Bachiller XXVII - Mala hierba

Cuando se planta la semilla de algo malo, aunque parezca que ya no esta, sigue dando malas hierbas, a no ser que se extirpe de raiz

Buenas a todos

Llegamos a la recta final, con este quedan ya solo 8 capítulos y empezamos una montaña rusa en la que todo empieza a precipitarse.

Ya sé que me decís, que no hace falta, pero yo lo aviso, en este capítulo no hay sexo, pero d ningún tipo, aun así es importante, porque empieza aquí el climax de la historia.

Quería comentar una cosa que me han hablado por mail, ha habido gente que me ha añadido al facebook, yo no es que no quiera añadir a nadie, simplemente que ni siquiera entro llevo sin entrar casi tres años, así que si alguien me añade, y no lo acepto, no es por nada, es que no entro.

Y por ultimo gracias a todos por vuestros comentarios, valoraciones y mails.


Alberto

A las cuatro puntual llamaron a la puerta, cuando abrí allí estaba Oscar sonriendo, yo no pude evitar sonreírle también, pero una desazón me recorría por dentro.

Cuando cerramos la puerta me dio un fuerte abrazo que correspondí, se sentó en la cama y yo me puse frente a él, en una silla.

-          Bueno ya venido como me has dicho, ¿Qué vamos a hacer?

Le veia muy contento, y me daba pena estropear el momento pero tenía que hacerlo, necesitaba comprobar si podía confiar en él.

-          Necesito hacerte una pregunta

-          Dispara

-          ¿Quién es Marcos?

Joder, porque no sabe disimular un poco, su cara ya me ha confirmado que toda la conversación es cierta.

-          ¿Quién?

-          Marcos

-          Yo … no se dé que me hablas

Maldita sea, a tomar por el culo, le doy la oportunidad de volver a confiar en él, y me está mintiendo en toda mi cara.

-          Mierda Oscar, no me mientas en todos los morros.

-          No… yo no…

-          Te lo recuerdo yo si quieres, un chico estupendo que conociste en vacaciones, pasaste muy buena Nochevieja, ¿quieres más datos o ya te acuerdas?

-          ¿Cómo sabes eso?

-          ¿Es cierto o no?

-          Bueno si, lo conocí en Nochevieja pero nada más.

-          ¿Nada más?

-          Nada mas

-          Y el estupendo día que pasasteis juntos y sobretodo – estaba tomando ya un toque entre irónico y  muy cabreado – la noche

-          No…. No paso nada, de nada.

-          Entonces porque quería repetirlo

Se levanto, esta vez note también un poco de enfado en su voz

-          Pero ¿cómo sabes tú  todo eso?

-          Lo sé y eso basta y por lo que veo es todo verdad, la cuestión es porque me mientes sin parar.

-          No te miento

-          SI LO HACES – ya estaba cabreadísimo – me dijiste que no estuviste con nadie, me…

-          Espera, tú me dijiste que si estaba con alguien, y yo no estaba con nadie, esto no fue nada.

-          Venga Oscar no me jodas, ¿por qué si no te conté yo lo de Noche vieja? esperaba que contaras si había pasado algo, y aunque no lo pensara, viendo que lo que quería era volver a confiar en ti podrías habérmelo contado.

-          Pero puedes confiar en mí – su voz estaba pasando de estar enfadad a nerviosa, pero no me importo, estaba muy cabreado-

-          ¿¿¿Confiar en ti??? Me ocultas cosas y me mientes, en mi propia cara, eso ha sido lo peor,  mientes una y otra vez, y ¿pretendes que confíe en ti?

-          Nooo, yo no quería… - me fije que estaba a punto de llorar –  me puse nervioso, tenía miedo de cagarla, no…

-          Y con esto la has cagado de verdad.

-          Perdóname, no significo nada…

-          Eso me da igual, no estábamos juntos, no tengo, nada que reprocharte.

-          ENTONCES CUAL ES EL PROBLEMA, NO SIGNIFICO NADA

-          Oscar – estaba cabreadísimo, pero respire hondo y hable con voz serena - no sé si tu eres tonto, o además de mentirme, te ríes en mi cara, te explique y te lo acabo de repetir, que el problema es que mi confianza en ti estaba rota, que no sabía si fiarme de ti, me he arriesgado, y que encuentro, mentiras, mentiras y mas mentiras.

-          Perdóname, nunca más, nunca más te lo juro.

-          Déjalo, ahora mismo no me puedo creer nada, absolutamente nada de lo que me digas, en unos minutos te acabas de cargar todo de nuevo.

-          No por favor…

Quería dejar esto en este punto, si no iba a perder los estribos y no quería que fuera a mas.

-          Oscar, vete.

-          Alberto por favor.

-          Oscar - abrí la puerta – Vete, por favor.

Cuando salió por la puerta yo me quede en ella apoyado, lleve mis manos a mis sienes, me picaban los ojos, me sentía apaleado de nuevo. Si me lo hubiera contado entonces, incluso si me lo hubiera reconocido ahora en el momento, pero no me mintió y me mintió.

Esto no iba a ninguna parte, me estaba agotando. Pero no podía permitirlo, es lo que quiere Isaac, verme hundido, pero no le voy a dar ese gustazo, tengo que empezar a pensar en algo, le voy a destrozar, pero… ¿cómo voy a soportar sus golpes? Si es que Oscar le hace la mitad del trabajo.

Oscar

El camino hasta la habitación se me hizo eterno, unas lagrimas rodaron por mis mejillas y mi cabeza estaba totalmente embotada ¿cómo se habían estropeado las cosas de esa manera? y ¿cómo Alberto sabia todo eso?

Llegue a la habitación pero no quería estar solo, así que golpee la puerta del baño.

-          ¿¿¿¿Germán????

Estar, estaba porque se oía ruidos

-          Germán ¿estás?

Finalmente me abrió, llevaba el pelo un poco revuelto, la camisa por fuera y el jersey arrugado.

-          Que quieres – dijo un poco molesto, aunque su expresión cambio en seguida – Oscar, ¿qué te pasa?

-          La he cagado Germán

Entorno lo ojos y me miro inquisitivo

-          ¿Otra vez? Por Dios, venga pasa.

Cuando entre encontré la explicación al estado de Germán, Dani estaba sentado en la cama, también llevaba el jersey arrugado.

-          Vaya, lo siento, no… mejor vuelvo en otro…

-          No te preocupes, Oscar – dijo Dani y se acerco hacia mí – ¿qué te pasa pequeñajo?

-          La he cagado con Alberto, otra vez, por ser gilipollas, un imbécil, un…

-          Vamos – dijo Germen – ya he captado lo que quieres decir, a ver cuenta

Les conté toda la historia, Dani se le iba ensombreciendo el rostro y Germán, note que se ponía rojo y su gesto se crispaba

-          Oscar, eres mi mejor amigo y te quiera mucho, pero de verdad no tienes remedio.

-          ¿Qué?

-          Que eres idiota ¿Cómo no se lo contaste?

-          La verdad es que no le di importancia, además, tenía miedo de que se enfadara.

-          Tú y tus puñeteros miedos, pero a ver, si él te conto lo que hizo ¿no crees que en el fondo esperaba lo mismo por tu parte? Y para rematar mentirle en la cara, duda de ti, y le mientes en la cara, jodeeer, si ya viste que sabía lo de Marcos, ¿para qué coño mientes?

-          No sé, no sé – me estaba de nuevo a punto de llorar- me lo soltó así de golpe, me puse muy nervioso y…

-          Y mentiste por inercia, Oscar has pillado en los últimos tiempos una mala costumbre, de mentir y ocultar todo.

No sabía que decir, tenía toda la razón, pero estaba muy deprimido para pensarlo fríamente, justo ahora que las cosas parecían a punto de arreglarse, zasca, se van por el váter.

-          Y… y ahora ¿qué puedo hacer?

-          Nada, la pelota está en el campo de Alberto y será él quien decida, cómo y cuando, si lo decide, pero estaría bien que te vuelvas un poco más sincero.

Mi expresión se dibujo más triste, Germán lo noto y me paso la mano por el hombro

-          Pero sinceramente, estoy seguro que volveréis, Alberto te quiere, te quiere con locura, habías avanzado mucho y esto simplemente es un paso atrás, ha sido sal en la herida que aunque atenuada, seguía abierta, lo que tienes que hacer, es demostrarle que tu también lo quieres, demostrarle que puede confiar en ti, y por tu padre te lo pido, no le mientas mas.

-          Pero… pero… si yo no quiero mentirle, pero esto es que… no se me parece exagerado por su parte, yo ni siquiera le conté como una mentira.

-          Pero te tienes que poner en su lugar, tal vez en otras circunstancias, tendrías razón, pero ten en cuenta, que esto es un ataque justo en el punto donde más dolido esta Alberto, y leches cuando lo has negado en su cara sí que le has mentido Oscar.

Germán tenía razón, como siempre, pero había otra cosa que me estaba rondando por la cabeza.

-          Lo que no se es como se ha podido enterar, lo sabía todo, no solo lo de Nochevieja, si no lo del finde siguiente, eso solo lo sabías tú.

Germán, se puso de pie y me miro con los ojos entornados

-          No pensaras que yo se lo dije

-          ¿Estás tonto o qué?, claro que no, confió en ti más que en nadie, por eso no entiendo nada.

Se hizo el silencio, yo estaba dándole vueltas, Dani se mantenía callado, pero Germán hablo casi al instante

-          Bueno – dijo Germán – yo creo que está claro él quien, pero lo que no tengo ni idea es el cómo.

-          ¿Quién?

-          Joder Oscar, piensa un poco por una vez, ¿quien lleva jodiendo tu relación con Alberto desde hace casi un año?

-          ¿Isaac?

-          Bingo, aunque creo que a ti ahora te usa para joder a Alberto, si te fijas los golpes los recibe el.

No lo había pensado así, pensé que Isaac quería joderme, pero la reflexión de Germán tenía sentido, Isaac me había jodido, pero en ningún momento había intentado recuperarme o que volviera a él, me di cuenta de que no era más que un peón.

-          Pero ¿por qué quiere joder a Alberto? y ¿como podía saber todo esto?

-          Lo primero, sospecho que cuando le pego, tenga algo que ver, Isaac no es persona que deje pasar cosas así, lo segundo, no tengo ni idea, dime ¿colgaste algo sospechoso en el facebook o en la red del colegio?

-          ¡¡¡¡¡Pero cómo voy a poner nada de eso!!!!!

-          Oscar, permíteme pensar cualquier cosa ya de ti.

-          Pues no hijo no, ni deje ninguna pista por ningún lado, el único sitio que hablábamos era por whatsapp

-          Y en el móvil ¿tienes las conversaciones con ese chico?

-          Ehhhhh, bueno si, nunca… nunca borro nada

-          Ayyyyy Oscar, si eres un mentiroso, encima no dejes pistas. A ver, estoy pensando, puede… que no sea Isaac. Vamos a ver, sé que no pega con él, pero ¿es posible que Alberto viera tu móvil?

-          Sí, pero…. no, imposible, la única vez fue en tu cumpleaños y esto tendría que haber sido entre hoy y ayer. Ayer por la tarde todo estaba bien, y hoy….

-          Vale pues entonces habrá que volver a Isaac, ¿hay alguna manera de que haya conseguido tu móvil?

-          Imposible, siempre lo llevo conmigo.

-          Haz memoria Oscar

Yo intente hacer memoria en mi embotada cabeza, no recordaba ningún momento en que mi móvil, se saliera de mis manos, nada, aunque, bueno es un tontería.

-          Recuerdo algo pero es imposible

-          ¿El qué?

-          En tu cumpleaños debí perder mi móvil, una chica lo había encontrado en el suelo junto a mí y me pregunto si era el mío, yo no me había dado ni cuenta, puede que se me hubiera caído hacia un minuto.

-          ¿Conocías a la chica?

-          No, para nada.

-          Bueno, me parece una teoría muy endeble, además supongo que lo tendrías bloqueado ¿no?

Yo me puse rojo como un tomate.

-          Oscar, dime que lo tenias bloqueado por favor

-          Si estaba bloqueado, pero…. bueno que…. Yo lo desbloquee mil veces delante de Isaac, cuando, bueno cuando yo estaba….

-          ¿Y no cambiaste el código?

-          Claro que no, no podía imaginarme que fuera tan sumamente rebuscado.

-          Tienes razón, yo tampoco, es mas la teoría esta me sigue pareciendo increíblemente rebuscada, pero es que ya de Isaac, me puedo creer cualquier cosa.

Ufff, esto ya me estaba superando, el embotamiento de mi cabeza se estaba convirtiendo en un terrible dolor.

-          Chicos me duele un poco la cabeza, creo que me voy a ir a descansar un rato.

-          Venga pues, ya verás como cuando te despiertes tendrás la cabeza más aclarada.

Me tumbe sobre la cama, y pensé en todo lo ocurrido estaba deprimido, enojado y asustado.

Deprimido por que lo de Alberto y yo se había vuelto a ir por el váter, enojado, porque no podía evitar pensar que en el fondo era un exagerado, que si, había metido la pata, pero con un rapapolvo bastaba, no hacía falta mandarlo todo a la mierda. Y asustado por Isaac,  si nuestra teoría era correcta, ese chico no estaba bien, y no sabía que retorcidos planes tendría en su mente, tuve realmente miedo porque si era verdad lo que decía Germán iba a por Alberto. Pero una cosa tenía clara, no iba a permitir que me volviera a usar, como arma contra él, yo seria para él un apoyo, no un peligro.

Poco a poco me venció el sueño.

Germán

-          ¡¡¡¡¡Maldito!!!!! Es como un cáncer, que se extiende por todas partes.

La idea de que Isaac podía haber llegado a hacer eso era enfermiza, vamos que había algo en su cabeza que no iba bien. Y no iba a parar, eso era seguro. Pero entonces me fije en Dani, están pálido, se había sentado en la cama y agarraba las rodillas con las manos.

-          Pero grandullón ¿qué te pasa?

Me acerque a él, estaba asustado, realmente estaba muerto de miedo

-          Vaya, no pensé que te afectara tanto todo esto

-          No es solo eso, es que tengo miedo

Me abrace a él y le di un tierno beso

-          ¿Y de que tiene miedo el chico más grande y fuerte del colegio?

-          Tengo… tengo miedo de Isaac, empiezo a pensar que está loco, y…

-          Vamos que piensas

-          Que si el objetivo es Alberto tras destrozar otra vez sus posibilidades con Oscar, ¿cuánto tardara en empezar a atacar a la gente que le importa para hacerle daño?

-          ¿Te refieres a nosotros?

-          Aja

No negare que lo había pensado, que Isaac, empezara otros ataques, el camino de Oscar estaba muy explotado, pero por mi parte que viniera, si se creía que yo era tan fácil de usar como el pobre Oscar, lo tenía claro, pero Dani….

-          Y ¿entonces qué sugieres?

-          No lo sé, estoy hecho un lio, tu puedes soportarlo, eres fuerte y listo, sabes manejar estas situaciones, pero yo…. Yo soy tonto, y soy un blanco perfecto, a veces pienso… que… que lo mejor sería alejarme de todos.

-          Daniel, esa es un decisión muy cobarde, además es hacerle el juego a Isaac.

-          Es cobarde pero así no podría usarme para hacer daño a nadie.

-          ¿Y acaso crees que perderte no causaría daño? ¿que no le dolería a Alberto ver como uno de sus mejores amigos se aleja sin razón? y más ahora, ¿no crees que eso le encantaría a Isaac?

-          ….

Le tumbe en la cama, me coloque tras de él y lo abrace, sé que eso le gustaba.

-          Lo que tenemos que hacer Dani es no dar oportunidad a ese malnacido para jodernos, se aprovecha de nuestros miedos y debilidades, si no le dejamos esta derrotado.

-          Eso da igual, lo conseguirá, por lo menos con migo lo hará.

-          Pues en ese caso, yo me encargare de protegerte.

Comencé a besarle el cuello, y note como se relajaba.

-          Germán, te mereces a alguien mejor que yo, a alguien que esté realmente a tu nivel.

-          Eres más de lo que yo podría soñar.

Note como agarraba mi mano con fuerza.

-          Ojala pudiera amarte, como me amas tu.

“Ojala” pensé, pero no lo dije

-          No te preocupes, está bien así.

Note que Dani se había quedado dormido, mire el reloj era un poco más de las 6 de la tarde, me levante con cuidado de no despertarlo, salí de la habitación sin hacer ruido.

Cuando llegue llame a la puerta, y enseguida me abrió, me sonrió tímidamente, muy muy buena señal.

-          No sé porque, sabía que vendrías.

Le eche un vistazo rápido, por suerte no, estaba ni de cerca como la ultima vez, tal vez los ojos un poco rojos y el semblante triste, menos mal, el golpe de Isaac no había hecho mella en él.

-          Ya me conoces soy un metomentodo.

-          También, pero es porque eres un buen amigo, anda pasa.

Entre y nos sentamos

-          Supongo que Oscar te ha contado todo.

-          Así es, lo siento

-          Yo lo siento más, todo lo que había reconstruido en estos meses se ha venido abajo como un castillo de naipes.

-          Date, tiempo Alberto, ahora piensas esto, pero dentro de un tiempo…

-          No, Germán, no, estoy muy cansado, ya mi mundo se vino abajo con… bueno ya sabes, odie a Oscar, estaba tan decepcionado, me sentía tan traicionado, y cuando por fin las heridas cicatrizaban se vuelven a abrir de golpe.

-          Tiempo, solo necesitas tiempo, se que se arreglara, porque por encima de todo, amas a Oscar y el a ti.

-          Eso solo hace que duela más, si supieras Germán lo cansado que estoy.

-          Pues, ahora no te puedes permitir estar cansado, porque tienes un enemigo peligroso.

-          Lo sé, pero eso es problema mío, y lo solucionare a mi manera, pero te prometo que no se va a salir con la suya.

Pensé por un momento, una guerra abierta entre Isaac y Alberto me daba miedo, hasta ahora solo uno había dado golpes, pero si empezaban las represalias no sé hasta dónde podía llegar todo esto.

-          ¿Fue él quien te conto todo?

-          Sé que fue él, recibí un e-mail con una conversación, la tome con precaución, hasta que hable con Oscar, fue preguntarle y su cara fue suficiente para confirmarlo.

-          Debió habértelo contado.

-          Sí, pero eso tampoco es que supusiera un problema, lo peor es que lo negó y me volvió a mentir en mi cara.

Ayyyy Oscar, ¿cómo puedes ser tan rematadamente tonto?

-          Oscar es…. bueno el miedo le puede, cuando le controla actúa mal y…. bueno mete la pata, en este caso por el miedo a perderte.

-          Y con eso es justamente lo que ha conseguido, no, no puedo con esto, además Isaac siempre estará allí para hacer la puñeta, cuando creo que las cosas mejoran, allí esta para clavar su puñal, y Oscar con su actitud siempre le facilitara la tarea.

Me sentí triste en ese momento, porque quieras o no en el fondo tenía razón.

-          Ahora, sinceramente no quiero saber nada de Oscar, no voy a ignorarlo y pasar de él como antes, pero no quiero ni oír de volver… no por ahora, estoy demasiado decepcionado, y lo primero es acabar ya las cosas con Isaac de una vez por todas.

-          Alberto, Isaac es peligroso.

-          Lo sé, pero por muy cansado que este, no voy a darle el gusto a ese montón de mierda de rendirme, lo voy a destrozar, Isaac será peligroso, pero no me conocéis a mí.

Le pase la mano por el hombro

-          Sabes que yo estoy a tu lado, y Dani también, y aunque ahora no lo creas a Oscar, de manera incondicional, y te ayudaremos y apoyaremos en lo que sea, pero ten cuidado.

-          Gracias Germán, pero…. había pensado que lo mejor es que os alejarais de mi, por lo menos un tiempo, está claro que Isaac usa a la gente que me importa para hacerme daño, y no quiero que vosotros sufráis.

No me lo puedo creer, otro como Dani, la verdad es que Isaac es venenoso.

-          Alberto, antes le habría soltado un soplamocos a Oscar, pero ahora me dan ganas de soltártelo a ti,eso sería hacerle el juego, quedarte solo, creo que eso le encantaría, además ¿nuestra opinión no cuenta?

-          Pero…

-          ¿Cuenta o no cuenta?

-          Claro que cuenta pero es que…

-          Pues nuestra opinión es que no te vamos a dejar de lado, y si Isaac viene, pues que venga, no es el único que tiene armas, todos las tenemos y sabemos usarlas.

Alberto cogió y me abrazo

-          Gracias Germán, eres un amigo de verdad.

Estuve un poco mas hablando con Alberto hasta que me fui, me alegraba saber que no estaba hundido, solo dolorido, que contaba con nosotros, pero empezar una guerra con Isaac, no se ha donde iba a llevar las cosas, aunque claro, visto por otro lado, la guerra empezó hace mucho.

Alberto

Bueno, ya paso el cumpleaños, sin pena ni gloria, últimamente mis cumpleaños se estaban convirtiendo en una fecha nefasta. La “fabulosa” cena de la mayoría de edad de los hermanos Van Buren, no fue más que una fría, protocolaria e insípida pantomima, 167 personas, a la mayoría ni las conocía y casi ninguno me importaba lo mas minimo, lo mismo me habría dado, hacerla como no.

Nada que ver con la comida, solo 7 personas, pero personas que me importaban, a las que quería, así debe ser un cumpleaños, aunque realmente yo no estaba feliz, y tuve que poner buenas caras cuando Estela o Cristian me preguntaban que tal con Oscar. Yo no les conté nada del último incidente, no quería pensar en ello, les dije simplemente que el tema iba bien, poco a poco, me daba mucha rabia mentirles, pero no quería pensar en ello. Además tenía otras prioridades.

Durante los dos días antes de bajarme a casa, intente encontrarme con Isaac, pero siempre estaba con sus pandilla de siervo, los llamo así porque no eran sus amigos, estoy intentando entenderlo y sé que a la gente que no pude atacar directamente, usa a los que quiere para hacerles daño, así que él no va a permitirse tener a gente así, era como un titiritero con sus marionetas, en el fondo creo que para él todos éramos marionetas, pero conmigo no le iba a ser tan fácil.

No quería encararme delante de todos, eso no me beneficiaria, quería ser discreto, por lo que notaba, sus siervos no demostraban ninguna animadversión hacia mí, de hecho con alguno hablaba, no quería que el grueso del colegio supiera de nuestra guerra y le informaran de mis pasos, tiene demasiadas influencias, tendría que esperar.

Mi oportunidad se presento el martes después de las clases, había ido al baño y me disponía a bajar a comer, cuando me lo encontré, venia por el pasillo ojeando un libro de texto, el pasillo estaba vacio así que era ahora o nunca. Me plante frente a él, levanto los ojos del libro y dibujo esa asquerosa sonrisa de suficiencia.

-          Vaya Albertito, cuánto tiempo sin vernos

-          Quiero hablar contigo

-          Y de que querría hablar conmigo el maravilloso, estupendo y perfecto Alberto Van Buren.

-          Basta de condescendencias.

La rabia empezaba a aumentar pero la controle, si no, le partía la cara allí misma y eso no me convenía, coloque un dedo sobre su pecho.

-          Basta-ya-de joderme- remarque cada palabra.

-          Jajajajajaja, así que lo del otro día funciono, no lo puedo ni cree, ni siquiera sabia si serviría de algo.

-          Te lo advierto de verdad –presione más- mas te vale que pares.

-          ¿Por qué? – agarro mi dedo, pero no lo separo, sino que lo fue bajando por su pecho hasta su abdomen, no puede evitar notar que estaba duro como una roca, no lo hacía con violencia, sino… ¿a qué coño juega? – estoy ganando

-          No juegues conmigo – separe mi dedo rápidamente cuando vi que estaba bajando demasiado –

-          Están fácil jugar contigo – dijo con una sonrisa… diferente-

-          Tú no estás bien Isaac, algo en ti no funciona, ¿hasta dónde vas a llevar esto?

-          Hasta que vengas a mí de rodillas suplicando que pare.

-          ¡¡¡¡Eso no ocurrirá!!!! ¿Por qué? ¿por qué todo esto?

-          Para olvidarme de esto – señalo su barbilla – de esto – su nariz – de esto – su abdomen-

-          ¿Y POR ESO TODO ESTO?

-          Entre otras cosas

-          ¿TAN VACIA ES TU VIDA QUE LA DEDICAS A JODERME?

-          ¿Vacía? JAJAJAJAJA, NO SABES COMO ESTOY DISFRUTANDO, Y MAS CON LA RECOMPENSA QUE SE PROMETE.

-          PERO ¿¿¿¿¿TU QUE ERES?????? – este último comentario me produjo un escalofrío- ES QUE NO TIENES NADA DENTRO – dije golpeándole el pecho

-          CLARO QUE TENGO, pero por suerte aquí – señalo su cabeza – y eso será tu perdición, PORQUE NO PIENSO PARAR NUNCA, HASTA QUE CONSIGA LO QUE QUIERO

-          PUES PREPARATE, PORQUE VOY A EMPEZAR A JUGAR

-          QUE SON ESOS GRITOS

No me había dado cuenta de que nos gritábamos a todo pulmón en medio del pasillo, lo que atrajo a un profesor.

-          Esta conducta es intolerable, totalmente intolerable, ahora mismo vamos a hablar con sus tutores.

Nos acompaño hasta donde estaban los despachos de los profesores, cuando Isaac entro en el despacho de su tutor, vi mover los labios, creí entender  “suplicando”, luego entre yo en el despacho de mi tutor, ardiendo de rabia.

Era la hora de comer y me toco esperar mucho rato, tras 15 minutos, lo que no me vino mal para relajarme. Me puse a pasear por él despacho, me encantaba la cantidad de libros que tenia David, era genial, fui mirándolos hasta llegar a una estantería con fotos que hasta ahora no me había fijado.

Vi una de un hombre y una mujer, el hombre aunque más mayor era ya viva imagen de David, supongo que la otra seria su madre, una foto flaqueado por dos chichas, se parecían los tres mucho, supongo que sus hermanas, una foto con birrete seguramente de su graduación, estaba muy joven, aun que en mi opinión, ahora resultaba más atractivo, todas las fotos eran de estudio, me resultaban frías, artificiales, bueno, todas menos una, me llamo la atención, era una foto en la playa, David parecía más joven que yo, unos 15 o 16 años, estaba en bañador y ya se notaba que se acabaría convirtiendo en un hombre fuerte. Junto a el había un chico de su misma edad, era guapo, pelo castaño, bastante delgado, aunque su cara, me resultaba familiar, creo… creo que lo había visto alguna vez, se les veía riendo felices, como dos tontos, me hizo gracia con lo serio que es David.

Seguí dando vueltas cuando apareció.

-          Siéntese Sr Van Buren.

¿Sr Van Buren?, no me llamaba ya así nunca en privado. Me senté sin rechistar

-          ¿Le parece correcto este comportamiento en el pasillo con el Sr De Meren? le recuerdo que ya es usted un hombre mayor de edad.

-          Es que Isaac y yo no nos llevamos…. muy bien.

-          Eso no es escusa para comportarse como niños de 10 años, por lo que me han contado si no llega a aparecer un profesor habrían llegado a las manos ¿eso es cierto?

Pensé durante un momento, me miro con esos ojos inquisitivos que me atravesaban y no fui capaz de mentir

-          Seguramente si

-          Sr Van Buren, me puede explicar el por qué, usted no es así

-          Ese cabrón me está jodiendo la vida

-          No le voy a tolerar ese lenguaje – esta vez se había enfadado-

-          Per...perdón

-          Dígame ¿esto tiene que ver con la situación que hablamos antes de Navidades?

-          Si, tiene que ver todo

-          ¿Aun no lo ha solucionado?

-          Lo he intentado, pero cada vez que lo intento, el ca…. Isaac se mete por medio para destrozarlo.

Se levanto y se puso delante de mí

-          ¿Le puedo hablar en confianza Sr Van Buren?

-          Si deja de llamarme señor Van Buren, si.

Le vi sonreír, no sonreía mucho pero su sonrisa me gustaba.

-          De acuerdo Alberto, te quiero recomendar una cosa, ten cuidado con el Sr De Merren, la mayoría de los profesores lo aprecian y admiran en cierto sentido lo tienen en una consideración similar a usted, a ti, un joven brillante, inteligente, aplicado y encantador, pero en tu caso, podemos considerarla una opinión unánime, en el caso del Sr De Meren, algunos vemos lo que es. Un joven totalmente amoral, sin escrúpulos, retorcido, manipulador, y eso sí, terriblemente inteligente.

Me sorprendió esa opinión tan descarnada de Isaac y además por parte de un profesor.

-          Entonces ¿comprendes porque me comporte así?

-          No Alberto, no lo comprendo, de él tal vez, pero de ti no, porque tú no eres como él.

-          ¡¡¡A la mierda!!! – me levante de un salto del sillón, dándome igual la reprimenda – ojala fuera como él , así no podría hacerme daño, así podría estar feliz

Me quede mirando por la ventana, viendo los jardines del colegio.

-          ¿Crees que siendo como él, serias feliz? ¿Crees que el Sr De Meren lo es realmente? – David se coloco a unos pasos detrás mío – Alberto, tú no eres como é,l por suerte, pero eso no te hace más débil.

-          Yo sé que no soy débil, pero no puedo hablar por la gente que me importa, es a ellos a los que ataca para hacerme daño.

-          Tú puedes protegerlos.

-          No puedo, porque cada vez que ocurre eso me alejo de ellos, porque en el fondo, ellos también tienen culpa, de la cual Isaac se aprovecha, es todo una mierda.

No pude evitarlo y empezaron a derramarse unas lagrimas por mis mejillas, de rabia e impotencia a partes iguales, David puso sus manos en mis hombros, lo notaba cerca, me agradaba, me hacía sentir seguro, como un lugar donde apoyarme, en este océano de dudas y pesares en lo que me encontraba.

-          Alberto, ¿qué es lo que más deseas?

-          Deseo….deseo… vengarme de Isaac con todas mis fuerzas

-          Alberto, la venganza nunca puede ser un objetivo, la venganza nace de la rabia, el odio y el rencor, ningún sentimiento noble, ¿te leíste el Conde de Montecristo?

-          Si, lo acabe ayer

-          ¿Lo entendiste?

-          Creo que sí.

-          ¿Te convenció la actitud de Edmond Dantes?

-          Si… no, bueno, no del todo la verdad.

-          Pues vuelve a pensar, y dime sinceramente que es lo que más deseas.

Pensé durante un segundo y ese momento lo vi claro como el agua

-          Quiero ser feliz, con Oscar a mi lado – lo dije sin pensar en cómo reaccionaría, pero tenía confianza en David, además desde que hable con él antes de Navidades, sé… sé que lo sabia-

-          Estupendo – me soltó los hombros y se dirigió hacia su mesa –, es lo que quería oír, no olvides eso. Bueno respecto a lo de hoy, por suerte no ha ido a mas, así que creo que con dos días de castigo en la sala de estudio bastara, y tranquilo evitare que tengas que encontrarte con el Sr De Meren,  además te vendrá bien, los exámenes están a la vuelta de la esquina.

Me sentía extrañamente relajado, las palabras de David me habían ayudado, me había servido de guía en esta oscuridad en que me encontraba. Se levanto, para acompañarme a la puerta, pero no pude evitarlo y le di un abrazo, note como me lo devolvía, era estupenda la sensación de sentirte protegido así por alguien.

-          Muchas gracias David, de verdad.

-          No hay de que, y ahora a darlo todo, y no olvides lo que hemos hablado.

Me fui a mi habitación, en el camino pensé en la conversación, es cierto lo que había dicho, lo que más deseaba era estar al lado de Oscar, pero yo no podía estar si no confiaba en él, y ahora mismo no lo hacía, y cuando lo intentara Isaac se encargaría de estropearlo otra vez, así que lo primero era encargarme de él.

Cuando llegue a la habitación lo primero que hice fue darme una ducha para relajarme, cuando salí me mire en el espejo, tenía unas pocas ojeras, desde mi cumpleaños dormía mal, entonces fue cuando me di cuenta a quien me recordaba el chico de la foto del despacho de David.

Oscar

Por fin se han terminado los exámenes y creo que ha ido bien, por lo menos mejor que los del trimestre anterior.

Estoy bastante frustrado por el tema de Alberto, aunque por suerte, no es ni de cerca como la primera vez, me habla, come con nosotros, pero eso si marca muchísimo las distancias, evidentemente no tiene intención por ahora de acercarse a mí, más de lo estrictamente necesario, he aprendido a ser paciente, pero en este caso me costaba porque la reacción de Alberto me parecía desproporcionada, entendía perfectamente que se hubiera enfadado, pero aun así… no sé, no creo que sea para tanto. Yo por mi parte le he pedido perdón muchas veces, jamás le voy a ocultar algo ni mentirle, pero su respuesta siempre es la misma.

-          Oscar, si que te perdono, pero por ahora dame tiempo por favor

Pero le he dada tiempo casi un mes, de todas formas el hecho de tener que estudiar tanto para los exámenes me ha permitido tener la cabeza ocupada y no darle al tema… por lo menos no demasiado.

Mañana empieza Abril y el miércoles las vacaciones de semana santa. Como siempre me iré unos días a Teruel, pero el lunes pienso volver a casa y le llamare para quedar con él. Lejos del colegio, lejos de Isaac, no voy a permitir que por nada del mundo la cosa se enfríe.

Ayer por la tarde, Alberto tuvo el examen práctico de conducir, y hoy sábado a la hora de comer nos anuncio que lo había aprobado, nos alegramos todos muchísimo, yo especialmente, se había esforzado mucho y lo veía feliz.

Esta tarde he ido a una cafetería con Alex, Esteban, Dani, Germán y Alberto, ha insistido en invitarnos antes de irnos a casa para celebrar lo de su examen. Luego Esteban y Alex se fueron a DONA, habían quedado con unas chicas y nosotros decidimos ir a un pub a tomar algo más tranquilos, Dani y Germán fueron a pedir algo y me quede solo con Alberto en la mesa.

-          Me gusta verte tan contento Alberto de verdad

-          Bueno ya tengo la mitad del carnet, estas vacaciones con las prácticas a tope.

-          ¿No te vas a ningún sitio al final?

-          No, prefiero sacarme lo del coche, dentro de dos semanas puede que me veas conduciendo.

-          Me encantaría, y oye… te gustaría… quedar en vacaciones algún día conmigo.

-          Bueno ya veremos

-          ¿Y eso que quiere decir?

-          Que ya veré si puedo o no

-          Creo que para tomar un café o un algo, tampoco hace falta tanto tiempo.

-          Ya veré Oscar

-          ¿Sigues enfadado conmigo?

-          No, te lo he dicho muchas veces

-          ¿Entonces?

-          ¿Entonces que Oscar?

-          ¿Que porque no quieres quedar conmigo a tomar un café?

-          Te he dicho que ya vería, chico no van a ser las cosas como tú quieras cuando tú quieras

No me gustaba, la conversación no estaba yendo por buenos derroteros, lo mejor habría sido dejarlo allí, pero es que esto último me había sentado bastante mal.

-          Te he perdido mil veces perdón por lo que paso.

-          Ya te dije que no había nada que perdonar, que ese no era el problema, te lo he explicado mil veces

-          Pues mira, Alberto lo siento mucho, pero me parece exagerado, no es para tanto.

-          Para ti no lo será, para mí sí que lo es, y déjalo.

-          Vaya y soy yo el que decide las cosas como y cuando quiere

-          Déjalo Oscar

-          Nooo, llevo días esperando, que me des una señal y nada, decido dar los pasos yo y los rechazas, eres tu el que decide las cosas cuando y como quiere.

-          Oscar, deja el tema ya.

Maldita sea, estaba sacando toda la frustración acumulada de estos días, Oscar cállate, Oscar cállate.

-          Sera la costumbre de niño rico de tener las cosas como y cuando él quiera.

-          Cállate Oscar.

-          NOOOOO, estoy cansado, estoy cansado de estar esperando que decidas darme una oportunidad.

-          Ya te la di, y mira como salió.

-          Por una tontería, no fue nada y tú la has puesto como el peor de los delitos

-          Tal vez si no hubieras hecho antes lo que hiciste, no le habría dado tanta importancia

Joder, ya empezamos a sacar mierda

-          Sabes, que eso es un golpe bajo

-          Bajo fue cuando yo me entere

La conversación estaba cargada cada vez de más rabia, ¿pero porque no la paraba?

-          ¡¡¡¡Sabes porque paso y quien tuvo la culpa!!!!!

-          QUIENES, que tu también tienes la tuya, y me vienes con que soy desproporcionado con las cosas, cuando con tus tonterías no paro de salir escaldado, eres tan culpable como él, porque se las pones a huevo

-          ¡¡¡¡ERES UN IMBECIL!!!!!

-          ¡¡¡¡VETE A LA MIERDA OSCAR!!!!!

Se levanto y se marcho, pero ¿cómo se había podido montar esta bronca?, si… si estábamos bien, hablando tranquilamente, es la primera bronca así grande, sin un motivo claro, maldita sea, esto no me gusta, los ojos se me llenaron de lagrimas, pero eran sobretodo de rabia, me parecía que Alberto, se había pasado, que estaba exagerando un montón las cosas, y que esta vez era él, quien estaba estropeando todo con su tozudez y su orgullo. Desearía volver a tenerlo delante para arrearle un buen capón.

Fue entonces cuando llegaron Dani y Germán

-          ¿Y Alberto? – pregunto Germán

-          Que le den por culo a Alberto

Agarre mi cubata y me bebí la mitad de un trago.