Bachiller XXII - Yo tengo la culpa

Todo se ha derrumbado, y la culpa y el dolor pesan como losas. Aunque claro algunos disfrutan de la ruina de los demás.

Siento haber tardado un poco con esta parte, pero entre el trabajo y que esta parte era algo complicada, pues no quedaba más remedio, por eso la parte anterior intente no dejarla en tensión.

Esta parte digamos que el personaje más importante es Dani y sabremos mucho más de su actuación estos días.

Los siguientes capítulos, digamos que son dos que van unidos, así que no publicare el primero hasta que los dos estén pulidos y no haga esperar uno al otro, lo siento, pero cuento con vuestra comprensión.

Y como siempre daros las gracias a todos, vuestras lecturas valoraciones y comentarios significan mucho para mí.


Daniel

Creo que nunca, en toda mi vida me había sentido tan terriblemente mal, estoy deprimido, hundido, la culpa me carcome, y para rematar tengo que poner buena cara, algo que hace que un sabor amargo suba desde el estomago. Soy un monstruo.

No puedo ver a Oscar sin que la culpa me retuerza el estomago, no puedo mirar a Alberto sin sentir ganas de llorar, ver los esfuerzos de Germán, por intentar suavizar las cosas entre ellos, e intentar animarme a mí, hace que me sienta como el mayor mierda del mundo.

Las cosas no tienen pintas de mejorar, Alberto ignora completamente a Oscar, la rabia que muestra no me la podía imaginar en él, no puedo describir lo mal que me sentí cuando me hablo por primera vez del tema, pero yo se que Alberto no es capaz de odiar mucho tiempo, en realidad lo ignora por dolor, le duele ver a Oscar, oírle, se siente tan traicionado.

Oscar no está mejor, la indiferencia a Alberto le duele en el alma, lo veo tan frágil y tan deprimido, intento animarle y decirle que las cosas irán bien, pero soy optimista en exceso. Ambos me agradecen el hecho de ayudarles y estar con ello.

Jodeeer, si supiera que yo no soy más que otro traidor de mierda, pero ¿qué podía hacer? El maldito Isaac, me tenia totalmente subyugado, podía destrozarme la vida totalmente ¿Qué podía hacer?, yo no quiero, desearía poder alejarme de todos y de todo, pero de Isaac más que nadie, le tengo un miedo atroz, sobre todo a lo que aun me pueda obligar a hacer.

Hoy es lunes ya ha pasado más de una semana desde que Oscar y Alberto lo dejaron, pero a Isaac no le basta, ¿Qué coño pretende? me ha hecho quedar una hora más entrenando porque me ha dicho que estoy en una forma horrible, eso es cierto pero no me engaña, quiere hablar conmigo de sus maquinaciones y volverme a utilizar a su antojo

Estoy aquí en el vestuario esperando que llegue. Aparece con esa sonrisa de suficiencia, que siempre me dedica.

-          Bien, grandullón, lo has hecho todo muy muy bien.

-          No me felicites, no se te ocurra felicitarme por esta salvajada, esto es una mierda, me siento tan hijo puta como tú.

-          Jajajajaja, no me compares, yo les quiero hacer daño, y no me importa que lo sepan, pero tú, tú que eres su amigo del alma, eres mucho peor que yo, jajajajaja, nunca imagine que fueras tan desalmado.

Note la rabia arderme por todo el cuerpo, apreté los puños y los dientes, sin embargo lo que realmente sentía era dolor, por lo que había hecho, no podía negar que había verdad en sus palabras, pero no lo iba a aceptar así como así.

-          ¿Acaso tengo opción?

-          Jajajajaja, vaya tontería, todos tenemos opción, lo que pasa es que una de ellas nos resulta tan inaceptable, que directamente ni la contamos, pero allí esta para elegirla – me miro con esa sonrisa de suficiencia que me daba a la vez asco y miedo - pero no estés triste, el bomboncito de Alberto esta libre, todo para ti, lo tienes a tu alcance para cubrirlo de mimos.

-          ¡¿¡¿¡¿¡LIBREEE!?!?!?! Está destrozado, lo hemos destrozado, lo hemos hundido, ya no es ni él, somos unos verdaderos monstruos.

-          No seas melodramático, tú quisiste ayudarme.

-          Si, y me arrepentí, no sé en qué momento se me pudo ocurrir e intente pasar de esta mierda, pero tú, TUUU Y TUS TEJEMANEJES, TUUU Y TUS CHANTAJES.

-          Jajajajaja, pero si al final lo hiciste estupendo, ni que se te hubiera ocurrido a ti, elegir un fin de semana que no se tuviera Alberto, librarte de Germán, emborrachar a Oscar con la absenta, atraerlo hasta mí.

-          Todo eso fue idea tuya, yo… yo solo hice lo que me pediste, además no sabía lo que pretendías hacer.

-          No te voy a contar todos mis planes, no te iba a hablar de mi pequeña fiesta, ni la cámara, escondida en la estantería entre las toallas, eres demasiado tonto y los nervios te pueden, pero aun así lo has hecho muy bien.

-          ¡¡¡¡YO NO HECHO NADA!!!! todo esto fueron ideas tuyas

-          Bueno pues si no quieres colgarte las medallas dejémoslo en que eres un títere maravilloso.

-          Esto es una mierda, me estoy volviendo loco.

Me lleve las manos a la cara y no puede evitar empezar a llorar.

-          Venga, que ya lo peor ha pasado, disfruta del botín de los vencidos, que lo que queda por hacer es poca cosa.

-          BAAAASTA, no puedo más, no puedoooo, no quiero que mis amigos sufran mas por mi culpa, yo les quiero, ¿Cómo he podido hacer esto?, soy un monstruo, NOOO, no puedo mas no voy a seguir con esto.

-          Pues me temo que lo vas a tener que hacer amigo mío, tal vez si no te hubieras dedicado a dar besitos por los jardines con el rubito, no…

-           CALLATE

-          Jajajaja, aun no puedo creer la suerte que tuve, que conste que yo no me lo esperaba, yo iba tras Oscar y Alberto, y tu como no, estabas siempre allí como una mosca revoloteando, bueno no negare que pensaba abordarte cuando me di cuenta de lo de Albertito, pero besarte en medio de los jardines, vaya regalo, si es que hay que ser tonto.

-          ¡¡¡QUE TE CALLES!!!

-          SHHHH, no me grites y relájate o la cagaras ¿no querras que esa fotito, con el extraordinario beso, que te diste con el rubiales de Germán, acabe en todos los móviles del colegio?

-          ¡¡¡¡CABROOOON!!!!

La rabia estallo dentro de mí, embestí como un toro desbocado contra él, totalmente fuera de control. Ciertamente, yo soy más fuerte que Isaac, pero a pesar de mis apariencias, jamás me he peleado con nadie e Isaac es muchísimo mas hábil, me evito, agarro con rapidez mi brazo derecho, lo retorció para llevarlo a mi espalda y me empotro contra la pared, me quede atontado por el golpe.  Agarro mi mano izquierda contra la pared, mientras me estiraba el otro brazo a por la espalda, me hacia un daño terrible, no podía moverme, la rabia se había tornado en dolor y miedo.

-          ¿¿¿QUIERES QUE TE LO ROMPA??? ¿¿¿ESO QUIERES???  –gritó-

-          AUUUUUU, PARAAAAAA, me duele.

-          Y puedo hacer que duela mas, ¿eso quieres?, ¿¿¿ESO QUIERES???

-          NOOOOO, no, no, no

Aflojo un poco pero solo un poco, me seguía doliendo y no me soltó, yo estaba llorando, de dolor, miedo e impotencia.

-          A ver si dejamos las cosas claritas, aquí quien manda soy yo, entendido, si yo te digo que hagas algo lo haces y si te pasas un pelo, sabes lo que pasara, donde acabara la foto, ¿lo sabes? – estiro mas mi brazo -

-          AYYYY, Siii, lo sé – las lagrimas me caían por mis mejillas-

-          Y no solo allí, pueden llegar a muchos más sitios, como a tu encantadora familia en Madrid, o a tu bonito pueblo extremeño, uuuuu, que miedo, ¿¿¿ESO QUIERES???

Me volvió a estirar el brazo

-          AAAAAYYYYY, nooooo, no quiero eso, para por favooooor.

-          Sin contar tus queridos amigos uyuyuyuyuy, como se enteraran de la participación de su querido Daniel, en destrozar el amor de los tortolitos.

-          Basta…. bastaaaaaa, por favor….

Lloraba ya sin ningún tipo de control, las lágrimas mojaban la pared de azulejos donde estaba atrapado.  Isaac comenzó a aflojar el agarre de mi brazo en mi espalda, pero seguía sin soltarlo, tenía mis dos brazos agarrados, yo estaba totalmente hundido y derrotado, me había plegado completamente y él lo noto.

Se acerco mas a mí, pego a su pecho a mi espalda, y a pesar del miedo, el dolor, la culpa, sentí un cosquilleo por todo el cuerpo cuando acerco su boca a mi oído.

-          Shhhhhhhh, vamos tranquilo – dijo en un dulce susurro, no propio de Isaac –relájate. ¿Sabes una cosa? siempre me has parecido como un toro bravo, y te vendrá bien ser domado, ¿vas a estar tranquilito y te dejaras domar?

-          Siiii – dije entre sollozos -

-          Muy bien – empezó a besarme el cuello – tu relájate.

Cogió el brazo que tenía en mi espalda, lo elevo y junto con el otro, los apoyo los dos en la pared agarrándolos con una sola mano, es cierto que ahora podría haberme liberado, pero estaba totalmente derrotado. Comenzó a bajar su mano libre por la espalda hasta llegar a mi culo, empezó a dibujar círculos sobre mi pantalón de futbol. Sentía asco de que me tocara, pero a la vez me erizaba la piel, no podía evitarlo, siempre, siempre he sido increíblemente débil a las caricias, y en ese momento estaba más débil que nunca, pero intente resistirme con vehemencia.

-          Noo, noo, para, Isaac, paraaaa, por favor

Me revolví un poco, pero él rápidamente me agarró con más fuerza, con las dos manos, y pegándose completamente contra mi espalda, sentía su entrepierna apretando contra mi culo.

-          Ehhhhhh – seguía con sus susurros tranquilos – no, no, no ¿que habíamos dicho de las reglas?

-          Que tu….que tu…

-          ¿Yo qué?

-          Que tu marcas las reglas

-          ¿Vas a ser bueno? – empezó  a lamer mi oreja –

-          Si, seré bueno

Volvió a separar una de sus manos, bajo y agarro fuertemente mi culo, a pesar del asco y el odio que me causaba Isaac, me estaba excitando, nunca odie como en ese momento excitarme con tanta facilidad.

-          ¿Vas a dejarte hacer?

Metió su mano por mi pantalón y empezó a agarrar y acariciar mi culo.

-          Di ¿te vas a dejar hacer? -su dedo llego hasta mi ano.

-          Ahhh, sí, me dejare hacer, pero… no me hagas daño.

-          No te preocupes – me beso el cuello - esto es algo que se me da muy bien.

Me soltó, pero yo me había doblegado totalmente. Me bajo los pantalones, dejándome con el suspensorio, siguió besando mi nuca, mi cuello, mi oreja. Llevo una mano a mi paquete que ya se estaba poniendo duro, la otra se la llevo a su boca y se chupo un dedo, para luego dirigirse a mi ano.

-          Relájate grandullón, lo voy a hacer muy bien y te va a gustar.

Empezó a penetrarme con el dedo. Aunque no había tenido ninguna relación desde esa noche con Alberto, había jugado mucho con mi culo, me producía un gran placer, por lo que no me dolió, luego al moverlo empecé a sentir esa sensación que tanto me gustaba, pero mejor, ya que Isaac, sabía perfectamente donde tocar. Me saco el rabo, lo empezó a sobar y a masajear, paraba y me apretar ligeramente los huevos, haciéndome estremecer.

-          ¿Te gusta?

Me sentía asustado, humillado, y sometido, pero a la vez sentía mucho placer y estaba cada vez más caliente.

-          Sí, me gusta.

-          Sabía que era esto lo que te gustaba.

En un momento me quito la camiseta, y así empezó a besar mi espalda, acerco dos dedos a mi boca

-          ¿Quieres más?

-          Sí, quiero mas – estaba ya totalmente sometido y terriblemente caliente –

-          Pues chúpalos

Me metí sus dos dedos en la boca, y los ensalive, me los saco y empezó a meterlos en mi culo de nuevo, volvió a agarrarme la polla y a pajearla con más vigor, haciéndome sentir cada vez mas placer. Tras un rato, paró, gire mi cabeza para poder mirarlo, empezó a desnudarse, maldita sea, como alguien tan podrido por dentro podía ser tan rematadamente atractivo por fuera.

Volvió a pegarse a mí, notaba su pecho contra mi espalda, su polla entre los cachetes de mi culo, la notaba enorme y palpitante. Esta vez me giro la cabeza para besarme, eso no, estaría sometido y caliente pero me negué a besarle, por suerte él no insistió. Cuando agarro su rabo, y lo dirigió hacia la entrada de mi culo, tuve mi último momento de resistencia, provocado por su intento de besarme.

-          Isaac, por…favor, nooo… no lo hagas.

-          Pero grandote, si estas a punto de arder de lo caliente que estas – sus susurros y besos en el cuello me desarmaban -, tranquilo, te tratare bien, no sabes cuantas veces me he imaginado, penetrando este culito – me dio un buen azote – además no soy celoso, tu solo cierra los ojos y piensa que soy tu querido Alberto.

Empezó a penetrarme, dolía un poco, pero como prometió lo hacía despacio y con cuidado, aunque yo ya no sentía a Isaac, me imaginaba a Alberto, los recuerdes de su noche con él, pero no por excitarme más, cosa que era difícil, si no por el hecho de no pensar que era Isaac quien me daba ese placer.

Cuando estuvo toda dentro, Isaac empezó con un bombeo fuerte desde el principio, yo nunca había sentido tal placer, la vez anterior, como era la primera fue mucho más lento, muy a ciegas y contando como estaba Alberto y que fui yo quien lo llevo, muy torpe, pero esta follada, a esta velocidad, arrrffff, cada vez que me la metía hasta el fondo sentía como si me corriera. Quise bajar mi mano, para pajearme, pero Isaac me detuvo.

-          Nooo…. Voyyy…voy a hacerte…correr sin tocarte.

Y no iba desencaminado, enterraba su polla hasta el fondo de mi culo, movía sus caderas con ella dentro, y yo notaba que me iba a venir, hasta que retrocedía. Mi cabeza se iba bajando por la pared, hasta que me quede casi formando un ángulo de 90°. Isaac ya se había percatado de cómo me gustaba más, y me lo daba sin reservas, la sacaba del todo para hundirla de golpe, en ese momento me moría de placer, mi polla soltaba sin parar liquido pre seminal, colgando de ella un hilillo de cristal, que se renovaba continuamente.

Ya Isaac se canso de hacerme sufrir, agarro mis caderas, y empezó a follarme de manera furiosa, y aunque intentaba evitarlo no dejaba de gemir y jadear. Sin darme cuenta, el placer se empezó a incrementar al máximo, y sin ni siquiera tocarme, como él dijo, me empecé a correr, trallazos contra mi pecho, la pared y el suelo. Isaac no cambio un ápice de sus envestidas, sin parar de jadear con más fuerza cada vez.

Tras unos minutos se hundió hasta el fondo y note como regaba mis entrañas, la sensación de leche en mi interior era nueva, pero en absoluto me desagrado, al contrario, note que mi polla volvía crecer un poco. Isaac agotado se hincho sobre mi espalda y me dio besos. Saco su polla de dentro de mí, note como su leche se derramaba fuera de mí, resbalando por mis piernas. Yo no me había movido de mi posición, y él se acerco a mí oído.

-          Te ha gustado ¿ehhh? – llevo sus dedos y hurgo en mi culo aun abierto –

-          Siii…

Yo respiraba entrecortadamente aun, pero el calentón me bajaba y notaba como empezaba a ponerme rojo, Isaac me había follado y no había hecho nada para evitarlo, fuera por miedo, sumisión o calentura, me sentía avergonzado y terriblemente mal.

-          Pues quédate con el recuerdo, porque no creo que lo repitamos, esto ha sido más una curiosidad por mi parte que autentico deseo.

-          … - no entendí nada -

-          No creas que babeaba por ti como te dije, simplemente tenía curiosidad de probar tu culo y también de conocer mi grado de control sobre ti - muy típico de Isaac, lanzar la puñalada en el momento justo – Y ahora muévete, tenemos que pensar que vamos a hacer, esto aun no se ha acabado.

Eran las 10 de la noche, no había bajado a cenar, lo único que hice desde que volví, fue darme una ducha quería, quitarme el olor a Isaac de mi cuerpo, tras eso me quede en la cama hasta ahora. Estaba tumbado hecho un ovillo, recordando los sucesos de ese día, y el balance era realmente catastrófico.

Había disfrutado con la follada de Isaac, pero lejos de sentirme bien, me sentía sucio, humillado y traicionado por mí mismo, lo peor era el darme cuenta hasta que punto me tenía bajo su control. Maldito cabrón era una puta marioneta en sus manos, me ha podía obligar a hacer lo que quisiera, hasta follar conmigo si él quisiera, ¿hasta donde había llegado? ¿Cómo podía librarme de esto?, ¿¿¿Cómo??? Podría negarme, claro, pero me da tantísimo miedo las consecuencias, no solo el que se entere todo el colegio, si no que lo sepa mi familia, en mi pueblo. Esto es como una bola de nieve, con eso me obliga a hacer cosas deleznables que me lleva a que tenga más armas contra mí, esto es una pesadilla, UNA PUTAAAA PESADILLAAAA.

Puse mis manos en mi cara y llore, llore sin parar hasta quedarme dormido.

Alberto

Estas dos semanas las he pasado como en una especie de horrible limbo. Las clases pasaban una tras otra y yo era como un simple decorado, ni escuchaba, ni atendía, ni hacia los deberes, hasta suspendí un examen sorpresa, creo que no suspendía un examen desde hacía casi dos años, ni siquiera presentaba los trabajos de clase.

Cuando ocurrió… lo que ocurrió, Oscar y yo teníamos que presentar un trabajo para lengua, yo ni siquiera me preocupe por ello. Curiosamente lo aprobé, supongo que él lo haría y lo presento por los dos, pero por mí como si me ponían un cero. Recibí alguna que otra bronca de los profesores, debido a mi pasotismo de estos días, incluso me llegue a encarar con el profesor de economía, no me reconocía a mí mismo, estaba irritable continuamente, la verdad que no era una buena compañía en esos momentos.

En clase, todos mi esfuerzos se centraban en ignorar a Oscar, bueno en clase y en todo los sitios, se que se lo hacía pasar mal, pero jodeeeer, yo estaba hecho polvo, ya tenía bastante con lo mío para preocuparme de si Oscar estaba bien o mal, me dolía mirarlo, oírlo, hasta el hecho de sentir que él me mirara, porque recordaba lo que ocurrió, lo que me había hecho y como todo se había venido abajo por su culpa, y… y sin embargo, no podía evitar sentir preocupación por el.

Otra cosa donde tenía que hacer acopio de todo mi control, era cuando veía por el colegio a Isaac, debía controlarme, para no volver a engancharme con él, pero mi mente lógica, me decía ¿para qué?, dos veces nos habíamos pegado, dos veces que no había conseguido nada. Sé que en algún momento me las pagara, pero sinceramente, estoy muy deprimido para pensar ahora en eso.

Con los amigos la cosa era también complicada, Daniel y Germán sabían lo nuestro, pero Esteban y Alejandro no. Germán me comento que Oscar les había dicho que había metido la pata, que me había fallado en algo muy importante, y que por eso no quería saber nada de él, en el fondo era verdad. A mí no me importaba decirles la verdad pero, reconozco que son mas amigos de Oscar que míos, así que me calle, y corrobore su versión.

Quien más estaba conmigo era Daniel, lo agradecía pero… a veces era un poco incomodo, no por lo que paso hace ya medio año, la verdad que siempre se había comportado estupendamente en ese tema, no, no es por eso. Daniel fue el que me conto lo que paso esa noche, y no entiendo el terrible complejo de culpa que tiene, se la echa prácticamente sobre sus hombros, me pone nervioso, no puedo evitarlo, coño, si alguien tiene la culpa son Oscar e Isaac, no él.

A veces estoy también con Germán, aunque no tanto. Sinceramente es el que más me ayuda, es un chico muy listo, siempre tiene las palabras adecuadas, y cuando estoy con él mi cabeza se desembota  un poco, sin embargo, Germán pasa más tiempo con Oscar, normal, es su mejor amigo, y en el fondo, no puedo evitar estarle agradecido porque no lo deje solo.


Era el primer sábado de Diciembre y el primero que salía, no quería poner a mis amigos en la tesitura de elegir entre Oscar o yo, así que quede con mi hermana. No había salido, pero sí que había quedado con ella para tomar café  alguna tarde y contarle todo lo que había pasado, no se ocultarle nada, además me conoce mejor que nadie y me ayuda. Hoy estábamos tomando de nuevo un café en un bar del centro del pueblo.

-          Alberto, no puedes seguir así.

-          Te aseguro que no estoy por gusto, pero ahora mismo no puedo estar de otra manera.

-          Mentira hay una forma mejor, que te quitaría todo este dolor y mal cuerpo que acumulas, se llama perdonar.

-          No puedo perdonar su traición

-          Error, fue un error, una metedura de pata tamaño casa, pero Oscar no es malo, te quiere, y está muy arrepentido, lo vi el otro día, solo hay que mirar como esta, tiene narices que lo vea yo y no tu.

-          Tú no sentías por él lo que sentía yo, no te puedes hacer una idea lo que me duele cuando lo veo.

-          Mira Alberto, no eres ni la primera ni la última persona que pasa por esto y no se acaba el mundo, puedo imaginarme lo que estas sufriendo, pero creo que te estás torturando inútilmente, ya que el resultado al final será el mismo.

-          ¿Y cuál es?

-          Que lo perdonaras

-          No lo sé Estela, ahora cuando lo veo, solo siento rabia y…. y creo que lo odio.

-          Eso solo es el fruto del dolor, te conozco desde hace casi 18 años y el odio no va contigo, no puedes odiar mucho tiempo, al final siempre acabas razonando.

-          No lo sé, casi no me reconozco.

-          Pues yo si, a pesar de tu cara de muerto y la mala leche que tienes estos días, le perdonaras y por varias razones, primero todos cometemos errores, y yo sé lo que hace la absenta mejor que tu.

-          Calla por Dios, aun siento vergüenza ajena de ti y de esa chica en la fiesta en la playa, ¿cómo era? ¿Katherin?

-          Katya, pero eso no viene al caso, segundo, por lo que sé Isaac, es más malo que un cáncer, no solo por lo que me cuentas, es famoso en mi colegio entre las chicas, y no solo por lo guapo que es, cuando se empeña en algo lo consigue, así que es difícil salir airoso de él y aunque Oscar es buena gente, es un poco…

-          Es un imbécil

-          No diría eso, si no que es en exceso confiado e ingenuo. Y tercero y esta por sí sola es más que suficiente, quieres a Oscar con toda tu alma.

-          Ya no lo sé, de verdad

-          Si lo sabes, por eso sientes tanta rabia, porque lo quieres muchísimo, lo que pasa es que ahora mismo no lo ves.

Le pedí cambiar de tema y pedimos otro café

-          ¿Y qué tal llevas los exámenes? – me pregunto –

-          Sabes que mal, no tengo ganas de estudiar, el lunes por la tarde tengo que hablar con mi tutor.

-          Más vale que te ponga las pilas, sabes que el tío con las notas es muy exigente.

-          Lo sé, lo sé.

-          Además si las sacas muy mal, no podrás celebrar una buena Nochevieja

-          Claroooo, como tengo tantas ganas de fiesta.

-          Pues ve teniéndolas, esta Nochevieja vamos a desconectar y a pasarlo bien, he hablado con Cristian para que piense algo.

-          Estela, los planes de Cristian, son para temerlos.

-          No sé porque dices eso, a mi me gustan.

-          Eso es porque estas tan loca como él.


El lunes fue un poco diferente, a pesar de que mantenía mi indiferencia, las palabras de Estela no habían caído en saco roto, no pude evitar girarme un par de veces y mirar a Oscar. Tenía una cara tan triste, pero a su vez estaba tan guapo, sentí en mí un deseo de acercarme y abrazarle, pero a la vez no podía evitar sentir una rabia muy desagradable hacia él y las ganas de meterle un sopapo, por imbécil. Eso no me gustaba, así que decidí seguir como hasta ahora.

Por a las tardes tenía a las 5 reuniones con el Sr. Blasco, mi tutor. Este hombre me caía bien, era profesor de historia, mi asignatura favorita, siempre se me dio bien y me gusto, lo que hacía que de vez en cuando charláramos algo y esto me permitió tener una relación distendida con él y mas tras como me ayudo el año pasado tras la pelea con Isaac, además era una persona inteligente, la verdad es que sentía cierta admiración. Llegue y llame a la puerta.

-          ¿Puedo pasar?

-          Adelante Sr. Van Buren, siéntese por favor.

No era la primera vez que estaba allí, siempre me impresiono la cantidad de libros de su despacho. Me senté en la silla en frente de él. Oscar y yo lo habíamos hablado alguna vez, era de los pocos profesores atractivos del colegio. Tendría unos treinta y pocos, un pelo muy negro, bien peinado pero sin exagerar, unos ojos negros y profundos, piel muy blanca, sin apenas barba, nariz un poco respingona y labios carnosos, mas de una vez Oscar y yo habíamos comentado que tenía unos labios sensuales, también poseía un cuerpo musculoso, que se adivinaba bajo su traje.

-          Sr Van Buren, voy a ser directo, en el último mes su rendimiento ha caído de una forma alarmante, ha dejado algún trabajo sin presentar, y se ha mostrado, bastante irrespetuoso con alguno de sus profesores.

-          Lo siento – dije bajando la cabeza –

-          Quiero que sepa que ninguno de mis compañeros está descontento con usted, si no preocupado, usted ha sido un alumno modelo desde que llego aquí el año pasado, sentimos un gran aprecio por usted, por eso quería saber si tiene algún problema, en que podamos ayudarle.

-          Gracias, la verdad que no estoy en mi mejor momento, pero es algo que tengo que hacer yo solo, pero gracias Sr. Blasco.

-          Verá, entiendo eso, pero cuando un problema, empieza a afectar a los demás aspectos de la vida cotidiana, empieza a ser serio, y no es malo pedir ayuda.

-          Gracias, pero es muy complicado.

Se hizo un silencio, me miro inquisitivamente con sus ojos negros, la gente decía que eran fríos, pero a mí me parecían penetrantes.

-          Mire… Alberto, ¿le importa que le tutee?

-          En absoluto, lo prefiero.

-          No he podido evitar fijarme, que en el mismo momento, en que sus notas empezaron a bajar, las de otro alumno hicieron lo mismo, es también un buen alumno, no de su nivel, pero casi, sin embargo él, ya el año pasado tuvo algún comportamiento errático, aunque al final se recuperaba. Dime, hay alguna relación entre su descenso y el de este otro alumno.

En otras circunstancias, lo habría negado, pero por alguna razón el Sr Blasco me transmitía cierta confianza.

-          Algo tiene, pero no quiero hablar de ello.

Se levanto, y se coloco a mi lado, apoyado en la mesa.

-          Alberto, sé lo que es la adolescencia, es una de las mejores épocas y a la vez de las más difíciles, se tiende a sobredimensionarlo todo y convertir algo difícil en nuestro único mundo, pero ¿sabes? Esos no es así, las cosas se pasan y las heridas se curan, de una forma o de otra, con esto te quiero decir, que no permitas que tu pesar controle todos los aspectos de tu vida, y te lleve a una situación irreversible.

Se acerco y apoyo su mano en mi hombro, era una mano fuerte y generaba en mi una extraña sensación tranquilizadora, como de protección.

-          Eres un chico listo con un futuro brillante, así que no dejes que tu vida gire alrededor de tus problemas, porque estos al final se acaban solucionando, de hecho la solución muchas veces esta en frente de nuestras narices, y esa solución no es ni estarnos quietos, ni hundirnos.

No sé porque pero sus palabras habían logrado animarme.

-          Gracias, muchas gracias, Sr Blasco.

-          Ya que yo te tuteo puedes también tutearme.

-          Vale ehh…. – me puse un poco colorado – es que no sé cuál es su nombre.

-          Me llamo David

-          Pues muchas gracias David.

Se sentó ya en su silla, la reunión había terminado, y dispuse a irme

-          Y ahora Alberto – me detuve un segundo – quiero que no me decepciones, y que en estos exámenes demuestre lo que vales y en lo demás también.

-          Lo hare.

Salí extrañamente animado, que en mis actuales circunstancias era mucho, llegue a mi habitación y me puse a estudiar.

Daniel

Este sábado era el último del trimestre, el jueves que viene empezaban las vacaciones de navidad, aun quedaba un examen, pero era ingles y lo llevaba bien a diferencia de todos los anteriores. Así que decidimos salir un rato a Sahú.

Durante todo este tiempo, Alberto se había negado en salir con nosotros, para que no hubiera tensiones, o no salía o se iba con su hermana, pero ya que era el último fin de semana le convencimos para salir. Él vendría conmigo, Esteban y Alex, y Germán se iría con Oscar.

Últimamente Alberto parecía haber mejorado un poco, cuando se mentaba a Oscar, Alberto ya no mostraba la furia de antes, pero insistía en no hablar de ello, por otra parte me fije más de una vez que se lo quedaba mirando, y su mirada no era tan dura en esos momentos, ya… ya no destilaba odio, era más la mirada de Alberto. O lo estaba olvidando o lo estaba perdonando, no lo sé. Germán dominaba más ese tema y era él, quien le hacía saber a Oscar justo lo que necesitaba saber, de forma que se animara, pero que en ningún caso que se hiciera ilusiones, la cosa seguía estando mal.

Yo por mi parte era otro cantar. Lo que había hecho y lo que aun tendría que hacer, me carcomía por dentro, intentaba en mi mente culpar de todo a Isaac, pero no me engañaba, yo era tan culpable o más, fuera por miedo, fuera por cobardía, lo era. La única persona que me lograba animar era Germán, no sé cómo explicarlo, era una persona tan segura y fuerte, que me transmitía esa seguridad, y no escatimaba en ayudarme, aunque claro en cuanto dejaba de estar con él, volvía a mi estado de pesar y remordimientos.

Pero esta noche así, con Alberto de fiesta, viendo su semblante pesaroso, me sentía la peor mierda del mundo, y encima teniendo que poner buena cara, porque ya que había sido tan… tan, ufff ya no se qué palabra usar para describirme, por lo menos ayudar en lo que pudiera. Estuvimos en un pub y luego en DONA, Esteban y Alex estaban muy ocupados con un grupo de chicas del Petronila así que me quede solo con Alberto

-          Bueno pues al final, no te han ido tan mal los exámenes – le dije-

-          No, al final no, me puse las pilas, queda ingles y creo que ira bien.

-          Creo que ese es el único en el que sacare buena nota

-           Al año que viene te ayudo a estudiar, te lo prometo.

Con todas las cosas que bullían en mi cabeza, había suspendido más de la mitad de las asignaturas.

-          Gracias la verdad es que lo necesito, soy el más torpe que conozco.

-          No digas tonterías al final siempre apruebas, lo que pasa es que se te atrancan los estudios, y este trimestre ha sido muy malo para todos.

-          Puede ser, pero aun así compara, mira que notazas sacas tu, Alex a sacado 3 sobresalientes y Germán 6 sobresalientes el cabrón, y Os…. ¿Os parece de verdad que no soy tonto?

Casi meto la pata, sabía que lo mejor era no nombrarlo.

-          ¿Que… que tal le ha ido a Oscar?

Vaya esto era un paso importante, en todo este tiempo no me había preguntado casi por él, por lo menos a mí.

-          Bien, ha aprobado todo aunque… aunque ha bajado mucho la media.

No contesto, pero note como bajaba la mirada.

-          Oye Daniel, yo estoy cansado, creo que me iré para la habitación.

-          Vale, yo también la verdad es que no tengo ganas de nada.

Llegamos a la puerta de su habitación, yo iba a irme ya cuando dijo:

-          ¿Quieres entrar y nos tomamos una última cerveza?

-          ¿Tiene?

-          Si, las pase hace unos días, la verdad que últimamente, tomo demasiadas cervezas.

-          Vale, no es bueno beber solo.

Entramos, saco las cervezas, el se sentó en la cama y yo en la silla.

-          Oye Daniel ¿te puedo preguntar algo?

-          Claro que si

-          No sabes cómo os agradezco lo que me habéis ayudado estos días, tanto tú como Germán, es algo que jamás olvidare.

Me revolví inquieto, mi culpa nunca dejaba de pesarme, no merecía sus agradecimientos, me merecía que me escupiera y me echara de allí a patadas.

-          Pero al estar yo con mis penas – continuo- he pasado por alto que los demás también tienen los suyos, y… y… Daniel, tú ¿como estas?

-          Bueno, sigo pensando que tengo la culpa de todo lo que ha pasado, si yo no hubiera… si yo…

-          Eso lo sé Daniel, y sigo diciéndote que la culpa no es tuya, pero… yo quería preguntarte como estas… bueno de tu y … eso y …y yo

Pensé un momento la respuesta, sinceramente con toda la mierda que había surgido no me había parado a pensar detenidamente en el tema, pero cuando hable lo hice con total determinación y sinceridad.

-          Estoy mejor, la verdad que creo que estoy hasta bien.

-          ¿De verdad? – vi como una sonrisa se dibujaba en su cara.

-          Si, al principio lo pase, realmente mal, pero ya en el verano, me di cuenta de que tú eras de… me di cuenta de cuál era mi lugar.

-          Eso no es así, ojala yo pudiera sentir lo mismo por ti, tu no me habrías fallado.

Sentí un pequeño hormigueo, pero de culpa, la culpa me estaba matando, se estaba convirtiendo en algo difícil de soportar.

-          No digas eso, sabes que todos cometemos errores y soy un verdadero desastre Alberto.

-          ….

-          Le echas de menos ¿verdad?

-          Muchísimo, pero cada vez que lo veo, siento que todo lo bonito que había lo tiro a la basura, recuerdo lo que hizo y me lleno de rabia.

-          No fue culpa de él

-          Si lo fue, que otros también tuvieran culpa no quita la suya…. Nunca creí que pudiera llegar a guardarle rencor de esta manera a Oscar, no sé explicarlo, pero… no sé, si me lo hubiera contado, o si no hubiera sido con ese cabrón de Isaac, pues… jodeeeer, todo lo que luche por poder estar con Oscar y de repente, tantas cosas de golpe, me destrozaron toda la imagen que tenia de él.

-          Sabes… sabes que hubo, hubo cosas, bebimos mucho, fue mi culpa…

-          No Dani – vi una lagrima bajar por su mejilla, tuve que esforzarme para no llorar yo, me sentí tan mierda de nuevo - me lo contaste, el se quedo a hablar, tu no le pusiste una pistola en la cabeza, tendría que haberse dado cuenta, de que de Isaac no tramaba nada nuevo, parece que lo fuera buscando.

Me levante y me senté a su lado, pase su mano por su espalda y apoyo su cabeza en mi hombro

-          Ese es un pensamiento mezquino, que no te pega, Oscar es ingenuo, y cree lo mejor de las personas, gentuza como Isaac se aprovechan de ello.

-          Lo sé pero no sé si podre perdonarlo.

Puse mis manos en su cara y nos miramos.

-          Lo harás y volverás a ser el mismo de siempre, ese chico alegre y feliz.

Nuestros rostros estaban muy cerca

-          Gracias Daniel, te quiero un montón

-          Y yo a ti Alberto.

Le di un beso en la frente y estuvimos un rato abrazados. Nos acabamos las cervezas y yo me fui a mi habitación.

Si hubiera quería algo con Alberto, ese habría sido el momento perfecto, estaba vulnerable, pero no hice nada, no lo hice porque ya no sentía lo mismo, había atracción física, era inevitable no sentirse atraído por Alberto, pero lo que sentía por él hace siete meses se había esfumado en gran medida, casi sin darme cuenta, ya no había amor como antes, mis acciones, mi culpa, lo habían emponzoñado todo, habían convertido algo bonito, en algo maldito, hasta acabar ahogándolo. De todas formas creo que aunque lo siguiera amando tampoco habría hecho nada, ya he causado daño más que suficiente.

Pero la verdad que el darme cuenta de que mi amor por Alberto se había esfumado, me quitaba un peso de encima, me sentía mejor, con fuerzas para enfrentarnos a mis otros problemas, si ahora Germán estuviera dándome una de sus charlas, hasta me vería capaz de enfrentarme a Isaac.

Oscar

Última semana de clase, no veo el momento para poder salir de aquí, y poder intentar olvidar un poco todo, este mes lo recordare durante mucho tiempo, como uno de los peores de mi vida, y encima por mi culpa, lo he pasado fatal y me lo merezco totalmente.

Desde que ocurrió lo que ocurrió, Alberto no ha vuelto a dirigirme la palabra, excepto cuando me dijo que no volviera a tocarle. Yo por mi parte he intentado varias veces hablar con él, pero me ignora, bueno, como hace todo el tiempo.

Su indiferencia me era destructiva, yo no podía hacer lo mismo, me quedaba mirándole en clase, esperando cruzarme con sus ojos, los echaba tanto de menos, sus ojos, su sonrisa, sus besos, sus abrazos, lo añoraban todos los poros de mi cuerpo. Hasta el último de ellos.

Si no llega a ser por Dani y por Germán, me habría vuelto loco.

Dani pasaba tiempo conmigo, pero estaba mucho mas con Alberto, para ayudarle, sabía que lo estaba pasando mal. El que me ha ayudado sin reservas a sido Germán, se puede decir que era mi nexo de unión con Alberto, bueno quiero decir que era el que me explicaba mas como estaban las cosas, mientras que Dani… creo que trataba de pintar las cosas mejor a como están en realidad. Además a Germán le debo absolutamente haber aprobado el trimestre,  porque había caído en picado, hasta el Sr Blasco se reunió conmigo para preguntarme que me pasaba, y si podía ayudarme. El Sr. Blasco me cae bien, pero no quise contarle nada, aunque le prometí esforzarme en los exámenes. Logre aprobar todo, pero solo saque un sobresaliente, mi padre no va a estar contento, eso sin contar que no le he contado aun lo de Alberto, ufffff, no sé cómo se lo tomara, lo apreciaba bastante.

Una tarde de esta última semana de clase había ido a pasear por los jardines, hacía un frío atroz pero quería pasear, me senté en el banco donde por primera vez me di cuenta que me empezaba a gustar Alberto, hace ya más de un año, me quede allí pensando en que ocurriría, si las cosas sé arreglarían o si lo había perdido para siempre.

Había pasado un mes ya y Alberto seguía sin hablarme, la primera semana, estaba tan en shock que no me planteaba nada, las dos siguientes pensé que lo mejor era dar tiempo al tiempo, la receta de Germán y esperar a que Alberto se desenfadara, pero ya había pasado un mes y la idea de que se había acabado para siempre se pasaba cada vez más por mi mente.

No sé cuánto tiempo estuve allí, estaba empezando a anochecer cuando aparecieron Germán y Dani. Se sentaron a ambos lado y Germán paso su mano por mis hombros.

-          Venga Oscar, no te desanimes, ya hemos acabado los exámenes y llegan las vacaciones – me decía Germán –

-          No creas que se plantean tan bien

-          Hombre te apetecerá ver a tu padre, y además con tu familia te lo pasas muy bien en Nochevieja, que siempre me lo has dicho.

-          Lo que más me apetece, salir en Nochevieja, ¿sabes que había hablado con Alberto de hacer algo juntos en Nochevieja?

-          Bueno, pues harás algo con nosotros, si quieres, Dani y yo hemos hablado y podríamos ir a celebrar la Nochevieja contigo si te parece bien, así no estarás solo.

Me quede sorprendido, tener a Germán y a Dani, la verdad que me animaría. Aunque tenía ganas de las vacaciones para alejarme de todo lo de Alberto, por lo demás se planteaban como una mierda.

-          ¿Pero no las celebráis en familia?

-          Que va, mi familia es pequeña, los dos últimos años, fue mas una cena de negocios con el bufete de mi madre que una Nochevieja. Te juro que si se lo dijera a mi padre se vendría también – dijo Germán-

-          Y los míos se van al pueblo, mis hermanas van a su bola, y mi pueblo en invierno está muerto.

-          Chicos no sabéis como os lo agradezco, me gustaría que vinierais, no creo que mi padre me de problemas, pero lo de salir… no sé, había imaginado que la celebraría con Alberto, además te imaginas, lo incomodo que sería encontrármelo de fiesta.

-          Clarooooooo como vives en un pueblo en el que sois cuatro gatos, os cruzareis seguro.

-          Además no te lo vas a encontrar, se va a pasar el fin de año con sus amigos a Canarias.

Fue como un mazazo, vi como Germán lanzaba una mirada asesina a Dani, y este bajaba la vista y se encogía. Así que Alberto se iba a las Canarias de Nochevieja, eso solo quiere decir que esta mejor, me alegro por él, o eso me decía, porque no me alegraba nada, ¿cómo podía el irse tan contento, y yo estar tan hecho mierda?

-          Bueno, entonces ¿te parece bien que vayamos?

-          Cla…claro, mañana mismo hablare con mi padre.

-          Genial, pues creare un grupo de whatsapp, para los tres y hablamos durante las Navidades.


El jueves ya era la última hora de clase, solo había que acabarla, volver a la habitación, coger la maleta y para casa. El Sr Blasco nos dio ya el boletín de notas, pufff ya verás cuando lo vea mi padre, nos deseo feliz de navidad y ya nos podíamos por fin ir.

Recogí rápido, pero cuando me levante tenía a Alberto de pie, delante mío, mirándome, note como me temblaba todo el cuerpo, sus ojos verdes mirándome, como los extrañaba, era su mirada, la mirada de Alberto, tal vez no fuera dulce, pero no estaba cargada de odio.

-          Oscar… espero que pases buenas fiestas.

-          Ehhh lo mismo

-          Hasta luego

Pero qué clase de respuesta de mierda es esta, es lo primero que me habla en un mes ¿y solo se me ocurre “ehhh lo mismo”?

-          Albertoooo

Fui corriendo hacia él antes de que saliera, le abrace por las espalda, no había nadie en clase, pero creo que si hubiera estado llena habría hecho lo mismo, dándome igual quien mirara.

-          Alberto por favor no te vayas así

Aaaaa, volver a abrazar el cuerpo de Alberto, no me separaría de él jamás, notaba su fuerte espalda contra mi pecho y su olor a perfume.

-          Perdóname Alberto, por favor perdóname, no sabes cómo siento lo que hice, lo siento, hare lo que me pidas para resarcirme, pero perdóname, no puedo vivir sin ti.

Apoyaba, mi cabeza en su hombro,  lleve mis brazos hasta  su pecho, se sentía tan fuerte como siempre. Notaba el calor que desprendía y su respiración. Alberto cogió mis manos con las suyas… y empezó a separarlas de él.

-          Oscar… yo – note como su voz se estaba quebrando – yo no sé si puedo perdonarte.

Y sin girarse salió de la clase, yo me quede allí, me senté un momento en una silla mientras una lágrima caía por mi mejilla, la ultima del trimestre.