Bachiller XXV - Limando asperezas

Tras un fin de trimestre desastroso y unas Navidades mas que movidas, empiezan de nuevo las clases y es el momento de ordenar todo un poco.

Hola a todos, esta parte ha tardado más de lo que suelo tardar, pero me ha sido imposible tenerla antes y me temo que a partir de ahora será este el ritmo habitual, intentare acortarlo, pero lo veo difícil, pero bueno este ya está aquí.

Comentar varias cosas de este capítulo, primero como siempre aviso, no contiene sexo y segundo es un capitulo, de transición, muy sosegado, y es más que nada para mostrar la situación en que se encuentran los personajes, antes de pasar a cosas más interesantes.

Y como siempre muchas gracias a todos los que comentáis, valoráis y mandáis mail.

Un fuerte abrazo a todos


Oscar

-          Hola Alberto – dije conteniendo mi alegría de que volviera a hablarme - ¿Cómo estás?

-          Bien, bien, oye… ¿podemos hablar?

-          Claro que podemos.

Se sentó a mi lado, era estupendo tenerlo tan cerca y mirándome, sin odio con una mirada mucho más dulce y limpia.

-          Dime, que… ¿qué quieres hablar Alberto?

-          ¿Qué… que tal han ido estos días?

-          Pues muy bien, con la familia, y en Nochevieja vinieron a casa Germán y Dani.

-          Si, lo se

No dijimos nada durante unos minutos, Alberto miraba al infinito y yo a él, me di cuenta que estaba buscando las palabras que decir, así que no quise meter prisa.

-          Veras Oscar, estas Navidades han pasado muchas cosas que me han hecho pensar y recapacitar, es cierto que te odié, y mucho, pero no puedo seguir odiándote, me es completamente imposible, yo te… te quiero aun demasiado.

Una ola de cálido fuego recorrió todo mi cuerpo al oír esas palabras, aun me quería y no me odiaba.

-          Alberto, yo te sigo queriendo con toda mi alma, estos días bueno y desde antes no he dejado de pensar en ti, te hecho tanto de menos.

-          Yo también Oscar, pero solo te estoy intentando decir, que te perdono por lo que paso, no he dicho que vayamos a volver.

Si antes había sido fuego lo que me recorrió, ahora fue hielo.

-          Tu…. ¿Tú no quieres que volvamos?

-          Oscar, lo que ocurrió me decepciono mucho, no sabes cuánto, toda la imagen que tenia de ti se me vino abajo, tu ahora para mí no… no eres la misma persona de hace varios meses.

-          Pero nene, yo te…

-          Lo sé y yo también, pero a veces con el amor no basta, hacen falta más cosas en este caso confianza, y mi confianza en ti está muy mermada, yo… yo no puedo estar con alguien en quien no confió, no… no puedo evitarlo.

-          Entonces ¿qué me quieres decir con todo esto? No… no te entiendo.

-          Oscar veras, estos días han pasado cosas y eso me ha hecho reflexionar sobre… sobre nosotros. En Nochevieja no paraba de pensar en ti, no sé cuantas veces llegue a leer tu mensaje, pero no me decidía a contestarte, si mandaba algo seria un mensaje seco como en Navidad, pero no me salía otra cosa, así que no conteste, lo que no quitaba que me sintiera mal, estaba harto de pasarlo mal y fastidiar la noche al resto, así que bebí mas de la cuenta y bueno tome… tome cosas que sinceramente no debería haber tomado.

-          ¿Qué tomaste?

-          Eso ya da igual, no lo volveré a hacerlo, pero eso no quita que se me fue totalmente la cabeza, de tal forma que… bueno, acabe con dos chicos en la cama

Dioooos, si bien no estábamos juntos y no había nada que reprocharle ya que yo tampoco fui un santo, oírle decir eso me dolió un montón, pensar en Alberto, mi Alberto con dos tíos en la cama hacia que me viniera un regusto amargo. Intente disimularlo pero no lo logre, la voz me sonó gélida.

-          ¿Tú… acabaste con dos chicos?

-          Si, uno era mi amigo Cristian, ya sabes que… bueno, con el había tenido sexo más de una vez, el otro era un chico de la discoteca.

Parecerá una tontería, pero el hecho de que me dijera que fuera Cristian, no sé, me relajo, Alberto nunca me había ocultado que había tenido muchas veces sexo con Cristian, y sabia que si había sido con él, era eso, sexo y nada más.

-          Y… ¿porque me cuentas todo esto?

-          Porque quiero que entiendas la razón de que te perdone, porque me he dado cuenta de que todos cometemos errores y a veces al pasarnos con algunas cosas, descontrolamos, como te paso a ti – cuando dijo eso su mirada se volvió sombría -, eso no justifica para nada los actos, ni los tuyos ni los míos, pero los hacen más comprensibles.

-          Entonces si me perdonas, porque no quieres…

-          Porque los actos sean inconscientes o conscientes tienen sus consecuencias y  como ya te he dicho, las de tus actos fueron, que mi confianza en ti quedo totalmente destrozada.

-          En… entonces…quieres decir que… amigos…y…y ya.

Alberto miraba de nuevo al infinito y yo, joder me estaba entrando unas ganas terribles de llorar, pensaba que la intención de Alberto era que volviéramos, pero ya veía que no.

-          Desde que volví hace una semana, quería hablarlo contigo, pero decidí esperar hasta que tuviera las ideas totalmente claras, y no ha sido fácil, ha pasado ya bastante tiempo y por dentro, me carcomía un nuevo miedo, miedo a que conocieras alguien – me dedico una sonrisa preciosa – eres demasiado guapo para que no se fijen en ti, y bueno que cuando hablara contigo ya fuera tarde, dime – note algo de ansiedad en su voz-  ¿estás con alguien?

-          Noooooooo, como puedes pensar eso, tu eres todo para mí – note en su cara se dibujaba de nuevo esa sonrisa-

-          Veras yo ahora, ahora mismo, no puedo volver, me sería imposible, necesito volver a confiar en ti, y no sé si eso podrá ser,  pero lo voy a intentar con todas mis fuerzas, pero necesito tiempo, y tampoco es un seguro de nada……esto es lo que puedo ofrecerte y eres libre de elegir lo que quieras.

-          Alberto, todo mi tiempo es tuyo, esperare lo que haga falta, y luchare con todas mis fuerzas para que vuelvas a confiar en mí.

Paso su brazo por mi hombro, no me atrajo hacia él pero para mí fue como si me hubiera besado con toda la pasión del mundo.

Germán

Reconozco que al principio intente ser comprensivo con Dani, pero coño, hace ya una semana que volvimos y su actitud empieza a resultarme molesta.

Desde fin de año, ha estado hablando conmigo lo menos posible, casi no me contestaba por el whatsapp, ya sabía cómo era Dani y decidí no presionarlo. Cuando llegamos al colegio actuó de forma parecida, sonreía, me hablaba, pero lo justo y siempre cuando estábamos con más gente, y de forma forzada, cuando estábamos a solas… jajajaja si desde que hemos vuelto no hemos estado a solas, joder si hasta Oscar se ha dado cuenta y eso que el pobre no se cosca de nada.

Yo puedo entender que se haya puesto nervioso, y no he tenido problema en dejarle aire, pero esto de huir de estas maneras me parece tal niñería. Coño, que el que está enamorado soy yo, soy yo el que tendría que estar incomodo, pero no él.

A ver, si no quiere nada pues bien cada uno por su lado, tan amigos, como estábamos antes, puedo aguantarlo, no voy a rasgarme las vestiduras, que quiere algo, mucho mejor desde luego, pero lo que no acepto son estas tonterías.

Hoy es lunes y estoy esperando a  que salga del entrenamiento para que habláramos quiera o no. Bueno por lo menos no creo que tarde, ya no está aquí, ha debido ir a las duchas, pero ¿a quién tenemos aquí? A la estrella del lugar, el incomparable Isaac. Hay que reconocer que es guapo, muy guapo, como una manzana roja brillante y deliciosa, pero llena de gusanos.

Se giro y se me quedo mirando fijamente mientras entornaba los ojos, siiii, mira cabrón, estas acostumbrado a que te bajen la mirada, no creas que todos te tememos. No sé porque pero por un momento pensé que sabía lo que pensaba, pero no le retire la mirada.

Oí voces, salían del vestuario, Dani, con Alex y Esteban, me acerque a saludarlos, me puse hablar con los tres, principalmente con Alex sobre las clases de mañana, no quería que Dani se pusieran en guardia y aun así vi como se tensaba, de verdad este chico necesita un tranquilizante.

Cuando estábamos llegando a las habitaciones nos separamos de Alex y Esteban, entonces  le dije que quería hablar con él, que era importante, le dije de ir a la habitación, pero el prefería otro sitio, así que nos sentamos en uno de los bancos del pasillo.

-          ¿Qué es lo que quieres? – no fue desagradable, pero se le notaba incomodo-

-          Preguntarte que narices te pasa, desde Nochevieja me estas evitando, y no lo entiendo ¿Qué te pasa?

-          ….

-          Dani, por lo menos habla que siempre te escondes en silencios y respuestas vagas.

-          Lo de Nochevieja no debió pasar, es mejor que lo olvidemos.

No negare que era una de las posibilidades que tenía en mente que me dijera y me decía  a mi mismo que no pasaba nada, pero oírselo decir no me fue agradable.

-          Vale…. me parece bien, pero porque me evitas y me ignoras.

-          ….

-          ¿Otra vez? ¿Solo sabes hacer eso? ¿Quedarte callado?

-          Joder Germán no entiendes que ahora me siento incomodo contigo.

-          No sé porque, no hicimos algo que fuera taaaaaan terrible.

-          Tal vez tu estarás acostumbrado, pero para mí no es tan fácil, solo he estado con … contigo y yo no puedo fingir que no paso nada y mas contado que tú eras prácticamente mi mejor amigo, ahora te veo…. no sé de otra manera.

-          ¿De qué manera?

-          No concibo la idea de liarme alegremente con un amigo, eso no funciona.

-          ¿No te habías liado antes con alguna amiga?

-          Es diferente, no eran tan cercanas como lo eres tú, esto me hace sentir incomodo, no… no me gusta, además esas chicas… acabe viéndolas como eso, como rolletes mas que amigas.

-          Entonces ¿me propones que mantengamos las distancias, porque ya no me ves como tu amigo si no como el rollo de una noche?

-          No….yo… no he dicho eso.

-          No, no lo has dicho pero es lo que estás haciendo con tu actitud.

-          Entonces ¿qué me propones?

-          Joder, que tengas un poco de cabeza olvida lo del fin de año, que realmente no paso nada y sigamos siendo amigos, no puedes mandar una amistad a la mierda por algo tan simple.

-          Yo… yo no puedo… olvidar lo de fin de año

En ese momento me quede clavado, las mariposas del estomago se pusieron todas alerta.

-          ¿Porque no puedes?

-          Ya te lo he dicho que para mi esas cosas no son solo eso, puede que antes lo fueran pero yo no soy el mismo.

Me acerque más a él y coloque mi mano en su hombro.

-          ¿Entonces qué es?

-          Que no creo que de esto salga nada bueno

-          Pero ¿Por qué dices eso?

-          Nada, da igual Germán, mira no quiero seguir con esto ya me he logrado quitar algunas rayadas y no quiero nuevas, mira tú y yo no…bueno, que no, será mejor que te busques a alguien más de tu nivel.

Plaffff, lo sentí como una patada en toda la boca, sentí un escozor en mis ojos, pero mantuve mi orgullo, y lo que surgió en mi fue una rabia, una terrible rabia.

-          A claro, perdona, ya sé que tu nivel es más de gente como Alberto.

-          Germán… yo…

-          Vete a la mierda, imbécil.

Me fui apretando los puños, que se cree este idiota, que porque es muy guapete, alto y fuerte puede despreciar a los demás. Desgraciadamente, en este caso dio en la diana, porque era un pensamiento que en mi mente rondaba desde el día que ayude a cambiarse a Alberto, en mi mente se había enquistado la idea de que jugaban en otra liga y ahora me lo habían mostrado a las claras y en toda la cara.

Isaac

-          Nada, en Nochevieja no paso nada interesante, cuantas veces quieres que te lo diga Isaac.

Este viernes tras el entrenamiento, le dije a Dani que se quedara mas rato, quería que me dijera si paso algo cuando estuvo en Nochevieja con Germán y Oscar, necesitaba información para seguir con mi guerra, pero nada.

He de reconocer que Dani, cada día esta menos colaborador, ya desde antes de las vacaciones, notaba la terrible lucha interna que vivía en su interior, se estaba convirtiendo mas en una carga que en una ayuda, creo que he estirado la cuerda al límite, aunque me parece que hay algo que me oculta, no sé si será seguro pasarme presionando.

-          Pues con eso no hacemos nada Danielin, necesito mas, no creo que sea difícil, solo rasca un poco, pregunta, haz algo.

-          Isaac tú no eres humano, déjalos ya, conseguiste que rompieran, los has jodido a base de bien, ¿no te basta con eso?

-          Aunque no lo creas, ninguno de mis objetivos, se ha cumplido, es mas lo que habíamos hecho se está yendo al garete, ¿o tu eres tan tonto para no darte cuenta, que los tortolitos están arreglando las cosas?

-          ….

-          Bueno por lo menos no eres ciego, por eso necesito más información.

Dani levanto la cabeza y me miro con gesto desafiante, vaya aún le quedan reaños.

-          Isaac, no te voy a ayudar en nada que sirva para joder aun más a ninguno de mis amigos.

-          Jajajajaja, no estás en posición de imponer nada.

-          ¡¡¡¡NO JUEGUES CONMIGO ISAAC!!!!  - se puso de pie - te he aguantado más de lo indecible.

-          Es tu sino, tener que aguantar

-          Todos tenemos nuestras armas, no… no voy a seguir dejando que hagas lo que quieras, mas te vale que me dejes en paz o te juro que lo lamentaras

-          Jajajajaja, jajajajaja, jajajajaja – no pude evitar un ataque de risa – ayyy no negare que jajajajaja, eres gracioso – apretaba los puños, su rabia aun me divertía aun mas – pero quién crees que eres para decir eso, eres un cara bonita, con un cerebro sin uso, un buen cuerpo y… un culo estupendo, nada mas

-          ¡¡¡Callate!!!

-          Te has metido en un juego que ni siquiera entiendes, en el que estas destinado a ser un peón en manos de jugadores de verdad.

-          ¡¡¡¡¡ Mentira!!!!!

-          La verdad jode, no eres más que un títere, al igual que el tonto de tu amigo Oscar, que solo servís como herramienta para los jugadores de verdad, no tienes la valentía ni el arrojo de tu amigo Alberto, y una pizca del cerebro de tu amiguito Germán, ese cabrón rubiales sí que es un tío duro de verdad, pero tú, tú eres un cero a la izquierda

-          ¡¡¡¡¡¡BASTAAAA!!!!!  - empezó a llorar como un niño - No voy a seguir con esto Isaac -se llevo las manos a la cara -

-          Sabes que puede tener consecuencias

-          Haz lo que te dé la gana, no puedo más ¡¡¡¡NO PUEDO MAAAAAS!!!!

Se fue corriendo y llorando, que tío más patético, se estaba convirtiendo en una carga, es cierto que habría servido para lo siguiente, pero seguramente habría explotado, si reacciona así, es porque ya lo tengo al límite, y no quiero que abra la boca... aun.

Bueno tengo que pensar, las cosas se me están complicando, me tumbe en la banca del vestuario.

Primero, que hare con este cabestro de Dani, sé que es lo suficiente cobarde para no contarles nada a sus amigos, sabe que le puedo joder, así que evitara por todos los medios darme motivos, querrá hacerse totalmente invisible para mí, pero… puede que les de pequeños consejos, incluso sin darse cuenta, eso me obligara a ser rápido en mis acciones.

Segundo, he de hacer algo con esa parejita feliz, les he visto esta mañana, y está claro que lo están arreglando. No negare que sigo teniendo cartas en la manga, pero en esas cartas no está Oscar, y si él está junto a Alberto es suficiente para que aguante todos los golpes, todo tipo de golpes, y mis cartas no valdrán nada. Así que está  claro que debo acabar con este acercamiento.

Me dirigí hacia mi habitación pensando qué camino seguir, normalmente no solía encontrarme en este tipo de callejones sin salida, eso me frustraba. Una cosa tenía clara, un ataque directo contra Alberto era imposible, la parte débil era Oscar, siempre seria Oscar, pero las cosas se han limitado.

Oscar no se va acercar a mi ni de coña, Dani… bufff, esto es complicado, podría servir, pero como tire más de la cuerda…, no, es mejor dejarlo como esta, se ver los limites. También esta Germán, jajajaja, solo con imaginarme a Germán ayudándome me da la risa, para sacar algo de él necesitaría empezar una guerra como la de Alberto.

Llegue a mi habitación, me tumbe en la cama y seguí dándole a la cabeza. Serian más de las once cuando ya, por fin, tenía algunas ideas, eran endebles, la verdad y aun que lograra llevarlas a cabo suponían un disparo en la oscuridad, y podían no servir de nada, pero mientras no se me ocurra nada nuevo…, pues qué remedio, tendré que agarrarme a esto.

Para lo primero desplegare todos mis dotes de dominio de internet, para lo otro necesitare ayuda, y alguno de esos futuros o futuras delincuentes del instituto del pueblo, creo que la tetona de Cristina, me servirá.

Daniel

Estaba al borde de un ataque de nervios, no por la discusión a las cuales estoy acostumbrado, ni por el resultado, ya que no se puede pedir más, me he librado de Isaac… hasta cierto punto, no, lo que ahora mismo me aterra son las posibles consecuencias, que se que las habría, no sé cuándo pero las habría, Isaac tenía la espada de… del tipo ese, sobre mi cabeza y cuando quisiera zaaas, pero no podía mas, no podía ser cómplice en la destrucción de mis amigos, ya no más, me iba a volver completamente loco si no.

Ya fui culpable de la ruptura de Alberto y Oscar, fui a casa de Oscar esta Nochevieja por presión de Isaac, quería a su espía allí, sin embargo, estas navidades me habían dado las fuerzas necesarias, para decidir que esto se acabo, cualquier consecuencia de los que hiciera Isaac no podían compararse a como me estaba muriendo por dentro. Este pensamiento me hizo sentirme bien es ese momento, pero ahora que lo había hecho, lo único que sentía era miedo, un miedo atroz a lo que pasaría, y lo peor es que tendría que afrontarlo solo, jodeeer, esto es un mierda.

Solo había una persona, que lograba calmarme en estos momentos y era capaz de hacerlo sin hacer preguntas, Germán.

Pero ¿lo haría esta vez?, me había comportado tan mal con él, por culpa de mis dudas y mis miedos. Creyó que le había insultado, nada más lejos de mi intención, pero había conseguido que se separara de mi, algo que pensaba que era lo mejor, por eso no le explique la verdad. Pero ahora no sé si me querría ayudar, y necesitaba su ayuda, su seguridad y su cercanía como nunca lo había necesitado, es posible que me mandara a la mierda, pero por intentarlo no perdía nada. Me encamine hacia su habitación.

Llame, con todas mis fuerzas, hasta que abrió, con un semblante duro.

-          ¿Qué coño quier… -me miro y viendo la cara que traía suavizo su rostro -Dani ¿qué te pasa ahora?

-          ¿Puedo… puedo pasar?

-          Anda pasa

Iba vestido aun con el atuendo del entrenamiento, no me había duchado y debía apestar, y mis ojos estaban llorosos. Entre y me tumbe en la cama, Germán se sentó a mi lado y me observo mas atentamente.

-          ¿Qué te pasa, Dani? ¿Se ve a la legua que has llorado?

-          ….

-          Buenoooo, no hace falta que me lo cuentes

-          Ha sido un día duro, muyyyyy duro y  muy difícil

-          Y ¿porque has venido aquí?, no es que estemos muy cercanos esta semana.

-          Lo siento, pero….

-          ¿Pero?

-          Pero eres la única persona que logras que me olvide de todos mis problemas, con la única que siento que puedo enfrentarme a ellos.

-          Y ¿cuáles son esos problemas?

-          ….

-          Dani, estoy seguro que si me los cuentas te sentirás mejor, además poco te podre ayudar si no me dices que te pasa.

-          Germán, te prometo que te lo contare, pero ahora aun no.

-          Está bien como tú prefieras.

Empezó acariciarme el pelo, y notaba que sus caricias reducían mis preocupaciones como solo Germán lograba, pero de repente, paro y alejo su mano.

-          Perdona Dani, ya sé que me dijiste que… que querías…

-          No, Germán, no pares, solo tú logras hacerme sentir mejor.

Volvió a acariciarme la cabeza, me gustaba, Germán era maravilloso.

-          Germán, me… me puedes abrazar.

Se tumbo a mi lado, pego su pecho a mi espalda y me rodeo con sus brazos, era una sensación tan agradable.

-          Gracias German, pensé… que no querrías volverá a saber nada de mí.

-          Ya me conoces, soy tonto de solemnidad.

Me abrazo más fuerte, aunque note el regusto amargo de sus palabras

-          Ya lo siento, debo apestar, no he podido ni ducharme.

-          No te preocupes,no me molesta.

-          Como puedes ser tan increíble, después de cómo te trate, no me lo merezco.

-          Mira Dani, te comportaste como un verdadero imbécil, pero yo realmente se que no eres así, eres buena persona.

Yo no soy una persona, muy lista, pero sí que he tenido experiencias suficientes con chicas, para que el día que me lie con Germán, darme cuenta que por su parte había… no sé cómo decirlo más deseo que por mi parte. Yo no amo a Germán, no siento por él nada que no sea, muchísimo cariño, y una gran amistad, por eso, cuando volvimos he intentado alejarme de él, porque no quería hacerle sufrir, no quería hacérselo pasar mal, me había dado cuenta que era un experto en cagarlo todo.

-          Siento como me comporte, pero es que estoy tan asustado, tengo mucho miedo.

-          ¿De qué Dani?

Lo pensé durante un instante y en ese momento me quedo claro, cuál era mi miedo, el miedo del que Isaac llevaba meses aprovechándose.

-          Tengo miedo de perder a la gente que me importa.

-          Eso es una soberana tontería, te das mal por cosas sin sentido, no vas a perder a nadie,  … por lo menos a mi no me vas a perder jamás.

-          Pero soy imbécil, con cosas como las del otro día, doy razones para perderte, por nada del mundo querría perder tu amistad.

Puede que no lo ame, pero lo necesito, con toda mi alma, aunque quisiera no me puedo alejar de él, pero tengo que dejar las cosas claras, para no meter la pata y hacérselo pasar mal.

-          Germán…. No quiero que sigamos peleados ni distanciados, pero lo de Nochevieja, bueno, yooo… no debemos….

-          Lo sé – dijo cortante – no estoy a tu nivel.

Note como se tensaba, pero no dejo de abrazarme. El tomo así mis palabras. Si así se consigue que no se repita lo de Nochevieja, estará bien que las haya entendido de esa manera.

Oscar

Si yo pensaba que las cosas iban a ser coser y cantar, me equivoque.

Debo de reconocer que cuando Alberto me conto todo eso, pensé en el fondo que era… no sé, un poco… ¿exageración?, puede ser, pero no, no exageraba.

Aunque me sonreía y estaba mas simpático, para nada estaba como antes conmigo, ni como antes de ser novios ni muchísimo menos como cuando lo éramos. No nos sentábamos juntos en clase, ni en el comedor. Es cierto que un día ya salimos todos juntos, lo que fue una mejora para nuestros amigos, que se tenían que partir, para estar con uno o con otro. Además con Esteban y Alex la situación era aun más complicada, porque claro, no sabían la historia de verdad.

Pero no me amilane, entendía que después de lo que ocurrió, él no confiara en mi, estaba dispuesto a luchar, sabía que él estaba dispuesto a darme la oportunidad y no iba a desaprovecharla, yo haría lo que fuera, esperaría lo que fuera y le demostraría que podía confiar en mi sin condiciones.

Poco a poco fuimos hablando algo mas, las distancias se fueron reduciendo… dentro de lo que cabe y tras tres semanas ya se vino a comer con nosotros, poco a poco empecé  a notarle gestos, tal vez eran inconscientes, pero antes no los hacía. Una mañana estábamos desayunando, yo me pille un bollo de crema

-          Jajajajaja – se empezó a reír –

-          ¿Qué? ¿Qué pasa?

-          Te has manchado la mejilla con crema y parece otra cosa.

Germán empezó a reírse y yo también.

-          Anda trae – saco un pañuelo y me limpio la mejilla – mucho mejor.

Yo me puse rojo, tal vez fuera una tontería, pero a mí me hizo sentir muy bien, estos gestos de Alberto que yo daba por perdidos, poco a poco regresaban. Yo creo que las cosas iban por buen camino, estaba realmente contento.

Y no solo con Alberto, sino en general.

Los estudios, los había cogido con ganas, era los efectos que causaba Alberto en mí y más me valía. La primera semana de clase el señor Blasco se reunió conmigo, y me pregunto qué tal estaba, hablamos largo y tendido sobre mi bajón en las notas y me animo, para que mejorara, y lo necesitaba, era ya el segundo trimestre, nos daban cada vez más tarea y nos recordaban diariamente que teníamos la selectividad este mismo año.

Era cierto que echaba muchísimo de menos mis tardes de estudio en mi habitación con Alberto, ahora solíamos quedar Dani, Esteban, Alberto y yo, Germán por su parte quedaba a estudiar con Alex. Pero ya esta última semana hemos quedado solos para estudiar, mandaron un trabajo de filosofía por parejas. Le pedí si quería hacerlo conmigo, cuando dijo que si me alegre un montón, aunque me pidió de quedar en la biblioteca para hacerlo. Hubiera preferido en la habitación pero… menos da una piedra.

Con Germán y Dani, la cosa perfecta, es verdad que las dos primeras semanas después de volver llegaron a un punto que prácticamente se habían retirado la palabra uno de otro, por el tema de Nochevieja, pero ahora estaban como siempre, bueno no, mucho mejor, porque a Dani le veía mucho más contento, es cierto que de vez en cuando estaba pesaroso o pensativo, pero de normal estaba bastante alegre.

Hasta con Marcos la cosa mejoro, el mismo día que hable con Alberto le dije que iba a intentar arreglar las cosas con mi ex, y que esta vez parecía que iba a ir bien. Tal vez tuve poco tacto con él, pero necesitaba que lo supiera, además me sentía un poco incomodo con sus mensajes. No me contesto hasta el día siguiente diciéndome que se alegraba por mí. Desde entonces solo hemos hablado una vezz, la verdad que era un buen tipo, pero noto que lo que le dije le ha debido desilusionar, pero no podía hacer otra cosa.

Y así fueron pasando las semanas hasta que sin darnos cuenta llegamos al cumpleaños de Germán, a principios de febrero.

Le pedí a Alberto si me podía acompañar al pueblo a comprar un regalo, no era la primera vez que nos quedábamos a solas, pero he de reconocer que se había convertido en algo excepcional, siempre era así en tonterías de clase, en los jardines, a la hora de comer, y además nunca era mucho tiempo, excepto cuando hicimos el trabajo en la biblioteca, y allí fue todo… muy académico. Esta sería la primera que salíamos juntos los dos solos, en casi tres meses.

La verdad que para ser Sahú tan pequeño tenía muchas tiendas, yo había pensado comprarle algo de ropa así que fuimos a una tienda, que era así de ropa, no demasiado formal, del tipo que le gustaba a Germán, ni tan pijin como Alberto ni tan informal como yo o Dani, tras trastear vi algo que me gustaba, un polo de manga larga azul oscuro con dos rayas rojas horizontales en la parte de arriba, uff subía un poco el precio que tenía pensado, pero bueno, había ahorrado, así que no problema. Mire y encontré la de su talla, Alberto me confirmo que le gustaba así que fui a pagar.

Pero cuando ya nos íbamos vía algo que capto mi atención, una camiseta negra de manga larga, con un tribal blanco a la espalda, me gusto al momento, pero sobretodo la textura, era licra elástica, me gustaba que las camisetas se pegaran al cuerpo. Mire el precio, 32€, vaya, es cara y no me llega con el regalo de Germán.

-          ¿Te gusta verdad? – me dijo Alberto – Es muy bonita

-          Bonita y muy cara, no me llega para ella y para el regalo.

-          A ver – miro el precio – bueno, pues hacemos una cosa, tú pruébatela y dependiendo como te quede yo te la compro.

-          No, Alberto, de verdad, no puedo…

-          No digas chorradas, yo te lo presto y ya me lo devolverás cuando puedas, yo no tengo prisa.

Busque la de mi talla y fui corriendo al probador. Me la probé y me quedaba genial, marcaba perfectamente mis músculos, la verdad que de un año a esta parte las espaldas se me habían ensanchado, y como no había dejado de hacer deporte, aunque ya no fuera futbol,  creo que estaba mucho mejor, eso sí, crecer poco, ya asumía que me quedaba bajito. Salí para enseñársela y al ver su cara vi que opinaba como yo.

-          Te queda impresionante, cómpratela ahora mismo.

-          ¿¿Si?? ¿me queda bien?

-          Perfecta, quiero que la tengas.

-          Gracias – me puse todo rojo – Alberto.

Tras las compras nos fuimos a tomar un chocolate, para pailar el frio, nos sentamos en una cafetería de la avenida principal en una mesa frente al ventanal que daba a la calle.

-          Oye Oscar ¿sabes qué es eso?

Me gire hacia un local en el otro lado de la calle.

-          Ay sí, es un karaoke que van a abrir nuevo, Germán me dijo que si esta para su cumple iríamos.

-          Ayyy no por favor

-          ¿Qué pasa? ¿no te gustan? A mí me encantan

-          A mí no, no me gustan nada.

-          Vaya, ¿y eso?

-          Porque canto muy mal, bueno no, canto fatal.

-          Jajajajaja, y yo que te creía perfecto.

-          Pues ya ves que no.

Seguimos tomando el chocolate, yo me encontraba en la gloria así con él.

-          Oye Alberto, gracias por acompañarme y gracias por préstame dinero para la camiseta.

-          De nada, me lo he pasado bien, y bueno, sería un delito que no tuvieras una camiseta que te queda tan bien, así que olvida lo del préstamo, fue una escusa para que dijeras que si, la verdad… la verdad que me hacía ilusión comprártela.

No puede evitarme sonrojarme de nuevo.

-          Jajajajaja, te sigues sonrojado como el primer día chiquitín.

Era la primera vez que me llamaba así en cerca de tres meses, no sé si lo dijo sintiéndolo o fue por inercia, pero oírlo de sus labios me hizo sentirme muy feliz.