Bachiller XXIII - Noche Vieja

Llega la ultima noche del año. Alberto se ha ido con sus amigos a celebrarla a Canarias, mientras que Germán y Dani van a casa de Oscar para pasarla con él

Buenas a todos, con este capítulo he tardado un poco más de lo habitual, pero he estado muy liado, y además este es largo.

En el veremos la Nochevieja, que pasan los chicos. Debo advertir que en este capítulo no hay nada de sexo, pero aun así creo que es muy muy interesante.

Este capítulo forma una unidad con el siguiente, y ese no tardare tanto en subirlo.

Y como siempre daros las gracias a todos, y deseoso de saber vuestros comentarios, mails y valoraciones


Alberto

Fin de año en Canarias, si es que Cristian y Estela, no podían hacer un plan tranquilo en casa, nooooo, ellos a lo grande, si es que…

Al principio no me llamaba mucho la atención bueno y ahora tampoco en exceso, pasar la Nochevieja tan lejos, además a esa temperatura, yo es que no concibo la Nochevieja sin frio, pero después del último día de clase, me pareció que poner tierra de por medio podía tener sus ventajas.

Cuando Oscar me abrazo, toda mi piel se erizo, de una forma que solo él podía hacer, pero recapacite en un momento, y lo separe, aunque eso no quiere decir que no me hubiera tocado la fibra sensible.

La navidad fue como la del año pasado, aburrida y triste, que solo compenso por estar con mi tío y con Carmina. Si en la anterior mis padres ocupaban mi mente, en esta lo hacía Oscar, me mando un mensaje el día de Navidad, que conteste con un escueto igualmente, pero me arrepentí, para contestar eso, mejor callarse.

El día 30 por la mañana partíamos hacia allí y estaríamos hasta el jueves 2 por la tarde. Íbamos Cristian, Estela, su amiga Alicia y yo, su amiga Natalia no pudo venir, a mi me cae bien, pero aunque ella sabe perfectamente que soy gay, tiene una manía, que es tirarme los trastos, lo mismo a Cristian, la verdad es que ya estaba acostumbrado, pero en la situación actual, se que habría sacado toda la artillería, eso me habría puesto de los nervios, así que por un lado agradezco que no viniera.

No sabía cuál iba a ser exactamente el plan y hasta que el avión no había despegado no me lo contaron.

-          Estaremos en un estupendo apartamento – decía Cristian - con vistas al mar, es grande, una habitación para cada uno, tenemos entradas para una espectacular cena de noche vieja, comida y bebida y además en plena playa y luego he conseguido entradas para una discoteca, podemos ir sobre las 2.

-          ¿Y podremos entrar? somos todos menores – apunte-

-          Jajajaja, nunca cambias, técnicamente no, pero hable para que nos metieran en la lista, no habrá problemas, ya sabes que siempre me las arreglo.

-          ¿Como se llama la discoteca y el sitio de la cena?

Cristian me dio los nombres, y busque la fiesta tenia buena pinta en un gran restaurante en la misma playa, pero la discoteca ya no me gusto tanto, que cabrón, tendría que habérmelo dicho.

-          Oye listillo ¿es esta la discoteca?

-          Claro, ¿a que está bien?

-          ¿Cómo que bien? ¿¿¿tú crees que lo que me apetece es ir a una disco gay??? No está el horno para bollos.

-          Venga Alberto – me pellizco la mejilla – nos lo pasaremos genial.

-          No me llama en absoluto, y tú no te escondas mal bicho que seguro lo sabías todo desde el principio.

Estela había desaparecido detrás del asiento, y volvió a aparecer poco a poco mirándome con ojos de ternero degollado.

-          Joooo, es si te lo hubiera contado no vienes.

-          Claro que no, me imaginaba fiesta, playa, arena, pero no esto, no quiero nada para asociar.

-          Nada de asociar de qué  – dijo Estela -

-          Nada en plan de ambiente, ni eso

-          Coño – dijo Cristian – pues no me vas a poder mirar en todo el viaje

-          Tú no cuentas, lo que no quiero es ver a tíos besándose y abrazándose, y menos que alguno intente tirarme la caña.

-          Ayyy hijo que talibán eres – dijo Estela – donde vamos es ante todo es una zona de fiesta, seguro que en la discoteca hay de todo.

-          Claro Alberto – intervino Alicia- nosotras vamos a ir también, y si quieres te protegemos y te alejamos a los moscones.

-          Ayyyy que cruz.

El vuelo duraba tres horas, yo me quede mirando a la ventanilla pasando del liante Cristian mientras Estela y Alicia sentadas delante iban a sus cosas. Llevaba así casi una hora

-          Vengaaaa, no te enfades conmigo – dijo Cristian apoyando su cabeza en mi hombro y haciendo pucheros –

-          Pues un poco si, eres un traidor

-          Pero ¿porque te molesta tanto?

-          Porque si, estos días quería olvidar a Oscar, desconectar, pero allí con todo chicos, abrazándose y besándose, no me voy a poder hacerlo, como ya vea a un chaval pequeñico y moreno, ya la hemos cagado, además…

-          Además ¿qué?

-          El ultimo día de clase –baje la voz- vino y me abrazo, pidiéndome por enésima vez que le perdonara, ese abrazo me lleno de… de…, no se pero reaccione a tiempo, lo siento no lo puedo perdonar, porque…

-          Porque eres un tozudo y un orgulloso –dijo Estela –

-          ¡¡¡Queeee!!!! ¿¿¿Estamos bien las cotillas de delante??? – dije-

Se rieron y siguieron a lo suyo, yo continúe con Cristian.

-          Pues eso, que me dejo tocado, y no creo que esto sea lo mejor, para no pensar en él.

-          Chico, no te molestes por lo que te voy a decir, pero Oscar me da pena, está claro que ese mal bicho que tenéis por allí es el artífice de todo, si a eso le sumamos que iba borracho… a ver que no quiero decir que no haya metido la pata hasta el fondo, pero por lo que cuentas, se le ve arrepentido de verdad y lo está pasando muy mal con tu actitud, y tu también, eres un tozudo y un orgulloso, de siempre.

-          ¡¡¡¡¡¡Lo ves!!!!!!  - grito Estela -

-          Calla  ya alcahueta – le dije- ¿Y que se supone que tendría que hacer? Olvidarlo y fiesta, no puedo, pienso en él continuamente.

-          No digo eso, pero es que tu, el no perdonarle te lo has agarrado como un mantra y eso tampoco es, date tiempo, pero con el objetivo de perdonarlo.

-          Ummm no se

-          Mira yo te voy a decir lo que debes hacer, mañana tienes ponerte bien guapo e intentar ligarte algún chico, así te olvidas un poco de tus penas y además disfrutas.

-          Eso es lo que harías tu ¿no?

-          Jajajajaja, yo no necesito ninguna escusa para ello, pero enserio te vendría bien para aclarar la cabeza, para saber qué dirección quieres tomar, si puedes olvidar a Oscar o si puedes perdonarle.

-          Vaaaa, al final estas fiestas son todas iguales, si acabo con alguien, acabara siendo contigo, como siempre.

-          Anda ¿¿¿y eso es un problema??? nunca nadie se ha quejado.

-          Jajajajaja, Cristian, al final siempre me haces reír.

-          Bueno tú no te des mal, será lo que sea,  y si al final acabas conmigo – puso una sonrisa picara -pues ya sabes que me portare muy muy muy bien y seré muy entregado.

-          ¡¡¡¡Tu lo que serás es zorron, como siempre!!!! -soltó Alicia-

-          A callar, par de marujas – les contesto-

-          Ayyy – dijo mi hermana – es que vuestra conversación es más interesante que la nuestra.

A medida que paso el día se me fue pasando el mal humor, de la encerrona de Cristian y de Estela. La verdad que el apartamento estaba genial y las vistas me encantaban, dando directamente al mar. Comimos en el hotel y nos fuimos a pasear por la playa, y a recorrer chiringuitos, con lo que se nos paso toda la tarde, me sorprendió que hubiera tanta gente, se ve que a muchos les gusta el fin de año en clima cálido. Cenamos en un restaurante junto a la playa y luego estuvimos bebiendo un par de mojitos.

Las chicas querían bailar y fuimos a un pub muy agradable en el mismo paseo marítimo, con zona de baile y terraza. La verdad que si que se notaba que estábamos en una zona gay friendly, había un par de parejas en la terraza y también en la zona de baile. Yo me quede en la barra tomando otro mojito, mientras el resto se iban a bailar. Estaba allí, cuando vi a un hombre de más de 30 años que no dejaba de mirarme y ponerme ojitos, yo intentaba ignorarle pero me causaba desazón. Cristian se fijo y me hecho un cable, agarrándome por la cintura, como si yo fuera su novio y dándome un beso en la mejilla. El tío puso cara de decepción y se fue.

-          Ufff, menos mal, y esto es aquí, imagínate mañana

-          Tranquilo yo te protegeré

-          Pero si tú eres peor que 10 como ese.

Al día siguiente, 31, decidimos bajar a pasear por la playa ya que hacía unos estupendos 23 grados. La verdad es que aunque prefiero la montaña, disfruto mucho en la playa y me lo pase muy bien, corriendo por la arena e incluso entrando un poco en el agua.

Ya por la tarde empezamos a prepararnos, la cena empezaba a las 21:00. Por suerte era cena en plan informal, no quería arreglarme demasiado, me puse una camisa blanca de manga larga, que me marcaba muy bien el cuerpo y unos vaqueros azul oscuro, no quería complicarme, Cristian iba parecido a mí, pero con camisa morada, y un colgante con una estrella al cuello, las chicas en cambio iban mucho mas arregladas que nosotros, Estela con un vestido negro, a solo un hombro, que le llegaba hasta un poco por encima de las rodillas, el de Alicia era parecido, pero rojo, sin tirantes y algo más corto, ambas llevaban escotes generosos y tacones muy altos.

-          Vayaaaa estáis espectaculares

-          Gracias hermanito –agarro mi cara tiernamente- y hoy a pasarlo bien ¿de acuerdo cariño?

-          Te lo prometo.

La cena era en una enorme sala de un restaurante, como la de las bodas, donde no había menos de 200 comensales en mesas de distintos tamaños, había una estupenda vista de la playa, donde seria la fiesta de después, la verdad que la cena estuvo muy bien, abundante y buena, aunque fuimos comedidos con la bebida, aun quedaba mucha noche.

Eran las 23:15 cuando me llego un mensaje de Oscar, felicitándome el año nuevo, me quede extrañado, pero… jodeeeer, claro, estamos a una hora menos. Decidí ignorarlo, no había pensado en él apenas esa noche y me lo estaba pasando bien, no quería empezar a rallarme ahora, pero sí que me ralle, me quede tristón hasta que llego el año nuevo.

¡¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!!

Serpentina, matasuegras, antifaces y todas esas cosas, brindamos con champan, Estela y Alicia me dieron un par de abrazos y unos besos, Cristian me abrazo y me levanto en volandas, casi me ahoga, la verdad que en ese momento se lo agradecí mucho a los tres.

No habrían pasado ni 20 minutos cuando abrieron las puertas y pasamos la instalación de la playa, menos mal que había una zona entarimada, Estela y Alicia habrían muerto en la arena con sus taconazos. Empezó la música y la bebida, estuve bailando un rato con las chicas, luego bebiendo algo con Cristian pero él iba y venía, bailando con alguna chica, jajajaja, siempre ha sido así, al cabrón le encanta tontear con ellas, aunque claro, luego no hace nada.

Yo volví a sacar el móvil, mirando de nuevo el mensaje de Oscar, no era tampoco ninguna cosa especial.

- Feliz Año Nuevo Alberto, pásalo muy bien esta noche, un besote muy grande.

Decidía contestarle, pero al final no lo hacía, para navidades le conteste y para poner una simpleza como ese día, prefería no decir nada.

Así pasaba el rato. Cristian se quedo conmigo en la barra tomando cubatas, mientras que Estela y Alicia hablaban desde hacía rato con dos chicos, eran gemelos, por la pinta extranjeros, rubios, de 1,90 cada uno, se daban un ligero aire a Daniel.

No eran ni las 2 cuando Cristian se acerco a buscar a las chicas, les dijo algo, ellas hablaron con los gemelos, y vinieron hacia mí.

-          Alberto – dijo Estela - te presento Konrad y Helmunt, son alemanes – les di la mano- les he convencido para que vengan con nosotros.

De cerca eran como dos gotas de agua, rubios, con ojos grises y barbilla fuerte, si, eran muy típicos alemanes.

-          Ah ¿ya vamos a la disco esa? - pregunte sin mucha ilusión -

-          Si, está cerca de aquí, podemos ir andando, venga ya verás que lo pasaremos bien – dijo Cristian

Cuando llegamos, como dijo Cristian estábamos en lista y no tuvimos ningún problema en entrar, los amigos germanos de Estela y Alicia no, pero Cristian solo tuvo que hablar un momento y logramos que también entrar, siempre me sorprendo lo bueno que es consiguiendo contactos e influencias.

El sitio era enorme y aunque había ya mucha gente, ni de cerca estaba a rebosar, y tenían razón, si bien era una discoteca gay, en realidad era una zona de marcha en general, pero no arreglábamos nada, estaban las parejas de chicos besándose y abrazándose, cuando veía una pareja de alto y bajito, me hacia torcer el gesto

Nos pusimos en la barra y nos pedimos unas copas. Llevaba ya tres cubatas, mas el vino de la cena, pero intentaba ahogar mis penas en alcohol. Yo notaba que el resto querían irse a bailar, pero no querían dejarme solo, al final les convencí de que fueran, que estaría bien, me quede allí tranquilo en la barra, bebiendo, pensando en Oscar, ¿Por qué tenía que mandarme ese puñetero mensaje?

Iba a mitad de mi copa cuando un chico me saludo mientras me sonreía y se ofreció a invitarme a una copa, era guapo la verdad, algo rubio con bonita sonrisa y unos preciosos ojos azul claro.

-          No ves que ya tengo una copa, déjame en paz

Se marco poniendo cara de compungido. Fui un borde además de injusto, solo porque me recordó en sus facciones al cabrón de Isaac. ¿Qué me pasaba? me estaba volviendo un amargado y un borde, no me gustaba ser así, no pude evitar ponerme triste, ya no solo por Oscar, si no por cómo me estaba cambiando el carácter.

-          Eyyyyy, perdona por dejarte solo tanto rato.

Era Cristian, me estaba abrazando, debía haberme visto, llevaba la camisa medio desabrochada.

-          Vaya, te he debido cortar en algo importante

-          Nada, he venido a algo más importante

Y encima les estaba cortando la fiesta a mis amigos, no, hoy no, no iba a pensar ni en Oscar, ni en Isaac, ni en mis penas, ni en mis mierdas, hoy no y Cristian me iba a ayudar.

-          Ven, acompáñame al baño – le dije –

Le lleve de la mano, tenía cara de no entender nada.

El baño era enorme, y no había mucha gente, solo un chico que estaba en un meadero de pared, se nos quedo mirando, y nos sonrió, pero yo no estaba pensando en nada de eso.

-          Necesito tu ayuda, solo por hoy.

-          Me das miedo Alberto, ¿qué quieres?

Me acerque a su oído.

-          ¿Tienes algo?

-          ¿Algo de qué? – pregunto también en susurro, a pesar de su respuesta me había entendido –

-          Cristian, que nos conocemos bien

-          Alberto tú no eres de ese palo, además yo ahora casi tampoco.

-          Ya sé que no soy, pero hoy no quiero pensar en nada, hoy no, quiero olvidarme absolutamente de todo.

-          Te entiendo, pero así no funciona.

-          Por favor, por favor, solo por esta vez ¿tienes?

-          ….

-          Solo esta vez, te prometo que solo esta vez.

-          Alberto… esto es una mierda te lo digo yo, no es la solución.

-          Te juro que nunca más, solo hoy

Cristian se quedo unos minutos pensando, hasta que contesto.

-          Espera aquí

Se metió en uno de los baños, yo me quede allí esperando, mientras el tío del meadero que había ido a lavarse las manos me devoraba con los ojos, me hacía sentir incomodo.

Por fin salió Cristian, me agarro por el cuello, y pego sus labios a los míos, yo no esperaba que hiciera eso, note como abría mi boca con su lengua, iba a separarme cuando note algo que pasaba de su boca a la mía, y me lo trague.

Se separo de mí y me miro a los ojos, acerco su boca a mi oído

-          Es fuerte, así que no me separare de ti ni un momento.

-          Ok, muchas gracias Cristian.

Me agarro del cuello suavemente y me dio un beso en la mejilla.

-          Vamos a por una copa.

Volvimos a la barra, nos pedimos la copa y me llevo a la pista, donde estaban Estela y Alicia bailando con sus alemanes, bueno bailando…  Alicia se lo estaba ya comiendo, y Estela casi casi.

-          ¡¡¡Alberto!!! – se acerco Estela – ¿dónde te habías metido? Fui a la barra y no estabais, me tenías preocupada.

-          Fui al baño un momento, pero ya me vengo aquí con vosotros.

Me sonrió, el que estuvieras con ellos la dejaba más tranquila, y eso es lo que quería, no fastidiar la noche a nadie. Yo de momento no sentía diferente, estaba allí, con mi copa en la mano y con Cristian al lado.

-          Antes ¿te he interrumpido algo? – le pregunte –

-          Nada, bailaba con chico así alto y grandote y me empezó a desabrochar la camisa,  estaba bien y ya me conoces yo me dejaba, pero te vi todo triste en la barra y lo primero es lo primero.

Bebí el último trago de la copa, y fue entonces cuando empecé a sentir los calores, uffff, la música era machacona y sincopada, no era la que más me gustaba pero ahora curiosamente me estaba atrayendo, el cuerpo me pedía seguir la música, la cabeza empezaba a ir por su propio camino, veía Estela que también se estaba liando ya con su alemán.

Cristian en frente mío me acompañaba bailando, note que alguien se ponía a mi lado a bailar, pero Cristian se acercaba y me atraía hacia él, para quitarme a los moscones

-          Chico, los atraes como la miel.

-          Jajajaja, es que estoy muy bueno

Yo seguí bailando frente a Cristian, había detrás de él un chico, de unos 25 o así, de nuestra altura, moreno de piel y de pelo, pero con ojos claro, llevaba vaqueros y un polo verde, que dejaba adivinar un cuerpo musculoso, me fije que no quitaba ojo a Cristian,  así que le hice un gesto que comprendió, y Cristian se desabrocho totalmente la camisa, dejando ver todo su fuerte torso.

Mi copa se había acabado y fui a por otra, ya la cabeza me era como una ruleta dando vueltas, y tenía la vista algo desenfocada pero no me encontraba mal, de hecho me sentía estupendamente.

Volví con mi copa a donde estábamos, las luces de flash y la música me incitaban, y el calor, uffff que calor.  El nuevo amigo de Cristian le hablaba al oído, me señalaba la cabeza, me hizo señales para acercarme, me presento no me acuerdo que nombre me dijo, pero tenía una sonrisa bonita.

-          Quédate aquí cerquita con nosotros – me dijo Cristian –

-          No quiero cortaros el royo.

-          Tranquilo, si solo nos hemos saludado y estamos hablando un poco.

Cristian se acerco a mí  y empezamos a bailar juntos de nuevo, su imagen se me descentraba y se volvía a enfocar, mi cuerpo era cada vez más esclavo de la música, y que seeeed. El nuevo amigo miraba con una lujuria, no sé si él, a mi o los dos, pero me estaba poniendo que nos mirara de esa manera (Dios ¿esto lo he dicho yo?), agarre mas a Cristian y le pase la lengua por la mejilla, notando como raspaba su incipiente barba perpetua.

-          Uffff, no sé que me has dado pero… aaaaa… se me va…

-          Jajajajajaja, te dije que era fuerte.

-          Tu amigo no hace más que mirarte

-          Pues no te creas que tú no tienes admiradores, hay un grupito de 3 treintañeros detrás de ti, que se te comen con los ojos.

-          Ayyyy se me va la cabeza y que calooooor Cristian

Entonces la música cambio, era una canción de los 90 ( http://www.youtube.com/watch?v=Ht-m4vMWRqA ), pero yo la conocía de hace dos veranos.

-          ¡¡¡¡¡Ostras Alberto!!!!! Te acuerdas de esta canción de fiesta en verano.

-          Joder para no…

-          Como te movías con ella cabrón, siempre he pensado que tienes algo cuando bailas que hipnotizas.

-          Ahora estoy bailando.

-          No como tú sabes

Bajo sus manos a ambos lados de mis caderas, incitándome a moverlas

-          Anda baila como tú sabes

-          Voy a calentar a los de atrás

-          Ya van calientes

-          Pues se van a cagar

Madre miaaaa, esta cosa me está perdiendo, me separe de Cristian y deje que la música me envolviera. Empecé con las caderas, al ritmo de la música, los hombros, los brazos, los pies, las piernas, la cabeza, todo al ritmo de la música. Me deje llevar.

Bailando de la forma que me había pedido Cristian, notaba como el calor subía, sentía que mi camisa sobraba, empecé a desbrochar algunos botones, notaba los ojos que se clavaban en mi, las luces me mareaban pero me encantaba este mareo, me desabroche la camisa por completo, estaba todo sudoroso del calor y de moverme.

Note un pecho contra mi espalda, y una entrepierna que se pegaba a mi culo, una respiración junto a mi cuello, otra a mi costado, una mano que acariciaba mis abdominales, una mano que agarraba mi brazo y de repente, me llevaba hacia otro lado, los ojos de Cristian mirándome, su sonrisa, su voz como un eco lejano

-          Cabrón, has causado sensación

No lograba contestar, mis sentidos estaban solo puestos en la música.

La música, la música alrededor de mí, dentro de mí, junto a ese calor, ese calor que me quema, cerré los ojos y seguí moviéndome al son de la música. Note unas manos recorriendo mi pecho, las luces de flash, unos labios en mi cuello, la música, las manos deslizándose por mis caderas, calor, mas calor, unos labios contra los míos, una lengua entrando en mi boca, acariciando la mía, acariciando la suya, música, una boca que exploro con mi lengua, calor, luces, luces, luces, unos labios acariciando mi oreja, una mano en mis pectorales.

Manos…calor…labios…luces…música…labios…luces…calor…calor…calor…calor...

Oscar

Cuando le dije a mi padre si podrían venir Germán y Dani para Nochevieja no hubo problemas, sin embargo, cuando me pregunto por Alberto, le tuve que decir que habíamos acabado, le apeno bastante, la verdad que creo que le apeno eso más que mi bajón en las notas, pero al verme que era un tema con el que no estaba a gusto, me abrazo e intento animarme. Me alegro que no quisiera saber más, ya que no podía contarle lo que había pasado, me daba demasiada vergüenza.

Navidad fue tranquila, con la familia, no había mucho más que hacer la verdad, como al final aprobé todo y aquí no tengo mucha gente, lo único una tarde tomando algo con mis primos. Pensé mucho en llamar a Alberto, a pesar de lo que me dijo el ultimo día de clase, bueno, habíamos hablado era un avance, pero tras su escueta respuesta de navidad, decidí mejor que no.

Así que estos días, han sido una serie de aburridas horas viendo la televisión, jugando al ordenador, y paseando por la ciudad, la mayoría de las veces sin un rumbo fijo.

El 31 por la mañana llegaron Germán y Dani, la cena seria en mi casa con mis tíos, mis primos y mi padre.

Ambos se llevaron muy bien con mis primos, sobretodo Dani, ya que es muy futbolero, como nosotros, Germán en ese tema estaba un poco más descolocado, y pasó más rato conmigo.

Tras la cena, las campanadas y las uvas, nos fuimos a arreglar, aunque yo no sé muy bien para qué, no íbamos  a ir a ningún sitio elegante. Yo antes de eso envié un mensaje a Alberto, se que en el de Navidad me contesto muy escuetamente, pero necesitaba enviárselo.

No era una Nochevieja muy fría para lo que suele ser aquí, así que no tuve que ponerme muchas capas. Me puse una camisa roja, pantalones negros como los zapatos y una chaqueta de lana. Germán iba muy arregladito, para como suele ir él, con traje como para una boda, hasta con corbata, pero mas informal, le quedaba bien, pero Dani estaba realmente impresionante, con un fino jersey verde, con cuello en V, que marcaba sus músculos, pero sin tensarlo, una camisa rosas claro y unos pantalones marrones claro, que le hacían un culo que daba ganas de morderlo. Se había puesto una pequeña cresta en el pelo que lo favorecía.

-          Estas… esta increíble – dijo Germán impresionado-

-          ¿De verdad te lo parezco? – dijo Dani sonriendo –

-          De verdad, estas guapísimo.

-          Si – dije yo-¿qué pretendes? ¿ligar hoy?

-          Pues no te diré que no

-          Jajajaja, pues está un poco difícil, por donde vamos no creo que haya mucho de nuestro gusto.

Salimos de mi casa con mis primos a unos bares del casco viejo, donde quedaron con sus amigos, estuvimos allí un rato, bebiendo varias rondas de chupitos, yo solo bebí un par y suabes, desde una mala experiencia, evito beber. Tampoco estaba en exceso animado, cada cinco minutos miraba a ver si Alberto me había contestado y nada.

Eran casi la 1:30 cuando mis primos me dijeron que se iban a una discoteca, pero es de música muy pum-pum-pum, y a la verdad que a nosotros eso no nos iba, así que decidimos quedarnos por ahí e ir a otro sitio, dimos varias propuestas, hasta que Dani hablo.

-          Yyyyy…. Bueno… ¿y si fuéramos al ambiente?

-          ¿¿¿Cómo???? – dijo Germán – ¿Quién eres y que le has hecho a Dani?

-          Nunca he estado en un sitio de esos, en Madrid me da miedo encontrar a algún conocido, y como aquí no me conoce nadie...

-          Bueno no sé, ¿tú qué opinas Oscar?

-          Pues si vosotros queréis, pero ¿podremos entrar?

-          ¿Por qué no? - quiso saber Dani –

-          Pues porque – conteste – sin contar que tenemos los tres 17 años, la mitad de los bares estarán de cotillones.

-          Pero vosotros entrasteis la otra vez que estuvisteis allí.

Recordé la última vez que estuve, cuando Alberto me invito a su fiesta y me abrazaba por la espalda, joder, porque no me contestaba, vi como Germán apretaba la pierna de Dani.

-          Bueno – dije finalmente – hoy hay mucha gente, puede que podamos entrar en uno o en otro.

Nos encaminamos hacia allí, uffff vaya caos, las calles estaban atestadas de gente, y como imagine había cotillones en la mitad de los bares. Cuando llegamos empezamos a mirar a ver si podíamos entrar en alguno que no hubiera cotillón, en los dos primeros había portero y nos tuvimos que volver, pero en el tercero logramos entrar. Estaba bien con una zona arriba con asientos y una barra y la zona de baile propiamente dicho más abajo, con otra barra. Nos pedimos unas copas, bueno las pidió Dani, que parece el más mayor, y nos sentamos en los sillones, Dani me hacía gracia, estaba como un niño en una juguetería empapándose de todo, me gustaba verlo así, estaba mas como era él, más alegre.

Cuando nos pedimos la segunda copa Germán dijo

-          No nos vamos a quedar aquí como unas abuelas ¿no?, vamos a bailar un rato.

-          Ir vosotros yo me quedo por aquí

-          Venga no seas cenizo, ven con nosotros.

Al final baje, pero tras bailar un poco empecé a aburrirme.

Me apoye en la pared, mirando la pista, bebiendo mi cubata y con la cabeza en mis pensamientos. Acabe la bebida y fui a pedir otra, mi promesa de no beber a la mierda, mire el móvil por 57ª vez, nada. Al volver había un chico en el sitio donde yo estaba, así que me puse un poco a mas a un lado. Era un chico normal ni alto (bueno para mí, si), ni bajo, no gordo ni flaco, ni guapo ni feo, normal, pero tenía unos bonitos ojos verdes.

De repente se dio cuenta que lo estaba mirando descaradamente, yo gire la cabeza y el sonrió, me puse rojo, yo y mi gran capacidad para el disimulo.

-          No parece que te lo pases bien en Nochevieja.

Me gire, me estaba hablando, me di cuenta de que tenía una sonrisa simpática

-          Estoooo… bueno la verdad es que he salido por salir, a mi no me apetecía nada.

-          Como yo, mis amigos me han arrastrado hasta aquí.

-          Yo los he tenido que acompañar también.

-          Me llamo Marcos – me extendió una mano –

-          Yo Oscar – se la estreche –

-          Me he fijado que me estabas mirando, ¿te conozco de algo?

-          No, es que me estaba fijando en tus ojos, son bonitos.

Muy bien Oscar, muy bien. Intentas verdaderamente ligar y no te sale mejor.

-          Jajajaja gracias, me has animado la noche – me puse algo rojo – oye te apetece que vayamos a arriba, se puede hablar mejor, creo que a ninguno nos apetece bailar.

Mire a Germán y a Dani, bueno estaban entretenidos bailando, no creo que me echen de menos, y estaba  a gusto hablando con este chico.

Subimos, el bar se había llenado bastante  pero vimos dos banquetas libres junto a la barra y nos sentamos.

-          ¿Y porque un chico tan guapo como tu esta tan triste en Nochevieja?

-          Pues – me volví a sonrojarme – bueno he pasado una temporada muy difícil

-          ¿En qué sentido?

-          Lo he dejado con mi novio hace mes y medio

-          Vaya lo siento, entiendo que estés así, yo bueno, estuve en una relación de casi un año, pero se acabo en verano, lo pase también muy mal.

-          ¿Y ahora como estas?

-          ¿Sabes lo de que el tiempo todo lo cura? Pues es verdad

-          Yo es que pasa el tiempo, y la verdad no me sirve para nada, es como si lo hubiera dejado ayer.

-          ¿Y no hay posibilidad de arreglarlo?

-          Pues, por mi parte sí, pero por la suya… cada vez estoy más convencido de que no, la cague, la cague pero bien.

-          Bueno, hoy no es día de hablar cosas tristes, que es año nuevo. ¿Quieres un chupito?

-          Vale pero de algo suave

Nos tomamos un par de chupitos de licor de melocotón y estuvimos hablando un rato de cosas intrascendentales, la verdad que era un chico divertido.

-          Oye Oscar, ¿te puedo preguntar una cosa?

-          Sí, claro.

-          ¿Cuántos años tienes?

-          No eres el dueño del bar, ¿verdad?

-          Jajajaja, no

-          Vale, tengo 17

-          Vaya estoy aquí ligando con un menor – dijo fingiendo voz seria- estoy al borde de un delito.

-          Jajajajaja, ¿estás ligando conmigo?

-          ¿No se nota?

-          Nunca he sido una persona muy perspicaz

Estiro su cuello y sus labios se juntaron a los míos, eran suaves y quedaba en ellos el sabor a melocotón.

-          ¿Y ahora se nota?

Volvió a besarme, esta vez, yo también devolví el beso, ni lo esperaba ni lo tenía planeado, pero en el fondo estaba tan necesitado de besos que los recibí como el agua en el desierto.

Se levanto de su banqueta y se pego mas a mí, a cada beso su lengua intentaba entrar en mi boca, tarde un poco, pero al final la abrí y deje que el llevara la voz cantante. Eran besos sosegados, con el nivel justo de pasión, lo que necesitaba en ese momento. Sus brazos me rodearon y yo hice lo mismo. De vez en cuando nos separábamos y nos mirábamos a los ojos, esos ojos verde claros que habían iniciado esta situación.

Estuvimos así un rato, no sé cuánto, aunque tampoco mucho, cuando su móvil sonó, lo saco y torció el gesto

-          Vayaaaa, me tengo que ir – dijo-

-          ¿Ya?  ¿tan pronto? si solo son… las cuatro y media.

-          Lo siento, pero mañana madrugo, voy a mi pueblo a comer con la familia.

-          Claro, si tienes que madrugar…

-          Bueno… yo… no vivo muy lejos… si quieres… nos tomamos la ultima…

-          Ehhh, gracias, pero mejor que no, mis amigos se tienen que quedar en mi casa y no les puedo dejar.

-          Tranquilo, no pasa nada, voy a ver si me despido de mis amigos – me dio un pequeño pico- me ha gustado mucho conocerte.

-          A mí también.

Se fue y me pedí una coca-cola, me la pensaba tomar tranquilamente cuando me pusieron la mano en el hombro.

-          ¡¡Vaya!! ¿al final no te vas?

-          Sí, me tengo que ir pero… me gustaría preguntarte si… querrías darme tu móvil, así podemos quedar algún día.

-          Claro – nos dimos los móviles – pero yo solo estoy aquí hasta el miércoles, y no creo que vuelva hasta semana santa.

-          ¿Cómo? Si me habías dicho que tus amigos habían venido de fuera a verte.

-          Sí, yo soy de aquí pero estudio en Sahú

-          Jajajajaja, encima de ligar con un menor, con un niño bien, de esta no me libro

El comentario me hizo reír, me di cuenta que llevaba bastante tiempo sin soltar una risa sincera.

-          Bueno me voy – me dio un nuevo pico – hablamos

-          Hablamos

Estaba animado, era lo primero bueno que me pasaba en casi dos meses horribles y había logrado quitarme a Alberto de la cabeza, un rato. Volví a mirar el móvil, nada.

Me tome tranquilamente la coca-cola, mire el móvil por última vez, y fui hacia abajo a buscar a Germán y a Dani, no los encontraba, no estaban donde antes, ni en las barras de abajo, fui mirando, hasta que los encontré.

Germán

-          No sé qué te pasa Dani, pero estás diferente.

-          ¿Mejor o peor?

-          Muchísimo mejor, desde antes incluso de acabar las clases te veo mucho mejor.

-          Gracias Germán, tú tienes bastante culpa de ello, me has ayudado, estando siempre ahí – se acabo lo que le quedaba del cubata- ¿me acompañas a por otra?

-          Hijo ¿cuántas llevas?

-          Pues – empezó a contar con los dedos – pos nu se.

-          Ayyy vas a acabar tu hoy bien.

-          ¿Me acompañas entonces? – dijo poniendo una tierna sonrisa-

Llevaba tal cara de felicidad que hoy no podría negarle nada.

-          Vaaaale, pero ¿qué hacemos con Oscar?

-          Oscar estará bien.

Desde donde estábamos veía a Oscar hablando con ese chico que creo que le tiraba los trastos, es posible que pasara algo, no lo veía mal, había pasado ya mes y medio, y la cosa seguía… bueno no había mejorado mucho, tal vez debiera empezar a plantearse el borrón y cuenta nueva, pero temo que luego Oscar se ralle o se sienta mal por ello.

-          Venga, vamos.

Llegamos, Dani se apoyo en la barra y pidió su enésimo cubata, yo aun llevaba el mío a mitad. Me di cuenta como unos desde atrás no perdían ojo al culo de Dani, que hoy se veía impresionante con el pantalón que llevaba, reconozco que yo también se lo he mirado toda la noche de forma descarada.

-          Pero hoy estás más contento aun ¿me vas a explicar a qué se debe?

-          Te parece poco venir a un sitio así, que para mí era como el mundo perdido, además con dos de mis mejores amigos.

-          Aun te falta ligar

-          Aun es pronto ¿no?

-          Ehhh, si, hoy cierran a las 6 y no son las cuatro aun.

-          Ves tengo tiempo.

-          Bueno ahora enserio, ¿qué es lo que ha pasado para que se haya empezado a producir este cambio?

-          Pueees… me he quitado un gran peso de encima, y eso me ayuda a poder enfrentarme a las cosas con más fuerzas.

-          ¿Y que era ese peso?

-          Que… me he dado cuenta de que ya no estoy enamorado de Alberto.

Joooodeeeer, me bebí el cubata de golpe.

-          Chico que te atragantas.

-          Arggg- me atragante – anda pídeme otro.

-          Jajajajaja.

Ya con un nuevo cubata y el corazón dando saltos seguimos hablando.

-          Vaya notición ¿y cuando te has dado cuenta?

-          Pues la verdad, que tendría que haberme dado cuenta hace tiempo, ya en verano las cosas habían mejorado bastante, y hace ya un par de meses que se había acabado, pero no me di cuenta hasta un poco antes de las vacaciones, que lo que sentía por él, no era ya amor, pero bueno, ya sabes que soy bastante tonto.

-          No me gusta que digas eso.

-          Es la verdad, se juntaron una serie de cosas que me confundian, yo a Alberto le quiero mucho, junto con vosotros es mi mejor amigo, y bueno, no sé si te habrás dado cuenta de que esta tremendo.

-          Si, evidentemente.

-          Esos sentimientos de cariño y atracción física los tenia y los sigo teniendo, antes sentía amor de verdad, pero desde hace meses confundía eso con amor, y el otro día, hable con él, me pregunto, como estaba… bueno de eso, se que él se ha rallado mucho por mí, y allí me di cuenta de que ya estaba, se había acabado.

-          Joder, pues para tanto decir que eres tonto, acabas de hacer una reflexión cojonuda.

Note como se ponía rojo.

-          Gracias Germán, gracias por haber estado allí siempre, siempre que lo he necesitado, la verdad que sin ti no habría podido con todo esto.

Me acaricio la mejilla, ahora fui yo el que se puso rojo.

-          No… no es nada, no he hecho nada del otro mundo

-          Sabes, yo me considero tonto, pero con lo que dices tú también lo pareces, no eres consciente de la capacidad que tienes para ayudar, siempre sabes que hacer, sabes que decir, y además, en su justa medida y en su justo momento.

-          No yo no… sois mis amigos, es lo menos…

-          No todo el mundo es capaz de esto, pero tú no lo valoras, porque lo tienes de serie.

-          Dani creo que has bebido mucho.

Se acabo el cubata de trago y pidió otro.

-          Jajajajaja, es verdad, y pienso beber aun más porque estoy muy contento, porque creo que las cosas van a mejorar, pero no me voy a quedar sin decirte lo grande que eres.

-          Porfa Dani déjalo ya – creo que ya tenía en la cara todos los tonos de rojo.

-          Si no llega a ser por ti, no sé como habrían acabado Alberto y Oscar, y no sé cómo habría acabado yo, no sabes lo que te debemos.

Cogió y me dio uno de sus característicos abrazos de oso.

-          Daanii…. Que me matas y casi… ni hemos empezado el…. año.

Se separo, agarro tiernamente mi cuello mientras nos miramos a los ojos.

-          Gracias Germán, eres increíble – su cara estaba a un paso- eres maravilloso.

Venga Germán, con un par, el no, ya lo tengo. Alargue mi cara y le bese, suavemente, no sé si se retiraría, se había quedado quieto, yo no me despegue y comencé a mover los labio, poco a poco empezó  a devolverme el beso, yo lleve mi mano a su nuca.

Saque la lengua y su boca se abrió al instante, sus brazos fueron bajando por mi espalda, hasta llegar a mi cintura, al principio me agarraban con timidez, pero luego note la fuerza de Dani, yo enrosque los míos a su cuello.

Ahhh los besos de Dani, no son como ese beso robado hace tantos meses, son mucho mejor, son pasionales, pero a la vez son tiernos, me han conquistado desde el primer momento, poco a poco le fui empujando hasta acabar apoyados en la pared. De vez en cuando se separaba, y respiraba entrecortado, como si fuera su primer beso, pero lo atraía de nuevo hacia mí, no sabía cuánto duraría esto y quería sentirlo todo el tiempo posible.

Se fue volviendo más osado y sus manos, penetraron dentro de mi camisa y empezó a acariciar mi espalda, haciendo que se me erizara el vello, yo no me pude resistir, y baje mis manos a su culo, y lo apreté, uffff que maravilla, llevaba toda lo noche mirándolo y ahora por fin lo tenía fuertemente entre mis manos, era firme y duro, dio un pequeño respingo, pero no se separo, sino que me beso con más pasión.

Lo junte más contra mí, y nuestros paquetes se apretaron uno contra otro, ambos estaban duros como una piedra, ojala no existiera la ropa que los separaba. Sentía sus latidos en ese pecho ancho y fuerte. Habría deseado ir a algún sitio para pasar con el toda la noche, toda la vida.

Qué gran verdad es que cuando más a gusto estas, las cosas pasan más rápido, pensé que llevábamos segundos besándonos.

-          Romeooooos ♫

Nos giramos a la vez, allí estaba Oscar mirándonos y sonriendo, upssss, nos habíamos olvidados totalmente de él.

-          Son ya las 6, van a cerrar, y habrá que ir para casa.

No, es imposible, no podemos llevar tanto rato besándonos, pero si, Dani estaba tan sorprendido como yo. Llevaba los labios rojos de tanto besarnos, yo creo que similar, por el escozor que sentía.

Salimos los tres de allí. Yo estaba exultante, Dani, estaba… bueno el pobre estaba durmiéndose.

Logramos coger un taxi, en el que Dani se quedo dormido al momento. Llegamos a casa de Oscar, acostamos a Dani en la habitación donde dormía, no había nada que me hubiera gustado más que poder dormir con él, pero no era cuestión de crear situaciones incomodas con el padre de Oscar.

Yo fui al cuarto que me habían preparado y Oscar se quedo un rato conmigo me hizo contarle todo lo que había pasado. De la misma manera le pedí que me contara lo de ese chico, me lo conto, le veía contento, solo esperaba que no se diera luego mal o se arrepintiera, algo muy típico de él.

Oscar se fue y yo aun me quede un rato despierto, después de lo de Dani, necesitaba hacerme una paja de manera urgente, recordando los fuertes músculos de Dani, su firme culo, y sus caricias en mi piel.

Cuando termine, me quede un rato pensando en la cama, mientras los primeros rayos de Sol entraban por la ventana, me di cuenta que no le había contado todo a Oscar, no le conté aun que en realidad, estaba enamorado de Dani, ¿Por qué?, pues porque a pesar de lo que había pasado, aun tenía muchas reservas, Dani, no había dado ninguna muestra de que lo que paso fuera más que un simple rollo, aunque claro yo tampoco.