Bachiller XXXI - Derrota

Cuando la guerra se prolonga hasta mas de lo indecible, la derrota no se plantea ya como una opción aceptable, se plantea como una opción deseable.

Llegamos al climax de la historia, estos últimos capítulos han ido subiendo hasta llegar aquí, a partir de ahora nos mantenemos en la cima hasta el final, pero los capítulos cambian sustancialmente respecto a los anteriores.

Estos últimos capítulos, me van a ser difíciles, es el final y claro estoy algo nervioso con la llegada del final y espero que salgan bien, yo me voy a esforzar al máximo para que queden bien, pero claro, eso supone que seguramente hasta el lunes no tenga el siguiente, pero de todos modos, sabéis que nunca os hago esperar mucho.

Muchas gracias a todos. Todos los que me leéis, todos los que me comentáis y todos los que me valoráis. Un fuerte abrazo para todos.


Alberto

Cogí el coche y corrí, corrí y corrí, primero por carretera saliendo de Sahú, luego por la autopista, de nuevo carretera y luego por un camino de cabras, quería huir, dejar toda la mierda atrás, y reconozco que conducir me ayuda a evadirme y contra mas rápido mejor. Finalmente paré a un lado del camino, junto a unos árboles.

Allí empecé a llorar con la cabeza apoyada en el volante, no había llorado en todo el rato pero allí los nervios estallaron y no pude mas, necesitaba desahogarme. Estaba terriblemente dolido, me dolían los golpes de Isaac, me dolía la traición de Daniel, me dolían las palabras de Oscar, sé que no las sentía, Germán me lo confirmo, y yo tampoco me había quedado corto soltando cosas que realmente no sentía, pero eso no quitaba que lo último que dijo Oscar fue como una puñalada, estaba al límite, no podía con mas golpes.

Abrí la guantera y cogí un paquete de tabaco, últimamente volvía a fumar algún que otro cigarro, y ahora lo necesitaba muchísimo. Salí del coche y ya más calmado, me tumbe en los asientos de atrás. Empecé a pensar. Unas palabras se repetían en mi cabeza:

“vencer o morir” “vencer o morir”

Las palabras estaban claras, Isaac no pararía hasta que uno de los dos cayera, y por primera vez en toda esta guerra estaba planteándome caer. Porque ya no podía más, no podía más, estaba tan agotado, que en muchos aspectos supondría una mejora.

La otra opción era vencer, pero ¿cómo?, cada vez lo veía una opción más lejana, más difícil e improbable.

¿Tan grave sería la derrota? ¿Tan difícil de soportar?

“De rodillas y suplicando”

¿Era lo único que quería Isaac? ¿Qué fuera ante él de rodillas?

-          Jajajajajaja

No pude evitar reírme con una risa amarga. Claro que con eso no le bastaba, le gustaba hacer suya a la gente que derrotaba, sojuzgarla y usarla como quería y tenía una pequeña sospecha de lo que pretendía Isaac, recuerdo su gesto cuando nos encontraron en los pasillos hace un par de meses, gesto que ha repetido esta tarde.

Uffff, sentí un escalofrío recorriéndome el cuerpo.

Derrota. He llegado al punto de que empiezo a plantearme seriamente si la derrota es aceptable, y cada vez siento más que lo es.

Victoria. Pero ¿cómo?, no veo la manera. “Conoce a tu enemigo”, si cada vez que me acerco a él, recibo un golpe peor aun.

Pagar el peso de la derrota tendría algunas compensaciones inmediatas, dejaría de recibir los golpes, pero lo más importante, dejarían de ser blanco de Isaac la gente que me quiere y a la que quiero. A Germán, le ataco con esa foto, a Daniel prácticamente lo tuvo que torturar con esa foto para que hiciera todo eso, ahora ya estoy calmado, y aunque estoy terriblemente enfadado con él, se que lo perdonare, se que Daniel no es malo, tuvo que estar bajo una presión terrible, pero Oscar, mi querido Oscar, lo quiero tanto, y sé que le atacara, lo atacara sin piedad, sería capaz de hacerlo polvo para que yo sufriera, ya que es con quien más daño me haría, e Isaac ha demostrado varias veces que es capaz de hacerlo, no, eso no lo permitiré jamás.

Eran casi las 0:00, debería volver al colegio.

Iba conduciendo de vuelta, y pensé en David y en su historia con Guillem, y me pregunte si David, habría pagado el precio de la derrota, ya no para estar con Guillem, si no simplemente, para verlo a salvo.

La respuesta no la dude ni un segundo: SI


El viernes me desperté tarde, no baje a comer, tenia comida en la habitación, además, no quería cruzarme con nadie, mi intención era enclaustrarme hasta el lunes, necesitaba pensar, pensar que iba a hacer, y me había propuesto que no pasaría este fin de semana sin tomar una decisión, en una dirección u otra.

Aceptar la derrota se me antojaba cada vez más fácil, estaba harto de golpes, y tenía miedo a que mis amigos sufrieran por mí. Porque la victoria, sigo sin saber cómo, “conoce a tu enemigo”, ¿¿¿¿Cómo????

Serian las siete de la tarde cuando recibí un whatsapp, era un número desconocida, pero por el mensaje podía hacerme una idea de quién era.

- Hola Albertito, ¿tenía razón o no?

- Cabrón, ni te atrevas a hablarme

- Vamos, vamos, encima que me preocupo por ti

- Lo único que te importa de mí, es pensar una nueva manera de joderme

- Jajajajaja, ¿y acaso eso no es que me importas?, jamás había dedicado tanto tiempo a una persona, siéntete halagado.

- Pues ya puedes seguir dedicando tiempo, lo tienes crudo

- Torres más altas han caído.

- Esta es muy alta

- Pero esta barrenada

- Estas muy seguro de ti mismo

- No me malinterpretes Albertito, eres el rival más duro que he encontrado, la mayoría se habrían hundido a la primera, todos a la segunda, pero tú has recibido mas y mas, y aguantas, eres admirables.

- Tu admiración me da asco

- Pero estas destinado a caer, hay muchos frentes que se pueden abrir, y ni alguien como tu puede cerrar tantas fugas.

- Jajajaja, ya has llegado al punto que poco más puedes hacer.

- Jajajaja, ahora eres tu el que estas muy seguro de ti mismo, no te equivoques, hay muchos posibles frentes, porque hay mucha gente que te importa. Porque te importan.

Me mando la famosa foto de Germán y Daniel, empecé a rabiar, no lo podía negar me importaban, hasta Daniel, a pesar de lo que había hecho, ahora que mi rabia había bajado, no quería que le hiciera sufrir.

- Te importa

¿¿¿¿Qué????? Me puse rojo de ira. Como se puede ser tan hijo de puta, me había mandado la foto de perfil de Facebook de mi amigo Cristian. Maldito cabrón.

- Te importa

No, no, no, no, Estela no, ESTELA NOOOOO. Me había mandado una foto de mi hermana, estaba con unas amigas en la puerta de la discoteca. La rabia se había tornado en miedo.

- Te importa, y mucho

Me mando una foto de Oscar estudiando en la biblioteca, sale tan guapo, mi Oscar, mi niño.

-          NOOOOOOOOOO

Cogí el móvil y lo tire contra la pared, el segundo móvil que me cargaba en 6 meses.

Esto no podía ser, la victoria no podía ser y si lo era, cuanta gente podía caer y sufrir en el camino. “Para obtener la victoria hay que rebajarse a su nivel”.  A veces aunque no sea una victoria, basta con rebajarse para conseguir una derrota honrosa,  pero Isaac no será clemente, aun así la derrota en ese momento era totalmente deseable, seria caer a sus pies suplicando, ser suyo, hacer todo lo que el quisiera, pero evitaría que le hicieran daño a toda la gente que me importa. La verdad que nunca me ha costado sacrificarme por los demás.

Eran un poco más de las ocho cuando lo vi claro, había tomado una decisión.

Daniel

Llevaba todo el viernes en la cama, con las mantas hasta la cabeza. Estaba tan deprimido por lo de ayer, no hacía más que dar vueltas a la cabeza. Lo enfadado que estaba Alberto conmigo, el odio que destilaban sus palabras, y la pelea que tuvo con Oscar, de la cual era yo el culpable, soy como una lacra. Debería desaparecer de este mundo, para dejar de ser una carga para los demás. Pero hacia un par de horas había recibido un mensaje que me había subido la moral, de la única persona que logra hacerlo.

No serian ni las nueve cuando llamaron a la puerta, cuando la abrí sonreí por primera vez en todo el día.

-          Germán, gracias por venir.

-          Qué remedio, voy de habitación en habitación, a veces me siento como un servicio de habitaciones.

-          No me lo merezco

-          Bueno, ya estas pagando por todo lo tuyo, además te prometí ser tu amigo.

-          ¿Ya soy tu amigo de nuevo?

-          Digamos que ya no me apetece darte un soplamocos cada vez que te veo.

Dibujo una pequeña sonrisa, eso por ahora me bastaba. Me tumbe en la cama de la que no me había movido de ella en todo el día.

-          Dani, creo… que deberías ducharte, hueles un poco a tigre, dúchate en un momento, abro un poco la ventana para que esto se ventile y preparare unos bocadillos para cenar.

Obedecí a Germán, la verdad que la ducha me sentó bien y… y me hacía falta. Allí pude aclarar un poco las ideas, pensé en Oscar y lo mal que estaría, en Alberto y lo mucho que debía odiarme, en Isaac y lo mucho que le odiaba, en el lunes, que tendría que volver al futbol, y lo duro que se me iba a hacer, ya estábamos en la segunda semana de mayo y los exámenes se acercaban. Pero estaba Germán, volvía a ser mi amigo, con él a mi lado me sentía más fuerte para enfrentarme a  todos los problemas.

Salí del baño, en bóxer solamente, vi como Germán me miro de arriba abajo, aunque no tardo en apartar los ojos. Eso me gusto y me quede así. Había preparado varios bocadillos y sacado bebida.

-          ¿Has estado con Oscar? – pregunte –

-          Si, ha sido el primero de la ronda de visitas

-          ¿Y como esta?

-          Mal, se siente fatal, se paso mucho, y se siente culpable, pero… creo que todos estos palos le han hecho más fuerte, sabe que Alberto le perdonara, y eso le ayuda y ya no se hunde como antes.

Yo me sentía igual de mal, la pelea de Alberto y Oscar fue por mi culpa, era yo quien debía haber recibido esos gritos de ambos.

-          Y… ¿Alberto?

-          Pues mal también, ayer estaba hecho polvo, por ti y por Oscar, mira si conozco a Alberto y creo que lo conozco, os perdonara, pero por ahora no, mejor dale tiempo, el pobre no puede más.

-          Estoy dispuesto a hacer lo que sea, cualquier cosa que me pida para que me perdone.

-          Creo que te perdonara, ayer estaba tan mal precisamente por eso, porque te quiere, lo mismo con Oscar. Aunque hoy…

-          ¿Hoy qué?

-          No sé, me ha parecido raro. Pensaba venir aquí más tarde, a las 10 o así, quería ver a Alberto, pero… cuando he ido a las 8:30, estaba raro, era… no sé, no era triste, tampoco alegre por supuesto, era… era como nervioso, alterado, muy raro, me ha dicho que ahora no podía hablar, ya el domingo o el lunes, era muy raro, pero…

-          ¿¿¿¿Pero qué?????

-          Le he notado algo en la mirada, como… no sé, ayer estuve una hora larga hablando con él y su cara era preocupación, rabia, dolor, era un poema, pero hoy… nada, era como si eso se hubiera ido y se hubiera vuelto una esfinge, no, mejor dicho, estaba como ido, muy raro de verdad, espero que este bien, luego le mandare un whatsapp, me ha dejado preocupado.

Comimos los bocadillos, y no seguimos por el tema, solo pensar que Alberto pudiera estar peor, me retorcía el corazón. Así que intente centrarme en otras cosas y no fue del todo dificil, no en vano era la primera vez desde hace una semana que estaba así, a solas, tranquilo y bien con Germán.

-          Germán mucha gracias por todo de verdad.

-          Venga, no te preocupes

-          Sí que lo hago, hace una semana, pensé que no ibas a volver ni a mirarme.

-          Bueno en ese momento yo también lo pensé, pero ya me vas conociendo y sabes que los enfados no me duran mucho.

-          Cuando me dijiste que… te daba asco pensé… pensé… que me moría.

-          Perdona Dani, pero estaba muy enfadado, en realidad… no lo sentía,  hable movido por la ira, no me das asco, no podrías dármelo nunca.

Sus últimas palabras fueron demasiado para mí. No lo pensé dos veces, me lance y le bese, tenerlo tan cerca siendo el Germán que tanto quería, el que se preocupaba por mi y no me odiaba, mi Germán, hizo que no pudiera evitarlo, pero… él sí.

-          Dani, ¿¿¿¿ qué haces????

-          Lo siento no he podido evitarlo

-          Será mejor que me vaya

-          NOOO, por favor no te vayas, no lo volveré a hacer, lo siento.

-          No es eso Dani, mira yo te he perdonado, pero…. pero me he quedado tocado, no siento lo que sentía por ti, porque en muchos aspectos te veo diferente, eso no lo puedo evitar, pero tampoco quiero que sufras, es mejor que me vaya.

-          No sufriré, te lo prometo, pero no te vayas.

-          Lo siento Dani

Me beso la frente y se marcho.

Me quede solo, tumbado en la cama de nuevo. Ahora sin Germán, todos mis problemas se cernieron de nuevo sobre mí, pero en ese momento mi mayor problema era Germán, estaba contento de volver a ser amigos, pero… pero tras besarle, la amistad me sabia a poco, bueno y antes también, quería amarle, quería tenerlo a mi lado siempre, demostrándole lo mucho que le quiero. Porque en una cosa tiene razón, soy diferente, ya no tengo ningún miedo a amarlo.

Aunque nunca se me ha dado bien, tenía que pensar.

Isaac

Me parece increíble que Alberto aguante tanto, nadie aguanta tanto mis embates, creo que la guerra más larga que he tenido ha sido de dos a lo sumo tres meses, mi guerra con Alberto dura ya un año, pero para que negarnos, un año de victorias, y el resultado se me antoja tan dulce, la espera no hace más que acrecentar el hambre, y estoy realmente hambriento, como nunca lo había estado.

Lo mejor será ir preparando nuevos frentes, jajajaja, para que voy a negarlo, me encanta la estrategia.

Estaba tumbado en la cama de mi habitación, era sábado, pero no iba a salir, ya que mañana teníamos el penúltimo partido de la temporada, aunque no me importaba mucho, había sido una mala temporada, además, yo tenía cosas más importantes de las que preocuparme, cosas que me motivaban mucho más que el futbol.

Serian sobre las seis de la tarde, pensé en mis nuevos ataques. Dani y Germán por ahora no, está todo muy reciente. Ese amigo suyo, Cristian, no se me antoja difícil actuar por ahí, por lo pronto, ya había logrado añadirlo como amigo en Facebook, con una cuenta falsa que uso a veces, pero necesito saber más de él, ahora los golpes han de ser más seguidos y certeros. ¿Estela?, la verdad es que es una muñequita preciosa, aunque claro, si es de la misma pasta de su hermano, y me da en la nariz que si,  jojojojojojojo, sería una guerra digna de verse, pero calma Isaac, la avaricia rompe el saco, lo más seguro será de nuevo Oscar, jajajajaja, el pobre es tan simple.

Si, un ataque contra Oscar, mientras voy sabiendo más de ese amigo de Alberto, será lo mejor, sin olvidar que aun tengo alguna carta que jugar con Dani, pero más adelante.

Ahhhhh, la recompensa, solo en pensar en la recompensa, me excito, un pude evitar recorrer con un dedo mi pecho e ir bajando poco a poco. Oscar, Dani, y todas esas otras simplonas a las que he puesto a mis pies, no son nada en comparación a Alberto, al principio sentí odio hacia él, pero ahora en absoluto, siento atracción y deseo, muchísimo deseo de poseerlo, y para qué negarlo, hasta cierto respeto, no se puede negar que lo merece. No será un trofeo, si no la joya de la corona, incomparable a ninguna.

Toc toc toc

Joder, quien viene a molestar, no soporto que me molesten cuando estoy cavilando. Me levante y abrí la puerta. No me lo podía creer, mi corazón se acelero. Note como una agradable sensación recorrió todo mi cuerpo.

-          Vaya, vaya , vaya

-          ¿Puedo pasar?

-          Adelante.

Alberto entro en la habitación, todo mi cuerpo era presa de una terrible excitación, no lo podía negar, me ocurría cada vez que me encontraba con él, pero aun así estaba alerta, las presas fuertes se revuelven antes de rendirse, así que lo disimule, le note una expresión de cansancio extremo en su rostro.

-          Bueno ¿a qué se debe tu visita?

-          Quiero hablar contigo – su voz era queda -

-          ¿De que si se puede saber? – me senté en la cama –

-          ¿Di… dijiste suplicando y… de rodillas?

-          Exacto

Alberto cayó sobre sus rodillas apoyo sus manos en el suelo, sus ojos se veían húmedos, pero no derramo ninguna lagrima, su rostro transmitía total crispación y agotamiento, que humillante debía ser para alguien de su talla, acabar en esta situación, aaaaaaaa, era sin duda el momento más dulce de toda mi vida.

-          Isaac por favor, para ya, no puedo más, no puedo maaaaas, deja de destrozarme, deja en paz a mis amigos, a mi gente, para yaaaa, por favor, BASTAAA YAAAA

Arrrrrffffff, no lo podía creer, hace unos minutos fantaseaba con este momento, y ahora estaba aquí, hecho realidad. La mayor victoria que he tenido, y la mejor recompensa que uno puede imaginar. Estaba nervioso, más de lo que había estado nunca, la satisfacción, la excitación y el deseo me envolvían, tuve que hacer acopio de mis fuerzas para disimularlo.

-          Bien, yo puedo parar, pero… ¿tú que harás?

-          Lo que seaaaa…. hare lo que sea, pero para ya, no puedo más.

No dije nada, pero me acerque a él, pase mi mano por su mejilla, era guapísimo, sus ojos verdes eran preciosos, me había fijado mucho antes de que todo esto empezara.

-          ¿Serás mío?

Alberto me miro, sus ojos desprendían suplica y derrota, pero el orgullo también estaba allí, uffff, tener a un enemigo destrozado era embriagador, pero tener a uno que aún conservaba su orgullo, que era consciente de lo que esto suponía, ¡¡¡¡ERA LA HOSTIA!!!!

Cerró los ojos, tomo aire y trago saliva.

-          Seré tuyo

Lleve, mi dedo a sus labios eran preciosos también, introduje un poco el dedo entre ellos. Alberto entendió perfectamente, separó su dientes y acaricie su lengua con mi dedo, aaaaaaa, se me puso como una piedra solo con eso.

Me separe y me tumbe en la cama

-          Levántate – lo hizo- y quítate la ropa, pero despacio

-          ¿Quieres regodearte? – su mirada mostraba muchísimo desprecio hacia mi-

-          Quiero disfrutar de lo que he ganado.

Empezó a desnudarse, lentamente como le pedí, me miraba, no bajó la mirada ni un momento, que diferencia con todos los mindundis contra los que había luchado. Era embriagador tenerlo bajo mi control, como lo iba a disfrutar, y también le iba a dar todo el placer del que fuera capaz, no se merece menos, además, sé lo que le supondrá que le haga gozar alguien a quien desprecia.

DIOOOOOOOS, ni Escipión en Zama, ni Alejandro en Gaugamela, ni Cesar en Alesia, debieron disfrutar tanto como yo en este momento.

Se quito, el jersey, luego la corbata. Empezó a desabrocharse la camisa lentamente hasta quitársela, era increíble, era… era perfecto, se le marcaban perfectamente los pectorales, los abdominales, los bíceps, pero no eran exagerados ninguno de ellos, eran... perfectos. Se quito los zapatos y los calcetines, se desabrocho el cinturón y los pantalones, se los quito, menudas piernas, se notaba que iba a correr, eran torneadas, con unos fuertes muslos al igual que los gemelos. Por último, empezó a bajarse el bóxer…

¡¡¡¡¡ Coño!!!!! Esto sí que no me lo esperaba. Menudo rabo, y eso que estaba en reposo, alzado debía ser impresionante, además, no solo era grande, sino bonito, al igual que sus huevos, formaban un conjunto perfecto. Normalmente con los chicos, no me centraba en su rabo, era una parte de ellos que ignoraba un poco, pero es que este…. uffff me acorde de la noche con Oscar, ¡¡¡¡ jodeeeeeeeer!!!! , como me lo iba a pasar.

-          Da una vuelta completa – logre modular perfectamente mi voz, para que no notara mi emoción y mi excitación-

Se giro, su espalda marcaba también su musculatura y su culo era imponente, redondito, firme y grande, realmente creo que se parecía al mío, pero era su rabo lo que más me había impresionado, creo que la única vez que veía a un ejemplar humano tan perfecto en todos los aspectos es cuando me miraba en el espejo.

Me levante y me acerque hacia él, iba directamente a agarrar esa polla que tanto me había impresionado.

-          Espera – dijo de pronto -

-          ¿Cómo?

-          Tenemos un trato ¿no?

-          ¿Un trato?

-          No te equivoques conmigo Isaac. Yo no te tengo miedo, como Oscar o como Daniel, yo no soy como las tontas a las que les has hecho esto, me he rendido, te he suplicado, soy tuyo, pero con condiciones, lo hago por algo.

-          ¿Que algo?

-          Quiero que los dejes en paz, a todos.  A Daniel, a Germán, a Cristian, a mi hermana, a Oscar y a cualquier persona que me importe, si tu cumples, yo cumplo, seré completamente tuyo.

Tenía razón, no era ninguno de los estúpidos a los que había derrotado anteriormente, y aunque los disfrutaba al máximo, al final, acababan tan anulados que resultaban aburridos. Alberto no, se rendía como un enemigo agotado, pero no quebrado, aceptaría todo lo que le pidiera y sin embargo, seria consciente de su humillación, porque su orgullo estaría intacto. Eso lejos de enfadarme, me excito aun más. Acerque mi boca a la suya.

-          Trato hecho

Alberto

El roce de mis labios con los de Isaac me produjo un escalofrió de repulsión, sin embargo, es la única opción posible, o por lo menos la única que se me había ocurrido, no tenía más remedio que aguantar y resistir, había tomado una decisión y cuando hago eso, nunca me echo para atrás.

Debía intentar que fuera lo más fácil posible, cerré los ojos y pensé en Oscar, eso lo hizo mas fácil, y… no podía negarlo, Isaac besaba bien, era un hijo de puta de la peor especie, pero sin embargo sabía lo que hacía, y sabia como hacerlo. Cuando alguien inicia un viaje difícil, ha de intentar agarrarse a todas las ventajas posibles. Con una mano, agarraba mis nalgas y con otra mi polla. La empezó a masajear suavemente, mientras que con su pulgar acariciaba mi capullo, haciendo que empezara a crecer. No se me paso por alto que le había sorprendido, lo note en su mirada, tal vez en algún punto tuviera un poco de control y pudiera hacer las cosas mas fáciles, aunque no me hacia demasiadas ilusiones.

-          Uffff, me encantas, quiero verte la polla totalmente dura, ahora es mía.

Dejo de agarrarme las nalgas, sus dedos empezaron a moverse de arriba abajo por mi raja, hasta que al final se detuvo en mi ano y empezó a acariciarlo con suaves movimientos circulares.

-          Y esto, también es mío.

-          Soy todo tuyo, puedes hacer conmigo lo que quieras.

-          Descuida, lo hare.

Se separo de mi y se quito la camiseta, se bajo pantalones y los calzoncillos y se quedo totalmente desnudo ante mí.

Odiaba a Isaac con toda mi alma, pero no era ni ciego ni mentiroso, era un chico impresionante, era muy muy guapo, su cuerpo totalmente definido y musculado, prácticamente como yo, aunque yo tenía algo más de espaldas y mi rabo era más grande pero el suyo era también de muy buenas proporciones, un conjunto impresionante, para que negarlo.

No podía comprender esa diferencia de Isaac por fuera y por dentro, aunque claro, se que esa belleza la usa para sus perversos planes, así que es una belleza degradada al fin y al cabo.

-          Arrodíllate y chúpamela.

Obedecí y me arrodille quedando delante de su polla. Hacía tiempo que no lo hacía, pero me di maña, siempre se me ha dado bien, tenía que dejarle contento si quería que las cosas fueran bien. La tenia completamente dura, lo que lo haría más fácil, empecé por su capullo. Note que se había debido duchar hace poco, bueno por lo menos es una persona limpia, aun así rezumaba mucho liquido preseminal, otra muestra de que estaba muy excitado y puede que todo fuera mas rápido. Fui metiéndomela poco a poco hasta llegar a la mitad mientras trabajaba con mi lengua, por sus jadeos note que iba bien. Al poco me dijo que me quedara quieto y que mantuviera la boca abierta. Empezó a follarme la boca, y en contra de lo esperado, lo hizo con absoluta suavidad y lentamente, sin meterla hasta el fondo, haciéndomelo lo más cómodo posible. Tras estar un rato así, paro e hizo levantarme para volverme a besar esta vez mas apasionadamente, mientras me rodeaba con sus brazos,  apretando su pecho contra el mío, y rozando su polla contra la mía, que aunque no tan dura como la suya, tampoco estaba flácida.

-          Ahora, ponte a cuatro patas en la cama

Notaba la excitación creciente en su voz, volví a obedecer, mientras él se colocaba detrás de mí.

-          Por los cielos, esto es una maravilla.

Empezó lamiéndome las nalgas, acompañándolo de suaves mordidas y de algunos besos. Tras esto, fue directo a lamerme el agujero del culo y a pesar de mis reticencias y por mucho que me desagradara, no pude evitar un cosquilleo de placer, el cabrón sabía lo que hacía, y lo peor, es que lo hacía terriblemente bien, lo recorría completamente con su lengua, y de vez en cuando aplicaba una ligera presión.

Tras un rato trabajándome con su lengua, empezó a meter un dedo muy suavemente, yo me relaje para que fuera más fácil, pero la verdad es que lo hacía con muchísima delicadeza.

-          Joder que prieto lo tienes, esto será increíble. ¿te la han metido alguna vez?

-          ¿Eso importa?

-          No, la verdad es que no.

-          Pues ya esta

Yo intentaba mantenerme firme, pero mi cuerpo me traicionaba en algunos momentos y eso no me gustaba. Isaac sabía perfectamente donde tocar, y el placer empezó a extenderse. Metió un segundo dedo, también con suavidad pero con firmeza. Estaba empezando a calentarme, pero no quería darle el gusto de saber que me estaba dando placer, así que mi boca permaneció sellada.

-          Uffff, no aguanto más.

Vi como iba a un cajón, sacaba un condón y ¿lubricante?

-          Vaya, no esperaba tanta consideración por tu parte

Se acerco a mi cara y me beso de nuevo.

-          No soy ningún animal, te prometo que tendré mucho cuidado, además, quiero que también disfrutes

Maldito cabrón, como siempre, hasta sus palabras dulces son amargas, quería que disfrutara, por eso toda esa maña, sabía que hacerme disfrutar, para mí sería peor que algo totalmente mecánico.

Note el frio del lubricante en mi culo, y como volvían a entrar dos dedos en él, esta vez con suma facilidad. Tras un momento me los saco e Isaac coloco la punta de su polla en mi entrada.

-          Ahora, no quiero que olvides quien te va a follar, y quien te va a hacer gemir de placer.

Hijo de puta, quería humillarme, pero no me iba a romper, no me iba a quebrar, lo que conseguía, compensaba con mucho el sacrificio.

Como hasta ahora, volvió a ser delicado, su polla fue entrando poco a poco, me dolía, solo me había penetrado Oscar y la suya era más pequeña, y de eso habia pasado casi medio año, pero ya digo, Isaac lo hizo con muchísimo cuidado, dándome suaves caricias por la espalda mientras me penetraba, ¡¡¡¡joder!!!! , maldita falsa delicadeza, casi hubiera preferido que la metiera de un golpe y ya. Finalmente entro del todo, y tras unos instantes empezó a bombear, lento al principio, pero luego fue pillando velocidad.

Mi mente se negaba a disfrutar, de hecho me asqueaba profundamente, pero mi cuerpo empezó a actuar por su cuenta, el placer y el calor, se extendía por mi cuerpo, mantenía los labios apretados, no quería emitir ningún sonido, pero Isaac tenía sus propios planes.

Agarro mi polla que estaba también dura y comento a pajearme, joder, mi cuerpo ya mandaba sobre mi mente. A pesar de mantener mis labios sellados, mi respiración me traicionaba, el maldito follaba estupendamente. Note que probaba distintas velocidades y distintos movimientos, el cabrón estaba buscando cual me gustaba, yo no quería darle el gusto, pero cuando me la hundía hasta el fondo y la dejaba allí, apretando su cadera contra mi culo, no podía evitar un fuerte suspiro de placer a pesar de mantener mi boca cerrada, así que lo hizo varias veces, “torturándome” con ello. Mi cuerpo comenzó a cubrirse de sudor.

Volvió a su ritmo anterior aumentando a la vez la velocidad de la paja. Llevábamos un rato así, cuando note que no podía más, me iba a correr, era lo que más deseaba, ya que quería que acabara todo, dejar de disfrutar. Sentí como me estremecía y comencé a derramarme, Isaac coloco su mano en mi capullo, recogiendo la mayor parte de mi semen en su mano, y note como comenzó a extenderlo por mi espalda, eso le debió ponerlo a cien, porque aumento sus embestidas, se iba a correr también, saco su polla de mi culo, se quito el condón, y comenzó a correrse en mi espalda, mientras jadeaba sin parar.

Que pasada, sus primeros trallazos llegaron hasta mi nuca, y el resto por toda mi espalda.

Isaac se derrumbo sobre mí, notando como su pecho se quedaba pegado a mi espalda, con la mezcla de sudor y de semen.

Yo me derrumbe también en la cama bajo su peso, mientras me besaba el cuello, mi excitación se estaba yendo rápidamente, y sus besos los sentía como cuchillas.

Finalmente se tumbo a mi lado.

-          Jodeeer, un polvo de película, no me extraña que a Oscar lo volvieras loco.

Oírle nombrar a Oscar, me dio unas terribles ganas de estrangularlo.

-          Uffff, normalmente me suelo cansar de mis juguetes, pero creo que contigo, no me cansare en mucho tiempo.

-          Bueno, estás en tu derecho, soy tuyo.

-          Me alegra que aprendas rápido, de hecho ¿sabes que me estoy planteando cuando acabemos aquí ir a estudiar a tu ciudad? Podremos divertirnos mucho.

Mi sangre empezó a arder de rabia, este cabrón pretendía tenerme atado mucho tiempo, como se puede ser tan desalmado.

-          Por cierto, he pensado, que yo cumpliré mi parte del trato, pero por seguridad, aléjate de los amiguitos que hemos hablado.

-          No voy a alejarme de mi hermana.

-          No por Dios, jamás te pediría eso, es una muñequita adorable, la verdad que lo mejor del mundo se concentro en vosotros dos, me refería más a tu panda del colegio.

-          No me alejare completamente, la gente podría sospechar.

-          Jajajajaja, de verdad Alberto, eres perfecto, estas como un queso y tienes cabeza, nos vamos a llevar muy bien.

Volvió a besarme, creo que eso era lo que más me desagradaba, ¿por qué tenía que besarme? ¿no podíamos follar y ya?

Poco después me vestí y me fui a mi habitación, notaba como se me pegaba toda la camisa a la espalda, cuando llegue lo primero que hice fue darme una ducha, me sentía, sucio, asqueado y humillado, a pesar de saber que estaba haciendo lo correcto, pero lo peor de todo había sido, el placer, había disfrutado, no como con Oscar claro, pero que había disfrutado, eso era algo innegable y aunque por un lado podía servir para hacer las cosas más fáciles, me desagradaba muchísimo.

Salí de la ducha y me mire al espejo, es posible que me sintiera asqueado y humillado, pero en absoluto me sentía roto, quebrado o hundido, es más, estaba seguro de mi mismo y me sentía fuerte, como hacía tiempo que no me sentía. El primer paso es siempre el más difícil y lo había soportado. Me quede mirando la esclava que me regalo Oscar, sabia porque lo hacía todo e iba a resistir lo que hiciera falta y más. Esto solo acababa de comenzar

Germán

Estaba llegando a la habitación de Alberto

Ayer no lo vi en todo el día, a pesar de mandarle varios whatsapp, hasta que me contesto ya por la noche, para que me pasara por su habitación hoy domingo por la mañana.

A mí me tenia preocupado desde que pase a verlo es viernes, no me gusto su cara, algo le pasaba, algo raro, llegue a pensar que… que se le había ido la cabeza, lo peor era Oscar, que me estuvo todo el sábado preguntando y yo sin saber que decirle, espero esta tarde poder contarle algo y que se quede más tranquilo.

Así que hoy justo después de desayunar y de dejar a las almas en pena de Oscar y Dani, me he venido corriendo a su habitación, llame a la puerta y no tardo ni un segundo en abrirme.

-          Hola Germán pasa por favor

Me senté en la cama, ya no tenía esa cara extraña del viernes por la noche, ni tampoco lo veía hundido como el jueves, simplemente estaba serio.

-          ¿Quieres tomar algo?

-          Gracias Alberto, acabo de desayunar

-          Casi mejor será que nos tomemos algo mientras hablamos, te lo aseguro.

Sacó dos coca-colas, las palabras que había dicho no me gustaron nada.

-          Escucha, si he decidió hablar contigo Germán, es porque eres una de las personas más inteligentes que conozco, también leal y de las más discretas, bueno y sobretodo eres de mis mejores amigos, por eso quiero que me prometas, que no se lo contaras a nadie, absolutamente a nadie lo que te voy a decir

-          Me estas empezando a preocupar bastante.

-          Prométemelo

-          Vale te lo prometo

-          Lo… lo que te voy a contar, creo que te va a parecer una locura y creo que te vas a enfadar conmigo.

-          Me estas preocupando cada vez más, si ya tú crees eso, me parece que sí, que me voy a cabrear.

-          Yo se que si, pero también te pido que seas comprensivo, te aseguro que no es algo que haya hecho a lo loco, ha sido meditado, pero aun asi, sé que cuando te lo cuente, me dirás que no lo haga, por eso lo empecé ayer, para no poderme echar atrás cuando hablara contigo.

-          Y si ya está hecho lo que hayas hecho, y te diga lo que te diga no lo voy a poder cambiar, ¿por qué quieres contármelo Alberto?

-          Porque necesito tu ayuda Germán, necesito que me ayudes con Oscar.