que Alberto te perdonara, estoy seguro, el es….

-          ¡¡¡Germán!!! Mira

Oscar me corto, no entendía, pero me hizo girar la cabeza y mirar al escenario ¿¿¿¿Qué coño hacia Dani allí????

-          Bu…buenas noches – se le notaba muy nervioso –

No me lo podía creer, Dani, que llevaba semanas escondiéndose de las miradas, intentando desaparecer de los ojos curiosos y perderse en la multitud, estaba allí siendo el centro de atención ¿Qué pretendía?

-          Esta canción va dedicada para alguien muy importante, a la persona más importante para mí.

Cuando empezó a sonar, la reconocí enseguida, era una canción que me encantaba, The Reason, de Hoobstank ( http://www.youtube.com/watch?v=fV4DiAyExN0 ), era… era la canción que oía cuando… nos besamos por primera vez.

I'm not a perfect person

There's many things I wish I didn't do

Daniiiiii, pero ¿y esa voz?, nunca lo había oído cantar, era alucinante, y lo hacía… lo hacía para mí, me estaba cantando ¡¡¡A MI!!!

I've found a reason for me

No podía creerlo, Dani cantando para mí de esa forma tan maravillosa

To change who I used to be

Note como el corazón se me aceleraba, como hacía tiempo que no lo hacia

A reason to start over new

Un calor se extendía por todo mi cuerpo

And the reason is you

No podía apartar mis ojos de Dani, eras lo más romántico y lo más bonito que alguien había hecho por mí.

No dije nada, solo miraba a Dani, que era como un ángel subido al escenario, mientras mis mejillas tornaban rojas y mis ojos se humedecían.

Cuando termino, hubo un estruendoso aplauso, no era para menos, lo había hecho perfecto, pero para mí eso era un eco, solo podía mirar a Dani, ver como bajaba del escenario de un salto, como se acercaba a la mesa y se sentaba delante de mí, vi que también estaba rojo, pero me sonreía, mientras me miraba a los ojos.

-          ¿Te… te ha gustado?

-          Dani… ¿e...era para…era para mí?

-          No soy perfecto, pero la razón para mí, para cambiar y ser mejor, la razón eres tú.

La agarre por las mejillas y lo atraje hacia mí para besarlo con toda la fuerza del mundo, en un solo segundo todas mis dudas, todas mis ralladas habían volado en mil pedazos. Él me abrazo y me levanto de la silla, con uno de sus maravillosos abrazos de oso, mientras me devolvía el beso, un beso cargado de amor. El Dani del que me enamore, no se había ido, siempre había estado allí, pero tonto y orgulloso de mí, no quería verlo.  Nos dio absolutamente igual quien mirara, podría morir allí y moriría feliz, en los brazos de Dani, de mi Dani.

Oscar

No podía alégrame mas de Dani y Germán, viéndoles allí besándose tan felices, acariciándose la cara y mirándose como tontos, por fin algo que iba bien. Sin embargo me era inevitable sentir algo de envidia. Mientras se besaban mande un mensaje a Alex y Esteban, para ver donde estaban, en cuanto me lo dijeron, me despedí de Dani y de Germán, supuse que querrían estar solos tras su reconciliación, pero conociendo a los dos, no me habrían dejado tirado, así que lo solucione, marchándome yo. Cuando me dirigía hacia la salida me despedí de Estela y…

-          Hasta luego, Alberto

-          Hasta luego… Oscar.

Cuando se despidió, no note en sus ojos enfado, solo preocupación y pena, pero me fui, hice caso a Germán y le deje su espacio. En lo suyo con Dani había tenido razón, ¿Por qué no en lo mío con Alberto? estaba claro que lo mejor era hacer caso a Germán.

Estuve con Alex y Esteban en un pub tomando algo y les conté lo de Germán y Dani, se alegraron un montón, principalmente por ver ya a Dani contento, y tomamos unos chupitos a su salud. Luego nos fuimos a la disco, tendría que haberme ido entonces para la habitación, pero tampoco quería llegar y estar dándole vueltas a la cabeza.

Alex y Esteban se pusieron a bailar con unas chicas, yo me quede apoyado en la pared, con mi cubata, pensando en mis cosas. Fue cuando vi a Alberto bailando como Estela, moviéndose como solo él sabía. Tuve una sensación de deja-vu, cuando hace más de un año lo vi bailar allí, con su hermana,  y pensé que era su novia. Suspire, me gustaría poder volver a ese momento y poder hacer esta vez las cosas bien.

-          Es guapo ¿verdad?

No me lo puedo creer, la persona que mas asco me daba y menos quería ver, se había colocado a mi lado

-          Déjame en paz Isaac

-          Tranquilo Oscar, solo venia a disculparme.

-          Tus disculpas me importan una mierda, así que te las puedes meter donde te quepan

-          Bueno aun así te las daré, te entiendo perfectamente que me dejaras por Alberto, es increíble

Pero este tío que dice, ¿esta borracho?

-          Tú odias a Alberto.

-          No, ya no, se ha rendido y ahora es mío.

No, no, no, ¡¡¡¡NOOO!!!! No podía ser, Alberto no podía rendirse, no podía bajar la cabeza ante Isaac. Apreté el cubata con tanta fuerza que pensé que lo rompería.

-          Mientes

-          Piensa lo que quieras, pero yo ahora, soy el que disfruta de Alberto, de todas las maneras posible, y como te dije hace tiempo, tu estas solo.

Deje el cubata, a mitad y me fui, no quería aguantarlo mas. Salí de la disco y me fui a la habitación. ¿Sería cierto, que Alberto había caído en manos de Isaac?, no, eso no, era imposible, y si lo era, era lo peor que podía pasar, porque yo había contribuido más que nadie a hundirlo.

Me tumbe en la cama, pero no llore, no me iba a derrumbar, por lo menos hasta hablar con Alberto, pero no podía negar que estaba muy triste y terriblemente preocupado.

Al otro lado de la pared oía a Germán y Dani, y por lo que oía estaban en las antípodas de mi situación. Coloque la cabeza bajo la almohada, para no oírlos, hasta que me dormí.

Daniel

Fue una suerte que Oscar se fuera, así Germán y yo nos fuimos rápido hacia la habitación, yo no pude evitar darle besos de camino, y me la sudaba que alguien nos viera, ya que me habían sacado del armario ante todo el colegio y había sufrido lo mío, ahora iba a provechar las ventajas.

Casi no le deje abrir la puerta de la habitación, le rodeaba por la cintura y le besaba el cuello.

-          Para Dani… jajajaja… o no podremos entrar.

Entramos y caímos sobre la cama, yo encima de él, no podía dejar de besarle, y que besos,  hacia un mes que no le besaba y eran mil veces mejor de lo que recordaba, que diferencia cuando el amor los adereza. Me separe y me quede mirándolo viendo como me sonreía, mi niño rubito, era lo más guapo del mundo.

-          Te quiero tanto Germán

-          Y yo a ti grandullón, y perdóname por habértelo hecho pasar tan mal, los arboles no me dejaban ver el bosque.

-          ¿Qué?

-          Que he sido muy tonto.

Se lanzo hacia mí, con tanta fuerza, que nos caímos de la cama

-          Ayyyyyy – grite –

-          Uyyy, perdona ¿estás bien?

-          Siiii, jajajaja, pero casi me rompes el culo y no quiero que me lo rompas – le mire y le sonreí – bueno no de esta manera

Soltó una carcajada y de lanzo hacia mí de nuevo hacia mí, en el mismo suelo, queríamos devorarnos el uno al otro, yo metí mis manos bajo su camiseta y empecé a recorrer su espalda, sintiendo su suave piel bajo mis dedos, mientras él, bajo la mano por mi pecho, abdomen, apretándola contra ellos, llego mi entrepierna y la apretó con fuerza, haciéndome gemir, me encantaba que Germán me tocara. Siguió bajando y llego a mi culo, apretando la entrada sobre el pantalón.

Ufff no podíamos mas, nuestra ropa sobraba, se separo y empezaron a volar las prendas hasta quedar simplemente en bóxer.

Le atraje de nuevo hacia mí, abrazándolo sin dejar de besarle, rodeando su cadera con mis piernas, ojala hubiera tenido cuatro brazos, para abrazarlo por todo el cuerpo. Tenía una mano en su cuello, y la otra la fui bajando hacia su rabo, se lo agarre por dentro del bóxer y subía y bajaba mi mano acariciandolo, estaba totalmente húmedo y no veía el momento de tenerlo dentro de mí, donde fuera pero dentro de mí.

Él, con una mano me pellizcaba los pezones, haciéndome gemir y la otra la había metido dentro de mi bóxer también, me toco la polla un rato, bajo y me agarro los huevos, pero con suavidad, siguió acariciando por mi perineo, hasta llegar a mi agujero, lo acariciaba haciendo círculos, y acababa con una pequeña presión, era una sensación maravillosa.

Uffff estaba tan caliente, nos quitamos el bóxer. Yo estaba tumbado en el suelo, con el rabo todo duro, las piernas abiertas y las rodillas dobladas a ambos lados de Germán, que me miraba y sonreía, apoyando sus manos en mis rodillas.

-          ¿Sabes Dani? creo que jamás he visto nada tan increíble como tu ahora.

-          Jajajaja, que tonto, eso es porque no te miras al espejo.

Volvió a acercárseme para besarme con una pasión desatada nuestras pollas se apretaban una contra otra, estaban a mil, echando tanto líquido que quedaban unidas por hilillos del mismo, no podía dejar de besarle, era superior a mí. Solo me separe para coger la mano de Germán y meterme sus dedos en mi boca, para luego bajarla hacia mi culo, Germán entendió y sonrió. Volvió a sus caricias circulares pero esta vez presiono con más fuerza, y empezó a penetrar con el dedo.

-          Mmmmmm , aaaaaaaaa

-          ¿Te hago daño? – me pregunto

-          Me encanta, quiero mas

Movió su dedo dentro de mí, y al poco metió otro dedo, ahhhhhh que sensación. Germán se empezó a separar de mí y fue bajando por mi pecho, lamiéndome y succionando mis pezones, su lengua siguió recorriendo mi tableta de chocolate. Finalmente llego a mi polla, se metió la punta y succiono.

-          Ahhhh, como me gusta tu sabor, estaría comiéndomela todo el día.

-          Jajajajaja, cochino – dije sonriendo –

-          Contigo, mucho.

Siguió lamiendo la punta, hasta que empezó a tragársela, a la vez movía los dedos en mi culo hasta coordinarlos con el ritmo de la mamada. Uffffff yo estaba tan caliente, por lo que me hacía, porque era Germán quien lo hacía, que no se cuanto iba aguantar.

-          Aaaaaa, para por favor… o me corro, no quiero ya…

Dejo mi polla y mi culo y volvió a besarme, notaba el sabor de mi propia polla en su boca y eso me excitaba, le agarre del culo y lo empecé a subir hasta sentarlo sobre mi pecho y tener su miembro a la altura de mi cara, era el más bonito del mundo, le empezó a dar besos en la punta, haciendo que Germán se riera, note su sabor en mis labios, pase mi lengua, por toda la punta,  por el agujerito, por el frenillo, hasta metérmela en la boca, intente metérmela entera, pero no lo lograba, pero por mis huevos que lo iba a lograr.

Se puso de pie y yo me quede sentado, así sería más fácil. Empezó a entrar poco a poco, sentía que me ahogaba, pero por fin note sus pelos en mi nariz, y así empecé a sacarla y metérmela, ahora ya era más fácil, Germán acompaño los movimientos de mi cabeza con sus caderas, yo se la mamaba  y él me follaba la boca, era brutal, aunque alguna vez casi me ahogo. Estuve así un rato hasta que..

-          Germán, ven.

Me volví a tumbar y acerque su cara a la mía y nos besamos, unos besos preciosos, tenían pasión, pero también dulzura, ternura y todos los “ura” posibles.

-          Germán, quiero que me penetres ya, quiero sentirte dentro de mí.

-          ¿Cómo quieres hacerlo, mi amor?

-          Quiero verte la cara, quiero poder besarte.

Me dio unos besos y fue bajando sin dejar de besarme todo el cuerpo, levanto mis piernas y empezó a lamerme le agujero del culo, ya estaba un poco dilatado, pero Germán lo trabajo con su lengua y con sus dedos, ahhhhhh que placer sentía. Paro y se levanto, para ir al escritorio.

-          Germán espera…no…no quiero condón, quiero sentirte directamente en mi.

Vi como se le dibujaba una sonrisa

-          Vale, pero esto vendrá bien, no quiero hacerte pupa, además la encontré hace unos días.

Trajo un pequeño bote de crema lubricante, primero cogió un cojín y lo coloco bajo mi cadera, luego note como el lubricante se extendía por mi culo, haciéndome cosquillas, finalmente se lo coloco en su rabo. Subió mis piernas y las apoyo en sus hombros, note como su capullo se colocaba en mi ano. Yo puse las manos en mi culo y separe los cachetes.

-          Preparado mi grandullón

-          Nunca lo he estado tanto.

La polla de mi Germán, no era tan grande como la de Isaac o la de Alberto y lo preferí, la suya era la mejor, era perfecta, pero aun así me dolió un poco. Germán me acariciaba la cara, mi pecho y mi abdomen para relajarme, finalmente note que estaba del todo dentro de mí. Se doblo y acerco sus labios a los míos dándome unos dulces besos, mientras me acariciaba el pelo.

Sin separarse de mí empezó a bombear, y jodeeeeeer, era maravilloso, cada vez que me la metía hasta el fondo pensé que me iba a correr. Se separo y empezó a penetrarme con más fuerza, yo no podía parar de gemir, cada vez mas alto, de arquear mi espalda y de mover mis caderas, me estaba volviendo loco, mi polla estaba dura, y no paraba de escupir líquido, yo casi gritaba de placer.

Germán se acerco hacia mí y me beso, ahogando mis gritos pero no podía para de gemir. Sinceramente, no hay nada como que te besen con pasión, mientras te hacen el amor. Yo me estaba ahogando pero no podía sepárame de él, le rodee con mis brazos y le abrace con mucha fuerza, el abdomen de Germán, apretaba y frotaba mi rabo, no pude mas y me empecé a correr, sin ni siquiera haberme tocado, solo del placer que me proporcionaba Germán y de su roce contra mi polla. Mi semen se derramaba, por mi abdomen y el de Germán, apreté muy fuerte mi culo al correrme y eso hizo explotar a Germán, note como chorros semen caliente inundaban mis entrañas, que sensación más agradable, me sentía totalmente suyo y lo sentía totalmente mío.

Continuamos besándonos, con menos pasión, pero con el mismo amor, hasta que necesitamos aire. Germán me la saco poco a poco y note como su semen resbalaba fuera de mí, recostó su cabeza en mi hombre, y me acariciaba el pecho con sus dedos, notaba su corazón tan acelerado como el mío, respirábamos entrecortadamente.

-          Germán…. ha… ha sido….ha sido…

-          Si…. lo sé….

Estuvimos así, largo rato abrazados, sin hablar solo disfrutando del momento.

-          Germán, creo que nunca había sido tan feliz.

-          Ni yo tampoco, no entiendo como he podido esperar tanto tiempo solo por mi estúpida cabezonería.

-          Necesitabas tu tiempo, mi amor, pero al final tenias razón, el tiempo lo arregla todo, solo espero….

-          ¿Qué esperas grandullón?

-          Espero que con Oscar y Alberto ocurra lo mismo… y que Alberto me perdone.

-          Te perdonara y las cosas se arreglaran, lo sé, puede que tarde mas, puede que menos pero se arreglaran.

Le abrace con fuerza.

-          Ahora contigo a tu lado, todo parece más fácil

Comenzó a besarme el cuello y yo me estaba ya poniendo tontorrón de nuevo.

-          Germaaaan… mmmm

-          Dime

-          ¿¿¿¿ Estas cansado????

-          Para nada

-          Entonces…. ¿te gustaría… ehhh… volver a hacérmelo?

-          Vayaaaa, eres insaciable

-          Es que no me canso de ti.

Germán se lanzo sobre mí sin dejar de besarme.

Oscar

Mira que se que Isaac es rastrero mentiroso y le gusta torcer las cosas, lo que me dijo no podía ser verdad, pero ¿y si era verdad? eso quería decir que había sometido a Alberto, y que yo era el autentico culpable, por la cantidad de veces que había metido la pata.

Ese domingo no conté nada a Germán y Dani, bueno la verdad es que tampoco estuve mucho con ellos, solo un ratico después de comer. Yo me alegraba mucho por ellos, pensé que ahora querrían estar solo, ellos insistían que no, se que lo hacían por no dejarme solo, pero de todas formas, es que estaban todo el rato en plan empalagoso y me hacían subir el azúcar, y me daba envidia para que engañarnos, así que dedique la tarde a dar vueltas por los jardines, con el calor de finales de mayo.

Deseaba cruzarme con Alberto, para preguntarle, pero no lo vi y no me atreví a ir a buscarle a su habitación.

El lunes, por la mañana, lo vi en clase, pero ni me miro, así que al acabarlas le seguí. Como últimamente estaba muy solitario no creo que hubiera problema.

-          Albertoooo – le llame –

Se giro y me miro

-          ¿Qué pasa Oscar?

-          Ven

Le indique entrar en el baño

-          Oscar no sé si es buena…

-          Solo quiero hablar, por favor, concede me eso.

No le vi convencido, pero entro. El baño estaba vacío, pero aun así abrí los baños para asegurarme.

-          Alberto, te quiero preguntar una cosa….

-          Dime

-          Tu… tu…. ¿tu estas con Isaac?

Alberto me miro entornando los ojos, tuve miedo, de repente pensé que si era una mentira de Isaac, la podía estar cagando pero bien.

-          ¿Por qué piensas eso?

-          Porque me lo dio a entender Isaac

Note que presionaba los puños, y apretaba los dientes

-          Pues no, no estamos juntos  - uffff que descanso – solo me acuesto con él.

No, no, no, era lo que me temía, lo que había estado temiendo todo el fin de semana, es lo que me hizo a mí, exactamente lo que me hizo y ahora era Alberto el que sufría, lo mismo.

-          Alberto, no, no…. no eso no.

-          Oscar…tú y yo… ahora mismo… no… estamos juntos.

-          ¡¡¡¡ Joder Alberto!!!! eso no me importa, no soy tan tonto, se porque haces esto, conmigo lo hizo, no quiero que pases por lo mismo, no quiero que caigas en las redes de Isaac como lo hice yo.

-          Yo no soy como tú Oscar, sé muy bien lo que me hago

-          Nooooo, eso pensaba yo – caí de rodillas llorando y me abrace a él – por favor, déjame ayudarte, déjame hacerlo, como tú me ayudaste a mí, no quiero que te haga sufrir, no quiere verte sufrir por mi culpa

Para mi sorpresa no me aparto, si no que se agacho y también me abrazo, me abrazo con mucha fuerza.

-          Venga Oscar – dijo tranquilizándome – por favor no llores, se me rompe el corazón verte así, yo tampoco quiero que tu sufras, esa es la razón de todo.

-          Es culpa mía, todas mis meteduras de pata, todas las cosas que he hecho, lo… lo que te dije el otro día, lo siento, lo sientooooo.

-          Oscar, yo también lo siento, te dije cosas horribles, te juro que no volveré jamás a hablarte así.

-          Ni yo, es que… es que…

-          Shhhhh tranquilo, yo… yo lo siento mucho, porque te he perdonado, lo hice hace mucho… y lo que te dije no te lo merecías, no tenias la culpa.

-          Si que la tengo… soy tonto… el más tonto del mundo.

-          No, no lo eres, eres la persona más maravillosa del mundo, y no quiero que vuelvas a decir jamás, me oyes, jamás que esto es culpa tuya, es algo que he decidió yo y créeme que se porque lo hago y es lo mejor, porque no voy a permitir que te hagan más daño.

-          Alberto no… no quiero que sufras, no….

-          Escúchame bien Oscar a veces y hay que hacer cosas que no nos gustan, no solo por uno mismo, sino por los demás, por las personas que quieres, para que estén bien y a salvo. Por favor Oscar, yo sé lo que me hago, es por el bien de todos, y resistiré, se que lo hare, pero por favor confía en mí, solo te pido eso, y… y que me des algo de tiempo.

Se separo de mí, se levanto camino de la puerta

-          Alberto…

-          Oscar, ¿tu confías en mi?

-          Claro, siempre he confiado en ti, y nunca dejare de hacerlo

Me sonrió con esa sonrisa que solo sabe hacer Alberto.

-          Pues ahora necesito que confíes en mí más que nunca, créeme, estoy haciendo lo que debo hacer.

Cogió la puerta y se fue, me quede allí mirando al lugar donde había estado. Sé que Alberto es fuerte, pero caer en las manos de Isaac… no sabía qué hacer, necesito ayudarle. Me ha dicho que confíe en el, que sabe lo que se hace. Pero nadie sabe lo que se hace con Isaac.

Alberto

A las cinco como habíamos quedado, golpee la puerta e Isaac la abrió.

-          Ufff menos mal que estas ya aquí

Me agarro del jersey y me metió para adentro, cerró la puerta y empezó a besarme, pero yo lo separe de malas maneras dándole un fuerte empujón.

-          ¿Qué coño te pasa? – me pregunto, estaba más sorprendido que enfadado – ¿te olvidas quien marca las normas?

-          No, no me olvido, las marcas tu, mientras nuestro trato tenga validez, y en un trato las dos partes tienen que cumplir, yo lo he hecho, PERO TU NO.

-          ¿Cómo que no?

-          ¿Acaso no fuiste contándole a Oscar esto?

El enfado desapareció del rostro de Isaac, y se dibujo algo que… que no sabría describir, pero al poco su maldita sonrisa de suficiencia volvió a aparecer

-          Pero si era un favor, así dejara de consumirse por ti y tu dejaras de preocuparte por él

-          NO ME JODAS ISAAC, le has dejado fatal

-          A MI NO ME GRITES

-          ¿QUIEN ME LO IMPIDE? No te equivoques Isaac, yo no soy uno de tus tantos títeres, yo lo soy mientras cumplas, si incumples lo que hablamos, se rompe el trato.

-          ¿Sabes lo que eso significa?

-          La guerra

-          Te puedo hundir

-          Si estiras las cosas demasiado puedes al final hundirte tú.

Durante un momento, le vi dudar, sé que no le daba miedo empezar la guerra de nuevo, pero tenía la sensación que realmente no quería. Cuando habló su voz era dulce como la miel.

-          Venga Alberto – acaricio mi mejilla con el dorso de su mano – tienes razón, lo siento pero entiende, son hábitos de mucho tiempo, yo no quiero volver a la guerra, estoy mejor así.

-          Me engañaste

Me dio un beso increíblemente dulce, ¿cómo podía hacer eso una persona así? , sin embargo estaba sorprendido con la reacción de Isaac.

-          Cometí un error, lo siento, te prometo que no volverá a pasar, no me acercare a Oscar, no le hablare, no hablare nada con ninguno de ellos. ¿Mantenemos el trato por favor?

-          De acuerdo.

Llevo su mano a mi entrepierna

-          ¿Eres mío?

-          Soy tuyo

Me aparto de la puerta, y me llevo de la mano hasta la cama.

-          Y para demostrarte que no soy tan malo, te ayudare a que se te pase el mal trago y a que me perdones.

Se arrodillo delante mío y empezó a desabrocharme el pantalón, y me lo bajo junto a los calzoncillos, me sentó en la cama y se llevo mi polla a su boca. LA VIRGEEEEN, que bien lo hacia el cabrón, Isaac era una caja de sorpresas, su lengua se movía de forma magistral sobre mi polla, sobre mis huevos, para finalmente metérsela en la boca, ¡¡¡¡¡ y se la metió entera!!!!!

-          Joder que bien lo haces – no pude evitarlo, me salió solo  y me arrepentí al instante–

-          Es la polla más grande que me he comido, y sin duda la mejor

Siguió dedicándose a fondo, mientras con su manos acariciaba mis muslos y mis ingles, yo puse mi mano en su cabeza, por primera vez estaba disfrutando de verdad, porque el placer había ahogado totalmente a mi mente, hasta que note que estaba a punto de explotar

-          Aaaaaa, mmmmm no aguanto más….

Isaac aumento el ritmo, y cuando noto que me iba a correr, apretó sus labios contra mi capullo, tragándose hasta el último de mis trallazos. Siguió chupándola un poco, hasta que se separo.

-          Y sin duda la mejor lefa que he probado.

Fue subiendo hasta mi boca y me beso, ¡¡se lo había tragado!! Pero aun asi note el regusto a semen en su boca

-          Te ha gustado – me pregunto –

-          Me ha sorprendido – dije intentando mantener la compostura-

-          Jajajajaja, eres mío para lo que quiera, si quiero que me la chupes, me la chupas y si quiero chupártela, tú te dejas – seguía con su mano sobre mi polla y la acariciaba suavemente-

-          Soy tuyo, para lo que quieras.

-          Pero eso no quita que me guste que disfrutes. Y ahora quiero esto

Note como sus manos bajaban para apretarme las nalgas

-          Ya sabes que puedes hacer lo que quieras.

Levanto mis piernas y empezó a lamer mi culo. Normalmente, la peor parte era después, en el momento disfrutaba, no negare que Isaac era un excelente amante, pero después me sentía sucio conmigo mismo por disfrutar, pero en esta ocasión yo me acababa de descargar y no estaba nada excitado, por lo que no esperaba disfrutar, pero ya digo, Isaac era un experto y con su beso negro empecé a sentir un cosquilleo.

Se separo se quito la ropa, estaba ya totalmente empalmado, se puso un condón y se unto bien con lubricante, puso mis piernas en sus hombros, y note como empezaba a penetrarme. Mire la esclava de mi muñeca y el porqué hacia todo eso. Pensé en Oscar, me imagine que era Oscar, que era él quien me hacía el amor, eso lo hizo mucho más fácil, empecé a pajearme instintivamente, mientras Isaac me penetraba, pero en mi mente era mi Oscar, mi amor. Así acabe corriéndome de nuevo, haciéndolo Isaac poco después, y derrumbándose a mi lado.

-          Ufffff, no me canso de ti, eres increíble, has sido creado para follar – me decía –

-          Me lo tomare como un halago.

-          Lo es, lo es, por cierto, este viernes no hagas planes.

-          No tengo planes últimamente.

-          Mejor, quiero que vengas aquí, quiero pasar toda la noche follando contigo – agarro mi polla, ya tenía claro que el encantaba –

-          ¿Tengo opción?

-          Contando que hace un momento hemos decidido mantener el trato, no, no tienes opción.


Era ya la una de la madrugada, llevaba desde las 9 con esto, pero por fin había terminado, 516. Ayyyyy apague el ordenador y me tumbe en la cama.

Hoy Isaac, me había descolocado totalmente con su actitud, no me lo esperaba, pero por lo menos había ya encontrado la manera de hacer las cosas más fáciles, haciendo que ese placer que me daba Isaac me resultara menos culpable, pensando en esos momentos que era Oscar quien me lo proporcionaba.

Este viernes sentía que iba a ser difícil, era necesario, y después de esta semana estaba ya acostumbrado, pero eso no quitaría que fuera difícil. Mire la esclava de Oscar y pensé.

- Mientras tú sigas en mi mente, podre afrontar lo que sea.