Bachiller XXIV - Año Nuevo
Tras la gran fiesta que se celebra en Noche Vieja ¿Que viene? Evidentemente, la resaca de Año Nuevo
Hola todos, he intentado subir este capítulo cuanto antes para zanjar todo el tema de Nochevieja. Bueno os quiero comentar varias cosas sobre este capítulo.
Lo primero que hay sexo, pero una parte es… bueno digamos que no es sexo directamente, yo aviso a navegantes.
La segunda, es que los puntos de vista de este capítulo, no avanzan a la misma velocidad, podría haber puesto primero todo el punto de vista de uno y luego el otro pero creo que con todo está bien.
También comentaros que el siguiente no saldrá tan rápido como este, el capitulo lo he de pulir muchísimo, además lo he de partir, es muy largo, así que intentare que sea cuanto antes, pero no sé.
Este capitulo, se lo quiero dedicar a una persona, que me escribe al mail, y estos días está un poco de bajón, y espero de verdad que todo se le solucione y que las cosas al final vayan muy bien.
Y como siempre, daros las gracias a todos, este capítulo es especial, he superado la 100.000 lecturas, ni de cerca me podía esperar eso cuando empecé con esta historia, os lo agradezco muchísimo.
Espero vuestros comentarios, mails y valoraciones.
Un fuerte abrazo a todos
Alberto
Ayyyy maldito sol, odio despertarme con el sol en la cara, creo que es una de las cosas mas desagradables que hay.
Uffff, parece que la cabeza no me da vueltas, no me encuentro demasiado mal, creo que la resaca no será muy mala, pero no recuerdo nada, pero nada de nada, madre mía.
Me lleve las manos a la cara y fui abriendo poco a poco los ojos, vi que tenía enfrente de mí la cara de Cristian, dormía tranquilamente, como un niño. Ayyy siempre igual en estos casos, bebo demasiado y acabo en la cama con él, aunque no recuerdo en absoluto cómo llegamos aquí. Bueno por lo menos ayer no estuve dándole vueltas a la cabe…. aaaaaaaa… coño…
Me levante de un salto, ¿¿¿¿¿¿Quién coño es este tío????
Me quede mirando la escena, un chico de moreno, de unos ventitantos años estaba también en la cama con Cristian y conmigo, los tres completamente desnudos y no tenía ni puñetera idea de quién era, que había pasado y que hacía yo a allí. La madre que me pario.
Empecé a vestirme, buscando mi ropa entre la maraña de prendas que había alrededor de la cama, encontré mis calzoncillos y pantalones, y con los zapatos, calcetines y camisa en la mano, salí de allí de puntillas, sin hacer ruido para no despertarles.
Atravesaba el comedor camino de mi cuarto, cuando vi a alguien sentado en una tumbona en la terraza. Me puse los zapatos y la camisa y me acerque.
- Buenos días hermanito
Estela estaba en la tumbona con gafas de sol, una camiseta larga y fumando un cigarrillo, debía tener un buena resaca, es la única vez que fuma, cuando esta muy resacosa.
- Hola Estela, ¿como estas? – Me tumbe en la otra tumbona –
- Ufffff que resaca llevo, ayer me pase bebiendo, me he despertado hace media hora, con un alemán de casi dos metros al lado, y lo peor es que no se cual de los dos es, malditos gemelos.
- Buen por lo menos, es mejor que lo mío.
- Es que anoche estabas bien desatado.
- No sé, no me acuerdo de nada, solo recuerdo estar bailando y… y hasta allí.
- Jajajaja, lo de bailar me parece un eufemismo, te movías que parecía que llevabas fuego dentro, unos cuantos revoloteaban alrededor tuyo babeando.
- Ayyyy noooo
Lleve mis manos a mi cabeza, intentando recordar, pero solo tenía algún flash inconexo.
- Que desastre, apenas recuerdo algo, me he despertado hace un momento en la cama con Cristian y con otro tipo, que no tengo ni idea de quién es.
- Seria con el que os estabais liando anoche.
- Jooooder, no recuerdo nada.
- Cuando yo me fui estabas en la pista, liándote a la vez con Cristian y con ese chaval
- Ayyyy, ¿cómo me dejaste?
- ¿¿¿¿Dejarte???? Alberto no soy tu madre, yo tampoco estaba en un estado muy sereno que digamos, estabas con Cristian, me fio de él y sé que no dejaría que te pasara nada malo.
- Noooooo, mira como he acabado.
- Pues mira, tú….
- ¿Yo que?
- Tú… vamos, creo que en ese momento no te movían de allí ni con una palanca, literalmente los estabas devorando, era una pasada, pocas veces te he visto tan desaforado.
- Bueno la verdad…. no… no era… no era yo mismo.
Estela levanto las gafas, tenia ojeras, pero me miro con los ojos entornados.
- ¿¿¿¿Que hiciste????
- Ya viste como había estado toda la noche, no quería estar así, no quería cortaros la fiesta, así que le pedí a Cristian, que… que me diera algo.
Estela torció el gesto
- Mira Alberto, a ti eso no te va, no sueles hacer esas cosas, le has dicho a Cristian mil veces que eso es una mierda, además no es la forma de olvidar.
- Ya, es lo que me dijo Cristian, pero le insistí sin parar, hasta que cedió.
- Uffffff, no me gusta nada, pero por lo menos ¿te sirvió de algo?
- Si te refieres a que no le di a la cabeza, a la vista está que no.
- No me refería a eso
- Lo sé, pero ahora mismo aun estoy muy confuso, para pensar seriamente algo, sobre eso.
Nos quedamos en silencio, mientras nos daba el sol, Estala dio una calada al cigarro, yo no fumo, más que en contadas ocasiones, pero en ese momento me encendí uno.
- Sabes que, aun a riesgo de que me mandes a la mierda, me parece que algo si has podido comprobar.
- ¿Y que es?
- Que en ciertos momentos, por influencias de una u otra cosa, todos llegamos a hacer tonterías que en otras circunstancias no haríamos.
Oscar
El mismo día por la tarde acompañe a Germán y a Dani a la estación para volver a casa. La situación para mi sorpresa era un poquito rara, después de lo de la noche anterior, había como un poco de distancia, no sé si uno u otro se arrepentía de lo ocurrido, o se sentían violentos, pero sea como fuera, marcaban las distancias entre ellos, y aunque se hablaban, eran palabras en cierto sentido formales, pero no era un ambiente distendido.
Cuando me despedí de ellos, volví para casa, durante el día mire mucho el móvil, esperando un mensaje de Alberto pero nada, me daba pena, pero también rabia, joder es contestar un puñetero mensaje tampoco le he pedido la luna.
Ya había cenado y estaba tumbado en la cama, cuando recibí un mensaje, cogí corriendo el móvil, pero no era quien esperaba.
- Hola niño bien, ¿cómo acabaste la noche? Espero que te divirtieras, me dio pena tenerme que ir así tan rápido, si te parece, para compensarte te invito a tomar algo este sábado, ¿aun estas no?, ya me dirás. Un beso
Era un mensaje de Marcos, sinceramente, había sido agradable estar con él, pero no pensé saber nada más, sin embargo allí estaba invitándome a tomar algo el sábado. Estuve un rato delante del móvil, pensando que hacer. Quería tanto a Alberto, pero estaba dolido de su indiferencia, de su enfado, cada vez estaba más convencido de que a pesar de todo lo que hiciera, que por mucho que le suplicara y por mucho que le pidiera perdon, lo nuestro se había acabado para siempre.
Cogí el móvil y conteste
- Me parece bien, dime sitio y hora y nos vemos el sábado
Ese sábado quedamos a las 6 en el centro y nos fuimos a tomar algo, él ya me había preguntado cosas sobre mí en Nochevieja, pero yo quería saber más de él.
Tenía 23 años, era de un pequeño pueblo de La Rioja, pero llevaba 5 años viviendo aquí, desde que empezó a estudiar medicina. En realidad pasaba casi todo el año aquí, solo iba a su pueblo en ciertas fechas y no era muy agradable, cuando les conto a sus padres que era gay, su madre más o menos lo acepto pero con su padre fue diferente, la relación era muy tirante, así que se evitaban.
Vivía en un piso de estudiantes con dos compañeros, pero estos días estaba solo.
Me di cuenta que me sentía cómodo con él, era divertido, bromeaba mucho pero no de forma hiriente, con lo que logre estar riéndome mucho rato, como no lo había hecho en todos estos meses.
Nos fuimos a comer un kebab, y mientras comía con él, me di cuenta de que tal vez había sido injusto en considerarlo normalito, la verdad es que tendía a guapo, pero sin duda sus ojos verde claro eran lo más bonito de él.
Tras eso nos fuimos a tomar una cerveza, esta vez fue él quien quiso saber más cosas de mí, aunque me di cuenta que evito tocar los temas de novios, fue más por mis gustos y mis inquietudes.
Eran ya las 23:00 y dimos una vuelta seguía haciendo buen tiempo para estas fechas. Sin darnos cuenta estábamos saliendo del centro
- Mira en esos bloques vivo yo.
Eran unos mastodontes de 20 pisos de los años 70, que siempre me pareció, que desentonaban de tal manera con la zona elegante que los rodeaba, que al que se le ocurrió la idea de hacerlos, merecía que lo colgaran de un árbol.
- ¿Aquí? jajajaja, no te ofendas pero siempre me han parecido los bloques más feos de la ciudad.
- Lo sé, son feos de narices, pero las casas están bien, el alquiler es barato y estas cerca de todo.
- Vaya nunca lo había pensado así.
- Normal los niños bien no tenéis que preocuparos por el alquiler.
- No me llames así, ya te he contado que yo no soy de ese tipo.
Seguimos andando y llegamos hasta los mismos bloques. Se giro y me miro a los ojos, con esos ojos tan bonitos que es lo primero me llamo la atención de él.
- Oscar, ya que estamos aquí, te gustaría tomarte la última en mi casa.
Yo me detuve para pensar mi respuesta.
Alberto
Tras hablar con Estela me di cuenta de que estaba terriblemente cansado y embotado, así que me fui a mi habitación a dormir. Estaba en mi tercer sueño, cuando alguien se me tiro encima de golpe.
- Despierta bello durmiente
- Nooooo, no quiero, déjame dormir, ¿qué hora es?
- Son más de las cinco.
Abrí los ojos y vi a Cristian zarandeándome.
- Estoy muy cansado, a ti te veo con demasiadas energías para mí.
- Para no, uffff menudo subidón anoche.
- No me lo recuerdes – aunque para recordármelo, lo primero que tendría que hacer es acordarme de algo –
- Pero si fue increíble y a ti no te vi tampoco nada a disgusto, anda levántate y comentamos.
- No me apeteceeeeeee
- Anda porfa – se me echo encima de nuevo – Estela y Alicia están durmiendo y dudo que se levanten ya hasta mañana, y me aburroooo.
- Valeeee, quítate de encima y déjame respirar- se aparto – me levanto, pero si vámonos a tomar algo fuera.
- Bieeeen, voy a vestirme.
Nos vestimos y fuimos a dar una vuelta por el paseo marítimo, hasta que nos sentamos en una terraza y pedimos unas coca-colas
- Bueno Cristian necesito pedirte un favor
- ¿Cual Albertito?
- No me llames así, sabes que lo odio. Bueno, quiero que me recuerdes que paso anoche.
Vi como arqueaba una ceja.
- No me digas que no te acuerdas.
- De nada, desde que estaba bailando, hasta que me he despertado esta mañana.
- ¿De verdad no te acuerdas de nada?
- ¡¡¡¡Que no coño!!!!
- Pues es una verdadera pena, porque uffffff, que pasada, creo que me estoy poniendo cachondo solo de recordarlo.
- No me tengas en ascuas, lo primero ¿quién era ese tío que estaba en la cama?
- Jajajaja, se llamaba Iván, tenia 26 y era andaluz, no recuerdo de donde me dijo, y no me negaras que estaba buenísimo.
- Maravilloso, pero ¿cómo llego a la cama con nosotros?
Sonrió, con una sonrisa picara, muy de Cristian.
- ¿Quieres la historia con detalles o sin detalles?
- Sabes que sin detalles, pero da igual, la vas a contar como te salga de los huevos.
- Pues también es verdad, bueno he de reconocer que esto lo empecé yo, pero chico lo diste todo, te pedí que bailaras como tú sabes y coño si lo hiciste, como te movías, Iván y yo estábamos impresionados, bueno no solo yo, te empezaron a buitrear un grupo, se te acercaban ya demasiado, así que decidí ir a tu rescate.
- Pues menudo rescate.
- Ehhh eso fue culpa tuya, te traje donde estábamos nosotros, pero tu seguías bailando como un poseso, y refrotándote contra nosotros, Iván iba contentillo y yo... bueno no olvides que tomamos lo mismo y no pudimos contenernos, te prometo que al principio solo era bailar, pero es que tú estabas desaforado.
- ¿¿¿¿¿¿Como que yo??????
- Si señorito tranquilo y sosegado, estabas mas salido que la esquina de una mesa, ya te dije que eso era fuerte, pero tu erre que erre. Bueno, la cosa es que estábamos bailando contigo cuando te pegaste a Iván y a mí me atrajiste hacia ti, a mi me agarrabas de la cintura, y a Iván no parabas refrotártele, y chico no somos de piedra, cuando nos dimos cuenta te nos estabas liando a los dos.
- ¿¿¿A los dos??? – creo que mi cara se estaba empezando a poner ya de todos los tonos de rojo posibles-
- Y tanto, y digo que te nos estabas, porque hijo parecía que nos ibas a devorar, bueno, y no sé de donde sacaste tantas manos, que pasada, eras tú el que mandabas, si propusiste tu lo de irnos los tres al apartamento.
- Dios mío, no sé si quiero saberlo
- Chico, pero si fue genial, dejaste el pabellón bien alto, menudo semental estas hecho. Nos hiciste lo que quisiste, jajajajaja, bueno corrijo, nos dejamos hacer lo que quisiste.
- Ohhhhh nooo – apoye la cabeza contra la mesa, definitivamente, no vuelvo a probar esta mierda, si es que soy un autentico capullo – dime que usamos protección, por favor, dímelo.
- Alberto por favor – se puso serio – sabes que yo, a pesar de lo que creas, tengo mucho cuidado con esas cosas.
- Bueno no te negare que es un peso que me quitas de encima.
- Bueno pues eso, fuiste allí el macho alfa, y nosotros, jajajajaja, tus complacientes siervos, jajajaja. Cuando llegamos al apartamento, te desnudaste en un segundo, y jodo, la verdad que la imagen era impresionante, tu allí erguido con la respiración acelerada, completamente desnudo con el rabo todo tie….
- ¡¡¡¡Cristian, por favor!!!!
- Vale, seré fino… o lo intentare, joder es que es muy difícil, bueno, nosotros nos desnudamos, mientras te besábamos, nos besábamos, os besabais, bueno y también nos tocábamos, ¿recuerdas el cuerpo de Iván?
- De verlo esta mañana al levantarme.
- Pues estaba muy bien, marcado, pero sin exagerar, con espaldas anchas, se parecía más al tuyo que al mío. Tras un rato besándonos, nos agachamos enfrente de ti y trabajamos a la vez tu micrófono, uffff Iván estaba extasiado, se la metió hasta el fondo, y ya sabes que con la tuya no es fácil. Pasamos a la cama para estar mas cómodos y el no se separaba de tu... de ti. Como yo conozco bien a tu amiguito, decidí encargarme de trabajar a Iván, primero se la comí un rato, no estaba nada mal, pero me centre más en su culo, era estupendo, no sé si lo tenía bien entrenado o es que estaba muy cachondo, pero mi lengua entraba en su culo como si nada, mientras, no se saco tu rabo de su boca, y por la manera que jadeabas te gustaba y mucho, solo se la saco para pedirte que se la metieras, aaaa y tranquilo que yo te puse el capuchón, y bueno, empezó la cabalgata.
- Cabrón lo estas disfrutando – he de reconocer que poco a poco se me iba relajando, y empezaba a recordar flashes en mi cabeza –
- No te quepa duda, ten en cuenta que para mí también fue el primer trió, a por cierto, si nos encontramos a Iván por alguna razón, que lo veo muy difícil le dije que teníamos 20 años.
- Vale, vale, sigue – la verdad que ahora que ya me había metido en el tema mi curiosidad aumentaba –
- Bien, tu empezaste sin miramientos, follándotelo como si fueras un caballo montando una yegua, reconozco que me puse mogollón con solo miraros, y jodo el cabrón como jadeaba y gemía, era una pasada, lo estabas volviendo loco, además jajajajaja, con lo calladito y modosito que tu eres de normal, no veas la de guarradas que soltaste por esa boquita
- No me las cuentes.
- Pues a él le encantaban, jajajaja, y a mí también.
- Pero no me las cuentes.
- Ok, bueno, mientras tú no parabas de darle y a mí me la trabajaba con la boca, y lo hacía bien, uffff hacia unas cosas con la lengua que eran una maravilla. Él se cambio un par de veces de posición pero nosotros seguimos igual, yo en su boca y tú en su culo. Finalmente te pusiste como un poseso y te corriste, joooo como gritabas, no gemías eran aullidos, Iván se corrió al momento y yo poco después en su boca, por favooooor, que maravilla de polvo.
- Uffff menuda noche.
- Jajajajajaja, pero que dices, si ya dije que estabas insaciable, creo que después de correrte, ni se te llego a bajar, se la sacaste y allí seguía el amigo, duro como un palo…
- ¿Y entonces?
- Entonces que íbamos a hacer… pues seguimos, estuvimos un rato besándonos de nuevo los tres a la vez, luego seguisteis vosotros dos, y yo fui bajando, te quite el condón y empecé a chupárosla a los dos a la vez.
- Mira que eres eh
- Jajajaja, pues tú no te quejabas señorito, y te he de confesar que eso de chuparla a dos manos está muy bien, eso sí cuando intente con las dos a la vez, así por probar, ufff no pude, me hice daño –dijo señalándose las comisuras de los labios-
- Te está bien empleado
- Bueno, como la tuya no es ninguna novedad para mi, le pedí a Iván que fuera él quien me penetrara, se puso un condón y me la metió, mientras yo no dejaba de chupártela, y joder el mejor polvo de mi vida, buaaaaaa, es increíble el que te la metan mientras chupas otra. Iván lo hacía bastante bien, aunque un poco delicado para mí gusto, y así tris tras, por delante y por detrás hasta acabar, jajajaja y por cierto casi me ahogas.
- Lo siento pero si iba tan desaforado como dices, no controlaría al… al, meterla en tu boca.
- Jajajajaja, nooo, me refiero al correrte – vengaaaa, otra vez me puse rojo – joder parecía eso un surtidor y eso que te habías corrido hace nada– mas rojo aun – y deja de ponerte rojo, coño, que conmigo hay confianza.
- Ya pero es que esta vez solo me acuerdo de pequeños fragmentos.
- Pues es una pena, porque lo pasamos de muerte, realmente alucinante. Tras eso nos dormimos y al despertarnos esta mañana, ya no estabas.
- Salí corriendo, no sabía cómo llegue allí, ni nada.
- Jajajajaja, mira que eres tonto.
Ya era casi la hora de cenar, llame a Estela pero no lo cogió, estas debían estar en el quinto sueño.
- Cristian, ¿vamos a cenar a algún sitio? te invito yo.
- Es lo menos, ya que ayer hiciste con nosotros lo que quisiste.
- Jajajajaja, como que no te lo pasaste bien.
- Y tanto, ya te digo, la mejor vez de mi vida.
La verdad es que estaba de buen humor, ahora que ya sabía la historia, y que los recuerdos empezaban a aclararse en mi cabeza, me sentía mucho más relajado y contento, y la mente se me había aclarado una barbaridad, lo pase muy bien en la cena.
- Oye Alberto, te veo muy contento esta noche, nada que ver con ayer, ¿qué te pasa?
- La verdad que ahora que ya se me ha pasado el susto de esta mañana, me siento muy bien.
- Un buen polvo es lo que tiene.
- No lo diría así… Bueno si, lo diría así, la verdad es que me siento con energías y además me he aclarado la cabeza.
- Y eso significa…
- Que cuando vuelva al colegio, hablare con Oscar, basta ya de autocompadecerse y esconder la cabeza como una avestruz.
- Me alegro – me regalo una sonrisa radiante – me dolía verte pasándolo tan mal y me gustaría verte tan contento y radiante como este verano.
- He dicho que hablare, no si se podrá arreglar.
- Lo arreglaras, si ese chico te tiene coladito hasta el tuétano, y la pregunta ¿este cambio a que se debe?
- A que me he dado cuenta, que en ocasiones, todos podemos hacer cosas, inducidos por la bebida o parecidos que en estado normal no haríamos, y que tengo que perdonarlo, porque sinceramente ya no siento rencor.
- Entonces cual es el problema.
- Pues, porque para que yo pueda estar con alguien tengo que confiar en él y no estoy seguro si puedo confiar en él de nuevo, aunque le perdone, mi confianza en él ha quedado muy tocada.
- Lo harás y volverás a ser feliz, y ahora un brindis… de coca-cola… por Alberto y su pequeño amorcito.
- Salud
Oscar
Mañana tengo que volver al colegio, porque pasado empiezan las clases pero no quiero irme sin ver a Marcos, por suerte aun estábamos los dos de vacaciones, así que esta mañana del día de reyes había quedado con él en una cafetería del centro.
Llego puntual, iba muy guapo, me gustaba su jersey, lucía una gran sonrisa y sus ojos eran tan bonitos como siempre.
- Hola Oscar
- Hola Marcos, ¿qué tal?
- Muy bien, me alegro mucho que quisieras quedar
- Si, quería hablar contigo
- Tu dirás
- Pueeeees, veras… después de lo del otro día, creoooo… creo que es mejor que no nos veamos mas.
El sábado anterior cuando me invito a subir a su casa dude, sabía que era posible que pasara algo, pero por otra parte, el día de Nochevieja me sentí muy bien con él, y seguía sin saber nada de Alberto, así que al final acepte.
La casa era bastante grande, un poco desordenada aunque acogedora, me pregunto qué quería beber mientras abria un armario lleno de botellas.
- Vaya, tienes un surtido muy completito.
- Chaval, este es un piso de estudiantes, el alcohol nunca puede faltar.
Nos pusimos los dos un ron-cola, y estuvimos hablando un rato, le pregunte cosas de la universidad, era mi último año y quería saber más cosas de la vida universitaria, y él me empezó a contar anécdotas que me hicieron reír a carcajadas.
- Sabes Oscar, me alegro que hayas querido quedar conmigo.
Me puse un poco rojo
- Yo… me alegro de que me avisaras
- Jajajajaja, estas majísimo cuando te pones colorado, te pasa mucho.
Eso solo hizo que me pusiera más rojo. Volvió a reírse y empezó a acariciar mi mejilla.
- Eres muy guapo, lo sabes ¿verdad?
Temblé un poco ante sus palabras y sus caricias
- ¿Qué te pasa Oscar? ¿te ha molestado?
- No, es que… estoy nervioso
- Pues no tienes que estarlo, no va a ocurrir nada que tu no quieras
- Es que…. no sé…
- Venga, tu solo relájate y déjate llevar.
Acerco sus labios a los míos y me beso, sus besos eran tranquilos y suaves, me gustaban, eran tan agradables.
Me deje llevar por sus caricias en el cuello, era muy atento, yo empecé a corresponder sus besos, dejando que nuestras lenguas se acariciaran. Mientras, él fue moviendo su dedo por mi camisa de forma suave, palpo mis pezones sobre la tela, haciendo que se pusieran erectos.
Sin dejar de besarme, siguió bajando su mano hasta mi entrepierna, la cual empezó a acariciar, haciendo que empezara a crecer, yo le imite y lleve mi mano a su paquete, note que estaba todo duro.
Mi reacción le animo a seguir a adelante, desabrocho el botón de mi pantalón, espero un momento y como no puse ninguna pega, bajo mi cremallera y metió su mano dentro de mí bóxer agarrando mi rabo, delicadamente pero con firmeza, haciendo que se me pusiera completamente dura. Casi sin darme cuenta me la había sacado y me estaba pajeando, me estaba gustando mucho, sabia como hacerlo, y sin embargo…
Dejo de besarme los labios, y empezó a bajar por mi barbilla, me empezó a desabrochar la camisa y su lengua comenzó a acariciar mi pecho, a lamer suavemente mis pezones, a bajar por mi abdomen, hasta que mi polla estaba enfrente de su cara, note como acercaba la nariz.
- Mmmmmm, que bien huele.
Y empezó a acariciar la punta con su lengua, sentí cosquilleo, estuvo así lamiendo mi glande un rato, hasta que se separo, me recostó sobre el sofá, apoyando mi cabeza en el brazo del mismo y me bajo los pantalones y los calzoncillos hasta la altura de los tobillos. Volvió a besarme mientras mi polla se apretaba contra su paquete.
Dejo de besarme para bajar de nuevo en busca de mi polla
- ¿Sabes que tienes una polla muy bonita?
Se la empezó a tragar, al principio solo la punta, pero luego cada vez más, aunque no llegaba hasta abajo, lo hacía bien el condenado y me estaba dando mucho placer. Mire hacia abajo, el me miro, mientras no dejaba de meterse mi rabo en su boca, me miraba con esos preciosos ojos verdes, y mi calentura se desato, ufff ahora sí que estaba disfrutando sin medida.
- Mirameeee… mírame mientras lo haces.
Lo hizo yo veía sus ojos y me ponía cada vez mas cachondo, tanto, que si me descuidaba me iba a correr.
- Para…. paaaa…ra o me corro
Se separo y se quedo de rodillas frene a mi, me acerque a su entrepierna y le desabroche el pantalón, baje sus pantalones junto con los calzoncillos, dejando libre su rabo, tenia buen tamaño, un poco menos que yo, ligeramente torcido, pero aun así estaba muy bien. Lo tenía totalmente duro y la punta brillaba de liquido preseminal, me lo metí directamente en la boca, olía bien y sabia mejor, me gustaba, era delicioso volver a tener una en la boca, aunque claro…
Lo oía jadear, así que me la metí hasta el fondo, sin ningún problema.
- Jodeeeeer, que bien lo haces….
Note como su mano se dirigió a mi nuca, marcando el ritmo de la mamada, me la sacaba, lamia la punta con la lengua y me la volvía a meter entera.
Así estuve un buen rato hasta que me anuncio que se venía, me la saque y empecé a pajearlo hasta que se vino sobre mi, derramando abundantes trallazos sobre mi pecho.
Se sentó en el sofá poniéndose a mi altura y empezó a besarme, bajo por mi cara hasta mi pecho y empezó a lamer su lefa, uffff eso me calentó, siguió así hasta dejarme casi limpio el pecho y ataco mi polla, esta vez con mayor furia que antes, no tarde mucho en anunciarle que me venía.
Sin embargo no separo su boca sino que chupo con más pasión, llenándosela de mi leche sin dejar escapar una sola gota. Aaaaaaa me encanta la sensación de correrme en la boca. Siguió chupándola hasta que empezó a perder su dureza. Subio hacia mí besándome el abdomen el pecho y los pectorales, hasta llegar de nuevo a mi boca.
- Qué bien sabe tu leche.
Me beso y note que se lo había tragado, aunque se notaba aun el sabor en su boca, no sé porque, pero no me imaginaba para nada a este chico, haciendo esto, lo veía, no se mas… más tradicional.
Nos quedamos así un rato, tumbados en el sofá, hasta que mire la hora, la 1:30.
- Creo que debería ir para casa.
- Si quieres puedes quedarte a dormir aquí.
- Gracias, pero le dije a mi padre que volvería pronto.
- Eaaa, como un niño bueno.
Fui al baño y me limpie un poco el pecho que estaba algo pegajoso, me enjuague la boca y me abroche la camisa. Antes de salir me dio un beso.
- Si quieres quedar antes de irte, me pegas un toque – me dije-
- Claro que sí.
En vez de irme a casa en un taxi me fui andando me gusta pasear con frio. Aun no había llegado cuando recibí un whatsapp de Marcos.
- Me lo he pasado muy bien, eres genial, un besote
Llegue a casa y no me pude dormir, le daba vueltas a lo de esta noche, Marcos era un tío genial, agradable, me caía muy bien, pero no más de allí, cuando estaba con él, cuando me besaba me era agradable pero no había pasión, solo cuando me miro a los ojos mientras me la chupaba sentí realmente algo más, porque en sus ojos vi los del Alberto y me imagine a Alberto haciéndolo y eso encendió todos los resortes de mi cuerpo.
Me di cuenta que de momento no estaba preparado, seguía queriendo demasiado a Alberto.
Marcos se quedo un poco sorprendido, por decirle que no nos viéramos más.
- Y eso Oscar, ¿fue por algo del otro día? ¿Fui muy rápido?
- Noooo, no es por eso, estuvo genial, pero…. pero…
- Venga Oscar, puedes decírmelo.
- Veras, eres un chico encantador, me caes muy muy bien, pero sinceramente, sigo demasiado enamorado de mi novio, de mi exnovio, aun no estoy preparado para estar con otra gente… en ningún sentido. Lo… lo siento muchísimo.
Se hizo un silencio incomodo, no sabía si Marcos se enfadaría, tenía la sensación, de que él estaba empezando a sentir algo por mí, no quería hacerle daño. Pero para mi sorpresa me miro y sonrió.
- No te preocupes niño bien, te entiendo, si crees que así estarás mejor por mí no hay problema.
- Muchas gracias Marcos, eres genial, lo último que querría es hacerte sentir molesto.
- De todas formas, no se podríamos seguir siendo amigos.
- Bueno, es que tras lo de estos días, yo… bueno tal vez dentro de un tiempo, cuando mi cabeza este mas aclarada…
- Tranquilo, se que estas en algo complicado, pero podemos aun que sea mantenernos en contacto, no se mandarnos un whatsapp de vez en cuando a ver qué tal nos va, o cuando bajes tomar un café.
- Claro, eso me encantaría.
Cuando nos despedimos, me sentí bien, no quería hacerle sentir mal, pero tampoco quería complicarme más.
Bueno empieza un nuevo trimestre, lo primero que hice esa tarde fue ir a hablar con Germán quería contarle lo de Marcos, ya que no había querido contarle nada por teléfono.
Le conté que quede con él, lo que paso esa noche y la decisión que tome el otro día, de mejor dejar las cosas como están. Me comento que le parecía una decisión madura y reflexiva, cosa que me gusto, aunque cuando añadió que era totalmente impropia de mí, no me hizo tanta gracia.
Al día siguiente baje a desayunar, Dani se acerco a saludarnos, a mi muy alegre, con Germán alegre pero….
- Oye ¿hay algún problema entre vosotros?
- No, bueno, que yo sepa no, la verdad que no hemos hablado sobre lo de Nochevieja, aunque conozco bastante bien a Dani, creo que se siente incomodo por lo que paso, no sé, me parece que no lo hubiera hecho si hubiera estado sobrio, tal vez piense que esto puede afectar a nuestra amistad, yo que sé…
- Pues será cuestión de decírselo, ¿no?
- Si la verdad que sería lo mejor, pero a ver, cuando a Dani le entran sus líos de cabeza es aun peor que tu.
Tenía razón, hace un año jamás lo habría creído, pero me he dado cuenta que Dani, en lo de comerse la cabeza es muy parecido a mí.
Cuando llego la primera clase, esperaba ese momento incomodo de reencontrarme con Alberto, lo deseaba y lo temía, le había visto por última vez en esta misma sala, lo había abrazado y sentido su calor contra mí, pero él se separo diciéndome que no sabía si me podría perdonar.
Estaba yo en mis pensamientos cuando entro, tan guapo como siempre, con esos ojos, esos maravillosos ojos verdes, me di cuenta que los de Marcos simplemente se daban un aire a esos ojos que me daban la vida.
Llego el Sr Blasco a darnos la bienvenida, contarnos objetivos del trimestre, bla, bla, bla. Yo atendí los 5 primeros minutos, y pase a mi habitual actividad de torturarme mirando Alberto, mientras él me ignoraba, pero ocurrió algo diferente, se giro y me miro directamente y ¡¡¡¡¡¡¡¡¡me sonrió!!!!!!!!!! Era esa sonrisa y esos ojos dulces que no había visto en meses, note como mi corazón se convertía en mil mariposas, es increíble el efecto puede tener una simple sonrisa.
Yo sonreí como un tonto y me puso rojo, lo que hizo que Alberto riera, y volviera a atender. No se puede negar que el curso empezaba bien.
La tarde del segundo día, estaba sentado en las escaleras del ala oeste mirando el móvil, no estaba seguro de que fuera buena idea lo de haber dicho a Marcos que nos escribiéramos, a ver si que era buena idea, lo que dijimos de mandarnos un mensaje de vez en cuando para ver qué tal y eso, pero es que en estos tres días me había escrito bastante, no, realmente me ha escrito mucho, y si fueran conversaciones normales, pues bien, pero dejaba caer muchos, “me gustaría verte cuando bajes”, “me lo pase muy bien contigo”, “eres maravilloso”, todo eso me ponía nervioso, yo no quería nada con él, pasamos un buen rato y basta, pero me daba pena no contestarle, era un buen chaval.
Creo que mejor este último mensaje no lo contestare hasta mañana, así en plan indirecta. Iba ya a levantarme cuando escuche una voz a mi espalda
- Hola Oscar
Una sonrisa de tonto se dibujo en mi cara.